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Educación e Inmigración / Hezkuntza Eta Inmigrazioa
Educación e Inmigración / Hezkuntza Eta Inmigrazioa
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EDUCACIÓN E INMIGRACIÓN / HEZKUNTZA ETA INMIGRAZIOA
profesor dé a lo que se supone su compromiso fundamental, el com-
promiso con la educación como elemento de desarrollo personal, cua-
lificación laboral, ciudadanía efectiva…, y dependerá de su capacidad,
su habilidad y su decisión de emplear la importante autonomía profe-
sional (individual y colectiva) de la que disfruta en pro de ese compro-
miso. Lo llamativo, para mí, es la cantidad de gente que parece querer
ser parte del paisaje, por ejemplo los que no paran de decir que no es
un problema escolar, que se exige demasiado a la escuela, que ellos no
son “trabajadores sociales” y otras lindezas por el estilo.
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EDUCACIÓN E INMIGRACIÓN / HEZKUNTZA ETA INMIGRAZIOA
plejos factores. La mejor manera de compararlo es ver cuantos de semejantes y una responsabilidad solidaria frente a ellos, y no sólo porque
cada 1000 alumnos son extranjeros en cada sector escolar (y tampo- lo son sino porque les deben mucho (deben mucho a su trabajo y a su
co es suficiente, pues luego habría que ver qué extranjeros -los datos tolerancia, a su perdón). Esto en una dimensión, digamos, vertical, de
son sobre extranjeros, no sobre inmigrantes, que no es exactamen- clase, de estratificación. En una dimensión más horizontal (cultural, étni-
te lo mismo- son los de cada lugar). Pero, en fin, sin entrar en deta- ca, racial…), me parece claro que una escuela no puede ser ni un instru-
lles excesivos, la proporción de alumnos extranjeros en la pública mento sectario, al servicio del grupo que lo habita, ni de exclusión, al ser-
multiplica a la proporción de ellos en la privada por 2,48 en infantil, vicio de los que lo evitan. Desafortunadamente, hay una tendencia a la
2,40 en primaria y 2,06 en secundaria obligatoria, datos para toda segmentación del sistema en tres tipos de centros: los centros ghetto,
España y para el curso 2005-2006. En Madrid, donde gobierna la habitados por las minorías y los excluidos, que no son muchos pero sí
derecha del PP, las desproporciones son mayores, 2,49, 2,80 y 2,29. demasiados; los más numerosos centros de aluvión, de composición
En Euskadi, donde gobierna la derecha nacionalista, también, salvo variada pero con sobredosis de colectivos en riesgo y ausencia de las fami-
en primaria: 2,5, 2,30 y 2,28; en Andalucía, donde ha gobernado lias bien; en fin, los centros burbuja, donde se aísla una parte de la pobla-
siempre la izquierda, son claramente inferiores: 2,30, 1,83 y 1,62. ción cuantitativamente minoritaria pero cualitativamente de una gran
Sin embargo, las menores diferencias se dan en Asturias, 1,39, 1,38 importancia. Quedan centros normales, los microcosmos a los que ya me
y 1,50 y en Cantabria, 1,07, 1,38 y 1,13, la primera gobernada por he referido y que deberían ser la norma, pero bajo presión y con tenden-
la izquierda y la segunda por la derecha, pero con la característica cia a disminuir.
común de tasas de natalidad muy bajas y una oferta menos satura-
da en la escuela privada. Vd., si no nos equivocamos, ha formulado críticas
a las políticas de inmersión lingüística
Vd. ha llegado a decir que ninguna institución está desarrolladas en Cataluña y a la potenciación del
tan capacitada como la escuela para abordar la modelo D por parte del Departamento de
tarea de integración de la nueva población Educación vasco. ¿Resulta posible conjugar
inmigrante. ¿En qué se fundamenta esta afirmación? adecuadamente esa tarea de integración con un
La respuesta me parece evidente: la escuela es la única institución desarrollo de modelos lingüísticos semejantes?
