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“ANALISIS LIBRE SOBRE LA APLICACIÓN DE LA FILOSOFIA

EMPIRICA O LOGICA” por Jose A.Chaviano Febles

Mirar por Mirar, correcto; Ver por Ver, correcto también; pero Mirar; Ver y además,
Observar; es mucho más complicado y diferente…..Observar implica expandir tu
visión a varios puntos y al mismo tiempo, es COMPARAR, registros anteriores, con
percepciones actuales.

Eso es lo que hace la Observación, una definición superlativa del Mirar y del Ver.
También podemos decir: que Mirar; Ver; Observar y Comparar, nos hace
conscientes de algo, y de que procesamos mejor, en nuestro cerebro, toda gama de
imágenes, tanto tangibles como intangibles, cuando esa Observación recoge lo que
necesita para su análisis aplicado, utilizando, recursos comparativos.

Esta acción de recopilación, nos lleva al paradigma filosófico de Renato Descartes,


que dentro de su definición de la doctrina cartesiana, esgrimía el fundamento, no
tan ilógico (pero si discutible) de: PIENSO, Y LUEGO EXISTO o visto desde otro
ángulo, EXISTO POR QUE PIENSO QUE EXISTO. Este concepto, se basa en que el
mirar; el ver; el observar; el comparar; nos elabora un conjunto de condicionales
dentro de un plano tangible, que sin advertirlo, nos confronta y nos hace,
considerar y percibir, nuestra propia presencia física, dentro de ese mismo plano,
llamémoslo, PLANO COGNICTIVO.

Esta filosofía cartesiana aplicada bajo las leyes de la lógica interpretativa, nos
puede generar opiniones encontradas para su verdadera aplicación. Se dice que lo
que no se ve, no se siente o se experimenta; pero eso es también un concepto
relativo, pues el viento no se ve, pero se percibe. Descartes utilizando este
siguiente ejemplo, trataba de explicar su paradigma filosófico, aunque el mismo
carece, de absoluta credibilidad postular. El decía, al entrar en un salón, con sillas y
mesas, que todo eso existía por que él pensaba que existía, pero si el cerraba los
ojos, y no veía, eso no existía para él; de la misma forma, si el con los ojos
cerrados, era llevado hacia una de las sillas, y pasaba sus manos por ella, el
concepto de silla, podía no existir pero si el de materia. Esto de cierta forma se
hacía más incomprensible, cuando el también, cuestionaba las leyes de la física,
como resultados, de actividad mental. Para concluir, la materia existe, pero lo que
define su nomenclatura existencial, como objeto visible, es nuestro sentido mental
sensorial.

Michelangelo Buonarroti, famosísimo artista, prestigioso escultor de obras de


incalculable valor y de mas que incalculable, de valor artístico; dijo una vez, al
exhibir su monumental escultura de DAVID, en Florencia, Italia; que él no había
“ESCULPIDO EL MARMOL, PARA OBTENER ESA FIGURA; SINO, QUE EL LO
UNICO QUE HIZO FUE, REMOVER LOS PEDAZOS QUE SOBRABAN, EN EL
BLOQUE DE MARMOL, PUES LA FIGURA, SIEMPRE HABIA ESTADO AHÍ”.
Fíjense, que poder analítico de visión espiritual; visión ocular; presencia
física y de condicionales abstractas, dentro del interior, que pueden aflorar, con
destellos de genialidad, y hacerse perceptivo, hacia el exterior, de forma única.

