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LA DESHUMANIZACIÓN
EN LA SALUD
CONSIDERACIONES DE UN
PROTAGONISTA
L
ISBN: 978-958-96366-7-1
Primera edición: 2009
Derechos reservados
Impresión
Cargraphics S.A.
Una empresa Carvajal
Av. El Dorado No. 90 – 10
Pbx: + 57 (1)410 49 77
Bogotá D. C. 2009
CONTENIDO
1. Introducción 5
2. ¿Qué es humanidad? 6
3. Humanidad, humanismo y deshumanización 7
4. ¿Qué es dignidad? 9
5. Humanidad, ética y bioética 12
6. El arte de curar: humanidad y ciencia 13
7. Cómo ser humano 14
8. Hipótesis sobre la deshumanización, 16
un acercamiento al origen de los males
9. Humanidad y formación 20
10. Derecho y humanidad 23
11. Los males de la atención en salud 27
12. El personal de salud en una encrucijada 29
13. El trabajo sanitario, fuente de alegrías
y de desgracias:
Un vistazo al ‘Burnout’ y sus remedios 31
14. Los derechos del personal sanitario 41
15. Objeción de conciencia 45
16. Epílogo 52
Bibliografía 53
INTRODUCCIÓN
5
¿QUÉ ES HUMANIDAD?
6
acciones malas, paradójicamente también comprende al
infractor, incluso lo perdona.
HUMANIDAD, HUMANISMO
Y DESHUMANIZACIÓN
7
templos fueron albergue de enfermos y desamparados. Y
ni qué decir de la edad media en que las órdenes religiosas
se dieron al cuidado del enfermo y a la creación de
hospicios y hospitales. Ni la interpretación del sufrimiento
como manifestación de pecado contuvo la piedad por los
dolientes.
8
tan frecuentes como el pan del día. Lejos estoy de imaginar
la salud de tal manera envilecida, pero si degradada por un
entorno en que la afrenta a la dignidad de la persona se ha
vuelto cotidiana.
¿QUÉ ES DIGNIDAD?
9
La dignidad, ateniéndonos a criterios de plena aceptación,
es un bien absoluto. Con lo que se quiere expresar que es
independiente de toda circunstancia. Ni el sexo, ni la edad,
ni el credo, ni la raza, ni el estado de salud, ni el abolengo,
ni la posición social, ni ninguna otra condición la
subordinan. Es un valor fundamental inherente al ser
humano, que no se otorga, sino que se debe reconocer
indefectiblemente: deja de ser opcional, debe admitirse. Y
como valor fundamental, es pilar de múltiples principios,
que se traducen en el respeto por el ser humano y que
deben, sin condicionamiento alguno, a todos cobijarnos.
10
Dada por sentada la dignidad, sobre ella se erigen todos los
derechos: a la vida, a la libertad, a la expresión, a la
propiedad, al credo y todos los que las leyes, tratados y
declaraciones universales a los seres humanos le
conceden. A todos –lo resalto- en razón de que la dignidad
es compartida por todos por igual, como un derecho
natural por el sólo hecho de ser de nuestra especie.
11
HUMANIDAD, ÉTICA Y BIOÉTICA
12
médica clásica era una ética de la virtud, mientras la actual
está más centrada en el deber que en la felicidad.
13
El arte de curar demanda virtudes que sobrepasan en
número y magnitud la de la mayoría de los oficios. Quien
atiende a un enfermo no puede ser un desalmado. Debe ser
sin excepción benévolo. Las cualidades que reclama el
paciente, son a la vez las que se esperan de la medicina:
compasión, caridad, generosidad, bondad, amabilidad,
consideración, afecto, diligencia, que no son otra cosa que la
expresión de la humanidad en alto grado. Luego la medicina
y todas sus afines deben ser la materialización del concepto
humanidad.
14
de un niño, en gran medida difirieren, por ejemplo, de las
de una parturienta, o las del paciente moribundo.
15
HIPÓTESIS SOBRE LA DESHUMANIZACIÓN,
UN ACERCAMIENTO AL ORIGEN DE LOS MALES
16
Los cambios que se han dado, odiosos para el médico
humanista, han resultado sin embargo inevitables. Creo que
la masificación, la parcelación del cuerpo humano, el
encumbramiento de la técnica, el afán de producir y la
comercialización de la medicina son los verdaderos
responsables.
