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PRIMERA PARTE
FERDINAND DE SAUSSURE:
DESARROLLO Y ACTUALIZACIÓN
DE SUS CONCEPTOS
Ferdinand de Saussure se preocupa por la posible objeción de que, por el hecho de ser
el ejercicio del lenguaje una consecuencia de la "facultad que recibimos de la
naturaleza, mientras que la lengua es cosa adquirida y convencional", en la respectiva
jerarquización de los elementos en estudio, es la lengua la que parecería que "debería
subordinarse al instinto natural, en lugar de sobreponérsele". Es un problema, por
consiguiente, de jerarquía de conceptos. En el enfoque tradicional, de raigambre
romántica, el concepto de "naturaleza " se encontraba nítidamente privilegiado frente
al de "sociedad". Pero Saussure, al asentar las pautas fundamentales de la lingüística
como ciencia, advierte que tal orden de prioridades necesita ser invertido.
Para defender su tesis de que la lengua produce la unidad del lenguaje, se preocupa por
demostrar que "no está probado que la función del lenguaje, tal como se manifiesta
cuando hablamos, sea enteramente natural". Para ello rebate ciertas consideraciones
positivistas, como la pretensión de que "nuestro aparato vocal esté hecho para hablar
como nuestras piernas para caminar", o reduce la trascendencia universal que se
atribuye al descubrimiento de las localizaciones cerebrales, teoría que, en su tiempo,
sustituye a la desacreditada frenología, mostrando en qué forma lo convencional y por
tanto lo social relega a un lugar secundario la cuestión del aparato vocal; y cómo, lo
que se nucléa en la tercera circunvolución frontal izquierda, "es menos la facultad de
proferir tales o cuales sonidos... que la de evocar por un instrumento, cualquiera que
sea, los signos de un lenguaje regular", por lo que concluye con una afirmación que, al
independizar una concreta facultad de un determinado órgano, constituye el
presupuesto de la existencia de una facultad de nivel superior o más general, cuyas
manifestaciones habrán de conducirle a proponer la nueva ciencia de la semiología:
"Todo esto nos 1Ieva a creer que, por encima del funcionamiento de los diversos
órganos, existe una facultad más general, aquella que gobierna a los signos, y que
sería la facultad lingüística por excelencia " (p. 27). Con ello, Saussure está poniendo el
acento, no sobre determinados signos (los del lenguaje verbal) sino sobre cualquier
instrumento (o sea, signos de otros lenguajes [hoy, yo, escribiría: de otras semiosis])
capaces, mediante la correspondiente convención, de manifestar la capacidad del
pensamiento humano para sustituir. Y esa sustitución que Ch. S. Peirce demarcará
como de "algo por algo"2, en una plena generalización lógica y, en cuanto tal, carente
de contenido pero capaz de todo contenido posible, constituye el punto de arranque
de la evolución hacia una ciencia de la semiología.
Otro párrafo, también fundamental, desde nuestra actualidad, para establecer por qué
la lengua produce la unidad del lenguaje y que nos ofrece un concreto aporte para una
antropología semiológica, es aquél en que Saussure dice: "No es el lenguaje hablado el
que es natural al hombre, sino la facultad de constituir una lengua, es decir, un
sistema de signos distintos, correspondientes a ideas distintas" (p. 26). En este punto,
además de plantear la idea de la función sustitutiva de los signos ("un systéme de
signes distincts correspondants á des idées distinctes"), inaugura la hipótesis
estructural de que dicha sustitución se produce entre sistemas diferentes. Junto con
ello, se hace presente el concepto metodológico de la diferenciación (la cualidad de
distincts, que atribuye respectivamente tanto a signos como a ideas ), la cual acontece,
a su vez, en el interior de cada uno de los correspondientes sistemas.
Pero, además, el problema se inscribe en una oposición con la que recupera el nivel
antropológico a que hiciéramos referencia. Al plantear tal facultad superior como lo
natural al hombre, está estableciendo su cualidad diferencial respecto al restante
ámbito de lo biológico. Dada la extensión y actualidad que tienen los estudios sobre
lenguajes comparados y la popularidad que han adquirido ciertos simios como
Washoe, Koko y Flo3, de quienes disponemos de excelentes informes respecto a
comportamientos que se interpretan como lenguaje desde enfoques behavioristas o
empiristas, resulta particularmente oportuno detener nuestra atención en la oposición
propuesta por Saussure y desarrollarla para evidenciar el espectro de
comportamientos que cubre la función semiótica general y conocer sus límites lógicos.
