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1.

La textura de la experiencia

El talk show diurno de Jerry Springer, 22 de diciem-


bre de 1998. Repetido por enésima vez en el canal sate-
lita1 UKLiving. Springer habla con hombres que traba-
jan de mujeres. Dos filas de travestidos y transexuales
discuten su vida, sus relaciones y su trabajo. La audien-
cia televisiva los azuza. Les hacen preguntas sobre te-
ner hijos. Una pareja intercambia anillos: «Despuésde
todo, no lo hicimos antes y estamos en la televisión na-
cional)).Jerry cierra con una homilía acerca de la nor-
malidad y la falta de seriedad de ese comportamientoy
recuerda ante su público a Milton Berle y Some Like it
Hot [Una Eva y dos Adanes]:" la actuación en una épo-
ca más inocente cuando el travestismo no se veía como
una especie de perversión.
Un momento de la televisión. Explotador pero tam-
bién explotable. Un momento olvidado con facilidad,
una partícula subatómica, un pinchazo en el espacio
mediático, pero hoy, aunque más no sea en esta página,
evocado, señalado, sentido, fijado. Un momento de la
televisión que era local (todoslos personajes trabajaban
en un restaurante temático de Los Angeles), nacional
(se transmitía originariamente en Estados Unidos) y
global (lo vimos aquí). Un momento de la televisión que
araña la superficie de la sensibilidad suburbana, toca
los márgenes, llega a la base.
Un momento de la televisión que, sin embargo,
servirá perfectamente su propósito. Representa lo
corriénte y lo continuo. En su singularidad, resulta

* Entre corchetes y en bastardillas, los títulos de filmes según se


conocieron en la Argentina. (N. del T )
completamente típico. Un elemento en la constante perficie que con frecuencia resulta suficiente para quie-
masticación mediática de la cultura cotidiana, cuyos nes están interesados en vender, pero que es claramen-
significados dependen de si verdaderamente lo adver- te insuficiente si nos interesa qué hacen los medios y
timos, si nos afecta, nos escandaliza, nos repele o nos qué hacemos nosotros con ellos.Y es insuficiente si que-
compromete, a medida que entramos, salimos y atrave- remos captar la intensidad e insistencia de nuestra vi-
samos con rapidez nuestro ambiente mediático cada da con nuestros medios. Por eso tenemos que convertir
vez más insistente e intenso. Un elemento que se ofrece la cantidad en calidad.
al espectador fugaz y a los anunciantes que reclaman debemos estudiar los medios porque
su atención, acaso con desesperación creciente.Y que se uestra vida cotidiana. ~ s t u d i a r l k
co-
me ofrece como punto de partida en un intento por res- como dimensio-
ponder a la pregunta: ¿por qué estudiar los medios? Lo nes políticas y económicas del mundo moderno. Estu-
hace contradictoriamente, desde luego, pero también diarlos en su ubicuidad y complejidad. Estudiarlos en
con toda naturalidad, porque plantea muchas cuestio- su aporte a nuestra capacidad variable de comprender
nes, cuestiones que no pueden ignorarse, cuestiones el mundo, elaborar y compartir sus significados. Sos-
que surgen del mero reconocimiento de que nuestros tengo que debemos estudiar los medios, según expresa
medios son ubicuos, cotidianos, constituyen una dimen- Isaiah Berlin, como parte de la .textura general de la
sión esencial de la experiencia contemporánea. No po- experiencia*,una expresión que alude a la naturaleza
demos evadirnos de la presencia de los medios, ni de hndada de la vida en el mundo, a los aspectos de la ex-
sus representaciones. Hemos terminado por depender periencia que damos por sentado y que deben sobrevi- r
de los medios impresos y electrónicos para nuestros vir si pretendemos vivir juntos y comun&arnos unos
placeres e información, confort y seguridad, para tener con otros. Desde hace mucho, los sociólogos se preocu- ,
cierta percepción de las continuidades de la experiencia pan por la naturaleza y calidad de esa dimensión de la j
y, de vez en cuando, también de sus intensidades. El fu- vida social, en su posibilidad y continuidad. Tampoco '
neral de Diana, princesa de Gales, fue un caso significa- los historiadores, al menos según Berlin, pueden evitar
tivo. depender de ella, porque su trabajo, el de todos los inte-
Puedo consignar las horas que el ciudadano global grantes de las ciencias humanas, depende a su turno de
pasa ante el televisor, junto a la radio, hojeando los dia- la capacidad de reflexionar sobre el otro y entenderlo.
rios y, cada vez más, navegando por Internet. Puedo Hoy, los medios son parte de la textura general de la
señalar, también, que estas cifras varían globalmente experiencia. Si incluyéramos el lenguaje como un me-
de norte a sur y dentro de cada país, de acuerdo con los dio, seguiría siendo así, y tal vez querríamos entonces
recursos materiales y simbólicos. Puedo anotar canti- considerar las continuidades del habla, la escritura y la
dades: las ventas globales de software, las variaciones representación impresa y audiovisual como indicativas
en la concurrencia a los cines y el alquiler de videos, la del tipo de respuestas que busco para mi pregunta; que
propiedad personal de computadoras de escritorio. si no prestamos atención a las formas y contenidos y a
Puedo reflexionar sobre los patrones de cambio y, si soy las posibilidades de la comunicación, tanto dentro de lo
lo bastante temerario, sobre las proyecciones aleatorias que damos por sentado en nuestra vida como contra
de las futuras tendencias del consumo. Pero al hacer to- ello, nunca lograremos entender esa vida. Punto.
das esas cosas, o cualquiera de ellas, me quedo patinan- La caracterización de Berlin es, desde luego, sobre
do sobre la superficie de la cultura mediática. Una su- todo metodológica. El porqué implica necesariamente
el cómo. La historia debe ser una empresa humanísti- la intensidad de una cultura mediática que alternativa-
ca, no científica en su búsqueda de leyes, generalizacio- mente sacia, contiene y desafía. Marshall McLuhan ve
nes o conclusiones éticas, sino una actividad fundada los medios como extensiones del hombre, como prótesis
en el reconocimientode la diferencia y la especificidad y que realzan a la vez el poder y el alcance pero que acaso
la conciencia de que los asuntos de los hombres (jcuán -y es posible que él lo haya advertido- nos incapaci-
trágica es la inflexión de género en la imaginación libe- tan y capacitan al mismo tiempo, en la medida en que,
ral!) exigen una clase de comprensión y explicación un tanto sujetos como objetos de los medios, nos entrelaza-
tanto alejadas de las exhortaciones kantiana y cartesia- mos de manera gradual en lo profilácticamente social.
na en pro de la racionalidad y la razón puras. Esa será Podríamos pensar en los medios como profiláctica-
mi reivindicación del estudio de los medios, y también mente sociales, por cuanto se han convertido en susti-
volveré de vez en cuando a sus métodos. tutos de las incertidumbres habituales en la interac-
Berlin señala también que el tipo apropiado de expli- ción cotidiana, al generar incesante e insidiosamente
cación está relacionado con el análisis moral y estético: los como si de la vida diaria y crear cada vez más defen-
sas contra las intnisiones de lo inaceptable o lo inmane-
<(enla medida en que presupone concebir a los seres hu- jable. Gran parte de nuestra inquietud pública por los
manos no meramente como organismos en el espacio, efectos de los medios se concentra en un aspecto de lo
cuyas regularidades de conducta pueden describirse y que vemos especialmente en los nuevos medios: que lle-
encerrarse en fórmulas que ahorran esfuerzos, sino guen a desplazar la sociabilidad corriente y que este-
como seres activos, que persiguen fines, modelan su vi- mos creando, sobre todo por conducto de nuestros hijos
da y la de otros, sienten, reflexionan, imaginan, crean, varones y muy en particular de nuestros hijos varones
en constante interacción e intercomunicación con otros negros o de clase obrera (todavía el centro de nuestro
seres humanos; en síntesis, que están embarcados en pánico moral), una raza de adictos a la pantalla. Mar-
todas las formas de experiencia que entendemos por- shall McLuhan (1964)no va tan lejos a pesar de su am-
que las compartimos, y que no vemos como simples ob- bivalencia. Al contrario. Pero su visión de la cultura cy-
servadores externos* (Berlin, 1997, pág. 48). borg se adelanta unos veinte años a la de Donna Ha-
raway (1985).
Su confianza en un sentimiento de humanidad compar- Estas metáforas son útiles. En rigor, sin ellas esta-
tida es conmovedora y discrepa, quizá, con el saber ríamos condenados a observar nuestros medios como si
transmitido contemporáneo,pero sin ella estamos per- fuera a través de un vidrio oscuro. Pero como todas las
didos y el estudio de los medios se convierte en una im- metáforas, la luz que arrojan es parcial y efímera, y es
posibilidad. También esto dará forma a mi análisis, y p r e m u e las trascendamos. Mi objetivo es justamen-
volveré sobre ello. te ese. La respuesta a mi pregunta implicará rastrear
En los intentos por captar el papel de los medios en los medios de comunicación a través del modo como
la cultura contemporánea hay otras metáforas. Hemos participan en la vida social y cultural contemporánea.
pensado en ellos como conductos que proponen rutas Esto implicará examinar los medios como un proceso,
más o menos despejadas desde el mensaje hasta la como algo que actúa y sobre lo que se actúa en todos los
mente; podemos considerarlos como lenguajes, que pro- niveles allí donde los seres humanos se congreguen,
porcionan textos y representaciones para su interpreta- tanto en el espacio real como el virtual, donde se comu-
ción; o abordarlos como un marco que nos envuelve en niquen, donde procuren convencer, informar, entre-
tener, educar, donde busquen de muchas maneras y con correlativo y gradual de los gobiernos nacionales que
diversos grados de éxito conectarse unos con otros. les impide controlar el flujo de palabras, imágenes y da-
Entender los medios como proceso y reconocer que tos dentro de sus fronteras nacionales, son profunda-
este es fundamental y eternamente social significa mente significativos e indiscutibles. Se trata de un
insistir en su carácter históricamente específico. Los rasgo central de la cultura mediática contemporánea.
