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2009

Malta´s Experience

Alberto Portela
Easy School of English
01/01/2009
Introducción

Todo empieza sobre la misma fecha, algunas historias comienzan a partir del 19 de
Septiembre, otras el 12, incluso alguna que otra comienza el 5.

El punto de salida, nuestras ciudades, ya sea Sevilla, Badajoz, Cáceres, Elche, Jerez, Cádiz,
Dolores, Madrid…

Todos nos dirigíamos hacía el mismo lugar: MALTA, pero para ello hay que coger un avioncito
“pallí “(homenaje a los pacenses), y ese avión salía desde Madrid. El día de la salida es raro, tú
llegas al aeropuerto solo o acompañado, buscas un hueco por donde puedas y te acoplas. Ves
a gente que está en la misma situación y la pregunta que pasa por nuestras cabezas es clara:
“¿Irán para Malta? ¿Irán a mi misma escuela? ¿Vivirán cerca de mí?”. Asimismo
inconscientemente vas forjando ideas, opiniones, impresiones sobre las personas que por
aquellos lares vas encontrando.

La espera es larga, pero todo llega: facturas, embarcas, vuelas y llegas a esa isla, donde la ropa
de abrigo que llevabas, ya sobra.

En el aeropuerto, creo que todos los lectores aludidos de este escrito, sufrimos la espera de
Ángelo, allí fue donde encontramos a nuestros primeros compañeros cuando empezamos a
escuchar el nombre “¡Ángelo! ¡Ángelo!”. Total, como la mierda a las moscas, empezamos a ir
donde sonaba ese nombre, y por fin, con retraso, aparece.

Las primeras palabras en inglés llegan a nuestros oídos y las primeras caras de “qué coño ta
diciendo” también. Recibimos los primeros consejos de un ser onomatopéyico, que si lo
mirabas bien, parecía una mujer china.

Se dispusieron a llevarnos a nuestros apartamentos. En nuestro caso, como el día 19 éramos


un grupo grande, nos llevaron a nuestro hogar en dos coches, uno lo llevaba Miliqui Ángelo, y
otro lo llevaba una persona, y “la china”.
Llegamos a nuestra calle, después de habernos sorprendido por la conducción similar a
Inglaterra y por de vez en cuando imaginar a niños de 4 años conduciendo al estar al lado del
conductor en el sentido opuesto a como ocurre en España. Mantenido el primer contacto con
los que serían nuestros compañeros en aquel vehículo, llegamos al hogar que nos tenían
asignado. En Gohan Street (creo que así se llamaba) estaban Javi, Ale, y Chaves
(posteriormente llegarían David y Lorena, y más tarde aun Amanda y Lucia), en Sir Luigi
Camilleri Capricorn Court estábamos Javi, Pepe, Alberto y el aquí redactante; más abajo de
nuestra calle se encontraban los niñ@s de Elche Dani, Chole, Rosalía, Lore, Lydi y Esther.

Hay que recalcar que hablo a partir del día 19, pero ya había gente por allí como es el caso de
Inma, Rocío y Jesús ( en el 5º), Marta y Reyes (en el 2º) y Óscar y Montaño( al lado del Tower).

El primer día se hace extraño, no sabes muy bien qué hacer, así que vas a lo fácil, haces la
compra, duermes y por la noche estás un poco a la espera de a ver si surge algo. Como todos
íbamos acompañados o conocíamos a alguien, el primer día hubo que catar la isla, así que
hubo que salir de fiesta y primeras historias graciosas extravagantes empezaron a surgir.

A continuación empezaremos una especie de mini diario de lo que fue Malta para mí, anticipo
que cuando nombre a alguien por primera vez lo haré por nombre y apellidos, porque os lo
digo en serio, y rompiendo un poco la seriedad de este texto, sois como esos compañeros de
colegio que recuerdas con nombres y apellidos, esas típicas personas que nunca se olvidan.
Fuera a parte “mariconeos”, vamos allá.
Comienza la historia:

Alberto Manzanedo Escobar, alías “Manzanita”, tenía un amigo que ya llevaba una semana en
la isla, Francisco Javier Montaño, alías “Monti”. Monti nos hizo una visita y empezó a
contarnos su experiencia como si fuera perro viejo habitante de la isla, y nos invitó a salir de
marcha, cosa que ninguno de nuestro piso rechazó, ya sea Javier Capilla (Míster Cádiz), José
Luis Botana (Pepi), Alberto Portela (Porti) o “Manzanita”.

