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HISTORIA
Año 1879
20 de Febrero de 1879
Consecuente con este propósito, encargo a VS que con la brevedad necesaria remita a este
Ministerio una nómina de los Cuerpos Cívicos de las tres armas existentes al presente, con
los emolumentos fiscales de que gozan, y la disminución de gastos que resultaría de la
supresión de las asignaciones de Reglamento, consultando solo para cada cuerpo el sueldo
de 1 sargento de Plana Mayor y el de los tambores o cornetas.
El propósito de este Ministerio es suprimir, por ahora, las bandas de música y demás
gastos que en la actualidad se hacen en los cuerpos indicados, con el fin de atender con
esos fondos a la organización de otros cuerpos montados bajo el mismo pie de economía,
en puntos en que sea necesario retirar el grueso de las fuerzas de línea que hacen los
diversos servicios de guarnición.
Cornelio Saavedra.
He acordado y Decreto:
Pinto.
Cornelio Saavedra.
Lo que transcribo a VS para los fines del caso, previniendo a VS que los
expresados cuerpos deben organizarse sin la asignación de Reglamento,
en conformidad a lo que he expuesto a VS en nota de ayer Nº231.
26 de Febrero de 1879
Las oficinas pagadoras abonarán a los habilitados respectivos, las asignaciones que se
indican en los incisos anteriores, que se deducirán de la partida 35 del presupuesto del
Ministerio de la Guerra.
Pinto.
Cornelio Saavedra.
Considerando: que sería gravoso al Erario Nacional llenar en la actualidad las vacantes
que ocurran en dichas secciones del Ejército.
Considerando: que por este medio los oficiales retirados no ingresarán al escalafón del
Ejército, ni tendrán por lo tanto, opción a ascensos, ni otras prerrogativas que las que
tuvieren por sus cédulas de retiro, Decreto:
Autorízase a la Inspección General de la Guardia Cívica para que en los cuerpos de su
dependencia en que no fuere posible destinar oficiales del Ejército en calidad de
instructores, se contrate con dicho objeto a oficiales retirados del Ejército o a particulares
que posean la instrucción necesaria, acordándoles una gratificación de fondos de caja de
los respectivos cuerpos.
Dicha oficina dará cuenta al Ministerio de Guerra de los contratos que al efecto se
ajustaren, a fin de acordar la entrega de los fondos necesarios a los cuerpos que no los
tuvieren en sus cajas.
Pinto.
Cornelio Saavedra.
8 de Abril de 1879
Cornelio Saavedra.
10 de Abril de 1879
He acordado y Decreto:
Cornelio Saavedra.
11 de Abril de 1879
Pinto.
Cornelio Saavedra.
6 de Junio de 1879
En esta fecha se Decreta lo siguiente:
Asígnase para luz y lumbre de la Guardia de Prevención del Cuartel del Batallón Cívico
de Chillán, la suma mensual correspondiente a 22 pesos 82 centavos anuales, que se
abonarán por la Tenencia de Ministros de esa ciudad, a contar desde el día 18 de Abril
próximo pasado, al habilitado del mencionado cuerpo.
Pinto.
Basilio Urrutia.
30 de Junio de 1879 (Decreto de Movilización del Batallón Nº1)
He acordado y Decreto:
Pinto.
Basilio Urrutia.
La Inspección General del ramo dará las órdenes correspondientes al cumplimiento del
presente Decreto.
Basilio Urrutia.
Agosto de 1879
Organizadas la División del Norte, la de Reserva, la Custodia de la Frontera y la guarnición
especial de Valparaíso, el Ministro pidió a las provincias nuevos contingentes de sangre que
respondieron movilizando nuevos cuerpos.
Bien pronto se formaron los Batallones de Infantería “Atacama Nº2”, “Aconcagua Nº1”,
“Aconcagua Nº2”, “Caupolicán”, “Rengo”, “Colchagua”, “Melipilla”, “Curicó”,
“Talca”, “Chillan”, “Concepción”, “Bío-Bío” y “Angol”, y los Escuadrones de
Caballería “Maipú”, “Frontera” y “Angol”.
Las señoras formaron talleres en sus casas, a los cuales acudían niñas de toda condición a
trabajar en la costura.
Agotado el paño y brin en las plazas de Santiago y Valparaíso, los comités adquirían
cualquier tela en cantidad suficiente, para el uniforme de los cuerpos.
En este delirio, cada cual contribuía en la medida de sus fuerzas o de sus haberes.
Una nota desgraciada y amarga entristeció por un momento a los corazones patriotas,
especialmente en provincia.
El Gobierno asediado por los caciques políticos, tuvo la debilidad de ceder; y los jefes de
cuerpo recibieron nubes de zánganos, mal de su grado.
El incidente repercutió en todo el país; unánime fue la censura del centralismo santiaguino,
que ofendía el sentimiento nacional.