medios están cambiando y han cambiado de manera Gran parte del debate contemporáneo se alimenta
radical. El siglo XXvio convertirse el teléfono, el cine, la de la percepción de la velocidad de estos distintos cam-
radio y la televisión tanto en objetos de consumo masivo bios y transformaciones,pero conf¿uidela velocidad del
como en herramientas esenciales para la vida cotidia- cambio tecnológico, e incluso del cambio en las mercan-
na. Hoy nos enfrentamos con el fantasma de una mayor cías, con la del cambio social y cultural. Hay una ten-
intensificaciónde la cultura mediática, a través del cre- sión constante entre lo tecnológico, lo industrial y lo so-
cimiento global de Internet y la promesa (algunos di- cial, una tensión que es preciso afrontar si queremos re-
rían la amenaza) de un mundo interactivo en el que na- conocer a los medios, efectivamente, como un proceso
da ni nadie podrá escapar a un acceso instantáneo. de mediatización. Puesto que hay pocas líneas directas
Entender los medios como proceso también implica de causa y efecto en el estudio de los medios. Las insti-
reconocer que el proceso es, en lo fundamental, político tuciones no elaboran significados. Los proponen. Las
o, quizá, con mayor rigor, políticamente económico. Los instituciones no cambian de manera pareja. Tienen di-
significados que se proponen y elaboran por medio de ferentes ciclos de vida y diferentes historias.
las distintas comunicaciones que inundan nuestra vida Pero entonces nos enfrentamos a otra cuestión, y
diaria surgieron de instituciones progresivamente más luego a otra y a otra. ¿Quién mediatiza los medios? ¿Y
globales en su alcance y en sus sensibilidades e insensi- cómo? ¿Y con qué consecuencias?¿Cómo podríamos en-
bilidades. Apenas oprimidas por el peso histórico de dos tender los medios a la vez como contenido y forma, vi-
siglos de avance capitalista y cada vez más desdeñosas siblemente calidoscópicos, invisiblemente ideológicos?
del poder tradicional de los estados naciones, han esta- ¿Cómo evaluamos el modo como se producen las luchas
blecido una plataforma para -hay que aceptarlo- la en torno y dentro de los medios: luchas por la propiedad
comunicación masiva.A pesar de su diversidad y flexi- y el control de institucionesy significados;luchas por el
bilidad crecientes, esta es aún su forma dominante, que acceso y la participación; luchas por la representación;
restringe e invade las culturas locales, aunque no las luchas que informan y afectan la percepción de los otros
subyuga. y la de nosotros mismos?
Los movimientos entre las instituciones dominantes Estudiamos los medios porque queremos respuestas
de los medios globales tienen una escala tectónica: una a estas preguntas, respuestas que, sabemos,no pueden
erosión cultural progresiva y luego súbitos cambios sís- ser concluyentes y, en rigor, no deben serlo. Por más
micos cuando algunas multinacionales surgen del mar atractivo o superficialmente convincente que pueda pa-
como cordilleras, mientras otras se hunden y, como la recernos, no es posible establecer una teoría única de
Atlántida, sólo se recuerdan en los mitos como si algu- los medios. Adecir verdad, sería un terrible error tratar
na vez hubieran sido, quizá, pasable y relativamente de encontrar una. Un error político, un error intelec-
benévolas. El poder de estas instituciones, la capacidad tual, un error moral. No obstante, nuestra preocupa-
de controlar las dimensiones productivas y distributi- ción con los medios es siempre, y al mismo tiempo, una
vas de los medios contemporáneos, y el debilitamiento preocupación por los medios. Queremos aplicar lo que
hemos llegado a entender, comprometer a quienes pue- Los medios actúan de manera más significativa en
den estar en condiciones de responder, alentar la refle- el ámbito mundano. Filtran y modelan las realidades
xividad y la responsabilidad. El estudio de los medios cotidianas a través de sus representaciones singulares
debe ser una ciencia tan relevante como humanística. y múltiples, y proporcionan mojones, referencias, para
Las respuestas a mis propias preguntas, por lo la conducción de la vida diaria y la producción y el man-
tanto, se basarán en una percepción de estas compleji- tenimiento del sentido común. Y es aquí, en lo que pasa
dades, que son a la vez sustantivas, metodológicas y, en por sentido común, donde debemos fundar el estudio de
el sentido más amplio, morales. Después de todo, tengo los medios. Ser capaces de pensar que la vida que lleva-
que vérmelas con seres humanos y sus comunicaciones, mos es una realización constante que requiere nuestra
con la lengua y el habla, con el decir y lo dicho, con el re- participación, si bien con mucha frecuencia en circuns-
conocimiento y el no-reconocimiento, y con los medios tancias sobre las cuales tenemos poco o ningún poder
como intervenciones técnicas y políticas en el proceso de decisión y en las que lo mejor que podemos hacer es
de asignar un sentido a las cosas. simplemente arreglárnoslas. Los medios nos dieron las
De allí el punto de partida. La experiencia. La mía y palabras para hablar e ideas para expresar, no como
la de ustedes. Y su habitualidad. una fuerza desencarnada que actúa contra nosotros
Con frecuencia, la investigación sobre los medios mientras nos ocupamos de nuestros asuntos cotidianos,
prefirió lo significativo, el acontecimiento, la crisis, co- sino como parte de una realidad en la cual participamos
mo base de su indagación. Hemos contemplado per- y compartimos y que sostenemos diariamente por
turbadoras imágenes de violencia o explotación sexual intermedio de nuestras conversaciones e interacciones
y tratado de apreciar sus efectos. Nos hemos concentra- habituales.
do en acontecimientosmediáticos clave, como la Guerra Debemos comenzar en el sentido común, por supues-
del Golfo o los desastres, tanto naturales como obra del to ni singular ni indiscutido. El sentido común, tanto la
hombre, para explicar el papel de los medios en el ma- expresión como la precondición de la experiencia. El
nejo de la realidad o el ejercicio del poder. También nos sentido común, compartido o al menos compartible, y
concentramos en los grandes ceremoniales públicos de medida a menudo invisible de la mayoría de las cosas.
nuestra época para explorar su papel en la creación de Los medios dependen de él. Lo reproducen, apelan a él
la comunidad nacional. Todo esto tiene un sentido, pero también lo explotan y lo representan erróneamen-
puesto que desde Freud sabemos cuánto revela sobre lo te. Y, a decir verdad, su falta de singularidad da pábulo
normal la investigación de lo patológico, e incluso de lo a las disputas y consternaciones cotidianas cuando nos
exagerado. No obstante, la atención constante hacia lo vemos obligados, tanto a través de los medios como de
excepcional provoca inevitables lecturas erróneas. cualquier otra cosa, y quizá cada vez más sólo a través
Puesto que los medios son, si no otra cosa, diarios. de ellos, a ver y enfrentar los sentidos y culturas comu-
Tienen una presencia constante en nuestra vida coti- nes de los otros. El miedo a la diferencia. El horror de la
diana, dado que entramos y salimos, nos conectamos y clase media ante las páginas de la prensa amarilla o los
desconectamos de wi espacio mediático, una conexión tabloides. La precipitada y posiblemente filistea deses-
mediática, a otros. De la radio a los diarios, de los dia- timación de lo estético o lo intelectual. Los prejuicios
rios al teléfono. De la televisión al equipo de alta fideli- contra naciones o géneros. Los valores, actitudes, gus-
dad, de este a Internet. En público y en privado, solos y tos, culturas de clase, etnicidades y demás, que son re-
con otros. flejos y constituciones de la experiencia y, como tales,
ámbitos clave para la definición de identidades, para tiempo y que es finita; a sabiendas, también, de que la
nuestra capacidad de situarnos en el mundo moderno. secuencia es todavía central, que el tiempo no es rever-
Y gracias al sentido común estamos en condiciones, si sible (excepto, por supuesto, en la pantalla) y que to-
realmente lo estamos, de compartir nuestra vida con davía pueden contarse historias. Sabemos que vivimos
los otros y distinguirla de ellos. nuestra vida a través de los días, las semanas y los
Esta capacidad para la reflexión - e n rigor, su ca- años; una vida marcada por las reiteraciones de trabajo
rácter central- ha sido señalada con bastante frecuen- y juego, las repeticiones del calendario y las longues du-
cia por quienes buscan deñnir las características deter- rées de una historia apenas advertida y quizá cada vez
minantes de la modernidad y la posmodernidad, no más olvidable. Los medios son en buena medida res-
obstante lo cual sus reflexiones tienden a ver el giro re- ponsables de esta situación, en especial los compu-
flexivo más o menos exclusivamente en los textos espe- tarizados de última generación, porque la radioteledi-
cializados de filosofía o ciencias sociales. Por mi parte, fusión siempre se basó en el tiempo, aunque no sucedie-
quiero reclamarla también para el sentido común, para ra lo mismo con el contenido del programa, los juegos en
lo cotidiano y, en verdad, de vez en cuando, incluso, o la computadora son infinitos e Internet es inmediata.
acaso especialmente, para los medios. Los medios son ¿Puede el tiempo sobrevivir, como antaño habría pre-
-
centrales para este proyecto reflexivo no
- -*
haciones socialinEñ€6"tonsci&ñtkSde las telenovelas,
guntado Lewis Carroll, a tamaña paliza?
