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Avodá – El Servicio del Kohen Gadol

Avodá. La recitación de la avodá (el servicio que el Kohen Gadol realizaba en el Templo en Yom
Kipur) es bastante extensa y detallada. En la lectura de la Torá vimos que los versículos que hablan
acerca de ella son muy concisos. Por la tradición oral sabemos que el orden del servicio era
sumamente complejo (de hecho, su tratamiento ocupa una buena parte del tratado de Yoma en el
Talmud). Es este orden el que se describe aquí en forma detallada. En la ausencia del Templo, el
servicio realizado en este dia es reemplazado por la recitación y el estudio de sus leyes, idea que es
aludida en varias ocasiones en los rezos. La práctica de narrar todo el servicio de Yom Kipur es ya
mencionada en el Talmud mismo ¡Yoma 36b. 56b). La recitación de la avodá es seguida por varios
poemas litúrgicos (piyutim) que aluden al significado de este servicio, intercalados con oraciones. El
primer texto al respecto comienza con una reseña general de los acontecimientos transcurridos desde
la creación del mundo hasta la elección de Aharón para fungir de Kohén Gadol La idea es que el
propósito de la creación es expresada en el servicio que el Kohén Gadol realizaba, ya que a este Dios
lo puso "corno recipiente de expiación para Israel" y le concedió el privilegio de que por medio de su
servicio los pecados de Israel fueran perdonados, lo que conducía a la restauración de su pureza
espiritual.

Tú estableciste el universo desde el principio; fundaste el mundo e hiciste todo lo que existe, y en él
formaste a la humanidad. Al Tú contemplado, el universo estaba confuso y vacío, con oscuridad sobre
la faz del abismo. Expulsaste a las tinieblas y asentaste la luminosidad. Formaste un ser moldeado de la
tierra [Adam], y le ordenaste acerca del Árbol del Conocimiento. Pero él desdeñó tu palabra y fue
expulsado del Edén. Pero no lo exterminaste en virtud de Tu paciencia infinita. Engrandeciste sus
frutos y bendijiste su simiente. Los hiciste multiplicar con Tu bondad, haciéndolos morar en
tranquilidad. Pero ellos se desprendieron del yugo y dijeron a Dios: "Apártate de nosotros." Pero al
quitar Tu mano al instante se marchitaron como la hierba. Recordaste el pacto al varón íntegro en su
generación [Nóaj], y en virtud de su mérito dejaste un remanente al mundo. Para él hiciste el pacto del
arco iris; y por el amor a su ofrenda placentera bendijiste a sus hijos. Pero por sus riquezas erraron y
erigieron una torre; y dijeron: "Vengan, subamos y penetremos el firmamento a fin de pelear contra Él."
Un varón singular, padre de una muchedumbre [Abrahamj, de pronto brilló como una estrella. De la
hornaza de Casdim salió, para alumbrar la oscuridad. Anulaste Tu ira al contemplar sus actos; y en su
vejez escudriñaste su corazón. Una aureola de gracia hiciste salir de él. Él fue un cordero puro
[Itzjak], escogido de entre las ovejas. De su tronco hiciste salir un varón íntegro [Yaacob]; desde que
fue tomado del vientre él sellado en Tu pacto estaba. Le otorgaste doce tribus, bien amados del
Altísimo. Ellos fueron llamados "los que portan el fardo desde el vientre". Sobre Leví colocaste una
diadema de gracia y de bondad; y de todos sus hermanos a él lo adornaste con una corona. Amram fue
el varón escogido del tronco de Levi. Y a Aharón, el varón santo del Eterno, desde sus raíces lo
santificaste. Lo adornaste bellamente con las vestiduras ministeriales; y por medio de sus ofrendas
anulaste Tu ira. Él portaba una diadema, un manto, un pectoral y un efod; también una rúnica, unos
pantalones de paño, una mitra y un cinto. Ofrecía ofrendas de vacas, ofrendas de holocausto de ovejas;
él hacía la inmolación de cabras y el corte de carneros. La mezcla de especias aromáticas, la quema de
brasas; el rociamiento de la sangre, según una cuenta exacta. La invocación del incienso y la oración
verdadera. Con su santidad expiaba nuestras iniquidades. Vestido de lino y con arreglo de piedras
preciosas. Con todo ello se ceñía, como un ángel celestial. Todo ello lo estableciste en honor de
Aharón; lo pusiste como recipiente de expiación para Israel. Y en su mano colocaste el perdón de las
iniquidades. En substitución de Aharón, alguien de su simiente se levantaba para servir en Tu presencia
en el Día del Perdón. La instrucción práctica del servicio del día la aprendía durante siete días en