17
~9~
Ninguna mente alberga todo el saber de nuestra medicina.
La aparición de las especialidades es un razonable desenlace.
Pero su aparición, sin proponérselo, acabó con el médico
omnisciente que atendía integralmente todas las dolencias.
Hoy el especialista no está en condición de resolverlo todo,
pero esa misma incapacidad volvió improductiva la atención
de las quejas del paciente. ¿Para qué escuchar lo que no tiene
posibilidad de remediarse?
18
comercialmente”, reza el código de ética médica
colombiano. Saludable o no, apenas es romántico. Difícil
imaginar que en las empresas de salud todo sea filantropía
sin ánimo de lucro. Pero hacer empresa con la salud no es
censurable. Por efecto de la misma masificación, resulta
necesario. De hecho los recursos privados, mejor
administrados que los del Estado, tienen en la salud la
posibilidad de demostrar su compromiso con la sociedad.
Lo reprochable es ver la vida humana tan sólo como un
negocio lucrativo. A la buena administración de los
recursos y el manejo acertado de los negocios debe
sumarse una contextura moral a toda prueba. Debe existir
una clara jerarquización de principios y valores, un
manifiesto sentido de justicia, un reconocimiento de la
vida y la salud como bienes absolutos, una anteposición
del paciente a lo económico; admitir al enfermo como fin,
no como medio: reconocerlo como el propósito más
importante de la organización.
19
El conocimiento, motor del progreso tiene precio. La
educación también es un negocio. Hoy el conocimiento es
un incuestionable producto del mercado y puede valer más
que los bienes materiales. Si éstos valen, tiene lógico
asidero que cuesten los bienes que trascienden, como la
educación, más si se entiende que los recursos que
requiere su infraestructura no salen de la nada. De todas
maneras la salud y la educación no son un privilegio, son
un bien universal que debe asegurarse. Por más que cueste
toda persona debe tener garantizado ese derecho. Cómo se
logre depende del ingenio de quienes rigen sus destinos.
HUMANIDAD Y FORMACIÓN
20
Consideraré su descendencia como mis hermanos,
enseñándoles este arte sin cobrarles nada, si ellos desean
aprenderlo”. No puede pretenderse que hoy las cosas sean
estrictamente las de tan remonto antaño, pero sus ideales
sí deben ser motivo de reflexión que encauce nuestros
pasos.
21
profesionales tan incontaminados que rectificarán y
consolidarán los postulados éticos en empresas que viven
del negocio sanitario?
22
DERECHO Y HUMANIDAD
23
reglamentaba lo que hasta entonces había quedado al pleno
arbitrio de nuestra conciencia. Que nos tuvieran que decir
cómo debíamos comportarnos, cuando nos considerábamos,
los médicos, los custodios de las virtudes que entonces se
nos imponían como obligación so pena de sanciones, parecía
una escena de un teatro absurdo. Hoy, que todo se
reglamenta -aunque no se cumpla- el absurdo sería dejar a la
conciencia personal los puntos de la relación del médico con
su paciente, la relación entre colegas y con las instituciones
de que trata la norma mencionada. No obstante, debo
aceptar que la normativización deja en la piscología de las
personas que se benefician de ella, un sentimiento de
seguridad y de optimismo.
24
por precepto legal, las expresiones afectuosas? ¿Exigir que
un ser consuele a otro? ¿Si así se hiciera cuáles serían las
sanciones a las transgresiones? El derecho internacional
humanitario (DIH) no es modelo para nuestros fines, su
órbita no es la humanidad en los términos de generosidad
que este escrito demanda. El Derecho Internacional
Humanitario se circunscribe a violaciones aberrantes y
crímenes atroces, propios de los conflictos armados,
estableciendo normas a la guerra para hacerla menos
bárbara, es el “derecho de la guerra”. Y el Derecho
Internacional de los Derechos Humanos (DIDH), aunque
obra en tiempos de paz, regula aspectos como la libertad
de prensa, el derecho a votar, a la huelga, etcétera,
evitando en términos generales la arbitrariedad del Estado
con el individuo. No es nuestro norte: está más alto. En
nuestro caso la humanidad es más que la no maleficencia a la
que estas normas aluden. El actuar humano es
primordialmente obra de la conciencia, una decisión libre de
quien en la balanza del bien y el mal pone a prueba sus
acciones, una convicción, una vocación en ocasiones,
inevitablemente un sentimiento. Es beneficencia pura. El
proceder humanitario es una autoimposición cargada de
buenos sentimientos, la norma fría pero perseverante. La
humanidad –virtud- es compasiva, el derecho es inflexible.
