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Contraluces

Paco Ayala Florenciano


Primavera de 2007

(Nostalgias en la ruta de Peña Mea-Asturies)


Mirar la naturaleza y reconocer en sus formas
las formas y sentidos de la vida.
Un árbol que quiebra sus ramas en el azul del cielo,
un cielo que se quiebra en la geometría leñosa del árbol
a contraluz
es la materia misma del devenir, su espejo más puro,
la raíz simbólica del pensamiento.

Aquella mañana, ascendiendo por las laderas de la montaña,


descubrí la naturaleza de mi azar peregrino:
ser también sombra descarnada a contraluz del cielo,
vida exangüe, existencia en letargo, espera indefinida.

Y al saberme yo también raíz y rama,


sin hojas, sin sol, sin fruto,
seguí mi ascenso hasta la cumbre buscando la luz,
la esperanza y la paz sin calma en el vasto horizonte
circundado de cordillera y a contraluz también
del infinito.

2
Siento el frío en mis venas.
He pasado media vida persiguiendo un sueño
imantado hacia el sur, empeñado en torcer
la brújula que me indica implacable el norte.
He soñado, he sufrido y he envejecido.
A mi alrededor se marchitaron las adelfas, los jazmines,
el azahar del limonero, la flor blanca del almendro…
Sembré vientos y recogí tempestades que han dejado marcas
en mi piel y en mi alma dolida y desgastada.
Hoy, aquí, en medio del verde ajado, de la nieve sin brillo,
maldigo mi propia impostura, mis naves quemadas,
y me propongo resucitar mi deseo iluso, encender
la chispa ahogada en las cenizas del olvido
y creer, de nuevo, que un día no muy lejano
regresaré al hogar de la luz, de la mar en calma,
de los aromas enervantes, del cielo diáfano
y rosicler de la tarde…

Pero antes he de arrancar de raíz


la sombra que me encadena.

Un día, sí, puede que un día…

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