Vicuña Mackenna, senador por Coquimbo, adalid del patriotismo y paño de lágrimas para
enjugar toda injusticia, publica un brillante manifiesto, llamando al Gobierno al camino del
deber. Se expresa así:
Para reclutar un Ejército nacional como el que va a hacer la campaña, compuesto todo de
entusiastas voluntarios, se ha seguido en efecto, el mismo sistema de leva que para el
Ejército ordinario en tiempo de paz, esto es, pedir a cada provincia, a cada ciudad, a cada
aldea un contingente aislado, a fin de refundirlo, como un ingrediente anónimo, en el
conjunto de un Batallón o Regimiento que se llamará “Lautaro”, “Chacabuco”,
“Esmeralda”, o lo que se quiera, pero que no representa la autonomía de las localidades y
el verdadero espíritu de cuerpo y paisanaje, que es tan importante en la composición de los
Ejércitos.
Un deber de lealtad nunca desmentido nos hace notar a última hora una consoladora
reacción en este sentido, pues se habla de un Batallón o Regimiento “Coquimbo”, formado
exclusivamente por coquimbanos en la capital de su provincia. Pero es preciso confesar que
ese mismo Regimiento pudo estar sobre las armas hace tres meses, si se hubiera hecho
resonar la corneta de la tropa ligera en las montañas de los antiguos cazadores todos
montañeses.
Entre tanto ha sido tal la plétora soldadesca de Santiago, que ya desborda. Aconcagua no
tiene ni tendrá un Regimiento, ni siquiera un Batallón, pero se va a mandar a sus Cuarteles
un Batallón santiaguino. ¿No es esto suficiente desilusión para el ardoroso patriotismo de
ese pueblo?
Pero habrá gentes que delante de todo esto se encogerán de hombros y exclamarán:
¡Nimiedades! Cuestión simplemente de nombres, que en nada afecta al fondo de la
situación.
Nosotros, a nuestro turno, observaremos sin embargo, que dado nuestro modo de ser social
y político, esa es cuestión gravísima, y que si se hubiera dejado o se concediese aún hoy
mismo todo su legítimo desarrollo al ejemplo local, habríamos formado nuestro Ejército
con dos meses de anterioridad, tendría una masa de tropa mucho más homogénea y
manejable, rivalizando cada cuerpo en su amor a la patria. Y lo que es mucho más
importante que todo esto, en el cuerpo de oficiales de cada Regimiento estarían
comprometidas todas las familias y círculos influyentes del país por medio de sus hijos,
mientras que hoy el gran núcleo de esa clase se ha sacado de los inevitables empeños de
Santiago, pudiendo asegurarse que cada cien oficiales de la nueva planta no hay diez que
representen el espíritu de la nación, sino el espíritu de la capital.
Es muy posible que estas impresiones y estas protestas hieran por primera vez el oído de los
hombres que están en el poder y que viven y que deliberan de ordinario tras las paredes
demasiado espesas de un palacio de piedra para escuchar los acentos genuinos de la opinión
pública desde Atacama a Puerto Montt. Pero de lo que decimos tenemos numerosos
testimonios, que en caso necesario presentaríamos día por día al país y a los directores de la
guerra, del mal que estos simples yerros de detalle han causado y causan a la dirección de
las operaciones y a la larga al país.
Y téngase entendido que esto que pedimos lo han practicado mucho mejor nuestros
adversarios, porque en medio de su bombástica y altisonante nomenclatura guerrera han
conservado a cada cuerpo su nombre originario y local.
En suma, y para poner ya término a estas explicaciones que no tienen remotamente el más
mínimo espíritu de hostilidad, sino por lo opuesto, de simple buena intención y de luz,
pedimos, en nuestro simple carácter de escritores públicos, estas cosas, que, a nuestro
juicio, ponen a salvo tres grandes dificultades nacionales.
B. Vicuña Mackenna.
El Gobierno, presionado por la opinión pública, reacciona. Dura fue la lección; pero los
hombres de Gobierno, como chilenos también, supieron aprovecharla.
Los cuerpos cívicos movilizados llevaron el nombre de la provincia o departamento que les
sirviera de cuna, y oficiales y tropa representaban genuinamente el terruño a la sombra del
querido tricolor que a todos cobija.
10 de Septiembre de 1879
En este día, el futuro soldado del “Chillan”, Hipólito Gutiérrez; en conjunto con dos
amigos y compadres, residentes en Colton, subdelegación de Bulnes, jóvenes todos,
vecinos en la localidad, se fueron para Chillan a prestar su servicio al Gobierno a su entero
gusto, para ir al Norte, a Lima, a defender la Patria hasta morir o vencer por su bandera
chilena. Los fueron a dejar dos hermanos a Chillan; el uno era hermano de uno de sus
compañeros y el otro de Hipólito.