Hicimos botellón en el 5º piso, allí empezamos a forjar amistad Reyes Corpas (Queen), Inma
Valero (Bigotitos), Jesús Selma (Yisus), Oscar Cañadilla (decían que te parecías a Jesulín, ahora
entenderás muchas cosas…), Martita Pérez (tenía varios nicknames), Rocío Borrego, Monti,
Manzanita, Porti, Pepe y Javi.

Botellón, primera pirámide, y su correspondiente primera chispa gorda, así que había que
menear el esqueleto, por tanto había que ir dirección PACEVILLE. Para ello había que ir en Taxi,
ya que a esa hora no había bus y que mejor manera que ir 10 en un Taxi más el taxista (éramos
9 más una agregada de buen ver que trabaja en el Surfside cuyo nombre era Cristina).

Las personas en el taxi estaban distribuidas de la siguiente manera: dos al lado del conductor,
seis atrás y dos en el maletero. Como era lógico y racional, el taxi una vez empezó a subir
cuestas entre el ruido de su amortiguación prehistórica y el surco que hizo el escape en el
suelo, tras varias comprobaciones en el trayecto, tuvo que bajarnos, llevar a 5 y volver por
otros 5, tan solo por 1 euro por persona. Cabe recalcar que los 5 últimos nacieron otra vez, ya
que estuvimos a punto de morir colisionados en un cruce contra un bus.

De ese día poco más cabe recordar, lo que vino después fue algo típico, un poquito de Diablo,
y a dormir que el domingo seria otro día.

El domingo se planteaba como cualquier domingo de nuestras vidas cotidianas, resaca y la


marmota Pepi durmiendo para variar. Ese día nos reunimos con los chicos de Elche a la noche,
y el grupo poco a poco se fue ampliando. Ya éramos más, Daniel Casado (el líder), José Luis
López (Chole), Lorena Albaladejo (Rubia de Bote), Rosalía Muñoz (Rosi, Carolain), Lydia Juan
(enana) y Esther Cañadas.

Montamos por primera vez en bus, nuestra primera toma de contacto con ese medio arcaico
cuya amortiguación era igual a 0 e hicimos botellón en la playa de rocas de Paceville, y nos
dispusimos a salir a las discotecas de siempre. Otra chispa padre, baño de cerveza y cócteles
en la cabeza del aquí redactante, y la anécdota de la noche: en Havana, Daniel se pica con un
maltés a subirse y bailarse en una mesa, con la consecuencia de que el maltés se pega una
caída espectacular, y hace un corte mangas un tanto peculiar. Resultado del suceso: risas mil y
varias.

Otras cosas sucedieron aquella noche: dos seres onomatopéyicos se fueron a casa felices, un
gordo gigante dormilón que fue el centro de muchas fotos, gente quitándose ropa, y bailes y
risas varias.

Termina el domingo, nos llevan a casa Manuel y otro taxista jovencito, los cuales en el trayecto
sufren soplidos, que le tiren papelitos, música alta, y gritos. A dormir, que el lunes será otro
día.

La verdad que se empezó fuerte en Malta, dos días y ya había anécdotas importantes que
contar. A partir de ahora, como mi memoria ha ido siendo debilitada por el alcohol, y malas
comidas, empezaré a escribir de una forma más resumida nombrando aquellas cosas que bajo
mi punto de vista merecen una mayor atención, aunque chicos, con ustedes, cualquier
momento del viaje merece la pena☺.

El lunes fue un día, el cual se podría denominar de “tranqui”, así que cenamos, unas cervecitas,
un leve intento de Esther de salir de fiesta (tabla de chupitos), y para casa que al día siguiente
comenzaba la escuela.

El martes en la escuela, hicimos el test y nos asignaron a nuestras clases con nuestras teachers,
algunos en mayor nivel que otros, pero en definitivas cortitos cortitos de inglés.
Como se avergonzaban de nosotros nos llevaron al edificio oculto, donde no había clases,
había zulos-sauna, para que allí pudiéramos desvariar sin asustar a nadie.

