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CONTENIDO
Introducción
IX. La salida fuera de Egipto, El paso del Mar Rojo y el cántico triunfal
EXODO
I ESTUDIOS INTRODUCTORIOS: LA
GEOGRAFIA DEL ÉXODO
***
II
ESTUDIOS INTRODUCTORIOS
HISTORICOS
Ahora trataremos de otro punto, esto es, esta ley levítica dice que no
es permitido a uno enviar su ofrenda; debe traerla personalmente. El
padre no puede traer la ofrenda del hijo; ¡con cuánta frecuencia la esposa
quisiera traer la ofrenda por su débil marido!' pero no puede. Esta
doctrina fundamental muestra que todo Paso es individual. Uno hace el
pacto por sí mismo, y debe creer por si mismo; vuelve uno por sí mismo
sobre sus pasos. y debe bautizarse por su propia cuenta, Os digo que
habéis comenzado bien si estudiáis y fijáis en la mente dónde debéis de
deteneros al hacer una ofrenda.
***
III
UNA REVISTA SINOPTICA Y UN PROLOGO
***
IV
NACIMIENTO Y PREPARACION DE MOISES
Éxodo 1:15-2:22
***
V
MOISES FRENTE A LA ZARZA ARDIENDO
Éxodo 2:23-5:14
El capítulo comienza con Éxodo 2:23: "Y aconteció que, pasados muchos
días, murió el rey de Egipto (el rey de quien huyó Moisés era Remeces II);
entre tanto los hijos de Israel gemían a causa de la servidumbre; y
clamaron, y subió a Dios su clamor, a causa de su servidumbre. Y oyó
Dios los gemidos de ellos; y acordase Dios de su pacto con Abraham, con
Isaac y con Jacob. Y miró Dios a los hijos de Israel; y conociólos Dios por
pueblo suyo.
Cito estos últimos versículos para mostrar que uno de los obstáculos
para que Moisés volviera a Egipto fue quitado cuando murió el rey que
procuraba matarle. En segundo lugar, para mostrar que Dios, viendo toda
la opresión perpetrada sobre esta raza, oye sus gemidos; que se acuerda
de toda promesa. de todo pacto que jamás ha hecho. Cuando vio su
estado lastimoso y oyó sus oraciones y gemidos, se acordó de los pactos
que había hecho con Abraham. El tiempo está ahora pasando
rápidamente y se acerca el mero día en que ha prometido librarlos. De
modo que ahora tenemos que considerar cómo contesta Dios aquellas
oraciones que le habían levantado, En primer lugar, tiene que preparar un
libertador terrenal, y éste es Moisés. También tiene que preparar al pueblo
para recibir a Moisés. Y tiene que preparar a Faraón para recibir a Moisés.
Estos son los tres grandes preparativos.
El capítulo tiene que considerar, en primer lugar, a Moisés. En ciertas
estaciones del año los mejores pastos en la Península Sinaitica se hallan
en las faldas de las más altas montañas. Por esto hallamos que Moisés
trae los rebaños de Jetro al Monte Horeb. Horeb es una sierra, y Sinaí es
una cumbre de aquella sierra. A veces se usa la palabra Horeb, y a veces
Sinaí. Se notará que este monte ya es llamado "El Monte de Dios." Fue
llamado así antes del día de Moisés. Justamente sobre el lugar supuesto
donde se vio esta zarza ardiente fue construido después un convento que
está allí todavía. En ese convento fue hallado el gran manuscrito sinaitico.
Véase cómo las cosas se relacionan con ese monte. En ese monte Dios
comienza a preparar a Moisés, apelando a su vista, a su oído y a su
corazón. El espectáculo fue una acacia que ardía y, sin embargo, no se
consumía. Esto fue un símbolo de los hijos de Israel en Egipto; aunque
estaban en el horno de aflicción, no eran destruidos. Esta verdad se
manifiesta en Daniel, cuando los tres hebreos fueron echados al horno
ardiente, y Dios estuvo con ellos y los conservó de la destrucción. La
zarza ardiente es uno de los símbolos más consoladores en toda la Biblia
para el pueblo de Dios. El pensamiento se expresa en un gran himno:
"Tranquilos hallaros podéis los creyentes." Dios está siempre con su
pueblo en la enfermedad, en las inundaciones. en los incendios. Está con
ellos para cuidarlos. Este espectáculo atrajo a Moisés, y se acercó para
ver por qué la zarza no se consumía con un fuego tan grande. Entonces
una voz, viniendo de la zarza, le dijo que se quitara el calzado: que estaba
sobre la tierra santa, y que se acercara. La voz le dijo quién hablaba con
él, que era el Dios de Abraham y de Isaac y de Jacob. que había visto la
espantosa opresión del pueblo judaico en Egipto, que había oído todas
sus oraciones, y que ahora había bajado para librarlos de todas sus
aflicciones, y darles una buena tierra que manaba leche y miel. Y el
versículo 10 dice así: "Ahora pues ven, y te enviaré a Faraón, para que
saques mi pueblo, los hijos de Israel, de Egipto." Dios iba a escoger un
libertador humano: "Te enviaré."
