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PRENSA Y TELEVISIÓN.
1.LA RADIO
En este bloque de temático vamos a conocer los aspectos más relevantes de la historia y
la evolución de un medio que en España siguió una trayectoria muy particular, influida
en todo momento por los avatares que nuestro país sufrió a lo largo de la pasada
centuria. Te hablaremos de muchas cosas, pero necesitaríamos cientos de páginas para
exponer lo que ha dado de sí una Radio que en el 2024 celebrará sus 100 años de
encuentros y desencuentros con la sociedad española.
Si bien decíamos al principio de este texto que la radio en España comenzó el pasado
siglo, concretamente en la década de los veinte, en Estados Unidos su andadura se
inició un poco antes. En 1916 se inaugura la primera emisora en la ciudad de
Nueva York y, en el período comprendido entre 1914 y 1918, la radio se
consolida en este país y en otros importantes estados europeos, como Francia y
Gran Bretaña. Tal es el crecimiento del medio en Norteamérica que, en 1935, se
funda la Columbia Nexus Service, una agencia de noticias encargada de distribuir
la información entre las emisoras existentes en aquel momento en Estados
Unidos.
A pesar de los intentos anteriores, no será hasta 1924 cuando la radio en nuestro país
empiece a emerger definitivamente, en plena Dictadura del General Primo de
Rivera. Este mandatario, al igual que otros políticos, vio en este medio un efectivo
canal de propaganda.
En pleno verano del 1924, y una vez aprobado el Reglamento, se empezaron a otorgar
las concesiones de emisión: EAJ-1 Radio Barcelona, EAJ-2 Radio España de Madrid,
EAJ-3 Radio Cádiz, EAJ-4 Estación Castilla, EAJ-5 Radio Club Sevillano, EAJ-6
Radio Ibérica.
Todo empezaba a estar dispuesto para que el 14 de noviembre de ese mismo año Radio
Barcelona se inaugurara oficialmente y empezara así sus emisiones, siete días después
de que su hermana madrileña, Radio España, comenzara sus pruebas oficiales.
Tras la implantación de las primeras estaciones, durante 1925 y 1926 la radio fue
extendiéndose por todo el territorio español: Andalucía, Castilla, País Vasco...,
aunque con una programación muy limitada (fundamentalmente Diarios
Hablados, espacios culturales y música). Sin embargo, Unión Radio consideró
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necesario mejorar las emisiones y por ello empezó a emitir en cadena con otras
estaciones y a incorporar otros contenidos, como el deporte o los toros.
Sin embargo, con el estallido de la Guerra Civil española, el 18 de julio de 1936, las
cosas empezaron a cambiar. La radio se destapó como un gran medio de propaganda
política que fue utilizado por los bandos combatientes para emitir sus particulares
arengas
Una vez terminada la guerra civil y con franco en el poder, la Falange será la
responsable de los espacios que emiten las ondas radiofónicas.
Entrados los años 60, la radio experimentará una mala época por un hecho que vendría a
cambiar muchas cosas: la llegada de la televisión. Si bien ésta llegaría a los hogares
españoles en 1956, no será hasta la década de los 60, y en especial hasta los 70, que su
uso se empezaría a generalizar de forma masiva. La situación económica de la familia
media española no permitía que durante esa época todo el mundo tuviera un televisor en
casa como pasa actualmente.
Con la popularización de la televisión, la radio debe reestructurarse y ver cuáles son las
ventajas que tiene sobre el nuevo medio (aunque, de hecho, las tenía y las sigue
teniendo). Es cierto que la TV podía emitir imágenes, pero la radio era mucho más ágil
y rápida. Además, hace 30 años la radio podía llegar a lugares a los que la tele no tenía
acceso, porque por entonces la infraestructura televisiva era muy poco operativa.
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programación radiofónica y La producción radiofónica), comunicaba a sus radioyentes
los últimos acontecimientos de actualidad.