He aquí la primera formulación de este modelo de oposición:
HUMANIDAD
NATURAL ARTIFICIAL
HUMANIDAD
NATURAL
ARTIFICIAL
↓ ↓
BIOLÓGICO
HUMANO ANIMAL
NATURAL ARTIFICIAL
↓ ↓
NATURAL ARTIFICIAL
↓ ↓
Elaboración de su propia artificialidad NO-Elaboración de su propia artificialidad
Decir que es natural al hombre elaborar su propia artificialidad, implica decir que el
hombre se constituye en humano en la medida en que crea su propia alienación, o sea,
su propia distancia de "lo real", expresión que utilizamos, meramente, en el sentido de
lo no significativo. Habría, por tanto, un aspecto de la actividad humana, fundamental
para establecer su especificidad diferencial en el ámbito de lo biológico, a la que
puede denominarse "alienación humanizante". Este sería uno de los aspectos que
ningún experimento conductista ni aséptica observación empírica habría podido
comprobar en lo que se refiere a los pretendidos lenguajes animales. La capacidad de
reproducción de determinados signos, por efecto del aprendizaje a que han sido
sometidos, no probaría que Washoe ni Koko han cumplido efectivamente esta
alienación (fracaso experimental confirmador de que esa facultad semiótica y la
correlativa función constituyen lo específicamente natural al hombre, como es la
propuesta saussureana). Por otra parte, la observación de la capacidad comunicativa
de Flo y su manejo de determinadas situaciones en el grupo de chimpancés en
libertad, observados por Goodall, tampoco implicarían el empleo de dicha facultad
semiótica ya que no es constatable que mediante tales comportamientos se instituya
un universo social, o sea, un universo, por acotado que fuera, diferente y alienado de lo
real.
HUMANIDAD
NATURAL ARTIFICIAL
↓ ↓
Elaboración de su propia artificialidad NO-Elaboración de su
propia artificialidad
↓ ↓
ALIENACIÓN HUMANIZANTE ALIENACIÓN
DESHUMANIZANTE
______________________________↓_______________
ALIENACIÓN ALIENACIÓN
FUNCIONAL REAL
Tras este esbozo de la distancia teórica que media entre el universo semiótico y el
universo real, regresemos a la diferenciación lengua vs. lenguaje.
Desde el punto de vista de la lingüística estructural, los conceptos que desarrolla
Saussure en este primer punto de su Capítulo III, son fundamentales para la restante
comprensión de sus planteos científicos. El signo lingüístico adquiere la calidad de
instancia definida en el interior del sistema de la lengua. El signo lingüístico no puede
pensarse aislado. Constituye el embate definitivo frente a la lingüística que pretende
adscribir a cada signo su propio referente. La sustitución, en cuanto función
constitutiva del signo, no se produce cosa-a-cosa, sino sistema-a-sistema. Así como,
lingüística- mente, el signo no es, sino que resulta ser por la interrelación con los
demás signos del sistema de la lengua, lo mismo ocurre en el ámbito de la semiología.
Para el conocimiento, ninguna propuesta perceptual es , sino que resulta ser, después
de la transformación semiótica en que la forma implica la doble sustitución de sí
misma y de lo representado por el correspondiente concepto; de aquí que conocer no
consiste en llegar a esencia metafísica alguna, sino en producir, como efecto del
pensamiento, la descripción topológica de los lugares de un sistema, los cuales recién
quedan delimitados cuando se determinen las leyes de relación que vinculan al signo
en estudio con el sistema o subsistema correspondiente; y ello debe cumplirse tanto
respecto al sistema de las formas ( que han de ser utilizadas como unidades de un
determinado lenguaje) como respecto al sistema del universo a cuyos elementos tales
formas sustituyen.
Esto es lo que Saussure realiza: no parte de una previa definición de lengua o lenguaje
(en forma que hubiera sido apriorística y en algún modo metafísica), sino que los
opone para, mediante la tarea de ir evidenciando sus relaciones comunes y sus
relaciones diferenciales, llegar a poder producirlos en cuanto instancias internas
(explícitamente definibles) del sistema de la ciencia de la lingüística.