Lo que la ley demanda puede obviar la reflexión y la
conciencia, se debe cumplir sin atenuantes.
25
prohibido, lo que se debe hacer y lo vedado. Y ese cúmulo
de reglas que pretende contemplarlo todo, le quita al ser
humanos la iniciativa de la conciencia y de los
sentimientos. O bien lo expresamente no prohibido se
aduce permitido y por ahí se filtran las acciones
reprobables olvidadas por la norma, o bien lo laudable se
desecha por no hacerlo la ley obligatorio.
26
LOS MALES DE LA ATENCIÓN EN SALUD
27
escasean y no dando abasto las camas y camillas, el piso
frío se habilita para acostar a los pacientes. Cuadro
inaudito e inhumano. Trazo apenas caricaturesco para
quien en la realidad no lo ha observado.
28
la productividad todo se volvió somero: no puede escuchar
el médico más quejas que las corporales –salvo que sea
siquiatra- y siempre las circunscritas a su especialidad –en
una medicina parcelada-. El alma del paciente carece de
doliente. Todo minuto de más en la consulta es fuente de
tensión en un profesional que lucha contra el tiempo, y
atenta contra la producción de los servicios, sometidos al
escrutinio de las cifras: a hacer más y en menor tiempo.
¿Pero cuántas cosas en una consulta ligera se pasarán por
alto? No por supuesto el llanto, la angustia, la
incertidumbre o el temor, ya dados por descontados del
arte de curar, sino aspectos clínicos esenciales para
salvaguardar la vida del paciente.
EL PERSONAL DE SALUD
EN UNA ENCRUCIJADA
29
penalidades, y que los males que afectan la atención de sus
pacientes también a ellos los cobijan.
30
equívocos, de comportamientos inconscientes y hasta
deliberados en que puede sobrevenir la deslealtad, el
egoísmo, las desaprobaciones, el encubrimiento, los
comentarios imprudentes y las afirmaciones temerarias.
Una constelación de factores crónicos y perniciosos, que
terminan por trastornar la salud del personal sanitario.
Física y emocionalmente agotados, los trabajadores de la
salud llegan a no encontrar satisfacción -sino frustración-
en su trabajo. El optimismo y vigor del profesional recién
egresado, corre el riesgo de transformarse en apatía y
desánimo, en vulnerabilidad extrema frente al sufrimiento
del paciente o en actitudes insensibles y despreocupadas.
31
aborda los fenómenos del síndrome, un padecimiento
resultante de un trabajo sin compensaciones personales, al
que el personal de salud contribuye con una buena
proporción de casos.
32
y destruir sus ideales. ¿De dónde proceden en el caso del
trabajador de salud las acechanzas? De las causas arriba
mencionadas, pero también, y en gran medida, del entorno,
entendiendo con ello el ambiente laboral y el familiar.
33
con más prudencia, otros sacrifican la ganancia en pos de
tranquilidad y bienestar. Un punto de equilibrio ha de
buscarse entre la necesidad y la ambición. Al
deslumbramiento de las altas remuneraciones deben
anteponerse factores como la estabilidad, la seguridad
social y el ambiente laboral. No siempre el trabajador de la
salud toma las mejores decisiones. Una remuneración
justa es difícil de definir en términos matemáticos, pero no
erraré si afirmo que debe ser proporcional a la
responsabilidad y debe permitir vivir con dignidad.
34
pertenencia de los trabajadores a las instituciones.
“Escampaderos”, los llaman, en neologismo, ingenioso y
gráfico que resalta la brevedad y laxitud del vínculo.
