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DOCUMENTOS PARA TRANQUILIZAR LAS ALMAS EN SUS DUDAS, recogidos delos Stos. mas iluminadoe especialmente de §.. Francisco de Sales. POR EL RMO. P. D. CARLOS JOSEQUADRUPAN1L BARNABITA. TRADUCIDOS DEL IDIOMA ITALIANO SOBRE EA SBDICION XXxIVe POR D. F.M. M. P. CON LICENCIA ———l @ ee ——— MALLORCA: INPREN. DE VILLALONGA 1830. BBB OOD'BSIBVOOE Es propiedad del Editor Estevan Trias, y se vende en su libreria frente la casa Consistorial n.° 36, BP OD PODT PRGOLOGO. Abamira &la verdad gue las @lmas devotas en quienes debiera encontrarseuna gran magnani- midad de espiritu junta con una santa alegria, se vean no pocas veces sumergidas en el mayor desaliento 9 afliccion. Siguiendo ellas,como efectivamente siguen, “da moral evangélica , es decir da filosofia mas sublime, que es da que verdaderamente ennoble- ce Jos espiritus, forma las almas grandes y esforzadas, y la uni- ca que puede hacernos probar la felicidad de que es susceptible eb honbre en este penoso destierros gcomo es que conservan no obs~ tante tantos temores, pusilani- midad y desconfianzas en medio de una moral tan sublime, divi- nay consolante? Esto proviene en gran parte denohaberla en- teramente conprendido bajo to« dos sus aspectos. La mayor par ~, 4 a te de los que 6 de palobra é por escrito se dedican &la instruc- cion de las almas al parecer po- nen mas su atencion en manifes tar la facilidad y los varios moa- dos con que se peca, que en de- clarar las circunstancias en que no hay pecado; y de aqui es que Jas almas devotas mucho mas propensas al temor que 4 la con- fianza , temen donde no hay mo- tivo alguno de temor. Se hace..pues indispensable manifestar dun tienpo mismo cuando se infringe la ley. y en gue circunstancias no se infrin- ge, 4 fin de que el cristiano poco Yimorato de conciencia conozca sus deberes, y el virtuoso no crea eqguivocadamente pecar donde en da realidad no hay pecado: y es- ze ultimo punio que es el mas ol- vidado, es sin duda el mas inpor- tante por dirigirse dla paz y tranquilidad interior de los ami~ gas de Dios. .. .. a 8 - Estas eran las reflecsiones det esclarecido Padre Quadrupans en sus cartas, en que daba los si- guientes documentos para la tranqguilidad de varias personas dlustres que se los pidieron.cuan - do en #795. predicaha la cua- resma en la iglesia-metropolita- na de Turin ante S. M.y Real familia. Estos documentos se dieron inmediatamente d la prensa por orden superior. El libri- to de oro que los contenia corrié rapidamente por toda la Italia, y se multiplicaron sus reinpr2- siones ex Roma, Florencia, Boe lonia, Génova, Milan y en mu-~ chas otras ciudades. En estos documentos que te presento, observards benevolo Lector, una maravillosa senci~ llez y claridad unida & la mas profunda y constante doctrina de los Pudres. La materia queda Givididaen numeros para mayor 6 clavidady precision, pero estos niimeros son como otros tantos eslabones estrechamente enlaza- dos que forman una sola y pro- ‘gresiva cadena. Me prometo de ti, Lector amigo, un agradeci~- miento igual al provecho que de ellos sacares. Vale. DOCUMENTOS ” PARA TRANQUILIZAR LAS ALMAS EN SUS DUDAS. LT 1, OBEDIENCIA. Lu obediencia, que en sentir ae los Padres debe ser ta direc« tora de toda prdctica virtuosa, ha de ser puesta al principio de todos los documentos; tenténdo« se presente lo que sigue: 1. Quien obedece al Sacer- dote del Sefior, no obedece 4 un honbre, sino al mismo Dios, que tiene dicho: Quien d voso- tros escucha , d mi me escucha. 2. Ningun obediente se ha 8 condenado: y ningun desobe- diente se salva. S. Felipe Neri. 3- Dice S. Bernardo, que quien sigue sus propias luces y temores contra los consejos de la obediencia, no necesita de demonio que le tiente, por- gue éste tal se sirve & si mismo ae demonio. 4. No debe temerse que el prudente director se engafie, 6 que no nos conozca, 6 que no nos hayamos suficientemente esplicado. Con estos temores quedaria eludida y suspensa to- da obediencia. Si tu director, alma cristiana, no te hubiera suficientemente conocido 6 en- tendido, 6 no te hubieses bas- tantemente esplicado, te habria hecho ulteriores preguntas. Por otra parte Dios ha prometido su asistencia y sus luces al que hace sus veces en Ja direccion de Jas almas; y esto debe bas- tar para que obedezcas con > prontitud . y sencillez como manda la sagrada Escritura. 5. Dios no nos manifiesta & Nosotros mismos el estado de nuestra alma; pero sf al que debe dirigirnos en su lugar. BAstenos pues saber por nues- tro sdbio director que camina- mos bien, y que se hallaen nosotros la misericordia y gra- cia de Jesucristo. En todo de- bemos obedecer, y mucho mas en esto, por manera que dice S. Juan de la Cruz: El no aquie- tarse con lo que dice et confesor, es soberbia y falta de fé. 6. El alma tiene obligaci- on de obedecer: Juego la tiene tanbien de despreciar los .va- nos temores de pecar en Jo que se le ha prescrito; y por lo mismo debe obrar con santa li- bertad. Os sarecerd, dice ¢. Buenaventura , que obrais co: ~ ira la conciencia, y lejos de . asi, obrais conforme Glu ck.. a2 Yo . éncia: os parecerd pecar, y en- tonces puntualmente es cuando atesorais grandes meritos. ‘ g. No basta practicar Ja obe- diencia con la obra esterior: es mesester tanbien practicarla con la voluntad y con el enten- dimiento , queriendo lo que la obediencia quiere, y creyendo lo que ella manda creer: pues que en lasuimision de la volin- tad y del entendimiento esté par- ticularmente cifrado el merito de la santa obediencia. 8. Tu obediencia debe ser sencilla, pronta, franca y uni- versal. t. Sencilla, porque no ‘debes discurrir; sf solo conten- tarte con esta ‘reflecsion: debo obedecer.2, Pronta, porque obe- decesal] mismo Dios. 3. Franca, “porque e] que obedece 4 Diosno puede errar; y por lo mismo debe desterrarse todo temor de obrar 6 haber obrado mal. 4. Universal, porque la obedien- rt cia se estiende 4 todo lo que no es pecado. El confesor y director depositariode tu obediencia sea cual debe ser; esto es lleno de . caridad, honbre virtuoso , doc~ to y prudente: y seria muy util leer sobre esto la introduccion 4 la vida devota de S. Francis« co-de Sales. (P. 1. ¢. 4.) 1 SOBRE LASTENTACIONES, 1. Si somos tentados, sefial es que Dios nos ama, dice el Espiritu santo. Los mas atnadoa de Dios han sido tanbien los mas tentados. Por cuanto cras accepto @ Dios, dijo el An- gel 4 Tobias, j/ué- neccesario que la tentacion te probase. 2. No pidas al Sefior te libre de la tentacion; pidele sf layra- cia de vencerla, y de hacersu 12 divina voluntad. El que rehusa el conbate , rehusa tanbien la corona. Pon tu confianza en: Dios, y Dios peleard en ti, contigo y por ti. 3- Las tentaciones vienen del demonio y del infierno, dice S. Francisco de Sales; pero 1a pena que en ellas se sufre vie- ne de Dios y del paraiso. Las madres son de Babilonia, pero las hijas son de Jerusalen. Des- tecia pues la tentacion, y a- braza la pena con que quiere Dios purificar tu alma para dar- — te despues la corona. 4. Deja soplar el viento, y no creas que el susurro de las hojas sea estrépito de armas. Es -constante que un padre infini- tamente amoroso como es Dios, no permite que sus hijos sean tentados sino para su propio merito y corona. . 5. Cuanto mas dura Ja ten- tacion, tanto mayor indicio es 18 de que no has consentido. Di- ce lindamente 8. Francisco de Sales: Si el demonio contintia gol peando 4 la puerta de vuestro co- razon, sefial es que no ha entra~ do aun. El enemigo no hace ese trépito de armas, ni bate la forta- leza que tiene ya conquistada. Si contintia el conbate; es una prueba evidente que continua tanhbien la resistencia. 6. Temes haber quedado vencida cuando eres vencedo- ta. Este temor nace de confun- dir el sentimiento con el con sentimiento, la imaginacion con la voluntad, el sentir la tenta- cion con el dar asenso 4 ella. La imaginacion ordinariamente no depende de nuestro querer. Es- taba S. Gerdénimo en el desier- to, y su fantasia le representa- ba 4 pesar de su resistencia. Jas damas romanas bailando: tenia _ frio el cuerpo por sus peniten- cias, y sentia no obstante en su 4 interior un molesto incendio causado por el fuego de la con- cupicencia. Padecia el Santo ea medio de estos fieros conbates, pero no pecaba: era afligido, pe- ro no resultaba culpado; antes al contrario cuanto-mas pade- cia, tanto mas acrecentaba sus meritos. 7. Decia 4 este propdsito 5. Antonio abad: veo pero no miro. Veo, por cuanto Ja fanta- sia representa aun aquello que No se quiere; pero no miro, por- que la voluntad no lo accepta, ni se complace en ello. El pe- cado , dice S. Agustin, de tal ‘modo es voluntario, que faltan- ‘do la voluntad no puede haber pecado. (1) 8. El deleyte de la parte sen- gitiva, y la fuerza de Ja fanta- s{a son algunas veces tan vehe- :mentes que al parecer Ilevan tras si el asenso de la voluntad, (1) De vera relig. c. 44. tee . 13 pero no es asi; la voluntad pa- dece, pero no consiente; es con- batida pero no vencida. Esta es la ley de la concupicencia de que habla S. Pablo, que con- tradice 4 la ley del espiritu: ha- ce sentirlo que no se quiere, pero no por esto se quiere lo que se siente. 9: Dios muchas veces te deja en Ja duda de si has 6 no consentido en la tentacion, 4 fin de que te atengas 4 cuanto te dice Ja obediencia. Por lo mismo cuando dice el director que no consientes 6 no has con- sentido, debes creer!e con teda firmeza, y estar tranquila sin temor de que no te haya enten- dido, 6 conocido bien, 6 que tii no te hayas esplicado ente- ramente. Estos temores son ar- dides del demonio para hacerte perder el mérito de Ja obedi- encia. Si se debiese atender 4 estos temores, se eludiria todo 16 acto de obediencia, como hee mos notado arriba, y no se mi~ raria 4 Dios en la persona del director. 1o. Para cometer un peca- do mortal se requieren tres co- gas: I. materia grave: 2. plena advertencia de parte del en- tendimiento: 3. plena delibe- racion de parte de la voluntad respecto 4 la mala accion t o- mision, 6 bien 4 su causa. Estas reflecsiones servirdn para tran- quilizar tu espiritu cuando so- brevenga temor de haber peca- do; porque en una alma que te- me 4 Dios, con mucha dificul- tad se reunen estas condiciones. Pero sobre todo Ja tranquilidad mas estable debe manar de la obediencia. 11. En las tentaciones con- tra la fé y la castidad, no te detengas en hacer directamente actos contrarios levanta si a- morosamente el corazon 4 Dios 17, sin hablar de la tentacion ni atin con el mismo Dios para no avivar-la idea de ella; ocuipate ef cosas esteriores, y prosigue haciendo lo que tengas entre manos sin turbarte ni contestar al enemigo como si no fueses tentada. De este modo conser- varés la paz del corazon, y el demonio se retirard confuso. 12. Aunque las tentaciones durasen toda la vida, no hay que turbarse; pues que esto no har4 mas que aumentar tus me- ritos: ten solamente cuidado de mantenerte firmeen despreciar las tentaciones y al tentador. 33. Advierten los mas doc- tos tedlogos y maestros de es- piritu que el despreciar la ten- tacion es un acto contrario de obra mucho mas eficéz que el de palabra. Lee con atencion el capitulo 3°. y 4°. de la parte tv. de la Filotea, que te dardoa mus cha luz y consuelo. 16 iI. ORACION. t. Debemos amar la medi tacion, y hacerla frecuentemen- te sobre la pasion de Jesucristo, sacando de ella principalmente humildad, paciencia y caridad. 2. Sien la meditacion u o- tros ejercicios esperimentamos aridez 6 sequedad de espiritu, no nos debemos turbar por esto, ni menos creer que Dios est4 in- dignado contra nosotros; pues que la oracion hecha con ari- dez por lo regular es la mas meritoria: es 4la verdad muy poco de nuestro gusto, pero lo es mucho del de Dios, por cuanto en esta se padece mas por su amor. Acordémonos que tanbien Jesucristo ord entre mortales agonias. 