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PREOCUPACIÓN MUNDIAL
Durante las últimas décadas, el ruido submarino generado por las actividades humanas ha
incrementado considerablemente, amenazando la vida marina y sus ecosistemas. Los océanos
son ambientes acústicos y muchas especies marinas utilizan el sonido para interactuar con otras
especies u otros individuos de su misma especie, reproducirse, alimentarse y orientarse. Por lo
tanto, la contaminación acústica marina de alta intensidad puede alterar estas delicadas
relaciones, e incluso en algunos casos, los niveles de ruido son tan altos que pueden ocasionar
graves heridas en algunas especies marinas.
Los efectos más dramáticos son los varamientos masivos de ballenas y delfines asociados al uso
de sonares activos con fines militares, los fusiles de aire comprimido para exploraciones
petroleras y las carreras de alta velocidad. La magnitud de este problema continua siendo
desconocido ya que no todos los animales heridos varan en la costa; algunos mueren en el
océano sin que sus cuerpos pueden ser registrados y analizados.
Afloran estudios científicos que revelan los efectos dañinos de la contaminación marina
(incluso de ruidos moderados), en la audición de diversas especies de peces y agregan que
mientras aumenta el ruido del fondo del mar, la audición de los peces disminuye (Myrberg,
A.A. 1980. Fish bio-acoustics: its relevance to the "not so silent world". Environ. Biol. Fish. 5:
297-304).
Los intensos niveles de ruido (superiores a 180 decibeles-dB) destruyen las células ciliadas de la
mácula (receptores mecánicos localizados en el oído interno), ocasionando la pérdida de la
audición. (Enger, P.S. 1981. Frequency discrimination in teleosts
Los estudios anteriormente citados sugieren con alarma que el aumento de lo niveles de ruido
producen serios impactos en los niveles de producción esperados por las empresas del sector
acuícola. (Myrberg, A.A..(1990) The effects of Man-Made Noise on the Behavior of Marine
Animals. Environment International 16: 575-586).
Existe muy poca información sobre los impactos producidos sobre los peces
expuestos a intensidades de
sonido menores de 149dB y
180dB, por lo que es necesario
realizar más investigaciones
para establecer niveles 'seguros'
de sonido subacuático en la
gama de frecuencias audibles
para las especies de peces con
esqueleto óseo (teleósteos).
Debido a la existencia de
aproximadamente 20.000
especies diferentes de estos
peces, cada uno con
características auditivas únicas,
el problema es enorme.
(Hastings, 1995).
La carencia de los datos empíricos sobre "cuales son los niveles de sonido que
causan daños temporales o permanentes" en los peces (EIS Sumario Ejecutivo, p23),
sugiere que el Principio Precautorio sea aplicado en las decisiones sobre actividades
acústicas conducidas por los organismos militares y otras instituciones
gubernamentales y civiles.