You are on page 1of 13

INSTRUCCIONES DE USO

Todas las situaciones tienen cinco respuestas posibles. Aunque se haya contestado algo que
haga que el cuento ya no pueda seguir, hay que seguir respondiendo. Es importante que, en
cada respuesta, un@ sea veraz, sin importar la coherencia general del texto… Los humanos
somos seres contradictorios. La primera respuesta es la que deja el cuento tal como está.
Luego hay cuatro posibilidades más. La última es la que da la posibilidad de escribirla un@
mism@... ¡No la olviden!

En el primer párrafo hay mucho trabajo;)… es que da para mucho. Ya se sabe, el principio de
una vida, explica mucho sobre nuestros comportamientos de mayores. No se preocupen, luego
la cosa ya se aligera…

Hay una sola respuesta que se responde como Príncipe, en esa tod@s hemos nacido hombres
y Príncipes. Está indicada

Las demás respuestas están en primera persona porqué es Cenicienta quien responde. Eres tú
que has vuelto a nacer y eres mujer y Cenicienta… ¡Ánimo!

LA CENICIENTA – REDACCION INTERACTIVA

Sobre la versión de Perrault

Había una vez una joven muy bella,

bella

inteligente

buena

más puta que bonita

1
Cuya madre había muerto cuando ella aún era pequeña. Su padre se esmeraba en darle
todos los cuidados y educarla… Pero como eran muy pobres y tenía que trabajar todo el
día, apenas tenía tiempo de atenderla.

Su padre se esmeraba en darle todos los cuidados y educarla…

Mi padre, ya que tenía que trabajar para mantenernos a los dos, no tenía tiempo para mí,
lo entendí enseguida y busqué otros adultos capaces para que la ayudaran a estudiar y
trabajar, en definitiva, a salir adelante por mí misma…

Mi padre, simplemente, no podía con todo y crecí, viví y morí con la idea de que yo no
podría con casi nada. Esta creencia fue la que me llevó a no intentar nunca, nada…

Igual mi padre trabajada todo el día, o decía que trabajaba todo el día, para no tener que
atender a una niña, que ya se sabe, que para un hombre hecho y derecho, subir a un@
cri@ es un coñazo…

2
Un día el padre preguntó a su hija:

- Hijita ¿Te gustaría tener una mamá que te cuidase?

- ¡Pues claro que sí papá, sería maravilloso! - exclamó entusiasmada la niña.

- ¡Pues claro que sí papá, sería maravilloso!

- Pues antes quiero conocerla. Si de verdad te vas a casar para darme una madre, déjame
antes comprobar que se va a comportar como una madre.

- Bueno papá, para mi no va a existir más madre que la mía, pero si es lo que tu quieres,
yo solo quiero que tu seas feliz…

- No, porqué quiero seguir siendo yo la única mujer de tu vida… Además, si te quieres casar
de nuevo es para tener tú, la cama calentita, no para que me atiendan a mí…

3
Y así fue como el padre de aquella dulce joven decidió casarse de nuevo. La nueva esposa que
también era viuda tenía dos hijas. “Las tres niñas crecerán juntas y serán buenas amigas.”
pensó el padre.

Pero la madrastra que era una mujer sin corazón, no pensaba lo mismo. A sus hijas las
cuidaba y las mimaba pero a su hijastra la obligaba a hacer todo tipo de tareas del hogar como
limpiar la chimenea. Por eso, no es casualidad que a aquella pobre niña la llamasen
“Cenicienta” pues todo el día andaba manchada de ceniza.

La madrastra era una mujer sin corazón…

Pues claro, una madrastra es una madrastra y no una madre: Fue correcta, hasta amable,
pero se le notaba que quería más a sus hijas. Estudié y trabajé como nadie, busqué
apoyos externos y me marché de casa a los 18. Luego vi poco a mis padres. Me resultada
incómodo. Iba algunos años en Navidad… De mayor, en general, me costó confiar en los
demás hombres y mujeres… Aún me resulta difícil…

Mi madrastra me maltrataba y a sus hijas las utilizaba pero yo decidí amar a esa mujer que,
quizá, había sufrido mucho en su infancia. Que, seguramente, ya fue víctima de su madre.
Me despertaba una gran piedad. Fui yo quien la cuidé cuando envejeció y la lloré a su
muerte…