Recuérdense del refrán: NO HAY PEOR CIEGO QUE EL QUE NO QUIERE VER.
¿Que quiere decir o que implica este refrán tan popular? Pues, que si uno no quiere
algo o no está de acuerdo, actúa como si no tuviera visión, y así, definitivamente,
hace que el asunto en cuestión se evapore o se haga invisible. ¡Qué no se ve!
Muchas veces la sensación de no opinar, en algo, hace que nuestra asimilación de
la “ceguera”, sea ajustable a los estados anímicos; más que, a la percepción de lo
que apreciamos con nuestros ojos. Esto lo que quiere decir y significar es, que
inequívocamente; podemos dentro de nuestra capacidad limitada de percepción
tangible y espiritual, acomodar la circunstancia, en relación a nuestro interés,
utilizando el concepto del párrafo anterior, lo que hacemos es que: “ nos salimos
o negamos nuestra presencia en ese plano tangible”.

El estudio de las matemáticas, adiciona además de memorizar ciertas operaciones


necesarias, implica una gran dedicación a la utilización de la LOGICA. Un ejemplo
sencillo de la lógica dentro de las aplicaciones de matemáticas, llamadas PURAS,
lo constituye el axioma de: LA NEGACION, DE UNA NEGACION, LO CONVIERTE
EN UN POSITIVO, O LO QUE ES IGUAL, DOS SIGNOS NEGATIVOS SE
CONVIERTEN EN UNO POSITIVO La utilización de los números negativos, dentro
de escalas aritméticas, amplían la gama operacional, de los cálculos, teniendo un
resultado más aceptado por la lógica, que por la realidad, pues como se podrían
realizar cálculos utilizando parámetros infinitos, que no existen palpablemente y
también compararlas, con variables que si existen. Sin tener que utilizar esta
ciencia exacta, puede que este otro ejemplo, sea más fácil de entenderse, para
este postulado: EL QUE ES ENEMIGO DE MI ENEMIGO, ES DE POR SI, MI
AMIGO.

Podemos abstraernos física y mentalmente, de aquello que nos desconcierta y


desagrada; de la misma forma; que lo tangible, que nos rodea, en el día a día, nos
inunda, sin nosotros darnos cuenta.

La clave, para la definición de lo que queremos, no es un por estado anímico, sino


por convencimiento y profundidad espiritual. El cuerpo físico, si existiera, sin el
alma, no serviría para mucho, pues seriamos esclavos de las costumbres; no
seriamos capaces de desarrollarnos intelectualmente; ni podríamos comprender
muchas de las cosas que interpretamos, aun, sin hacer el esfuerzo. El alma
humana, es única; indivisible; intangible; suprema; sabemos que está ahí, pero no
podemos comprenderla; nunca podremos escudriñar dentro de ella, pues, esa alma,
es un regalo divino, el cual por su condición única, está más allá, de lo que
podamos, elaborar; definir; o descubrir.

El ser humano, es como una materia esponjosa, que recoge todo tipo de
impresiones, tanto visuales (tangibles), como no visuales (intangibles) y las guarda
muy, pero muy interiormente, hasta que en un momento, ya sea de forma
consciente o de forma inconsciente, aflora y toma sentido dentro de la disposición
que demos nosotros, a su utilización. En este proceso, quizás, la única actividad,
consciente, es su utilización. Este acto puede ser adecuado o no, y el resultado
visible o de percepción, es lo que, nos indica su acierto o su desacierto. Ejemplo
de ello, podría ser, una obra de arte muy abstracto, la cual despierta en su creador,
sentimientos únicos; pero que no comulgan, con otras percepciones, de gentes que
lo traten de interpretar. Siempre en psicología, se han utilizados sombras impresas
en papeles, y entonces se pregunta, Que es lo que vemos en las mismas?

Esto no es una farsa ni un truco, lo que hace esto, es determinar, eso que VEMOS
CON LOS OJOS, que ASOCIACION tiene con el SUB-CONSCIENTE REGISTRADO
Y ACUMULADO, en nuestro INTERIOR RECONDITO, ESO ES: “EL EMPIRISMO
LOGICO”.

Los reflejos condicionados, no son otra cosa que la reacción post-programada de


nuestros registros conscientes e inconscientes, que ante un cambio empírico o
lógico, mínimo, toman el rumbo necesario para ubicarlo de nuevo, donde debe
estar asentado, en el : subconsciente lógico.