3- Si te pareciere alguna yez que en la iglesia 6 en la 19 otacion eres como una estatua 6 un candelero, piensa enton- ces que si Jas estatuas sirven de adorno en el palacio de los principes, y los candeleros so- bre el altar, tu tanbien 4 pesar de la insensibilidad , sirves de ‘grande adorno en la casa de Dios: y 4 mas de esto solo po-~ derse presentar Ante su Cria- dor, serd sienpre para la criatu- ra una grande honray felici- dad. 4. Sienpre que enel acto ‘de la oracion no das entrada advertida y maliciesamente & las distracciones, no te pares 4 ‘indagar su origen por no tur barte inutilmente: vengan de donde vinieren toma de ellas motivo de merito abandondn- dote en los brazos del Sefior. Preguntado cierto dia S. Fran- cisco de Sales como le iva en la oracion , contestd: no lo sabré Gecir , porque nunca me péro-8 “20 ecsaminarlo. Recibo tranquila- mente lo que el Sefior me en- bia:- si siento consuelos , beso la ‘mano derecha de su misericor- dia; si sequedad y distraccio- “mes adoro la izquierda de su justitia. Este es el método me- Jor, porque como dice el San- to, guien ama la oracion, de- -be amarla por amor de Dios, -‘y quien la ama por amor de Dios, no quiere ni mas ni-me- nos que lo que Dios quiere. ¥ lo que nos sucede, es efecti- vamente lo que su voluntad tiene determinado. 5. Es menester no perder de vista la siguiente instruc- cion de 8. Francisco de Sales: Seré buena oracion el mante- nerse en paz y tranquilidad en da presencia de Dios, sin otro deseo ni pretension que estar con él y conplacgrie. Y en otro lugar: No os hagais fuerza pa- ra hablar con vuestro amante 21 divino, porque efectivamente cou él hablais solo con mirarle y poneros 4 su presencta. 6. He aqui otro inportanti- simo documento denvestro Saa- -to: Muchos no hacen diferencia entre Dios, y el sentir en si & Dios, entre la fé y el vivo sen timiento de la fé, lo que esun grande defecto. Paréceles que ‘cuando no sienten en si & Dios, ya no estén & su presen- cia, » he aquiuna no pequefia #gnorancia, pues que puede suce« der muy bien que sufriendo al« guno el martirio por amor de Dios, no piense en aquel en- tonces en Dios sino en Ja pena que padece;y aunque no tenga el vivo sentimiento de la fé, no Geja por esto de merecer en Vvir- tud de su primera resolucion y de hacer un acto de perfecti- simo amor. Gran diferencia hay por cierto entre el estér & la presencia de Dios,y eb sentir. 22 esta misma presencia. Hasta aqui el Santo. 7. Las oraciones vocales -deben ser pocas, pero fervoro- sas. No es la mucha comida, sino la bien digerida la que dé vigor 4 la persona. Vale mas un Padre nuestro, 6un breve salmo rezado con tranquilidad y devocion, que muchas coro- nas y oficios rezados con pre- cipitacion y afan. . 8. Si cuando rezas oracio- nes vocales que no sean de obli- gacion, sientes que Dios te lla- ma 4 la meditacion, sigue el in- pulso; porque con esto hards un canbio muy ventajoso para ti y mucho mas grato 4 Dios. g. Es menester ir 4 la ora- cion con recogimiento y tran- guilidad, pero sin congoja: oye lo que escribeS. Francisco de Sales 4 una alma devota pero demasiado ansiosa. La grande énsia que muestras de hallar en 23 $a oracion algun objeto que con- suele tu espiritu, basta para tnpedir halles aquello mismo que buscas. Cuando una cosa se bus- ca con mucho ardor sucede pa- sar cien veces las manos y los ojos por encima de ella y no verla. De esta congoja vana é énutil no te puede resultar mas que un grande desfallecimiento de espiriiu, y de este una gran« de frialdad y tibieza en tu al~ ma. Asi el Santo. 10. No recargues jamas el espiritu con demasiada oracion ya sea vocal ya mental. Cuan- do el espiritu se siente con té- dio 6 cansancio, lo mejor es ha- biendo posibilidad para -ello, interranpir, 6 suspender la o- raciony distraerse un poco con alguna ocupacion 6 discurso, 6 con algun otro medio oportu- no. Este es un escelente docu- mento que dan santo Tomas y los mas ilustrados maestros d¢ 24 . espiritu, el cual-se debe obser- var constantemente. Del can- sancio de espiritu, como ensefia la esperiencia , resulta al alma enfado, frialdad y tibieza. (1) It. No repitas jamas las o- raciones, aunque parezca ha- berlas rezado con distraccion. No es facil de conprender 4 que angustias puede conducir esta costunbre, que prohibo absolutamente. Basta un deseo habitual de estar recogidos en la oracion; pues, segun S. Gre- gorio magno, Dios premia tanto el buen deseo como la obra, cuando el cunplimiento deella no depende de nuestra volun- tad. En estas involuntarias dis- tracciones Dios nos retira su presencia, pero no su amor. Santa Teresa en medio de sus distracciones y sequedad de es- — (1) S. Thom, 2,3, q. 83. ar. 14° in corpore, 25 piritu solia decir: si no hago o- racion, hago alomenos penilen~ cia. Pero yo aiiado; que s¢ ha- se penitencia y oracion; peni- tencia, por la pena que se es~ perimenta en el espiritu, y ora- cion por el deseo de hacerla. 12. No se deben tanpoco repetir las oraciones aunque se presenten pensamientos contra- rios 4 aquello mismo que se re- za 6 medita, 6 contra el mismo Dios: sigase tranquilamente co mo si. nada de esto sucediese, sin hacer caso alguno de los perros del infierno que pueden adrar, pero no morder. E/ de- monio, dice el grande Augusti- no, esun formidable gigante para el que le teme, y un nifio Gebil para el que le desprecia. 13. Aunque Se pase todo el tienpo de Ja oracion en apartar el entendimiento de las tenta- ciones y distracciones, sin po- der concebir un solo pensa- b 26 miento buen6; dice nuestro San- fo, que se ha hecho una ora- cion tanto mas meritoria cuan- to inas penosa; la cual nos hace semejantes 4 Jesucristo orando en el huerto y sobre el calva- rio. Acordaos que sienpre es mejor eb pan sin azucar, que el azucar sin pan; que debe- mos buscar al Dios de la con- solacion, y no la consolacion de Dios, y que para ser grandes en el reyno de los cielos es me- nester padecer en este mundo por Jesus y con Jesus. 14. Es igualmente necesa- tio saber que cuando se pres- cribe en la sagrada Escritura la oracion continua, no se en- tiende la oracion actual, la que es inposible continuarse por el honbre viador; pero sf, se en- tiende, el deseo de glorificar 4 Dios en todas nuestras accio- nes, coyo deseo debe ser per- manente en nosotros: por este 27 dice S. Agustin: Si tu deseo es Frecuente, frecuente cs tanbien tu oracion; si continuo el deseo, continua tanbien la oracion. (1) 15. Nosedeben tanpoco aban- donar las ocupaciones necesa- rias del propio estado para ha- cer oracion 4 nuestro arbitrio. Las ocupaciones y fatigas ane- jas 4 nuestro estado hacen las veces de oracion, ¢ nos obtie- nen las gracias de que necesi- tamos , y que se promieten 4 los que oran debidamente como ta- sefia Sto. Tomas. (2) Pues que es (:) Desiderium tuum oratio tua est, &F si continuum desiderium eontinua oratio:::: Quidguid aliud ages, si desideras , non intermittie orare. In Psalm. 37. (2) Si vero id quod petitur, est utile ad beatitudinem hominis :::: Meretur illud non solum orando, sea etiam alia bona opera faciendo, €P ideo indubitanter accipit quod pe= tit.5. Thom, 2.2.q.83art. 15.ad 9. $8 de mucho mayor merito es-tra- bajar por amor de Dios, que entretenerse pensando en Dios, como se hace en Ja-oracion. (1) * 16. Haz si frecuente- mente Jas oraciones ]lamadas Jaculatorias, que son unas as- Piraciones muy breves y como unos lanzamientos amorosos que conducen el alma 4 Dios. De ellas escribe S. Francisco de Sales, que suplen la falta de todas las demas oraciones, y que las demas oraciones no pueden suplir la falta de estas. 17. Las aspiraciones jacu- latorias se pueden usar en to- do lugar, tienpo y ocupacion; y 4 la manera que se toman los caramelos 6 tabletillas para en- dulzar la boca, y confortar el (1) Tota die laud:m tuam::::tota die Deum laudare quis durat? sug- geroremedium. Quidquid egerts be- ‘ne age, & laudasti Deum.S. Agus- tious in Psalm. 34. enarr. 3. 29 estémago, asi tanbien debemos usar frecuentemente las jacu-, latorias para recrear el espi- rita. 18. Los monges antiguos de que habla S. Agustin, no _podian hacer prolongadas cra- ‘ciones por cuanto debian ga- narse el sustento con su traba- jo diario; pero el uso frecuen- te de las jaculatorias suplia la falta de las demas oraciones, y podia muy bien decirse que continuamente oraban al mis- mo tienpo que trabajaban de continuo. . Ig.. Deseo vivamente que pongas toda la diligencia posi~ ble para adelantar cada dia en el uso de tan inportante y facil ejercicio, el cual seré. mucho mas util que tantas otras ora- ciones vocales, cuya multipli- cacion muchas veces sitve mas para disecar las fauces, que par ra ilustrar 6 avivar el espiritu. $6 . ‘ 20. Quiere Sta. Teresa que én la oracion se esté en una postura cémoda, 4 fin de que el entendimiento no se distrai- ga de la debida aplicacion 4 Jo que se medita y 4 Dios. No te canses pues en estar Jargo tien- po de rodillas; pues basta est4s postrada en espfritu 4la pre- sencia de Dios con la debida reverencia, confianza y amor IV. PENITENCIA. 1. Enseiia Santo Tom4s que son tres las partes de la peni- tencia, 4 saber: ayuno, oracion y limosna, ora sea esta corpo- tal, ora espiritual. No creas pues que no haces penitencia porque no maceras tal vez el ¢uerpo con asperezas; 6 porque no puedes hacer muchos ayu~ nos. Las otras dos: partes, es- st decir, la oracion y limosna pueden suplir este deber del cristiano. Por otra parte Ja ley de Dios y de la Iglesia que _prescriben e] ayuno,. nunca ja- mas han pretendidocon él poner enfermas las personas, ni tan- _ poco inpedirles cl cunplimien- to de los respectivos deberes de su estado. 2. El recibir con resigna- cion los trabajos, enfermeda- des, sequédagles y desgracias, es una penitencia tanto mas grata 4 Dios, cuanto menos de- pende de nuestra eleccion. Dos clases hay de virtudes, unas que consisten en el obrar, y las otras en el padecer: y estas ultimas son las mas apreciables y las menos peligrosas. En el obrar puede tener gran parte la naturaleza y la propia satisfac- cion; pero no tan facilmente ea el padecer, mayormente cuan- do 1a afliccion no proviene do 32—~CS . nuestra eleccion, sino directa- mente de Dios. ‘3. Ensefia S. Gerénimo que cuando el demonio no puede -retraer una alma de la virtuds “procura entonces inclinarla 4 rigores y penitencias estraordi- narias; de donde resulte quedar oprimido el espiritu y perdida Ja salud: yen este lazo han caido muchas almas virtuosas y santas. _ 4 Dice 4 es& proposito S. Francisco de Sates: Yo os ec- sorto d cuidar ‘vuesira salud por scr esta lavoluntad de Dios, y dconservar vuestras fuerzas para enplearlas en su servicio y cbsequio, siendo sienpre preferi- ble el que las fuerzasabunden que el que faiten,, por cuanto perdi- das una vez es muy dificil el reco- brarlas,,Dad pues al cuerpo a- quella cantidad de comida y he- bida que sea adecuada 4 ]acon- servacion de las fuerzasy salud. 8. Escriben Casiano y se Tom4s, que en una celebre conferencia que tuvo S. Anto- nio abad con los monjes mas ilustrados del Egipto, concluy6 que la virtud mas necesaria es Ja Discrecion, porque asi como Ja sal sazona todas las viandas, as{ tanbien Ia discrecion regu- Ja todas las virtudes. Muchos elvidando esta indispensable virtud en los ejercicios de pe- Nitencia y devocion ; en lugar de santificarse enfermaron, y abandondron despues el camino ‘de la perfeccjon creyendola inpracticable. 6. He aqui-una bella y jui- ‘ciosa refleccion de S. Agustin, que puede servir de guia segu~ ta: Nuestro cuerpo, dice, es tun pobre enfermo recomendade G la caridad del alma, de quien Gebe recibir la oportuna medi- sina. Cuantas son sus necesida- des, olras tantas im sus dolen~ 2 cias; el hanbre, ta sed, el cate sdncio son achaques del cuerpo @ los cuales ef alma conpasiva debe prestar socorro deatro los limites dela razon y sobriedad. El que esto hace, cunple con ua deber que le inpuso el mis- mo Criador. 