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Apuntes preparados a partir del material mimeografiado elaborado por el equipo
docente de la asignatura, Javier Sanz Gozalo, Mireia Piera Carreté, Patrick
Sauvan, Francisco Ogando Serrano, Mercedes Alonso Ramos y Miguel Em-
bid Segura: Fundamentos de Ingeniería Nuclear. Madrid, 2005. Los apuntes corres-
ponden a la asignatura homónima del Plan de Estudios de 2001 de Ingeniería Industrial
de la uned.
2
Correo: narodnaia@gmail.com. Web: http://narodnaia.googlepages.com
This work is licensed under the Creative Commons
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Estructura de la materia y
formas de energía
Las reacciones químicas son los procesos en los que tiene lugar la transfor-
mación de la energía química en otra forma de energía, procesos en los que los
átomos de un sistema cambian de compañeros.
Al igual que la energía química, la energía nuclear consta de dos partes: ener-
gía cinética de los nucleones —término empleado para designar indistintamente
1. Estructura de la materia y formas de energía 5
conversion of light», Einstein usó la expresión cuanto de luz (quantum of light). La palabra
fotón (photon) la introdujo más tarde (en 1926) G.N. Lewis para referirse al mismo concepto.
6 1.5. Introducción a la mecánica relativista
Sea una partícula material sobre la que no actúan fuerzas, i.e., una partícula
libre. La mecánica relativista asocia a esta partícula dos magnitudes fundamen-
tales: la cantidad de movimiento y la energía total. Para ser consistente con los
dos postulados de partida de la teoría especial de la relatividad,2 y preservar las
leyes de conservación de la cantidad de movimiento y de la energía, Einstein
demostró que estas magnitudes han de adoptar una forma algo diferentes a la
definición clásica.
física son iguales en todos los sistemas inerciales; no existe ningún sistema inercial preferido
(principio de relatividad ); (2) la velocidad de la luz en el espacio libre (vacío) tiene el mismo
valor c en todos los sistemas inerciales (principio de constancia de la velocidad de la luz ). No
se ha encontrado aún ninguna objeción experimental a la teoría especial de la relatividad de
Einstein.
1. Estructura de la materia y formas de energía 7
Energía total Para ser consistente con las distintas hipótesis de partida, Eins-
tein obtuvo que la expresión para la energía total de una partícula material que
se mueve con velocidad v debía ser de la forma E = mc2 ; esta expresión, aten-
diendo a la ecuación (1.1), puede reescribirse de esta manera:
1
mc2 = m0 c2 + m0 c2 √ −1 . (1.2)
1 − v 2 c2
1
γ = γ(v) = q .
v2
1− c2
1 v 2 3 v 4 5 v 6
γ =1+ + + +···
2 c 8 c 16 c
8 1.5. Introducción a la mecánica relativista
Por último, merece señalarse una expresión adicional que relaciona explíci-
tamente la energía total con la cantidad de movimiento y la energía en reposo:
E 2 = p2 c2 + m20 c4 .
¿Cuáles son las posibles contribuciones a esta energía interna? Una de ellas
estará asociada a la energía traslacional de las moléculas y a la energía potencial
intermolecular. Otra es la energía asociada a los estados de vibración y rotación
y energía potencial de interacción interatómica de los núcleos dentro de las mo-
léculas. Los estados de movimiento de traslación (Et ), rotación (Er ) y vibración
(Ev ) pueden cambiar cuando el cuerpo absorbe o desprende energía calorífica.
Otra contribución a la energía interna es la asociada al movimiento y energía
potencial entre electrones y núcleo, i.e., la asociada a las distintas estructuras
electrónicas que pueden acontecer. Esta energía (que llamaremos energía elec-
trónica, Ee o química) cambia bien cuando suceden reacciones químicas, bien
cuando un átomo se excita o desexcita absorbiendo o emitiendo radiación. La
10 1.5. Introducción a la mecánica relativista
Eint = Et + Er + Ev + Ee + En ,
| {z } | {z }
EC EP
La naturaleza atómica y
nuclear de la materia
Un elemento químico es una sustancia que está formada por átomos que tie-
nen el mismo número atómico, i.e., el mismo número de protones. Los átomos
que existen en estado natural en la Tierra pertenecen a 90 elementos quími-
cos con números atómicos comprendidos entre 1 y 92. Los elementos químicos
tecnecio (43 protones) y promecio (61 protones) no existen en estado natural.
Sin embargo, se pueden crear de forma artificial, al igual que otros elementos
que contengan un número de protones superior a 92, tales como el plutonio (94
protones). Actualmente se conocen 109 elementos distintos.
La base para asignar masas atómicas es comparar las masas de los átomos
con la masa de un átomo específico que se toma como referencia. Actualmente
se toma como referencia el átomo 12 C, que es el isótopo más abundante del
carbono.
En vez de expresar la masa de los distintos átomos con las unidades habi-
tuales macroscópicas, se emplea una unidad que resulta mucho más natural. Se
trata de la unidad de masa atómica unificada, cuyo símbolo es u, y que, no obs-
tante, suele expresarse en la bibliografía como uma; se define como la doceava
parte de la masa del átomo de 12 C.
tizada—. Cuando tal sistema intercambia energía con sus alrededores, lo hace
sólo en cantidades discretas. La idea de la cuantización de la energía, que con-
tradice la teoría clásica de la física newtoniana, ha sido confirmada por toda la
experimentación realizada hasta la fecha.
M 0 = Zmp + N mn − Md0 ,
2. La naturaleza atómica y nuclear de la materia 15
donde mp y mn son las masas en reposo del protón libre y del neutrón libre,
respectivamente, y Mp0 es el defecto de masa del núcleo caracterizado por los
números A y Z. Aplicando la relación de Einstein al defecto de masa se llega
a la expresión:
A partir del estudio de cómo varía la energía de enlace media por nucleón
en función del número másico, se pueden extraer las siguientes conclusiones:
– Los valores de EAL varían de una manera irregular para núcleos ligeros
A < 20, pudiéndose destacar dos hechos: el primero es el bajo valor (1,113
MeV) por nucleón para el deuterio (2 H); el segundo es que se observa un
rápido aumento de de EAL , existiendo un máximo significativo para A = 4,
correspondiente al 4 He, de 7, 07 MeV por nucleón, y otros máximos para
A = 4n, que corresponden a los nucleidos 8 Be, 12 C, 16 O, 20 Ne.
– Para A > 20, EAL permanece en una franja bastante estrecha de energía,
entre 7,3 MeV y 8,7 MeV. A partir de A = 20, aumenta hasta llegar a un
máximo de 8,7 MeV por nucleón alrededor de A = 60 y después disminuye
lentamente hasta un valor de 7,6 MeV por nucleón para A = 240. Este
decrecimiento es más acusado para A > 150. Puesto que la masa de un
neutrón o protón, medida en unidades de energía, es de unos 931 MeV, en
una primera aproximación, se puede decir que el defecto de masa de los
9
nucleidos en la región de A < 20 es del orden de 931 , i.e., alrededor del
uno por ciento.
ejemplo, la ES del neutrón menos ligado del núcleo —llamado último neutrón—
se calcularía como:
ES = Mn + M · A−1 A
Z X − M · Z X · 931 MeV/u.
Aparte del concepto de energía de separación del último neutrón —o, co-
mo comúnmente se denomina, energía de separación del neutrón—, en Física
Nuclear también son de interés los conceptos de energía de separación de un
protón, de una partícula alfa, etc. y, en definitiva, el concepto de la energía de
separación de una partícula de un núcleo. El concepto de energía de separación
del neutrón es el más importante de ellos dentro de la Tecnología de Reactores.
Antes del nacimiento de la Física Nuclear, las dos fuerzas conocidas eran
la gravitacional y la electromagnética. Sin embargo, las propiedades conocidas
de los núcleos no se podían explicar basándose en esos dos tipos de fuerzas.
Incluso la propiedad más simple y aparente es inexplicable en función de ellas.
Todo núcleo contiene protones que se repelen entre sí electrostáticamente. Estas
fuerzas repulsivas se deben contrarrestar por una fuerza atractiva: si esto no
ocurriera, los núcleos no podrían existir como entidades estables. Obviamente,
dicha fuerza no puede ser la fuerza gravitacional, pues para un par de protones
es aproximadamente 36 órdenes de magnitud más débil que la electrostática.
fuerza nuclear fuerte es mucho más intensa que la fuerza coulombiana. Así, para
separaciones del orden de un fermio, la fuerza nuclear entre dos protones es del
orden de cincuenta veces más intensa que la repulsión coulombiana. A distan-
cias de cuatro fermios, las fuerzas fuerte y coulombiana son aproximadamente
iguales, mientras que a 25 fermios, la fuerza fuerte es ya seis órdenes de magni-
tud inferior a la coulombiana. Por otra parte, la fuerte repulsión que aparece a
distancias muy pequeñas evita el colapso total de la materia nuclear.
Radiactividad y reacciones
nucleares
– Para los nucleidos ligeros, A < 20, los nucleidos estables se agrupan en
torno a la recta N = Z. Para valores mayores de A, los nucleidos esta-
20 3.1. Estabilidad nuclear y desintegración radiactiva
Ee = Ei − Ef − EL,e ,
siendo Ei y Ef las energías de los estados inicial y final del núcleo y ELe la
energía de enlace del electrón emitido.
Hay una sola ley que gobierna todos los procesos de desintegración, sean del
tipo que sean. Esta ley establece que la probabilidad de que un núcleo dado se
desintegre en la unidad de tiempo es una constante independiente del instante
3. Radiactividad y reacciones nucleares 23
En general, esta ecuación resulta más atinada que la (3.1), dado que las tablas
de datos nucleares recogen usualmente la información relativa a los períodos de
los radionucleidos, y no de las constantes de semidesintegración.
A(t) = λN (t).
dNi
= Fuentes − Sumideros.
dt
i
X e−λj t
Ni (t) = λ1 λ2 · · · λi−1 i
(3.3)
Q
j=1 (λk − λj )
k=1
k6=j
donde ECi y ECf son las energías cinéticas inicial y final del sistema y Q repre-
senta la energía correspondiente a la diferencia entre las masas en reposo de las
partículas iniciales y finales. En todos los cálculos y tabulaciones, Q se expresa
siempre en MeV. Si Q > 0, la reacción es exoenergética. En estas reacciones hay
una cierta ganancia de energía cinética, que se traduce en una pérdida en la
masa nuclear de las partículas. Obviamente, que el proceso sea exoenergético
significa que las reacciones pueden ocurrir sin aportación de energía externa, no
que realmente ocurran de manera espontánea. Pueden existir barreras de poten-
cial que impidan la ocurrencia espontánea del proceso, el cual sólo se producirá
si se comunica al sistema inicial una cierta cantidad de energía que sirva para
activar el proceso, que una vez iniciado se desarrollará liberando una cantidad
neta positiva de energía.
Ma + M b
Eau = −Q .
Mb
dad, puesto que para las masas de la mayoría de los núcleos desnudos no se dispone de una
información lo suficientemente exacta.
3. Radiactividad y reacciones nucleares 27
Rj ∝ va [A][B].
Las reacciones sufridas por las partículas blanco B pueden ser de distinto
tipo (j, k, l, . . . ). La tasa total de reacciones que sufren las partículas B consti-
tuyentes de la sustancia blanco se puede expresar como:
Rtot = σabj + σabk + σabl + · · · Φa [B].
siendo Σabj = σabj [B] o µabj = σabj [B] según se trate de neutrones o fotones.
En la ecuación (3.7) de tasa de reacciones aparecen ahora sólo dos paráme-
tros: la sección eficaz macroscópica y el flujo. La primera totaliza la información
necesaria sobre la especie que constituye el blanco, englobándose en dicho pa-
rámetro las características nucleares del nucleido y su densidad. El flujo, a su
vez, totaliza la información sobre las partículas proyectil. Las dimensiones de
la sección eficaz macroscópica son la inversa de la longitud, y se utiliza como
unidad convencional el cm−1 .
Por último, es preciso indicar que el recorrido libre medio de una reacción
particular j es λj = Σ1j . Se cumple además que la suma de los inversos de
los recorridos libres medios de las distintas reacciones es igual al inverso del
recorrido libre medio total: λ1t = λ1j + λ1k + λ1l + · · ·
Uno de los modelos más sencillos, pero que a su vez ha permitido explicar las
características de muchas reacciones —incluida la aparición de resonancias— es
el modelo de reacción a través de núcleo compuesto. Para el caso de neutrones en
el rango energético de interés en la tecnología de fisión y fusión, prácticamente
todas las reacciones se pueden explicar mediante este modelo, propuesto por
Bohr en 1936. Se supone que el proceso de una reacción se desarrolla en dos
etapas. En la primera, el proyectil es absorbido por el núcleo blanco, dando
lugar a la formación del denominado núcleo compuesto; en el caso, por ejemplo,
de que la partícula proyectil fuera un neutrón, se tendría AZ X + n −→
A+1
Z X. En
la segunda etapa, se produce la desintegración del núcleo compuesto, que puede
tener lugar en distintas formas, cada una de ellas con distinta probabilidad.2
a + X −→ C∗ −→ b + Y .
