You are on page 1of 1

Festividades – 05/03/2009

Purim y la perversidad
El lunes por la noche (y en Jerusalén y otras ciudades amuralladas el martes por la noche) nos
reuniremos en las sinagogas y leeremos la Meguilat Esther (el Libro de Esther, enrollado en forma de
Meguilá). Cada vez que nombremos a Hamán, el primer ministro de Persia en la época de Ajashverosh,
golpearemos y haremos ruido, ``castigando'' al malvado que quiso destruirnos.
Nos disfrazaremos y también podremos emborracharnos, es decir, que disimulamos ser nosotros y nos
escapamos de la realidad bebiendo. Realmente una fiesta muy alegre y tremendamente triste. La
historicidad del relato está bastante en duda; no sabemos de ningún otro documento sobre una reina judía
en Persia ni de los ministros Hamán y Mordejai. Ajashverosh es quizás algún Artajerjes (hubo varios con
ese nombre). No sabemos de una tentativa de exterminar judíos en el Imperio persa y tampoco una
matanza de antisemitas realizada por judíos.
Lo que sí es seguro es que el autor del Libro de Esther conocía muy bien los usos y costumbres persas y
utiliza eso con gran capacidad. También es seguro que nuestro pueblo festeja Purim desde la antigüedad
y nuestros sabios canonizaron la fiesta y nos ordenaron leer la Meguilá con bendición completa.
Una de las cosas que llaman la atención al leer la Meguilá es el hecho que los dos grandes antagonistas:
Mordejai y Hamán, son descendientes de dos antagonistas biblicos, y descendientes de enemigos
eternos. Mordejai es descendiente del primer rey hebreo, Saúl; y Hamán es descendiente del rey Agag el
amalequita. Estos dos reyes reinaban sobre pueblos que eran enemigos eternos desde el principio de la
historia del pueblo israelita.
Los amalequitas atacaron sin ninguna razón a los hebreos al salir de Egipto y con la ayuda divina ganaron
la batalla y desde entonces son enemigos acérrimos los dos pueblos. Y es una orden bíblica a nuestro
pueblo de no olvidarnos los hechos de Amalek, como está escrito en el Deuteronomio (25:17-19):
“Recuerden ustedes lo que les hizo Amalek cuando estaban en camino, después de haber salido de
Egipto; recuerden, que sin temor de Dios, los atacó en el camino y se aprovechó de que ustedes estaban
cansados y fatigados, y atacó por la espalda a los que estaban débiles y se habían quedado atrás. Por lo
tanto, cuando Dios los haya liberado de todos los enemigos que les rodean en el país que El les da en
propiedad, deberán borrar de la tierra la memoria de Amalek. No lo olviden!''
Este orden bíblico se repite cuando Saúl se enfrenta a Agag, y desde entonces todo enemigo que quiere
destruir al pueblo de Israel, es considerado Amalek. Y este enemigo ataca cuando menos lo esperas y
quiere destruir a toda la nación, exterminar la simiente de Israel.
La perversidad y la maldad eterna deben ser aniquiladas, aunque siempre los perversos vuelven al
ataque, aunque pensamos que los hemos destruido. La guerra contra Amalek es la eterna lucha contra la
maldad y la injusticia, contra la mentira y la perversión. Desde el principio de la historia hay pueblos cuya
educación es hacia la maldad y otros pueblos que educan hacia el respeto del ser humano.
Israel y Amalek son el eterno ejemplo. Es una lucha sin fin; la justicia y bondad siempre triunfan, pero
siempre el precio es grande. Por eso nos disfrazamos y emborrachamos, ya que la realidad es triste, pero
seguimos confiando en que el Mal siempre será aniquilado. Por eso no me importa si el Libro de Esther es
una alegoría, ya que la realidad no lo es.
Rabino Shmuel Shaish *
* Congregación “Taguel Aravá'', Eilat
shm111@smile.net.il

You might also like