7- De aqui se vé la falsedad de algunas macsimas que se leen en muchos libros asceti-~ cos, 4 saber: que poco inporta abreviar la vida por diez 6 quinze afios para salvar el] alma. A truegue de salvar el alma debemos si es necesario salir al encuentro 4 la_ misma muer- te: pero de este principio ge- neral, no sé puede deducir la facultad de poder elegir ua metodo arbitrario de peniten- cia que abrevie directamente la vida, pues poca diferencia v4 entre el guitarse la vida de goipe 6 muy lentamente. De la wida, de la salud, y de nues- tras fuerzas somos depositarios; no dueifios. 8. Los ejenplos de los san- tos que practicaron penitencias estraordinarias, son dignas de nuestra admiracion, no ejerci- cios que hayamos de imitar. Es menester, dice Sta. Juana Fran- cisca de Chantal, venerar, pe- ro no imitar todo lo que han hecho los santos; de Jo contra- rio deberiamos sepultarnos en la espantosa caverna de S. Juan Climaco: habitar sobre una ele- vada columna como los Esteli- tas: vivie por muchas semanas de Ja sola comunion sacramnen- tal con las Catalinas de Sena: no comer mas de una onza al dia como los Gonzagas. Que~ rer imitar & los santos en sus cosas estraordinarias es efecto no de una virtud arregl:da. si- no de un secreto orgullo 6 pree auncion. 35 Vv. CONFESION. t. Laconfesion es un sa- eramento de misericordia, y por lo mismo debemos acercar- nos 4 él con animo alegre y Jleno de confianza. Ensefia S. Francisco de Sales, que los que se confiesan cada ocho dias tienen bastante con un cuarto de hora de ecsamen, y un po- co menos para escitarse 4 do- Jor: y 4 los que se confiesan aun con mayor frecuencia, me- nos les basta: asi el Santo ha- blando de los casos ordinarios de dichas personas. 2. Aunque se nos olviden 6se callen algunas faltas en da confesion, quedan borradas. He aqui un escelente docu- mento del citado Santo: No hay que inquietarse cuando no nos acordamos de nuestras ful- Sas pore confesarlas, porque no es creible que una alma que ha- ce é menudo suecsamen,no Jo haga como debe para acordar- sede las faltas que son de in- portancia. Pues que no es mee nester ser tan nimios que que- ramos confesarnos hasta de las mas minimas inperfecciones y de los mas ligeros defectos. Una humillacion de espiritu, un suse piro es bastante para borrarlas. -No digas pues que tienes pe- cados ocultos de los cuales no te confiesas: esto es un ardid del demonio para inquietarte, 3. Ten por cierto que cuan- to mas ecsaminares la concien- cia tanto menos hallards. Por otra parte un prolongado ecsa- men Cansa el entendimiento y debilita el afecto. 4. Serd tanbien de mucha in- portancia para la practica, lasi- guiente iastruccion de 8. Fran cisco de Sales: Cuando no. se g8 conoce claramente haber dado. alguna especie de consentimien- to en los trasportes de colera, 6 de alguna otra tentacion, es bueno declararlo al confesor por modo Ge consulta da fin de ser instruido sobre la manera de conportarse, pero no por mo- do de confesion. Porque si di- ces me acuso que por dos dias he tenido fuertes movimicntos de colera, pero no he consenti- do,en lugar de decir tus defcc- tos dices tus virtudes. Mas cuando dudas si has cometido alguna falta, es necesario ecsa- minar seriamente si tiene fun- damento esta duda,y entonces dilo con sencillez: de lo contra- vio conviene callarlo aunque te cueste ttn pocn de pena. 5. Previene tanbien el San- to 4 su Filotea(.) no se con- tente con ciertas acusaciones Se LS eS (*) Part. 3. cap. ED wenerales que muchos hacen por costunbre, y que el llama superfluas, 4 saber: de no has ber amado 4 Dios y al projimo como debian, de no haber re- zado , 6 recibido los santos Sa- cramentos con aquella reveren- cia que convenia y cosas seme- jantes; porque diciendo esto no se acusa de cosa particular que pueda dar 4 entender al confesor el estado de la con- ciencia, pues que todos los san- tos del cielo y todos Jos honbres de Ja tierra pudieran decir lo mismo si se confesdran: sino que procure acusarse de los efectos particulares que en esto mismo hubiere cometido. 6. Nose olvide tanpoco la muy inportante advertencia del mismo S. Francisco de Sales: No estamos obligados 4 confe- sarnos de los pecados venialess pero si lo hacemos, es necesario 4¢@ con una voluniad firme de 40 a vmendartos de ellos, de ofre modo seria un abuso el confe- sarlos. 7- Quedate tranquila des- pues de la confesion: y se te prohibe absolutamente dar lu- gar 4 cualquier especie de te- mor por razon del ecsamen, dor Jor U otio motivo. Estos temo- res los escita el enemigo para amargar un Sacramento de con- suelo y amor. 8. Debemos arrepentirnos de los pecados, pero no tur- barnos: el arrepentimiento es efecto del amor de Dios, y la turbacion proviene de amor propio. Asi pues en el tienpo mismo que!loramos con sinceri- dad nuestros pecados, debemos dar gracias 4 Dios por haber inpedido por su misericordia cayesemos en otros mayores. Prometamos despues firmemen- te enmeudarnos, confiados tni- camente ea la divina bundad; 4t y aunque sucediese caer cien ve- ces al dia, debemos sienpre es- perar y prometer una verdade- ra enmienda. En un momento puede hacer Dios que las pie- dras se conviertanen verdade- ros hijos de Abrahan, esto es en gtandes santos: y él sin duda lo hard si confidremos constan- temente en su misericordia. g- El dolor de los pecados consiste en la determinacion de la voluntad que detesta las culpas pasadas, y no quiere cometerlas en adelante. De consiguiente para la verdade- ra contricion no son menester ni lagrimas, ni suspiros, ai sensibles conmociones: antes bien podemos tener una santa y justificante contricion en me- dio de la mayor aridez,que nos parecerda insensibilidad: no hay ues que entrar en temores so- re este punto. 10, No pongas el entendi- 42 miento como en tortura para escitarte 4 contricion ; pues que de esta demasiada fuerza mas bien resultaré turbacion y apretura de espirita, que con- tricion. Procura sf, poner el al- ma en una dulce paz,y cone tenpla tranquilamente la bon- dad, y amabilidad de Dios, los multiplicados beneficios que te ha dispensado, la ingratitud con que le has correspondido, y dile sincéra y amorosamente al Sefior, que te sabe mal ha- berle ofendido , que asistida de su gracia prometes no ofender- le mas, y hete aqui contrita. La contricion es un efecto del amor de Dios; y el amor obra sienpre con tranquilidad. 11. £] acto de contricion se hace en um momento, dice S. Francisco de Sales, esto es con dos rapidas ojeadas, una 4 nosotros mismos detestando el . pecado, la otra 4 Dios, prome~ 43 tiendo la enmienda y esperan- dola de su ayuda. Uno de los penitentes mas contritos faé David. y su con- tricion consistid en esta sola palabra: pequé, peccavis y con esta sola palabra quedé justifi- cado. 12. Dices que quisieras te- ner contricion, pero que no puedes conseguirlo. A esto res- ponde S. Francisco de Sales: Es un gran poder el poder que- rer: el deseo de la contricion manifiesta que ya la tienes. Ef fuego que estdé cubierto de ceni- za no Sé siente, no se vé, pero el fuego ecsiste. Querer sentir Ja contricion nace muchas veces de nuestro amor propio, que no se con- tenta con agradar 4 Dios: qui- siera tanbien conplacerse 4 sf mismo, y hallar en su ‘propia sensibilidad una prueba de sa bondad y virtud. 13. No te-deja Dios cono- cer tu contricion para propor- cionarte el merito, de la obe- diencia, que te dice vivas tran- quila. Crée pues con humildad,; obedece generosamente y ten- drds doblada corona. Los mag grandes santos creian tal vez no tener ni-contricion, ni amor; sin enbargo en medio. de sug tinieblas seguian la luz de la ‘obediencia con heroica sumi- sion. 14. No pienses carecer de contricion; 6 que te cofiesas mal porque reincides en Jas mismas faltas. Es menester ha- cer diferencia entre faltes y faltas; pues unas provienen de una voluntad maleada que ama el pecado; quiere todavia pe~ ear, y continuar en el pecado; y contra estas debemos enplear todas nuestras fuerzas 4 fin de . desterrarlas de nuestro cora- zon. Las otrag-aacen de sor- 43 presa, debilidad y miseria: y estas nos aconpafiardn toda la vida dé quiera que vayamos. Hay ciertus defectos, dice nues- tro Santo, que mucho serd et podernos ver libres de ellos un cuarto antes de morir. Y en 0o- tra parte afiade: Es menester sufrir no solo los defectos deb projimo, mas tanbien los nues- tros, y tolerar con paciencia el vernos todavia inperfectos. Busquemos la enmienda , pero con paz y sin congoja: porque no podemos ser angeles antes de tienpo. 15. Afiade sienpre en tus confesiones alguna 6 algunas culpas de la vida pasada, las que te causen mas pena; por ejenplo: me confieso de los pe- cados contra pureza, 6 de los édios 6 de las venganzas de la vida pasada. De este modo se. asegura mas la materia necesa- tia para el valor del sacramentov 45 16. Aleja de tf los temoreg de haber omitido algunos pe- cados en las confesiones genera- les 6 particulares, 6 de no ha- berlos declarado suficientemen- te. Mira como se esplica un cé- lebre tedlogo: La Iglesia, que es la intérprete de la voluntad de Jesucristo, requiere en nues- tras confesiones una integridad formal, no material: la prime- ra consiste en confesar todos los pecados de que nos acor- damos despues de un diligen- te ecsamen proporcionado al ac- tual estado de nuetra alma: la integridad material consiste en la material declaracion de to- dos los pecados que hemos cometido, su numero y cir- cunstancias sin omitir nada. La Iglesia ecsige la prime- ra, porque no supera nuestras fuerzas; pero no la segunda, sabiendo muy bien que por ma- cho que nos ecsaminemos, sien- 47 pre se nos escapa alguna cosa, 6 sobre los mismos pecados, 6 sobre el ntimero,6 sobre sus circunstancias. En suma no ec- sige de los fieles sino una de- claracion humilde y sincéra de todo lo que Jes viene 4 la me- moria despues de un diligente ecsamen ; deseando que la bue- na voluntad de los penitentes supla el involuntario defecto de la memoria. Hasta aqui el sabio tedlogo Jamin. 17. Tu has cunplido mas que suficientemente con la in- -tegridad formal , y por lo mis- mo arroja de ti todos los temo- res y dudas como verdaderas tentaciones. 18. Ten presente tanbien que cuando te pareciere no ha- ber hecho las diligencias opor- tunas; el prudente confesor ha suplido con sus preguntas; y sino ha preguntado mas, ha sido por haber ya bastantemen- 48 te conocido la cualidad de. tus. pecados, y el estadode tu al- ma, que es el fin de la acusa- cion sacramental. 19. De aqui conocerds el engafio de aquellos que quie- reo repetir las.confesiones ge- nerales por el temor de haber faltzdo al ecsamen, 6 4 la con- tricion, y la reprensible faci- lidad de.los confesores, que se lo permiten. Si se debiese dar lugar 4 semejante temor, ten- driamos que ocupar toda nues- tra vida en renovar las confe- siones generales, porque estos mismos temores podrian tener lugar aun en los mas grandes santos, y con esto la confe- sion vendria 4 ser un verdade- ro ectileo y tortura del alma, que es una proposicion here- tica contra Ja cual ha fulmi- nado terribles anatemas el sa- grado conciliode Trento. | 20. Es comun docrtrina de 4 los santos y tedlogos que cuan. do se ha hecho Ja contfesion ge- neral con uo animo sincéro y deseoso de enmendarse ; se de- be quedar con tranquilidad y po repetirla en manera alguna; el que obra de otro modo, trae & la memoria lo que se debe ol- vidar, y turba su espiritu en vez de tranquilizarle; pues co- mo agudamente dice S. Felipe Neri : Cuanto mas se barre, tan- to mas polvo se levanta. 