Las clases eran las siguientes:

- Clase de tontos: David González (Gustón), Lorena Descalzo (Lore), Alejandro cintas
(Ale), Patricia Marín (Letuce, gogo), Porti, Esther, Dani y Chole. Teacher: María
Micallef (olorcito a sobaquito).

- Clase de menos tontos: Rosi, Rubia, Pepi, Capi, Javier Saavedra (Guarrón), Juan
Javier Chaves (Chaves), Manzanita. Teachers: Dorothy, Laura (Australiana cerdaca).

- Clase de listos: Lydia, y guiris.


Después de la asignación de las clases, algunos fuimos a almorzar a la escuela a la fiesta de
bienvenida, lo que sería una costumbre para los lunes venideros. Tras almorzar, si así se le
puede llamar, llegamos a casa, y posteriormente a la playita.

Llevábamos pocos días y a comenzábamos a establecer una rutina, íbamos a la escuela,


después, bien íbamos a realizar una excursión, o bien para casa y la playita, eso sí, mientras el
tiempo lo permitiera, porque vaya tiempo que hizo la primera semana…. ¡horrible! Y por la
noche como buenos jóvenes con el hígado entrenado, botellón, y Diablo, Plush, Havana o
Koyote.

A medida que fueron pasando los días, el grupo se hizo más grande, se unieron los 2 Chicos de
Badajoz, Javier Saavedra ( Guarrón), Alejandro Cintas (Letuce), el de Cáceres, Juan Javier
Chaves (Chaves) y los primos de Badajoz, que al principio todos creímos que eran novios,
Lorena Descalzo (Doña Herminia) y David González Barroso ( El Gustón).

La cosa empezaba a funcionar como una buena familia, el estar todo el día juntos, te unía con
las personas de una forma espectacular, y como en todas las mejores familias, siempre hay
algún pique propio de la convivencia. En mi caso protagonicé un par de ellos con el gran
“Manzanita”, uno por chulería de ambos, otro por poner un lagarto en su pecho e inmortalizar
dicha instantánea.

Tengo que recordar que el primer martes llegó también a tierras maltesas Silvia, la hermana de
Lorena (la rubia), y que creo que fue un pilar importante para conocer parte de tierras
maltesas, ya que quizás sin ella, nos hubiéramos quedado sin ver ciertas cosas.

He de decir en mi contra o en mi favor, juzgue usted, que he perdido la línea de lo que en su


momento parecía un diario, la cual, creo que si la siguiese, convertiría este texto para
melancolizar y reír, en algo monótono, rutinario, “and very boring”, así que bueno, como decía
antes, la rutina en cierto modo, se empezó a adueñar de nuestra estancia, pero gracias a todos
ustedes, fue una rutina agradable.

En la primera semana apenas se hicieron excursiones, solo parte de la gente realizó algunas y
gracias a Silvia. Se visitó Mdina (o Medina para nosotros), los templos de Hagar Qim (muchas
piedras aparentemente ordenadas que en su día formaron un templo), el Blue Grotto, visita
nocturna arquitectónica a los locales de Paceville, y tour nocturno por la ciudad en la “Taxi
party”.
El primer Sábado de nuestra estancia, como celebración de nuestro primer aniversario
semanal en la diminuta Malta, decidimos ir a Comino. Para llegar problemas varios, primero un
minibus (el cual no se pagó) vino solo por la mitad de la gente, teniendo la otra mitad que
coger un bus hasta el puerto donde teníamos que salir. Una vez todos reunidos por fin
partimos hacia Comino y Cominotto en el ferry. Al llegar todos flipamos, la transparencia del
agua, la arena blanca, y el color que adquiría ese paraje natural era increíble, la putada, que
tuvimos que acoplarnos en unas rocas.

Una vez establecidos, fuímonos nadando a conocer aquello, por sus cuevas, aguas, y rodeando
sus rocas, alguno llevaba un snorkel, el cual, Dani alquiló, pero que en realidad fue una compra
oculta.

Que estuviéramos todos juntos era bastante difícil, así que bueno un grupo guiado por un
amigo de los chicos de Elche, nos llevo hasta un pequeño acantilado donde poder saltar. Desde
abajo no parecía muy alto, pero una vez subidos y dispuestos a saltar, la cosa cambiaba, y la
verdad acojonaba….