Interacción de la radiación
con la materia
Una de las diferentes formas en que los distintos tipos de radiación se pueden
agrupar es en función de su poder de ionización; así, hablaremos de radiación
ionizante y no ionizante.
Los neutrones y los gammas no tienen carga. Estos tipos de radiación in-
teractúan con la materia en diferentes formas, pero hay una probabilidad finita
distinta de cero de que un neutrón o un rayo γ pueda atravesar cualquier espesor
de material sin experimentar ninguna interacción. Como resultado, no se puede
definir un alcance finito para neutrones y gammas. Para describir la interacción
y deposición de energía de estos dos tipos de radiación de la materia, el concepto
más adecuado es el de sección eficaz de colisión.
34 4.1. Partículas cargadas
El alcance es una cantidad promedio, dado que las partículas del mismo
tipo con la misma energía cinética en el mismo medio no se detendrán después
de haber atravesado el mismo espesor R. Los puntos de máxima penetración se
distribuyen en torno a un valor medio que es tomado como valor del alcance.
36 4.1. Partículas cargadas
energía máxima. Esta energía máxima del espectro beta, Emáx no suele sobre-
pasar, para la mayoría de los emisores β, los 5 MeV.
menta con el número atómico del elemento con el que interactúan los fotones, y
disminuye al crecer la energía de los mismos. Es el proceso predominante para
los valores intermedios de la energía de los fotones, entre 0,5–10 MeV aproxima-
damente.
W = EΦµd .
donde una fracción importante puede escapar. En los dos primeros procesos, se
acepta que toda la energía es absorbida por el medio. En realidad, en el caso
de la producción de pares esto no es completamente cierto: la energía cinética
EC = E − 1,022 MeV comunicada al par electrón-positrón siempre se deposita,
pero los 1,022 conferidos a la reacción de aniquilación pueden no depositarse en
el medio si éste es demasiado delgado. En el caso de la interacción por efecto
Crompton, la única energía depositada es la energía cinética del electrón; la
energía asociada a los fotones Crompton dispersados escapa del medio. Todas
estas consideraciones se traducen en una expresión para el coeficiente lineal de
absorción de energía que toma la forma:
ĒC C
µa = µ F E + µ + µP P , (4.2)
E
donde ĒC es la energía media del electrón Crompton. La ecuación (4.2) se
puede escribir también como µa = µF E + µC
a +µ
PP
. µC
a se denomina coeficiente
C ĒC C
lineal de absorción Crompton, µa = E µ .
La energía cinética total final es menor que la energía cinética total inicial,
diferenciándose en una cantidad igual a la energía de excitación del núcleo pro-
ducido. El núcleo producido en un proceso de dispersión inelástica normalmente
∗
emite uno o más rayos γ para alcanzar su estado fundamental: A A
Z X −→ Z X + γ.
En la mayoría de los casos, los rayos γ se emiten en un intervalo extremada-
mente corto, menor de 10−10 segundos, tras la ocurrencia de la interacción de
dispersión. En algunos casos, poco frecuentes, el núcleo producto queda en un
estado metaestable, por lo que la emisión de rayos γ puede ocurrir ya con un
período apreciable.
Esta interacción —que se denota por (n, γ), y su sección eficaz por σγ — es
exoenergética, y resulta particularmente interesante en la tecnología de reactores
nucleares por diferentes razones:
44 4.3. Interacción de los neutrones
En muchos casos, las reacciones epc son endoenergéticas. Sin embargo, algu-
nas de ellas son exoenergéticas y pueden producirse con neutrones de cualquier
energía.
Algunas de las razones por las que las reacciones epc son de interés en
ingeniería nuclear son las siguientes:
Reacciones que producen neutrones Las reacciones del tipo (n, 2n) y (n, 3n)
son endoenergéticas, dado que uno o dos neutrones, respectivamente, se extraen
del núcleo blanco. De éstas, la reacción (n, 2n) es la más probable en el rango de
E < 20 MeV. Aun en este caso, las energías umbral son bastante altas, estando
situados para la mayoría de las reacciones entre 7 y 12 MeV.
Las interacciones de los neutrones con los núcleos se pueden dividir en dos
categorías:
La sección eficaz media se define de forma tal que cuando se multiplique por el
flujo total dé como resultado la tasa de reacción de la ecuación (4.3), i.e.,
Z
R = dEΦ(E)N σi (E) = ΦΣ̄ = ΦN σ̄i ,
Fisión nuclear
Los núcleos tales como el 235 U, que pueden fisionarse con neutrones de
cualquier energía, reciben el nombre de nucleidos fisibles. A este subconjunto
de los nucleidos fisionables pertenecen también, entre otros, el 233 U, el 239 Pu y
el 241 Pu. La otra clase de nucleidos fisionables estaría constituida por aquellos
5. Fisión nuclear 51
que, al igual que el 238 U, requieren que el neutrón posea una determinada ener-
gía cinética para que se produzca su fisión. A estos nucleidos se les denomina
fisionables pero no fisibles. Dentro de esta categoría cabe mencionar, aparte del
238
U, al 232 Th. Si el núcleo blanco tiene los números A y Z de distinta paridad,
será fisible por regla general, mientras que si A y Z tienen igual paridad, el
núcleo será fisionable pero no fisible.
Dado que el proceso de fisión, para todos los elementos con aproximadamen-
te A > 90, es un proceso exoenergético, estrictamente no hay ninguna energía
neutrónica por debajo de la cual no se pueda inducir la fisión en un elemento
pesado, i.e., no existiría energía umbral. Ahora bien, cuando esta energía no es
suficiente como para producir una energía de excitación del núcleo compuesto
superior a Ea , la probabilidad de ocurrencia de la fisión es muy baja, y por lo
tanto lo mismo ocurre para su σf correspondiente. Por lo tanto, en estos ca-
sos, en lugar de verdaderos umbrales teóricos, existen umbrales prácticos, que en
consecuencia admiten una definición arbitraria; aquí admitiremos que el umbral
práctico es aquel valor de la energía por debajo del cual la sección eficaz de
fisión es menor de 0,1 barnios.
La rotura del núcleo compuesto formado puede tener lugar de maneras muy
variadas, cada una de ellas con una determinada probabilidad. Por ejemplo, la
fisión del 235 U con un neutrón de 0,025 eV se produce en más de cuarenta formas
diferentes, originándose así más de ochenta productos de fisión primarios, que
a su vez se desintegran produciéndose al final más de doscientos productos de
fisión diferentes.
Los rendimientos de fisión se han determinado con gran precisión para los
materiales fisionables más importantes. Se suele tomar como eje de abscisas
los números de masa de los distintos productos de fisión primarios del nucleido
blanco, A
Z X y por ordenadas el porcentaje en que ocurre el modo de fisión de-
5. Fisión nuclear 53
terminado que los produce. Se obtiene así una serie de puntos, los cuales, muy
aproximadamente, están situados sobre una curva continua que, en general, pre-
senta dos picos distintos, correspondientes a la emisión del fragmento ligero y
pesado. Para las ordenadas se emplea escala logarítmica, dado que los porcenta-
jes con los que se producen los diferentes modos de fisión varían enormemente.
Una característica fundamental de los productos de fisión (sean primarios o
secundarios) es que, en su mayoría, son radiactivos.
Aunque el número de neutrones diferidos no llega al uno por ciento del total
de los neutrones liberados en el conjunto total de procesos asociados a la fisión,
juegan un papel crucial en la viabilidad del control de los reactores nucleares.
Los neutrones diferidos son sólo una pequeña fracción de los neutrones que apa-
recen libres en el reactor, no emergiendo directamente de la reacción de fisión
en sí, sino como consecuencia de la desintegración radiactiva tipo emisión de
neutrón experimentada por algunos nucleidos producidos en el seno de algunas
de las cadenas de desintegraciones subsiguientes a la fisión. Un ejemplo de esto
ocurre cuando el producto de fisión 87 Br se desintegra a 87 Kp, el cual se puede
formar en un estado excitado tal que uno de sus neutrones deja de estar ligado
al núcleo, emitiéndose con una energía de aproximadamente 0,3 MeV. Es el 87 Br
54 5.5. Energía librada en la fisión: energía útil y energía total
En el caso del 235 U, su reacción de fisión libera unos 205 MeV de energía.
El 85 por ciento de la energía liberada en la fisión aparece como energía cinética
de los fragmentos de fisión. Estos fragmentos se detienen tras haber recorrido
unos 10−3 centímetros desde el lugar de la fisión, lo que sucede después de un
tiempo del orden de 10−11 segundos tras la fisión, intervalo durante el cual ceden
toda su energía cinética al medio, convirtiéndose finalmente en energía calorífica.
Aproximadamente un siete por ciento de la energía de fisión no se produce en el
instante de la fisión, sino que se va manifestando en las sucesivas desintegraciones
de las cadenas radiactivas a lo largo de un intervalo de tiempo marcado por los
períodos de semidesintegración de los miembros de dichas cadenas. La energía
producida por desintegración está compuesta de unos 8 MeV de energía cinética
de las partículas β, 7 MeV de energía de rayos γ y 12 MeV de energía cinética
de neutrinos. Los neutrinos que acompañan a la desintegración β tienen una
capacidad de interacción con la materia prácticamente nula, por lo que la energía
cinética de estas partículas escapa completamente a cualquier sistema nuclear
que se diseñe. La energía β y γ de desintegración, que representa uno 15 MeV, es
energía recuperable que se deposita en el reactor. Esta deposición se realiza de
manera diferida respecto al momento en que ocurrió la fisión. Esta energía así
depositada se denomina energía residual de modo convencional, aunque lo más
propio sería denominarla energía radiactiva. La energía cinética de los neutrones
emitidos, 5 MeV, así como la energía cinética de la radiación γ inmediata, 7 MeV,
también se deposita en el reactor. Tendríamos entonces un valor para la energía
5. Fisión nuclear 55
Como ya se comentó, del orden del siete por ciento de la potencia no desa-
parece al anularse el flujo neutrónico que induce las fisiones, sino que permanece
como residuo correspondiente a las desintegraciones. Esta potencia irá decayen-
do con el tiempo a medida que se vaya atenuando la actividad de los productos
de fisión, i.e., el número de sus desintegraciones. El no disponer de los medios
de refrigeración adecuados para extraer este calor que se deposita a causa de las
desintegraciones cuando el reactor se encuentra parado conduciría a situaciones
absolutamente inaceptables del reactor. Por lo tanto, el cálculo de la potencia
residual o radiactiva es uno de los puntos obligados en el diseño de varios de los
componentes del reactor nuclear.
Capítulo 6
ría de los neutrones nacidos de fisión, con energías del orden de 2 MeV, pierdan
prácticamente la totalidad de su energía, convirtiéndose en neutrones térmicos
—en equilibrio con el medio circundante— en el proceso de moderación.
Durante el período en el cual los neutrones tienen aún una energía muy
rápida, superior a 1 MeV, existe la posibilidad no desdeñable de que provoquen
fisión en el 238 U, que es el nucleido combustible más abundante. En lo que
resta del período de moderación, lo más significativo son las resonancias que
presentan todos los nucleidos intermedios y pesados, en especial el 238 U. Este
nucleido posee unas características muy peculiares entre los 4 eV y los 4,5 keV y
prácticamente captura cualquier neutrón que atraviese la zona de combustible
con una energía que esté dentro de una resonancia. Las capturas del 238 U son
capturas fértiles, pues producen 239 Pu. Hay que enfatizar, por último, que los
neutrones térmicos aparecen como tales en el seno del moderador, que es el
material que, en definitiva, los lleva hasta su estado de mínima energía.
6.2. Criticidad
Cuando un reactor está conformado de tal manera que se cumple este prin-
cipio de mantenimiento de la población neutrónica, se dice que funciona en
régimen estacionario y más específicamente se dice que el reactor está en estado
crítico. El concepto de criticidad y masa crítica o tamaño crítico van asociados
directamente a este estado crítico en el que la reacción en cadena se automan-
tiene, sin variación temporal de la población neutrónica.
del combustible, incluyendo las capturas del 238 U, es igual al número total de
neutrones producido por fisiones térmicas dividido por la suma total de captu-
ras más fisiones térmicas habidas en el combustible. Su valor para el 235 U es de
aproximadamente 1,68. Este parámetro, η térmico, es el que caracteriza funda-
mentalmente la capacidad multiplicativa neutrónica del combustible. Existe la
posibilidad (reducida) de inducir fisiones rápidas, que en este caso son el 2,5 %
de la multiplicación neutrónica. A esto se le denomina efecto de fisión rápida,
se caracteriza por y se define como el número total de neutrones producidos
por fisión dividido por el número total de neutrones producidos por fisiones
térmicas. En el caso del 235 U, posee un valor de aproximadamente 1,05.