Mi madrastra me maltrataba y yo a ella ¡Pues no faltaría más! De adolescente tuve una


etapa, lo que hoy llaman, “muy autodestructiva” me drogué demasiado, tuve que abortar
sin conocimiento ni paterno ni materno, no terminé bachillerato, etc… En resumen, estaba
dolida tanto con hombres como con mujeres. El día que cumplí 18 quemé la ropa pija de
las focas de mis hermanastras, tiré al fuego la peluca de la pelona de mi madrastra, dejé a
mi padre un bote de condones para que no menos no desgraciase la vida de nadie más y
desaparecí para siempre… Hoy soy una conocida cantante heavy… Soy sexy, rica y famosa
y no pienso mirar atrás… Porqué duele…

4
Un día, el Rey de ese país pensó que su hijo, el Príncipe, ya estaba en edad de
casarse. “De este modo el día que herede el trono mis súbditos tendrán un rey y una reina”. Y
tuvo una idea brillante. “Haré una gran fiesta en el palacio e invitaré a todas las niñas
casaderas del reino”

Y tomando una pluma de ganso el Rey escribió la invitación con su mejor letra. Los heraldos del
Rey anunciándose con trompetas de cornetas y clarines, recorrieron todo el reino. Por todos los
lados, en los valles y las montañas, aún en los pueblos más lejanos y pequeños, se oyó el
mismo bando:

“El primer sábado del mes próximo al anochecer todas las muchachas casaderas del reino están
invitadas a asistir a una gran fiesta en palacio”.

el Rey de ese país pensó que su hijo, el Príncipe, ya estaba en edad de casarse-

- Pues igual el Príncipe no quería casarse… o se quería casar con un señor…

- Es una buena idea compartir la vida con alguien, casarse… lo menos, intentarlo
con todas las fuerzas. No es bueno estar sol@ a toda costa…

- Vamos a ver: ¿La tiene gorda el príncipe?

5
Así llegó la noticia a oídos de la madrastra quien de inmediato ordenó a sus hijas que
preparasen sus mejores ropas y alhajas. Al mismo tiempo le dijo a Cenicienta:

- Tú no irás, te quedarás en casa, fregando el suelo, lavando los platos y limpiando la


chimenea.

La madrastra ordenó a sus hijas a ir al baile y prohibió a Cenicienta asistir…

Si la madrastra quiere “ordenar” a sus hijas y las hijas se dejan, es su problema. Yo


me cojo el coche –que ya se conducir- y me voy al baile. O mejor no, mejor me voy
al cine, que no tengo ganas de hablar con nadie… Y no voy a limpiar, que no es mi
trabajo.

Mi madrastra comete un error no dejándome ir, porqué todo el mal que uno hace,
se le vuelve en su contra…

Yo porqué paso un huevo de este baile de mierda, porqué si no, rajo por la mitad a
la zorra de mi madrastra y me voy a bailar ¡Vaya que si voy!... ¡Ah! Y lo de fregar y
tal, que lo haga tu puta madre.

6
Las hijas de la madrastra aplaudieron y saltaron de alegría. Pero Cenicienta hizo un esfuerzo
para no echarse a llorar. Finalmente llegó el tan esperado sábado del baile. Al anochecer,
vestidas con sus mejores galas, las hijas de la madrastra partieron rumbo al palacio del Rey.

Cuando se encontró sola, Cenicienta no pudo reprimir su llanto. “¿¡Porqué seré tan
desdichada!?” exclamó, “¿¡Porqué este triste destino!?” y se encamino hacia la chimenea
para limpiar las cenizas y reavivar el fuego.

“¿¡Porqué este triste destino!?”

Yo no tengo “destino”. Mi futuro es el que yo decido. Trabajando y esforzándome saldré de


este agujero. No me voy a parar a pensar porqué nací aquí cuando tantos nacen en Etiopía.

Estamos tod@s atad@s. Tod@s som@s un@. Yo también tengo algo de madrastra y ella
tiene algo de mí. No sé porqué pasan las cosas, pero sé que no quiero estar luchando
siempre contra no sé exactamente qué. Quiero paz y luz.