Apenas sacan del apuro y fácilmente por otro se
reemplazan. Gracias a ellos el trabajador de la salud cual
mercenario -al servicio del mejor postor- es un nómada
laboral. Esta cultura deshace la relación afectiva entre la
empresa y el trabajador, rompe la solidaridad y los frutos
humanos que de ella se derivan. Se forjan así empresas
para las que todo empleado es sustituible, y trabajadores
para los que toda empresa es permutable. Una cultura en
que los valores se desprecian.
35
Congreso de Colombia) y que sin haber sido derogada hoy
determinan las empresas a su antojo.
36
jornada en su posturno. Al agotamiento se suma una
mayor incidencia de enfermedades físicas como mentales y
una mayor ocurrencia de errores asistenciales fatales.
Mientras ese modelo se reforma, los compensatorios son la
salida que aminora sus efectos.
37
del ausentismo, de la evitación, de las malas relaciones
personales, de la baja productividad, de la pérdida del
interés del empleado?
38
directivo con criterio humano, que respete la dignidad de
las personas y tenga más argumentos que el autoritarismo.
Las gerencias humanas son receptivas, de puertas abiertas,
amables para el trabajador, reconocen sus méritos, le
brindan estímulos, fomentan el diálogo, confían en el
trabajador y reconocen que el exceso de control es
contraproducente. Inspiran así, a través del ambiente
laboral saludable, una atención sanitaria esmerada y
humana que rebasa los aspectos meramente técnicos,
cuestión también esencial de sus funciones.
39
entorno en la medida en que se lo permita y adaptándose a
él de la mejor manera. Su bienestar también depende de sí
mismo y de su acción consecuente con su condición
humana y con su dignidad: es él quien primero debe
comprender que es objeto de derechos.
40
Es más fácil humanizar al personal de salud que al ambiente
que lo rodea, por ello el trabajador debe tomar la iniciativa.
El buen trato reduce la agresividad de los pacientes y
suscita gratitud. No sobran las campañas que humanicen la
atención y afiancen la confianza en el personal de salud, y
el adiestramiento que encamine el buen manejo de la
comunicación. No siempre el personal sanitario se sabe
comunicar con el paciente. Es habitual que aborde mal su
universo afectivo y su mundo familiar. Suele ser parco al
trasmitirle información, y más precario aún para
expresarle sentimientos. Con frecuencia evade la
comunicación de las noticias tristes.
41
LOS DERECHOS DEL MEDICO
- Derecho a recibir de las instituciones en que labora todos los medios de que
dispone la ciencia para la protección del personal de salud, en la prevención de
enfermedades profesionales.
- Derecho a que las instituciones a las que presta sus servicios programen
racionalmente su trabajo de tal forma que ni el volumen desmedido de
pacientes, ni el agotamiento lo induzcan a cometer errores.
42
- Derecho a que la institución a la que sirve lo desarrolle como persona, y lo
capacite y actualice como profesional.
A. Derechos humanos
1. Derecho a que se respeten sus derechos humanos (vida, libertad,
dignidad).
2. Derecho a que se respeten sus derechos individuales, económicos,
sociales y profesionales.
43
B. Desarrollo profesional
1. Derecho a ser considerado en igualdad de oportunidades para su
desarrollo profesional.
2. Derecho a tener acceso a la educación médica continua.
C. Asociación
1. Derecho a asociarse para promover sus intereses profesionales.
D. Remuneración digna
1. Derecho a percibir remuneración por los servicios prestados.
2. Derecho a percibir una remuneración digna y justa por su labor
profesional.
E. Condiciones de seguridad en el trabajo
1. Derecho a laborar en instalaciones apropiadas y seguras que
garanticen su praxis profesional.
2. Derecho a la indemnidad psicofísica.
F. Condiciones de trabajo
1. Derecho a que se le proporcione asistencia humana, materiales,
insumos, equipo, mobiliario y demás instrumentos; así como todos
los recursos necesarios para el desempeño de su profesión.
G. Libertad en el ejercicio profesional
1. Derecho a ejercer la profesión en forma libre y sin presiones de
naturaleza moral, técnica o económica.