Pronto nos la jugamos y saltamos, la experiencia era increíble. Al poco empezaron a animarse
casi todos, incluso Rocío, quien merece una mención especial, por ese culazo que metió que
nos preocupó a todos, pero que una vez salió con vida, provocó risas varias. Después de estar
más o menos una horita saltando, y tras haber escuchado a Óscar pegar esos gritos que no
podría definir, volvimos a nuestro “meeting point”, y empezamos a restregar la experiencia
sucedida minutos antes a aquellos que no estaban presentes.

Una hora más tarde a las 18:00 nos montamos en el ferry de vuelta, que nos dio unas vueltas
sobre las islas antes de volver para Malta. Una vez llegado a casa, duchita y a salir sea dicho.

El fin de semana pasa sin mayores consecuencias, salvo lo típico, un poco de desfase, risas,
ciegos, pizza de 2 euros, taxi o bus, y dormir.
El segundo lunes de nuestra estancia decidimos ir a Dingli para ver los acantilados, cosa que
resultó imposible. Al salir de la escuela, nos reunimos en la fuente de la Sirenita casi todos, y
allí nos dispusimos a coger el numero 81. Tengo que señalar que éramos dos personas más en
el grupo, Amanda Bonilla (Desco) y Lucia López (Lucia).

Aquel autobús era un tanto peculiar, no tenia ventanas, y daba una sensación claustrofóbica y
de invernadero. Estando todos montados y estando de moda “the camarero´s song” en Malta,
nuestro queridísimo “Pepi” se arrancó a cantarla un poquito. Era divertido, todos le
seguíamos, todos le picábamos, y pronto a esa canción se le unió un aplauso a todo aquel
nuevo pasajero del bus, acompañado a veces de un insulto, y la canción de “Adiós con el
corazón” para todo aquel que abandonara el bus. Pepi no paró de cantar, tuvo durante el viaje
3 compañeras malteses, la ultima se resigno, mientras las dos anteriores empezaron a farfullar
como perros con sarna, siendo la primera que se situó al lado de Pepi, la cual en una parada se
bajó, le comentó algo al autobusero calvo, y este estacionó el Bus, se bajó y empezó a llamar
por teléfono.

Extrañados todos nos preguntábamos que estaría pasando, así que nuestra monitora de
excursiones Silvia decidió bajarse y preguntarle al autobusero. Todos como ovejas que somos,
la seguimos. El conductor decía estar llamando a la policía ante la cara de asombro de todos
nosotros. Una vez estábamos todos abajo, flipando por lo sucedido, el autobusero tiro una
“bomba de humo” y sin nadie esperárselo se monto en su bus, cerró las puertas (sí, aquellas
que no cierran nunca), e inicio su marcha. Algunos de nosotros tenían sus carpetas allí, incluso
alguno que otro creía haber dejado su mochila dentro, así que intentamos que parase, pero no
hacía caso, así que alguien tuvo la “brillante idea” de dar sendas patadas que abollaron la
chapa (Porti y Yisus), lo cual hizo al bus parar y dar marcha atrás. Cuando esto sucedió más de
la mitad había salido corriendo, pero por una razón inexplicable, algunos como Daniel, se
quedaron quietos.

Nadie se esperaba lo que pasaría a continuación, y es que el maldito calvo, se bajó con un
destornillador de autobuses, y salió en busca de carnaza fresca, siendo Dani el primero al que
se encontró, y con el destornillador en alza le amenazó. Dani, literalmente se acojono, menos
mal que el calvito se montó en su bus y siguió su ruta…

Momentos después, algunos reían de nerviosismo, otros flipaban por la adrenalina, otros
siguieron corriendo y nunca aparecieron (Yisus), y otros simplemente aun temblaban porque
creían haber visto peligrar su vida (Dani).

Sin más remedio, nos encontramos en medio de “quién sabe dónde”, hasta que encontramos
una parada de bus y emprendimos el camino de vuelta. Hay que decir que los acantilados de
Dingli nunca fueron observados por nuestros ojos, salvo para los ojos de Javi, Chaves y Ale.
Llevábamos semana y pico en Malta, y nos habían sucedido ya anécdotas varias dignas por el
recuerdo, más seguro algunas que surgirían, como una estafa que realizo un taxista a parte del
grupo en una salida nocturna, el cual nos grito, amenazo, y nos cobro más dinero del
acordado.