Para que haya multiplicación neutrónica es necesario que los neutrones que
se absorban en el combustible produzcan un cierto número de nuevos neutrones
libres a través del proceso de fisión, proceso que se valora mediante el parámetro
η. Ahora bien, es preciso tener en cuenta que sólo una fracción de neutrones se
absorbía en el combustible respecto de todos los neutrones térmicos disponibles
en el reactor; esta fracción venía dada precisamente por el factor de utilización
térmica, f . Para producir neutrones térmicos, por otra parte, hace falta previa-
mente haber moderado los neutrones que nacieron al principio de la generación
que se está contabilizando; esto se valora a través de la probabilidad de escape a
las resonancias. Por último, es preciso tener en cuenta la probabilidad —aunque
sea pequeña— de que se produzcan fisiones rápidas que contribuyan a la multi-
plicación neutrónica; este proceso se valora mediante , factor de fisión rápida,
que posee un valor sólo un dos o un tres por ciento por encima de la unidad.
Así, resulta:
k∞ = ηf p,
expresión en la que η puede calcularse, con suficiente aproximación, simplemente
gracias a las tablas de secciones eficaces; el cálculo de f y p resulta mucho más
complicado, debido a que dependen de la configuración heterogénea en la que
se encuentren el moderador y el combustible, y algo similar puede decirse de .
Hay que recordar que no todos los neutrones producidos en las fisiones
son inmediatos, sino que algunos viven en estado fetal (dentro de los núcleos)
durante un tiempo considerablemente largo hasta que emergen como netrones
libres. En este sentido, el cómputo de duración de una generación neutrónica
o intervalo entre dos generaciones de fisiones sucesivas se tendría que hacer de
acuerdo con la ecuación:
`¯ = (1 − β)` + β(τ + `),
medio de decaimiento τ , que viene a ser del orden de los 13 segundos. A par-
tir de la expresión anterior y de los datos expuestos se aprecia que el término
debido a los neutrones inmediatos es despreciable frente al sumando debido a
los neutrones diferidos, que es aproximadamente 0,09 segundos en el caso más
usual de emplear 235 U como combustible, al que corresponde una β de 0,0065.
Así pues, el tiempo efectivo de una generación parece estar dominado por los
neutrones diferidos y resulta notablemente superior al que se había utilizado
antes, que correspondía exclusivamente a la vida media de los neutrones libres.
Este nuevo tiempo es casi cien veces superior al de dicha vida media en los
reactores de grafito-gas y de diez mil veces superior en el caso de los reactores
de agua ligera.
Esto implica que las reactividades máximas que se pueden permitir para
no traspasar el límite de período mínimo de 10 segundos se modifican sustan-
cialmente. La cota de la constante de multiplicación efectiva será prácticamente
independiente del tipo de reactor y sólo dependerá del combustible utilizado,
puesto que éste es el que caracteriza a β y a λ. En el caso del 235 U, la k máxima
permitida es de 1,009.
surized Water Reactor ; bwr, Boiling Water Reactor ; ambos tipos de reactores pertenecen a
la clase de los reactores de agua ligera, lwr (Light Water Reactor ). Más adelante se tratarán
de manera más extensa los diferentes tipos de reactores.
64 6.6. Potencia del reactor
La temperatura que puede alcanzarse en ese foco caliente está acotada por
las propiedades físico-químicas de los materiales que se utilicen. Las tempera-
turas que se alcancen dependerán de la potencia térmica que se genere y de
los procesos de extracción de calor que se desarrollen. Estos últimos dependen
básicamente del régimen de refrigeración, y de ahí que en materia de seguridad
nuclear sea fundamental mantener la refrigeración suficiente para garantizar las
temperaturas dentro del margen aceptable.
potencia de las capturas neutrónicas, que se producen el mismo tiempo que las
fisiones. Todo ello viene a reducir la cifra anterior a unos 195 MeV por fisión.
aludidas, sino que a veces hay que aplicarlo a todo un elemento de combustible, e incluso a
todo el reactor —lo que proporcionaría la densidad de potencia media de la instalación—.
66 6.6. Potencia del reactor
expresa así: R R
a V ER
Σf Φ(r, E)dEdV
E(r) = ,
V m(r)dV
donde m(r) es la densidad de combustible, que sólo será distinta de cero dentro
de la barrita de combustible.
Hay que tener en cuenta, en cualquier caso, que solamente un tres por
ciento del material combustible experimenta fisión. Se trata de un porcentaje
realmente bajo —aunque sea comercialmente rentable—, que desciende aún más
si consideramos que para fabricar un kilogramo de uranio enriquecido hacen falta
unos seis kilogramos de uranio natural.
Centrales nucleares
7.1. Introducción
En los casos de generación directa nuclear del vapor, existen dos conjuntos
de bombas: uno que realiza la circulación de condensado y otro que realiza
la recirculación del refrigerante no convertido a vapor durante su paso por el
núcleo; esta conversión, para garantizar la refrigeración adecuada de la parte
superior del reactor, no puede pasar de un cierto porcentaje de vapor en peso,
que normalmente ronda el 13 por ciento.
7. Centrales nucleares 71
El uso del carbono como moderador se debe a sus buenas propiedades neu-
trónicas, en tanto que permite ralentizar los neutrones rápidos de fisión y a su
vez captura muy pocos neutrones, por lo que no incide de manera negativa en
la economía neutrónica del reactor.
El reactor va embebido en una gran edificación que incluye también los tur-
boventiladores que sirven para mover el CO2 y mantener el caudal refrigerante.
En el circuito de refrigeración se incluye un intercambiador de calor gas-agua
en cuyo secundario se genera vapor. A partir de este vapor, las características
son sensiblemente similares a las de las centrales térmicas convencionales.
rio son distintos del ya visto. Pueden funcionar con uranio natural, aunque a
menudo emplean uranio ligeramente enriquecido, y emplean agua pesada como
moderador.
Estos canales van refrigerados también por agua pesada, aunque en este caso
no se mezcla con la que constituye la masa de moderador, pues este agua pesada
interna o próxima al combustible tiene la misión fundamental de refrigeración
y debe alcanzar una temperatura suficiente para la producción de vapor en los
generadores antedichos.
del reactor y la cobertura fértil que lo rodea, están sumidos en una gran cuba
de sodio, que circula en fase líquida realizando el recorrido primario de modo
integral dentro de la vasija. La causa fundamental de tal adopción se debe a la
búsqueda de un sistema que minimice la probabilidad de fuga de sodio y fallo
en la refrigeración del reactor. Esta modalidad de circuito primario integrado
y de mínima probabilidad de fuga puede inspirar la evolución de los reactores
de agua a presión hacia sistemas más seguros. También ha sido adoptada en los
diseños de reactores híbridos.
Aunque hay varias opciones de cara a escoger esta segunda reacción, las
alternativas más claras son la reacción de fusión deuterio-tritio (que produce un
núcleo de helio y un neutrón de 14 MeV) y la reacción de espalación, provocada
por el choque sucesivo de un protón muy rápido (varios cientos de MeV) contra
varios núcleos de un isótopo pesado, como el plomo o el 238 U. De estos choques
el protón arranca decenas de neutrones, de varios MeV cada uno.
nico, para que los reactores se distribuyan uniformemente por el reactor. Este
cambiador de calor representa un foco caliente para alimentar un ciclo de Ran-
kine, aunque el calor puede tener otras aplicaciones directas o de transformación
(desalación de agua de mar, síntesis de combustibles químicos, producción de
hidrógeno, etc.).
En la tabla (7.3) figuran una serie de datos sobre las distintas familias de
reactores citadas anteriormente; la tabla se completa con las siguientes defini-
ciones:
Para contrarrestar este efecto caben dos alternativas: o bien eliminar nu-
cleidos que capturen neutrones en abundancia —lo que supondría extraer ab-
sorbentes del reactor— o bien aumentar el contenido de nucleidos fisibles en el
reactor —lo que supondría incorporar a éste combustible fresco—. No es posible
realizar una extracción efectiva y segura de los productos de fisión (venenos neu-
trónicos) por las implicaciones radiológicas que conllevaría. Así pues, si se desea
tener capacidad para extraer un absorbente, es necesario haberlo introducido
7. Centrales nucleares 79
Algo absolutamente distinto ocurre en los reactores de agua ligera, donde los
grados de quemado alcanzados son de 30 MWd por kilogramo y las densidades
de potencia y presiones de trabajo no permiten la recarga continua con fiabilidad
y seguridad suficientes, por lo que se opta por un sistema de recarga discreta.
2 En realidad, el boro se emplea siempre como tal material, i.e., sin separación neutrónica
previa, puesto que este proceso, muy caro, no estaría justificado en absoluto desde el punto
de vista de la eficacia neutrónica de su absorbencia. El boro natural (que contiene una 19 por
ciento de 10 B), en la forma química que mejor se preste a las necesidades del tipo de reactor,
suele ser el absorbente más usado.
80 7.3. Magnitudes básicas de los reactores nucleares
238 β− β−
92 U + n −→ 239 −→ 239
92 U − −→ 239
93 Np − 94 Pu, (7.1)
232 β −
β −
90 Th + n −→ 233 −→ 233
90 Th − −→ 233
91 Pa − 92 U. (7.2)
Los reactores con razón de conversión menor que la unidad son denomina-
dos convertidores o quemadores. Normalmente esta última acepción se reserva
para aquellos en los cuales la razón de reproducción no es muy alta, del orden de
0,5. Esta denominación comprende prácticamente la totalidad de los reactores
comercializados en la actualidad. La acepción de convertidores se debería res-
tringir a los reactores que tienen razones de conversión considerablemente altas,
próximas a la unidad, aunque inferiores a ella. A esta cifra se acercan los reac-
tores de grafito-gas y los de agua pesada, aunque todavía proporcionarían cotas
más altas los reactores de gas de alta temperatura y los reactores, aun en fase
de análisis teórico, de geometría espectral, de geometría variable y similares.
Aceleradores de partículas
8.1. Introducción
Se definen antes que nada algunos conceptos que serán útiles para los epí-
grafes subsiguientes:
de las variaciones de campo que haya en una distancia del orden del radio
de la órbita. Lo que sí se desprende de las deducciones anteriores es que,
en ausencia de otras interacciones, una partícula se mantiene confinada en
un cilindro de radio R. Asimismo, y con el fin de deflectar partículas, un
campo magnético perpendicular a la trayectoria produce una curvatura de
la misma, de modo que ante un campo de magnitud constante, cada partí-
cula sigue una trayectoria circular. No obstante, partículas con diferentes
velocidades seguirán trayectorias diferentes.
En todo este proceso hay cargas negativas que entran en contacto con el
electrodo positivo, lo que, unido a las corrientes parásitas, hace que sea necesario
inyectar constantemente nuevas cargas positivas. Este proceso está soportado
por el motor de la cinta, que es el que energéticamente sostiene el proceso de
aceleración de las cargas utilizadas en el aparato.
8.3.2. Betatrón
Este modelo de acelerador fue presentado por D.W. Kerst en 1940, y tomó
su nombre por su especial adecuación para acelerar electrones o partículas beta.
El diseño es, a grandes rasgos, el de un transformador eléctrico, en el que el
secundario ha sido sustituido por un canal en el que se ha hecho el vacío y por
el que circulan las partículas aceleradas.
eléctricos que cumplen misiones diferentes, aunque ambos son generados a partir
del estímulo de las bobinas de la columna central:
Para cada vuelta que una partícula acelerada da dentro del canal, su energía
se incrementará en ∆E = q. En el proceso de aceleración, y en el régimen clá-
sico del movimiento (válido para iones pesados), la aceleración que experimenta
una partícula es a = Eqm , i.e., resulta proporcional a la relación entre carga y
masa. En un mismo tiempo de aceleración conseguirá mayor velocidad la partí-
cula que experimente mayor aceleración a causa del campo eléctrico. Y lo que
es más importante, la partícula que consiga más velocidad, logrará completar
más vueltas al circuito. Como la energía transferida por el campo eléctrico es
proporcional al número de vueltas, la cantidad de energía será mucho mayor
para las partículas que hayan completado mayor número de vueltas al circuito
de aceleración.
Por la razón anterior, los electrones adquieren mucha más energía que los
iones atómicos al ser acelerados en un betatrón. Obviamente, la velocidad de la
luz es un límite infranqueable para partículas materiales, con lo que el número de
vueltas está asimismo limitado para un tiempo dado. Esto supone asimismo un
límite para la capacidad de aceleración de estas máquinas, que para unos valores
razonables de campo magnético está cercano a los 500 MeV para electrones.
