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La Virtud de la Fortaleza
Pbro. Juan Lisandro Scarabino
Introducción
“o tengáis miedo a los que os persiguen.
o temáis a los que matan el cuerpo y
no pueden matar el alma: temed más bien al que
puede arrojar alma y cuerpo en el infierno.”1
1
Mt. 10:22.
3
A pesar que se puede entender a la fortaleza como una condición general que
acompaña a toda virtud, esto es cuando se la entiende como una cierta firmeza de ánimo
o energía de carácter; es, además, una virtud especial. Según santo Tomás al comienzo
de su tratado2, es la primera pregunta que él mismo se realiza y da el siguiente
argumento:
La virtud hace bueno al que la posee y a sus obras.
El bien del hombre está en conformarse a la razón.
Este conformarse a la razón le compete a la virtud que lo realiza de tres modos:
o La misma razón es rectificada virtudes intelectuales.
o Recta razón en las relaciones humanas justicia.
o Quita los obstáculos. Dos tipos de obstáculos:
Objeto deleitable que aparta templanza
Algo difícil fortaleza.
De esta forma, la fortaleza es una virtud especial que da ánimo para afrontar y
rechazar los peligros en los cuales es sumamente difícil mantener la firmeza. Y como
esto es una materia determinada, es virtud especial3.
Royo Marín realiza la siguiente definición:
Con esta definición, que hacemos propia, se muestran los siguientes puntos a
resaltar:
Estamos hablando de la fortaleza infundida por la gracia y no de la fortaleza
natural o adquirida.
2
Cfr. SANTO TOMÁS DE AQUINO; Suma de Teología IV, Madrid (2001) BAC maior 45. II-II, 123, 1. En
adelante S. Th.
3
Cfr. S. Th. II-II, 123, 2.
4
ROYO MARÍN, ANTONIO; Teología de la perfección cristina. Madrid (2001): BAC 114, p. 588. En
adelante Royo Marín.
4
“Por encima de todos los bienes corporales hay que buscar siempre el
bien de la razón y de la virtud, que es inmensamente superior al corporal;
pero como entre los peligros y temores corporales el más terrible de todos
es la muerte, la fortaleza robustece principalmente contra estos temores.”6
5
Cfr. S. Th. II-II, 123, 3.
6
Royo Marín p. 588.
7
PIEPER, JOSEF; Las virtudes fundamentales. Madrid (1980): Rialp, p. 184. En adelante Pieper.
5
La mayor y la más grave herida es la que produce la muerte. Por esto es que la
fortaleza está siempre referida a la muerte.
Por todo esto se puede afirmar sin titubear y siguiendo en este punto a santo
Tomás, que el martirio constituye el acto principal de la virtud de la fortaleza.
Según el Aquinate, quien le dedica toda la questio 124, el martirio es el
mantenerse firme en la verdad y en la justicia contra todos los ataques de los
perseguidores.10
También santo Tomás dice lo siguiente:
“Pero el martirio es, entre todos los actos virtuosos, el que más demuestra
la perfección de la caridad, ya que se demuestra tener tanto mayor amor a
una cosa cuando por ella se desprecia lo más amado y se elige sufrir lo
que más se odia.”11
De esta manera se puede afirmar que el acto propio y principal de nuestra virtud,
que es el martirio, es la máxima expresión de la caridad.
El comentador, Victorino Rodríguez Rodríguez op., en la introducción al tratado
de la fortaleza resume en las siguientes notas lo que es el martirio:
8
Pieper p. 184.
9
Pieper p. 185.
10
Cfr. S. Th. II-II, 124, 1.
11
S. Th. II-II, 124, 3.
12
En S. Th. p.310.
6
Suerte otra cuestión acerca del martirio: ¿Se puede sufrir por sufrir? ¿Es que
acaso se desprecia la vida y se la estima en nada? Dejemos que Josef Pieper nos
responda:
Quien esta dispuesto a ser herido de muerte por la custodia de un bien mayor y
en última instancia por amor, podrá soportar las pequeñas y cotidianas heridas. Y
también las valorará en su justa medida: son pequeñas en comparación con la que se
esta dispuesto a recibir.
Dejemos que hable sobre el martirio San Josemaría Escrivá:
Y para concluir con el tema del martirio, dejemos que Francisco Fernández-
Carvajal nos hable sobre el martirio cotidiano.
13
Pieper p.188.
14
San Josemaria Escrivà, Vía Crucis p.60,en FERNÁNDEZ CARVAJAL, FRANCISCO; Antología de textos.
Madrid (2003): Palabra, p.490. En adelante Fernández Carvajal, Francisco.
7
El martirio como tal, forma parte de uno de los dos actos que tiene nuestra
virtud: el de resistir. El otro acto es el de atacar. Explica la existencia de estos dos actos
Royo Marín de la siguiente forma:
“La fortaleza tiene dos actos: atacar y resistir. La vida del hombre sobre la
tierra es una milicia (Iob 7,1). Y, a semejanza del soldado en la línea de
combate, unas veces hay que atacar para la defensa del bien, reprimiendo
o exterminando a los impugnadores, y otras hay que resistir con firmeza
sus asaltos para no retroceder un paso en el camino emprendido.”16
La analogía que utiliza no deja la menor duda: hay momentos que para defender
el bien que se tiene habrá que resistir a las acechanzas de los que atentan contra él y
habrá otros en que la mejor defensa será un buen ataque. Entre esos dos actos el
principal y el más difícil es tener que resistir, porque si el enemigo ataca quiere decir
que él se considera más fuerte y poderoso. Por esto también se explica que el acto
principal de la fortaleza es el martirio.