Así, pues, debe ser el espacio, al menos por un tiem-
los programas diurnos de conversaciones o los progra- po. Y el espacio en múltiples dimensiones, si aceptamos
mas de radio con participación telefónica del público, que el espacio mismo, como sugiere Manuel Castells
sino también en las noticias y los asuntos del momento (1996), no es más que tiempo simultáneo. Déjenme
y en la publicidad, cuando, a través de las múltiples proponer -y no es una idea original- que pensemos
lentes de los textos escritos, auditivos o audiovisuales, en nosotros mismos a lo largo de nuestra vida cotidia-
el mundo que nos rodea se despliega y representa: rei- na, y en nuestra vida con los medios, como nómadas,
terada e interminablemente. vagabundos que se desplazan de un lugar a otro, de un
¿Qué otras cualidades podríamos adjudicar a la ex- medio a otro, y que en ocasiones pueden estar en más de
periencia en el mundo contemporáneo y en el papel que un sitio a la vez, como podríamos creer que nos ocurre
los medios juegan dentro de él? cuando, por ejemplo, miramos televisión o navegamos
Perdónenme si me embarco en metáforas espaciales por la World Wide Web. ¿Qué tipos de distinciones
para intentar esbozar una respuesta, porque me parece pueden trazarse aquí? ¿Qué clases de movimientos
que el espacio proporciona efectivamente el marco más resultan posibles?
satisfactoriopara abordar la cuestión. También el tiem- Nos movemos entre espacios privados y públicos.
po, desde luego, pero el tiempo -y esto es hoy un lugar Entre espacios locales y globales. Pasamos de espacios
común de la teoría posmoderna- ya no es lo que era. Ya sagrados a espacios seculares y de espacios reales a es-
no una serie de puntos, ya no claramente delimitado pacios ficcionales y virtuales, ida y vuelta. Nos move-
por distinciones de pasado, presente y futuro, ya no sin- mos entre lo familiar y lo extraño. De lo seguro a lo ame-
gular, ya no compartido, ya no resistente. Podemos de- nazante y de lo compartido a lo solitario. Estamos en
cir todo esto a sabiendas, sin embargo, de que esa de- casa o fuera de ella. Cruzamos umbrales y vislumbra-
sestimación no está del todo bien o, por lo menos, que es mos horizontes. Hacemos todas estas cosas sin cesar y
prematura; a sabiendas de que la vida transcurre en el en ninguna de ellas, en absolutamente ninguna, esta-
mos nunca sin nuestros medios, como objetos materia- largo del cual se mueven sin cesar la información, los
les o simbólicos, como guías o huellas, como experien- bienes y las personas en nuestra era informacional
cias o aides-mémoires. emergente. La nueva sociedad se construye en su
Encender el televisor o abrir un diario en la privaci- movimiento, su eterno fluir. El espacio se vuelve lábil,
dad de nuestra sala es embarcarse en un acto de tras- se disloca de la vida que se vive en los lugares reales,
cendencia espacial: una ubicación física identificable aunque en cierto sentido sigue dependiendo de ella. Al
- e l hogar- confronta y abarca al planeta. Pero esa reconocer esta abstracción, mi punto de partida prefie-
acción, leer o ver, tiene otros referentes espaciales. Nos re ligar el flujo de lo que Castells llama «laera informa-
vincula con otros, nuestros vecinos conocidos y descono- cional» a los cambios dentro y a través de la experien-
cidos, que a su vez están haciendo lo mismo. La panta- cia, dado que se producen en ella: en cuanto se sienten,
lla parpadeante, el revuelo de la página, nos unen por se conocen y a veces se temen. También nos movemos
un momento -pero de manera muy significativa, al en espacios mediáticos, ya sea en la realidad ya sea en
menos durante el siglo XX- en una comunidad na- la imaginación, tanto material como simbólicamente.
cional. Sin embargo, compartir un espacio no es nece- Estudiar los medios es estudiar estos movimientos y
sariamente poseerlo; ocuparlo no nos da obligatoria- sus interrelaciones en el espacio y el tiempo y quizá
mente derechos. Nuestras experiencias de los espacios también, como consecuencia, descubrirse no tan con-
mediáticos son particulares y a menudo fugaces. Rara vencido por los profetas de una nueva era, así como por
vez dejamos una huella, apenas una sombra, cuando la uniformidad y los beneficios de esta.
nos relacionamos con aquellos, los otros, a quienes De modo que, si estudiar los medios es estudiarlos
vemos o escuchamos o sobre los cuales leemos. en su contribución a la textura general de la experien-
Nuestro tránsito diario implica movimientos a tra- cia, se deducen de ello algunas cosas. La primera es la
vés de diferentes espacios mediáticos y dentro y fuera
de ellos. Los medios de comunicación nos ofrecen es-
tructuras cotidianas, puntos de referencia, puntos de modo, esto nos opone a gran parte del pensamiento pos-
detención, puntos para el vistazo y la mirada atenta, moderno que sostiene que el mundo que habitamos es-
puntos para unirnos y oportunidades de desunirnos. tá seductora y exclusivamente compuesto de imágenes
Los flujos incesantes de la representación mediática y simulacros. Según este punto de vista, el mundo es un
son interrumpidos por nuestra participación en ellos. ámbito donde las realidades empíricas son negadas
Fragmentados por la atención y la desatención. Nues- progresivamente, tanto para nosotros como por noso-
tro ingreso en el espacio mediático es tanto una transi- tros, en el sentido común y la teoría. Esta concepción
ción de lo cotidiano a lo liminar como una apropiación nos hace vivir la vida en espacios simbólicos y eterna-
de lo liminar por lo cotidiano. Los medios pertenecen al mente autorreferenciales que no ofrecen más que las
ámbito de todos los días y, a la vez, son una alternativa generalidades del ersatz y lo hiperreal, sólo nos brindan
a él. la reproducción y nunca el original y, de ese modo, nos
Lo que digo es un tanto diferente de lo que Manuel niegan nuestra propia subjetividad y, en rigor, nuestra
Castells (1996,pág. 376 y sigs.)identifica como «espacio capacidad de actuar de manera significativa. Desde
de flujos».Para Castells, el espacio de flujos señala las esta perspectiva, debemos aceptar el desafío que signi-
redes electrónicas pero también materiales que propor- fica nuestro fracaso colectivo en distinguir la realidad
cionan el reticulado dinámico de la comunicación a lo de la fantasía y el empobrecimiento, si bien impuesto,
de nuestras capacidades imaginativas. Para este punto Concedamos, entonces, que la experiencia es, en
de vista, los medios se convierten en la medida de todas efecto, modelada. Los actos y los acontecimientos, las
las cosas. palabras y las imágenes, las impresiones, las alegrías y
Pero sabemos que no lo son. Sabemos, aunque sólo las aflicciones, e incluso las confusiones,resultan signi-
sea de nosotros mismos, que podemos distinguir y ficativos en la medida en que pueden relacionarse entre
distinguimos entre fantasía y realidad, que podemos sí dentro de algún marco a la vez individual y social: un
mantener y mantenemos una distancia crítica entre marco que, aunque tautológicamente, les da signifi-
nosotros y nuestros medios, que nuestras vulnerabili- cado. La experiencia es una cuestión de identidad y di-
dades a la influencia o la persuasión mediáticas son ferencia. Es al mismo tiempo única y compartible. Es
desparejas e impredecibles, que hay diferencias entre física y psicológica. Hasta aquí, todo resulta claro y, en
mirar, entender, aceptar, creer, influir o representar, rigor, trivial y obvio. Pero, ¿cómo se modela la experien-
que nos cercioramos de lo que vemos y oímos en compa- cia, y cómo cumplen los medios un papel en su mode-
ración con lo que sabemos o creemos, que de todos mo- lado?
dos ignoramos u olvidamos gran parte de ello y que La experiencia se moldea, ordena e interrumpe. Es
nuestras respuestas a los medios, tanto en particular moldeada por agendas anteriores y experiencias pre-
como en general, varían según los individuos y a través vias. Se ordena de acuerdo con normas y clasificaciones
de los grupos sociales, de acuerdo con el género, la edad, que pasaron la prueba del tiempo y de lo social. Es inte-
la clase, la etnia y la nacionalidad, y también a lo largo rrumpida por lo inesperado,lo no preparado, la contin-
del tiempo. Sabemos todo eso. Es sentido común. Y si gencia, la catástrofe, su propia vulnerabilidad, su inevi-
quienes estudiamos los medios decidiéramos, no obs- table y trágica falta de coherencia. La experiencia es ob-
tante, cuestionar ese sentido común -cosa que ha- jeto de actuación e influencia. En este aspecto es física,
cemos, conveniente y continuamente-, no podríamos y se basa en el cuerpo y sus sentidos. A decir verdad, el
hacerlo sin caer en la misma trampa en la que vimos carácter común de la experiencia corporal a través de
caer a otros: no lograr tomar en serio la experiencia y las culturas es lo que los antropólogos, en particular,
utilizarla para someter a prueba nuestras teorías, es adujeron como precondición para nuestra aptitud de
decir, someterlas a pruebas empíricas. Tampoco nues- entendernos recíprocamente. <<La imaginación surge
tras teorías escaparán nunca a lo autorreferencial. del cuerpo tanto como de la mente*, sugiere Kirsten
También ellas se convertirán,sin fin, en reflexivamente Hastrup (1995, pág. 83), pese al hecho de que esto se
irreflexivas. advierte en escasas oportunidades. El cuerpo en la vi-
Abordar la experiencia de los medios, así como su da, su encarnación, es la base material de la experien-
aporte a la experiencia, e insistir en que se trata de una cia. Nos da una ubicación. Es el lugar no cartesiano de
empresa a la vez empírica y teórica, es más fácil de de- la acción y el lugar, también, de las aptitudes y compe-
cir que de hacer. Esto se debe, en primer lugar, a que tencias sin las cuales quedamos inhabilitados. Esto tie-
nuestra pregunta nos exige investigar el papel de los ne implicaciones importantes en cuanto al modo de
medios en el modelado de la experiencia y, a la inversa, abordar los medios y la intrusión de estos en la expe-
el papel de la experiencia en el modelado de los medios. riencia corporal, puesto que se entrometen, continua y
Y, en segundo lugar, a que nos obliga a indagar más pro- tecnológicamente. El concepto de techne de Martin Hei-
fundamente en lo que constituye la experiencia y su degger aprehende el sentido de la tecnología como habi-
modelado. lidad. Nuestra capacidad de relacionarnos con los me-
dios tiene como precondición la capacidad de manejar orientación y conductista en su intención. Pone en tela
la máquina. Empero, como ya lo he señalado, podemos &ejuicio el reduccionismo sociológico, aunque en su ma-
pensar en los medios como extensiones corporales, pró- yor parte omite reconocer lo social. Es, o sin duda de-
tesis, y entonces no significa dar un gran paso comen- bería ser, un enfoque para fortalecer la percepción de
zar a perder de vista los límites entre lo humano y lo las complejidades de los medios y la cultura sin clausu-
técnico, el cuerpo y la máquina. Piense digital. Habrá rarlas. Si queremos estudiar los medios, es preciso que
más que decir sobre los medios y los cuerpos. enfrentemos el papel del inconsciente tanto en la cons-
Y en los cuerpos hay algo más que físico. La expe- titución como en la impugnación de la experiencia y,
riencia no se agota ni en el sentido común ni en el de- asimismo, si queremos responder la pregunta, ¿por qué
sempeño corporal. Tampoco está contenida en la mera estudiar los medios?, parte de nuestra respuesta debe-
reflexión sobre su capacidad de ordenar y ser ordenada. rá ser: porque propone un camino, si no una vía regia,
Puesto que, burbujeante debajo de la superficie de la hacia los territorios ocultos de la mente y el significado.