Con la muerte del General Franco, en noviembre de 1975, y por miedo a posibles
cambios, la censura en la radio se incrementó notablemente. De alguna forma, esto es
lógico, ya que por entonces no se sabía lo que podía pasar en España. Sin embargo, dos
años después se produce un hito histórico en la radio: se aprueba la libertad de
información, o lo que es lo mismo, por fin las emisoras no tenían que conectar con RNE
para trasmitir los servicios informativos. Se había acabado el monopolio de esta cadena
en este sector.
A partir de octubre de 1977, las emisoras empiezan a emitir sus propios espacios
informativos y la radio en general comienza a parecerse al medio que hoy en día
conocemos.
Cuando sintonizas la radio, seguro que te habrás dado cuenta que las emisoras no son, ni
mucho menos, todas iguales. El origen de estas diferencias se encuentra en múltiples
factores: la titularidad, el tipo de emisión, la cobertura territorial, la programación etc.
Todas estas características influyen de una manera más o menos importante en las
posteriores emisiones, ya que no será lo mismo una estación radiofónica que transmite
para todo el estado español que una que lo hace para un municipio concreto. De igual
forma, también dista mucho la programación de una estación como Radio Nacional de
España-Radio 1, de la que ofrece una emisora especializada en música, como por
ejemplo, la Cadena 40.
La gran cantidad de emisoras existentes hoy en día en nuestro país convierten al sistema
radiodifusor en un complejo entramado. Pero vayamos por partes.
Titularidad y financiación
En España, las cadenas radiofónicas con más peso específico en función de su número
de oyentes son: la Ser (Sociedad Española de Radiodifusión), Onda Cero, Rne (Radio
Nacional de España) y la Cope (Cadena de Ondas Populares Españolas). Esto no quiere
decir que no haya más, todo lo contrario, sino que las que acabamos de citar obtienen
los mayores índices de audiencia. De ellas, tan sólo Rne es de titularidad pública,
mientras que el resto son privadas. ¿Esto qué quiere decir? Pues que la financiación de
Rne depende enteramente de los Presupuestos Generales del Estado y el Gobierno es el
responsable de su funcionamiento, control y gestión.
En la actualidad, Rne está formada por varias emisoras: Radio 1, Radio Clásica (antes
Radio 2), Radio 3, Radio 4 (que emite sólo en Cataluña), Radio 5 Todo Noticias y
Radio Exterior, que destina su programación a los españoles residentes en el extranjero.
Las tres cadenas restantes (Ser, Cope y Onda Cero) son de capital privado, y, por lo
tanto, dependen de las empresas que están detrás y de los ingresos que genera la
publicidad que emiten. De todos modos, Rne no es la única emisora de titularidad
pública, pero sí la única que no emite publicidad, porque así se establece en el Estatuto
de Radio Televisión Española. Las otras estaciones de titularidad pública que podemos
encontrar en nuestro sistema radiodifusor son las autonómicas, que dependen de los
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gobiernos autonómicos, y las municipales, que están bajo la tutela de los ayuntamientos
y, en algunos casos, de las diputaciones.
Cobertura territorial
La cobertura territorial también influye en las emisiones radiofónicas, ya que, según la
extensión geográfica que abarquen, así serán sus programaciones. Las autonómicas y las
municipales, por ejemplo, prestarán más atención a los acontecimientos que les son más
próximos y que, en muchas ocasiones, no tienen cabida en las emisiones de las grandes
cadenas, debido a que es el interés que pueda tener para un determinado grupo de
población lo que determina si una noticia va a ser incluida o no en un programa, de
hecho es poco probable que en una estación radiofónica estatal se emita una noticia que
ha sucedido, por ejemplo, en un barrio de una pequeña localidad, a no ser que el hecho
revista algún tipo de interés (informativo, de entretenimiento, etc) para el conjunto de
los españoles. Esta es una de las razones que explican la necesidad de disponer, además
de las nacionales, de emisoras locales y autonómicas.