2. Derecho a la libertad de elección del paciente.
H. La actividad profesional como ciencia incierta
1. Derecho a abstenerse de garantizar resultados en la atención
médica.
I. Paciente-profesionales de la salud-instituciones médicas
1. Derecho a recibir un trato respetuoso por parte de los pacientes y
sus familiares, así como del personal relacionado con su trabajo
profesional, y de las instituciones donde desempeñen su actividad.
2. Derecho a recibir información veraz, completa y oportuna del
paciente y sus familiares.
3. Derecho a abandonar o transferir la atención médica del paciente.
J. Secreto Profesional
1. Derecho al secreto profesional.
K. Objeción de conciencia
1. Derecho a la objeción de conciencia.
44
L. Investigación-docencia
1. Derecho a tener acceso a actividades de investigación y docencia
en el campo de su profesión.
LL Propiedad intelectual
1. Derecho a la propiedad intelectual sobre los trabajos que sean de
su autoría.
M. Prestigio profesional
1. Derecho a salvaguardar su prestigio profesional.
OBJECIÓN DE CONCIENCIA
Definición.
La objeción de conciencia es la oposición al acatamiento de
normas jurídicas o mandatos de la autoridad por ser
45
contrarios a las creencias personales éticas o religiosas de
quien los debe cumplir. En el caso sanitario alude a la
negativa de sus trabajadores a realizar una prestación
obligatoria, o a cooperar en ella cuando la consideren
contraria a su conciencia. La objeción, vale la pena
resaltarlo, no es de índole exclusivamente religiosa, por lo
que agnósticos y ateos pueden servirse de ella. Y en el
campo de la salud no es un derecho que sólo cobije al médico.
Como él, tienen derecho a la objeción profesionales y
auxiliares paramédicos, y personal auxiliar como
administrativo, si bien este último puede ver en las normas
legales restringido un derecho que éticamente sí se le
concede. El derecho a objetar aplica no solamente a las
obligaciones de origen legal, también, a las contractuales y
administrativas.
Antecedentes.
Admitida la dignidad humana, el reconocimiento ético de la
objeción de conciencia es un simple corolario. En aquélla y en
el derecho a la autonomía se fundamenta la objeción de
conciencia, ya plenamente aceptada en las normas legales,
menos aventajadas que la ética en este tipo de
reconocimientos.
46
La “Declaración universal de los derechos humanos” de la
Asamblea General de las Naciones Unidas, mucho más
reciente (10 de diciembre de 1948), preceptuó en su
artículo 18: “Toda persona tiene derecho a la libertad de
pensamiento, de conciencia y de religión”. Pactos
posteriores como el “Internacional de derechos civiles y
políticos” de las Naciones Unidas (16 de diciembre de
1966) establece en forma más puntual que toda persona
tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y
de religión, y a no ser objeto de medidas coercitivas que
puedan menoscabar su libertad de tener las creencias de
su elección. Y en materia sanitaria, el derecho se consagra
en la “Declaración de Oslo” de la Asociación Médica
Mundial -sobre el aborto terapéutico-, de la 24ª Asamblea
Médica Mundial, en agosto de 1970 (enmendada por la 35ª
Asamblea Médica Mundial, Venecia, Italia, octubre 1983):
"Si un médico estima que sus convicciones no le permiten
aconsejar o practicar un aborto, él puede retirarse, siempre
que garantice que un colega calificado continuará
prestando la atención médica”. También el instrumento de
la OMS (2003) “Aborto sin riesgos: Guía técnica y de
políticas para sistemas de salud”, dispone que "los
profesionales de la salud tienen el derecho a negarse a
realizar un aborto por razones de conciencia, pero tienen la
obligación de seguir los códigos de ética profesional, los
cuales generalmente requieren que los profesionales de la
salud deriven a las mujeres a colegas capacitados, que no
estén en principio en contra de la interrupción del embarazo
permitida por la ley”.