experiencia, está el inconsciente, que perturba la tran- La experiencia, mediatizada y mediática, surge en la
quilidad y fractura la subjetividad. Ningún análisis de interfaz del cuerpo y la psique. Se expresa, desde luego,
los medios puede ignorarlo, ni las teorías que lo abor- en lo social y en los discursos, la conversación y las his-
dan. Y así llegamos al psicoanálisis. torias de la vida cotidiana, donde lo social se reproduce
Sí, pero el psicoanálisis es un gran problema. constantemente. Citemos una vez más a Hastrup: «La
Lo es en varios aspectos. Propone, y tal vez lo haga experiencia no sólo está siempre anclada en una colecti-
con el mayor vigor, una manera de abordar lo pertur- vidad, la verdadera agencia humana también es incon-
bador y lo no racional. Nos obliga a confrontar con la cebible al margen de la conversación continua de una
fantasía, lo ominoso, el deseo, la perversión, la ob- comunidad, de la que surgen las distinciones y evalua-
sesión: los llamados trastornos de lo cotidiano que se ciones previas necesarias para tomar decisiones sobre
representan y se reprimen -las dos cosas- en los tex- los actos»(Hastrup, 1995, pág. 84).
tos mediáticos de uno u otro tipo, y que perturban el Nuestras historias, nuestras conversaciones, están
delgado tejido de lo que suele pasar por racional y nor- presentes en las narraciones formales de los medios, en
mal en la sociedad moderna. El psicoanálisis es como los programas periodísticos y en los de ficción, como en
un lenguaje. Es como el cine. Y viceversa. El paso de la nuestros relatos cotidianos: chismes, rumores e inter-
teoría y la práctica clínicas a la crítica cultural está acciones casuales en los que encontramos los recursos
sembrado de ofuscación y, a menudo, la elisión dema- para fijarnos en el tiempo y el espacio. Sobre todo, de
siado ligera de lo particular y lo general, así como la ar- fijarnos en nuestras relaciones mutuas, conectar y
bitrariedad (enmascarada como teoría) de la interpre- separar, compartir y rechazar, individual y colectiva-
tación y el análisis. No obstante, como el propio incons- mente, en la amistad y la enemistad, la paz y la guerra.
ciente, el psicoanálisis no se marchará. NOS ofrece una Se ha sugerido (Silverstone, 1981)que tanto la estruc-
manera de pensar los sentimientos: los miedos y las tura como el contenido de las narraciones mediáticas y
desesperaciones, alegn'as y confusiones que arañan y las de nuestros discursos de todos los días son interde-
hieren lo cotidiano. pendientes, y que juntas nos permiten expresar y medir
El psicoanálisis también es un gran problema en la la experiencia. Lo público y lo privado se entrelazan
medida en que p e r t u r b a m b z ~ ~ w de a d narrativamente. Así tiene que ser. En las telenovelas y
k a n parte de la teoría-de los medios, cognitiva en su los talk shows, los significados privados se ventilan
públicamente y los significados públicos se ofrecen al Por consiguiente, en la medida en que los medios
consumo privado. La vida privada de las figuras públi- ocupan, como lo he sostenido, un lugar central en el pro-
cas se convierte en la materia de la telenovela diaria; ceso de establecimiento de distinciones y juicios, y en la
los actores de telenovela se convierten en figuras públi- medida en que, precisamente, mediatizan la dialéctica
cas a quienes se exige que construyan una vida privada entre la clasificación que modela la experiencia y la ex-
para consumo público. jHola!* Hello! periencia que colorea la clasificación, debemos indagar
¿Qué pasa aquí? En el núcleo de los discursos so- en las consecuencias de esa mediatización.Debemos es-
ciales que se arraigan en torno de la experienciay la en- tudiar los medios.
carnan, y para los cuales nuestros medios se han vuelto
indispensables, hay un proceso y una práctica de clasi-
ficación: el establecimiento de distinciones y juicios. La
clasificación, entonces, no es sólo un asunto intelectual
y ni siquiera práctico, sino, en términos de Berlin,
estético y ético. Podemos manejar nuestra vida en la
medida en que existe una pizca de orden, suficiente
para brindar las seguridades que nos permiten llegar al
final del día. Sin embargo, ese orden, tal como somos ca-
paces de alcanzarlo, no es neutral ni en sus condiciones
ni en sus consecuencias, en el sentido de que choca con
el orden de otros, y en el sentido de que dependerá del
orden, e incluso del desorden, de los otros. También
aquí enfrentamos una estética y una ética -una po-
lítica, en esencia- de la vida cotidiana, para las cuales
los medios nos proveen, en un grado importante, tanto
de herramientas como de problemas: los conceptos,
categorías y tecnologías para construir y defender
distancias; los conceptos, categorías y tecnologías para
construir y sostener conexiones. Estas herramientas
tal vez sean más evidentes que nunca, y por lo tanto
más contenciosas, cuando una nación está o se siente en
guerra. No permitamos, empero, que esta visibilidad
momentánea nos ciegue al trabajo diario en el cual
nosotros -de nuevo, tanto individual como colec-
tivamente- y nuestros medios estamos constante e
intensamente comprometidos, minuto a minuto, hora a
hora.

* En castellano en el original. (N. del T )


2. Mediatización productores y consumidores, con la intención urgente
de comprender el mundo, el mundo mediático, el mun-
do mediatizado, el mundo de la mediatización. Pero
también, y al mismo tiempo, utilizamos los significados
mediáticos para evitar el mundo, distanciarnos de él y,
tal vez, de los desafíos de la responsabilidad o el cui-
dado, el reconocimiento de la diferencia.
Esta inclusión dentro de los medios, nuestra partici-
Comencé por sugerir que deberíamos pensar los pación impuesta en ellos, es doblemente problemática.
medios como un proceso: un proceso de mediatización. Es difícil de desentrañar, difícil encontrar un origen,
Hacerlo nos exige considerar que la mediatización se difícil construir una explicación singular de, por ejem-
extiende más allá del punto de contacto entre los textos plo, el poder de los medios. Y es difícil -probablemente
mediáticos y sus lectores o espectadores. Nos exige su- imposible- que nosotros, como analistas, nos aparte-
poner que envuelve a productores y consumidores de mos de la cultura mediática, nuestra cultura mediática.
medios en una actividad más o menos continua de Claro está, nuestros propios textos, como analistas, son
unión y desunión con significados que tienen su fuente parte del proceso de mediatización. En este aspecto,
o su foco en esos textos mediatizados, pero que se ex- somos como lingüistas que trataran de analizar su pro-
tienden a través de la experienciay se evalúan con refe- pia lengua. Desde adentro, pero también desde afiiera.
rencia a ella en una multitud de maneras diferentes. «Un lingüista no se aparta del tejido móvil de la
La mediatización implica el movimiento del signifi- lengua real -su propia lengua, las lenguas mismas
cado de un texto a otro, de un discurso a otro, de un que conoce- más de lo que un hombre se pone fiiera del
acontecimiento a otro. Implica la transformación cons- alcance de su sombra*(Steiner, 1975,pág. 111).E igual
tante de los significados, tanto en gran escala como en sucede, a mi juicio, en el caso de los medios. De allí la
pequeña, significativa e insignificante, a medida que dificultad: una dificultad epistemológica, concerniente
los textos mediáticos y los textos sobre los medios al modo como afirmamos nuestra comprensión de la
circulan por escrito, en el habla y en formas audiovisua- mediatización. Y ética, en la medida en que nos exige
les, y nosotros, individual y colectivamente, directa e emitir juicios sobre el ejercicio del poder en el proceso de
indirectamente, contribuimos a su producción. mediatización. Estudiar los medios es un riesgo, en
La circulación del significado, que es mediatización, ambos aspectos. Implica, inevitable y necesariamente,
constituye más que un flujo de dos pasos desde el pro- un proceso de desfamiliarización. Desafiar lo que se da
grama transmitido por conducto de los líderes de opi- por sentado. Explorar debajo de la superficie del signi-
nión hasta las personas de la calle, como sostuvieron ficado. Rechazar lo obvio, lo literal, lo singular. En nues-
Katz y Lazarsfeld (1955)en su estudio seminal, aunque tro trabajo, a menudo y apropiadamente, lo simple se
efectivamente tiene pasos y efectivamente fluye. Los vuelve complejo, y lo obvio, opaco. Iluminar las sombras
significados mediatizados circulan en textos primarios las hace desaparecer. Todo es cuestión de perspectiva.
y secundarios, a través de intertextualidades sin fin, en La mediatización es como la traducción, según conci-
la parodia y el pastiche, la repetición constante y los be Steiner a esta: nunca completa, siempre transforma-
discursos interminables, tanto en la pantalla como fue- dora y jamás, tal vez, enteramente satisfactoria. Siem-
r a de ella; en ellos actuamos e interactuamos como pre discutida, también. Un acto de amor. Steiner la des-
cribe en términos de movimiento hermenéutico, un pro- cipalmente un movimiento a lo largo del tiempo, que
ceso cuádruple que implica confianza, agresión, apro- implica la transición entre textos pasados y presentes.