Pues no sé. Pero a estas alturas del cuento, ya está claro que mi “destino” es otro, y me da
igual lo que me tenga que tragar o follar…

7
De pronto, de entre las llamas, se desprendió un resplandor más luminoso que el fuego. “No te
preocupes Cenicienta” se oyó una voz: “Tú también irás al baile”… Cenicienta se restregó los
ojos creyendo que soñaba. Pero no, no era un sueño, ante ella una mujer de dulce rostro y
tierna voz esgrimía una varita mágica. “¿Quien eres?” Preguntó Cenicienta “Todos los seres
de buen corazón tienen una hada madrina.” respondió con voz muy dulce aquella extraña
mujer. “Yo soy la tuya”… Entonces el hada rozó con su varita la vieja ropa de la muchacha y
en abrir y cerrar de ojos, Cenicienta se vio cubierta de tules, sedas y terciopelos, al tiempo que
un collar de piedras preciosas rodaba su cuello. La joven retrocedió sorprendida y oyó un
tintineo: Sus pies lucían unos bellísimos zapatitos de cristal.

“Solo te falta el carruaje” dijo el hada. Salió al huerto, tocó con su varita una calabaza y en
menos de un suspiro surgió un elegante carruaje tirado por briosos corceles. En el pescante, un
sonriente cochero le hizo señas a Cenicienta para que subiese.

“¡Espera Cenicienta!” la detuvo el hada. “No te olvides: Debes regresar antes de media
noche porqué, a esa hora, la magia desaparecerá.”

“Todos los seres de buen corazón tienen una hada madrina.” Y “Debes regresar antes de
media noche porqué, a esa hora, la magia desaparecerá.”

No hay hadas madrinas, ni centauros, ni ovnis, lo que hay es una falta de sentido común
que estropea vidas enteras. Me lavaré y me vestiré lo mejor que pueda, seré yo, y se le
gusto a ese hombre, bien, y, si no, también.

¡Ah! Y en la vida me voy a poner unos peligrosos zapatos de cristal, seguro que hay cuatro
normativas europeas de seguridad en el trabajo que los prohíben…

La magia existe y no podemos vivir sin ella. A menos que queramos vivir una vida vacía. Yo
tengo hadas, ángeles, demonios, muertos que me ayudan desde el otro lado y, sin ellos, mi
vida me aburriría…

¿Hadas madrinas? ¿Calabazas que se convierten en carruajes?, ¿Caballos que se convierten


en ratas? ¿¡Que se tomaba el tal Perrault?! ¡Qué me pasen un gramo! Además, mierda de
magia que solo aguanta hasta las doce, justo cuando empieza la “fiestuki”…

Iré a ese baile, aunque solo sea para ver que se cuece…

8
“Solo te falta el carruaje” dijo el hada. Salió al huerto, tocó con su varita una calabaza y en
menos de un suspiro surgió un elegante carruaje tirado por briosos corceles. En el pescante, un
sonriente cochero le hizo señas a Cenicienta para que subiese.

Un sonriente cochero le hizo señas a Cenicienta para que subiese.

Pues no lo tenía previsto. Yo iba a conocer al Príncipe, pero nunca se sabe, he aprendido
física quántica y sé que hay muchas posibilidades. Quizá el Príncipe es un zoquete
maleducado y este cochero que no terminó bachillerato resulta más inteligente y tratable.
Igual hasta es suave.

¡Organización! Iré a palacio a ver que tal y, como que tengo que regresar a las doce, en el
trayecto de vuelta puedo ver si este señor y yo congeniamos…

¡El corazón se me va a salir del pecho! ¡Siento como la vida vibra a mi alrededor! Ahora ya
no sé quien me gusta más. Me dejaré guiar por mis sensaciones.

Pues no está nada mal. Decidido: Polvito de ida y polvillo de vuelta y ¡Ala, adiós! Que ya
estoy notando que este es de los que me ponen de verdad y luego no habrá manera de
sacármelo de encima… Mmmmmmm….

9
La llegada de Cenicienta al palacio despertó un murmullo de admiración. “¿Quien es?” Se
preguntaron todos incluso sus hermanastras: “¿Quien es?” Pero quien más se formuló esa
pregunta fue el Príncipe que quedó prendado de la belleza de la muchacha. A partir de ese
instante el Príncipe y Cenicienta no dejaron de bailar juntos.

Prendado de la belleza de la muchacha el Príncipe y Cenicienta no dejaron de bailar juntos.