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nuestra Morada. Y se le rociaba en el tercero y séptimo días. Rodeado continuamente de las ofrendas de
paz de los ancianos del pueblo y de sus sabios hermanos, los Cohanim, hasta que llegaba el décimo
día. Y en la mañana de la víspera de Yom Kipur se le hacía jurar por Aquél que había hecho residir Su
Nombre en esta Casa, que no cambiaría nada de todo lo que se le decía, pues quizás hubiera en su
corazón algo de herejía. Él extendía sus manos y lloraba porque se habla sospechado de él; y ellos
extendían sus manos y lloraban porque habían sospechado de quien sus obras eran ocultas, pues quizás
no hubiera nada malo en su corazón. Y le decían: "Mira en presencia de Quién te presentas; entras a un
lugar de flamas ardientes. La congregación de nuestro pueblo en ti confía, y nuestro perdón está en tus
manos." Le enseñaban y le hacían repetirlo [el orden del servicio] hasta que llegaba el décimo día del
mes. Y por la mañana de la víspera de Yom Kipur se lo colocaba en la puerta oriental, haciendo pasar
frente a él toros, carneros y ovejas. Todo ello a fin de que conociera y estuviera habituado al orden del
servicio. Extendían delante de él una tela de lino al llegar el momento de degollar el animal de la
ofrenda continua, a fin de hacer una separación entre él y el pueblo. Cumplía su tarea con reverencia y
temor; y se examinaba de cualquier cosa que le obstruyera la inmersión ritual. Se regocijaba por el
mandamiento que a él le tocaba cumplir y se quitaba las ropas profanas; descendía y realizaba la
inmersión ritual. Luego subía y se secaba, tal como se le había ordenado. Se le proporcionaban las
vestiduras con oro y se vestía con ellas; luego purificaba en agua sus manos y sus pies.

De inmediato recibía el cordero de la ofrenda continua. Lo inmolaba y luego dejaba que otro Kohén
terminara la inmolación, mientras él recibía la sangre del animal. Y la vertía sobre el altar, conforme a
lo que se le había ordenado. Luego entraba en el santuario y encendía cinco candelas, encendía el
incienso de la mañana y luego encendía las dos candelas restantes. Después salía y ofrecía en el altar la
cabeza del animal y sus miembros, según era prescrito. Como todos los días, ofrecía las ofrendas
diarias de harina, así como las libaciones de vino en todos los recipientes sagrados.

Sí Yom Kipur coincede con Shabat se agrega lo siguiente: Y en el día de Shabat ofrecía dos corderos
para la ofrenda adicional [Musaf] de Shabat, junto con sus ofrendas de harina y el arreglo de los panes
de la proposición. Luego encendía el incienso que estaba en los incensarios, según era prescrito.