piación y restitución. Confianza porque al iniciar el pro- Un movimiento que envuelve significado y valor. La
ceso de la traducción atribuimosvalor al texto que abor- traducción es una actividad estética y ética a la vez.
damos; un valor que queremos entender, recuperar y La mediatización parece ser al mismo tiempo más y
comunicar a otros y a nosotros mismos. En este acto ini- menos que la traducción, tal como la interpreta Steiner.
cial de confianza declaramos nuestra creencia en que Más, porque se abre paso a través de los límites de lo
hay un significadopor aprehender en el texto al que nos textual y propone versiones tanto de la realidad como
acercamos, y que ese significado sobrevivirá a nuestra de la textualidad. Es a la vez vertical y horizontal, de-
traducción. Podemos, desde luego, estar equivocados. pendiente de los cambios constantes de los significados
Agresión porque todos los actos de comprensión son a través del espacio tridirnensional, e incluso del tetra-
((inherentementeapropiadores y, por lo tanto, violen- dimensional. Los significados mediatizados se mueven
tos» (Steiner, 1975, pág. 297). En la traducción, pene- entre los textos, sin duda, y a lo largo del tiempo. Pero
tramos en un texto y reclamamos la propiedad de su también a través del espacio y los espacios. Se mueven
significado (Steiner es un sexista impenitente en sus de lo público a lo privado, de lo institucional a lo indivi-
metáforas), pero la violencia que ejercemos sobre los dual, de lo globalizador a lo local y personal, ida y
significados de otros, aun en los intentos más modera- vuelta. Están fijos, por decirlo así, en los textos, y fluyen
dos de entender, es bastante conocida: nuestros propios en las conversaciones. Son visibles en las carteleras y
discursos están salpicados de afirmaciones de que la re- los sitios de la web, y están enterrados en la mente y los
presentación mediática es tendenciosa, ideológica y a recuerdos. Pero la mediatización es menos que la tra-
menudo simplementefalsa. La apropiación implica ha- ducción, quizá, porque a veces es algo menos que amo-
cer comprensibles los significados: la incorporación, el rosa. El mediatizador no está necesariamente atado a
consumo, la domesticación (los términos son de Stei- su texto ni a su objeto por amor, aunque en casos indivi-
ner) más o menos exitosos, más o menos completos del duales podría estarlo. La fidelidad a la imagen o el
significado. No obstante, se trata de un proceso incom- acontecimiento no es ni por asomo tan fuerte como lo es,
pleto e insatisfactorio sin el cuarto y último movimien- o lo fue en otros tiempos, la fidelidad a la palabra.
to: la restitución. La restitución señala la reevaluación: Una traducción es reconocida y honrada como una
la reciprocidad dentro de la cual el traductor restablece obra de autor. La mediatización implica el trabajo de
el significado y, en el proceso, tal vez lo acentúa. El ori- instituciones, grupos y tecnologías. No comienza ni
ginal puede haber desaparecido en su prístina gloria, termina con un texto singular. Sus pretensiones de
pero lo que surge en su lugar es, por cierto, algo nuevo; clausura, producto de las ideologías y narrativas de los
a veces mejor, posiblemente; algo diferente, sin duda. programas noticiosos, por ejemplo, se ven comprometi-
Como sostiene Jorge Luis Borges en ((PierreMenard~, das en el punto de transmisión por el conocimiento cer-
ninguna traducción puede ser perfecta, ni siquiera en tero de que la siguiente comunicación, el siguiente bole-
su perfección. Ninguna traducción. Y ninguna mediati- tín, el siguiente reportaje, comentario o cuestionario,
zación. seguirán moviendo las cosas y las llevarán a otra parte.
La referencia de Steiner, no obstante su sensibilidad La concepción de Steiner de la traducción no se prolon-
y la de la traducción, es a esta como un proceso diádico, ga más allá del texto, pese al reconocimiento de su pro-
un movimiento de un texto a otro, y para Steiner, prin- pio lugar en el lenguaje. Por otro lado, la mediatización
no tiene fin y es el producto del desciframiento textual, un monasterio, socializan a sus miembros en un nuevo
tanto en las palabras, hechos y experiencias de la vida modo de vida, una nueva regla, un nuevo orden. Una
cotidiana, como por las continuidades de la transmisión idea inicial y el hecho de haber logrado convencer de su
general [broadcasting] y la transmisión segmentada viabilidad al productor ejecutivo resultaron en un al-
[narrowcasting]. muerzo con el abad en un restaurante del Soho. ¿Podría
De modo que la mediatización es menos que la tra- el abad permitir al equipo de producción ingresar al
ducción justamente en la medida en que se trata del monasterio para seguir a un grupo de novicios mien-
producto de un trabajo institucional y técnico con pala- tras se preparan para ser miembros de la comunidad?
bras e imágenes y, también, del producto de un compro- ¿Concedería a la televisión los derechos de representa-
miso con los significados informes de sucesos o fanta- ción? El abad consideraría la posibilidad. Un programa
sías. Los significados que en efecto surgen o que se ale- anterior en otro punto de la red había sido evaluado co-
gan, tanto provisoria como definitivamente (una y otra mo bastante menos que exitoso, pero esta era una idea
cosa a la vez, desde luego, en casi todos los actos de interesante y parecía haber entre los dos hombres
comunicación),aparecen sin la intensidad de una aten- cierta añnidad, suficiente para sugerir que el investiga-
ción específica y precisa al lenguaje o sin la necesidad dor visitara el monasterio con el objeto de seguir discu-
de recrear, hasta cierto punto, un texto original. En este tiendo.
sentido, la mediatización es menos determinada, más Algunas semanas después, el investigador se en-
abierta, más singular, más compartida, más vulne- cuentra en una sala con toda la comunidad monacal.
rable, quizás, a los abusos. Presenta la idea del programa y se ve sometido a un in-
No obstante, la discusión sigue siendo pertinente, y terrogatorio. Tal vez con inocencia, pero más pro-
en especial si tenemos en cuenta que lo implicado no es bablemente con orgullo profesional, destaca lo que es-
la distinción entre diferentes tipos de traducción: lite- pera lograr en el programa y afirma que este retratará
ralidad, paráfrasis e imitación libre, que el propio Stei- con fidelidad el modo de vida de los monjes, sin distor-
ner considera estéril y arbitraria. Es pertinente porque siones ni sensacionalismo. El investigador vivirá du-
se trata del reconocimiento de que la significación de la rante un tiempo en la comunidad. El ñlme será objeto
traducción reside en la inversión, tanto ética como esté- de una cuidadosa y rigurosa investigación. Se dará ca-
tica, que se hace en ella y en las demandas que se plan- bida a las propias voces de los monjes. Estos pueden
tean a su favor y por su intermedio. La traducción es un confiar en que el investigador transmitirá la verdad (sí,
proceso en el cual se producen significados que cruzan dijo eso). Es convincente. Se llega a un acuerdo. El in-
fronteras, a la vez espaciales y temporales. Indagar en vestigador pasa dos semanas con los monjes y sigue su
ese proceso es indagar en las inestabilidades y flujos de rutina. Habla y come con ellos y asiste a sus servicios.
los significados y en sus transformaciones, pero tam- Termina por respetarlos enormemente, pero no entien-
bién en la política que los inmoviliza. Esa indagación de su fe. Elige a dos novicios y analiza con ellos cómo se
proporciona el modelo para las pocas cosas que quiero desenvolverán las cosas. El plan es que la película abar-
decir ahora sobre la mediatización. que un período de un año, a fin de seguir el progreso del
Consideremos el ejemplo de un joven investigador noviciado.
televisivo que trabaja en una serie documental sobre la El investigador vuelve a Londres e informa al direc-
vida en instituciones integrales: una serie que exami- tor y el productor. Comienza el rodaje, que termina a su
nará de qué manera dichas instituciones, en este caso debido tiempo. Kilómetros y kilómetros de imágenes,
palabras y sonidos que es preciso armar en un texto muchos habrán incorporado parte de su significado a
coherente. El investigador, pese a haber realizado mu- su propia comprensión del mundo. La descripción que
chas de las entrevistas ante las cámaras, ya no intervie- da Steiner de la traducción no incluye al lector o la lec-
ne demasiado en el proceso de producción y aguarda tura. Mi descripción de la mediatización debe hacerlo,
mientras el mundo que él ha observado y el mundo que, porque si no privilegiamos a aquellos -todos noso-
aunque imperfecta e incompletamente, ha llegado a en- tros- que se involucran constante e infmitamente con
tender, se reconstruye cuadro por cuadro. Con creciente los significados mediáticos, y no nos preocupamos por
impotencia, contempla la producción institucional de la efectividad de esa injerencia, corremos el riesgo de
sentido: la construcción de una narración; la creación una lectura errónea. Todos participamos en el proceso
de un texto que concuerde con las expectativas del pro- de mediatización. O no, según sea el caso.
grama, un texto que encaje en el casillero correspon- La historia de este contacto de un documental televi-
diente del plan y demande una audiencia y un signifi- sivo con un mundo privado quizá sea bastante familiar,
cado. Ve emerger una nueva realidad montada sobre la y cada vez la entienden más tanto los convocados a par-
antigua, apenas reconocible, al menos para él, pero ca- ticipar con carácter de sujetos en la mediatización como
da vez más alejada de lo que el investigador cree que los los espectadores y lectores que han llegado a compren-
propios monjes conocerían y entenderían. der algunos de los límites de la pretensión de autenti-
Esta es una traducción encarada con buena fe. Sin cidad de los medios. Sin embargo, como lo reconoce
embargo, cuando los significados emergentes cruzan el Steiner, en su núcleo está la cuestión de la confianza.Y
umbral entre los mundos de las vidas mediatizadas y la confianza en muchos momentos diferentes del proce-
los medios vivientes y a medida que cambian los pla- so. Los sujetos del filme deben confiar en quienes se
nes, cuando la televisión, en este caso, impone, inocente presentan como mediatizadores. Los espectadores de-
pero inevitablemente, sus propias formas de expresión ben confiar en los mediatizadores profesionales. Y los
y trabajo, sale de las profundidades una nueva realidad mediatizadores profesionales deben confiar en sus pro-
mediatizada, que rompe la superficie de un grupo de pias aptitudes y capacidades para proporcionar un tex-
experiencias y ofrece, demanda otras. to honesto.