La gente empezaba a enfermar, el clima era bastante extraño, y el ritmo de vida de comida
mala, alcohol, y dormir poco, tampoco ayudaba en demasía, pero como campeones que
éramos aguantábamos a base de Ibuprofeno, Paracetamol, y más de lo mismo citado
anteriormente.

Nuestra guía turística Silvia, se fue el martes, así que lo que era realizar excursiones se hacía
más complicado, dada nuestra tremenda pereza. Esta semana era la última de la parte del
grupo, y como aun no habíamos ido a la Boat Party debido al clima, esta semana ya tocaba, así
que el Jueves hablamos con la escuela y decidimos ir, a pesar de que en internet se mostraba
que haría mal tiempo, pero como la empresa nos dijo que era información errónea, caímos
como palurdos.

El barco salió a las 7 de la tarde desde el puerto de Sliema, y todo marchaba bien hasta que
entramos.

Pagamos 20 euros y nos habían prometido barra libre de tinto, comida y buena música. Al
entrar lo primero que vimos fue la zona de bailar, cabrían a lo sumo unas 35 personas (en el
barco podría haber 200 personas). La siguiente gracia fue la barra para pedir, cuando vamos y
preguntamos por el tino, nos comentan que eso sería más tarde cuando estacionemos al lado
de Comino, y que las cervezas valían 3 euros.

Así que bueno como se quiere beber, se apoquina la pasta, se da una vuelta por el barco y te
estacionas con tus compañeros.

Una vez llegamos a Comino, sobre las 21:30, la gente empieza a bañarse entre las primeras
gotas de lluvia, y primeros rayos y truenos. Comemos un bocadillo bastante cutre y empiezan
a darnos ese vino peleón de un euro en el Mercadona, que entre “Hidalgos” y no “Hidalgos” se
bebe. Cuando estábamos más agusto, y con el alcohol empezábamos a olvidar el clavazo del
barco, empieza a apretar la lluvia, y el mar comienza a alborotarse. Como era de esperar el dj
corta la música entre insultos a los que le recriminaban que no lo hiciera y “Paul Newman”
guarda el vino. En un mar de dudas, los allí presentes sin saber que hacer empezamos a
disfrutar del meneíto que tenía el barco, hasta que nos dijeron que nos sentáramos y nos
hicieron sentir como negros en una patera. La situación era surrealista, el barco comenzó su
vuelta al puerto de Sliema, entre oleajes infernales que nos podían haber arrollado al mar y
nadie se hubiera enterado. Mientras tanto, vino no se servía hasta que el barco no estuviera
estabilizado (eso no pasaría), sin embargo, cerveza si se servía pero pagando. Comenzaron
entonces, las primeras recriminaciones, pero ellos se pasaban la pelota entre ellos, se lavaban
las manos. Yo, Alberto Portela, recuerdo la cara de mi compañero Manzanita, con la cara
blanca en la cocina del barco, mientras yo pedía más vino. Otros cuidaban a un melenas
enfermo, otros se dedicaban a grabar videos y retratar a la gente dentro del bar… otros hacían
amistades sentados en el suelo, en fin situaciones algo estrambóticas y carentes de sentido, si
no llega a ser por lo que había pasado.

A las 23:00 llegamos al puerto de Sliema, dos horas antes de lo previsto, cayendo una
tormenta de agua tremenda, habiendo peligrado nuestra vida y sin haber bebido vino, menos
mal que nuestro amigo Manzanedo dejó un regalito en el barco a base de tropezones. Nos
dejan allí, cayendo una tormenta que nunca vi, y a nuestra manera comenzamos el camino a
casa. Unos sin conciencia de que se puede caer malo, comienzan a bañarse en las fuentes
(Porti), y después comienzan a nadar en la calle, revolcarse, incluso pedir a unas vecinas que
eran desconocidas que inmortalizaran el momento (Manzanita y Porti).