La parte curva del canal de aceleración está cubierta por sistemas de defle-
xión del haz. Una ventaja fundamental del sincrotrón frente al ciclotrón es que,
al poseer una órbita cerrada de aceleración, los campos magnéticos se ciernen a
unas extensiones mucho menores. Mediante el uso de sincrotrones, se ha llegado
en varios casos a energías de aceleración de cientos de GeV, e incluso de TeV.
Por supuesto, en ese rango de energía los efectos relativistas son apreciables
no sólo para electrones sino incluso para iones. Con esos valores de energía, la
emisión de la mencionada radiación de sincrotrón vuelve a ser una limitación.
En todos los elementos de curvatura del haz hay una fuerte emisión, lo que
pone un límite superior a la energía máxima que puede emitir un acelerador.
Dicho límite teórico se alcanza cuando la energía comunicada en la sección de
aceleración iguala a las pérdidas por radiación de sincrotrón. Puesto que dicho
límite teórico varía con la raíz cuarta del radio de curvatura, ello ha llevado a
la construcción de enormes sincrotrones, de kilómetros de extensión.
Aplicaciones médicas de
radionucleidos y radiaciones
ionizantes
9.1. Introducción
En medicina, las radiaciones ionizantes han sido utilizadas desde los prime-
ros descubrimientos de la radiactividad, aunque los estudios sobre sus efectos
han ido aportando más y más conocimientos para su aplicación médica. Las
radiaciones ionizantes poseen un cierto poder de penetración en la materia viva,
causando, en principio, imperceptibles daños estructurales en la misma. Esta
propiedad es la fundamental para disponer de un método de actuación en el in-
terior de los cuerpos vivos, evitando en lo posible las técnicas invasivas (cirugía)
que tengan más complicaciones desde el punto de vista médico.
con una exposición excesiva a la radiación, existen otros efectos a más largo
plazo. Los efectos globales que la irradiación puede provocar en un ser vivo
pueden, así, dividirse en dos categorías:
9.3.1. Rayos X
– Captura electrónica por parte del núcleo: la función de onda de los electro-
nes más internos de un átomo no es despreciable en la región ocupada por
el núcleo. Esto hace que algunos isótopos presenten el proceso de captura
electrónica, por lo que un electrón interno es absorbido por el núcleo. Al
quedar un hueco libre en un nivel interno, los electrones superiores tien-
den espontáneamente a ocuparlo, emitiendo en la transición radiación que
puede caer en el rango de los rayos X.
En un caso real, se superponen los dos tipos anteriores de espectro. Por una
parte, el correspondiente a las transiciones electrónicas de los niveles del átomo
en cuestión, que depende del material del que esté constituido el átomo. Por
otra parte, se tiene el continuo correspondiente a la radiación de frenado, que
sigue una distribución continua dependiente del potencial aplicado para acelerar
los electrones. El espectro tiene un valor mínimo correspondiente a la máxima
hc
energía λmín = eV .
En el caso de impresión directa, las placas tienen que estar diseñadas para
la dosis de radiación x, que es mucho más intensa que la luz visible. Teniendo
en cuenta la sensibilidad de la placa radiográfica y la intensidad de radiación,
se calcula el tiempo de exposición. Lo que se busca es hacer trabajar a la placa
en el rango donde presente una mayor sensibilidad, i.e., donde las variaciones
de intensidad se reflejen en cambios de tonalidad más fuertes.
La tac fue desarrollada por primera vez en 1972 por Godfrey Newbold
Honusfield. El funcionamiento de la máquina se basaba en el estudio de una
106 9.3. Aplicaciones médicas de diagnóstico
Uno de los problemas del tac original era el alto tiempo de exploración,
que superaba, para un estudio abdominal, la media hora. Esta situación ha
sido mejorada empleando detectores ccd de respuesta más rápida, detectores
en matriz de múltiples filas, detectores de menor tamaño y, finalmente, tac
helicoidal. En este último el cabezal del tac gira a la misma velocidad a la que
se desplaza axialmente, describiendo un forma de hélice. Esto acorta el tiempo
del estudio, al combinar los datos recogidos por las diferentes filas de detectores.
El uso de los estudios tac, como todos aquellos en los que intervienen
radiaciones ionizantes, no está exento de riesgos radiológicos: en un estudio
abdominal la dosis de radiación puede llevar a ser 500 veces mayor que en una
radiografía de tórax.
cubrió que la respuesta a esta técnica en las zonas tumorales era diferente a la
del tejido sano. Es entonces cuando esta técnica entró dentro de las prácticas
de diagnóstico del tipo tomografía.
Hay que resaltar de nuevo que no todos los materiales son susceptibles de
sufrir esta interacción con el campo magnético. Sólo aquellos que tengan un
valor resultante de espín protónico o neutrónico pueden hacerlo. Estos núcleos
suelen tener valores impares de número atómico o másico. No obstante, dentro de
esta categoría se encuentran elementos presentes en el cuerpo humano, como el
hidrógeno. Los elementos que responden a la rmn son de bajo número atómico,
ya que en e caso de alto Z, el momento magnético electrónico apantalla al núcleo,
con lo que no responde a los estímulos externos.
Aun con dichas técnicas, por cada lectura existirá toda una zona unidimen-
sional, con lo que la segunda parte del anterior proceso hay que repetirla con
diferentes direcciones del gradiente siempre perpendiculares al campo magnéti-
co. De un modo rotativo, como se realizaba en el tac, se obtienen datos de la
composición desde diferentes perspectivas, lo que convenientemente combinado
da una representación tridimensional de la composición del material o sujeto.
Hay que subrayar nuevamente la complejidad del conjunto de algoritmos com-
putacionales que convierten los datos de los detectores en valores del espacio
físico. En este caso, son de especial importancia las transformadas de Fourier
que descomponen las señales recogidas por los detectores en las innumerables
zonas que emiten con frecuencias diferentes según una onda que decae con el
tiempo.
Los principales isótopos que utilizados, que cumplen estas propiedades, son
18
Fe, 11 C, 13 N y 15 O, siendo el primero el más utilizado. La producción de todos
estos isótopos de corta vida se realiza en aceleradores de partículas. Teniendo
en cuenta la corta vida media de los isótopos, el transporte desde el acelerador
hasta la unidad pet debe hacerse con gran celeridad, y limita el radio útil de
suministro de un acelerador. Cada acelerador, no obstante, tiene capacidad para
cubrir las necesidades de varias unidades pet que estén suficientemente cerca.
El isótopo más comúnmente utilizado en la técnica pet es el 18 F introducido en
una molécula de fluordesoxiglucosa (fdg). Mediante el seguimiento del consumo
de glucosa en el cuerpo se conocen las zonas afectadas de cáncer, que presentan
un consumo muy superior a lo normal.
Para tener una buena resolución espacial, el anillo de detectores debe estar
compuesto por una gran cantidad de ellos, de pequeñas dimensiones, para poder
localizar con precisión la línea que han seguido los fotones hasta los detectores.
Dichos detectores deben ser de muy pequeño tamaño y del alta precisión tem-
poral. El método de detección de la radiación γ se basa en su conversión a luz
9. Aplicaciones médicas de radionucleidos y radiaciones ionizantes 111
por cristales especiales que están unidos a tubos fotomultiplicadores. Hasta hace
pocos años se utilizaba para los cristales conversores el germanato de bismuto
(bgo). Actualmente, la técnica ha avanzado con el ortosilicato de lutecio (lso),
que permite cristales más pequeños (de 4 × 4 mm2 ), con un funcionamiento más
rápido que permite un mayor número de medidas en una exposición. No obs-
tante, la precisión espacial de la técnica pet está limitada por el recorrido libre
medio de los positrones en el cuerpo. Este recorrido medio actúa como incerti-
dumbre insalvable de la posición donde se produjo la desintegración y aparición
del positrón.
Esta técnica de terapia, tan antigua como el uso médico de las radiaciones,
se basa en la exposición controlada de un paciente a una fuente intensa de 60 Co.
El 60 Co es un metal con una actividad específica aproximada de 1100 Ci/g. Es
emisor de radiación β y γ, teniendo la radiación γ energía en torno a 1 MeV. Se
trata, por tanto, de un material cuyo manejo es extremadamente peligroso.
– La pieza de cobalto debe ser renovada cada cierto tiempo, en torno a los
diez años, debido al decaimiento exponencial de su actividad. Esa pieza,
aunque inútil para radioterapia, sigue teniendo una actividad suficiente
para ser considerada muy peligrosa. Han ocurrido ya conocidos acciden-
tes en México y Brasil, donde fuentes de cobalto usadas han acabado en
vertederos.
Usos y producción
industrial de radionucleidos
y radiaciones ionizantes
10.1. Introducción
10.3. Esterilización
– Sangre: se irradia con dosis del orden de 20 Gy, para no dañar las propie-
dades de las células sanguíneas. Se busca reducir o activar los linfocitos
de la sangre para reducir las posibilidades de rechazo en el receptor.
Existen casos en los que basta con una esterilización superficial, mientras
que, en otros, es necesario que la radiación penetre a una cierta profundidad.
En función del grado de esterilización requerido, pueden emplearse diferentes
tipos de radiación:
pertenece a la misma lógica biocida que impregna el tratamiento de los alimentos con agrotó-
xicos, según la cual es esencial que en el nivel microbiano reine la paz de los cementerios. En
segundo lugar, la irradiación, teniendo en cuenta la mutabilidad de muchos microorganismos
—entre ellos, las bacterias— puede fácilmente traer como consecuencia la rápida aparición de
cepas ultrarresistentes a la propia irradiación; esta dinámica es ya habitual debido al uso de
antibióticos y agrotóxicos, lo que obliga a emplear químicos cada vez más devastadores y en
mayores cantidades. En tercer lugar, el carácter altamente mutágeno de la irradiación puede
generar bacterias que, además de ser resistentes a ella, sean patógenas y desconocidas, y gene-
rar enfermedades mucho peores que las que se intentan erradicar con el biocidio. Finalmente,
¿qué empresas procesadoras se permitirán la complejidad tecnológica que exigen las técnicas
de irradiación y los estudios que van asociados a ella? Al igual que ha ocurrido con la mayor
parte de los «avances tecnológicos» en el terreno agrícola y alimentario, la propuesta de los
alimentos irradiados será un nuevo operador de la centralización del capital en el sector.—Nota
de M.M.
10. Usos y producción industrial de radionucleidos 121
Con las expresiones anteriores se puede tener una idea inicial de cómo va-
riará la impresión de imagen en la placa en función de las irregularidades del
material radiografiado. Teniendo en cuenta que los detectores suelen tener una
122 10.4. Ensayos no destructivos
10.4.1. Neutrografía
Los sistemas que se van a tratar en este epígrafe convierten la energía ra-
diada por sustancias radiactivas en alguna forma de energía aprovechable, ge-
neralmente eléctrica. El principal atractivo de este sistema es su escasa o nula
necesidad de mantenimiento, lo cual posibilita aplicaciones en campos como el
espacial. La liberación de energía nuclear por la sustancia radiactiva está ga-
rantizada en cantidad suficiente durante un tiempo dependiente del período de
semidesintegración de la sustancia utilizada.
Sistemas de detección y
medida de la radiación
11.1. Introducción
– Zona a. Si se aplica una tensión baja entre los electrodos, existe una alta
probabilidad de que las cargas eléctricas se recombinen antes de llegar a
ellos y por tanto la amplitud del pulso de intensidad se vea reducida.
– Zona b. A partir de una cierta tensión, todas las cargas eléctricas produ-
cidas por ionización primaria son recogidas en los electrodos. Desde esa
tensión en adelante se tiene una meseta en la curva de intensidad, ya que
el efecto que se consigue al aumentar la tensión es acelerar más las cargas
pero no aumentar su número.
– Zona c. A partir de un cierto valor de la tensión, la amplitud de los pulsos
de intensidad vuelve a crecer de modo muy apreciable. Esto es debido a
que las cargas de ionización primaria, al ser aceleradas bruscamente hacia
los electrodos, chocan con los átomos del gas de relleno hasta producir una
ionización. Estas nuevas cargas son denominadas ionización secundaria, y
su magnitud crece en proporción a la tensión de alimentación del circuito.
Tensiones más altas llevan a cascadas de corriente, en las que incluso
la propia ionización secundaria se realimenta al generar más iones por
choque con los átomos del medio. La respuesta obtenida como impulso de
corriente es proporcional a la ionización primaria con una constante de
proporcionalidad denominada factor de amplificación del gas.