A la despedida, lloraron diciéndoles que ya no los iban a ver más. Nosotros como
pechugones, les dijimos:
- ¡No lloren, hombres, que esperamos en Dios del que hemos de volver a nuestra tierras con
vía y salud y los volvamos a ver; nadien muere mientras no se le llegue la hora ni unque
andemos dentre las balas!
Se volvieron para sus casas muy consolados, nosotros nos fuimos para el Cuartel, ha hablar
con el comandante de armas.
Hablaron con él. Le dijeron que iban a prestar su servicio para el Norte, durante la
campaña. Los recibió con mucho gusto.
11 de Septiembre de 1879
12 de Septiembre de 1879
Hipólito Gutiérrez se enroló con sus compadres. El comandante del “Chillan” se llamaba
Juan Antonio Vargas Pinochet. Les siguieron dando diario todos los días, de a 20 centavos.
9 de Octubre de 1879
Durante casi siete meses todo había sido sudores, ejercicios de guerrillas, de supervivencia,
tiro económico y controlado ¡y retretas estrictas! Sólo por excepción, en esta fecha, la tropa
pudo recogerse a las 22 horas, después de celebrar la captura del Huáscar.
22 de Octubre de 1879
06.00 hrs: El Batallón “Chillan” sale para el Norte. A la salida del Cuartel había
muchísimas mujeres esperando sus maridos, sus hermanos o sus hijos, para despedirse de
ellos. Entre ellas, estaba la madre del soldado Hipólito Gutiérrez, la que le gritó:
- ¡Adiós, hijito! - le dijo llorando - ¡Dios quera que te vaye bien, que quizás no te veré más!
- No llore, madre, no se esté quitando la vía por mí, haga cuenta del que tal hijo ha tenido,
que yo espero en Dios del que hay de volver; nadien muere mientras no se les llegue la
hora.
- ¡Viva Chile!
Cantando y bailando de contentos los soldados en los coches. Les parecía que iban a una
fiesta.
El tren continuó su andar, pasando por todos los pueblos y estaciones, hasta que llegaron a
Santiago, en el mismo día.
22.00 hrs: Llegaron a la Estación Central. El Batallón “Chillan” desembarcó del tren sin la
menor novedad. Luego se dirigieron a alojar al Cuartel de Santa Lucía.
24.00 hrs: Llegan al Cuartel de Santa Lucía. Los estaban esperando con comidas hechas.
Comieron y durmieron.
23 de Octubre de 1879
08.00 hrs: El Batallón “Chillan” sale del Cuartel de Santa Lucía, hacia la Estación Central,
y se embarcan en un tren, para Quillota.
El soldado Hipólito Gutiérrez, recordaba que en esa marcha tuvo algo de temor por el
camino malo en que transitaban, temiendo que se desriele la máquina en algún puente o en
algún socavón largo que tenían que pasar bajo los cerros, y tantas curvas que habían y tan
veloz que corría el tren.
13.00 hrs: Llegan a Quillota, desembarcando el Batallón “Chillan” del tren. Fueron
llevados a una casa cerrada que había, llena de arboledas dentro del recinto cerrado. En
esos días se había ido para el Norte otro Batallón, el “Lautaro”.
24 de Octubre de 1879
Más de algunas veces los soldados francos del “Buin” tropezaban en los quilombos o en
los ejercicios combinados con los padrecitos del “Atacama”, los futres del “Esmeralda”,
el rotaje del “Santiago”, los boteros del “Navales”, los montañeros del “Chillan” y los
“Chacabucanos” de Recoleta abajo, preguntándose cuándo y dónde sería el día “D” de la
época. ¿Por el desierto, en plena pampa o metiéndose cordillera adentro donde la 5º
División del general Narciso Campero constituía una amenaza respetable?
29 de Octubre de 1879
Pinto.
4 de Noviembre de 1879
09.00 hrs: Se embarcan en la máquina que esperaba en la Estación de Quillota. Los fueron
a ver salir muchísima gente, pero más eran mujeres tan cariñosas y tan amables, que les
deseaban todo tipo de felicidad en el Norte, y les tiraban flores a los carros y dinero
también les daban para el camino, como si hubieran sido conocidos hace mucho tiempo o
parientes.
12.00 hrs: Llegaron a Valparaíso, bajando del tren y embarcándose en los buques en el
mismo día, en el Maranhense (ó Maranhese).
24.00 hrs: Esa noche salen de Valparaíso, para el Norte, para Antofagasta.
Dentro de los Jefes del Batallón “Chillán” que navegan en el convoy, van el Comandante,
teniente coronel don Juan A. Vargas P., y el sargento mayor don Daniel García V.
6 de Noviembre de 1879
El buque anduvo toda la noche, y en este día, amaneció casi todo el Batallón “Chillan”
mareado, botados a todo lo largo, sin poder levantar la cabeza de mareados y sin ganas de
comer. El soldado Hipólito Gutiérrez sano y bueno, sin novedad por la navegación, muy
contento. Les hacía remedios a los enfermos más conocidos y se reía con ellos, que
parecían que estaban botados. La causa era el buque, tan malo, que se balanceaba de babor
a estribor. Su compañero Sandoval sin novedad.