Pero la cobertura territorial de las radios no es un hecho casual, sino que está
estrechamente ligada a la estructuración político-administrativa del Estado, además de
factores sociales y culturales. De esta forma, en nuestro sistema radiodifusor coexisten:
Emisoras estatales, que cubren todo el territorio gracias a las diferentes estaciones que
posee cada cadena, o aquellas a las que se encuentra asociada.
Emisoras locales (entre las que se encuentran las municipales, las locales de titularidad
privada, las libres, las asociativas, las escolares, etc.), que radian en diferentes ciudades,
pueblos o villas.
De todos modos, las emisiones de algunas cadenas pueden llegar a diferentes puntos del
globo. Con independencia de Radio Exterior de España, que emite para diferentes
países y que gozó de gran importancia durante las décadas de los 50, 60 y 70 por ser
uno de los medios que utilizaba la población que había emigrado para ponerse al día de
lo que pasaba en nuestro país, la irrupción de tecnologías avanzadas de la
comunicación, como el satélite, primero, e Internet, después, permite que algunas
cadenas puedan transportar sus ondas más allá de su entorno más próximo. En el caso
de Internet, todas las cadenas españolas más importantes tienen su programación
colgada en la Red y, entre otras muchas cosas, dan la oportunidad de escuchar
contenidos en tiempo real.
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• Varias emisoras nacionales privadas: SER, COPE, Onda Cero y Punto Radio.
• Varias emisoras autonómicas públicas.
• Numerosas emisoras locales.
2.LA PRENSA
Las hojas informativas tenían gran aceptación por parte del público, lo que las
convertía en un medio influyente y, por esta razón, los gobernantes comenzaron a
prohibir su distribución y a crear publicaciones oficiales para evitar las críticas a
sus gobiernos. Así, llegó el nacimiento y la estabilización de las primeras gacetas
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semanales en el s. XVII. Las pioneras se encuentran en Alemania y los Países
Bajos. En 1609 en Estrasburgo salía un semanal con el nombre genérico de
Relation y en Wolfenbütel (Alemania) otro con el de Aviso Relation oder Zeitung.
Pero la más importante fue la Gazette, fundada en París en 1631 por Théophraste
Renaudot, considerado el primer periodista de la historia.
En Italia, la imprenta tuvo una implantación algo más tardía. Las primeras gacetas
semanales italianas surgen en Florencia y Génova, sobre los años 1636 y 1639,
aunque aún persisten La Gazzetta di Mantova (1664) y Gazzetta di Parma
(1734) como diarios de información general.
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capa social obrera que demandará más derechos políticos, mejoras laborales y que
se va a constituir como un público potencial que estimulará la aparición de nuevas
publicaciones. En 1802 nace el Weekly Political Register de W. Cobbett,
considerado como el primer periódico obrero y popular, pero el máximo
representante de la prensa industrial inglesa es el The poor man’s Guardian.
El The Times, que fundó John Walter en 1785 y es el diario decano de la prensa
inglesa, vivió su etapa dorada, al igual que el conjunto de la prensa británica, en la
primera mitad del XIX durante la "era victoriana". En 1885 se suprimió el
impuesto público sobre los periódicos y el precio de éstos bajó. Se inició la fase
de la prensa barata que ya has visto también en el resto de Europa. El principal
periódico es el Daily Telegraph. Los precios irán disminuyendo a lo largo del
XIX dado que se abarata el papel, se dispone de mejores máquinas de impresión y
aumenta la tirada de ejemplares. Además se fomenta la educación que provoca
más lectores potenciales, se dan reformas electorales y se crean las agencias de
noticias (Reuters). Todo ello, como puedes imaginar, genera un aumento de la
circulación y crecerá la publicidad, por lo que un periódico en Gran Bretaña a
principios del XX costaba medio penique.