– Zona d. Cuando la tensión se hace muy elevada, las cargas secundarias
11. Sistemas de detección y medida de la radiación 129
– Detectores de helio-3. Este material reacciona con neutrones para dar co-
mo productos un núcleo de 1 H y otro de 3 H. En función del tamaño del
detector y de la presión del gas de llenado, se detectarán una o las dos
partículas. Se suele utilizar helio presurizado para favorecer la detección de
ambas, al aumentar la masa de gas que deben atravesar para escapar del
detector. Estos detectores tienen más sensibilidad que los de boro, sobre
todo para neutrones de energía.
– Puede emplearse un campo externo del mismo modo que se realiza en las
cámaras de ionización. En el caso de semiconductores sólidos, la tensión
necesaria para recoger las cargas generadas es muy elevada. Tanto que
produce asimismo unas corrientes parásitas debidas los pocos electrones
que, únicamente por la agitación térmica, logran pasar a la banda de
conducción. Este sistema apenas se emplea en la práctica.
por otra (zona p), se logra realizar la llamada unión p-n. En esas condicio-
nes, en el estado de equilibrio existen en una parte de la unión electrones
con capacidad de movimiento y en la otra huecos también móviles. En
la zona dopada con portadores n, algunos de los electrones se habrán di-
fundido a la zona p, dando lugar a una carga neta positiva. En la zona p
ocurrirá exactamente lo contrario, al haber aceptado electrones de la zona
n para cubrir sus huecos. Eso le conferirá carga neta negativa.
En las uniones p-n se forma espontáneamente una diferencia de potencial
en la situación de equilibrio. Esa misma diferencia de potencial puede
ampliarse aplicando una tensión externa que amplificará las desviaciones
de carga.
Se denomina zona de carga especial a la región en la que existe un campo
eléctrico en la situación de equilibrio. A diferencia del caso de semiconduc-
tor homogéneo sin dopar, en este caso esa zona central es la única en la
que existe campo eléctrico, con lo que no se darán corrientes parásitas por
la presencia de electrones en la banda de conducción fuera de esa zona.
El espesor de la zona de carga varía en los detectores desde decenas de
micras hasta milímetros para tensiones del orden de los centenares de vol-
tios. La concentración de una diferencia de potencial en una zona espacial
tan estrecha produce un campo eléctrico intenso, suficiente para arrastrar
las posibles cargas libres que se produzcan en la zona. Esas cargas libres
pueden provenir, por ejemplo, de la interacción de radiación incidente con
los átomos del material. El principal defecto de este diseño es la pequeña
extensión de la zona de carga, única zona sensible a la llegada de radiación.
Sin embargo, mediante la adición de litio, especie atómica de pequeño ra-
dio que se difunde con facilidad en la red cristalina, se puede extender la
extensión de la zona de carga hasta el centímetro, valor suficiente para
detener totalmente las partículas α habituales.
Este tipo de sistemas se utilizan también para los sistemas de visión noc-
turna, que también convierten la luz en un pulso eléctrico, lo amplifican y lo
hacen incidir sobre una pantalla de fósforo que, de ese modo, emite luz.
El dosímetro tld consta de una pieza cuadrada y fina de unos pocos milí-
metros de lado, compuesta de LiF u otro material con las mismas propiedades.
Dicho material base debe estar protegido, con lo que está recubierto de una capa
plástica de protección pegada a un soporte metálico con capacidad para uno o
varios cristales. Todo el conjunto está encerrado en una cápsula de plástico en
forma de tarjeta. Esta envoltura puede tener diferentes filtros para los diferentes
cristales que contenga, de modo que no sólo se tengan datos de la dosis global
sino posibilidad de distinguir entre β y γ. Las lecturas obtenidas a partir de
este tipo de dosímetros no son muy precisas, debido a las irregularidades de los
cristales, soportes, proceso de lectura, etc.
11. Sistemas de detección y medida de la radiación 135
Protección radiológica
12.1. Introducción
Sin embargo, la mayor contribución a la dosis media recibida por los habi-
tantes del planeta procede la propia Tierra. En el subsuelo hay grandes canti-
dades de uranio, torio y otros elementos radiactivos que impregnan de radiacti-
vidad todo lo que se halla sobre el planeta, incluido nuestro propio organismo.
Así, se reciben cada hora unos 200 000 000 de rayos γ procedentes del suelo y
de los materiales de construcción, que causan un veinte por ciento de la dosis
1 Así, a diez kilómetros de altitud se reciben en promedio 5 mSv al año, mientras que a 600
Por último, hay que indicar que no sólo las centrales nucleares liberan ra-
diactividad al medio ambiente, sino que también lo hacen otras formas de pro-
ducción de energía eléctrica, por ejemplo la combustión del carbón. La dosis
recibida en promedio por causa de la energía nuclear entre la población de Es-
paña es inferior a 0,001 mSv, similar a la estimada para el promedio mundial,
aunque un pequeño número de personas, en el entorno próximo a las centrales
nucleares, pueden recibir dosis mayores, que en todo caso no superan los 0,01
mSv anuales. La dosis media anual recibida en España es de 3,71 mSv.
140 12.3. Unidades de dosis de radiación
– Limitar el tiempo que una persona puede permanecer dentro de una zona
de radiación, para reducir la dosis recibida.
Así, resulta que los materiales radiactivos pueden ser tratados de tres modos:
retención, confinamiento y dispersión. A su vez, la exposición a la radiación
puede limitarse mediante métodos que impliquen distancia, blindaje y tiempo.
– Edad del grupo de riesgo: bebé (de 0 a 1 años), niño (de 1 a 11 años),
adolescente (de 11 a 17 años) y adulto (mayor de 17 años); como es sabido,
la radiosensibilidad varía con la edad.
Seguridad de instalaciones
nucleares y radiactivas
13.1. Introducción
sobre esta base se diseñaron los sistemas de prevención y mitigación de las con-
secuencias de tales accidentes. Si en el peor de los casos los daños resultaban
menores que los tolerables, se concluía que la central era segura.
La seguridad nuclear tiene por objeto analizar las situaciones que podrían
poner en duda el confinamiento de los productos radiactivos y asegurar que
las medidas tomadas permiten hacerles frente de forma eficaz. Estas situacio-
nes son múltiples. Si se centra la atención en la primera barrera —la vaina del
combustible—, está claro que el confinamiento se mantiene mientras se manten-
ga el equilibrio entre la energía desprendida por la fisión nuclear y la energía
extraída por el circuito de refrigeración. Se perderá la integridad de esta prime-
ra barrera si se produce un desequilibrio entre la producción y la extracción de
energía.
Una central será segura si, frente a todo fallo y toda agresión, puede disponer
de líneas de defensa suficientemente fuertes. Aquí, la fuerza es el resultado no
sólo de la calidad de las disposiciones tomadas, sino también de la acumulación
racional de estas disposiciones. Se parte del principio de que todo dispositivo de
seguridad es vulnerable y debe ser sustituido o protegido por otro dispositivo.
Con las líneas de defensa ocurre lo mismo: cada línea reduce la probabilidad
de ocurrencia y/o la gravedad del accidente, y su apilamiento en profundidad
permite alcanzar un nivel de riesgo suficientemente bajo para ser considerado
aceptable. La seguridad de nuclear se construye sobre este concepto de defensa
en profundidad, en el que la central está protegida por líneas de defensa sucesivas.
Examinemos con más detalle las tres condiciones que hay que respetar para
conseguir una central segura:
150 13.3. La seguridad en el diseño
hacia la vasija o el circuito primario del reactor. Por tanto, hace falta ga-
rantizar permanentemente, en toda circunstancia, la extracción del calor
producido en el combustible.
Esta regla es válida también cuando el reactor está parado. En Three Mile
Island, cuando se produjeron los fallos que originaron el accidente, las se-
guridades de la central funcionaron y pararon la instalación. Cuando esto
ocurre, la central deja de suministrar energía eléctrica a la red, de forma
casi instantánea. Pero ello no elimina la necesidad de seguir refrigerando
el núcleo, puesto que las radiaciones emitidas por los productos de fisión
desprenden calor. Hace falta extraerlo, y hacerlo además durante varias
horas, días o incluso varios meses después de la parada del reactor. Na-
turalmente, puesto que la radiactividad es un fenómeno que decrece con
el tiempo, el calor que hay que extraer decrecerá igualmente de manera
bastante rápida: al cabo de un segundo, no representa más que el siete por
ciento de la potencia nominal. Pero si la refrigeración no es proporcional
a la potencia residual, el combustible se calentará y tarde o temprano la
vaina que confina los productos peligrosos perderá su integridad. Eso es
lo que sucedió en Three Mile Island cuando por error los responsables de
la central detuvieron la refrigeración de emergencia.
Los sistemas de seguridad Tanto para controlar la potencia como para man-
tener la refrigeración y controlar las consecuencias de un eventual accidente, se
pueden utilizar tres tipos de sistemas de seguridad siguiendo diversas combina-
ciones para proteger un reactor. Los primeros recurren a características llamadas
intrínsecas; los segundos se denominan, respectivamente, sistemas activos y sis-
temas pasivos.
un ordenador consagrado sólo a esa función. Sin embargo, el operador debe con-
tinuar siendo capaz de parar rápidamente el reactor si es necesario; debe ser
capaz de reconocer cualquier condición anormal de explotación y de reaccionar
eficazmente, añadiendo de esta forma una redundancia adicional a la protección
y dando preferencia a la seguridad en relación con la producción si es necesario.
– Conocer las condiciones que deben respetar en operación normal todos los
sistemas importantes para la seguridad.
– Reconocer, con ayuda de los medios de control puestos a su disposición,
las situaciones anormales que pueden ocurrir de improviso, e identificar su
importancia para la seguridad.
– Saber cómo puede restablecer las condiciones seguras de explotación en
caso de anormalidad.
– Pedir rápidamente ayuda si no puede restablecer él mismo la situación.
Hasta el accidente de Three Mile Island, parecía que, a partir del momento
el que se había diseñado una instalación, nada grave podía pasarle. Se pedía
simplemente a los explotadores que siguieran al pie de la letra las especificacio-
nes de los constructores, que no cubrían más que ciertas situaciones. En Three
Mile Island, en abril de 1979, cuando una mala maniobra en el circuito auxiliar
provocó automáticamente la parada de la central, todas las disposiciones toma-
das en el momento del diseño funcionaron como estaba previsto. El error radicó
en la decisión de poner fuera de servicio los sistemas de seguridad diseñados por
los proyectistas. Se produjo así la parada manual de los sistemas de emergencia,
que habían arrancado automáticamente y que enviaban el agua a la vasija. Ésta
se vació progresivamente y el combustible se fundió bajo el efecto de la potencia
residual. El recinto de contención, afortunadamente, desempeñó su papel y no
hubo consecuencias para la salud de las personas ni para el medio ambiente.
Los residuos radiactivos Al final del ciclo nuclear, como en cualquier actividad,
queda un cierto desecho que ya no se puede reciclar o utilizar en una actividad
de otra naturaleza; es, por definición, un residuo. En el ciclo del combustible
nuclear, estos residuos son radiactivos. Su radiactividad puede ser natural si nos
situamos al principio del ciclo: tal es el caso de los residuos de la minería de
uranio. Pero si nos situamos al final del mismo, los residuos incluirán elementos
que no existen en la naturaleza y que se habrán creado como consecuencia de
la producción de energía por fisión nuclear.
Los recursos del organismo regulador son suficientes para permitirle cumplir
sus funciones sin que las fechas de construcción y la producción de energía se
vean afectadas, salvo cuando esto se justifica por razones de seguridad. El orga-
nismo regulador tiene a su disposición especialistas en una gama suficientemente
amplia de competencias nucleares. Para cumplir correctamente sus funciones, se
crean los poderes reglamentarios necesarios y el libre acceso a las instalaciones
y a toda la información útil que tenga el organismo explotador.
De todos los textos americanos, los primeros que establecieron las normas
y procedimientos de seguridad, especificaban que cada instalación debería re-
cibir una autorización, y que esta autorización se otorgaría si los promotores
demostraban que su explotación no presentaba un riesgo undue o inacceptable.
Este objetivo se ha tratado en forma pragmática. Sin duda, se sabía que un
accidente grave que pusiera en peligro la vida de un gran número de personas
era inaceptable. Después de haber previsto instalar las centrales únicamente en
los desiertos, se ha preferido la solución —más eficaz desde el punto de vista
industrial— del recinto de contención. A medida que se ha ido avanzando en los
conocimientos, se han multiplicado los sistemas de seguridad para llegar a una
situación en la que un accidente grave no sería creíble, plausible o verosímil.
– Si el peligro es probable, hace falta que sus consecuencias sean muy pe-
queñas; si se trata de un daño permanente, éste debe ser siempre inferior
a los límites sanitarios u otros.
– Si se trata de un riesgo de accidente con una probabilidad de ocurrencia
que pueda ser más o menos elevada, las consecuencias deben ser tanto
menores cuanto más probable sea el accidente.