Josef Pieper se plantea sobre si este acto de resistencia es algo puramente pasivo,
y llega a la siguiente conclusión:
Hecha esta presentación, está de más explicar por qué es necesaria esta virtud
para la vida de un cristiano. Pero para no pasar este punto de lado vamos a citar al
dominico Royo Marín en donde dice lo siguiente:
15
Francisco Fernández-Carvajal, p. 480.
16
Royo Marín pp. 588-589.
17
Pieper p. 200.
8
2. Vicios opuestos
Como a toda virtud, se le oponen vicios, tanto por defecto como por exceso.
El vicio que se le opone por defecto es el temor o cobardía. El temor es un
vicio por el cual se no se quiere soportar las molestias necesarias para conseguir el bien
difícil o se tiembla desordenadamente ante los peligros de muerte.
Santo Tomás le dedica toda la questio 125. Según el doctor Angélico el temor se
opone a la virtud de la fortaleza. Utiliza el siguiente argumento19:
Todo temor procede del amor: se teme lo contrario de lo que se ama.
El amor no está circunscrito a un género concreto de virtud o de vicio: el amor
ordenado se incluye en toda virtud todo hombre virtuoso ama el bien propio
de la virtud. Lo mismo que el amor desordenado se incluye en todo pecado.
El temor principal es el de los peligros de muerte el desorden de tal temor se
opone a la fortaleza, que se ocupa de los peligros de muerte.
Por esto se dice que por antonomasia la timidez o el temor, se opone a la
fortaleza.
Por exceso hay dos vicios: la impasibilidad o la indiferencia, que es el vicio
por el cual no se teme suficientemente los peligros que se podrían y deberían temerse.
Siguiendo con su esquema de la Suma Teológica, le dedica toda la questio 126 y en la
misma argumenta de la siguiente forma20:
La fortaleza se ocupa de los temores y audacias.
18
Royo Marín p. 589.
19
Cfr. S. Th. II-II, 125, 2.
20
Cfr. S. Th. II-II, 126, 2.
9
3. Partes de la fortaleza
La fortaleza al tratar de una materia muy especial y del todo determinada, como
son los peligros de muerte, no tiene partes subjetivas. Pero las mismas virtudes
materiales, si sus actos se refieren a los peligros de muerte, constituyen las partes
integrales y se refieren a otras materias menos difíciles, constituyen las partes potencias.
Esquematizamos las distintas partes, siguiendo al dominico Royo Marín22:
21
Cfr. S. Th. II-II, 127, 2.
22
Cfr. Royo Marín p. 590.
10
23
Royo Marín p. 590. Cfr. S. Th. II-II, 129.
24
Royo Marín p. 591. Cfr. S. Th. II-II, 134.
25
Royo Marín p. 592. Cfr. S. Th. II-II, 136.
26
Royo Marín p. 593. Cfr. S. Th. II-II, 136.
27
Royo Marín p. 593. Cfr. S. Th. II-II, 137.
28
Royo Marín p. 594. Cfr. S. Th. II-II, 137.
29
Cfr. Royo Marín pp. 595-596.
11
30
Royo Marín p. 596.
12
Conclusión
Según nuestro lo propuesto en la presente introducción, creemos haber cumplido
el objetivo propuesto.
La virtud de la fortaleza es una virtud infundida por la gracia que mueve al
apetito irascible y a la voluntad, para que no desista en conseguir el bien. Esto lo realiza
por medio de dos actos: el atacar y el resistir. El más perfecto de ellos es el de resistir
que tiene como máxima expresión enfrentar los peligros de la muerte. De esta forma,
siendo una virtud que implica la vulnerabilidad y el recibir heridas, su acto principal y
propio es el martirio, máxima expresión de la caridad.
A nuestra virtud se le oponen tres vicios: el temor o cobardía, la impasibilidad o
indiferencia y la audacia o temeridad.
A su vez tiene seis partes, cada una de las cuales también tienen vicios opuestos.
Las partes son las siguientes: la magnanimidad, la magnificencia, la paciencia, la
longanimidad, la perseverancia y la constancia.
Por último a destacar, dentro de los cinco medios presentados, el valor de mirar
siempre al Cristo en cruz e intensificar cada vez más nuestro amor hacia Dios.
Sin dudas que la fortaleza es una virtud indispensable en la vida de todo
cristiano, el cual no tiene otro modelo más que el Señor y para llegar a la santidad no
queda otro camino que ser fuerte.
Concluimos el presente trabajo de investigación con el consejo de San Pablo a
Timoteo:
“Tú, pues, hijo mío, fortalécete con la gracia de Cristo Jesús.”31
31
2 Tim 2:1.
13
Bibliografía consultada
SANTO TOMÁS DE AQUINO; Suma de Teología IV, Tratado de la fortaleza qq. 123-
114.
Índice
ITRODUCCIÓ 2
1. ATURALEZA DE LA FORTALEZA 3
2. VICIOS OPUESTOS 8
3. PARTES DE LA FORTALEZA 9
4. MEDIOS DE PERFECCIOARSE E LA FORTALEZA Y E LAS VIRTUDES DERIVADAS 10
COCLUSIÓ 12
BIBLIOGRAFÍA COSULTADA 13
ÍDICE 14