Al igual que ocurre en otros países, se crean grandes grupos de prensa durante el
último siglo controlados por empresarios de la comunicación, más interesados en
los beneficios económicos. Por ejemplo, lord Northcliffe llegó a controlar el
Daily Mail, el Times, The Observer y el Daily Mirror, este último dirigido al
público femenino, y en el año 1934 se había convertido en el primer periódico
inglés con formato tabloide. ¿Qué le diferencia del periódico normal? Su tamaño
(la mitad de un periódico normal), la profundidad para cubrir las noticias (informa
más a fondo) y tiene muchas más ilustraciones. En 1939 la tirada global de los
diarios nacionales ingleses era de 10,6 millones, más del doble que en 1920,
utilizándose los periódicos para fortalecer los objetivos e ideas políticas de los
principales editores. Si ahora te acercas a un kiosco de prensa verás cómo ciertos
periódicos te ofrecen videos, juegos, libros, si abonas un suplemento sobre el
precio de venta. Bueno, pues ya en 1933, el Daily Herald ofrecía a sus lectores
una colección de Dickens en 16 volúmenes por 11 chelines más unos cupones del
diario. Esta nueva forma de vender fue seguida de inmediato por sus
competidores.
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principal diario económico británico, el Financial Times. También te resaltamos
la entrada de Murdoch en el mercado inglés mediante la News International, con
la que adquirió The Times y el Sunday Times, en 1981, compitiendo con el otro
magnate de la prensa inglesa Robert Maxwell, propietario del grupo Mirror.
En plena "edad de oro" del periodismo, que abarcó desde la segunda mitad del
XIX hasta la Primera Guerra Mundial, Joseph Pulitzer lanza el New York World
en 1883, y renace el periodismo de masas, sensacionalista, bautizado como el
"New Journalism". Pero será William Randolph Hearst, con el San Francisco
Examiner y el New York Morning Journal, quien competirá con Pulitzer,
convirtiéndose en el máximo representante del sensacionalismo periodístico y a
quien se le responsabiliza del "Yellow Journalism" o prensa amarilla, que tiene su
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cúspide con la guerra hispano-norteamericana participando de forma activa en una
contienda a la que se llamó la "guerra de Hearst". Cuando se inicia la Primera
Guerra Mundial, Hearst y su cadena de periódicos no toman una postura
claramente aliada, frente a los New York Herald o el mismo The New York
Times, que se sitúan a favor de la intervención contra Alemania.
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disponer de un diario gracias al que se considera el primer periodista profesional
español: Mariano Nipho.
A finales del siglo XVIII se editan periódicos en los que comienzan a introducirse
en España las ideas ilustradas que habían aparecido en Francia. Destacan El
Pensador y El Censor. Muchos de ellos sufrirían la represión de los tribunales de
la temida Inquisición a causa de sus críticas a la Iglesia o la Corona, y se llegarán
a prohibir todas las publicaciones periódicas con excepción de la Gaceta de
Madrid y el Diario de Madrid.
En cuanto a otras ciudades, las más activas fueron las del este y el sur de la
península. Se comenzaron a editar el Diario de Barcelona (1792), el Diario
histórico y político de Sevilla (1792), el Diario de Zaragoza, el Diario Pinciano
de Valladolid y hasta dieciséis cabeceras distintas que se publicaban en Cádiz.
En la década de los 80 hay que destacar a los dos únicos periódicos españoles que
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imprimían en rotativa con papel continuo: El Imparcial, fundado en 1867 por
Eduardo Gasset, y que alcanzó tiradas de 140.000 ejemplares, y El Liberal, que
nació en 1879 fruto de una escisión en la redacción del primero. Este último
estaba dirigido por Miguel Moya, tenía edición en Madrid, Barcelona, Bilbao y
Sevilla y una orientación política a la izquierda de su antecesor. La rotativa
abarató los costes y permitió bajar el precio de venta del periódico aumentándose
con ello el número de ventas totales por lo que también comienzan a utilizarse
titulares más atractivos para captar a más lectores.