Para evaluar la gravedad relativa de los sucesos que pueden tener lugar
en las instalaciones nucleares, los diversos países han optado por criterios que
tienen en cuenta los aspectos perjudiciales para las personas, la propiedad y el
medio ambiente. Con objeto de disponer de un sistema de evaluación común,
se ha propuesto la utilización de una Escala Internacional de Eventos Nucleares
(ines), consistente en una clasificación de los eventos según su potencial para
causar daño a las personas y sus bienes, de acuerdo con criterios preestablecidos
como la degradación de la defensa en profundidad y las consecuencias dentro y
fuera del emplazamiento.
alivio del presionador se bloqueó y quedó abierta, hecho del que los operadores
no se dieron cuenta hasta pasadas dos horas. Entonces ya se había liberado una
gran cantidad de refrigerante, llenando el quench tank y causando la rotura del
disco de ruptura del tanque. El agua de refrigeración, que tenía cierta radiacti-
vidad, se derramó por el recinto de contención, llegando al sumidero. Mientras
tanto, la presión dentro del reactor seguía disminuyendo. Al alcanzar los 1600
psi, el sistema de refrigeración de emergencia del núcleo (eccs) actuó como era
de esperar: las bombas de alta presión inyectaron agua de suministro en la vasija
del reactor.
– En el área del diseño, no debería haber sido posible que se bombeara agua
radiactiva fuera del edificio de contención sin darlo a conocer a nadie. Tam-
bién debería haber habido instrumentación para permitir a los operadores
el conocimiento completo del estado del sistema termohidráulico.
La secuencia del accidente fue revelada en agosto de 1986 por la Unión So-
viética en una reunión en Viena solicitada por la iaea. Se estaba haciendo un
experimento en relación con el funcionamiento del abastecimiento de electrici-
dad a los equipos del reactor en situaciones de emergencia. Como en todos los
reactores, si se interrumpe el suministro de la red eléctrica, se dispone de gene-
radores Diesel de emergencia. Sin embargo, para cubrir el lapso de tiempo hasta
el arranque de los equipos Diesel, es deseable la existencia de un suministro
auxiliar.
refrigerante casi a la ebullición. Para prevenir disparos del circuito y así permitir
la continuación del experimento, se desconectaron varios sistemas de seguridad.
Posteriormente, cuando el flujo de refrigerante se redujo, se crearon burbujas de
vapor («huecos»). En este punto, el defecto fatal en el diseño del reactor rmbk
hizo el resto.
Del contenido radiactivo del núcleo, se estima que se liberaron: un tres por
ciento de elementos transuránidos, un trece por ciento de 137 Cs, un veinte por
ciento de 131 I y todos los gases nobles. La liberación total fue de unos ochenta
megacurios de actividad. Se han hecho estimaciones de exposición de las perso-
nas en varios lugares. Un total de 203 trabajadores, bomberos y trabajadores de
emergencia fueron hospitalizados a causa de la radiación, de los cuales 31 mu-
rieron. Sus exposiciones oscilan entre los 100 y los 1 500 rem. Miles de personas
fueron evacuadas, muchas de las cuales con carácter definitivo. Un total de 135
000 personas fueron evacuadas en un radio de treinta kilómetros, incluyendo 45
000 en la ciudad de Pripyat. La mayoría de las personas de la zona de evacuación
recibieron dosis por debajo de 25 rem. Usando la dosis estimada total de 1,6
millones de personas-rem, se predeciría un incremento de las muertes por cáncer
13. Seguridad de instalaciones nucleares y radiactivas 171
durante los próximos setenta años de un dos por ciento. La exposición fuera de
la Unión Soviética fue considerablemente menor, siendo sólo varias veces el valor
de la radiación natural de fondo.
Gestión de residuos
radiactivos
Los residuos de baja y media actividad (rbma) son los que contienen emi-
sores β o γ con períodos de semidesintegración inferiores a treinta años; no son
generadores de calor por efecto de desintegración, ya que su radiactividad espe-
cífica es baja; su concentración en emisores α —de larga vida— es inferior a 0,01
Ci por tonelada (0,37 Gbq/t). Estos residuos, transcurridos 300 años, reducirán
su actividad hasta tal punto que, desde ese momento, las dosis derivadas de las
mismas son inferiores a las correspondientes al fondo natural, ya que se partía
de valores iniciales bajos.
Los residuos radiactivos de alta actividad (raa) son los que contienen emi-
sores α de vida larga, con período de semidesintegración superior a treinta años,
en concentraciones apreciables por encima de 0,01 Ci por tonelada. Son gene-
radores de calor por efecto de la desintegración radiactiva, ya que su activi-
dad específica es elevada. Estos residuos contienen los productos de fisión y los
elementos transuránidos generados durante el quemado del combustible en el
reactor, así como el uranio no consumido —considerando el caso más general de
no reelaboración del combustible gastado—.
La mena de uranio contiene muy poca cantidad del elemento uranio, en-
torno a un 0,1 por ciento en peso. Este mineral se somete a un tratamiento
mecánico y químico en una fábrica de concentrado y se transforma en un óxido
de uranio: U 3 O 8 ; en inglés se le llama yellowcake por su característico aspecto
de pasta amarilla. En este proceso se genera una gran cantidad de residuos que
contienen fundamentalmente 22 Ra —con un período de semidesintegración de
1522 años—, 222 Rn —3,82 días— e isótopos del polonio, todos ellos provenientes
de la desintegración del uranio. Estos residuos se apilan cerca de la fábrica de
concentrado, siguiendo un tratamiento diferente al del resto de los residuos ra-
diactivos, que consiste en una cubierta con distintas capas de tierra para reducir
la liberación de gas radón y así prevenir una excesiva contaminación del aire.
– Plutonio, que, mezclado con uranio, ambos en forma de óxidos, puede usar-
se como combustible de óxidos mixtos o mox (Mixed Oxide) en reactores
178 14.3. La generación de residuos radiactivos
adaptados para ello. En las fábricas de combustible mox hace falta una
protección más exhaustiva a los trabajadores debido al riesgo de exposición
al plutonio.
– El resto son productos de fisión y actínidos, que son residuos de alta ac-
tividad, excepto en el caso de algunos nucleidos que, por su interés, se
extraen previamente al vitrificado final.
La citada normativa contempla, entre otros aspectos, los ensayos a los que
deben ser sometidos los bultos —resistencia a la caída, al calor, estanqueidad,
etc.—, los controles radiológicos a realizar sobre el material, el etiquetado de
la carga para su expedición, etcétera. También regula la formación de los con-
ductores, el equipamiento de los vehículos, la documentación preceptiva que
acompañará al transporte y las medidas de seguridad que deberán ponerse en
marcha en caso de accidente.
– El bidón de confinamiento donde están situados los residuos, que han sido
previamente inmovilizados y que verifican unos criterios de aceptación
para su almacenamiento.
– Estar situado por encima del nivel más alto que puedan alcanzar las aguas
subterráneas (nivel freático).
– Estar protegido de las aguas superficiales (lluvia, etc.) por una cobertura
impermeable.
A lo largo del denominado ciclo del combustible nuclear, aparecen todos los
residuos radiactivos que tienen su origen en la producción de energía nucleoe-
léctrica. El combustible gastado para el ciclo abierto y los residuos de reproce-
samiento para el caso de ciclo cerrado son los residuos de alta actividad que se
generan.
resuelto» es mucho decir. En España, sin ir más lejos, algunas de las zonas graníticas —el
granito es la principal propuesta de cara al agp— más importantes (en Galicia, por ejemplo),
están asocidas a una presencia significativa de sismicidad. El granito, además, es una roca
plutónica, que tiene su origen en la actividad volcánica; ahora bien, como es sabido, el vulca-
nismo se presenta mayoritariamente en zonas de unión entre unas placas y otras. ¿Cómo se
puede afirmar rotundamente que durante decenas o centenares de miles de años, tales forma-
ciones rocosas van a seguir siendo «estables». Pero hay más. El agp supone, una vez sellado
el confimaniento geológico, un absoluto desentendimiento de los residuos, no sólo tecnológico,
sino también jurídico y ético. ¿Cómo puede la industria nuclear hablar entonces de Desarrollo
Sostenible, cuando el núcleo central de este concepto radica en legar a las generaciones futuras
un entorno que no comprometa en lo más mínimo su capacidad de supervivencia y desarrollo?
La propuesta de almacenamiento superficial de los residuos que hoy en día tenemos parece, en
principio, mucho más sensata: al menos así se puede detectar qué ocurre en los alrededores del
confinamiento, analizar las aguas subterráneas de los acuíferos situados bajo el mismo, etc.
Más aún, esa propuesta permite pasar de una «lógica de certezas» («el agp es seguro y no va a
pasar nada») a una «ética de la interrogación» («desconocemos mucho acerca de la naturaleza
de la materia, de su evolución a largo plazo, de los ecosistemas y de las formaciones geológicas,
y en este contexto es necesaria una permanente revisión de nuestras certidumbres a la luz de la
experiencia»). Pero sobre todo, la presencia de residuos en la superficie permite establecer un
vínculo entre la energía que consumimos y las consecuencias que tiene su producción, vínculo
que, obviamente, la industria nuclear intenta borrar de manera sistemática.—Nota de M.M.
14. Gestión de residuos radiactivos 185
vainas de combustible que están contaminadas por el contacto con las pastillas
del combustible y por radionucleidos de activación. Los residuos de alta actividad
contenidos en el líquido se incorporan a una matriz sólida de sílice borada que es
confinada en un contenedor metálico. Los restos de vaina resultantes del troceado
son prensados y depositados en contenedores metálicos como los usados para los
vidrios.
En los últimos años, se está analizando un nuevo tipo de gestión que, basada
inicialmente en el reprocesamiento, añadiría la posible separación de actínidos
minoritarios y algunos productos de fisión (reprocesamiento avanzado), y su
transmutación o incineración.
Al igual que para otro tipo de residuos, existen básicamente tres opciones
de gestión: dilución y dispersión, almacenamiento y vigilancia, almacenamiento
definitivo por contención y aislamiento. En cuanto a la eliminación de residuos
por transmutación nuclear, su eficacia, como ya se ha señalado, no sería suficiente
para eliminar todos los residuos radiactivos de larga vida y no evitaría, por tanto,
la necesidad de una estrategia de aislamiento a largo plazo.
– Asegurar una tasa baja de emisión una vez que ha concluido el período
previsto de aislamiento total.
Los residuos llegan al destino final a través del acceso de residuos (rampa
o pozo), mientras que el acceso convencional al interior se realiza a través del
190 14.6. Gestión de residuos de alta actividad. El combustible gastado
pozo principal y del pozo de servicio, por los que se lleva a cabo la entrada
de personal y de materiales. Estos tres accesos, junto con un pequeño pozo de
ventilación, aseguran sistemas de ventilación independientes para las áreas de
construcción y de emplazamiento de residuos.
El calor emitido por los residuos radiactivos se propaga a través del medio
alojante y genera un incremento de temperatura que es función del tiempo. La
disposición geométrica a seleccionar para un emplazamiento específico debe ser
compatible con los diferentes requisitos térmicos impuestos al sistema de barre-
ras. El espaciamiento entre las galerías de almacenamiento es dependiente de
las propiedades termomecánicas de la roca alojante y no puede ser establecido
para un concepto genérico. En cuanto a la galería de almacenamiento, su longi-
tud está limitada a quinientos metros por razones prácticas, tiene una sección
de cerca de cinco metros cuadrados y puede admitir hasta 87 cápsulas. Para
conseguir una adecuada instalación del material de relleno, la distancia entre
cápsulas se fija en un metro.
ca resultante con el agua no tiene nada que ver con una explosión nuclear. Por
tanto, se puede afirmar categóricamente que un reactor nunca puede explotar
como una bomba nuclear.
6 ∆H=−4,8MeV
Li + n −−−−−−−−−→ 3 H + 4 He.
El primer grupo de signatarios del npt son los estados sin armamento nu-
clear. Estos deben acordar no fabricar o adquirir armas nucleares u otros dis-
positivos para explosivos nucleares. Estos Estados están obligados a concretar
acuerdos con la iaea para la aplicación de las salvaguardias en toda la extensión
de su programa nuclear.
Los otros signatarios del npt son los Estados con armamento nuclear. Este
1 Son: Estados Unidos, Reino Unido, Rusia, Francia y China. Israel se describe como thres-
hold state, manteniendo ambigüedad sobre el estado de armamento nuclear, pero considerado
poseedor de armas. Sudáfrica desmanteló voluntariamente su programa de armamento nu-
clear, mientras que India y Pakistán han demostrado estar en posesión de armas nucleares
—sobre todo por las pruebas efectuadas en 1998—, pero sólo pueden adherirse al Tratado de
No Proliferación si, como Sudáfrica, renuncian voluntariamente a su armamento nuclear y lo
desmantelan.