El empirismo lógico (también denominado positivismo lógico) es una corriente


de filosofía de la ciencia que surgió durante el primer tercio del siglo XX, alrededor
del grupo de científicos y filósofos que formaron el célebre Círculo de Viena.
Si bien los empiristas lógicos intentaron ofrecer una visión general de la ciencia que
abarcaba principalmente sus aspectos gnoseológicos y metodológicos, tal vez su
tesis más conocida es la que sostiene que un enunciado es cognitivamente
significativo sólo si, o posee un método de verificación empírica o es
analítico, tesis conocida como "del significado por verificación". Sólo los
enunciados de la ciencia empírica cumplen con el primer requisito, y sólo los
enunciados de la lógica y las matemáticas cumplen con el segundo. Los
enunciados típicamente filosóficos no cumplen con ninguno de los dos requisitos,
así que la filosofía, como tal, debe pasar de ser un supuesto cuerpo de
proposiciones a un método de análisis lógico de los enunciados de la ciencia.
Las posiciones de los empiristas lógicos respecto de algunos temas claves de la
filosofía de la ciencia (el origen del sentido de los enunciados, la puesta a prueba de
las teorías, el concepto de explicación científica y la unidad de la ciencia, entre
otros) se conocen con el nombre colectivo de "concepción heredada" . En
palabras sencillas, este concepto de: “concepción heredada” es el resultado
empírico o lógico, de procesos conceptuales, mas allá, de las limitaciones que la
propia, lógica, enmarca.
¿Cómo sabemos que un enunciado como "Hoy está lloviendo" es verdadero?
Oímos la lluvia, o vemos el agua caer, o vemos el agua caer y oímos la lluvia y
olemos el pavimento mojado: así sabemos que hoy, de hecho, está lloviendo.
Entonces el enunciado "Hoy está lloviendo" tiene sentido, porque podemos saber
si es verdadero o es falso. Ahora, ¿Cómo sabemos que un enunciado como "El Ser
es inmóvil" es verdadero? Obviamente nunca hemos visto tal cosa como "el Ser",
y tampoco lo hemos visto moverse, permanecer quieto, o sonreír. ¿Entonces cómo
sabemos si ese enunciado es verdadero? Los metafísicos hubieran respondido: por
supuesto, no a través de la evidencia empírica, pues esa clase de evidencia no nos
ha llevado a hablar del Ser. Son enunciados que son demostrados por la pura razón,
a priori. Pero recuérdese que los empiristas lógicos han negado que podamos
hablar del mundo -enunciados sintéticos- sin experiencia de él -a priori-.
Los empiristas lógicos dicen: sólo podemos hablar de cómo es el mundo si tenemos
experiencia sensorial de él. Si hablamos del mundo, es porque lo percibimos
mediante los sentidos. ¿Hay alguna otra manera de conocer el mundo, además de
los sentidos? Sí, mediante el razonamiento lógico-deductivo, es decir, lo a priori,
como las matemáticas, la lógica y los significados conceptuales.
El sentido de una proposición, se determina, por los empiristas lógicos, por las
experiencias sensoriales que nos pueden decir si esa proposición es verdadera o
falsa. Si no hay experiencias sensoriales que nos puedan decir SI "El Ser es
inmóvil" es verdadero o falso, entonces "El Ser es inmóvil" carece de sentido.
Se puede aducir que 'el Ser es inmóvil' es un enunciado completamente bien
estructurado, gramaticalmente hablando; pero los empiristas lógicos establecen
que sólo se pueden calificar como proposiciones aquellas que son producto de la
lógica, de la matemática o que pueden ser empíricamente comprobadas,
susceptibles a la falsa alusión. Toda otra oración es una: “pseudoproposición”.
Enunciados como "el Ser es inmóvil" o "la Nada es Nada" parecen estar bien
estructurados en una forma sujeto-predicado: "el Ser" y "la Nada" serían los
sujetos de las dos frases; "es inmóvil" y "es nada" sus respectivos predicados.
Sin embargo, 'Ser' y 'Nada' no son sujetos: uno es un verbo y el otro es un
cuantificador. Cometemos la falacia de reificación al creer que son sujetos. En
otras pseudoproposiciones tales como 'Dios posee infinitos atributos' o 'Tengo
libre voluntad', el problema es que no hay manera de comprobar, esto
empíricamente, pues nadie puede ver a Dios y reconocerlo en sus infinitos