Pues espero que lo que le haya gustado de mí no sea algo tan efímero como la belleza.
Espero que le guste mi forma de pensar y de actuar. Pero ¡buf!, que alivio que por fin me
guste alguien de verdad…

¿Mi belleza? Espero que se haya enamorado de mi alma como yo me he enamorado de la


suya…

Este hombre me gusta, me pone, me enfada, me dinamiza. Espero que vea en mí algo más
de lo que ven los demás, que vea algo más que lo manta-pollos permanente, que, por
favor, no me diga como dicen todos, “¡Que divertida eres!”… Que se de cuenta y respete mi
sufrimiento…

10
En medio del giro de un hermosísimo vals sonaron las campanadas de la medianoche.
Cenicienta comenzó a contarlas. “¡Ah! ¡Van a ser las doce!” Se sobresaltó la muchacha
desprendiéndose del Príncipe. “¡Ah! No te vayas por favor, no te vayas…” rogó el hijo del Rey,
pero Cenicienta escapó a la carrera. Procurando ser más rápida que el reloj, Cenicienta
descendió como una exhalación por las escaleras: “¡Ah… He perdido uno de los zapatitos!”…
pero sin tiempo de volver sobre sus pasos, Cenicienta se metió en el carruaje. Al partir, alcanzó
a ver como el Príncipe en lo alto de la escalera, apretaba fuertemente contra su
pecho el zapatito que ella había perdido.

¡ATENCIÓN! ESTA ES LA UNICA RESPUESTA EN LA QUE HAN NACIDO HOMBRES Y


PRINCIPES

El Príncipe en lo alto de la escalera, apretaba fuertemente contra su pecho el zapatito que


ella había perdido.

Esta mujer me gusta, es agradable, culta, bonita, tímida. ¡Tengo que encontrarla! Hace
tiempo que nadie me impresionaba así, quiero conocerla mejor…

¡Por fin mi alma gemela!

¡Vaya pendón “desorejao”!… Y se va en el momento en que la cosa prometía… ¡La


encontraré! Confío mucho en mis sentidos, nunca fallan, el cuerpo no miente: Me gusta su
olor y me gustará su saliva, su…

11
Esa misma noche, desesperado, el Príncipe fue a la cámara real y habló con el Rey. “Padre –le
dijo- estoy enamorado, he encontrado a la mujer de mis sueños, pero…” “¿Pero qué?” se
sorprendió el Rey “También la he perdido…” “¿Quien es?” “No lo sé…” Y le contó como había
sucedido todo.

“¡No desesperes! En tantos años de gobierno algo he aprendido”. Al día siguiente el Rey volvió
ha coger su larga pluma de ganso y redactó un nuevo bando. Los heraldos recorrieron otra vez
el reino.

“Por orden del Rey todas las doncellas del reino deberán probarse un zapatito de cristal. Quien
pueda calzarlo se casará con el Príncipe y será la futura Reina de este país”. De inmediato la
madrastra ordenó a sus hijas:

“¡Como sea, a la fuerza, aunque os duela, una de vosotras deberá calzarse el dichoso zapatito!”
Así fue como, zapatito en mano, el Príncipe y sus consejeros llegaron a casa de Cenicienta:

- ¡Tu, vete a limpiar la chimenea! – le dijo la madrastra a Cenicienta…

“En cuento a vosotras hijas… ¡ya sabéis!” Fue inútil. Por mucho que se esforzaban por hacer
coincidir su pié con el zapatito, a una le quedaba muy grande y a la otra muy pequeño. Cuando
comprobaron que el zapatito de cristal calzaba perfectamente en el pié de Cenicienta,
todos se sorprendieron. Todos, menos el Príncipe. Su corazón ya se lo había dicho.

Su corazón ya se lo había dicho.

A mí me lo había dicho mi cabeza…

A mí me lo había dicho mi alma y mis sueños…

A mí me lo había dicho, dicho sea con el debido respeto, mi coño…

12
Cenicienta y el Príncipe no tardaron en bailar juntos un nuevo vals. Esta vez fue en el baile de
su noche de bodas. Los habitantes del reino celebraron que una muchacha tan humilde pudiese
algún día ser Reina. Con el tiempo, hasta la madrastra y sus hijas olvidaron su envidia. Y
aunque el reloj de palacio marca todas las noches las doce campanadas los giros del vals
continúan. La magia se ha hecho realidad…

Cenicienta y el Príncipe no tardaron en bailar juntos un nuevo vals. Esta vez fue en el baile
de su noche de bodas.

Pues me lo voy a pensar antes de casarme con alguien que no conozco. Creo que sí, que
acabaré casándome con él y seré feliz, y le haré feliz, pero prefiero tener un tiempo…

Pasaremos la vida bailando valses. Creceremos juntos como personas. Cuando haya
situaciones difíciles, las pasaremos juntos. Quiero envejecer a su lado…

Pues primero nos pegamos unos polvos y luego ya veremos. No sea que este también sea
de los que solo me quiere para un rato…

13

You might also like