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CIUDAD POLITICA - CIENCIA POLITICA - Praxis y ciencia política

La importancia de la publicidad de los actos de gobierno.


Análisis
Enviado por : CIUDAD POLITICA
Publicado el : 28/8/2004 20:44:55

Para esta comunicación hemos elegido reflexionar acerca de la importancia de la publicidad


de los actos de gobierno en la conformación de un sistema democrático.
Por Alicia B. OLIVEIRA*
Es la implementación de este principio lo que marca la transición del Estado absolutista al Estado de
derecho, pues constituye la herramienta fundamental para develar lo oculto.
El fortalecimiento de las instituciones democráticas en nuestro país nos obligan a abundar en la
reflexión sobre este aspecto.

La definición mínima de democracia (...) es un conjunto de reglas procesales para la toma de


decisiones colectivas en el que está prevista y propiciada la más amplia participación posible de los
interesados" (2). A partir de esta definición, diremos que el derecho es una regla de la democracia y
por tanto una limitación del poder; su función es ampliar el nivel de participación de los ciudadanos.
Las trágicas historias vividas en el mundo nos enseñaron, de esa manera dolorosa en que los
pueblos plasman sus experiencias históricas, que nada hay mejor que un Estado de derecho. A
nuestro derecho de origen continental, hemos incorporado el derecho internacional de los derechos
humanos; en nuestra región rige el sistema de normas prevalentes para la construcción de
sociedades democráticas. El valor de las normas fundamentales es evidente y hoy sabemos que
éstas fijan, a los legisladores, la obligación de cumplir con normas ineludibles para que los
gobernantes puedan ser controlados por la sociedad. Este criterio no es pequeño ya que la sumisión
a la ley es la base del Estado de derecho. El cómo se protegen estos principios nos lleva a poner la
mirada en el iluminismo y a recordar las palabras de Kant cuando decía: "Todas las acciones
referentes al derecho de otros hombres cuya máxima no pueda ser publicada, son injustas"(3) En
otras palabras, si quienes nos gobiernan deben mantener algo secreto no sólo crean un derecho
injusto, sino que nos alertan sobre lo negativo del contenido de lo oculto, el que —sin duda—
producirá una reacción negativa en los gobernados. De allí que la publicidad de los actos de
gobierno no sólo sirve para controlar sino que es, esencialmente, una forma de control.
Platón dijo que "al tirano le está permitido hacer en público actos escandalosos que el común de los
mortales no se permitiría hacerlos sino en sueños"(4). Sin llegar a tales extremos, en la actualidad
los funcionarios se permiten actividades que prohiben a los ciudadanos y utilizan para ello el recurso
del secreto a fin de evitar el escándalo y el escrutinio de la ciudadanía.
Tal vez sea bueno recordar que las normas del derecho no son elementos aislados construidos
como meros objetos de poder, sino que responden a determinadas circunstancias económicas,
sociales, políticas y culturales. Lo público tiene que ver con la modernidad y su constitucionalismo.
Por ello no debemos olvidar que el concepto de lo público y —en forma más concreta— de la
publicidad de los actos de gobierno es una conquista sobre el autoritarismo. A fuerza de ser
reiterativos, recordaremos que en el Estado contemporáneo esa tensión entre democracia y
autoritarismo se corporiza en la segunda postguerra mundial al incorporar los derechos humanos
como respuesta a los crímenes del fascismo y se complementa en América Latina, en la década de
los ochenta, cuando se decide construir sociedades democráticas en la región.
Cuando nos referimos a la definición de Bobbio sobre democracia, rescatamos el principio de reglas

