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En la mayoría de los cuentos de hadas aparecen los arquetipos fundamentales con su aspecto
emocional patente como dice la doctora von Franz, los arquetipos del ánima y del ánimus se
encuentran en estas historias, manifestando las dificultades de los seres humanos por
conseguir la integración de los dos principios, el masculino y el femenino.
Voy a relacionar la historia de Cenicienta así como algunas otras versiones de cuentos de
hadas (la Gata, Vassilissa…) en los que lo femenino es débil, servil o inexistente con el mítico
encuentro de Salomón y la Reina de Saba, un motivo que ha gustado mucho a los alquimistas y
los estudiosos de las religiones, probablemente por lo difícil que es desentrañar la verdad
histórica de ambos personajes aun contando con referencias extensas en diferentes versiones
escritas (Biblia, Corán, Kebra Nagast).
1
refiere Bárbara Black (Black 2002, 27)i. La doctora Black relaciona a la Reina de Saba con las
mujeres que han dedicado su vida a la profesión y han dejado su parte femenina aletargada en
casa (en el introvertido reino de Sabaii).
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Bibliografía
AAVV (2001): Espejos del yo. Imágenes arquetípicas que dan forma a nuestras vidas, Editorial
Kairós, Barcelona.
Bettelheim Bruno (1999): Psicoanálisis de los cuentos de hadas, Editorial Crítica, Barcelona.
Cashdan, Sheldon (2000): La bruja debe morir. De qué modo los cuentos de hadas influyen en
los niños, Editorial Temas de Debate, Madrid.
Franz, Von Marie Louise (1993): Érase una vez… Editorial Luciérnaga, Barcelona.
i
“En el terreno de la práctica religiosa, el Antiguo Testamento es incluso más crítico con Salomón. Él hizo
lo que era inicuo a la vista del Señor: amó a muchas mujeres extranjeras además de a la hija del faraón:
moabitas, ammonitas, edomitas, cidonitas e hititas, y ellas hicieron que volviera su corazón hacia sus
propios dioses. Y adoraba a la diosa Astarté y a los engendros Milcom, Molech y Chemosh, y les
construyó altares en los lugares sagrados de las colinas para que se pudiera adorar a esos ídolos. El Libro
de los Reyes I, 10:14 dice que en un año Salomón recibió 666 talentos de oro. Éste es el número místico
de la triple Diosa y más adelante se interpretó en el Nuevo Testamento como el número de la bestia
(Apocalipsis 13:18) y es una prueba más de la inclinación de Salomón por la veneración de la Diosa”
(Blazk 2002, 27).
ii
(Blazk 2002, 59).
iii
(Blazk 2002, 65).