21. Ayudaré tanbien 4 tran- -quilizar tu espiritu el comun dicho de los santos, que el te- mor del pecado deja de ser sa- ludable cuando es escesivo. © VI. COMUNION. 1. La frecuente comunion es el medio mas eficaz para unirse con Dios. El gue come c 50 mi carne, dice Jesucristo, vive en mi,y yoen él. 2. A este Sacramento llama S. Bernardo, ef amor de los a- mores. Desea pues participar 4 menudo de él para Ienarte de este divino amor. 3- Dos clases de personas, dice S. Francisco de Sales, de- ben comulgar 4 menudo: los perfectos para acercarse al ma- nantial de la perfeccion, y los inperfectos para conseguir la ‘perfeccion: los fuertes paraque- no se debiliten, y los débiles para hacerse fuertes: los enfer- mos pata verse sanos, y los sanos para no estar enfermos. Me dirds que siendo tu inper- fecta, debil y enferma no eres digna de comulgar 4 menudo; pero yo contestaré, que por lo mismo que eres tal, debes acer- carte frecuentemente 4 la sa- grada comunion para unirte mas estrechamente con el manantial §1 de la perfeccion, que debe ser tu fortaleza y medicina. Has- ta aqui el Santo. 4. Octipate un rato en la noche que precede 4 la comu- nion en ponderar con el mayor recogimiento el estraordinario favor que va 4 dispensarte el Seftor, y en dispertar en tu es- piritu un gran deseo y confian- za de ser santificada. 5. No pieases que comul- gas inutilmente porque te pare- ce que no adelantas en la vir- tud: cuando la comunion no produce otros efectos, ayuda sienpre para mantenerte en ek estado de gracia. Cada dia co-~ memos, y no por esto se au- mentan cada dia nuestras fuer- zas, pues de lo contrario ven- driamos 4 ser otros tantos San- sones: gy serd por esto inuitil la comida? no por cierto; pues que si no nos aumenta las fuer %as, Mos conserva almenos las §2 que tenemos. Aplica esto mis- mo 4 la comida del alma. 6. No creas tanpoco qué te hallas sin disposicion 6 que abusas del Sacramento porque estas fria, indiferente y como a- tontada al tienpo de recibirles son pruebas con que quiere Di- ‘os proporcionarte ocasiones de aumentar tus meritos. Aqui vie- nen bien las mismas respues< tas que he dado sobre las’ se- quedades en la oracion. Desea Jas mas fervorosas disposiciones de los santos; y ten presente lo que tengo dicho arriba con 5. Gregorio magno: que Dios ptemia igualmente el buen de seo y la obra. 7. Si dejas de comulgar con frecuencia porque no te con- 8ideras digna, nunca debieras comulgar, porque nunca jams Jo serds; pues solo Dios puede ser digno de recibir 4 Dios. Tanpoco deberias ir 4 la-igle- §3 sia, ni hacer oracion, porque el honbre miserable no es dig- no de entrar en la casa de Dios, ni de hablar con Dios, como se hace en la oracion. 8. No debemos pararnos eg Nuestra miseria, sino en la di- vina misericordia. Los convi- dados 4 la cena mistica, figura de la Eucaristfia, no fueron Jos nobles y ricos, sino los ciegos y cojos, que nos representaban 4 nosotros miserables. El que Jleva el vestido nupcial, sin- bolo dela gracia santificante, no es escluido de este convite. 9- El que se acerca 4 la comunion con el merito de la obediencia, Jleva una de las disposiciones mas gratas 4 Dios. 10. Cuando no pudieres co- mulgar sin ocasionar alguna ‘molestia 4 tus superiores, 6 sin faltar 4 los otros deberes ya sean de justicia, caridad. 6 de santa obediencia , coaténtate 54 dice nuestro Santo, con comul- gar espiritualmente; y entien- de que esta espiritual mortifi- cacion sera muy del gusto de Dios. Los santos del yermo no se santificaron con muchas co- muniones, sino con la fiel cor- respondencia al fin de su voca- cion. 5. Pablo primer hermita- fio, que vivid mas de un siglo, . solamente comulgd. dos veces; y sin enbargo cuan grande fué 4 los ofos de Dios! Por esto es que nuestro Santo nos da este bellisimo documento: 4 medi- @a que os hallareis inpedida de hacer el bien que descais, haced con otro tanto fervor el bien que no deseais, que esto os val- adré mucho mas. 8. Juan Bautis- ta estaba mas intimamente uni- do con el afecto 4 Jesus, que los apostoles;sin enbargo nov4 4 unirse persogalmente con él por no permitirselo su voca- cion: y este fué un acto de mortificacion el mas grande que se haya visto practicado de los santos. _ 11. No dejes la comunion 4 causa de las tentaciones que te conbaten. Dejarla por este motivo es ceder la batalla ga- nada al enemigo. Cuanto mas crecen los conbates tanto mas necesitamos de valor y de ar- mas; acércate pues con fran- queza 4 robustecez el espiritu con el manjar de los fuertes, ¥ saldrds victoriosa. 12. Guardate muy bien de frecuentar la comunion porque otros lo hacen: 4 esto llama nuestro Santo, imitacion vana y enbidiosa, ordinaria en las mugeres. Solo el amor 4 Jesu- cristo debe llevarnos 4 recf- hirle en la Eucaristia, ya que solo por el amor que nos tiene se digna él venir 4 nosotros. 13. Noconviene 4 todos la misma frecuencia de comupid- 56. nes; pues si bien debemos to- . dos tener un mismo fin, que es de unirnos con Dios, pero no por esto debemos todos va- lernos de los mismos medios, La sabia obediencia decide so- bre lo que conviene 4 cada uno. VII. SANTIFICACION DE LAS FIESTAS, - 1%. Todos los dias deben ser ordenados 4 glorificar 4 Dioss sin enbargo tiene el Sefior se- fialados algunos, en los cuales ecsige un culto especial ; y es- tos son cabalmente los dias fes- tivos. 2. Es menester pues san- tificarlos con obras mas fre- cuentes de caridad, con mi- sas, sacramentos, sermones y lecturas devotas. ; 3- No se debe pero cansar SP: él cuerpo, ni oprimir el espf- ritu con escesivas practicas de devocion; pues que aun en las cosas santas son reprensibles los escesos ; alJi termina la vir- tud donde comienza el esceso. Aqui puedes tanbien rememo- rar cuanto hemos dicho ha« blando de la oracion. 4. Es menester hacerse car- go que una visita de urbanidad, un divertido paseo, una ho-= nesta recreacion, siendo cosas que se pueden ordenar 4 Dios, y suponiendolas 4 é! ordena~ ‘das, sirven para santificar las fiestas. Igualmente las otras ac- ciones que ecsige la vida del honbre, como son comida, des- canso , suefio, no se oponen 4 las que prescribe en las fiestas la santidad del cristiano. 5. Digo esto para alivio de aquellos que neciamente se sfa~ nani para santificar los dias fes- tivos, que parece siguen mas Cc 2 58 las supersticiones farisaicas del antiguo sabado, que la santa li- bertad de espiritu que nos ha da- do Jesucristo en su evangelio. Evitemos los dos estremos ya de una demasiada disipacion, ya de una oracion escesivamente prolongada. 6. Si las circunstancias del estado no permiten asistir 4 la esplicacion de la doctrina cris- tiana; léase un rato todos los dias de fiesta el catecismo, pa- ra no olvidar Ias cosas de nues- tra sacrosanta religion. 7- Si ocurre el tener que viajar en algun dia festivo, 6 entretenerte.en alguna otra o- cupacion que sobreviniefe, n0 debes turbarte si con esto te ves inpedida para practicar co- modamente los actos de piedad que acostunbrabas. Procura u- sarlas aspiraciones jaculatoriass las que como tengo dicho su- plen en estus casos Ja falta de 59 todas Jas demas oraciones. 8. Advierte por ultimo: que aquellas personas que se ven o- bligadas 4 guardar la casa, te~ ner cuidado de sus hijos pe- quefios, 6 asistir 4 tos enfer- mos, pueden santificar las fies- tas sin oir misa, porque se ocu- pan en obras dictadas por la justicia y la caridad. En estos casos la ocupacion que’ por sf misma ya es buena y santa, y, que, como se supone; v4 tan- bien santificada por la pureza de intencion, por las jacuJa= torias &c, equivale, 6 aun pre- pondera 4 las muchas obras es teriores de religion. No hablo de los enfermos, cuya meritoria paciencia sans tifica todos los dias. 6o VIII. ESPERANZA CRISTIANA. 1. Bienaventorado el hon- bre que espera en Dios, dice el Espiritu Santo. La falta de esperanza ocasiona mengua en la virtud. 2. Acorddos sienpre de es- ta.gran macsima: Quien nada espera, nada consigue: quien po- co espera, poco consigue: guien todo lo espera, todo to consigue. 3- La misericordia de Dios es infinitamente mayor que to- dos los pecados del mundo. No nos paremos pues en nuestras miserias; subamos sf hasta el . trono de la divina misericordia. 4. Escucha 4 Sto. Tomés de Villanueva que nos dices De que temeis? El juez que de- biera condenaros es Jesucristo, gue ha muerto en una cruz pa- va libraros del infierno. 61 §. Nuestras flaquezas y pe- cados deben desagradarnos, pe ro no espantarnos hasta el puns te de hacernos perder el ani- mo. Cuando 8. Pedro dijo 4 Jesucristo que se retirase de porque era pecador, le con- testé su Magestad. que no te- miese , noli timere. Dice S. A= gustin que en Ja sagrada Escri- tura, la esperanza y el amor sienpre son preferidos al temor. 6. Nuestras miserias, como dice S. Francisco de Sales, for- man el trono de la divina mi- sericordia, porque si no hu- biese miserias de que conpa- decerse, ni pecados que per- donar, no tendria Dios sobre que ejercitar su divina miseri- cordia: y por esto es que Jesi- cristo dijo sin rodeos, habia ve- nido al mundo no para los jus- tos, sino para los pecadores. 7. Aunque noame el! Sefior nuestras faltas, ama pero nues- 62 tra persona. A una tierna ma» dre desagradan las flaquezas y eofermedades de su hijo; pe- ro ama al hijo, se conpadece de é] y le ayuda: y cuanto mas grave esla enfermedad del hi- jo, tanto mayor es el cuidado con que le asiste. 8. Tenemos, diceS. Pablo, wN anoroso Pontifice, que sabe conpadecerse de nuestras en- fermedades, y este es Jesucris- to nuestro hermano y mediador. 9- No te turbes sobre Ja verdad de tu predestinacion: esté en manos de Dios; y por lo mismo mas segura que si es- ‘ tuviese en las tuyas. to, Dice S. Francisco de ‘Sales que quien tiene demasia- do temor de condenarse, da 4 conocer que tiene mas necesi- dad de humildad y resigna- cion, que de reflecsiones.: 11. Poresto tentado S. Ber- nardo de desesperacion, rés= 63 pondié al demonio: Yo no me- rezco el paraiso; pero Jesucris« to le ha merecido por mi: éb no necesita de sus meritos 5 para mi los ha atesorado, y & mi me bos cede: yo me salvaré en él y por él. 12. Estiende los deseos 4 cosas grandes, y 4 grandes vir- tudes; porque como dice santa Teresa: Dios se agrada de las almas generosas sienpre que desconfien de si mismas. Pro- cura el deinonio hacer creer 4 las almas que es soberbia el te- ner altos deseos, y el querer imitar 4 los grandes santos. Cuidado no te dejes seducir de sus engaiios. Da mucho es- fuerzo el aspirar 4 cosas altass y por otra parte el demonio se rie de las almas irresolutas y pusilanimes. Hasta aqui la se- rafica santa Teresa. 64 IX. PRESENCIA DE DIOS. 1. La presencia de Dios es un medio prescrito por el mis- mo Dios 4 Abrahan paraalcan- zar la perfeccion. Es menester procurar esta santa presencia; ero con suavidad y sin vio- lencia 6 aprieto. El Dios de la paz quiere que todo se haga pacificamente, y por via de ‘amor. 2. Solo en el cielo pensaré- mos coutinuamente en Dios, pues que esto no es posible so- re la tierra. Las ocupaciones, las necesidades y: la imagina- cion nos distraen de aque] ob- jeto. No hay pues que enpefiar- se en querer ser, Angeles y bie- naventurados antes de tienpo. g- Se persuaden algunos que no estan 4 la presencia e Dios, porque no picasso ea 6s él: y en esto se equivocan; pues que si no piensan en Dios, o- bran por Dios en virtud de ha- berle ofrecido de antemano to- das sus operaciones: y es cons- tante que la obra es de mayor merito que el pensamiento. Su- cede muchas veces que cuando el medico 6 boticario preparan la medicina para el enfermo no piensanen él: sin enbargo por él trabajan y se afanan; y este trabajo sirve y agrada mas al enfermo que el que se piense en é]. Si mientras lees, estudias, comes, discurres no piensas en Dios; obras por Dios: esto base ta para quedarte tranquila y pa- ra merecer en todas las operacio- nes. S. Pablo no dice que co- mamos, que bebamos , que obre- mos con el pensamiento en Dios; sino'con intencion de glo- rificar y hacer la voluntad de Dios: y esto se verifica con el ofrecimiento hecho al principio 66 del dia, y con otros actos de religion. 