Pero, todavía, es necesario enriquecer las relaciones existentes entre estos signos, para
lo cual será necesario introducir una tercera instancia: el habla . Por eso, en un segundo
momento epistemológico, Saussure estudia las relaciones existentes entre lengua y
habla.
No ofrece una nítida coherencia la reflexión a partir de la cual Saussure elabora esta
distinción. En una lectura inicial, parecería que la oposición lengua vs. habla podría ser
reconducida a la más amplia (y que, semiológica mente, ha de ser fundamental)
existente entre sistema vs. discurso. Pero el conocido comentario al ámbito semántico de
la palabra alemana "Rede" elimina ese intento de correlación: "Rede corresponde,
aproximadamente, a 'parole' (habla) pero le añade el sentido especial de 'discours'
(discurso)" (p. 31 ). Luego, en el pensamiento saussuriano, habla y discurso no son
homologables.
Frente a esto el habla queda caracterizada como una "práctica" capaz de depositar ese
"tesoro (la lengua) [...] en los sujetos pertenecientes a una misma comunidad".
No debe interpretarse esta relación entre habla y lengua, cuando Saussure denomina a
la segunda como "producto social", en el sentido de una relación causalista. Ello no
tendría sentido en un pensador que tuvo una de las más lúcidas aproximaciones
epistemológicas a los planos en que transcurre la tarea de elaboración de los objetos,
formal y material, de una ciencia (anticipando en unos 15 años lo que el Círculo de
Viena, que comenzó sus reuniones en 1923, había de tardar en precisar) cuando
manifestó: "Lejos de preceder el objeto al punto de vista, se diría que es el punto de
vista el que crea al objeto y, por otra parte, nada nos anticipa que una de tales maneras
de considerar el hecho en cuestión sea anterior o superior a las otras" (p. 23).
En cuanto a la segunda observación, debe reconocerse que utiliza un débil criterio de
diferenciación cuando acude a los conceptos de "esencial" por oposición a "accesorio"
y "accidental". Con ello incurre en el criterio de considerar al conocimiento como una
esencia a la que sería necesario distinguir de los aparentes accidentes que lo envuelven
y ocultan. Es evidente, no obstante, que la intención de Saussure ha sido atribuir a la
lengua el valor de estructura teórica que es preciso construir ya que no se ofrece
inmediatamente a la observación directa, mientras que señala al habla, justamente,
como el nivel observacional y empírico con cuya mera acumulación de datos nunca
llegaría a formalizarse la lingüística en cuanto ciencia. Pero esta terminología no se
encontraba disponible en el tiempo en que Saussure dictaba sus cursos, siendo
posterior elaboración de la Filosofía de la Ciencia.
Como desarrollo de esta primera oposición entre la lengua como vínculo social y el
habla como práctica, Saussure va enunciando nuevas características diferenciales:
LENGUA HABLA
-Nunca supone premeditación. -En el acto del habla son distinguibles: a) las
combinaciones mediante las cuales
el sujeto hablante utiliza el código de la lengua;
b) el mecanismo psicofísico que le permite
exteriorizar tales combinaciones
"En lo que se refiere a las características del habla, Saussure se limita a mostrar el
grado de participación de la individualidad en el acto o comportamiento, ahora sí,
plenamente observacional y constatable. En tal sentido, se limita a identificar la doble
operación cumplida por dicho individuo: la de combinatoria respecto a las entidades
del código y la relativa a la exteriorización de las combinaciones disponibles mediante
el correspondiente mecanismo psicofísico.
LENGUA HABLA
-Objeto bien definido en el conjunto heteróclito de -¿Objeto indefinido en el conjunto heteróclito
los hechos del lenguaje (p.31 ). de los hechos del lenguaje?
-Aquella porción determinada del circuito donde -¿Pertenece a ese mismo circuito? ¿En qué parte
una imagen auditiva se asocia con un concepto (p. 31). del circuito se instala?
-¿Parte individual del lenguaje, exterior al individuo?
-Parte social del lenguaje, exterior al individuo (p. 31 ). -¿Parte individual del lenguaje, interior al individuo?
-¿Parte social del lenguaje, interior al individuo?
-El individuo, por sí solo, no puede crearla ni
-¿Puede el individuo crearla o modificarla?
modificarla (p.31).