7 de Noviembre de 1879
8 de Noviembre de 1879
11.00 hrs: A los tres días llegaron a Coquimbo. Estuvieron todo ese día y la noche.
9 de Noviembre de 1879
Este día, en la noche, se vieron muy apurados a la altura de Coquimbo, ya que estaba el mar
muy malo y el buque que se balanceaba tanto, que casi se les hizo agua. El agua entraba
sobre la proa y se azotaba la arboladura del buque a uno y otro costado sobre el agua. El
buque era muy malo y sucio para sufrir sobre él. Bastante padeció el Batallón “Chillan”
sobre ese transporte, que después, al poco tiempo se fue a pique con toda su tripulación.
Ellos tuvieron suerte de salir vivos de él.
10 de Noviembre de 1879
11 de Noviembre de 1879
10.00 a 11.00 hrs: Llegaron a Antofagasta y los desembarcaron. La bahía estaba bien mala,
por la mar brava.
12.00 hrs: Llegaron al Cuartel cocinados por el calor. ¡Qué puerto tan caluroso!.
12 de Noviembre de 1879
Ahí fueron los primeros calores que sufrieron a los que no estaban acostumbrados todavía.
13 de Noviembre de 1879
Ahí en Antofagasta lo pasaron bien en lo que respecta a la comida, pero los calores eran
insufribles.
14 de Noviembre de 1879
Tan arenoso y salobre la arena del lugar, que cuando salían a los ejercicios tarde y mañana,
llegaban irreconocible por la tierra, sudor y sed. ¡La sed que se tenía!, y el agua resacada
tan mala que no podían apagar la sed.
15 de Noviembre de 1879
29 de Noviembre de 1879
30 de Noviembre de 1879
13.00 hrs: Se embarcan en el transporte Itata, buque muy lindo y limpio, y rápido en el
andar, como 15 millas por hora.
1 de Diciembre de 1879
Navegaron dos días y medio, dos noches con toda la carrera del vapor.
2 de Diciembre de 1879
3 de Diciembre de 1879
15.00 hrs: Desembarca el Batallón “Chillan” del transporte Itata, en Iquique. Vienen en
conjunto con los “Carabineros de Yungay”, que también venían desde Valparaíso. No
alcanzaron a desembarcarlos este día, a estos últimos.
4 de Diciembre de 1879
19 de Diciembre de 1879
Estuvieron 8 días que les daban charqui seco, galleta y harina tostada, y el agua, muy
escasa, que medida les daban. Ahí sufrieron mucha sed; el charqui salado y la galleta seca y
la harina tostada, más les daban; hasta que llegaron los rancheros que les daban la comida
en Antofagasta. Entonces lo pasaron bien; bien comidos, y buen café que les daban por la
mañana, y tres panes bien regulares que les daban al día, además de buena comida con
carne y legumbres.
Les comenzaron a dar puerta franca. Ya en el puerto, se iban a bañar al mar en la mañana y
en la tarde. Ya se veía bastante gente por las calles y se habían abierto muchas puertas. Ya
se veía gente peruana. Por temor a los chilenos, de que los matasen, no salían a la luz,
estaban escondidos.
Viendo que nada les hacían los chilenos, comenzaron a salir y abrir sus puertas, ya que
antes les habían dicho que los chilenos iban acabando con niños y adultos; por eso se
escondían.
31 de Diciembre de 1879
El Cuartel General distribuyó el Ejército chileno en las dos líneas salitreras Pisagua -
Negreiros e Iquique - Pozo Almonte, como una garantía para las oficinas que se
apresuraran a encender sus fuegos; y tomó además muy en cuenta el abastecimiento de
agua para las tropas, elemento indispensable para las necesidades de la vida y la higiene del
soldado, pues la pitiriasis amenazaba invadir los campamentos.
La vida de campaña se desarrollaba con todo vigor; los jefes tenían a la tropa en constante
actividad, adiestrándola para el combate, objeto primordial de la profesión; la gente
compartía el tiempo en ejercicios prácticos sobre el terreno, en disciplinas teóricas en el
campamento, en academias de oficiales y clases, lavado de ropa, revista de armas,
vestuario, equipo y municiones, e instrucción de reclutas llegados del Sur, a llenar las bajas
originadas por las balas o la crudeza del clima.
Algunas oficinas prestaban cierta comodidad; pero en general, oficiales y tropa vivían en
casuchas de caliche, heladas en la noche, sofocantes en el día; o en carpas de sacos
salitreros. Añádase a esto el frío de la noche y el calor del día, en que las máximas y
mínimas del termómetro fluctúan entre 3º bajo cero y 35º centígrados.