4. Usa frecuentemente de las aspiraciones jaculatorias, de que hemos hablado tratando ela oracion; y estas sean or- -dinariamente de confianza y amor , pero sin violencia. §. Si se pasa notable tienpo sin acordate de Dios, 6 sin as- pirar 4 él: no te turbes pores- to; pues que el criado ha cun- plido fielmente con su deber, cuando ha hecho la voluntad de su amo, aunque entonces no haya pensado con él. Ten sienpre presente: que mas se aprecia la obra que el pensa- miento; y que el pensamiento es parala obra, y no la obra para el pensamiento. 62 x. HUMILDAD. 1. Pocos son los que ti¢= nen una idea ecsacta de la hu- mildad, por cuanto la confun- den con la pusilanimidad y cobardia. 2. Lahumildad consiste en atribuir 4 Dios lo que es de Dios, esto es todo el bien; ¥ en atribuirnos 4 nosotros lo que es nuestro, es decir todo el mal. 3. Asi como sacé Dios toe das las cosas de Ja nada; asi tanbien del conocimiento de nuestra nada y de nuestra mi- seria quiere sacar los funda- mentos de nuestro espiritual edificio. Por esto decia S. Bue- naventura: Como Dios sea eb todo; contento estoy de ser yo nada. 4. El verdadero humilde cuando cae en alguna falta, se arrepiente de ella con toda sin- ceridad ; pero nose turba, por- que no se admira de que la mi- seria sea miserable, ni de que la flaqueza sea'flaca, ni de que la enfermedad sea enferma: an- tes bien d4 gracias 4 Dios por no haber incurrido en otras eores. Por lo mismo Sta. Cata- ina de Génova cuande obser- vaba haber cafdo enalgun de- fecto, solia decir con mucha tranquilidad: yerba de mi huer- to. Este documento es de tanta inportancia que S. Francisco de Sales se esplica en estos ter- minos: Es menester sufrir nues- tras inperfecciones para adqui- rir la perfeccion: la humildad se nutre con este sufrimiento. 5. Algunos para ser humil- des no quieren reconocer en si mismos ningun bien 6 habili- dad. El conocimiento de los do- nes recibidos, dice Sto. Tomds, 69 produce agradecimiento para con el bienechor. Los jumentos y mulos muchas veces van car gados de oro y de preciosos aro- mas, y no por esto dejan de ser tan bestias como antes. El mayor numero de gracias reci- bidas no hace mas que aumen- tar la deuda en el que las re- cibis. 6. Naturalmente gustan mas las alabanzas que los vitupe- Trios, y en esto no hay pecado porque es la voz de nuestro inevitable apetito: basta el re- ferir las alabanzas, 4 quien se deben que es Dios, cuyos dones se alaban en nosotros. y por cuyo medio crecen mas auestras obligaciones para con él. . 7. El alma verdaderamente humilde es la mas generosa; pues cuanto mas desconfia de sf misma, tanto mas confia en el Sefior que le d& valor, escla- %0 mando con §. Pablo: 7odo fo puedo en aquel que me confor-~ ta. Por esta dice Sto. Tomas, que la humildad cristiana es el principio de la magnanimidad. El que se retira de las obras buenas 4 que le [lama el Sefior, or ser grandes y de mucho ncimiento; este tal no es hu- milde, sino pusilanime y des- confiado. La obediencia es el medio mas seguro para conocer los divinos lamamientos. - 8. Es muy laudable y tak vez necesario el manifestar los dones recibjdos de Dios, y et bien obrado con su_ gracia, cuando asi Jo ecsige la gloria " del Sefior , el bien dela Iglesia, y el provecho de las almas: y 4 este fin publicd 8S. Pablo sus revelaciones y sus tareas apose- tolicas. 7% XI. RESIGNACION. 1. Reconoce sienpre la vo luntad de Dios en todo lo que te acontezca. Toda la malicia de los honbres y aun del mismo demonio no puede hacer que te suceda cosa alguna que Dios no quiera: por esto afirma Je- sucristo que no se nos caerd un cabello de la cabeza sin la voluntad del Padre celestial. 2. Por tanto en las enfer- medades, en las tentaciones, en las injurias, en todo suceso recutre al divino beneplacito, diciendo con un corazon ren- dido y afectuoso: Fiat voluntas tua: haga de mi el Sefior lo que guste, del modo que guste y cuando guste. 3- Con esto las cosas difi- ciles y gravosas se hacen faci- les y Ileyaderas. Solia decir Sta. 72 Maria Magdalena de Pazis: 3No percibis cuunta dulzura encier- ra esta sola palabra, voLun- TAD DE bios? asi como el Jeiio mostrado 4 Moyses endulz6 las aguas amargas , asi tanbien ella endulza las cosas mas desabrir das. 4- Pero faltando esta luz y este ejercicio de fé, el traba- jo llega 4 ser insoportable; y poresto dice S. Felipe Neti: £n esta vida no hay purgato- rio: sino, 6 paraiso 6 infierno: porque quien sufre las tribu- laciones con paciencia tiene el paraiso anticipado;y el que no las sufre con resignacion tiene el infierno. 5. No solamente es Dios quien nos enbia la tribulacion, si que tanbien la ordena 4 nues- tro mayor bien. Aunque no gus- ta al enfermo la medicina; sia enbarzo se la prescribe el me- dico caritativo, porque sirve 73 pata curar su enfermedad. Mira pues como te sirve de motivo de queja lo mismo que debiera obligarte 4 dar gracias al Sefior. 6. La cruz, dice nuestro Sto., es la puerta real por don- de se entra en el tenplo de la santidad: y no hay otra por donde se pueda entrar. Vale mas un momento de cruz que gustar las delicias del paraiso. La bienaventuranza de los con- prensores consiste en gozar de Dios, y la de los viadores en padecer por amor de Dios; y por esto dice Jesucristo que son bienaventurados los que !lo- ran enel destierro., porque se- rén consolados en la patria. Bea- ti qui lugent. 7. He dicho. padecer por amor de Dios: porque segun discurre 5S. Agustin, nadie ama las cosas que padece como son las penas: ama sf el padecer, esto es ama la virtud de la pa- 74 ciencia, y el merito y fruto que de ella le resulta. Un deseo tranquilo y sumiso de vernos libres de lo que nos aflige, no se opone 4 la mas perfecta re- signacion; pues que esto es la voz de Ja naturaleza 4 la cual Ja gracia perficiona, pero no destruye. Hasta el mismo Jesu- cristo en el huerto de Getzema= ni, suplicé 4 su Padre eterno le dispensase de beber el caliz de su pasion. No se te pide pues que seas estoicamente indife- rente 6 insensible; pero sf que seas evangelicamente paciente y generosamente resignada. Es- to es lo que Ja razon ecsige del honbre, y la fé del cristiano. XII. PERFECCION CRISTIANA. _ 1. No esté obligado el cris- tiano a ser perfecto; pero si 4 aspirar 4 Ja perfeccion , esto es, 75 como lo declaran los santos, 4 trabajar y poner mucha diligen- cia para adelantarse en la vir- tud. No adelantar en el camino de la perfeccion es volver atrds. 2. El modo pues de adelan- tar en la virtud, y por consi- guiente de aspirar 4 la perfec- cion, no consiste en multipli- car oraciones, penitencias y o- tras obras de piedad. Fué gra- ciosa Ja respuesta de S. Fran- cisco de Sales 4 ciertas Reli- giosas , que habiendo ayunado en todo el afio tres veces 4 la semana, creian que para ade~ lantar en la perfeccion, les to- caba ayunar cuatroen el nuevo afio que comenzaban. Si para aspirar 4 la perfeccion, les di- ce el Santo, debeis ayunar cua- tro veces en el afio nuevo, por la misma razon en el aifio si- guiente debereis ayunar cinco veces, despues seis y siete y asi toda la semana..Y por el 76 mismo fin de adelantar en la perfeccion con el aumento de -ayunos, sera necesario ayunar progresivamente dos veces al dia, despues tres, cuatro, cin- -co, y la que viviere mucho de- berd ayunar sesenta, setenta y ochenta veces al dia. Lo que se ha dicho del ayuno, puede aplicarse 4 los demas ejercicios de piedad. 3. En lugar pues de mul- tiplicar la praticas de piedad, que muchas veces lejos de re- crear el espiritu, le oprimen; pon tu cuidado en hacer me- jot las diarias, esto es con mas tranquilidad de espiritu, con mayor afecto del corazon, con mayor pureza de intencion. ¥ en el caso de gue no pudieres comodamente hacer todas las practicas de devocion que acos- tunbras cada dia; redticelas 4 menor numero, 4 fin de poder- las hacer con mas tranquilidad, 7 El espfritu de la perfeccion,: dice S. Bernardo, no consiste en hacer muchas y grandes co- sas; sino en hacer las cosas co- munes y ordinarias, pero no or- dinariamente: communia face- re, sed non communiter. 4. Lo que mas inporta es cunplir con mayor perfeccion con los deberes propios de tu estado, en los cuales est4 cifra- da la mas sublime santidad.' Mand6 el Sefior en la creacion que todas las plantas produje- sen frutos, pero cada una segun BU genero: juxta genus suum. Toda planta mistica, figura del alma, debe producir frutos de santidad; pero cada una segun su genero, es decir, segun su estado. De diverso modo deben ser devotos y santos Elias en el desierto, y David sobre el tro- no: y las mismas prdcticas que santificaron 4 Samuel en el ten- plo, no pueden santificar 4 Josué 78 entre las armas: advertencia muy interesante para aquel que estando en el siglo quisiese ha- cer vida de monge; y morando en palacio vivir como ua her- mitafio. Los frutos considera- dos en si mismos son muy bue- NOs ; pero no todos propios pa- ra_todas las plantas. . § Uno soloes el fin de la erfeccion, esto es el amor de ios ; pero los caminos que 4 él nes conducen son diversos. Has- ta los mismos santos siguiéron en muchas cosas diverso cami- no. A S. Benito nunca se le vid reir: y S, Francisco de Sales or el contrario reia con los vends , y manifestaba un es- iritu de santa alegria y jovia- fidad. S. Hilarion tenia por de- licadeza mudarse el cilicio, y Sta. Catalina de Sena por el contrario solia decir que el aseo del cuerpo era indicio de la linpieza del alma. Si cons 7 sultas 4S. Gerdénimo te parece- . r4 que solo habla de rigor; y si 4S. Agustin no encontrards sino el lenguage del amor. Asi como son diversas las fisono~ mias de los honbres, asi tan- bien son diversos, digamoslo asi, los tenperamentos de los espiritus: la gracia perficiona por grados, pero no canbia la naturaleza. No se deben pues reprolar las diversas practicas de los santos, ni seguirlas en todo; sino decir con el Salinis- ta: Omnis spiritus laudet Do- minum. El director te dird lo que te conviene 6 no. 6. No ‘te creas fuera del camino de la perfeccion, por- que incurres en algunas faltas y defectos; pucs que estos se vieron aun en los grandes san- tes, quienes segun el consejo de S. Agustin, deben decir con el apostol S. Juan : Si digéremos gue no tenemos pecado, nosotros 80 mismos nos engafiamos,y no hay verdad en nosotros. (1) Quien entré en el mundo con la cul- pa, no puede vivir en el mun- do sin culpa, dice S. Gregorio magno. 7. Pero una cosa es amar las faltas, y otra caer en ellas por fragilidad y miseria, como emos ya notado hablando de Ja confesion. (n°. 14) Solamen- te lo primero inpide la perfec~ cion. Por esto los mas doctos Padres distinguen dos especies de tibicza de espiritu: una evi= table y la otra inevitable. La tibieza evitable se encuentraen aquellos que aman el pecado: Ja inevitable en los que caer en algunas faltas por sorpresa y fragilidad; y esta se vid aun en los santos. 8. En lugar pues de turbar- te por tales faltas que son ine- ed («) Episte 1. cap. 1. ve 8 8r Vitables en nuestra fragil y vi- ciada naturaleza saca de ellas el antidoto de Ja santa humil- dad. A este fin, dice el citado S. Gregorio: Dios permite mu-. chas veces en almas muy apro- vechadas defectos de princi- piantes, 4 fin de que adelanten mucho mas en el propio cono- cimiento, y en la confianza en su divina Magestad. Dios ha juzgado mas confor- me 4 su iofinita sabiduria, di- ce 8. Agustin, el sacar bien del mal ; que inpedir el mismo mal. Cuando ti pues sacas humil- dad de las faltas, correspondes al sublime fin de la inefable sabiduria. 