Y después ofrecía el toro de la ofrenda de holocausto y los siete corderos de la ofrenda de Musaf del
día, así como sus ofrendas de harina y sus libaciones, conforme a sus leyes. Inmediatamente después
entraba al salón denominado Parva que estaba en el santuario, y se le extendía una tela de lino para
separar entre él y el pueblo, como al principio. Antes de proceder a quitarse las vestiduras recamadas
en oro, purificaba escrupulosamente sus manos y sus pies. Luego se despojaba de las vestiduras con
oro; descendía y realizaba la inmersión ritual. Al terminar, subía y se secaba. Se despojaba de las
vestiduras con oro y se vestía con vestiduras blancas, ya que el servicio del día debía ser realizado con
vestiduras blancas. Y de nuevo se apresuraba a purificar sus manos y sus pies. Primeramente se dirigía
hacia el toro que debía ofrecer; el toro estaba parado en el lado norte, frente al santuario y al altar, con
la cabeza hacia el sur y su rostro mirando hacia el oeste. Y el Cohen se paraba en el lado este, teniendo
el rostro vuelto hacia el oeste. Se paraba allí con un profundo sentimiento de reverencia, en presencia
del Dios Altísimo, y recitaba la fórmula de confesión. Y apoyaba sus dos manos sobre el toro y se
confesaba. Y esto era lo que decía: Por favor, oh Eterno; he pecado, he cometido iniquidad y me he
rebelado delante de Ti, tanto yo como los miembros de mi casa. Por favor, en virtud del Nombre
Inefable, expía los pecados, las iniquidades y las rebeliones con los que he pecado, me he pervertido y
me he rebelado delante de Ti, tanto yo como los miembros de mi casa. Pues está escrito en la Torá de

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Moshé: "Pues en este día Él hará expiación por ustedes de todos sus pecados; delante del Eterno serán
purificados".

Y los sacerdotes [Kohanim] y el pueblo estaban parados en el patio del Templo. Y al oír el Nombre
Inefable que salía de la boca del Sumo Sacerdote [Kohen Gadol], pronunciado con santidad y pureza,
(arrodillarse) se arrodillaban y se prosternaban sobre sus rostros, y exclamaban:

"¡Bendito sea el Nombre glorioso de Su reino por siempre jamás!"


El Sumo Sacerdote terminaba de recitar el pasaje de las Escrituras al mismo tiempo que ellos, y luego
les decía: "Han sido purificados." Y Tú, oh Dios, en virtud de Tu bondad haz que Tu misericordia se
despierte y perdona al varón piadoso. Después de ello caminaba hacia la puerta de Nicanor, la cual
estaba al este del patio del Templo, al norte del altar A su derecha iba su asistente, y a su izquierda el
dirigente de su tribu. Allí habia dos machos cabríos con los rostros vueltos hacia el oeste y sus espaldas
hacia el este, uno a su derecha y otro a su izquierda. Con sus dos manos tomaba las papeletas del
sorteo y echaba suertes por los animales, colocando una de ellas a su derecha y la otra a su izquierda.
La papeleta del sorteo que estaba a la derecha la ponia sobre uno de los macho cabrios y declaraba:
"Este es una ofrenda de pecado que pertenece al Eterno." 1:00[11 Y los sacerdotes [Cohanim] y el
pueblo. estaban parados en el patio del Templo. Y al oír el Nombre Inefable que salía de la boca del
Sumo Sacerdote [Kohén Gadol], pronunciado con santidad y pureza, (arrodillarse) se arrodillaban y se
prosternaban sobre sus rostros, y exclamaban:

"¡Bendito sea el Nombre glorioso de Su reino por siempre jamás!"

En cuanto al macho cabrío para Azazel, el Sumo Sacerdote le ataba entre los cuernos una cinta
escarlata que valía dos selas, y lo colocaba en la puerta oriental, cerca del lugar al que sería enviado.

También al macho cabrio que era para el Eterno le ataba una cinta escarlata y lo ponía cerca del lugar
al que sería enviado. Después de ello volvía de nuevo al toro y recitaba la fórmula de confesión por los
miembros de su casa y por sus hermanos, los Kohanim. Y apoyaba sus dos manos sobre el toro y se
confesaba. Y esto era lo que decía: por favor, oh Eterno; he pecado, he cometido iniquidad y me he
rebelado delante de Ti, tanto yo como los miembros de mi casa y los hijos de Aharón, Tu pueblo santo.
Por favor, en virtud del Nombre Inefable, expía los pecados, las iniquidades y las rebeliones con los
que he pecado, me he pervertido y me he rebelado delante de Ti, tanto yo como los miembros de mi
casa y los hijos de Aharón, Tu pueblo santo. Pues está escrito en la Tora de Moshé: "Pues en este día Él
hará expiación por ustedes de todos sus pecados; delante del Eterno serán purificados".