pública que se ocupa regular y sistemáticamente de los menores, o sea: ¿Cuáles deberían ser las prioridades desde un
de la infancia, la adolescencia y parte de la juventud, que son el perio- punto de vista lingüístico para la integración del
do de formación; regularmente, cinco días por semana, treinta y tan- alumnado inmigrante?
tas semanas al año y de diez a veinte años en la vida, que es mucho Como he dicho, el uso que el nacionalismo hace de la escuela
tiempo; y con un plan, no simplemente al albur de interacciones no tiene poco que envidiar al que en su día hizo el franquismo. Ya sé
planeadas. Esto le da una indudable superioridad sobre la familia, la que esto suena fuerte, pero hay que decirlo así: las sandeces de la
comunidad, los medios de comunicación o las instituciones propiamen- ideología abertzale no tienen más valor que la visión casposa de la
te políticas, que son importantes, y concurrentes, pero no tienen las historia de España que estudió mi generación, y la intolerancia y el
mismas posibilidades. La familia y la comunidad vecinal están tanto o sectarismo que a veces se respiran pueden ser incluso más opresivas,
más presentes que la escuela en la vida del alumno, pero la primera es porque entonces ya estábamos preparados (hablo de los sesenta o
homogénea, nada de diversa ni multicultural, y la segunda es un esce- los setenta) para enfrentarnos al franquismo o disociarnos de él,
nario de competencia por recursos escasos y, por tanto, de conflicto pero no mucha gente lo está hoy para plantar cara al nacionalismo.
potencial; los medios responden a las pulsiones de la opinión pública En cuanto a la lengua, creo que no cabe duda: en Cataluña y en el
y de la política partidista, más que a la reflexión y el diálogo o a una País Vasco existe una doble pertenencia, identidad o ciudadanía
política de Estado; las grandes instituciones políticas, en fin, tienen autonómica y estatal, regional o nacional, catalana o vasca y espa-
relaciones más ocasionales y distanciadas con la experiencia los ciuda- ñola, y el contenido de la educación debe obedecer a esa dualidad.
danos, con menor capacidad formativa. Sostengo que sólo debería existir un modelo lingüístico, perfecta-
mente bilingüe, con ambas lenguas como objeto de estudio y como
¿Puede abordarse esta tarea desde la instrumento vehicular para todos y cada uno de los alumnos, ajus-
concentración de dicha población en centros tando a ello programaciones y plantillas. Lo demás no es más que el
“ghetto” de auténtica exclusión social? producto de la voracidad del nacionalismo y la mala conciencia de
La respuesta está contenida en la pregunta, ¿no? Blanca y en bote- los partidos nacionales, en particular de la izquierda: hoy nos impo-
lla… Los alumnos deben aprender a vivir en común, por encima de las nen el modelo D o la inmersión lingüística por la “debilidad” de las
diferencias culturales, de género, de clase, de comunidad… No creo que lenguas “propias”, que necesitarían un apoyo compensatorio;
nadie se atreva a defender el ghetto en sentido estricto, pero éste se pro- mañana lo harán, si se les permite, por su “fortaleza”. Si después de
duce como efecto de la retirada de otros a sus burbujas. Los que están o treinta años las lenguas locales no se han impuesto como los políti-
previsiblemente van a estar abajo no deben ser educados por separado, cos nacionalistas querían y tanto se han esforzado en conseguir, es
sino en convivencia con los otros, aunque sólo sea para que aprendan a sencillamente porque la gente no lo quiere hasta ese punto, y aun-
verlos como humanos, no como “los de arriba” sino como parte de “nos- que decirlo nos sitúe fuera de la corrección política, es decir, de la
otros”, sin criar odio ni resentimiento más allá de la conciencia de la injus- mansedumbre ante el pensamiento dominante, ignorarlo nos coloca
ticia. Los que están o previsiblemente van a estar arriba, tampoco, porque fuera de la razón y lejos de las necesidades y los deseos reales de
deben entender que no son tan distintos, que tienen obligaciones con sus los ciudadanos, que, en este caso, votan cada vez que hablan.