9. Site sobreviniere temor de que no caminas por lasenda de tp perfeccion; consulta eb director y descansa enteramen= te sobre cuanto diga. s Que san- to me sefialards que no tabiese este temor? pero, se tranquili- 2 82. zaban en la bondad de Dios, y en la obediencia del que diri- gia su espiritu. 10. Ordinariamente no se llega al monte de la perfeccion sino despues de un largo cami- no. Estétuas hay , diceS. Fran- cisco de Sales, que han costado al artifice mas de treinta afios de trabajo. La perfeccion del espiritu es obra mucho mas e- minente. Apliquémonos pues 4 ella con tranquilidad y confiaa- za eu Dios. Tendremos sienpre resto lo que deseamos, cuando fo tubieremos en el tienpo en ‘que Dios nos lo quiera dar. XIII. LECTURA ESPIRITUAL, ¥ LIBROS QUE CONVENDRA LEER 1. Lo que la comida es pa- ra el cuerpo, esto mismo es la Jectura espiritual parael alma. ‘Se han de escoger los libros 8 mas propios para alimentar e espiritu; y por lo mismo no de- jes de las manos las obras deS. Francisco de Sales, 2. Cuando haces Ia lectura espiritual debes leer Jas mate- Tias como si el mismo Dios te las hubiera escrito. 3. No te aficiones 4 aque- llas vidas de santos que contie- nen cosas estraordinarias y ma- tavillosas. Con aquella lectura el mayor numero-de los que tratan de virtud solo forman de- seos inutiles: y todos quisierar# tener las revelaciones de Sta. Brigida; los raptos de S. José _de Cupertino, la penitencia de los Estelitas: y al paso que ans, helan iadtilmente lo estraordi- nario, descuidan con gran per= juicio propio las cosas ordina- rias‘y dé‘ obligacion. Muchos se conplacen mas en lo que e3 digno de admiracion, que ea Jo que ha de ser imitado, 84 _ 4 Conviene tanbien evitar Ja lectura de aquellos libros ascéticos, cuyo olimero es muy crecido, que se han escrito con oca ecsactitud; que confun- den los consejos con los pre- ceptoss; que no sefialan el or- den y los limites de la virtud: que entretienen los lectores con bagatelas misticas y puramen- te esteriores mas propias para lisonjear la vanidad, que para seformar el corazon; y cuyos autores creen que se manifies- tan mas celosos porque han des- cubierto una devocion no cono- cida en los primeros siglos de Jalglesia; 6 promovido un nue- vo método de vida; 6 un nue- vo rigor de doctrina. 5. Observa unescritor muy docto que los hereges de estos ultimos tienpos se han valido de la ignoranciay mal entendi- do celo de muchos libros as- ‘eéticos, para conbatir ouestra santisima religion , y burlarse de ella. 6. De aquf es que un jui- cioso escritor se espresa sabia 'y agudamente en estos terminoss no basta que el escritor asceti- co sea honbre de virtud; pues ue los honbres virtuosos pue- den tanbien decir desproposi- tos, y entretenerse en muy.ce- losas necedades: es necesario ue sea docto en la tedrica y ea Ta pratica; de lo contrario tro- pezard en la doctrina y en su aplicacion. Es muy sabido el comun dicho que se atribuye 4 Sto. Tomas: Si /a persona es virluosa y santa, que ruegue por nosotros, y si docta que nos snstruya. Las ideas de las cosas deben espresarse con mucha ecsacti- tud, sino se quiere desarreglar las costunbres, y reducir el mundo.4 un-estado peor de a- quel en que se halla. Las mace 86 simas inecsactas sirven de es~ crupulo 4 Jos sencillos y timi- dos , de reprobacion & los doc- tos, de pasatienpo 4 los ociosos, de mofa 4 los incrédvlos. 7. Cuan poca ecsactitud se observa en muchos libros ascéticos que se reproducen to- dos los dias! Anda pues con _ mucha vigilancia en su elec- cion y lectura, por no trastor- Dar el entendimiento y corazon en vez de santificarte ; y toma sobre este particular el dicta- men de tu director. XIV. CARIDAD. 1. Dice Jesucristo que sus dicipulos serdén conocidos por la mutua caridad. Esta nos ha- ce amar al projimo en Dios, y ' ‘Ja criatura en el Criador. El amor de Dios y del projimo son dos ramas que parten de ua 84 mismo tronco y tienen la mis- ma raiz. 2. Socorre si pudieres 4 tu projimo en sus necesidades pe: ro segun tu estado y las leyes de la prudencia: lo demas lo suple el buen deseo. 3. Aunque te hubiere ofen- dido tu projimo, no deja por esto de ser imagen de Dios, y: 4 él ordenado, que es el moti- ‘vo por el cual -se debe amar, Puede que el ofensor no me- rezca perdon, pero lo merece Jesucristo que tantas veces te ha perdonado injurias mucha mayores. 4. No estéen nuestra mano el no sentir repygnancia con- tra nuestros ofensores; pero u- na cosa es sentir, la otra con+ sentir. Cuando se nos manda a- mar al enemigo y al ofensor, se entiende con la punta del es- piritu, y con la viveza de la fé, no pero con el apetito sensitive. 88 §. Aunque se nos esté prohi< bido el 6dio interno y la este- rior rivalidad contra los ofen- sores y malvados, pero no la cautela, Ja cual es efecto de wna prudencia necesaria. La ca- ridad cristiana nos obliga y conduce 4 amar, y si es menes- ter § beneficiar & nuestros mis- thos enemigos; mas no 4 patro- cinar 4 los malvados, ni 4 es- onernos 4 nosotros mismos, ni a inocencia y Sencillez de los demas 4 su malicia y engaifios. Sed sencillos como las palomas, - dice Jesucristo, pero sed tan- bien prudentes comola serpientes 6. Conpadecete de tu pro- jimo y no inputes perversas in- tenciones 4 sus obras. Una ac- cion dice S. Francisco de Sales, puede tener cien aspectos; el onbre caritativo la mira por la parte mas bella, y el vicioso por la mas disforme. - 7. Es cosa muy dificil que 89 el buen cristiano se haga reo de juicios temerarius. es decir, que condene al projimo concer- teza de juicio sin justos moti- vos. De ordinario son sospe- chas 6 temores para los cuales se requieren motivos mucho menores. 8. La sospecha es licita cuan- do tiene por objeto la pruden- te cautela. La caridad cristiana prohibe la malicia de! pensa- miento, no la vigilancia y pre- caucion. g. Es sin duda Ifcita y tal vez de obligacion la sospecha en los que tieuen mando sobre otros, como la de los padres sobre los hijos, la de los amos sobre los criados, cuando se trata de curar un mal que ec- siste, 6 de prevenir otro que con fundamento se teme. to. No se debe tanpoco con- fundir el temor con la sospe- cha. El temor es una pasioa 90 del animo que se encuentra en nosotros sin nuestra voluntad: la sospecha es un acto volunta- rio de nuestro eatendimiento. XV. CELO. 1. El celo de la salvacion de las almas es una virtud muy sublime: sin enbargo son inu- merables los errores y pecados que se cometen con el especio- so titulo de celo. Nuncase per- petra el mal con mas serenidad, dice S. Francisco de Sales, que cuaiido falsamente se cree obrar por la gloria de Dios, 2. Hasta los mismos santos se alucinan algunas veces en tan delicada materia, como lo vemos en los apéstoles Santia- goy S. Juan, reprendidos del mismo Salvador, porque que- rian pedir fuego del cielo con- tra los Samaritanos.. . gt 3g. Es menester pues ecsa- minar atentamente el sello de esta escelente virtud, porque mas son las monedas falsas que las verdaderas. Hay celo in- prudente , presumido , injusto y aspero. Ecsaminemos estos desvios sirviendonos de los es- cesos que vemos se practican en este punto. , ‘4. Encnalquier familia hay sienpre su espina, porque to- do canpo aunque bueno produ- ce alguna mala yerba. El celo inprudente pues ,so pretesto de arrancar la espina, muchas ve- ces la clava mas zdentro, y ha- ce la llaga mas profunda y do- lorosa. Debemos ser sabiamen- te reflecsivos : tienpo hay de ha- blar y tienpo de callar, dice el Espiritu Santo. El celo segua ciencia no habla sino cuando conoce que el hablar serdé mas Util que el silencio. - §- Otros esplayan su celo 92 en casa agena sugeriendo pro- videncias y reformas ; de lo que se originan desabrimientos y ri- validades, y con este método el remedio que se aplica por ser inprudente, llega 4 ser mas fu-~ nesto que la enfermedad que se retendia curar. El primer ce- , dice S. Bernardo, es la re-.- forma de nosotros mismos, y° rogar 4 Dios por la reforma de los otros. Es gran presuncion meterse 4 apostol en casa agena, cuando no tenemos aun dispo=. sicion para ser buenos é ilus- trados dicipulos en la nuestra. No se prohibe, antes bien se. inculca el celar el bien de Jos demas; solo se reprueba el ha- cerlo inprudentemente. 6. Otros tanbien por celo quisieran que todos siguiesen sus précticas de devocion. El que es devoto de la pasion de Jesucristo, 6 del Santisimo Sa- cramento, quisiera que todes \ 93 pasasen largas horas 4 los pies de un Crucifijo, 6 de Jesus Sa- cramentado. E! que visita en- fermos y frecuenta hospitales, quisiera que todo el mundo practicase lo mismo. Este celo no es ilustrado. Marta y Maria son dos hermanas,diceS. Agus- tin, sin enbargo una contenpla y la otra se afana. Si anbas 4 dos se hubieran puesto en con- tenplacion, ninguna hubiera preparado la comida para Jesu- cristo y sus dicipulos: y su conteaplacion habria obligado al divino Maestro 4 quedarse sin Comer. Lo mismo se dice de Jas de- mas obras de piedad. Cada uno debe seguir el inpulso de la multiforme gracia de Dios: ni el ojo que vé y nooye, debe quejarse de la oreja que oye y no vé. Todo espiritu alabe al Sefior , dice el Profeta. 7. Teasieopre por falso e] 94 . celo que te conduzca 4 accio- nes las cuales aunque se captan admiracion, no son conformes 4 tu estado y de ellas resultan desobediencia, inquietudes é incomodidad en la familia. Dios reprueba hasta Jas cosas mas santas , sienpre que no son con- formes 4 los respectivos debe- res de nuestro estado. 8. Reprendia S. Pablo 4 a- quellos cristianos, que se glo- riaban de sus maestros y direc~ tores con preferencia 4 los de- mas, quien enzalsaba 4 Pedro, quien 4 Pablo, quien 4 Apolo. 3 Por ventura les decia el apos- tol: esté Cristo dividido entre vosotros? Por ventura ha sido Pablo crucificado por vosotros? 6 habeis sido tal vex bautizados en su nonbre? Esta reprensible debilidad, se vé muchas veces renovada entre personas por otra parte virtuOsas, que por enzalsar sus 95 directores como los mas santos y doctos, no hacen escripulo de deprimir 4 los demas. Cada uno es lo que es delan- te de Dios; y nosotros no tene- mos el peso del santuario para ecsaminar los grados de la san- tidad y ciencia de los demas. Si tienes un escelente director, da gracias 4 Dios, y prestale Tespeto y obediencia, pero no te hagas juez del merito ageno. El menoscabar las alabanzas de- bidas 4 alguno, es una murmu- racion tanto mas temible cuan- ‘to menos temida. 9g. Si vuestro celo es amar- go, dicc Santiago, no es ta-sa- biduria que desciende de arriba; sino terrena , animal , diabélica. Tengan presente estas palabras del Apostol aquellas personas que hacen profesion de devo- tas y se muestran muy faciles 4 la colera y desabridas en sus modales; por lo que vulgar< ente se lesapellida, 4ngelesen Ja Iglesia. y demonios en casa, 10. ‘Tanto mejor serfel ce- lo, cuanto mas fuere sufrido y apacible: pues como es hijo de la caridad, debe asemejarse 4 su madre, de Ja cual, dice 8, Pablo, quees paciente, henigna, y no anbiciosa ni jnteresada. | 11. No os haga vuestro ce- lo, dice S. Francisco. de Sales, demasiado precipitados para la correccion de los otros; pues que esta debe verificarse en tienpo oportuno. Si diferis la correccion os queda sienpre tienpo para hacerla: pero si corregis inoportunamente, at- metitaréis el mal que os propo- Niais arrancar. 12. Cela pues cuanto pudie- res el bien del projimo, pero tenga tu celo, conforme la doc- trina de los SS. Padres, la ver- dad por base, la conpasion por conpafiera, la dulzura por guia, 97 y la prudencia por maestra y directora. . XVI. MANSEDUNBRE. 1. Jesucristo es el modelo de todas las virtudes , pero sin- gularmente de Ja mansedunbre; y por lo mismo nos dice: 4- prended de mi, que soy manso y humilde de corazon. 