Es un estudio interesante, siempre que Dios llama a los hombres a hacer
cosas grandes, notar las distintas actitudes de estas personas hacia
estos llamamientos. Dios apareció a Isaías en una visión, e Isaías
contestó inmediatamente, "¡Aquí estoy yo; envíame a mi!" Dios apareció a
Jeremías, y éste dijo. "¡Ay Jehová, Señor! ¡he aquí que no sé hablar,
porque soy niño!" Aparece a Moisés. Considerad la objeción hecha por
Moisés: "¿Quién soy yo para que vaya a Faraón, y para que saque a los
hijos de Israel de Egipto?" Moisés se miró a sí mismo y no vio nada en sí
competente para hacer aquella grande obra, Todos decimos lo mismo si
nos miramos a nosotros mismos. ¿Qué contestó Dios a aquella objeción?
"Yo estaré contigo." Si Dios está con nosotros entonces toda objeción
basada sobre nuestra pequeñez es una objeción equivocada. Dios le da
entonces una señal que es ésta: que cuando hubiera sacado al pueblo,
habría de traerlo justamente a aquel monte donde hablaba, donde la zarza
estaba ardiendo, para adorarle. Dios dijo en efecto, "Hay una señal de que
puedes sacarlo; si yo estoy contigo y vuelves a este monte y ves aquella
grande muchedumbre de pueblo reunida al pie de él, entonces mirarás
para atrás y dirás 'Por qué dije yo a Dios, ¿Quién soy yo para que haga
este gran hecho?”
Moisés hace esta objeción: "He aquí, yo iré a los hijos de Israel y les diré:
El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros; y cuando me
preguntaren: ¿Cuál es su nombre? ¿Qué les responderé?" El Señor le
contesta quitando aquella objeción: "Así les dirás a los hijos de Israel:
Jehová. el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac
y el Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros. Este es mi nombre para
siempre, y este es mí memorial de siglo en siglo." Jehová significa Dios
del pacto, un Dios que se manifiesta; y dice a Moisés lo que ha de decirle.
Ha de reunirlos y decirles que Jehová dice, "Vengo a sacaros de Egipto y
daros una tierra que mana leche y miel." Y El dice, "Ellos oirán tu voz, Irás
entonces tú. con los ancianos de Israel, al rey de Egipto y le haréis esta
demanda: que os permita ir camino de tres días al desierto para sacrificar
a Jehová." Dios le amonestó con anticipación diciendo, "Yo sé que no os
dejará ir el rey de Egipto," y le da al menos una explicación, esto es:
"Endureceré el corazón de Faraón para que no os deje ir." En el capítulo
siguiente vamos a considerar aquella cuestión de endurecimiento. Hay
veinte lugares en esta conexión donde se menciona este endurecimiento:
en Díez de ellos Faraón endurece su propio corazón; en otros diez Dios lo
endurece. A esto hallaréis algunas referencias en Romanos 11. Es un
asunto que necesitamos estudiar: cómo nosotros endurecemos nuestros
corazones, y cómo Dios los endurece, El motivo por qué Dios dice a
Moisés que va a endurecer el corazón de Faraón es el de prevenirle a fin
de que no sea desanimado. Le dice: "No seas desanimado, yo estoy
manejando el asunto, y estoy diciéndote todo con anticipación. Os
sacaré, y le dirás que si no deja ir a Israel, mí primogénito, le quitaré a su
primogénito."
Ahora veamos la próxima objeción de Moisés: "Tú me dices que vaya yo,
pero yo no soy nada. Me dices que irás conmigo. Cuando el pueblo me
pregunte tu nombre, yo les diré lo que tú me dices. Pero no me creerán, ni
escucharán mi voz; porque dirán: no te ha aparecido Jehová." Jehová le
da tres señales en respuesta a aquella objeción. (1) "¿Qué es eso que
tienes en tu mano?" "Una vara, un cayado de pastor." "Échala en tierra,"
Se cambió en una serpiente y,, Moisés huyó de delante de ella. "Tómala
por la cola, y se convirtió de nuevo en una vara en su mano, Esto es una
señal, Egipto es llamado Rahab; esto es, una serpiente, Dios va a atacar a
Egipto por medio de la serpiente, Se hace referencia a esto en Job, y en
varias de las profecías, La primera señal, pues, es el convertir, a su
antojo, la vara en una serpiente, y la serpiente de nuevo en una vara, (2)
La segunda señal es para el pueblo: "Mete la mano en tu seno." Se hace
blanca como la lepra, "Vuelve a meter la mano en tu seno," y se sanó de
nuevo, (3) La tercera señal fue: "Tomarás un poco del agua del Nilo;
derrámala y se volverá sangre," Esto fue un golpe dirigido a los dioses de
Egipto. Estas eran las tres señales que habían de acreditar a Moisés de
parte de Dios frente a los Hijos de Israel.