-Sólo existe en virtud de una especie de contrato
-¿Existe con independencia del contrato?
establecido entre los miembros de una comunidad (p. 31 ).
-El individuo necesita un aprendizaje para conocer su
-Su práctica, ¿requiere un aprendizaje?
funcionamiento (p. 31 ).
-Se conserva, aun perdido el uso del habla (p. 31). -Puede perderse, conservándose la lengua (Ibidem).
-Puede estudiarse con independencia del habla (p. 31). -¿Puede estudiarse con independencia de la lengua?
-La ciencia de la lengua sólo es posible si no se -¿Requiere la ciencia del habla (si es posible tal
inmiscuyen otros elementos (p. 31 ). ciencia) la misma depuración?
-¿El habla es heterogénea como, según Saussure, lo
-La lengua es de naturaleza homogénea (p. 32).
es el lenguaje?
-Es un sistema de signos donde lo único esencial es la unión -El habla ¿es un sistema? En tal caso, ¿qué le resulta
del sentido y de la imagen acústica, siendo las dos partes esencial? ¿Cuál es la naturaleza de los signos que
del signo igualmente psíquicas (p. 32). la constituyen?
-Es un objeto de naturaleza concreta (E.: 32). -Es un objeto de naturaleza concreta (Ibidem)
-Los signos lingüísticos son asociaciones ratificadas -¿Cuáles son los signos del habla? ¿Requieren la
por el consentimiento colectivo (p. 32). ratificación colectiva?
-¿Cuál es la realidad de los signos del habla? ¿Cuál
-Son realidades que tienen su asiento en el cerebro (p. 32).
es su lugar pertinente?
-Son, por así decir, tangibles; la escritura puede fijarlos -Sería imposible fotografiar, en todos sus detalles,
mediante imágenes convencionales (p. 32). los actos del habla (Ibidem).
Las preguntas, no formuladas por Saussure, a las que hemos dado forma a partir de
las afirmaciones saussureanas acerca de la lengua, poseen, en algunos casos,
respuestas muy obvias; pero, en general, sirven de guía para constatar la posibilidad
de una ciencia acerca del habla, así como para detectar una serie de problemas y
evaluar si la semántica, conductista, lógica, generativa o praxeológica, da
debidamente cuenta de ellos.
No hay que malinterpretar el sentido de esta observación. El texto que utilizamos para
seguir el desarrollo del pensamiento de Saussure es el de su famoso Curso, tal como
nos ha llegado en la versión de sus alumnos Charles Bally y Albert Sechehaye. Con
independencia de las interpolaciones que pueden proceder de quienes le dieron forma,
la exposición de Saussure es didáctica y no pretende conservar el orden lógico del
desarrollo de un trabajo de investigación. O sea, que es preciso distinguir entre el
orden de exposición de un discurso científico y su propio orden de producción o
progreso lógico, coherente y deductivo. Aquí nos encontramos ante un texto que
conserva un determinado orden de exposición. Cuando Saussure se refiere a la
distinción entre lengua y habla lo que hace es mostrarnos conclusiones importantes a
las que ha llegado, en tiempos y por procesos que pueden ser totalmente distintos, y
que en nada afectan a la ubicación, al comienzo de su texto (o en sus clases
introductorias) de tales conclusiones. Pero, también, lo que hace es valorar la calidad
teórica de la estructura científica que va a proponer y en eso consiste buena parte de la
calidad y actualidad que posee su pensamiento; lo desarrolla con clara conciencia de
los problemas epistemológicos que implica la tarea a la que enfrenta y, así,
simultáneamente, nos enseña lingüística y teoría de la ciencia.
A / r (S) / B
Nosotros, en vez de hacerlo entre semas (ya que no tratamos la problemática particular
de la significación), lo haremos entre el signo-lengua, por una parte y las terminales de
sus posibles relaciones, tal como hemos visto que las propone Saussure.
El papel que cumplen los elementos terminales de las distintas relaciones en que
Saussure sitúa a la lengua ("hechos del lenguaje", "individuo", "circuito de asociación
de imagen y concepto", "habla", "lenguaje exterior" y "contrato comunitario") es el de
signos delimitadores. es decir, aquellos que no tienen otra función que permitir la
transformación de la lengua en el signo-lengua pertinente a la ciencia de la lingüística.
