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Los flujos de inversión extranjera directa a nivel mundial son resultado principalmente
del funcionamiento de grandes empresas que operan en distintos mercados nacionales,
es decir, cuya producción se realiza a lo largo y ancho del planeta.
El paradigma ecléctico
Aunque muchas son las teorías que han dado una explicación a la producción
internacional, es el denominado “paradigma ecléctico” el que recoge de forma más
extensa las razones por las que una empresa elige convertirse en una multinacional
(realizando operaciones de inversión extranjera directa) frente a otras alternativas como
la exportación o las concesiones.
Entre las críticas que se le han hecho a este paradigma se puede destacar que su origen
se centra en la explicación de las inversiones en el sector de la industria y en greenfield
(nueva inversión) pero que se necesita introducir matizaciones que den cabida al
proceso, cada vez más importante, de internalización de empresas de servicios u la
explicación de las fusiones y adquisiciones. Éstas son las dos características actuales de
la producción internacional desde la segunda mitad de la década de los noventa.
Otra de las críticas que se hace a este paradigma es su carácter estático, por lo cual hay
que ligar el desarrollo de las naciones con su situación neta como receptor o emisor de
capitales. Se identifican cinco estadios:
1. Las ventajas de localización de los países son insuficientes para atraer otro tipo de
inversión extranjera que no sea la centrada en los recursos naturales en tanto que
existe una fuerte deficiencia en activos creados como infraestructuras, sistemas de
gobierno, niveles de formación, etc. Las salidas de capital son casi inexistentes. Las
políticas gubernamentales tienen que ir dirigidas a la mejora de la infraestructura, la
formación de capital humano y a la reestructuración de los mercados.
2. Aumentan las entradas de capital con escasas salidas. El mercado nacional comienza
su expansión dinamizada, en parte por la llegada de capital extranjero. Las ventajas de
los países se muestran más atractivas y los gobiernos deben mantener políticas de
fomento de la inversión extranjera.
Una vez conocidas las razones por las que las empresas deciden internacionalizarse hay
que analizar cómo lo hacen. A continuación se muestran los distintos tipos de
estrategias que las empresas multinacionales pueden seguir.
Las inversiones que se ajustan a esta motivación buscan explotar el mercado interno del
país donde se localiza la empresa. En este caso las ventajas de localización
determinantes son el tamaño y la tasa de crecimiento del mercado nacional, la existencia
de barreras físicas, la estrategia de industrialización del país. Esta estrategia suele dar
lugar a la localización de empresas que resultan ser una réplica pero a menor de escala
de la casa matriz (filiales stand alone). Fue la perseguida por las empresas que se
localizaban en economías cerradas o fuertemente protegidas. A partir de los años
noventa, y con la generalización de la liberalización, las empresas con este tipo de
estrategias buscan el aprovechamiento de acuerdos de integración. En relación con las
inversiones en servicios (bienes no transables) el acceso a mercados amplios y con un
potencial de crecimiento alto resultan elementos de máxima importancia a considerar
por los inversionistas.
Las empresas que invierten en terceros países buscan racionalizar su producción para
explotar economías de escala, especialización, los esquemas de integración, la
reducción de los costes de transporte y los avances en las telecomunicaciones, etc.
Frecuentemente se materializan a través de procesos de complementación comercial y
productiva de las operaciones de las filiales de la corporación transnacional. En muchos
casos siguen a las inversiones que han perseguido el acceso a mercados regionales.
Estrategia global (strategic asset seeking)