atributos, para hacer factible, una aseveración no empírica, más allá del
sentimiento y/o religiosidad, sobre el predicado de una existencia superior, o
“ultra-empirica” , existente dentro del alma humana.
Los problemas de la metafísica, entonces, dicen los empiristas lógicos, son
pseudoproblemas: no pueden resolverse, sino que deben disolverse mediante un
análisis del lenguaje, con ayuda de la lógica. Tal análisis nos probará que no nos
referíamos a cuestiones de hecho, sino que estábamos usando mal el lenguaje. Este
mal uso es denominado "lenguaje de pseudo-objeto", porque parece referirse a
objetos o hechos en el mundo, pero no es así. El "lenguaje-objeto" real es el
lenguaje de las ciencias, como proposiciones como "La Luna es redonda" o "El
agua es H2O", que SI, se refieren al mundo.
Por esto mismo, la metafísica sería borrada del mapa simplemente analizando y
encontrando los errores que yacían en ella. Algo muy parecido sucedería con la
ética y la estética. La ética se iría de la filosofía porque enunciados como "odiar es
malo" no son en realidad enunciados declarativos -no hablan de cuestiones de
hecho-, sino imperativos: dicen algo que debe hacerse. Sin embargo, estos
imperativos cometen la falacia naturalista al derivar lo que debe ser el caso, de
lo que de hecho es el caso. Por esto la ética se movería de la filosofía al campo de
la psicología, que nos diría porqué de hecho creemos que ciertas cosas son buenas
y otras malas. Lo mismo, con las apropiadas sustituciones, sucedería con la
estética. Los elementos metafísicos de las dos materias serían, por supuesto,
eliminados.
Entonces: el sentido de una proposición se determina empíricamente. Si
esto es así, entonces para toda proposición con sentido en el lenguaje-
físico (como "La Luna es redonda"), hay una proposición en el lenguaje-
sensorial que le corresponde. (Una proposición en lenguaje sensorial es la
que reporta inmediatamente los datos recibidos por los cinco sentidos
humanos, agregándole cuantificadores, conectivas y coordenadas
espaciotemporales para hacerla significativa: "Hay un rojo blando y ácido
aquí, en este momento"; o: "a las 7 de la mañana del jueves, vi un
redondo blanco en tal y tal lugar").
Es decir, la oración "La Luna es redonda" puede reducirse a enunciados como "Hay
un objeto blanco y redondo en este momento tal que lo llamamos Luna". Algunos
dentro de la practica filosofía/empírica/lógica, creían: que estos enunciados eran
el fundamento de nuestro conocimiento. Ellos llamaron a estos enunciados en
el lenguaje-sensorial :enunciados protocolares. Esto es, que para saber si
estábamos justificados para decir que sabemos tal o cual proposición, debemos
apelar a estos enunciados (recordemos que el sentido de una proposición son
sus condiciones de verificación empírica).
Ejemplo sencillo: 3 + 2 = 5, porque 2 + 3 = 5, así como 5 – 3 = 2; o 5 – 2 = 3.
Para algunos miembro del Círculo de Viena, , el fundamento del conocimiento, no
son estas proposiciones, y de hecho el conocimiento no tiene fundamento: el
conocimiento se da sólo entre sistemas coherentes de proposiciones, y la
justificación no es asimétrica (esto es, no hay más justificación en una proposición
que en otra), sino que se otorga mutuamente entre proposiciones. Este mismo
debate duraría -aún cuando el empirismo lógico ya había sido rechazado- en el
centro de la epistemología por casi todo el siglo XX: el debate
fundacionalismo/coherentismo.
Según Descartes el entendimiento posee unas intuiciones evidentes puestas por
Dios en la naturaleza humana, como ideas innatas o principios del pensar, a partir
de las cuales es posible establecer unas relaciones lógicas entre las ideas recibidas
de la experiencia.[30]
Este modo de pensar relacionando ideas mediante el análisis ha dado enormes
frutos en el progreso habido durante los últimos años en el cálculo matemático para
el descubrimiento y descripción de las leyes de la naturaleza y sus aplicaciones a la
ciencia empírica.
LA FILOSOFIA CARTESIANA. DEFINICIONES SOBRE EL “DISCURSO
DEL METODO”. LAS MEDITACIONES METAFISICAS. (Fuente
WebDianoa.com)