Con las ropas mojadas no, lo siguiente, llegamos a casa nos despojamos de las prendas y
vamos a la ducha, recalcar aquí que alguno meo por el balcón (Porti).
Al día siguiente como era de esperar, algunos cayeron enfermos, y otros se iban para sus casas,
por tanto era su despedida. Ese viernes almorzamos todos juntos, firmamos las típicas
banderas y posteriormente fuimos al bingo, donde hubo algunos que ganaron y otros no
ganaron nada.

Por la noche nos despedimos después de realizar una pirámide gigante en casa de los chicos de
Elche, de Inma, Rocío y Jesús (el cual según lo escuchado tuvo una despedida un tanto
peculiar, ajam ajam). Previamente recalcar que Inma había disfrazado a Portela de travelo.
Después de una despedida de los compañeros en Paceville, y posterior en su piso, ya
empezamos a notar su ausencia, y el mismo Sábado noche, se iban más, Marta, Reyes,
Montaño y Óscar, los cuales con una cena, abrazos y sentimientos encontrados, nos
despedimos.
Era domingo, quedaba menos gente y lo notábamos, nos faltaba algo, una parte de nosotros
se había ido, aunque aun quedábamos unos pocos, esta semana sería la última, cosa que en
cierta parte nos entristecía pero también nos alegraba.

Nos levantamos temprano ese día y nos dispusimos a ir a Gozo, sin Pepi (porque andaba medio
depresivo) y Javi (que al igual que su amigo gaditano, también era muy dormilón). Camino a
Gozo, en el bus aquel día entró más gente de lo normal, pero ya era algo como cotidiano que
ocurriera, y nos encontramos con una carrera al parecer de triatlón, en la cual había algunos
participantes que realizaron gestos obscenos a la ayuda que le ofrecíamos desde el autobús.
En Gozo, teníamos miedo de que nos timaran como les ocurrió a otros compañeros, pero allí
encontramos al señor SAN PAOLO, y lo pongo en mayúsculas, porque era un tío grande. El por
6 euritos, nos llevo a la Azure Window y a la Fungus Rock, a la Ciutatela y a la Catedral, a la
Calypso Cave, a una playa un tanto rara, y de nuevo al ferry del cual habíamos salido. Destacar
que en el trayecto de vuelta, y ante el enorme atasco que había, Paolo, que los tiene
cuadrados, en su minibus cogió y se hizo un km en contramano, haciendo apartar a todo aquel
que se cruzara por medio, incluso la policía lo para, y le dice que siga… ¡Ole Paolo y su km en
contramano!.

La última semana había llegado, tan solo 5 días de clase, 5 días para terminar de desfasar y
disfrutar de la compañía.
Las clases para “tontos” como las llamábamos para algunos había sido muy divertidas,
habíamos hecho un magazine, habíamos bailado, cantado, hablado de temas graciosos y hecho
mil disparates, así que los días que habíamos asistido (se faltó alguno que otro), mereció la
pena, por el mero hecho de la diversión que allí acontecía.

A medida que iba pasando la semana, empezábamos a notar que todo terminaría pronto, que
21 días es más efímero de lo que parece, y que pronto no nos veríamos las caras. Era triste,
bastante, aunque también por una parte sabíamos que 21 días en aquella isla, te acababa
amargando, era difícil mantener el ritmo de vida que teníamos allí, ni lo aguantábamos
nosotros ni lo aguantaría la cartera. Por otra parte también echábamos de menos lo que
teníamos en casa, novias, familia, amigos…

En esta última semana algunos realizaron excursiones a la playa de Melieha y a Popeye Village,
el cual era un error entrar y pagar 12 euros por semejante estafa, y una excursión con la
escuela.
El jueves se iban David y Lorena, los primeros de nuestro turno que se iban, y ya afloraron las
primeras lágrimas por parte de algunos. Me contaron que en aquella despedida, pintaron a los
compañeros de piso de David y Lorena, un par de sujetos ilicitanos conocidos como Chole y
Dani, que por lo visto liaron el pitote bien gordo.