2. Debemos ser mansos no solo en lo interior de nuestro espiritu, si que tanbien en los. actos esteriores. No digo que no se sienta lacdélera, pues que ‘esto no est4 en nuestra mano; sino que no se consienta en ella. Es propio del honbre, dice S. Gerdénimo, ser asaltado de la fra; pero tanbien es propio de un Cristiano no dejatse vencer de esta pasion: 3- Dice 5S. Bernardo que si mo tubiera el cristiano quien e 98 le fuese molesto, lo deberia buscar con mucha solicitud, y conprario 4 peso de oro, para tener ocasion de ejercitar ek sufrimiento y la mansedunbre. Si td pues lo encuentras sin es- pender ni oro, ni plata, apro- vechate de ello para el ejerci- cio de tan preciosas virtudes. “4. Sera muy oportuno ha- cer el pacto que hizo S. Fran-. cisco de Sales con su lengua, esto es: que ella calle cuando el espicitu esté poseido de cé- lera. Estando encolerizada te arecerd que hablards dentro fos limites que prescribe la ra- zon; pero viniendo el lance nd saldras con ello. El que esté oseido de la célera no puede ser medico de los demds con la correccion, por cuanto el mis- mo es un enfermo que necesita de medico y de medicina. Aun cuando fe estreche el precepto de Ja correccion fraternal; con viene aguardar el tienpo opor- tuno en que tt: y el que ha de sufrir la correccion esteis tran- uilos; de otra manera el reme- io serd funesto al enfermo. §- Antes pues de instruir y corregir al projimo culpado, pide al Sefior hable al corazon de la persona 4 cuyo oido-hag de hablar. 6. Advierte pero con. Gre- gorio magno y Sto. Tomds , que si el projimo abusa de tu man- sedunbre y dulzura, tienes de- recho de hablar con un tono franco, y reprimir su audacias por lo que dice el Espiritu San- to: Responde al necio segun su necedad para que no se tenga @ si mismo por sabio. La correc- cion es una medicina, y la me- dicina debe proporcionarse % la necesidad del enfermo. 100 XVII. ESCRUPULOS. 1. Algunos miran el escrif- pulo como una virtud, siendo ‘asi que es un defecto de los mas peligrosos. Dice Gerson, que puede causar mayor mal una conciencia escrupulosa, es decir mas rigida de lo que cor- Tesponde que una conciencia relajada. 2. Los escriipulos oscure- cen el entendimiento, turban la paz, producen desconfianza, apartan de los sacramentos, al- teran la salud del cuerpo, y echan 4 perder el espiritu. ;Cuantos comenzdéron por los escripulos y acabaron con la locura! Cuantos han enpezado con los escriipulos -y han aca- _bado con la disolucion! Huye pues de este horrible veneno de la piedad, y di con S. José Tot de: Cupertino: Eserdpulosy me- Jancolia, no los quiero en casa mia. 3. El escrtipulo es un in- fundado temor de pecar donde. no hay motivo alguno de temer. E! escrupuloso no crée que sus dudas y temores sean escruipu- los, sino verdad: debe | pero. creer 4 su director cuando le dice que son escrtipulos. . 4 El escrupuloso no vé en si mismo sino continues peca= dos; y en Dios no descubre si- g0 indignacion y venganza Kg Menester pues se acostunbre 3 considerar en Dios el atributo de que hace mayor demostra- cion que es su misericordia ; es- te debe sere] objeto de sts pen- samientos, meditaciones y afec- tes. . _ § El tinico remedio para: Jos escrupulosos es una total y generosa obediencia. Solia de- cir S. Francisco de Sales, que to2 nuestra secreta soberbia ocasfo- na la continuacion de los esérii- puios , por cuanto queremos pre- ferir nuestro parecer al de nues fro director. Obedeced ‘pues, concluye e] Santo, sin hacer mas discurso que este: debo obe- Gecer , y curaréis de esta espan- tosa enfermedad. ' 6. Los hijos tristes y afligi- dos. hacen un grande agravio 4l Padre Celestial ; puescon su tristeza dan {entender que e8 servicio pesado el que se pres- ta 4 un Dios de amor y de iafi- Mita bondad. XVII. CONVERSACION.. 1. Conviene mantener en Tas conversaciones un espiritu santamente alegre: por lo que jrocura que tu humor sea esta- lemente igual, cortés y paci- 103 fico. La santa alegria y joviali- dad hacen agradable la devo- cion y los devotos. Sin enbargo de que S. Antonio abad era tan penitente; se le vid sienpre con un senblante tan alegre que consolaba dcuantos le miraban. 2. Debemos en las conver- saciones evitar los dos estremos de mucho hablar y de mucho callar. Quien mucho habla pa- rece inconsiderado y poco co~ medido: y quien calla con es~ ceso parece no gusta de la con- pafiia de otros, 6 que quiere inponer 4 Jas personas con quie~ nes trata. 3. Asi como se haria ridi~ culo aquel que caminando qui- siese contar los pasos; asf tan- bien Jo es el que cnando habla parece contar Jas palabras. U- na cortés y moderada alegria, y una santa libertad son las que deben reynar ep ouestras con-. Versaciones, TO4 _ 4 No te perturbes si oyes hablar mal del projimo; pues que aquella falta puede ser bas- tante publica y verdadera sin que tu lo sepas: pero si supie- res de cierto ser murmuracion, 6 por decirse lo que es falso, 6 por descubrirse lo oculto, 6 por abultarse lo verdadero; df entonces, con buen modo, lo que baste para justificar al pro- jimo; 6 bien manifiesta disgus- to con un ejenplar silencio, 6 canbiando la conversacion, se+ gun las circunstancias de las personas y del lugar. Advierte para la tranquilidad de tu conciencia, que no ros hacemos cénplices de la mur- fmuracion de los otros, sino cuando en algun modo Ja apro- hamos , 6 bien aplaudimos al murmurador. 5. No seas de aquellos que por escriipulo quieren hacer lt apologfa de todo pecado y de 165 todo pecador. El verdadero mal. Gebe ser reprendido; y los ma-. Jos que pueden ser nocivos & con su ejenplo , 6 con sus mace: simas deben ser detestados. Gri- Zar al lobo, dice nuestro Santo, es caridad:para con las ovejas. 6. Debemos:respetar 4 los honbres, no pero sus crimina- les pasiones. Por esto si con- versando observas- alguna cosa menos decente, U oyes algum -discutso 6 palabra:-menos con= ‘puesta, 6 poco.-religiosa., no envilezcas tu carécter con-una -espresa 6t4cita aprobacion. EL honbre de honor y. probidad no ‘sabe adular,y ai aun¢n el mas augusto monarea.aprueba lo que "es-reprensible.: El; que tribu- taal vicio de otro los- dere- chos de la verdad. y de la razon ni. aun rmerece el titulo de honbre. ry. Eno Jas conversaciones honestas ,.cuya. materia no.¢s e 2 106 muy abundante’,: usx. cuando pudieres comodamente y sin’ afectacion, algun dicho gracio- 6o con los circunstantes, 6 bien enderezando en particular el discurso, 6 preguntando algu- na cosa; 6 diciendo aquello que pudiere honestamente a- gradar. S. Francisco de Sales con su dulce y muy cortés con- versacion, se abrié el camino para ganar 4 muchisimos peca- dores y hereges : y tu acarreards tanbien muchas alabanzas 4 1a virtud. Manifiesta sienpre ma- yor aprecio de los Eclesiasti- cos por razon de su cardcter. - 8. Las disputas, los sarcas- mos, la intolerancia y la dure- za son el veneno de una alegre conversacion. --g. Ten presente el sabio do- cumento‘que nos dan no sola-~ mente los santos, si que. tan- bien los mismos filosofos, 4 sa- ‘ber: queen la coaversacion #€ 10? debe usar de respeto con Jos su- periores, de afabilidad con los iguales y de benignidad con los inferiores. ‘ to. Nose debe generalmen- te aprobar al que huye del tra to honesto y conforme 4 su es- tado. Dios que es el maestro de la virtud, es‘tanbien el autor de.la sociedad. Cuando la per- sona es viciosa conviene esté lejos de los demas; pero cuan+ do es de buenas costunbres, eg muy provechosa su presencia. Por otra parte el mundo debe persuadirse que para seguir ef -evangelio no es necesario ha-' cerse invisibles: que quien vi-, ve para Dios sabe tanbien vivir con Jos honbres que‘son so ima= gen: que la vida devota no es desabrida ni melancélica, antes bien cortés y suavisima; ni me= nos inpide las utilidades tenpo- rales def que vive en el siglos que ella perficiona, pero no qui 108 ta ni estorba-la sociedad hones«. ta: y que se puede y debe vivir en el mundo sin ser mundanos. 11. Si todos los directores anduviesen acordes en tan in- portantes documentos , muchas almus devotas que viven dema- siadamente ocultas y en un tris- te y escesivo retiro servirian de un poderoso ejenplo y pro- vecho en la sociedad civil, y no se hablaria tan mal en el mundo contra la virtud y con- tra los que ta practican. 12. Fuera de las horas en- pleadas en una honesta y mo- erada recreacion , no estes ja- mas ociosa ;* pués que la ocio- sidad es raiz_ de’ murmuracio- nes, de fastidio y de otras ten~ taciones aun mas peligrosas. XIX. te VESTIDOS ¥Y ADORNOS. 1. A tres fines se ordenan los vestidos: 1°. para la guarda de Ja honestidad: 2°. para de~ fendernos de la inclemencia de las estaciones: 3°. para a- dornartnos con sebriedad y mo- destia como se espresa S. Pablo. 2. El adorno debe ser pro- porcionado al propio estado: -y entonces corresponde, segun Sto. Tomas, 4 la virtud de la veracidad; por cuanto se ma- nifiesta en el ornato esterior la condicion de Ja persona. - 3. Huyamos pues en el ves~ tir los. dos estremos 6 de dema- siado. primor, 6 de sobrado de- salifio. El primor se opone 4 la moderacion cristiana, y el de- salifio al 6rden, el cual ecsige que cada uno viva y vista com forme 4:su rango ; Esther. como. ¥1re reyna: Judith como matronas Abigail como sefiora: y Agée como criada. 4. Los vestidos indecentes Son propios de las mugeres a- bandonadas; no debo pues su- poner los usen las honradas y onestas, para las cuales escri- bo: pero por cuanto el abuso en este particular es muy es- traordinario, y puede tal vez hacer tomar la luz del relan- pago por la del sol, ten pre- sente las reflecsiones siguientes qre servirdn de cautela y me- icamento preservativo. 5. Ninguna costunbre en contrario puede canbiar Ja na- turaleza de las cosas, y hacer licito lo que es intrinsecamen- te deshonesto, y por lo mismo esencialmente pecaminoso; pues no siendo asi, se podria escu- sar cualquier pecado habiendo como hay costunbre de pecar en todo genero. Los pecados age- rt nos no pueden escusar los tu- yos; y si hay costunbre de pe- car, la hay tanbien de ir a! in- fierno: mas vale pves salvarse con pocos, que condenarse com muchos. XX. RESPETOS HUMANOS. 1. Se deben respetar los honbres pero no sus pasiones: ni sus dichos deven arredrar- nos ni hacernos parar un mo- mento enel camino de la virtud. - Conozcan todos que no bus- cas sino la gloria de Dios, ek bien del projimo y las leyes de la honestidad; y esto debe ha- cerse con una decision francas ‘pero al mismo tienpo modesta y cortés. Merecen ser leidos so- bre este punto los capitulos 1% y 2°, de la Filotea. q13 XXI. BVITAR LA PRECIPITACION Y AFANe 1. Debestener mucho cui- dado en evitar la precipitacion. y afan de que era tan enemigo S. Francisco dé Sales: pues que inpiden el acordarnos de Dios, y nds disponen a encolerizar- nos con mucha facilidad por el ‘mas pequefio estorbo que se interponga en nuestras opera- ciones. Quien sirve al" Dios de. la paz debe obrar sienpre pa- clficamente. 2. Marta se ocupaba en u- na cosa muy santa como-era el disponer la comida para Jesu- cristo: sin enbargo por su de- masiada solicitud la-reprendié el Sefior. No basta obrar- el bien, dice nuestro Santo, sino que es menester obrarlo bien; es decir amorosa y tranquila- mente. Si se da vuelta al huso 11g con demasiada fuerza, cae el huso, y el hilo se ronpe. 3. ‘Se obra sienpre con bas tante prontitud , cuando hace- mos bien lo que hacemos. Los que trabajan con inquietud ni hacen mucho, ni lo hacen bien. 4 Nunca se vid 4S. Frans cisco de Sales atropellarse en cosa alguna; por lo que pre- guntado sobre el particular cone testé: Vos me preguniais, como he podido ver & los demas atro- pellarse, sin gue yo ni me haya apresurado ni incomodado, que guereis que os diga? Yo no he venido & este mundo para traer enredos; gno los hay en abun- Gancia sin que yo los aumente con mis apresuramientos? 