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Lunes 26 de marzo de 2007

MUNDO BLOGBAL
Poder sensual

La magistral actuación del norteamericano Forest Whitaker, en su rol del dictador Idi
Amin en la película “El último Rey de Escocia”, nos muestra la sensualidad del poder
absoluto, una tentación que se convierte con el tiempo en una enfermedad mental y
moral.

Las lecciones que se muestran en la película no solo son aplicables al ámbito africano,
porque el tema del autoritarismo es universal y un asunto permanente de la política de
cualquier país, aunque en Uganda donde se desarrolló la historia original los extremos
llegaron a niveles insospechados.

La película narra como empiezan los dictadores, cuya característica principal es la ser
sumamente populares, que alimentan la noción de estos líderes de que ellos son los
refundadores de su patria, seres casi iluminados que no pueden ignorar la voluntad
popular; el problema es cuando solo ellos se sienten los verdaderos interpretes del
pueblo.

Son innumerables los casos de tiranos que llegaron al poder con una agenda cargada de
ilusión, de grandes palabras y promesas, en donde proteger la moral pública de la
corrupción del régimen anterior y la vieja política, serán las consignas más efectivas
para lograr sus objetivos.

Amin es un personaje que repentinamente descubrió el poder aunque sin merecerlo, una
de esas paradojas de la historia en el cual personas ordinarias se encuentran súbitamente
en el lugar indicado y lo aprovechan en beneficio propio. La película debe ser una
muestra de lo enloquecedor del poder absoluto, que provoca graves distorsiones de la
realidad, paranoia, sacando el lado más cínico, violento y manipulador de los seres
humanos.

Óscar Segura Heros

(blogs.periodistadigital.com/realpolicy.php)

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