En 1890 aparece el Heraldo de Madrid y en 1905 ABC, que surge como un diario
novedoso por la abundante información gráfica y por el moderno formato. En
1906 El Liberal, El Imparcial y El Heraldo de Madrid se asocian para aumentar
su dominio, aunque son acusados por sus competidores de trust monopolista, y en
1917 nace un periódico que causaría sensación por su calidad: El Sol. Tenía doce
páginas (frente a las ocho de la mayor parte de sus competidores) con abundante
información local, cultural e internacional, incluía también suplementos
semanales. Su promotor fue Nicolás María de Urgoiti. El filósofo José Ortega y
Gasset escribía casi a diario en sus páginas y era su auténtica referencia
intelectual. Otros periódicos importantes de esos años fueron: El Debate, La Voz,
La Libertad e Informaciones.
Tras la Guerra Civil vinieron los 40 años de dictadura militar del general Franco
que mantendría como una obsesión constante el control de la prensa y de los
demás medios de comunicación, aunque se pueden distinguir dos períodos:
1939-1966 y 1966-1975. En el primero, la censura previa se aplica con extremo rigor.
Se eliminan todos los medios de comunicación que habían estado vinculados a la
República, se introducen en los textos consignas propagandísticas y se designa a los
directores de todos los periódicos. La prensa se hace monótona, sin margen para la
mínima crítica. Hay tres tipos de periódicos: los de propiedad privada (como ABC, La
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Vanguardia, La Voz de Galicia, etc.), los de la Iglesia (Ya) y los del "movimiento"
(destaca Arriba). También hay que recordar al diario Pueblo, propiedad de los
sindicatos verticales y escuela de muchos de los periodistas que iban a protagonizar la
renovación de la prensa durante la transición. El segundo período comienza en 1966 con
la aprobación de la llamada "Ley Fraga" que supuso un punto de inflexión con una
relativa apertura del sistema informativo: se comenzó a publicar información antes
impensable (diario Madrid) y la prensa oficial fue perdiendo mucho terreno. Aparecen
revistas mensuales y semanales que tenían menor vigilancia que los diarios y fueron
decisivas para difundir ideas acerca de la necesaria salida de la dictadura: Cuadernos
para el Diálogo, Triunfo, Destino o Cambio 16. También proliferaron las revistas del
corazón: Hola, Diez Minutos, Lecturas, Semana... y alcanzó importante éxito el
semanario de sucesos El Caso. Los periódicos deportivos más leídos eran As y Marca.
España democrática
Tras la Guerra Civil, España tendría que esperar casi 40 años, hasta 1975, para
recuperar un sistema democrático y dejar de sufrir el control constante sobre la
prensa y los demás medios de comunicación, aunque se puede hablar algún que
otro tímido avance durante esos años.
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con vigor el sistema democrático y realizar un periodismo trepidante y de calidad.
Junto a Cambio 16 permitiría la constitución de otra fuerte empresa: Grupo 16 que
controlaba distintas publicaciones y fue muy importante hasta su declive en los
años 90. Muchos autores identifican a Diario 16 como el periódico de la
transición por excelencia.
• 20 minutos • AS
http://www.20minutos.es http://www.as.com
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• ABC • Marca
http://www.abc.es http://www.marca.com
http://www.diarioadn.com/ http://www.elmundodeportivo.es
• El Mundo • Sport
http://www.elmundo.es http://www.sport.es
• El País
http://www.elpais.es
• El Periódico de Catalunya
http://www.elperiodico.com
• La Razón
http://www.larazon.es
• La Vanguardia
http://www.lavanguardia.es
• Libertad Digital
http://www.libertaddigital.com
• Metro España
http://www.diariometro.es
3.LA TELEVISIÓN
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La prehistoria de la televisión en España
La prehistoria de la televisión en España está, como en tantos otros países,
firmemente imbricada en la historia de la radio. En los años treinta, como
corresponde al reducido nivel industrial de nuestro país, no existen pruebas
experimentales de televisión, pero como corresponde a la efervescencia
cultural de la II República se producen vivos debates sobre las características
del nuevo medio. Las revistas radiofónicas tales como Radio Sport, Radiosola,
TSH, e incluso la prensa como en los diarios La Libertad, El Imparcial, La
Vanguardia, El Liberal, se hacen eco de muchas de las noticias que la todavía
no nacida Televisión está generando a lo ancho de todo el mundo; y ello hasta
tal punto, que un repaso de los debates de aquellos años revela una
intensidad de la discusión que no volverá a verse hasta los años sesenta.