5. Esmenester tanbien evi- tar-la demasiada lentitud , por- ‘gue todos Jos estremos son vi- ciosos. Sé td tranquilamente la- ‘boriosa, y laboriosamente tran. quila. RI4 6. Digo tranquilamente le- boriosa, para que entiendas que conviene sustraerse de la escesiva multitud de negocios que ponen el animo acongoja- do é inquieto, y fomentan nues- tra secreta anbicion mas solfci- ta de lo mucho que de lo bue- no. De aqui -es que dice cop sucha agudeza §S, Francisco de Sales: Nuestro amor propio es un grande enbrollon que stenpre quiere abrazar mucho, 9 des pues nada perficiona. XXII. ALEGRIA DE ESPIRITU.. 1. Despues del pecado ne hay peor mal que la melanco- lia , dice S. Francisco de Sales. - 2. Hay personas que para llevar una vida recogida, la Mevan melancolica. Error gran-- de! pues que el recogimiente TI5. nace del espfritu'y amor de Dios, y 1a melancolfa del espi- ritu de tinieblas. 3- Tengase bien arraigado el gran principio de S. Fran- cisco de Sales: que todo peasa- miento que inquieta jamas pro- viene de Dios que es e] Rey de la paz, y mora en los corazo~ nes pacificos, 4. Es menester tomar algu- nha honesta recreacion, porquy de no, queda el espfritu opri- mido y demgciado concentrado y consigvientemente mas dis- puesto 4 la tristeza. Por otga parte el huir de toda honesta Tecreacion. segun Sto Toinés, puede hacernos-culpables:.por cuanto la virtud consiste en el orden, y oponiendose todo es-. ceso al érden, pore} mismo he cho perjudica 4 la virtud. “§. La recreacion en -nues# tra vida debe ser como la sal! en las viandas: la demasiada 116 sal hace Jas viandas amargass ¥. ninguna sal las deja emestremo insipidas. 6. No 4 todas las personas indistintamente basta la misma cantidad de comida , porque al- gunos necesitan de mas alimen- to, y otras de menos ; lg nismo sucede con la recreacion. Di- viértete pues con proporcion 4 lo que ecsige el tenperamento de tu espfritu, la cualidad de. tus ocupaciones, y tu humor mas 6 menos melancédlico.. 7. Cuando observares que: enpieza 4 apoderarse de tu co- razon la melancolia; distrdete en objetos contrarios; busca la conpafiia, si no pudieres de o- tros almenos de tus domesticos; lée cosas indiferentes 6 diver- tidas ; pasate, canta , haz cual- quier cosa para inpedir la en- trada 4 éste terrible enemigo. El pensamiento melancdlico es. como el sonido de la tronpeta Tiy enemiga que convida 4 los de+ monios 4 conbatirnos. XXIII. LIBERTAD DE ESPIRITU. 1. La libertad de espfritu, tan recomendada de los santos, consiste en Ja renuncia de nues- tras propias inclinaciones aua- que buenas, para seguir uni- ‘camente la voluntad de Dios; y enel obrar con una santa cor- fianza, franqueza y alegria. 2. Atiende 4 lo que escri- be S. Francisco de Sales sobre esta inportante materia: Ei co- razon que posee esta libertad, o Gia sus afectos & los efjerci- cios espirituales , de suerte que si la obediencia, la caridad , la enfermedad , 6 la malicia se los inpidan , sienta desconsuelo; por- guzaunque se deben amar mucho, no por esta conviene atarse dellose a18 3- Una alma que esté atada al ejercicio de la meditacioa, si la interrunpis la vereis salir mohiaa éinquieta sna alma pe- YO cue posea una verdadera li- bertad de espiritu, saldrd con un.senblante igual y con un co- razon dulce § recibir al inpor- tono que le ha ocasionado aque- Hla incomodidad, porque lo mismo le es servir 4 Dios en Ja meditacion, que en sufrir 4 su rojimo:en lo unoy en lo otro alla la voluntad de Dios; mas en aquella ocasion el sufrir al projimo es mas necesario. 4. Deestasanta libertad de espiritu nace una pronta sumi- sion en todo, y una tranquila grandeza de animo. S. Ignacio de Loyola comié carne un miétr- coles santo 4 la sinple insinua- cion del medico que lo juzga- ba conveniente por una leve indisposicion que sentia. Un es- piritu .escrupuloso y poco do~ II @) se habria hecho de rome tres dias, dice S. Francisco de Sales ; y despues lo hubiera he- cho 4 su modo. Digo esto para las almas buenas y demasiado timidas; no pero para aquellas otras que se procuran estudio- samente licencias no debidas para eludir laley, y engafiarse & si mismas. . g. De esta misma libertad de espiritu resulta tanbien al alma una dulce confianza en Dios sobre los pecados pasados, sobre el estado presente del es- pirita y sobre la salvacion. E- la sabe que no ha merecido si- no el iofierno; pero sabe tan- bien que Jesucristo ha mereci- do por nosotros el paraiso: y por lo mismo se haria un gran- de agravio 4 su bondad si nose esperase perdon por lo pasado, asistencia parael presente, y sal- vacion para lo futuro: y mas confianza tiene de la miseriz 120 tordia de Dios, que no teme por sus propias faltas. 6. Te aconsejo que no ha- gas jamas votos particularescan la lisonjera esperanza de obrar con mayor merito, lo que se puede obtener por otros mu- chos caminos mas faciles y me- mos peligrosos. El que hace ta- Jes votos se encuentra muchas ‘veces en el duro y frecuente riesgo de quebrantarlos, y por Jo mismo de pecar gravemente. Pero cuando no tuviese otras sesultas, basta el hacernos o- brar con demasiado temor; lo que nos hace perder la paz in- terior tan necesaria para con- seguir la perfeccion. 7. No faltao personas pia- dosas faciles en aconsejar tales votos; cuando esto te suceda, escusate con humildad pero al mismo tienpo con eficacia, di- ciendo que no te sientes con la estraordiuaria virtud que se re- 12t quiere para cunplirlos ecsacta- meate. S. Francisco de Sales reprobé y declaré nulos los vo- tos de Sta. Juana Francisca de Chantal, sin enbargo de haber- Jos hecho por la insinuacion de un docto y venerable director. A cuasi todas las personas liga- das con estos votos particula- res las he encontrado desasose~ gadas y tal vez en peligro de grandes caidas. 8. No te dejes inducir 4 estos votos por el ejenplo de al- gun santo 6 santa. El aspirar 4 ciertas practicas estraordinarias de los santos, de ordinario no es inspiracion divina sino tenta~ cion y temeridad. Dadme, de~ cia 8. Francisco de Sales, ef es~ piritu de S. Bernardo, » haré entonces lo que hacia S. Bernar- do. Imitemos los santos en sus wirtudes , no pero en sus votoss pues que muchas cosas se en= -euentran en los gantos que son 192 para admirar, no para imitar. g- Para ligarse con votos arbitrarios mayormente en co- sas dificiles se requieren tres cosas: 1. Una inspiracion es- traordinaria para hacerlos: 2. Una virtod estraordinaria para poderlos cunplir: 3. Una tran- quilidad estraordinaria para conservar la paz del corazon al cunplirlos. XXIV. METODO EN LOS PROPOSITOS. 1. Noconviene abrazarmu- chas prdcticas virtuosas 4 un fienpo, sino separada y sucesi- vamente enpezando por vencer la pasion que parezca la domi- nante. ‘ 9. Aquella se dice pasion -dominante, en Ja que se incur~ ‘re mas 4 menudo, y es comola ./vaiz de las demas faltas ; arran+ 12g cada la rafz van tanbien fuera todos los vdstagos. 3. Debemos conbatirla pa- sion dominante 4 ]a manera que el valiente capitan conbate la plaza enemiga, esto es progre= sivamedte..- 4. Porejenplo, si tu pasion dominante es Ja célera: propoa primero de no hablar cuando estés encolerizada: y este pro posito renuévale dos 6 tres ve~= ces al dia, pidiendo perdon cuando notares haber faltado. 5. Cuando observares que cunples este propésito con fa- cilidad, pasa 4 otro, como se- ria de alejar con presteza cual- quier pensamiento de inquié- tud y de indignacion; despues conpadecerse de las personas que nos causan molestia; lue- go tener. buena voluntad al mis- mo gue nos es contrario: por ultimo reconocer Ja voluntad dg Dios aun en las mismas co- ‘24 sas que contrarian Ja’ nuestra, y darle gracias de que se digne hacernos partfcipes de su pre- ‘cioso caliz y de su amorosa cruz. 6. Algunvs santos aconse- jan el practicar alguna peque- fia mortificacion, 6 hacer un acto de esperanza 6 de amor de Dios , cuando se reconoce ha- her faltado en los propésitose pero cuando asi se hiciere, no conviene considerarlo una obli- acion, ni hacerse de ello un Peo, i eteér se comete algu- na falta si se deja. 7. El mismo método pro- gresivo que se observa para vencer las pasiones, debe tan- bien observarse para adquiriv Jas virtudes. Conviene enpezat porproponer y practicar las cosas mas ffciles, y de aquf pasar por grados 4 las mas di- ciles. --8, No te contentes con ha- tos cer résolucionés demasiado ge- nerales, por ejenplo de ser mor- tificada en el hablar, paciente, easta, pacifica; porque por lo regular poco 6 nada se: consi- gue por este medio. g. La regia que dictan la prudencia y los santos es tomar; poco cada vez, y este poco per~. cionarlo progresivamente. XXV. PERSEVERANCIA ‘EN LA PRACTICA DE ESTOS DOCUMENTOS, 1. En estos documentos no tiene parte alguna el que los ha escrito; pues todos son sacados de los mas ilustrados santos y, maestros de espiritu, y por lo mismo muy. seguros: sé pues firme en el concepto que de e« Nos hayas formado, y en po- netlos en practica. f2 126 -2. Si te aplicares todo lo que lées U.oyes en los discur- sos y en.los sermones, nunca tendras paz de corazon. Unos. te dirdn que te inclines 4 la de- recha, otros 4 la izquierda , di- ee S. Francisco de Sales; pues si bien es. una sola la doctrina, mas los maestros y escritores son diversos. A algunos. falta la estension de doctrina, 4 otros la prdctica, 4.otros la bondad, claridad.y presicion. La mayor parte hablando 4 1a muchedun- ‘bre suele ensalzar Ja materia de que trata como mortificacion, ayunos, penitencia, sin sefia- lar el:modo de practicarlo, ni las causas que ecsigen una de- bida y necesaria dispensacion, por ser esto las mas veces rela- tivo 4 cada persona. 3. Aprecia pues todos los -ministros. del Seftor y libros buenos: pero pata el modo de conducirte escucha especial- 127: mente 4 tu director, y al que. te aconseja segun la ciencia de. Ibs santos. 4. Poresto dice S. Francis-- eo de Sales, que se debe esco- ger por director y consejero 4 uno entre diez. mil, y sujetarse despues invariablemente 4 sus dictémenes. 5. Sinesta firme. sujecion, los libros y sermones sergn pa~ ra ti un manantial de espinosas dudas y de amargas inquietu des, y por lo mismo de verda- dero perjuicio para tu espiritu por cuanto te aplicards lo que no es para ti. 6. Ten sienpre presente lo que solia decir S. Felipe Neri, que apreciaba aquellos libros cuyos autores enpiezan por S, esto es que son santos, como sean tanbien doctos, por cuan- to suelen ser mas iluminados de Dios. 7. Si siguieres estos docu- ros: mentos, tendrds por guia segu- ra, y consolante director no 4 quien los ha escrito, sino al misma‘S. Agustin, Sto. Tomas, S. Felipe Neri y especialmente 4S. Francisco de Sales; en quie- nes admiran todos gran santi- dad, gran doctrina y gran*es- periencia: que son las tres co- sas indispensables para formar un escelente maestro en la Igle- sia de Dios, y una guia segura de. las almas. FIN. fnpick DE LOS DOCUMENTOS. I. Obediencia, .. 625+. Pag. 7. II. Tentaciones. ..... 00065 lle TIl, Oracion. . 2... 000 ee 18, TV. Penitencia ee eecee oe 0 0 3060 V. Confesion. .. 2.05 eee: 36. VI. Comunion. .. 1... + 49- VII. Santificacion de las fiestas. 56. VIII. Esperanza cristiuna. . + 60. IX. Presencia de Dios.... +. 64s X. Humildad. ... 0645+ +++ 69s XI. Resignacion...... ra 2 o XII. Perfeccion cristiana. ...74. XIII, Lectura espiritual fe. . Ba. XIV. Caridad... 1.16.6 + 86. XV. Celow ... ee ce ees 1 90 XVI. Mansedunbre.. ....- 97° XVIL. Esertipulos, .. 64. + + 100. XVIII. Conversacion. ....- 102. XIX. Vestidos y adornos. . . «109. XX. Respetos humanos.. .. + Vile XXI. Evitar la precipitacion ¥ Gfan.. 6. cece ce eee 1U@. XXII. Alegria deespiritu. .. 114. XXIII. Libertad de espiritu. «117. XXIV. Método en los propé- SUOS eee ewe ee 18M XXV. Perseverancia &c.... 185.

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