Ahora veréis cuál era la próxima objeción: "¡Ah Señor! Nunca he sido
hombre elocuente, ni en tiempo pasado, ni desde que hablaste con tu
siervo; si no que soy torpe de boca ~ torpe de lengua" (Éxodo 4:10). Esto
no quiere decir que tartamudeaba, como Demóstenes, ni que no hablaba
con fluidez, como Oliverio Cromwell y Juan Knox, al principio, y como el
Senador Coke cuando comenzó a hablar en público. La respuesta a esta
objeción es: "¿Quién dio boca al hombre? ¿O quién le hace mudo o
sordo, dotado de vista o ciego? ¿Acaso no soy yo, Jehová? Ahora pues,
ve, que yo estaré con tu boca, y te enseñaré lo que has de decir," En otras
palabras, dice, "El ser elocuente tú o no, no tiene nada que ver con el
asunto, Tienes que entregar un mensaje. Si tuvieras que escribir una
composición que encantara a Faraón, de modo que dejara ir a los hijos de
Israel, sería cosa distinta," Moisés contestó: "¡Ah Señor! envía te ruego,
por mano de aquel que has de enviar," Es difícil entender lo que Moisés
quería decir con esto, Por lo regular se ha supuesto que significara:
"Envía por quien quisieras, con tal que me dejes sólo." Pero dudo que
signifique esto. Me parece antes que tiene este significado: "Te he dicho
mi incompetencia. y ahora lo haré si tú quisieras. pero si este negocio no
tiene éxito, acuérdate de que yo sabía mejor que tú acerca de él, y
protesté." Esto despertó la ira del Señor. Por lo que sabemos, nunca se
airó con Moisés sino dos veces; la próxima vez que se irritó contra él,
Moisés perdió el derecho de entrar en la Tierra Prometida corporalmente.
Pero Dios contesta esta objeción diciéndole acerca de Aarón. el hermano
mayor. "El es elocuente y he aquí que sale a recibirte." Dios había enviado
a Aarón para encontrarle allí mismo en ese monte. Te daré un hombre
elocuente. pero después tu hombre elocuente presentará un becerro de
oro a tu pueblo."
Hubo otra objeción en la mente de Moisés aunque no lo manifestó: “Estoy
empleado por mi suegro; tengo sus ovejas a mi cuidado: y tengo que
arreglar este negocio antes de ir a Egipto.” Por esto va a Jethro y le
manifiesta el caso: que desea Ir a Egipto para ver en qué estado está su
pueblo, para ver si viven todavía. Pero no le dice lo que Dios le había
dicho. Jethro consiente. Cada año de mi vida encuentro a alguien que no
está listo para hacer la v6luntad del Señor a causa de algún negocio que
no puede soltar.
Hay todavía otra objeción revelada en el versículo 19: "Ya han muerto
todos los hombres que buscaban tu vida." Moisés ha esperado hasta que
Dios vuelve a hablarle y revela otra objeción en su mente. Hay otra prueba
todavía; parte con su mujer y sus dos niños; pero no ha cumplido con el
pacto de Dios. No ha circuncidado al último niño. y Dios le encuentra en
el camino para matarle; y Moisés sabe por qué. Su mujer también sabe
por qué. Dios presenta el caso a la mujer de esta manera: "Tú te has
opuesto a la circuncisión de este niño, y ahora si perseverares en
oponerte, perderás a tu marido. No puede ir a librar a este pueblo si él
mismo quebranta el pacto." De modo que ella circuncidó al niño.
Entonces Moisés envió a Zípora y los dos niños a Jethro. Cuando Moisés
vuelve a Sinaí con los hijos de Israel. Jethro se los trae de nuevo.
Se ve que, para preparar a ese hombre para hacer una obra, se tuvieron
que quitar las dificultades de su camino. Cuando estaba en Egipto sabía
que habla de librar al pueblo. y se apresuró a efectuarlo a su propia
manera, pero fue rechazado de un modo que le apartó de ello más que
nunca. Ahora desciende preparado y Aarón viene a encontrarle en el
Monte Sinaí. Desde allí los dos hermanos, separados por cuarenta años,
marchan a través del desierto hacia Egipto para librar de la esclavitud a
millones de gente. Os leeré lo que dice un poeta, el Dr. W' C. Wilkinson. en
su "Épico de Moisés," acerca de esto: "Aquellos dos viajeros por el
desierto Inconscientemente sobre sus hombros llevaban El peso
tembloroso de destinos sin limites; No sólo dependía de ellos el futuro De
su raza, sino el futuro del mundo.