Asimismo, es frecuente la publicación de libros sobre temas técnicos del
mundo de la televisión.
Hubo que esperar diez años para que en 1948, en Barcelona y en Madrid, se
produzcan las primeras demostraciones de lo que hoy en día entendemos por
televisión. En ese año únicamente existen emisiones regulares en Gran
Bretaña y en Estados Unidos y a pesar de que se apunta el doble modelo
televisivo: público para Europa y privado para América, todavía no están
fijadas definitivamente sus características. De hecho las exhibiciones que se
hicieron en España fueron realizadas por empresas privadas como la
holandesa Philips y la norteamericana RCA en ambos casos con el objetivo
de convencer a las autoridades de la bondad de sus ofertas.
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Por su parte la RCA intentó en Madrid en agosto de 1948 la retrasmisión de
una corrida de toros recibida por los televidentes, en el Círculo de Bellas
Artes. El fiasco fue total. Se vio y se oyó poco y mal. Los espectadores
crispados exigieron y consiguieron que les devolvieran el precio de las
entradas que habían pagado. Un comentarista escribió: “Dentro de unos
años esto de la televisión será una gran cosa. Hoy es un juguetito”.
A partir de una fecha indeterminada entre 1951 y 1952, lo que años más
tarde se denominará TVE comenzará sus emisiones en prueba. Las emisiones
regulares se iniciarán en 1956: la prehistoria de la televisión en España había
finalizado.
Dos años y medio más tarde, en febrero de 1959, coincidiendo con un partido
de fútbol Real Madrid - F.C. Barcelona se estrena el servicio en las ciudades de
Barcelona y Zaragoza. A pesar de que parece una exageración, la prensa de
la época subrayó que se acabaron todos los televisores que estaban a la venta
en la Ciudad Condal.
Sea como fuere, se tardó años en que la gran mayoría de los españoles tuviera
acceso a los programas. La televisión llegó a ‘las dos castillas’ aprovechando
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el repetidor colocado en la Bola del Mundo en la sierra de Guadarrama, en
octubre de 1959, a Valencia en febrero de 1960, a Bilbao en diciembre de
1960 (desde agosto los bilbaínos recibían programas... con un día de retraso),
a Galicia y Sevilla en octubre de 1961 y, dando por cerrada la red, a Canarias
en febrero de 1964 (también en este caso se emitían los programas un día más
tarde que en la península).
A partir de primeros de los años sesenta, los poderes públicos se plantean políticas para
incentivar el consumo y potenciar la penetración del medio en la sociedad. El Estado
incitó con diversas medidas al consumo; por ejemplo, en 1961 anuló el impuesto de lujo
a los aparatos, en 1962 se permitió la venta a plazos de los televisores (hasta ese
momento existía un aceptable mercado de alquiler de aparatos); y durante toda la
década de los sesenta los anuncios publicitarios de los receptores contaban con tarifas
inferiores a la de los otros productos.
Al final de la década, y a pesar de que las cifras no parecen elevadas para los
parámetros estadísticos actuales, se considera que la televisión tiene una amplia
cobertura en España. No existen cifras absolutamente fiables pero se considera que en
ese tiempo hay unos tres millones y medio de aparatos que equivalen al 40% de los
hogares del país; se dan grandes desniveles de penetración según las zonas geográficas
que van desde el 75-80 por ciento de las territorios más urbanos como Madrid,
Barcelona o el País Vasco y porcentajes que apenas llegan al 25% de la España rural.