Ocupan los lugares del " A "y el "B" en el modelo de Greimas.
Se llega, así, a una definición explícita del concepto de lengua tal como ha sido
producido por su pensamiento científico: Es una delimitación en la interioridad de los
hechos del lenguaje que solo toma en cuenta parte de los elementos integrantes del circuito de
asociación de imagen y concepto y parte de los hechos constitutivos del lenguaje exterior, cuya
existencia requiere del acuerdo comunitario y a la cual el individuo accede mediante un
aprendizaje, siendo su conservación independiente del fenómeno del habla.
Disponemos, así, de una nueva definición explícita, esta vez correspondiente al signo-
sistema de signos-lengua: es un conjunto homogéneo de signos-lengua, en cuanto realidades
mentales y concretas, de los que importa su sentido y su imagen acústica y destinados a fijar
asociaciones colectivamente ratificadas. El signo-sistema de signos-lengua es transferible a
otros sistemas: de signo-habla y/ o de signos-gráficos, siendo cognoscible con independencia de
tales otros sistemas.
Nosotros relegamos su estudio para más adelante, ya que todavía queda mucho por
decir acerca de los signos-lengua. En efecto, tan sólo se ha analizado su relación con
otros signos, o sea, su estructura exterior; en lo que continúa, analizaremos las
consecuencias a que conduce la propuesta saussureana acerca de su estructura
interna.
Este sistema está constituido por elementos de naturaleza específica, los signos-lengua,
que sólo pueden ser definidos en interacción con el sistema al que, simultáneamente,
estructuran y por el cual resultan estructurados. No hay signos, si no es en función de
un sistema; tampoco existe sistema más que en función de los signos que contiene. El
estudio de un tipo específico de signos (en este momento particular de nuestro
trabajo, el estudio de los signos de la lengua) requiere que cuanto de ellos se diga, sea
coherente (y constitutivo) respecto a cualquier afirmación que pueda plantearse acerca
de la totalidad del sistema.
Por eso, los signos de la lingüística (los signos-lengua) no son las palabras, sino un
tipo particular de entidades cuya estructura es preciso elaborar. Puede decirse que la
palabra es la cosa, mientras que el signo-lengua es el resultado de pensar científicamente
tal palabra-cosa. Esta reflexión es fundamental para que podamos situarnos en la
perspectiva adoptada por Saussure cuando afirma la estructura dual del signo-lengua,
constituida por un significante y un significado.
Las definiciones, aparte de sus características lógicas y que hacen a su calidad en cuanto
tales, deben ser consideradas como enunciados lingüísticos acerca de características de
entidades no lingüísticas; o sea, generalmente, a través de una definición, se relaciona un
significante lingüístico con otro significante de naturaleza no lingüística, lo cual cumple
dicha definición mediante la descripción de ciertas calidades de tal significante no
lingüístico. El concepto de "sentido" suele complicar más el problema por cierta
superposición con el "significado". Greimas no logra diferenciarlos adecuadamente,
pero adopta una perspectiva totalmente coherente con lo que venimos enfocando: "La
significación no es, por tanto, más que esta transposición de un nivel de lenguaje en
otro, de un lenguaje en un lenguaje diferente, y el sentido no es más que esta
posibilidad de transcodificación".17
¿Cuál es, entonces, el valor de la expresión de Saussure: "El signo lingüístico une, no
una cosa y un nombre, sino un concepto y una imagen acústica" (98)? Estudiando los
dos pares que contrapone, podemos ubicar del lado del significante , ya bien al nombre
(lo que niega ), ya bien a la imagen acústica (que es lo que afirma); y del lado del
significado estarían, ya bien la cosa (con la que niega la relación), ya bien el concepto
(término aceptado de la relación que plantea).
De los cuatro elementos enunciados, tres pueden calificarse como "materiales": la cosa,
el nombre y la imagen acústica. Sólo el cuarto, el concepto, surge a primera vista como
abstracto y como tal lo califica el mismo Saussure. Pero, respecto a la imagen acústica
también nos dice que la considera como "la huella psíquica de ese sonido, la
representación que nos proporciona el testimonio de nuestros sentidos", eliminando,
así, la calidad material de tal sonido.