Desde el este hasta el oeste, desde el norte hasta el sur, en ninguna parte.
Había dentro del amplio horizonte de toda la redondez de la tierra. La
menor esperanza del rescate de la humanidad. Enredada, resbalando por
un fatal despeñadero Que acababa en el abismo de fauces abiertas. De
desesperación y muerte completa y final. En ninguna otra parte, sino con
aquellos dos hermanos hebreos."
El que sobre estos dos hermanos judíos descansaban los destinos del
mundo es un pensamiento hermoso y admirablemente expresado. No os
olvidéis de este libro y su valor para la interpretación.
Moisés y Aarón llegan al lugar y reúnen al pueblo. Esto sin duda
necesitaba algún tiempo, puesto que estaban esparcidos. Con rapidez se
mandó el mensaje a los cabezas de las distintas tribus. En 6:15 se habla
de los hijos de Simeón y enseguida de los hijos de Leví. Entonces desde
los cabezas de los levitas traza la descendencia hasta Moisés y Aarón,
mostrando que Moisés y Aarón no eran cabezas de la tribu de Leví. De
modo que no tiene autoridad tribal sobre aquel pueblo, sino solamente la
autoridad que Dios les ha dado. Cuando estuvieron reunidos los cabezas
de todas las tribus, los dos hermanos declaran claramente el mensaje, y,
naturalmente se les hacen preguntas: "¿Cómo sabemos que Dios os ha
enviado? ¿Cuál es su nombre? ¿Qué señales dais?" En la presencia de
todos los ancianos hacen todas las señales: los ancianos los aceptan e
informan al pueblo; y el pueblo las cree.
Ahora están preparados para ir a Faraón. Dios ha preparado a Moisés
para aceptar la obra: ha preparado al pueblo para aceptar a Moisés como
el caudillo de la obra: ahora tiene que enviar a Moisés y a Aarón y los
ancianos del pueblo para preparar a Faraón para oírlos. Vamos a estudiar
su entrevista: Después d e esto entraron Moisés y Aarón, y dijeron a
Faraón: "Así dice Jehová, el Dios de Israel: deja ir a mi pueblo, para que
ellos me celebren una fiesta solemne en el desierto. Mas respondió
Faraón: ¿Quién es Jehová, para que yo oiga su voz y deje ir a Israel? No
conozco a Jehová, ni tampoco dejaré ir a Israel. Y ellos dijeron:
El Dios de los hebreos ha venido a encontrarse con nosotros: permite
pues que vayamos camino de tres días en el desierto, y ofrezcamos
sacrificios a Jehová, nuestro Dios: no sea que venga sobre nosotros con
peste o con espada. Mas el rey de Egipto les respondió: ¿Por qué, oh
Moisés y Aarón, hacéis desistir al pueblo de su obra? ¡íd a vuestras
cargas! Dijo también: He aquí que el pueblo de la tierra es ahora mucho, y
vosotros los hacéis descansar de sus cargas.
Y mandó a los sobrestantees que el pueblo hiciera el mismo trabajo que
antes y que recogiera por si mismos la paja; si no podían cumplir su
trabajo los oficiales hebreos habían de ser azotados públicamente.
Fueron azotados y apelaron a Faraón; mas éste los envió a Moisés y
Aarón. Acusaron a Moisés y Aarón de haber traído sobre ellos esta nueva
opresión. Ya se puede ver que este pueblo no está preparado. Estos
cabezas, luego que les sobreviene un poco de aflicción, no vacilan en
repudiar a Moisés y a Aarón a quienes acaban de aceptar como caudillos.
Moisés presenta el caso a Dios en oración, y Jehová le contesta
diciéndole que él sabia que Faraón no los dejaría ir. Ahora tienen que ir a
Faraón y hacerle ver que Jehová es Dios. En el capítulo siguiente
trataremos toda esta transacción entre Moisés y Faraón, o como dice
Pablo, "Janes y Jambres, los sacerdotes que resistieron a Moisés."
En el capitulo siguiente consideraremos aquel doble endurecimiento. que
busque cada lector los veinte pasajes que se refieren al endurecimiento-
diez en que Dios endurece el corazón de Faraón, y diez donde Faraón
endurece su propio corazón. Enseguida trataremos de las diez plagas,
una tras la otra.
***
VI
LAS DIEZ PLAGAS, O EL GRAN DUELO
Éxodo 5:15-12:37