El programa se transmite e incluso se repite. Algún Y aunque se nos pudiera excusar por ver esa con-
tiempo después, el investigador encuentra en una oca- fianza traicionada con tanta facilidad, cínicamente o
sión social a uno de los miembros de la comunidad. no, se trata de una precondición de la mediatización,
¿Qué piensa este, qué piensan ellos? Tímida y un tanto una precondición necesaria en todos los intentos de re-
afligida, la respuesta es suficientemente clara. Decep- presentación de los medios, y en especial la representa-
ción. Pesar. Otro fracaso. Una oportunidad perdida. Tal ción fáctica. Es evidente que esta cuestión de la con-
vez haya sido un documental, pero no documentó,no re- fianza no estructura todas las formas de mediatización,
flejó ni representó con precisión sus vidas o su institu- pese a lo cual sigue siendo, como lo sostuvo Jürgen Ha-
ción. El investigador no está del todo sorprendido ni bermas (1970), una precondición de cualquier comuni-
pasmado. Pero se siente deshecho por la admisión del cación eficaz. Un interrogante que aparecerá una y otra
fracaso. ¿Es su fracaso? ¿Era inevitable? ¿Podría haber vez en este libro es qué pasa con la confianza en el co-
habido otro resultado? razón del proceso de mediatización, y la comprensión
Entretanto, millones de personas habrán visto el de la verdadera importancia de hallar maneras de pre-
programa; muchos lo habrán hecho con placer, y otros servarla o protegerla.
Todos somos mediatizadores, y los significados mis-
mos que creamos son nómadas. También son podero-
sos. Las fronteras se cruzan y, una vez transmitidos los
programas, construidos los sitios web o enviados los co-
rreos electrónicos, seguirán cruzándose hasta que las
palabras e imágenes que han sido generadas o simula-
das desaparezcan de la vista o la memoria. Todo cruce
es también una transformación. Y toda transformación
es, en sí misma, una demanda de significado, por su No podemos avanzar mucho con nuestro interés por
pertinencia y su valor. los medios sin indagar en la tecnología. Nuestra inter-
En consecuencia, nuestro interés en la mediatiza- faz con el mundo. Nuestra manera de encarar la reali-
ción como proceso ocupa un lugar central en la cuestión dad. Las tecnologías mediáticas, porque son tecnolo-
de por qué debemos estudiar los medios: la necesidad gías,tanto el hardware como el sofcware,vienen en di-
de prestar atención al movimiento de los significados a ferentes formas y tamaños, formas y tamaños que hoy
través de los umbrales de la representación y la expe- cambian rápidamente y de una manera desconcertan-
riencia. Establecer los lugares y las fuentes de pertur- te, e impulsan a muchos de nosotros al nirvana de la
bación. Entender la relación entre significadospúblicos llamada «era de la información»,mientras dejan a otros
y privados, y entre textos y tecnologías. E identificar los jadeantes y sin aliento como ebrios en la acera, arras-
puntos de tensión. Es necesario, además, que no sólo trándose en medio de la basura de un sofcwareya obso-
nos consagremos al informe de los hechos, los medios leto y sistemas operativos descartados o, a lo sumo,
como fuentes de información. Los medios entretienen. arreglándoselas simplemente, con la vieja y sencilla
Y también en este aspecto se elaboran y transforman telefonía y las transmisiones terrestres analógicas.
significados: esfuerzos para atraer la atención, para la Pensar en la tecnología, cuestionarla en el contexto
satisfacción y la frustración del deseo; placeres ofreci- de un interés en los medios, no es cosa sencilla.Y no sólo
dos o negados. Pero siempre recursos para la conversa- por la velocidad del cambio, en sí misma ni predecible
ción, el reconocimiento, la identificación y la incorpo- ni carente de contradicciones en sus implicaciones. Mu-
ración, cuando comparamos, o no comparamos, nues- cho se ha escrito acerca de la capacidad de la tecnología
tras imágenes y nuestra vida con las que vemos en la mediática para determinar la manera como nos ocupa-
pantalla. mos de nuestros asuntos cotidianos, y las facilidades y
Es preciso que entendamos este proceso de mediati- restricciones que implica para nuestra facultad de
zación, que entendamos cómo surgen los significados, actuar en el mundo. Se nos dice -y también es cierto,
dónde y con qué consecuencias. Es preciso que seamos al menos para una pequeña proporción de la población
capaces de identificar los momentos en que el proceso mundial- que estamos en medio de una revolución
parece derrumbarse. Cuando lo distorsionan la tecnolo- tecnológica con consecuencias de gran alcance, una re-
gía o la intención. Es preciso que entendamos su políti- volución en la generación y difusión de la información.
ca: su vulnerabilidad al ejercicio del poder; su depen- Nuevas tecnologías y nuevos medios, cada vez más
dencia del trabajo de instituciones, así como de indivi- convergentes gracias al mecanismo de la digitalización,
duos, y su propio poder de persuasión y su capacidad transforman el tiempo y el espacio sociales y culturales.
para reclamar atención y respuesta. Este nuevo mundo nunca duerme: difusión de noticias
y servicios financieros las veinticuatro horas del día. promovidos por la sociedad y la historia. Nuevos me-
Acceso instantáneo y global a la World Wide Web. Co- dios se construyen sobre los cimientos de los viejos. No
mercio interactivo y sociabilidad interactiva en econo- surgen plenamente desarrollados o perfectamente
mías y comunidades virtuales. Una vida para vivir en formados. Nunca resulta claro, tampoco, cómo se insti-
línea. Canal tras canal. Decisión tras decisión. Televi- tucionalizarán y utilizarán y, menos aún, qué conse-
sión de caramelo masticable. cuencias tendrán para la vida social, económica o polí-
Escuchemos las voces de Silicon Valley o el Media tica. Las certidumbres de una tecno-lógica, las certi-
Lab. Escuchemos, por ejemplo, a Nicholas Negroponte dumbres de un desarrollo acurnulativo en materia, por
(1995, pág. 6): ejemplo, de velocidad o miniaturización, no producen
su equivalente en los reinos de la experiencia.
«A principios del próximo milenio, sus gemelos o pen- No obstante, el cambio tecnológico genera en efecto
dientes derecho e izquierdo tal vez se comuniquen entre consecuencias. Y estas pueden ser, y sin duda han sido,
sí mediante satélites de órbita baja y tengan más capa- profundas: cambian, tanto visible como invisiblemente,
cidad computacional que su PC actual. Su teléfono no el mundo en que vivimos. La escritura y la imprenta, la
sonará de manera indiscriminada;recibirá, selecciona- telegrafía, la radio, la telefonía y la televisión, Internet:
rá y quizá responderá las llamadas entrantes como un cada una de ellas propuso nuevas maneras de manejar
mayordomo inglés bien entrenado. Los medios masivos la información y nuevas maneras de comunicarla;nue-
de comunicación se redefinirán debido a la presencia de vos modos de articular el deseo y nuevos modos de in-
sistemas para transmitir y recibir información y entre- fluir y agradar. Nuevos modos, en verdad, de elaborar,
tenimiento personalizados. Las escuelas cambiarán transmitir y fijar el significado.
hasta convertirse en algo más parecido a museos y pa- La tecnología, entonces, no es singular. Pero, ¿en qué
tios dejuego, en los que los niños aunarán ideas y socia- sentidos es plural?
lizarán con otros niños de todo el mundo. El planeta Marshall McLuhan querría que viéramos la tecnolo-
digital será como la cabeza de un alfiler». gía como fisica, como extensiones de nuestra capacidad
humana de actuar material y psicológicamente en el
¿Qué se dirán mis gemelos el uno al otro? ¿Qué haré con mundo. Nuestros medios, en especial, extendieron su
toda esa capacidad computacional? Si toda mi informa- campo y su alcance, otorgándonos un poder infinito pe-
ción está personalizada, ¿cómo voy a aprender algo ro también modificando el medio ambiente en que se
nuevo? ¿Quién solventará el nuevo tipo de escuelas y se ejerce ese poder. Las tecnologías, prótesis para la mente
encargará de dar nueva capacitación a los docentes (o y el cuerpo, totales en su impacto, nunca sutiles ni ca-
les conseguirá otros empleos cuando se hayan ido)? paces de discriminar sus efectos, hacen esto por sí mis-
¿Cómo me las arreglaré con los punzantes alfilerazos mas. La atracción que despertaba McLuhan en la dé-
de la proximidad global? cada de 1960 se basaba en la novedad y generalidad de
El problema es cómo pensar esto exhaustivamente, su enfoque. Un profeta de su tiempo y en su propia tie-
es decir, una vez que admitimos que la tecnología no cae rra. Y aún lo es. Su mensaje sobre la simplicidad del
sobre nosotros sin intervención humana. Una vez que desplazamiento del mensaje por los medios como ám-
reconocemos que surge de complejos procesos de diseño bito de influencia está en armonía con la idea de quie-
y desarrollo que están, en sí mismos, inmersos en las nes ven en la generación actual de tecnologías interacti-
actividades de instituciones e individuos limitados y vas y de redes la plena realización del mundo como me-
dio. Para esa gente, dnternet es un modelo de lo que so- duce cuando se plantan las semillas. Con ello se explica
mos.. Cyborgs. Cibernautas. Dejemos correr las fanta- y se reivindica a la vez el éxito futuro. A decir verdad,
sías. Y las fantasías, o por lo menos algunas de ellas, se por definición. Puesto que la tecnología no debe enten-
realizan. Almacenamiento infinito.Accesibilidad infini- derse meramente como máquina. Incluye las aptitudes
ta. Tarjetas inteligentes e implantes retinales. Los y competencias, el conocimientoy el deseo sin los cuales
usuarios son transformados por su uso. Y, como resulta- no puede funcionar. Y «lamagia consiste en un "comen-
do, se transforma con la misma certeza lo que significa tario" simbólico sobre las estrategias técnicas» (Gell,
ser humano. Clic. 1988, pág. 8). Las culturas que hemos creado alrededor
Lo que es teóricamente poco sutil tiene su valor. Con- de nuestras máquinas y nuestros medios son precisa-
centra la mente en la dinámica del cambio estructural. mente eso. En el sentido común y los discursos cotidia-
Nos hace cuestionar. Pero omite los matices de la agen- nos, e incluso en los escritos académicos,las tecnologías
cia y el significado, del ejercicio humano del poder y de aparecen mágicamente, son magia y tienen consecuen-
nuestra resistencia. Omite, también, otras fuentes de cias mágicas, tanto blancas como negras. Son el centro
cambio: factores que afectan la creación de las tecnolo- de fantasías utópicas y distópicas que, tan pronto como
gías mismas y factores que mediatizan nuestras res- se pronuncia el conjuro, adoptan una forma física, ma-
puestas a ellas. Sociedad, economía, política, cultura. terial (aquí es oportuno mencionar el caso de Wired, el
Las tecnologías, hay que decirlo, son habilitantes (e órgano periodístico del Silicon Valley). Las operaciones
inhabilitantes) más que determinantes. Aparecen, de la máquina son misteriosas y, como resultado, con-
existen y desaparecen en un mundo que no es del todo fundimos su origen y su significado. El uso que les da-
obra suya. mos está cargado de folclore, el saber compartido de
No obstante, la atracción es comprensible. Y lo que grupos y sociedades que desean controlar las cosas que
McLuhan articula y a la vez refuerza de manera irre- no entienden.