Y los sacerdotes [Kohanim] y el pueblo estaban parados en el patio del Templo. Y al oír el Nombre
Inefable que salía de la boca del Sumo Sacerdote [Kohén Gadol], pronunciado con santidad y pureza,
(arrodillarse) se arrodillaban y se prosternaban sobre sus rostros, y exclamaban:

"¡Bendito sea el Nombre glorioso de Su reino por siempre jamás!"

El Sumo Sacerdote terminaba de recitar el pasaje de las Escrituras al mismo tiempo que ellos, y luego
les decía: "Han sido purificados.

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Después de la confesión se apresuraba a hacer la ofrenda de pecado que era de él y la ofrenda de


pecado del pueblo. Examinaba el cuchillo e inmolaba al toro, recibiendo su sangre en un recipiente
limpio. De inmediato se lo entregaba a su asistente para que meneara la sangre y no se coagulara. sobre
las baldosas exteriores de mármol del santuario. Dejaba la sangre en manos del que la había meneado
y tomaba ur incensario de oro rojizo que tenia una capacidad de tres kabs. Luego subía a lo alto del
altar y vaciaba las brasas, la mitad de las cuales eran carbones y la otra mitad llamas. Y atizaba las
brasas encendidas del lado oeste del altar. Luego descendía con el incensario lleno de brasas encendidas
y lo colocaba sobre las baldosas de mármol del patio del Templo. Sacaban para él un cucharón vacío y
un incensario lleno de incienso fino, y él tomaba de él un puñado lleno de incienso, colocándolo en el
cucharón. Tomaba en su mano derecha el incensario con brasas y en la izquierda el cucharón con el
incienso. Luego se apresuraba a entrar el lugar Santo de Santos. Y en tiempos del Segundo Templo lo
dejaba en el lugar denominado "Even HaShetía". All] colocaba el incensario entre las dos varas del
Arca. Luego tomaba un puñado de incienso y lo vertía con el pulgar en su puño, hasta que éste se
llenaba como al principio. Colocaba entonces el incienso sobre las brasas del lado oeste, y esperaba
allí hasta que toda la habitación se llenara de humo. Con el corazón puro daba pasos hacia atrás.
teniendo el rostro vuelto hacia el lugar Santo y su espalda hacia el santuario. hasta que salta de donde
estaba el velo. Y entonces rezaba en el santuario una corta oración, cerca del velo, Y así era la oración
del Sumo Sacerdote estando en el santuario:

"Sea Tu voluntad, oh Eterno, Dios nuestro y Dios de nuestros padres, que e: año que comienza para
nosotros y para todo Tu pueblo Israel en cualquier lugar que estén, no sea un año de sequía, sino de
abundantes lluvias. Pero no aceptes únicamente las oraciones de los viajeros en cuanto a las lluvias,
sino que otórgalas siempre que el mundo tenga necesidad de ellas. Y que los miembros de Tu pueblo
Israel no tengan necesidad de sustentarse unos a otros, ni tampoco de manos de otro pueblo. Que en
este ano ninguna mujer pierda el fruto de su vientre, y que los árboles del campo rindan sus frutos. Y
que no sea quitado el dominio de la tribu de Yehudá.

Luego salía y tomaba la sangre del toro de manos de quien la meneaba. Entraba de nuevo al lugar
donde había entrado, y se paraba en el mismo lugar. Por cada rociamiento que efectuaba mojaba su
dedo en la sangre, y rociaba con ella al espacio que estaba entre las dos varas del Arca que estaba frente
al velo; una vez por arriba y siete por abajo. Y su intención no era precisamente rociar arriba y abajo,
sino más bien como agitar.

Y de este modo contaba: uno; uno y uno; uno y dos; uno y tres; uno y cuatro. uno y cinco; uno y seis;
uno y siete Luego salta del lugar Santo de Santos lo dejaba sobre la base de oro que estaba en el
santuario.

