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La Banca ante el FROB.

Uno de los objetivos estratégicos fundamentales de la Banca en España, a largo plazo, es demostrar a
los Mercados que son una opción de intermediación financiera mucho mejor que las Cajas al tiempo que cada
uno consigue la mejor posición posible de su Marca y de su Grupo, según sea el caso. Desde esta perspectiva
estratégica no deja de extrañar el bajo perfil que en relación al Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria,
con alguna excepción, ha tenido la banca sobre este fondo bancario que “todo” el mundo entiende es para las
Cajas: allí “pusimos” un ex-supervisor de las cajas, al que pagamos su sueldo desde finales de Junio y que, se
supone, remediará con nuestro dinero lo que no previno en su momento.

Si consideramos que el monto total de dicho fondo equivale a algo más de la capitalización del
Santander o de dos BBVA, que dicho fondo son ayudas (han leído bien, a-yu-das), que su destino afecta
directamente el régimen de competencia financiero español y que, incluso compite en cuanto a fuentes de
financiación con la Banca en un entorno complicado para tal fin, ¿Dónde está el truco? ¿De verdad a la Banca
le da igual lo que hagan con el FORB y lo que se está poniendo en marcha?

Cuando preguntas esto a personas del sector te puedes encontrar todo tipo de posibles respuestas,
desde un “ni idea”, a un “¿yo te ayudo tú me ayudas? (de otra forma)”, a “si el enemigo se equivoca no le
distraigas”, o “total: le reducen la capacidad a mis competidores y además los dejaran zombi”, o incluso
“oye, que yo no voté estos tíos”. Pienso que es un tema que va mucho más allá de los electores y sus políticos,
que a la banca no le debe ser indiferente este asunto y que no le puede dar igual que a los ciudadanos le
quieran poner lo que en realidad parece un FRAC (Fondo de Re-estructuración para los Amigos de las Cajas).
Y lo digo por lo siguiente:

a) El Régimen de Competencia y el Factor Humano: Si no quieres un sparring no te dediques al


boxeo. España tiene claramente ventajas comparativas en el sector financiero y estas le vienen
básicamente de su capacidad para generar buenos economistas y excelentes gestores financieros
en general, según nuestra rivalidad competitiva interior. Cuando esto ha fallado ha sido por la
intromisión política de nuestro peculiar sistema de gobierno, cuyos gestores lo han hecho
claramente antieconómico y que ahora, con este frac, se va directo a dañar una de nuestras pocas
ventajas competitivas globales: la competitividad de nuestra banca. Lo que toca es exactamente
lo contrario: erradicar las fuentes de prácticas ajenas al oficio y, si se interviene desde el Poder
en las Cajas, es porque éste ha impedido al Mercado, con una legislación sui generis y su
mangoneo, purgar a quienes realizan esas prácticas indeseables.

b) El Régimen de Competencia y El Futuro Previsible: ya sea por los posibles escenarios de


precios o de crecimiento, lo que está claro es que viene un período largo con dificultades para
aumentar el PIB nominal y, por tanto, la capacidad de soportar la deuda que tiene nuestra
economía. Los condicionantes económicos en que se tendrá que dar nuestro cambio de modelo
productivo hace imperativo contar con un sector financiero competitivo, imaginativo y
dinámico, que haga llevaderas esas condiciones y que permita una adecuada reasignación de
recursos. Todo esto sin entrar en otros aspectos como que no habrá fondos estructurales, ni otra
oportunidad como la del Euro y, en su momento la UE, en que tenemos la aparición de nuevos
competidores económicos globales que vendrán con sus bancos también globales o, por la
incertidumbre sobre la aparición de otro Ciclo Largo de la Economía. Es en ese entorno, dentro
del Patrón Euro, en el que necesitamos una banca en forma, capaz de atenuar nuestro particular
des-apalancamiento y el cambio en su composición crediticia mejorando nuestra competitividad
para esa nueva realidad.

c) El Régimen de Competencia y la Solvencia del Sistema: si la Banca piensa que su solvencia


es independiente de la del Reino de España o de su Sistema Financiero en particular, se
equivoca, ese es su último aval. Puede que en una recesión “normal”, en otros momentos del
devenir de nuestra economía, eso fuera cierto, pero en la situación en que nos encontramos no lo
es de ninguna de las maneras. Acabamos de salir de situaciones en que estuvo a punto de caerse
el Sistema Financiero Global y en un país que, además, tuvo una de las mayores burbujas
inmobiliarias del Planeta y de la Historia; ante esa realidad: ¿creen ustedes que a un Sistema
con un balance tan dañado se le puede mejorar su solvencia cuando un grupo relevante de sus
entidades, cuyo balance y particular modelo de negocio es un verdadero activo tóxico, y que van
camino de convertirse en Zombis, estarán pululando por dicho Sistema entorpeciendo cualquier
salida? No creo que en ese Régimen de Competencia sea posible la Destrucción Creativa; al
contrario, me temo que ocurrirá todo lo opuesto a lo que necesitamos todos.

Dejando ya de lado una buena labor de lobbying bancario, los 100.000 millones de este primer
FROB (todo es empezar) son unos 2.222,23 € per cápita, sin contar los intereses; si Usted es cabeza
de familia multiplique por cuatro, de media. Dada la escasa productividad de este FRAC,
recomiendo al lector que vea sus cuentas bancarias y lo reste, porque saldrán de ahí en los próximos
años como ya salen otras cosas. Nos intentaran convencer que más caro sería no hacerlo, como si no
hubiera una alternativa mejor. Mi opción es Nacionalizar las Cajas inviables a valor neto
patrimonial, reestructurarlas, hacer dos bancos buenos (los “malos” para los socialdemócratas de
pacotilla) y, llegado el momento, privatizar los dos “BBVA” que salgan de arreglar este destrozo
político, recuperando el máximo invertido y manteniendo nuestra ventaja competitiva global; con
este FROB simplemente le damos dinero a malos gestores y degradamos nuestro sistema financiero,
y que luego les quiten lo bailout. Algo parecido piensa Manuel Pizarro, la personal ideal para
resolver este asunto; que esté en “paro” es todo un síntoma de nuestros problemas.

Luis Riestra Delgado

26/11/2009

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