LA DUDA:-

Descartes dedicará la primera meditación a examinar los principales motivos


de duda que pueden afectar a todos sus conocimientos.
Los sentidos se presentan como la principal fuente de nuestros
conocimientos; ahora bien, muchas veces he constatado que los sentidos me
engañaban, como cuando introduzco un palo en el agua y parece quebrado,
o cuando una torre me parece redonda en la lejanía y al acercarme observo
que era cuadrada, y situaciones semejantes. No es prudente fiarse de quien
nos ha engañado en alguna ocasión, por lo que será necesario someter a
duda y, por lo tanto, poner en suspenso (asimilar a lo falso) todos los
conocimientos que derivan de los sentidos. Puedo considerar, pues, que no
hay certeza alguna en esos conocimientos, y considerar falsos todos los que
se deriven de los sentidos.
Sin embargo, podría parecerme exagerado dudar de todo lo que percibo por
los sentidos, ya que me parece evidente que estoy aquí y cosas por el estilo;
pero, dice Descartes, esta seguridad en los datos sensibles inmediatos
también puede ser puesta en duda, dado que ni siquiera podemos distinguir
con claridad la vigilia del sueño, (lo que nos ocurre cuando creemos estar
despiertos o cuando estamos dormidos). ¿Cuántas veces he soñado
situaciones muy reales que, al despertarme, he comprendido que eran un
sueño?. Esta incapacidad de distinguir el sueño de la vigilia, por exagerado
que me parezca, ha de conducirme no sólo a extender la duda a todo lo
sensible, sino también al ámbito de mis pensamientos, comprendiendo las
operaciones más intelectuales, que en absoluto parecen derivar de los
sentidos. La indistinción entre el sueño y la vigilia me lleva a ampliar la duda
de lo sensible a lo inteligible, de modo que todos mis conocimientos me
parecen ahora muy inciertos.
Aun así, parece haber ciertos conocimientos de los que razonablemente no
puedo dudar, como los conocimientos matemáticos. Sin embargo Descartes
plantea la posibilidad de que el mismo Dios que me he creado me haya
podido crear de tal manera que cuando juzgo que 2+2 = 4 me esté
equivocando; de hecho permite que a veces me equivoque, por lo que
podría permitir que me equivocara siempre, incluso cuando juzgo de
verdades tan "evidentes" como la verdades matemáticas. En ese caso todos
mis conocimientos serían dudosos y, por lo tanto, según el criterio
establecido, deberían ser considerados todos falsos.
Sin embargo, dado que la posibilidad anterior puede parecer ofensiva a los
creyentes, Descartes plantea otra opción: la de que exista un genio malvado
que esté interviniendo siempre en mis operaciones mentales de tal forma
que haga que tome constantemente lo falso por verdadero, de modo que
siempre me engañe. En este caso, dado que soy incapaz de eliminar tal
posibilidad, puesto que realmente me engaño a veces, he de considerar que
todos mis conocimientos son dudosos. Así, la duda ha de extenderse
también a todos los conocimientos que no parecen derivar de la experiencia.
La duda progresa, pues, de lo sensible a lo inteligible, abarcando la totalidad
de mis conocimientos, a través de los cuatro momentos señalados
anteriormente. No sólo debo dudar de todos los conocimientos que proceden
de los sentidos, sino también de aquellos que no parecen proceder de los
sentidos, ya que soy incapaz de eliminar la incertidumbre que los rodea.