15. Usos civiles y militares de los procesos nucleares 197
grupo incluye a los que habían fabricado y explotado armas nucleares antes de
1967: Estados Unidos, la ex Unión Soviética, Reino Unido, Francia y China.2 A
estos países no se les requiere cumplir las salvaguardias en todo el campo de su
programa nuclear, aunque el npt contiene ciertas obligaciones en relación con
el desarme que sí se les aplican. Todos ellos, sin embargo, han firmado el npt y
han aceptado algunas salvaguardias en sus actividades nucleares pacíficas.
– informen a la iaea de cuáles son los materiales nucleares que tienen y cuál
es su localización,
Las nuevas medidas permiten a los inspectores mayor acceso para informarse
sobre los programas nucleares existentes y planeados, y a más localizaciones. El
acceso no estará restringido a las instalaciones nucleares declaradas, sino que
se extenderá a casi cualquier lugar, incluyendo las instalaciones industriales de
alta tecnología. Las actividades de inspección pueden incluir vigilancia remota,
muestreo ambiental y sistemas de monitorización en lugares clave. Los Estados
que acepten el protocolo tendrán que eliminar requisitos restrictivos para los
inspectores, de modo que éstos puedan visitar cualquier lugar avisando con una
breve antelación.
Conviene aclarar que un reactor nuclear que use combustible de tipo mox
para un tercio de su núcleo no es productor neto de plutonio, y que la compo-
sición del combustible mox gastado es menos adecuada para uso militar que la
del combustible mox fresco.
un reactor comercial del Reino Unido. Las composiciones isotópicas de este plutonio no se han
revelado, pero evidentemente tenía en torno al noventa por ciento de 239 Pu.
200 15.6. Reciclaje de uranio y plutonio de origen militar
Hay otros dos materiales fisibles que podrían ser usados para armas y los
dos son isótopos del uranio. El más común es el 235 U, el que se utilizó para
hacer la bomba de Hiroshima. Este material se produce enriqueciendo el uranio
natural en las plantas de enriquecimiento, no al tres o cuatro por ciento, como se
requiere para el combustible de un reactor de agua ligera, sino al 93 por ciento
de 235 U o superior.
El 233 U es el otro isótopo del uranio que puede usarse en explosivos nuclea-
res. Este material se produce a partir del combustible de 232 Th en reactores de
una forma similar a aquella en la que se forma el plutonio a partir del 238 U. El
uso de reactores con combustible de torio no ha ido más de la fase experimental
y el 233 U no se ve como un problema de proliferación significativo.
Cada vez se incide más en el uso del plutonio de origen militar (más del
93 por ciento de 239 Pu) en combustible de óxidos nítricos (mox) para reactores
civiles. Podría fabricarse combustible mox utilizando una mezcla de plutonio
militar y plutonio de origen civil, procedente del reprocesamiento del combusti-
ble de las centrales nucleares. Éste sería el único medio de disposición definitiva
que retiraría de la circulación de forma permanente el plutonio de origen militar
y lo destruiría de forma efectiva.
Después de tres décadas de preocupación por el posible uso militar del ura-
nio de los reactores nucleares comerciales, ahora es el uranio militar el detraído
del ciclo del combustible nuclear civil para su uso en la generación nuclear comer-
cial. El primer material de este tipo llegó a Estados Unidos en 1995 procedente
15. Usos civiles y militares de los procesos nucleares 201
Normativa sobre
instalaciones nucleares y
radiactivas
Los países que poseen centrales nucleares se han dotado, por regla general,
de respectivos Organismos Reguladores. Éstas son las autoridades competentes,
designadas por los Estados, para otorgar licencias y controlar el cumplimiento
de la normativa en materia de emplazamiento, diseño, construcción, puesta en
servicio, explotación y desmantelamiento de las instalaciones nucleares y radiac-
tivas.
Asimismo, debe velar por prevenir los accidentes que tengan consecuencias
radiológicas y atenuar dichas consecuencias en el caso de que tales accidentes
se produjeran; aplicar todas las medidas adicionales que permitan garantizar la
seguridad de las instalaciones nucleares, garantizar la gestión a largo plazo de
todos los materiales, incluidos los residuos radiactivos y el combustible gasta-
do, con arreglo a las normas básicas relativas a la protección sanitaria y de la
población y de los trabajadores contra los peligros derivados de las radiaciones
ionizantes.
nacional de Energía Atómica (iaea en inglés), fijó su sede en Viena ese mismo
año. España ingresó en 1959 y, en 2002, contaba con 134 Estados miembros.
establecer magnitudes y unidades adecuadas para la dosis recibida por las otras
especies, modelos dosimétricos de referencia, con geometrías y organismos sufi-
cientemente representativos, y medidas del daño y efectos biológicos causados.
Capítulo 17
La energía nuclear en la
planificación energética:
aspectos económicos,
medioambientales y
estratégicos
17.1. Introducción
endeble: cada vez hay más consumo de energía; cada vez hay menos combustibles fósiles; la
energía nuclear, a diferencia de la derivada de combustibles fósiles, no emite CO 2 ; luego la
energía nuclear es la única alternativa. Iremos viendo por partes las críticas a esta clase de
argumentación, que por otra parte la industria nuclear y sus representantes universitarios e
institucionales llevan veinte años defendiendo.—Nota de M.M.
2 Aquí se vislumbra ya un primer problema: la presencia de datos agregados oculta la
profunda asimetría que se da en el consumo energético mundial, en el que los países del
Centro —Estados Unidos especialmente, como es natural— consumen muy por encima de
la media, y los países de la Periferia —especialmente los llamados eufemísticamente «Países
Menos Avanzados» consumen muy por debajo. Y esta asimetría es una cuestión esencial
porque muestra la imposibilidad —no sólo en términos energéticos, sino también materiales—
de generalizar el modelo de vida, desarrollo y consumo a todos los países del planeta. Ante
esa imposibilidad, que los propios países del Centro detectaron ya en la época del Informe
214 17.1. Introducción
de energía eléctrica —en cuya producción nuclear se alcanzan rendimientos situados en torno
al treinta por cientos— en el punto de consumo en lugar de otras fuentes de energía: el ejemplo
más cotidiano es el uso de electricidad para calentar el agua, la comida o la casa.—Nota de
M.M.
4 Es importante hacer referencia a que el consumo energético crece muy por encima del
crecimiento del Producto Interior Bruto y del crecimiento demográfico. A pesar de que el
texto hace referencia a la supuesta «estabilización» del consumo energético en los países
del Centro, lo cierto es que, en estos países, el consumo energético per capita no cesa de
crecer, a pesar de la «creciente eficiencia» de sus procesos productivos. Sauvan hace aquí
referencia, sin desarrollarlo explícitamente, a lo que en Economía Ambiental se denominan
las Curvas Medioambientales de Kuznets, que afirman que, pasado cierto punto «crítico»,
el deterioro medioambiental se atenúa con el crecimiento económico. Sin embargo, las pocas
cuantificaciones disponibles con respecto al uso de energía y materiales muestran justamente
lo contrario: en los países del Centro crece su consumo directo y crece, especialmente, su
consumo indirecto, i.e., la energía y los materiales que se trasladan de la Periferia al Centro,
posibilitando nuestro modelo de vida energívoro y depredador. De ahí proviene la apariencia de
«desmaterialización» de nuestras sociedades desarrolladas, una apariencia que sólo se supera
con una mirada sobre la totalidad de los flujos sociales de materia y energía que acontecen a
nivel planetario. En este sentido, el concepto de «huella ecológica» resulta de suma utilidad.—
Nota de M.M.
17. La energía nuclear en la planificación energética 215
Por otra parte, la energía nuclear y las fuentes renovables son complemen-
tarias. La primera, con sus plantas en funcionamiento continuo, es una buena
opción para las centrales de base para grandes zonas urbanas e industriales.
Las segundas, debido a su naturaleza dispersa e intermitente, son una solución
idónea para áreas rurales de baja densidad de población. La idea según la cual
las energías renovables podrían sustituir a las convencionales es incierta, en el
estado actual de desarrollo de las tecnologías solar y eólica y de las técnicas de
almacenamiento y transporte de la energía eléctrica.5
Veamos por qué la energía nuclear es competitiva respecto a las otras alter-
nativas de generación eléctrica. La energía nuclear se caracteriza por una gran
inversión para la construcción de la central, y bajos costes marginales —precio
del combustible, costes de mantenimiento y operación—. Es decir, una vez en
funcionamiento, una central nuclear tiene unos costes de producción estables.
La inversión, teniendo en cuenta los intereses de amortización, representa un
sesenta por ciento del coste total de la producción de electricidad de origen
nuclear, mientras que el mantenimiento y el precio del uranio representan apro-
5 Esto hace referencia a un aspecto esencial: nuestro modelo territorial y demográfico lleva
Los costes para construir una central de combustible fósil pueden ser sig-
nificativamente menores que los de una central nuclear; sin embargo, los costes
del combustible suponen entre el cincuenta y el setenta por ciento de los costes
de generación según la materia prima utilizada. Así, la competitividad de este
tipo de producción depende en gran medida de la volatilidad de los precios del
combustible.
En la década de los años treinta del presente siglo, casi todas las centrales
de tercera generación en funcionamiento tendrán que ser reemplazadas por cen-
trales de nueva generación. Estas nuevas centrales deberán ser menos costosas y
de más rápida construcción, para entrar en competencia con las nuevas centrales
térmicas.6
Para las industrias que utilizan combustible fósil, el impacto del cambio
climático y la contaminación ambiental son costes externos, dado que no se
cuantifica el coste para el medio ambiente de las emisiones que contribuyen al
calentamiento global del planeta, la lluvia ácida, la emisión de metales pesados,
etc. Sin embargo, en las centrales nucleares, la mayoría de los costes externos se
han considerado e incluido entre los costes de producción:7
de sus costes externos, cosa que en la mayor parte de la industria es todavía impensable.
De todos modos, el hecho de que se valore sólo el coste de extracción del recurso, y no
el coste (energético) de su reposición, vicia todo el argumento. Especialmente teniendo en
cuenta que el coste de reposición del uranio, por su naturaleza atómica, por la exigencia de su
enriquecimiento y por la enorme cantidad de áridos que exige remover, es considerablemente
más elevado que el de los combustibles fósiles.—Nota de M.M.
218 17.4. Aspecto medioambiental
Los límites de dosis recomendados son de 1 mSv por año para la exposición
del público y 20 mSv por año para la exposición del personal profesionalmente
17. La energía nuclear en la planificación energética 219
expuesto. Estos límites deben compararse con la dosis media de radiación natu-
ral, que es de unos 3 mSv por año, aunque varía considerablemente en función
de la localización geográfica, llegando hasta 10 mSv al año en algunas regiones,
sin que se hayan identificado efectos en la población.
Para las poblaciones próximas a las centrales nucleares, las dosis anuales
a los individuos del público más expuestos oscilan entre 1 y 20 µSv, i.e., entre
cincuenta y mil veces inferior al límite anual. Por otra parte, la dosis media anual
recibida por los trabajadores en cualquier actividad del ciclo de combustible
es de unos 3 mSv, comparable a la dosis natural o a los 2 a 3 mSv de las
exposiciones recibidas por las tripulaciones aéreas, debidas principalmente a la
radiación cósmica a altitudes elevadas.
Reactores avanzados de
fisión nuclear: objetivos de
la tercera y cuarta
generación de centrales
nucleares
18.1. Introducción
Los reactores de tercera generación son aquellos que sustituirán a los reac-
tores actuales cuando lleguen al final de su vida útil. Esta renovación del parque
nuclear ya ha comenzado; así, por ejemplo, en Corea del Sur están en construc-
ción cuatro generadores de agua a presión con dispositivos de nueva generación.
A los reactores de agua ligera hay que añadir el reactor htr (High Tempe-
rature Reactor ). Tiene también especial importancia el proyecto concebido para
quemar el plutonio militar ruso. Este reactor, de 600 MW térmicos, refrigerado
con helio y acoplado a una turbina de gas para producir electricidad, es conocido
como gt-mhr (Gaz Turbine-Modular Hellium Reactor ).
En cuanto al refrigerante, se utiliza gas helio. Este gas tiene muchas ventajas
para este tipo de aplicación: no es absorbente neutrónico, es un buen refrigerante
y su neutralidad química hace que no reaccione con las tuberías del reactor.