Los jefes, para entretener a sus subordinados, permitían en las tardes de descanso, la
celebración de algunas fiestas, de bailes, comedias, circos y títeres, pues había
profesionales suficientes.
Así pasaba el tiempo, cuando no había expediciones a cazar montoneros, cuyas incursiones
se extendían hasta las Quebradas de Tarapacá y Camiña, pues el almirante Montero no se
resignaba a abandonar la rica provincia de Tarapacá; de cuando en cuando enviaba
pequeñas expediciones destinadas a levantar el espíritu de los nativos, alimentándoles la
esperanza de la próxima llegada de gruesos contingentes, para arrojar a los chilenos al mar.
Año 1880
1 de Enero de 1880
21 de Enero de 1880
1 de Febrero de 1880
Las Divisiones deben correrse simultáneamente, tan pronto se dé la voz de marcha. A esta
orden debe emprender el movimiento de avance el general don José Antonio Villagrán,
comandante de la Reserva, desde la ciudad de Iquique.
La Reserva hará las jornadas por tierra, desde Iquique a Pozo Almonte; de este punto, a
través del desierto a Dibujo, en donde empezará la dislocación de los efectivos para cubrir
la línea desde esta oficina hasta Pisagua.
En Antofagasta quedan como 2º Reserva, a cargo del coronel don Marco Aurelio
Arriagada, los Batallones “Aconcagua” Nº1 y el “Melipilla”, con el Escuadrón de
“Carabineros de Maipú” y una Brigada del Regimiento Nº1.
El general Escala bajó a Pisagua y enarboló el guión de mando en este puerto, para atender
mejor el embarco de las Divisiones. El señor Ministro Sotomayor deja a su vez el Abtao, y
se traslada al interior a revistar las guarniciones.
22 de Febrero de 1880
Estuvieron dos meses y 22 días en Iquique. Ahí murieron muchos soldados del Batallón
“Chillan” y de otras unidades; de peste, fiebre y disentería. El soldado Hipólito Gutiérrez y
su compañero Sandoval, tuvieron la suerte de que no se enfermaron suficiente de este tipo
de enfermedades; pero era poco. Ahí, padecieron bastante con los calores en los ejercicios,
que los conducían a un plano de arena y salitre. Permanecían atormentados por el polvo, el
sudor y la sed, hasta que llegaban al Cuartel a descansar.
Las Divisiones se mueven al alba de este día (1º, 2º y 3º), menos la 4º que queda en Santa
Catalina, para marchar de 2º Escalón; Amengual (1º División) baja a Jazpampa; Muñoz (2º
División) se traslada a Pisagua desde San Antonio; solo Amunátegui (3º División)
permanece inmóvil, por descuido del telegrafista que no transcribió la circular.
Total general, unos 3.250 hombres, para la custodia de la Provincia de Tarapacá, por si el
enemigo tuviera tentaciones de expedicionar sobre ella.
25 de Febrero de 1880
08.00 hrs: Salen para San Antonio en la máquina, al interior. Repecharon en la máquina
por una cuesta muy larga y bastante parada, como de 2 leguas de longitud, que daba miedo
cuando iban por la cuesta, que al mirar hacia abajo era de desfallecer y para arriba también
¡tan alto!. Anduvieron todo ese día hacia el interior, en una línea férrea con muchas curvas
a izquierda y derecha, en un convoy de dos cuadras de carros, de largo; que daba miedo que
en las curvas se destellase.
Así llegaron a una estación de cambio muy linda. Por la línea venía un tren cisterna con
agua para Iquique, que no se merecía más agua que en ninguna otra parte. Esta agua venía
de Paso del Monte.
16.00 hrs: Salen de la estación Paso del Monte a esta hora, ya que en una salida anterior en
una curva se les desengancharon los carros, quedando casi averiados, volviéndose para la
estación más inmediata. Iban con doble máquina. Una máquina marchó con el Batallón
“Caupolicán”, quedando el Batallón “Chillan” a la espera, hasta que llegó la otra máquina.
Marcharon para Paso del Monte, él “Chillan”, a toda velocidad del tren. Al pasar divisaron
la oficina de la Noria, establecimiento de trabajos de minerales de caliche, donde se sacan
muchas cosas del caliche, pintura y yodo para la plata, azufre, sal fina, pólvora, y otras
cosas.
Esa tarde, el tren con el “Chillan”, llegó a Paso del Monte cerca de la puesta del sol.
Toda esa marcha en el tren, fue por pampas lóbregas, serranías, terrenos llanos sin árboles.
Sólo en la línea había casas, pero sólo en el lugar que había estaciones, como a distancia de
5 ó 6 leguas.
Esa noche, él “Chillan” alojó en el Paso del Monte. En esas instalaciones existen máquinas
resacadoras de agua, y esta agua va por toda la línea hasta Iquique, en tuberías, cruzando
todas las estaciones.