Al salir le tratan el macho cabrio que era del Eterno. Lo inmolaba recibía la sangre en un recipiente
limpio Luego entraba de nuevo al lugar Santo de Santos para rociar de su sangre, en el mismo orden
que había seguido con la sangre del toro: una vez por arriba y siete por abajo. Y su intención no era
precisamente rociar arriba y abajo, sino más bien como agitar.

Y de este modo contaba: uno; uno y uno; uno y dos; uno y tres; uno y cuatro; uno y cinco; uno y seis;
uno y siete. Luego salía y lo dejaba sobre la segunda base de oro que estaba en el santuario.

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Luego se apresuraba a tomar la sangre del toro que estaba sobre la base de oro y se paraba entre el altar
de oro y el velo. Mojando su dedo cada vez, rociaba con la sangre delante del velo, frente al espacio
que estaba entre las dos varas del Arca, por afuera; una vez por arriba y siete por abajo. Y su intención
no era precisamente rociar arriba y abajo, sino más bien como agitar.

Y de este modo contaba: uno; uno y uno; uno y dos; uno y tres; uno y cuatro; uno y cinco; uno y seis;
uno y siete.

Acto seguido se apresuraba a dejar la sangre del toro y tomaba la sangre del macho cabrío, haciendo
con ella como había hecho con la sangre del toro: rociaba con la sangre delante del velo. frente al
espacio que estaba entre las dos varas del Arca, por afuera; una vez por arriba y siete por abajo. Y su
intención no era precisamente rociar arriba y abajo, sino más bien como agitar.

Y de este modo contaba: uno; uno y uno; uno y dos; uno y tres; uno y cuatro: uno y cinco; uno y seis;
uno y siete.

Luego, lleno de alegría vertía la sangre del toro al interior del recipiente en que estaba la sangre del
macho cabrío. Luego vaciaba el recipiente lleno en el vacío, a fin de que se mezclaran bien. Después
se paraba junto al altar de oro, entre el altar exterior y el candelabro. Allí rociaba de la sangre mezclada
sobre sus cuatro esquinas, según el orden prescrito. Comenzaba en la esquina noreste y terminaba en la
esquina sudeste. Atizaba bien las brasas y las cenizas que estaban en el altar de oro hasta que se dejaba
ver el oro. Y luego rociaba de la sangre mezclada sobre la parte limpia del altar siete veces, del lado sur.
Luego salía por el lado sur al exterior del santuario, vertiendo los restos sobre la base occidental del
altar exterior. Después se dirigía hacia el macho cabrío que sería enviado a Azazel, a fin de confesar
sobre él las culpas de la comunidad.

Colocaba sus dos manos sobre el macho cabrío y se confesaba. Y esto era lo que decía: Por favor, oh
Eterno; ha pecado, ha cometido iniquidad y se ha rebelado delante de Ti la Casa de Israel, Tu pueblo.
Por favor. en virtud del Nombre Inefable, expía los pecados, las iniquidades y las rebeliones con los
que ha pecado, se ha pervertido y se ha rebelado delante de la Casa de Israel Tu pueblo. Pues está
escrito en la Torá de Moshé: "Pues en este día Él hará expiación por ustedes de todos sus pecados;
delante del Eterno serán purificados".

Y los sacerdotes [Kohanim] y el pueblo estaban parados en el patio del Templo. Y al oír el Nombre
Inefable que salía de la boca del Sumo Sacerdote [Kohen Gadol], pronunciado con santidad y pureza,
(arrodillarse) se arrodillaban y se prosternaban sobre sus rostros, y exclamaban:

"¡Bendito es el Nombre glorioso de Su reino por siempre jamás!"