flexiva es en gran medida un universal de la cultura, Así pues, la tecnología es mágica y las tecnologías
según el cual la tecnología puede verse como encanta- mediáticas son en efecto tecnologías del encantamien-
miento. La expresión es casi la de Alfred Gell, quien la to. Esta sobredeterminación da a las tecnologías me-
usa para describir las tecnologías -las tecnologías del diáticas un poder considerable, por no decir pavoroso,
encantamiento- que los seres humanos idearon para en nuestra imaginación. Nuestra participación en ellas
«ejercer control sobre los pensamientos y acciones de está impregnada por lo sagrado, mediatizada por la an-
otros seres humanos. (Gell, 1988, pág. 7 ) , mediante lo siedad, abrumada, de vez en cuando, por la alegría. De-
cual alude al arte, la música, la danza, la retórica, los pendemos de ellas de manera sustancial. Nos sentimos
dones y todos los artefactos intelectuales y prácticos completamente desesperados cuando se nos priva del
surgidos para permitirnos expresar la gama completa acceso a ellas: el teléfono como «líneade vida*, la televi-
de las pasiones humanas; vale decir, los medios. sión como esencial ((ventanaal mundo.. Y en ocasiones,
Pero la tecnología como encantamiento tiene una re- cuando nos enfrentamos con lo nuevo, nuestra emoción
ferencia más vasta, porque describe el modo como todas no conoce límites: «¿Cuatro billones de megabytes?
las sociedades, incluida la nuestra, encuentran en ella ¡NO!>>.
una fuente y un ámbito de magia y misterio. Gell tam- En este contexto, lo mismo que en otros, podemos
bién plantea este aspecto. Para él, la tecnología y la ma- empezar a ver la tecnología como cultura: ver que las
gia están inextricablementeligadas. El hechizo se pro- tecnologías, en el sentido que comprende no sólo el qué
sino también el cómo y el porqué de la máquina y sus la radio. Y, por otro lado, es posible reconocer en la
usos, son tanto simbólicas como materiales, estéticas al maduración de esas tecnologías los aspectos en que ex-
igual que fiuzcionales, objetos y prácticas. Y también en presan y refractan una buena parte de la dinámica de
este contexto podemos comenzar a investigar los la cultura más vasta. Max Weber podría haber califica-
espacios culturales más amplios en los que operan las do esta situación de afinidad electiva, pero esta vez en-
tecnologías, y que les otorgan a la vez su significadoy su tre cambio tecnológico y cambio social y no entre protes-
poder. tantismo y capitalismo.Además, si no nos preocuparan
Walter Benjamin reconocía en la invención de la en exceso las líneas discretas de causación, podríamos
fotografia y el cine momentos decisivos en la historia de seguirlo. En efecto, es posible ver en el carácter granu-
la cultura occidental, momentos que, aun en el contexto lar recíproco de las culturas, etnicidades, grupos de in-
de su propia ambivalencia, nunca malinterpretó, sin terés, gustos y estilos contemporáneos y en el de la eco-
embargo, como desencantamiento. La reproducción nomía emergente de la difusión segmentada otra ex-
mecánica (vigente por primera vez, desde luego, en la presión más de la misma interdependencia socio-
imprenta) es el rasgo definitorio de la tecnología mediá- técnica.
tica, que fractura la sacralidad cerrada e íntima, ina- Las tecnologías mediáticas pueden considerarse
bordable y distante de la obra de arte y la reemplaza como cultura en otro sentido conexo, aunque contrasta-
por las imágenes y sonidos de la cultura de masas. Para do: como el producto de una industria cultural y el obje-
Benjamin, eso implicaba la posibilidad de una nueva to de la cultura más o menos motivada y más o menos
política, dado que los nuevos espectadores masivos de determinante inscripta por la inserción de las tecno-
las imágenes cinemáticas se enfrentaban a representa- logías en las estructuras del capitalismo tardío. Esta es
ciones de la realidad que estaban verdaderamente en la bien conocida posición de los antiguos colegas de
sintonía con su experiencia. Al respecto, escribía lo si- Benjamin, Theodor Adorno y Max Horkheimer (1972).
guiente: Y pese a la intransigente estridencia de sus argumen-
tos, lo que estos dicen debe reconocerse, tal cual parece
«Elcine es la forma artística que está en armonía con la ser una vez más, como una crítica extremadamente
amenaza creciente a su vida que debe afrontar el hom- vigorosa de la capacidad y el poder del capital de trai-
bre moderno. La necesidad del hombre de exponerse a cionar la cultura mientras afirma defenderla, y un aná-
efectos de choque es su ajuste a los peligros que lo ame- lisis sostenido de las fuerzas culturales desatadas por
nazan. El cine corresponde a cambios profundos del las tecnologias mediáticas (y eso que apenas si veían te-
aparato perceptivo: cambios experimentados en una levisión) en la creación y el mantenimiento de las ma-
escala individual por el hombre de la calle en el tránsito sas como una mercancía enteramente vulnerable a las
por las grandes ciudades, y en una escala histórica por lisonjas de una industria totalizadora que no deja nada,
cualquier ciudadano de nuestros días» (Benjamin, ni siquiera el bucle de la estrella en cierne, fuera de su
1970, pág. 252, n. 19). alcance. Lo sabemos, aunque lleguemos a valorarlo de
diferente manera.
En este caso, y en otros, se considera que las tecnologías Aquí no hay escape. Siempre gana la tecnología, que
mediáticas surgen como puntos de necesidad generali- envenena la originalidad y el valor para reemplazarlos
zada, más social que individual. Raymond Williams por la banalidad y la monotonía. La crítica recae sobre
(1974) plantea un argumento similar con referencia a el cine y no sobre películas específicas; sobre la música
grabada, en particular el jazz, y no sobre canciones en miento de los derechos de propiedad intelectual. Debe
particular. Todos representan la industrializaciónde la concordar con un espacio económico que se define por
cultura: el ersatz, lo uniforme y lo inauténtico.Y se tra- un marco informacional en rápida expansión y aún
ta, en lo fundamental, de una crítica de la tecnología co- relativamente abierto en el cual tiene lugar el comercio
mo cultura, y de la tecnología como cultura en cuanto es (el comercio electrónico);un marco del cual ella depen-
impensable al margen de las estructuras políticas y de. Como lo señala Robin Mansell(1996,pág. 117):«Las
económicas, en especial estas últimas, estructuras que empresas tienden cada vez más a establecer servicios
la contienen y en cuyo yunque se forja su producción comerciales en Internet, y muchos de ellos son el sopor-
diaria. te de los elementos informacionales del comercio elec-
No obstante, podemos pensar de otra manera en la trónico*. El rizo. Información para la información. Di-
tecnología como economía política. Y no sólo como una nero para el dinero. Pero, jcómo conseguir un poco?
economía política de la tecnología mediática, una eco- En un taller realizado en la Universidad de Califor-
nomía política que, a su turno, depende de un interés en nia, académicos europeos se reúnen con representantes
los mercados y su libertad, en la competencia, en la in- de Silicon Valley: el empresario, el abogado, el econo-
versión y en los costos de producción y distribución, in- mista, el analista financiero, el periodista y el cronista.