26 de Febrero de 1880
10.00 hrs: Salen para el Norte, desde Paso del Monte, en la máquina, el Batallón
“Chillan” y el Batallón “Caupolicán”. Anduvieron en la máquina ese día 18 millas.
13.00 hrs: Llegaron al final de la línea. Al término del ramal, había dos carros llenos de
agua dulce, pero bastante desabrida. Los soldados ya no llevaban agua, por lo cual todos
llenaron sus cantimploras, soldados y oficiales.
Aquel lugar era lóbrego y caluroso, pero había algunos árboles, espinos maulinos, ya que
en su tiempo llovía algo. La cordillera se veía no muy lejos, al poniente un cordón de
cerros. Cómo sería el llano de grande, que aún oficial que llevaba un quitasol, un ventarrón
muy grande que se levantó se lo votó y se lo llevó. Un soldado fue enviado tras el paraguas,
no pudiendo alcanzarlo, hasta que el soldado se cansó y lo dejó irse. El quitasol era blanco.
Después de andar como 2 leguas, todavía se veía el parasol.
A la legua, poco más o menos, les daban descanso. El Batallón “Chillan” iba delante y el
“Caupolicán” atrás, a la vista.
27 de Febrero de 1880
Al otro día, los soldados apenas se conocían unos a otros, por las caras llenas de tierra,
producto del caliche que volaba en fina capa, endureciendo en la cara de soldados y
oficiales con el sudor de la marcha. Muchos arenales, que impedían avanzar hacia adelante
por lo blando de la arena, que cedía al peso de las botas, haciéndolos retroceder para atrás.
Así y todo, seguían mortificándose en esa penosa marcha, sin alivio posible. La sed era
grande, ya que se les había acabado el agua en la noche, y por ahí no había nada. Los
soldados iban quedándose casi todos atrasados.
El soldado del “Chillan” Hipólito Gutiérrez y su compadre Sandoval, iban dándose ánimo
y valor, para no quedar atrás, ya que peor, era morir de sed ya que no había amparo alguno
contra el sol abrasador.
Subieron un cerro y divisaron un carretón con un carro de estanque de agua para ellos, que
venía al encuentro, ya que sabían que ellos iban en esa dirección. Este carro lo traía un
paisano carretonero que venía de Agua Santa, que es un pueblo muy lindo que se alcanzaba
a divisar.
Divisado el carretón, se fueron derecho hacia él, haber cual llegaba primero, a pesar de los
pies magullados por la marcha.
Ahí tomaron agua, agua tan linda y tan buena que no podían satisfacer la sed aún. Los
pobres que se habían quedado atrás, esos venían sufriendo todavía. El Batallón
“Caupolicán” también, ya que él “Chillan” lo había dejado muy atrás. Del Batallón
“Caupolicán” murieron 3 soldados por la sed. En él “Chillan” hubo más suerte, ya que
ninguno murió.
Continuó la marcha hacia adelante, a un campamento llamado Dibujo, que era un pueblo de
oficinas de trabajos, pero estaban abandonadas, sin paisanos. Los que estaban ahí, eran del
Regimiento “Cazadores del Desierto”.
09.00 hrs: Como a esta hora, el soldado Hipólito Gutiérrez, ya no podía andar por los pies
todos hechos pedazos, ampollados. Su compañero Sandoval también, pero iba mejor que él.
Les parecía que ya iban a llegar ya, pero la pampa se estiraba más, los rezagados, estiraban
la formación a 3 leguas de hombres desparramados.
11.00 hrs: Como a esta hora, el soldado Hipólito Gutiérrez, le dijo a su compañero
Sandoval:
Los llevaba envueltos en pañuelos, pero nada le favorecía. Y sin poder echar a caminar a
pies pelados, a causa de lo caliente que estaba la arena, como rescoldo. No pudiendo más,
se tiró a la arena cuan largo era, como muerto o bruto cargado. El sol quemaba vivo.
Y pasaron y le dijeron:
- ¿Qué estas haciendo aí, hombre, al sol, que te pueden morir aí sin amparo ninguna?
Se levantó el soldado Gutiérrez, y siguió a más no poder, casi sin vida y sin aliento.
Llegó casi a la rastra al campamento. Al llegar hizo una sombra improvisada de unos
gangochos y su manta, y se acostó a dormir, cansado y trasnochado, sin dormir nada en la
noche.
28 de Febrero de 1880
Ahí empezaron a padecer hambre y sed. En el campamento de Dibujo, estuvieron dos días
y medio. Llegaron ahí el día 27 de Febrero. En el campamento de Dibujo permanecen tres
Unidades chilenas, las que son: los “Cazadores del Desierto”, y los Batallones
“Caupolicán” y “Chillan”.
En la noche hubo un revuelo muy grande, ya que murieron dos hombres y otro quedó
herido. Las tres Unidades estaban de avanzada y el Batallón que estaba más cercano a la
línea era el “Caupolicán”, enseguida él “Chillan” y después los “Cazadores del
Desierto”.