El parque de televisores sólo es uno de los factores que miden la implantación social
de la televisión. En la década de los sesenta, para conocer la expansión del medio debe
combinarse, Indudablemente, el número de aparatos con la cantidad de televidentes que
cada televisor acoge. Nadie puede negar razonablemente que en esos años el consumo
de televisión no es sólo familiar sino, relativamente, público si consideramos la práctica
extendida en las ciudades de los primeros años sesenta, de ver programas en la casa de
familiares y amigos o, ya en la segunda mitad de la década, el habitual consumo en
bares o en la red de teleclubs en las zonas rurales.
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la película Atraco a las tres (José María Forque, 1962) en la que Gracita Morales cobra
cinco pesetas a sus vecinos por entrar en su casa y ver los programas televisivos
nocturnos. Por su parte, los teleclubs constituyeron uno de los asuntos más recurrentes
de la política cultural sobre la televisión. Los teleclubs, que con frecuencia estaban
gestionados por los párrocos, formaron una red de varios miles, pero su éxito fue muy
limitado y su actividad muy irregular; de hecho, su misma continuidad quedaba en
entredicho según crecía el parque de televisores.
Los españoles también fueron cambiando sus ideas sobre la televisión. A la altura de
1966 el aparato televisivo ocupa en las encuestas oficiales un discreto séptimo lugar en
los deseos de posesión de bienes de consumo en las ciudades y nada menos que un
duodécimo en las localidades rurales. Para aquellos españoles de los sesenta la
televisión se considera menos necesaria que la radio, el agua caliente, la nevera
eléctrica, la máquina de coser o la lavadora, aunque más necesaria que la moto, el coche
o el teléfono –en los pueblos- (véase, palacio, 2001). Las cosas, ya se sabe, han
cambiado mucho; en la actualidad únicamente el número de frigoríficos supera al de
televisores y la penetración del medio abarca porcentajes superiores al 99% de los
hogares.
Puede decirse que la edad de oro se inicia con la inauguración de los estudios
de Prado del Rey en 1964, que acaban con la precariedad técnica de los
orígenes, y continúa con la puesta en marcha de la oferta complementaria de
TVE 2 (conocida popularmente durante lustros como “el UHF”). De una
forma convencional se acepta que con la crisis económica de primeros de los
setenta y el fallecimiento de Francisco Franco finalizan los buenos tiempos de
la televisión.
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parrillas programativas, por supuesto, producciones extranjeras
largometrajes y series. Algunas de ellas consiguieron enorme popularidad
entre los españoles como el contenedor cinematográfico de Sesión de Noche o
las series, muchas de ellas convertidas en película décadas después, como
Bonanza, Los Intocables, Dr. Kildare, Mannix, El Santo, Los vengadores,
Misión Imposible, Belphegor –El fantasma del Louvre-, Los Picapiedras, El
fugitivo, etc.
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actuación autonómica no pensaron seriamente en las vías para resolver el
problema. Finalmente, el Congreso de los diputados aprobó la ley de los
terceros canales de televisión en diciembre de 1983; pero EITB, Euskal Irratí
Televista, la televisión vasca, aprobada previamente por una prerrogativa de
su Estatuto de Autonomía y TV 3, la catalana, se había creado meses antes
(mayo de 1982 y mayo de 1983, respectivamente).
Sea como fuere, a lo largo de la década de los años ochenta fue apareciendo
una primera generación de televisiones autonómicas que constituyeron la
FORTA, Federación de Televisiones Autonómicas: EITB (que comenzó sus
emisiones el 31 de diciembre de 1982) TV3 (inauguración en enero de 1984),
TVGa, (Televisión de Galicia, julio de 1985), Canal Sur (Andalucía, 1987),
Tele Madrid (Madrid, 1989), Canal 9 (Comunidad Valencia, 1989). A lo que
en la segunda mitad de los años noventa se han incorporado las televisiones
autonómicas de las Islas Canarias (TVC) y de Castilla La Mancha (CMT), y
antes los segundos canales de las emisoras de ‘primera generación’ (ETB 2,
Canal 33/K3, Punt 2, Canal 2 Andalucía, La Otra).