vestigación y desarrollo. Esa economía política entraña Hay tanto defensores como críticos, pero los participan-
la aplicación de una teoría y una práctica económicas tes están unidos por su condición de miembros del siste-
más amplias al campo específico de los medios y la tec- ma y, para el mundo, hablan en lenguas. No obstante, lo
nología, aun cuando en este caso, desde el comienzo que surge de esos dos días y medio de conversaciones es
mismo, los cambios tecnológicos obligaron a los econo- la visión de una nueva economía, que no carece de rela-
mistas a replantear principios y categorías, principal- ciones con la antigua, por supuesto, pero motorizada
mente como resultado de la producción del mercado hoy por los nuevos principios y prácticas, unos y otras
mundial y la globalización de la información, sin la cual resultantes de los ensayos y errores de la ganancia de
ese mercado no podría sostenerse. El mercado de la in- dinero en Internet. En este mundo el futuro es descono-
formación es muy diferente del mercado de bienes tan- cido y el pasado apenas se recuerda, pero de todos mo-
gibles. No hay costos de reproducción y los costos de dis- dos es bastante irrelevante. La única preocupación es el
tribución son cada vez más bajos. La economía política presente. Impregnadas por las ideologías evolutivas de
de la radioteledifusión pública, del acceso universal, de la cultura norteamericana, en la cual Danvin reina
la escasez del espectro y luego, en la era posdigital, de tanto en el espacio económico y social como en los domi-
su abundancia, surgió cuando lo hicieron las propias nios de la biología, y donde los actores individuales lu-
tecnologías mediáticas e informacionales y mientras chan por la supervivencia económica en un juego cuyas
estas, a su vez, siguen recusando y transformando el reglas sólo surgen como un resultado de sus acciones y
saber económico recibido. no como una precondición de estas - o t r a nueva fronte-
En ningún lugar es esto más cierto que en la esfera ra-, las discusiones giran en torno de la transforma-
de la economía política de Internet, en la cual la infor- ción de la misma Internet en un producto de consumo.
mación es, posiblemente, tanto la mercancía como el La esfinge consumista. Fortalecidas por una econo-
principio de su administración.La nueva economía po- mía supuestamente libre de fricciones en la cual las
lítica tiene que vérselas con cuestiones como la seguri- elecciones entre productos son infmitas, la información
dad, la protección de datos, las normas y el cumpli- sobre ellos es accesible y clara, y nuestra capacidad de
elegir unos y no otros es (por fin) racional, se considera Nos informamos sobre los mercados: que el negocio
que nuestras decisiones de compra, como individuos y de los videojuegos es hoy más grande que Hollywood;
como instituciones, no tienen otra restricción que nues- que el mercado del karaoke en línea vale en Japón dos
tra capacidad de pago. No obstante, este fortalecimien- mil millones de dólares. Nos enteramos del surgimiento
to queda comprometido, en ese mismo instante, por las de mercados concentrados para la compra de ancho de
diversas estrategias que las empresas, tanto las glo- banda en las líneas ADSL. Discutimos las leyes antimo-
bales como las locales, desarrollan para conquistar y nopolios, el copyright y la propiedad intelectual. ¿Qué
restringir nuestras elecciones. Se registran nuestras es exactamente una copia en el ciberespacio?Y discuti-
decisiones de compra, se verifican nuestras preferen- mos la marca, siempre la marca. El poder del nombre,
cias, se definen nuestros gustos, se reclaman nuestras el significante de un producto global, el ámbito de la
lealtades. Se habla de compaks (servicio, recompra y nueva aura. El dios, la marca. La marca, el dios. Nike,
acuerdos de actualización que nos mantienen engan- el espíritu de la victoria. La deidad en quien confiamos.
chados a un producto determinado), clics (haces de La fuente de la comunidad y la salud y la potencia y el
compulsas informacionales acerca de nuestras decisio- éxito, que sólo existe, contra Benjamin, en su reproduc-
nes de compra en línea, que comparan el comporta- ción masiva e insaciable. De la cantidad a la calidad.
miento económico con los patrones de acceso a los sitios, Intel inside (e Intel está efectivamente adentro, precar-
lo cual permite una comercialización sumamente per- gado en mi diccionario. Viejo y querido Microsoft).
sonalizada) y zags («Códigopostal, edad y género y lis- Síganme. Síganme. Cómprenme.
to, ya lo [Ola] consiguió»).* Y no sólo las multinacionales pueden intervenir en
También se habla de las «secuelas de lo gratuito*: este juego. La gente del común también puede tener
entregar sin cargo el softLoareinicial y ganar dinero con marcas. «Yo soy una marca», dice un colaborador. .Mi
las actualizaciones, información más sofisticada o pro- libro sobre Silicon Valley vendió setecientos mil ejem-
ductos secundarios. Afeitadoras y hojas de afeitar. Net- plares en todo el mundo. Tengo una columna habitual
scape, Bloomberg, Microsoft. Y se alude a los desafíos en el sitio web de PBS. Vendo mis servicios como con-
del recalentamiento de un espacio tecnológico donde los sultor. Tengo una serie de televisión y estoy desarro-
ciclos de los productos se miden en meses y no en años, llando una empresa de software para la puesta en mar-
y al riesgo de que los consumidores empiecen a advertir cha de negocios». Su tarjeta comercial reza .escritor,
(tal vez ya lo han advertido) que la última actualización presentador, perito en computadoras>> y muestra una
va a ser, en efecto, la última. Que la fanfarria de la ma- computadora de costado con una lengua móvil que sale
yor capacidad y la velocidad creciente empiece a bajar de la pantalla y brazos que se agitan alocadamente a
de tono y que los consumidores comiencen a cansarse. ambos lados del monitor.
Aunque esto seguro que no. Y se habla, también, del Las metáforas se acumulan con rapidez y en gran-
Volkscomputer, la solución minimalista a los problemas des cantidades a medida que la discusión rastrea las
de la tecnología compleja. ¿Quién será el siguiente gran continuidades y discontinuidades entre el presente y lo
maestro o maestra de la industria del hardware, su poco que se sabe o se recuerda del pasado. Proctor and
Henry o Henrietta Ford? Gamble todavía está ahí,pero esta vez en sitios web y
no en telenovelas. Y lo mismo ocurre con Microsoft, el
* Zag es sigla de a i p , age and gender-, código postal, edad y eje alrededor del cual empieza a girar Internet y el pro-
género. (N. del T ) veedor de una infraestructura de software global sobre
cuyas plataformas productores más pequeños de soft- sobre la posibilidad de un discurso democrático genui-
ware desarrollan sus propios productos patentados. Es no. En ambos casos, las tecnologías son condiciones ne-
como si comenzara a surgir un monopolio natural y, por cesarias pero no necesariamente suficientes para el
razones de fuerza mayor, una compañía global cons- cambio. Sólo actúan en contexto. Sin embargo, en nues-
truyera todos los caminos por los cuales debe viajar el tro nuevo ambiente mediático existe la esperanza de
resto. O tal vez no. El futuro, al menos aquí, tendrá que que, a partir de los improbables comienzos de la anar-
cuidar de sí mismo; al igual que el mercado. Puesto que quía interactiva que es Internet en su situación aún
en California -al menos así parece- el precio del fra- relativamente libre, surjan nuevas formas de política
caso es pequeño, las posibilidades de volver a empezar receptiva y participativa que sean pertinentes tanto pa-
son reales y los premios al éxito están más allá de toda ra la comunidad global como para la local. La democra-
medida. Esto vale tanto para las grandes firmas como cia en línea y los concejos municipales y referendos elec-
para las pequeñas: para quienes tienen fuerza y para trónicos son la materia de la nueva retórica política que
quienes tienen maña; para quienes pueden comprar efectivamente ve la tecnología como política. En sí
ideas y para quienes realmente las tienen. El camino misma, esa esperanza depende, empero, de una política
será difícil para quienes están en el medio. más convencional que producirá, o no, políticas para el
Si esto es cierto, podemos ver que lo mismo pasa en acceso, que definan y garanticen alguna forma de servi-
otros lugares, tanto en el espacio político como en el es- cio universal, protejan la privacidad y la libertad de pa-
pacio económico. Los nuevos medios tienden percepti- labra, administren la concentración de la propiedad y,
blemente a crear una sociedad con un sector medio ex- en general, destinen los frutos del espacio electrónico al
cluido, en la cual, tanto en lo que se refiere al mundo de bien social general.
las organizaciones políticas como al de las organizacio- Las tecnologías mediáticas e informacionales son
nes económicas, el centro mediador, la mediana empre- ubicuas e invisibles. En efecto, son cada vez más ambas
sa y, a decir verdad, el estado nación, son desplazados cosas, a medida que los microprocesadores desapare-
de la contienda por las fuerzas de lo grande y lo peque- cen dentro de una máquina tras otra y ellas supervisan,
ño, lo global y lo local. regulan, controlan su funcionamiento y lo que harán
En rigor, en el mundo de Internet, así como en el es- por nosotros, y generan y mantienen sus conexiones
pacio mediático más general, la tecnología también con otras máquinas igualmente invisibles. Como tales,
puede verse como política. Y esto en dos dimensiones. la computadora e incluso la televisión pueden conver-
La política que surge o por la que puede abogarse en tor- tirse con rapidez en cosa del pasado. La tecnología como
no de los medios es una política de acceso y regulación, información. Atrapados en la red.
y la política que puede o no ser posible dentro de los me- En nuestra dependencia de la tecnología y el deseo
dios es una política de participación y representación, que nos despierta, nosotros, los usuarios y consumi-
en ambos sentidos de la palabra, en la cual podrían dores, nos confabulamos con esta situación. La enten-
aparecer nuevas formas de democracia; o, a decir ver- demos. Tal vez incluso la necesitamos. No es necesario
dad, nuevas formas de tiranía. que veamos la máquina o comprendamos su funciona-
A lo largo de los años, mucho se habló de los efectos miento. Dejemos simplemente que funcione. Dejemos
de la televisión, en especial, sobre el sistema político; que trabaje para nosotros. En una proporción significa-
mucho, también, de los efectos combinados de los me- tiva, la cultura tiene que ver con la domesticación de lo
dios, la mercantilización y el naciente estado burgués salvaje. Lo hacemos con nuestras máquinas, nuestra
información, así como lo hicimos en el pasado con nues-
tros animales y nuestras cosechas. En esta actividad
hay lógica y magia. Seguridad e inseguridad. Confian-
za y miedo.
Es preciso que entendamos la tecnología, en especial
nuestras tecnologías mediáticas e inforrnacionales,jus-
tamente en ese contexto, si pretendemos captar las su-
tilezas, el poder y las consecuencias del cambio tecno-
lógico. Puesto que las tecnologías son cosas sociales,im-
pregnadas de lo simbólico y vulnerables a las eternas
paradojas y contradicciones de la vida social, tanto en
su creación como en su uso. El estudio de los medios,
sostengo, requiere a su vez un cuestionamiento seme-
jante de la tecnología.

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