24.00 hrs: Viene una máquina de Pisagua para Agua Santa. La máquina había venido con
dos o tres carros a dejarles agua y demás provisiones. Estaba todo rodeado el campamento
de centinelas y de avanzada. El centinela más avanzado del “Caupolicán” sintió un ruido y
pensando que era de la Caballería enemiga, preguntó el quién vive y no respondiéndosele,
hizo fuego. Es de advertir que la máquina venía sin farol y no silbó. Los tiros del centinela
pusieron en alarma a todo el campamento. Los del “Chillan” que estaban en una altura
hicieron fuego sin rumbo, y el “Cazadores del Desierto” formó. Se formó un grandísimo
alboroto, tiros y más tiros. Todos se levantaron dormidos, asustados.
Al cabo de un rato se sosegaron, que si hubiera sido el enemigo, la mortandad habría sido
grande.
Salió herido un paisano palanquero que murió al otro día, un sargento 1º del Batallón
“Caupolicán” y un soldado de la misma unidad. El sargento 1º alivió de la herida recibida,
no así el soldado que murió.
1 de Marzo de 1880
01.00 hrs: Sale el Batallón “Chillan” de Dibujo para Dolores. Tuvieron que andar como 7
leguas.
08.00 hrs: Llegaron a Santa Catalina. Ahí estuvieron descansando como dos horas y
después salieron en marcha.
10.00 a 11.00 hrs: Llegan a San Francisco. El campo estaba muy fétido, de tantos cuerpos
que habían de las batallas que habían habido tiempo atrás, en las oficinas de Agua Santa,
Dibujo, Santa Catalina, San Francisco, Dolores, y San Antonio. En San Francisco y
Dolores habían sido los enfrentamientos más furiosos. Ahí estaban los campos sembrados
con la mayor cantidad de cuerpos. Estaban enterrados, pero aún así se sentía el olor fuerte a
descomposición.
12.00 hrs: Llegaron a Dolores, a unas ruquitas de terrones de salitre, con unos pedazos de
tela, que poco amparo daban para el calor. En la misma oficina había estos refugios
improvisados y en la estación. Había otros cuerpos más ese día, como los “Granaderos a
Caballo” y los “Cazadores del Desierto”, y otros.
2 de Marzo de 1880
07.30 hrs: Sale de Dolores el Batallón “Chillan” para la oficina de San Antonio.
10.00 hrs: Llegan a la oficina de San Antonio. No había chilenos. Los que había eran
extranjeros, que estaban en la fábrica de minerales de salitre.
3 de Marzo de 1880
4 de Marzo de 1880
5 de Marzo de 1880
7 de Marzo de 1880
8 de Marzo de 1880
Así lo pasaban, a media vida y haciendo guardias y avanzadas todas las noches en los
campos. Tanto frío que hacía en la noche, y en el día tanto calor.
9 de Marzo de 1880
Tantas enfermedades que aquejaba a la tropa, de todos tipos. Terciabas, disentería, diarreas
y fiebres hacían estragos en el Batallón “Chillan”, que ya había muchos enfermos y
también muertos. El soldado Hipólito Gutiérrez y su compañero Sandoval, tuvieron mucha
suerte y felicidad, ya que ninguno de los dos enfermó.
22 de Abril de 1880
Estuvieron hasta el veintitrés de Abril, sin descanso para la tropa, no más que el día
domingo que no hacían ejercicios; pero, lo empleaban en lavar la ropa blanca, para poderse
mudar la sucia, ya que no había a quién mandar a lavar.
23 de Abril de 1880
13.00 hrs: El Batallón “Chillan” abandona la oficina de San Antonio. Como a esta hora,
inicia la marcha por tierra para Pisagua.
10.00 a 11.00 hrs: Todos los enfermos se fueron con la máquina, entre ellos el soldado
Hipólito Gutiérrez, cuidando a un teniente de su Compañía, que también iba enfermo. La
máquina salió con ellos, para Pisagua, en una marcha de 18 millas.
Llegaron a un campamento que también era estación. Ahí había un Batallón que era el
“Aconcagua” Nº2. El campamento se llamaba Jazpampa, y estaba en un desfiladero que
mirar a la derecha, había una quebrada muy profunda y abajo estaba una Compañía de
“Granaderos a Caballo”.
Estuvo ahí, el Batallón “Chillan”, como media hora. Salieron luego, por unos cerros y
quebradas que daba miedo de tantas curvas a derecha e izquierda de la línea férrea, que se
temía que se desrielase la máquina. No se veían casas. Eran unos peladeros eternos, sin
árboles, sin pasto, sino que cerros, arena y piedras. Donde se veían casas, era donde había
estaciones.