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procesales; cuando recordamos la forma en que los pueblos plasman su experiencia histórica
recuperamos los derechos humanos y la ley; así podemos seguir incorporando otros principios que
integren con mayor precisión el concepto a definir. En función de ello podemos afirmar que la
democracia es una obra abierta porque es una expresión de los ideales jurídicos y políticos siempre
nuevos y en desarrollo que surgen con la transformación de la sociedad, por ello la cuestión es
dinámica y progresiva.
Vale pena recordar que el concepto de lo público nace con la res publica, Bonfante decía: "El
nombre que [tal nuevo ordenamiento] recibe en oposición al reino no lo designa en modo propio y
específico. Como el griego politeia, que no significa sino la constitución, como en nuestro propio
término constitución, res publica es un término genérico, que no significa sino el Estado, o más
precisamente la esfera de las tareas y de los intereses públicos; una mera antítesis paralela de res
privata o familiaris..."(5).
Nuestra reiteración al pensamiento de Bobbio nos lleva a recordar que: "Con redundancia se puede
definir el gobierno de la democracia como el gobierno del poder ‘público’ en ‘público’. El error es sólo
aparente porque ‘público’ tiene dos significados: si es contrapuesto a ‘privado’, como en la distinción
clásica de ius publicum y ius privatum, que nos llega de los juristas romanos, o si es confrontada con
lo ‘secreto’, por lo que no adopta el significado de perteneciente a la ‘cosa pública’ al ‘Estado’, sino
de ‘manifiesto’, ‘evidente’, ‘precisamente visible’"(6).
La publicidad es la regla, el secreto es la excepción. Volvemos aquí a rescatar la raíz iluminista del
principio ya que fue uno de los aspectos de la lucha para derrotar al reino de las tinieblas. La
discusión que estamos llevando nos recuerda nuevamente a Kant en su ensayo sobre el iluminismo,
al decir: "El uso público de la propia razón debe ser libre en cualquier tiempo; solamente esto puede
realizar el iluminismo entre los hombres"(7).
Bobbio, al referirse al concepto de lo público dice: "Creo que no tengo necesidad de insistir en la
validez de este principio para distinguir el buen gobierno del mal gobierno. Leyendo el periódico que
nos da noticias todas las mañanas de los escándalos públicos, en los que nuestro país ocupa el
poco envidiable primer lugar, cada uno de nosotros puede agregar ejemplos a granel y confirmar la
bondad del principio ¿qué cosa es lo que provoca in escándalo público? ¿En qué momento nace el
escándalo? En el momento en que nace el escándalo es el momento en que se hace público un acto
o una serie de actos que hasta ese momento se habían mantenido en secreto u escondidos, en
cuanto no podían ser hechos públicos porque, si esto sucedía, tal acto o serie de actos no podían
ser realizados. Piénsese en las diversas formas que puede asumir la corrupción pública, el
peculado, la malversación, la extorsión, el interés privado en actos oficiales y así por el estilo, sólo
por dar ejemplos banales, cosas de todos los días" (8).
Insistimos que la publicidad de los actos de los gobernantes es el paso —en el Estado moderno—
del Estado absolutista al Estado de derecho, porque es el anticuerpo que mediante el conocimiento
y la crítica pública permite develar lo oculto. Una parte de la doctrina define así al absolutismo: "En
una segunda acepción, el poder es absoluto cuando no está disciplinado y limitado por el derecho.
En este sentido el Estado absoluto es el Estado no constitucional, es decir, un Estado legibus
solutus, sin límites derivados de la ley, en que los poderosos del poder no se ven constreñidos por
los frenos y las limitaciones constitucionales, o se han liberado de ellos"(9).
Hemos desarrollado con cierta intensidad el concepto de lo público. Recordemos que su opuesto
apropiado es lo oculto. En este juego de ideas y palabras rescataremos el valor de la semántica, por
aquello de que, son las palabras las que sugieren y moldean el pensamiento. Para nuestra lengua,
confidencial viene de confidencia y ésta es: "Revelación secreta, noticia reservada"(10). Al mismo
tiempo, define lo secreto como: "Lo que cuidadosamente se tiene reservado y oculto. 3. Despacho
de las causas de fe, en las cuales entendía secretamente el tribunal de la Inquisición. 8. Escondrijo
que suelen tener algunos muebles para guardar papeles, dinero y otras cosas"(11).
No negamos al Estado el derecho de establecer, excepcionalmente, el secreto de algún acto,

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norma, hecho u otra circunstancia, pero para que esa excepción sea válida debe estar acompañada
de fundamentos racionales y límites temporales.
Hace ya largo tiempo abandonamos la res privata, también que construimos nuestras normas de
convivencia en antagonismo con lo oculto, que integramos la racionalidad, que incorporamos el
Estado de derecho y los derechos humanos.
En nuestro país, la construcción de la sociedad democrática no ha resultado sencilla, años de
oscurantismo militar nos han llevado a un grave atraso en el conocimiento. Por ello, recordar la
esencia de la sociedad democrática y del Estado de derecho se convierte en un imperativo
categórico; el recuerdo construye la memoria y afianza nuestras instituciones.

* Defensora del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires, República Argentina.

1.- Por Alicia B. Oliveira, Defensora del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires.
2.- Bobbio, Norberto; Sección de obras públicas de derecho. El futuro de la democracia; Fondo de
Cultura Económica de Argentina, Buenos Aires, p. 9.
3.- Sartori, Giovani; Teoría de la democracia. 1. El debate contemporáneo; Alianza Universidad,
Mardrid, 1995, p. 259.
4.- Kant, Imanuel; Zum ewigen Frieden, apéndice II, en Kleinere Schriften zur
Geschichtsphilosophie, Ethhik und Politik, Leipzig, 1931, p. 163.
5.- Bobbio, Norberto; Nicola Matteucci Gianfranco Pasquino, Diccionario de Política, siglo XXI,
México, 1994, p. 1394.
6.- Ibid 1; p. 65.
7.- Kant, Immanuel; Respuesta a la pregunta: ¿Qué es el iluminismo?; Turín, 1956, p. 148.
8.- Ibid 1, p. 71.
9.- Sartori, Giovanni; Teoría de la democracia 1. El debate contemporáneo; Alianza Universidad,
1995, p. 239.
10.- Real Academia Española; Diccionario de la Lengua Española; vigésima primera edición,
editorial Espasa Calpe, Madrid, 1992.
11.- Ibid.

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