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tendencia generalista.
Por la multiplicación de emisoras, en muy poco tiempo todas las emisoras con
vocación de liderazgo (TVE 1, Antena 3, Tele 5 y la FORTA) tuvieron que
adaptarse a nuevas reglas y a un marco competitivo que obligó a definir la
posición de cada una de ellas en un mercado como el español en el que el
dominio de TVE 1 era casi absoluto. Tras la despreocupación que hicieron
del tema los poderes públicos, el factor clave y determinante de la nueva
situación fue el acuerdo implícito de todos los agentes implicados (emisoras e
industria publicitaria) de organizar el funcionamiento del sector a partir de los
datos de audiencia que proporciona la empresa de audiometría SOFRES.
Poco tiene que ver la Antena 3 de hoy día con la que comenzó su andadura.
Desde luego no se parecen para nada ni sus accionistas y profesionales ni lo
que más importante su propia línea de producción. En su haber histórico
debe apuntarse que fue la primera emisora privada en apostar por la
producción propia de ficción de telecomedias y la que consiguió un éxito que
modificó el hilo conductor de la televisión en los años noventa: Farmacia de
Guardia (Antonio Mercero, 1991-1995). Luego siguieron otras destacadas
como Lleno por favor, Quien da la vez, Manos a la obra o Compañeros.
También Antena 3 fue la primera cadena de televisión que emitió un debate
entre los dos candidatos a la presidencia de gobierno (Felipe González, José
María Aznar, 1993).
Como no podía ser de otro modo, en más de diez años se han producido
cambios en los rankings de las audiencias de las tres emisoras más
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importantes. En los últimos tiempos parece que el liderazgo de TVE 1 es
bastante consistente; la lista continúa por Tele 5 y se cierra con Antena 3.
La última década
La televisión en España ha cambiado drásticamente en el última década. Al
margen de los cambios económicos y la proliferación de ofertas de pago
digitales o la misma presencia de televisiones de cobertura local, si nos
centramos en la oferta, puede decirse que hace diez años primaba una lógica
que en Europa se denominaba de servicio público, que a grandes rasgos
definiríamos como aquella en la que destacaba el deseo de incidir cultural o
políticamente en la audiencia. Las estrategias programativas de las cadenas
públicas estatales o autonómicas estaban aceptablemente al margen de las
leyes del mercado y de hecho el éxito o fracaso de un programa no se
valoraba por la audiencia conseguida o por la publicidad que conseguía.
Desde el punto de vista de los gustos del público, también se han visto
mutaciones en el transcurso de los últimos diez años. Si contemplamos la lista
de los programas más vistos de cada año, observaremos que a finales de los
ochenta existía un predominio de los largometrajes de origen estadounidense; por
ejemplo en 1989 trece de los veinte primeros programas eran películas
norteamericanas. Empero a lo largo de toda la década de los noventa y hasta la
actualidad la balanza de los éxitos se ha inclinado hacia los programas
deportivos, líderes indiscutibles desde 1994 (de hecho casi exclusivamente
fútbol y en tiempos de Miguel Indurain ciclismo) cuanto menos diez de los
veinte programas más vistos son deportivos, y a las series de producción propia
(tres o cuatro presentes en la lista de cada año, en los últimos años Cuéntame,
cómo pasó).
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Triunfo o el Festival de la canción de Eurovisión (años 2002 y 2003). Y como
productos raros de temporada también se encuentran algunas telenovelas
(Cristal) o realities (¿Quién sabe donde? Y, recientemente, Gran Hermano).
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• Varios canales autonómicos (ver canal autonómico), tanto públicos como
privados con cobertura sólo en las respectivas comunidades autónomas.
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• Múltiples canales temáticos: AXN, Calle 13, CNN+ que emiten en las diferentes
plataformas de televisión digital (cable, ADSL, satélite o TDT)
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