LA PRIMERA VERDAD : "Pienso, existo"


En la segunda meditación, repasando la perpleja situación en la que se
encuentra al final de la primera, viéndose obligado a dudar de todo,
Descartes se da cuenta, sin embargo, de que para ser engañado ha de
existir, por lo que percibe que la siguiente proposición: "pienso, existo",
("cogito, sum"), ha de ser cierta, al menos mientras está pensando: "De
modo que luego de haberlo pensado y haber examinado cuidadosamente
todas las cosas, hay que concluir, y tener por seguro, que esta proposición:
pienso, existo, es necesariamente verdadera, cada vez que la pronuncio o la
concibo en mi espíritu". Esa proposición supera todos los motivos de duda:
incluso en la hipótesis de la existencia de un genio malvado que haga que
siempre me equivoque, cuando pienso que 2 y 2 son cuatro, por ejemplo, es
necesario que, para que me equivoque, exista. Esta proposición, "pienso,
existo" se presenta con total claridad y distinción, de modo que resiste todos
los motivos de duda y goza de absoluta certeza. Es la primera verdad de la
que puedo estar seguro, de la que puedo decir que es evidente. Dado que
las características con la que se me presenta tal evidencia son la claridad y
distinción, estas dos propiedades las considerará Descartes como las
características que debe reunir toda proposición para ser considerada
verdadera.
Se ha discutido en numerosas ocasiones si Descartes pretende deducir la
existencia del pensamiento. De hecho, en el Discurso del método la
proposición que él mismo formula, "pienso, luego existo" da lugar a pensar
que Descartes pretende deducir la existencia del pensamiento, observación
que ya fue realizada por Gassendi y que el mismo Descartes se encargó de
refutar. No obstante, la expresión que utiliza posteriormente en las
meditaciones, "pienso, existo", y la exposición detallada del momento en
que formula esa proposición parece dejar claro que se trata de una intuición,
de la intuición de la primera evidencia, de la primera verdad que se presenta
con certeza y que supera todos los motivos posibles de duda. Esa primera
verdad aparece súbitamente mientras Descartes está recordando la
meditación anterior y repasando los motivos que tenía para dudar de todas
las cosas; de un modo inmediato, pues, percibe con claridad que para
pensar tiene que existir, y que la proposición que expresa esa "intuición" ha
de ser necesariamente verdadera.
Una vez descubierta ésa primera verdad, Descartes se propondrá reconstruir
sobre ella el edificio del saber y, al modo en que operan los matemáticos,
por deducción, tratará de extraer todas las consecuencias que se siguen de
ella.