Al llegar a la cumbre de una cordillera, se alcanzaba ver el mar. En ese lugar, los abismos
eran grandes, cortes encajonados y estrechos, con una peñasquería que parecía que se iba a
desbarrancar sobre el tren. Grande fue el temor cuando el tren comenzó a bajar por una
cuesta tan parada, que casi no es de creer que por ese camino baje o suba máquina alguna;
pero son máquinas dobles, dos máquinas en una.
Al bajar, los palanqueros apretaron bien las palancas, comenzando a bajar los carros a la
rastra, las ruedas por los rieles. Larga era la bajada, como de 2 leguas, y el camino tan
caracoleado, para allá y para acá, lo mismo que camino carretero; hasta que llegaron al
mismo plan del puerto de Pisagua.
16.00 hrs: Llegaron al puerto de Pisagua, los enfermos del Batallón “Chillan”.
Inmediatamente los llevaron a un Cuartel nuevo, que en esos días no más lo habían hecho.
El resto del Batallón “Chillan” se vino atrás.
24 de Abril de 1880
02.00 hrs: Llegó el resto del Batallón “Chillan”, al Cuartel en Pisagua, donde estaban los
enfermos de la misma Unidad. Caminaron toda la noche, iluminados por buena luna.
En el puerto, no lo pasaron nada de bien. En el puerto, pocas casas había todavía, ya que el
resto fue incendiado cuando Pisagua fue tomado por los chilenos. Todavía habían muchos
cuerpos botados por la calle y por la falda de los cerros, piernas, cabezas de hombres y de
mujeres, pero éstos eran enemigos, porque los chilenos estaban todos enterrados. En este
puerto estuvieron dos días.
25 de Abril de 1880
18.00 hrs: El Batallón “Chillan” se embarca para el Norte, en el transporte Itata, transporte
éste, muy lindo y limpio.
26 de Abril de 1880
01.00 hrs: Pasaron por enfrente de Arica. Iba el Batallón “Chillan” junto con el Batallón
“Atacama” Nº2.
06.00 hrs: Llegaron a la Caleta de Ite. Ahí estuvieron todo el día, esperando que se
desembarcase la Artillería, que también iba con ellos. En la Caleta de Ite había otros
cuerpos: Infantería y Caballería. Lo que faltaba era la Artillería, la que habían pasado a
dejar.
27 de Abril de 1880
10.00 a 11.00 hrs: Desembarca el Batallón “Chillan”, embarcándose otros cuerpos que
iban para la Caleta de Ite.
28 de Abril de 1880
29 de Abril de 1880
El Batallón “Chillan” permanece en Ilo de guarnición. Ahí lo pasaron bien de comida, pero
el servicio muy recargado.
30 de Abril de 1880
El Batallón “Chillan” permanece en Ilo de guarnición. El puerto era muy lindo, hermosos
trenes que corrían hasta Moquegua y Locumba.
1 de Mayo de 1880
2 de Mayo de 1880
16.00 hrs: Se embarcó el Batallón “Chillan” para el Sur, en el transporte Santa Lucía,
transporte bueno para la navegación.
22.00 hrs: Salen de Ilo para la Caleta de Ite. Anduvieron toda la noche.
3 de Mayo de 1880
12.00 hrs: Desembarca el Batallón “Chillan”. Estaba la mar algo mala, pero no hubo
novedad. En el puerto, no había más que carpas. Una casita había, pero ahí estaban los jefes
y los soldados en las carpas. En dicho lugar corría una acequia de agua dulce.
4 de Mayo de 1880
6 de Mayo de 1880
Sale de Ilo el transporte Itata, rumbo a la Caleta de Ite, pudiendo desembarcar a los
“Cazadores del Desierto”. En tierra se encontraba él “Chillan”, “Zapadores”,
“Cazadores a Caballo”, “Carabineros de Yungay” y “Granaderos a Caballo”.
7 de Mayo de 1880
8 de Mayo de 1880
9 de Mayo de 1880
Muchas calamidades pasaron en Ite, los soldados del Batallón “Chillan”, con tanto sol,
arena, y hambre. Después de que subieron la Artillería, a los ejercicios.
11 de Mayo de 1880
15 de Mayo de 1880
Salió el Batallón por un plan arenoso. Llegaron al pié de la cordillera por donde habían
subido la Artillería. Con el sol bien bajo hicieron descanso, antes de empezar a subir.
Emprendieron la marcha cerro arriba, por la arena y las piedras, ya que el cerro era bastante
pedregoso. El ascenso era bastante cansador, ya que a cada intento de ascenso, terminaban
descendiendo por la arena que cedía bajo el peso del equipo. Así iban subiendo, que no
alcanzaban a andar una cuadra sin descanso y ya se les salía el corazón por la boca a los
soldados por el esfuerzo. Con dos mudas de ropa puestas encima, que llevaba la tropa, el
calor ya los mataba de tanto sudar. No habrían subido ni la cuarta parte del cerro, cuando se
les empezó a oscurecer. Así siguieron subiendo, muertos de cansados, soldados y oficiales,
porque todos iban a pié.