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protegido. Sobra decir que en Colombia está plenamente
amparado por las normas. Por la Constitución Política que
establece el libre desarrollo de la personalidad (artículo
16) y que garantiza que nadie será compelido a actuar
contra su conciencia (artículo 18). También por sentencias
de la Corte Constitucional (C-355 de 2006 y T-209 de 2008)
que determinaron como titulares de ese derecho a las
personas naturales (los profesionales de la salud), no así a
las jurídicas (instituciones), por lo que clínicas, hospitales
o centros de salud no pueden invocarlo. Acorde con estas
sentencias el Decreto 4444 de 2006 del Ministerio de la
Protección Social –suspendido el 15 de octubre del 2009
por el consejo de Estado-, consagró la objeción de
conciencia individual -y no institucional-, pero la limitó a
prestadores directos y no a personal administrativo, punto
en que la ética y el derecho están en desacuerdo.
Causales.
Si bien la interrupción del embarazo es la más conocida y
debatida de las causales y el mejor modelo de aplicación de
la objeción de conciencia, también son causales de la
misma las investigaciones científicas cuando el objetor
considera que se puede comprometer la vida humana o la
dignidad personal, la realización de trasplantes, la
esterilización voluntaria, la aplicación de la eutanasia, el
suicidio asistido, la manipulación de embriones humanos,
la aplicación de técnicas de reproducción asistida, las
transfusiones de sangre a Testigos de Jehová, la objeción de
conciencia farmacéutica (negativa de médicos, enfermeras
o personal farmacéutico a dispensar determinados
medicamentos por motivos de conciencia) y la objeción de
conciencia a las instrucciones previas (oposición a cumplir
48
instrucciones dejadas por el paciente, como solicitud de
eutanasia, rechazo de medidas paliativas, soporte vital,
encarnizamiento terapéutico, etc.).
El proceso de la objeción.
La objeción de conciencia supone una sólida y bien
argumentada decisión, de tal forma que la Corte
Constitucional colombiana ha exigido al objetor sustentarla
apropiadamente. Manifestada la objeción de conciencia,
establece la Corte en su fallo sobre la despenalización del
aborto, que el médico objetor debe remitir inmediatamente a
la paciente a otro médico que lleve a cabo el
procedimiento. Aunque este es por ahora el único
lineamiento jurídico existente en nuestro país para la
objeción de conciencia sanitaria, por analogía debe
considerarse que de igual forma se proceda en casos
diferentes al aborto. La manifestación y sustentación
escrita de la objeción indudablemente resulta saludable
para el objetor desde el punto de vista legal, toda vez que
lo exime de un futuro juicio de responsabilidad penal.
49
como atenuante. También con un valor positivo, si se
quiere: la aceptación de que un paciente no debe quedar a
la deriva, y de que en medio de nuestro desasosiego, no
abandonarlo a su suerte es sin lugar a dudas una actitud
humana.
50
una institución católica, cuyas raíces se confunden con
terminantes principios sobre el valor de la vida humana, a la
práctica de abortos y eutanasias riñe con la razón y con la
misma humanidad. Distinta es la situación de instituciones con
principios menos arraigados en dichas materias o sin doctrina
alguna. Evidentemente la ley como ética de corto vuelo no
profundiza en los análisis de la bioética, pero si resulta
prudente que quienes deben aplicarla obren imbuidos por un
profundo respeto por las personas y las instituciones en que se
congregan. Podría, bajo esta óptica, la persona que arregla la
sala en que se practica un aborto, ser reemplazada por otra
que no tiene objeción para participar tan tangencialmente en
el procedimiento, librándola de ser cómplice de un proceder
que no comparte. En el caso de la objeción institucional,
una conducta racionalmente humana y humanamente
racional, debe evitar la agresión innecesaria, aceptando
sus impedimentos y derivando las pacientes a
instituciones sin marcados fundamentos religiosos que
puedan atenderlas. Es claro que este proceder siempre
tendrá al paciente entre sus prioridades y se sujetará como
mínimo al principio de no maleficencia.
51
EPÍLOGO
52
Bibliografía
53
En este ensayo el autor, médico con treinta años de ejerci-
cio profesional, destaca la humanidad como valor funda-
mental inherente al acto de curar, postula las causas que a
su parecer han dado al traste con la humanización, analiza
las dolencias de la atención en salud y postula los dere-
chos del personal sanitario.