– Los nuevos reactores tienen que englobarse en el marco del desarrollo sos-
tenible, i.e., deben necesitar menos recursos energéticos que los reactores
actuales, producir menos residuos radiactivos y ser menos proliferantes.1
Este reactor refrigerado por gas utiliza helio como refrigerante, aunque el
dióxido de carbono constituye asimismo una posible vía a estudiar. El mayor
interés del reactor rápido refrigerado por gas (gfr), como todos los reactores de
espectro rápido, es que permite aprovechar al máximo el combustible y mini-
mizar los residuos radiactivos. Se considera que el gfr tendrá mayor capacidad
para incinerar los actínidos que el vhtr. Una de las principales dificultades de
este tipo de reactor es la evacuación del calor en caso de pérdida de refrigerante.
Además, los nuevos materiales tendrán que reemplazar la estructura del núcleo,
puesto que el grafito ralentiza los neutrones.
Los reactores rápidos refrigerados por plomo están inspirados en los reac-
tores de submarinos rusos. El lfr es considerado como un reactor con un alto
grado de seguridad pasiva, superior al de los demás reactores de neutrones rá-
pidos (sfr y gfr).
El núcleo del reactor puede ser concebido como un cartucho o módulo que
se cambia en el momento de la recarga. Los ciclos de recarga de este tipo de
reactores son muy largos, entre 15 y 20 años.
aproximación, podríamos calificar como más peligrosos que en los actuales: agua en estado
supercrítico, reactores rápidos, utilización de sodio en lugar de agua como refrigerante, circu-
lación del combustible por el circuito de refrigeración. . . ¿Hasta qué punto eso es compatible
con la afirmación tajante de que estos reactores son mucho más seguros? Su seguridad, en todo
caso, se basa en la proliferación de más y más medidas de seguridad y control, con el riesgo
de colapso que traen consigo. En todo caso, es curiosa la afirmación de la industria nuclear
en relación con la seguridad de los reactores: «en el pasado ha habido riesgo, pero ahora no
lo hay y en el futuro habrá aún menos»; sin embargo, los reactores que ahora se consideran
«inseguros», y sobre cuya inseguridad se erigen las sucesivas oleadas de innovación tecnológica
nuclear, antes se consideraban seguros. Ocurre lo mismo en otras ramas de la industria. Las
incineradoras de hace quince años, por ejemplo, que los movimientos ecologistas denunciaban
como contaminantes, eran defendidas por la industria como plenamente inocuas; ahora, sin
embargo, se reconocen sus defectos y sobre este reconocimiento se levanta la defensa de las
nuevas que, estas sí, ya son «absolutamente seguras».—Nota de M.M.
18. Reactores avanzados de fisión nuclear 229
Uno de los ciclos de combustible aprovechable puede ser el ciclo que emplea
torio como combustible fértil. Al capturar un neutrón, el 232 Th se transforma en
233
Th y, por desintegración β, en 233 Pa y posteriormente en 233 U, fisible según
la cadena:
232 β − (22 min) β−
Th + n −→ 233 Th −−−−−−−→ 233 Pa −−→ 233 U.
El problema que presenta esta cadena es que la vida media del 233 Pa es
de 27 días, y si durante este tiempo permanece en el interior del núcleo del
reactor, puede capturar un neutrón y dar lugar a un núcleo de 234 U tras una
desintegración β. De este modo, no se formaría el isótopo fisible buscado, sino
uno totalmente inútil para la fisión:
233 β−
Pa + n −→ 234 Pa −−→ 234 U.
3 El doble rasero del «aspecto estratégico» y la dependencia del exterior: se trata de evitar
a toda cosa depender de fuentes de suministro de países periféricos, pero los países «subdesa-
rrollados» en los que se instalen estos reactores deberán depender de los países del Centro —o,
para ser más exactos, de sus grandes multinacionales de la energía nuclear— para el aprovisio-
namiento de combustible en forma de núcleo modular. Se vislumbra así una nueva concreción
de la dependencia de la periferia, inscrita en el contexto de una «división internacional del
trabajo» asimétrica y reproductora de su propia asimetría.—Nota de M.M.
Capítulo 19
Sistemas transmutadores de
residuos nucleares
19.1. Introducción
Qué hacer con los isótopos radiactivos de larga vida Desde hace una década
se está investigando mucho acerca de cómo transformar los raa en isótopos
estables —i.e., no radiactivos— o de duración mucho más corta: es la transmu-
tación. Esta sería una alternativa más limpia para la gestión de los residuos de
alta actividad y vida larga producidos por los reactores actuales, al ser capaz de
reducir significativamente su inventario y toxicidad y, por tanto, los requisitos
de almacenamiento a largo plazo.
Así, los residuos de baja y media actividad y corta duración de vida, consi-
derados como aquellos con un período de semidesintegración menor de treinta
años, son almacenados en superficie durante el tiempo necesario para que su
radiactividad haya decrecido hasta un nivel equivalente a la radiactividad natu-
ral. Suponen aproximadamente el noventa por ciento de los residuos radiactivos
generados por las actividades nucleares, e incluyen trajes de protección, guan-
tes, filtros de reacciones, material hospitalario, etc. Su gestión no representa
problemas.
prendidos entre el 90 y el 103. Dentro de éstos, al neptunio, americio y curio se les conoce
como actínidos minoritarios. Por otra parte, con el término transuránidos se denomina a los
elementos de número atómico superior al del uranio (92). Los principales son el neptunio (93),
plutonio (94), americio (95) y curio (96).
19. Sistemas transmutadores de residuos nucleares 233
– Después del plutonio, son los actínidos minoritarios los que contribuyen
más significativamente al inventario radiotóxico, pues suponen un orden
de magnitud menos que el plutonio y tres órdenes de magnitud más que
los productos de fisión.
Se puede concluir que, en el combustible gastado, los actínidos son los prin-
cipales contribuyentes al inventario radiotóxico. En menor medida contribuyen
algunos productos de fisión como el 129 I, 135 Cs y 99 Tc, que aun así deben te-
nerse en cuenta, ya que su solubilidad y alta movilidad los hace susceptibles de
migrar más rápidamente a la biosfera y, a largo plazo, provocar al ser humano
una exposición no despreciable a la radiación.
Sin embargo, los productos de fisión son los que determinan a corto plazo
la cantidad de calor producida en el combustible gastado.
Por tanto, el neutrón es, con diferencia, la partícula que mejor satisface las
necesidades que impone la transmutación.
Aprovechamiento de la
reacción de fusión nuclear.
Reactores de fusión
20.1. Introducción
La reacción de fusión nuclear tiene lugar entre núcleos ligeros. En este pro-
ceso, se libera una gran cantidad de energía, ya que la suma de las masas de
los núcleos formados es menor que la suma de las masas de los núcleos iniciales.
Esta diferencia de masa se traduce en una energía liberada bajo la forma de
radiación electromagnética y/o de energía cinética de los núcleos finales.
Ahora bien, para que se verifiquen este tipo de reacciones es necesario que
los núcleos se acerquen lo suficiente para que la fuerza que los liga pueda actuar.
Esta fuerza, denominada interacción fuerte, es atractiva y entra en competencia
con la fuerza de Coulomb repulsiva para dos cargas eléctricas idénticas. A corta
distancia, del orden del tamaño nuclear, la fuerza fuerte es mucho más intensa
que la fuerza de Coulomb; por el contrario, a una distancia mayor que el radio
nuclear, esta fuerza fuerte es nula.
Para que un núcleo pueda entrar en la región r < R0 necesita una energía
superior a la de la «barrera de Coulomb». Esto sería así en el caso de la física
clásica; en física cuántica, sin embargo, la partícula puede entrar en la región
r < R0 aun si su energía no supera la de la barrera. Este fenómeno se denomina
efecto túnel. La probabilidad de que la partícula entre en esta región es menor
cuanto más grande sea la diferencia entre la energía de la partícula Ep y la
energía de la barrera EC .
El balance energético del plasma viene dado por las fuentes de energía que
lo calientan (Pfus + Pext ) y las pérdidas que lo enfrían. La potencia total Pfus
producida por la reacción de fusión deuterio-tritio se reparte entre los productos
de la reacción, las partículas α y neutrones, de la forma Pfus = Pα + Pn . Los
neutrones se llevan el ochenta por ciento de la energía producida, mientras que
las partículas α se quedan con el veinte restante. La deposición de energía de
unas y otras partículas tiene lugar en partes diferentes. Las partículas α ceden su
energía al plasma por colisiones, siendo la principal fuente de calentamiento del
plasma, mientras que los neutrones, que no interactúan con el plasma,2 escapan
del mismo y depositan su energía en las paredes de la cámara que lo contiene.
Es el calor producido en estas paredes el que será utilizado como foco caliente
2 Tanto para el plasma de confinamiento magnético como de confinamiento inercial, el
recorrido libre medio de un neutrón con una energía del orden de 10 MeV es mayor que las
dimensiones del plasma.
242 20.2. Principios de la fusión nuclear
El criterio de Lawson indica que, para que las reacciones de fusión sean
energéticamente rentables, el plasma habrá de tener: una temperatura T su-
ficientemente alta como para que pueda producirse la fusión; una densidad n
elevada para que haya bastantes partículas para mantener las reacciones de fu-
sión; un tiempo de confinamiento τE suficientemente largo para obtener una
ganancia energética.
p + p −→ 2 H + e+ + νe .
3 El núcleo 2 He no tiene un estado nuclear ligado. Cuando los dos protones están suficien-
– La reacción deuterio-deuterio:
3
H+p Qf = 4,03 MeV.
2
H + 2H %
& 3 He + n Qf = 3,27 MeV.
– La reacción deuterio-tritio:
2
H + 3 H −→ 4 He + n Qf = 17,6 MeV.
– La reacción deuterio-helio-3:
2
H + 3 He −→ 4 He + p Qf = 18,3 MeV.
Las tres últimas reacciones son las que tienen mayor interés por ser las más
fácilmente realizables en un reactor de fusión.
20.3.2. Combustible
En esta reacción, los productos de la fusión son una partícula α de 3,5 MeV
y un neutrón de 14,1 MeV de energía. Esta reacción posee dos desventajas:
6
Li + n −→ 4 He + 3 H Qf = 4,8 MeV,
7 4 3
Li + n −→ He + H + n Qf = −2,47 MeV.
4 Esta clase de frases impactantes dicen, sin embargo, bien poco. En primer lugar, es necesa-
rio saber cuál es el coste energético y material de la separación isotópica —no olvidemos que la
electrólisis es, actualmente, uno de los procesos industriales que más electricidad demanda—,
qué residuos genera, cuál es la toxicidad y duración de éstos, etc. En segundo lugar, es obvio
que, como ocurre con cualquier material, a medida que se consuma deuterio su abundancia
relativa descenderá, con lo cual será energética y materialmente más costoso obtenerlo. Algo
similar ocurre con los argumentos respecto a la abundancia del uranio frente a otras fuentes
energéticas de carácter no renovable. Se nos lo presenta como una fuente inagotable de energía
cuando las reservas conocidas, al ritmo de consumo actual, durarán apenas setenta años. Pero
además, si se acepta como algo dado el crecimiento exponencial del consumo energético y,
además, se pretende que la nuclear sustituya a la energía convencional, la duración previsible
de dichas reservas, como mínimo, se demediaría.—Nota de M.M.
246 20.4. Fusión por confinamiento magnético
El método utilizado para crear las líneas de campo helicoidal ha dado lugar
a dos tipos de instalaciones:
– El tokamak, donde el campo poloidal está creado por una corriente eléc-
trica que circula en el plasma. Esta corriente es producida por la variación
de un campo magnético exterior; es como si el toro de plasma fuera el
circuito secundario de un transformador.
– El stellator, donde la configuración magnética es creada por corrientes que
circulan por bobinas externas.
El plasma se comporta como un gas y ejerce una presión cinética sobre las
«paredes» que depende de la temperatura y la densidad. Si se quiere confinar
el plasma, esta presión debe ser compensada por otra. Y esa es la función del
campo magnético, que al tener las partículas atrapadas en sus líneas de campo
crea una presión que impide al plasma expandirse.
Una vez formado el plasma, tiene que calentarse para alcanzar temperaturas
que permitan que se puedan producir las reacciones de fusión. Existen varias
formas de calentar el plasma:
Las cápsulas de combustible tienen un radio del orden del milímetro y están
formadas por una cáscara sólida que contiene una mezcla de deuterio y tritio
gaseosa. La cáscara consta de dos partes:
20.5.4. El láser
Para que un reactor de este tipo pueda llegar a operar, hay que resolver
una serie de problemas, como por ejemplo la composición de las paredes de la
cámara. Éstas deben ser capaces de soportar la continua e intensa irradiación
neutrónica sin fundirse o descomponerse. Se han propuesto varios métodos de
protección o aislamiento de las paredes, como hacer un recubrimiento de litio
líquido o rodear el blanco con chorros de metal líquidos. Así, por ejemplo, en el
proyecto de reactor de fusión fci Hylife II, se emplea una pared gruesa de flibe
(Li 2 BeFe 4 ) para la protección de la primera pared estructural.