El Sumo Sacerdote terminaba de recitar el pasajede las Escrituras al mismo tiempo que ellos, y luego
les decía: "Han sido purificados." Y Tú, oh Dios, en virtud de Tu bondad, que se despierte Tu
misericordia y perdona a la congregación de Yeshurún. Luego llamaba a uno de los sacerdotes que se
habia preparado desde el día anterior, y le entregaba el animal para que lo condujera a la tierra de
Guezerá, al desierto desolado. Y al llegar al peñasco, partía por la mitad la cinta escarlata que estaba
atada a los cuernos del macho cabrío. Amarraba la mitad al peñasco y la otra mitad a sus cuernos. Lo

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empujaba con ambas manos hacia atrás, y el animal rodaba, cayendo al precipicio. Y todavía no llegaba
hasta la mitad de la montaña cuando ya se había despedazado. Y decía así: "Que sean perdonadas las
iniquidades de Tu pueblo Israel."

Y se hacían señales que eran agitadas con paños a fin de que la gente supiera que el macho cabrío
había llegado al desierto.

Después corría, dirigiéndose hacia el toro y el macho cabrío que iban a ser quemados en el altar. Los
partía y les sacaba las partes internas, poniéndolas en una bandeja para que fueran quemadas sobre el
altar. La carne la trenzaba y la enviaba por medio de otros, quienes la sacaban y la llevaban al lugar
donde sería quemada. Luego regresaba al patio de las mujeres del Templo, después de que el macho
cabrío había llegado al desierto. Y allí recitaba la primera bendición de la Torá y leía la sección de
"Ajarei Mot" del libro de Vayikrá y la sección de "Aj BeAsor" del libro de Bemidbar. Al terminar
enrollaba el Rollo de la Torá y lo ponía en su seno, y decía lo siguiente: "Más de lo que yo les he leído
está escrito aquí." La sección de "Aj BeAsor" la recitaba de memoria. Y después recitaba ocho
bendiciones: por la Torá; por el service del Templo [Avodá], por el agradecimiento [Hodaá] por el
perdón de iniquidades; por el Santo Templo; por Israel; por los Kohanim; y por el reste del rezo. Luego
se dirigía hacia el sitie de la inmersión ritual, y allí purificaba sus manos y sus pies, despojándose de las
vestiduras blancas. Efectuaba la inmersión ritual, y luego subía y se secaba. A continuación hacía la
ofrenda del macho cabrío que era ofrecido en el exterior, el cual era la ofrenda de Musaf del día.
Luego ofrecía su camero y el camero del pueblo. Después quemaba las partes internas de la ofrenda de
pecado, y hacía las ofrendas de harina de los dos carneros conforme a su prescripción. Después hacía
las libaciones de todos las ofrendas de Musaf, según su prescripción. Luego ofrecía la ofrenda continua
de la tarde, conforme a su ley. Después de hacer todo esto, de nuevo regresaba al lugar de la inmersión
ritual y purificaba sus manos y sus pies. Se quitaba las vestiduras con oro; efectuaba la inmersión ritual
y subia y se secaba. Le tratan las vestiduras blancas y de nuevo purificaba sus manos y sus pies. entraba
entonces en el lugar Santo de Santos a fin de sacar el cucharón y el incensario que había introducido
allí por la mañana. Y de nuevo iba al lugar de la inmersión ritual; purificaba sus manos y sus pies y se
quitaba las vestiduras blancas. Luego efectuaba la inmersión ritual, subía y se secaba. Le traian las
vestiduras con oro; se las ponía y purificaba sus manos y sus pies. Después entraba al santuario a fin
de ofrecer el incienso de la tarde.

Al salir de allí ofrecía la ofrenda de harina de la ofrenda continua, asi como el resto de la ofrenda de
harina "javitín" y las libaciones, todo conforme a su prescripción. Luego entraba para encender las
candelas. Al salir se postraba, y purificaba sus manos y sis pies. Se quitaba las vestiduras con oro y le
traían sus propias ropas; se las ponla y se le escoltaba hasta su casa. Y el Sumo Sacerdote hacía un día
de fiesta para sus familiares y amigos por haber salido en paz del lugar santo.

Venturoso es el pueblo para quien así es. Venturoso es el pueblo cuyo Dios es el Eterno. Y por tanto, oh
Dios, así como escuchaste la oración del Sumo Sacerdote en el santuario, así también escúchala de
nuestras bocas y otorga Tu salvación.

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