EL ANALISIS DEL YO Y SUS CONSECUENCIAS;-


¿Qué soy yo? Una cosa que piensa dirá Descartes. ¿Y qué es una cosa que
piensa?. Una cosa que siente, que quiere, que imagina... Descartes atribuye
al pensamiento los caracteres de una sustancia, haciendo del yo pienso una
"cosa", a la que han de pertenecer ciertos atributos. La duda sigue vigente
con respecto a la existencia de cosas externas a mí, por lo que el único
camino en el que se puede seguir avanzando deductivamente es el del
análisis de ese "yo pienso" al que Descartes caracteriza como una sustancia
pensante, como una cosa que piensa. ¿Qué es lo que hay en el
pensamiento? Contenidos mentales, a los que Descartes llama "ideas". La
única forma de progresar deductivamente es, pues, analizando dichos
contenidos mentales, analizando las ideas.
Distingue Descartes tres tipos de ideas: unas que parecen proceder del
exterior a mí, a las que llama "ideas adventicias"; otras que parecen haber
sido producidas por mí, a las que llamara "ideas facticias"; y otras, por fin,
que no parecen proceder del exterior ni haber sido producidas por mí, a las
que llamará "ideas innatas". Las ideas adventicias, en la medida en que
parecen proceder de objetos externos a mí, están sometidas a la misma
duda que la existencia de los objetos externos, por lo que no puede ser
utilizadas en el avance del proceso deductivo; y lo mismo ocurre con las
ideas facticias, en la medida en que parece ser producidas por mí, utilizando
ideas adventicias, debiendo quedar por lo tanto también sometidas a duda.
Sólo nos quedan las ideas innatas.
Se trata de eliminar la posibilidad de que esas ideas puedan haber sido
producidas por mí. Una vez asegurado eso Descartes analiza dos de esas
ideas, la de infinito y la de perfección, y argumentando que no pueden haber
sido causadas por mí, dado que soy finito e imperfecto, sólo pueden haber
sido causadas por un ser proporcionado a ellas, por lo que tienen que haber
sido puestas en mi por un ser infinito y perfecto, que sea la causa de las
ideas de infinito y de perfección que hay en mí. A partir de ellas,
demuestra Descartes la existencia de Dios mediante los dos
conocidos argumentos basados en la idea de infinitud y en la de
perfección.
Una vez demostrada la existencia de Dios, dado que Dios no puede
ser imperfecto, se elimina la posibilidad de que me haya creado de
tal manera que siempre me engañe, así como la posibilidad de que
permita a un genio malvado engañarme constantemente, por lo que
los motivos aducidos para dudar tanto de la verdades matemáticas
y en general de todo lo inteligible como de las verdades que
parecen derivar de los sentidos, quedan eliminados. Puedo creer
por lo tanto en la existencia del mundo, es decir, en la existencia de
una realidad externa a mí, con la misma certeza con la que se que
es verdadera la proposición "pienso, existo", (que me ha conducido
a la existencia de Dios, quien aparece como garante último de la
existencia de la realidad extramental, del mundo).
Como resultado de la deducción puedo estar seguro de la existencia
de tres sustancias: una sustancia infinita, Dios, que es la causa
última de las otras dos sustancias, a) la "res extensa", es decir, el
"mundo", las realidades corpóreas, cuya característica sería la
extensión, por la que Descartes define esta substancia; b) y la "res
cogitans", la substancia pensante, de carácter no corpóreo, no
extenso, inmaterial, por lo tanto, siendo estas dos últimas,
sustancias finitas.

(Agradecimientos a WebDianoa, por las consultas en línea publicadas en referencia a los trabajos de Renato
Descartes, así como colaboraciones extraídas de esta fuente, que incorporan una mejoría sustancial dentro del
análisis filosófico/lógico cartesiano en el documento).

Ley de Propiedad Intelectual: ("Artículo 32. Citas y reseñas. Es lícita la inclusión en una obra propia de fragmentos
de otras ajenas de naturaleza escrita, sonora o audiovisual, así como la de obras aisladas de carácter plástico,
fotográfico figurativo o análogo, siempre que se trate de obras ya divulgadas y su inclusión se realice a título de
cita o para su análisis, comentario o juicio crítico. Tal utilización sólo podrá realizarse con fines docentes o de
investigación, en la medida justificada por el fin de esa incorporación e indicando la fuente y el nombre del autor de
la obra utilizada. Las recopilaciones periódicas efectuadas en forma de reseñas o revistas de prensa tendrán la
consideración de citas.")

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