Esa semana en nuestro piso de Capricornio, sucedieron actos para la memoria, uno fue una
barricada de macetas, páginas amarillas, alfombras justo a la entrada de la escalera del piso,
también merece la pena recordar la reacción de Pepi al ver a un sujeto extraño en una
habitación, así como recordar que las vida de 4 personas corrieron peligro por culpa de Porti,
el cual, llegó con tal ciego, que como dice Alberto, al tener la cabeza como un escalextrix tenía
que hacer una de las suyas y así fue…

Porti llego un poco morado, y se le antojo hacerse unos noodles, esa comida de la cual nos
alimentamos que valía 30 céntimos, con tan mala pata que se quedo dormido, con el resultado
de un piso lleno de humo, una olla quemada, y unos noodles hecho cenizas…. Menos mal que
Pepi, Javi y Alberto se levantaron temprano y pudieron hacer frente a semejante problema.

El jueves decidimos ir a Marsaxlok, para ver algo más de lo poco que habíamos visto, y la
verdad no había mucho que ver, unos pocos de barcos igual pintados, la típica fotito y a comer
en algún restaurante de allí algo parecido a pescadito fresco, aun así, se echó un buen día.

Las noches se acababan, las anécdotas también se acabarían pero siempre quedarían las
típicas anécdotas para recordar y aquellas que no han tenido tanta importancia pero que nos
han alegrado la vida, como los insultos de los autobuseros al pedirle el cambio, la travelo
china, la travelo enseñando las tetas, la gogo Gorda, la otra gogo, que era pa darle un
sartenazo bien dado, el día que Dani en el autobús empezó a pasar lista, el día que Lidia se iba
cayendo al bajarse del autobús en marcha, la mirada de la cebra, del tuerto y de Judini, frases
como: “me pido a la gorda que a las 6 la quieren todos” y seguro que alguna que otra
anécdota que se me escapa.

El último día llegó, era un día especial, después de haber asistido a clase, y recogido los
diplomas, sabíamos que ya no nos veríamos más al día siguiente, así que tocaba pillarse un
poco de ciego y disfrutar todo lo que se pudiera. Entre despedidas con otras personas que
Vivian en la isla, algunas lágrimas de pena, sucedió la anécdota del día y que puede ser la del
viaje. Después de tonteo entre un alumno y la teacher del grupo una mijilla mas lista, un
alumno denominémosle “Guarrón”, se la llevo al huerto, y apareció por su casa por la mañana,
con el tiempo justo para hacer la maleta y esperar al maldito Ángelo.

Por la mañana, con el piso recogido, más o menos limpio, y aguantando a Pepi que estaba
ciego, y en calzoncillos por el balcón haciendo de las suyas, bajamos a esperar a Ángelo, ahí
estaban todos, algunos hablaban de una apuesta, otros callaban, esperando que todo pasara
lo más rápido posible, otros añoraban su casa y otros se entristecían y no quería que esto
acabara.

Ángelo por fin llegó, nos dio el dinero de la fianza, y nos montamos en un minibus, por
supuesto como es costumbre en Malta.
En ese minibus, fuimos los dos Javis, Alberto, Portela, Pepe, Alejandro y Chaves, y se quedaban
allí los chicos de Elche, Amanda y Lucia. La despedida como era de esperar fue triste, entre
lágrimas algunos, y tristeza otros, abandonamos aquella maldita isla, para coger un avión y
llegar a nuestras casas con la esperanza de encontrarnos todos en otra ocasión y poder
rememorar lo aquí escrito.

El viaje terminó, Zapatero solo nos pagó 21 días, que ojalá hubieran sido más en vuestra
compañía, sois increíbles, os lo puedo asegurar y en vuestro favor, tengo q decir que me fui
solo conociendo a una sola persona, y me he venido a España con más de 20 amigos. Gracias,
gracias y gracias por haber hecho Malta, un país diferente….
¡¡Y se dice, Ole, Ole y Olé por cada uno de ustedes!! Va por ustedes maestros:

Alberto Portela

Javier Capilla

José Luis Botana

Alberto Manzanedo

José Luis López


Daniel Casado

David González

Alejandro Cintas

Javier Saavedra

Juan Javier Chaves


Francisco Javier Montaño

Jesús Selma

Oscar Cañadilla

Y maestras:

Esther Tarí

Lorena Albaladejo
Lydia Juan

Rosalía Muñoz

Lorena Descalzo

Amanda Bonilla

Lucía López
Rocío Borrego

Inma Valero

Reyes Corpas

Marta Pérez

GRACIAS

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