(I)
S SIGNIFICANTE SIGNIFICADO S
s Eficacia "psíquica" de la imagen acústica Concepto "abstracto" de una cosa s
S s
Hagamos ahora una breve reflexión: si ponemos una al lado de la otra, a las dos
palabras, "SIGNIFICANTE - SIGNIFICADO", el resultado no es significativo,
limitándose a mostrárnoslas. Lo único válido significativamente es la oposición de las
respectivas definiciones. Y ya estamos, casi sin habernos dado cuenta, realizando la
segunda de las lecturas posibles del esquema, la lectura vertical. Las palabras
"SIGNIFICANTE" y "SIGNIFICADO" son ambas meros significantes. En cuanto
significantes (S) cada uno de ellos tiene un significado (s): la construcción conceptual y
discursiva que los explicita. Leyendo los opuestos en ese segundo nivel captamos
inmediatamente su diferencia: uno se refiere a la "imagen acústica " y el otro al
"concepto", elementos que ya sabemos diferenciar, máxime con la explicación que les
agrega Saussure. Pero "SIGNIFICANTE-SIGNIFICADO" es un enigma si lo privamos
del nivel definitorio. Entonces, ¿por qué hemos podido decir que son dos?, ¿por qué no
la reiteración de uno solo?
(II)
SIGNIFICA -NTE
S
-DO
Presencia de formas gráficas o fonéticas comunes y de una variante alternativa
s
(gráfica o fonética) diferencial
Lo que aparece ahora en el nivel inferior (s) es lo que nos permite conocer que estamos
en presencia de dos significantes. Así pues, al margen y previa a toda otra
diferenciación que pueda proponerse, existe una significación que nos permite
diferenciarlos como dos entidades lingüísticas.
Sustituyamos ahora en el esquema (I) el nivel del significante (S) (donde figuraba el
par: "SIGNIFICANTE-SIGNIFICADO") por el nivel del significado (s) tal como ha sido
producido en el modelo (II):
(III)
La relación entre "S" y " s' " constituye al signo-lengua, por su estructura interna, en
objeto de conocimiento para la ciencia de la lingüística; y especialmente al aspecto
puramente sintáctico de la ciencia de la lingüística. Al sustituir, en el nivel del
significante, las anteriores formas (en nuestro caso) gráficas: "SIGNIFICANTE-
SIGNIFICADO" por la calidad perceptual que poseen para poder ser percibidas y para
que la percepción sepa identificarlas, nos permite comprender por qué Saussure se
muestra un tanto aprensivo con el carácter material del significante. Sólo en la medida
en que la percepción juega un papel preponderante, habla de una cierta materialidad.
En definitiva la materialidad de un significante radica en la necesidad fundamental de
ser percibido; pero también se reduce a ello. Su evaluación lingüística comienza
después del "hecho ontológico o fenomenológico", como manifiesta Hjelmslevl9,
momento en el cual la expresión (o significante) se transforma en "signo de una
sustancia de la expresión". En definitiva, la materialidad del significante no hace
referencia al hecho perceptual sino a ciertas calidades diferenciales que sólo pueden
advertirse en tal significante porque ya el sujeto conoce otros significantes respecto a
los cuales puede diferenciar el que tiene en presencia. El significante de una lengua lo
es por sus diferencias y no por la materialidad de su presencia. Podemos hablar de
una variante diferencial a partir de la cual una mera sensación óptica (o acústica) se
transforma en la expresión de un signo. También por eso, no puede existir un lenguaje
con un signo único; si existiese un único significante, la única calidad que podría poseer
sería la de su materialidad, con cuyo exclusivo aporte el pensamiento no podría
conocerlo, ya que el conocimiento es diferenciación respecto de otros, pero ese único
supuesto significante no proveería de relaciones de diferenciación y el pensamiento
no podría atribuirle ese plus inmaterial que no está contenido en lo percibido sino que
resulta añadido por el pensamiento al confrontar diversas percepciones. Aquello en que
puede percibirse una variante diferencial es la expresión que da cuenta de la capacidad
significativa de un significante y bien puede considerarse como su definición. [Lo que
sigue ha sido objeto de diversas reelaboraciones y, en especial, su utilización
pedagógica me llevó a formular ciertas modificaciones que, al día de la fecha (12-05-
2002), considero adecuadamente expresadas en mi trabajo Los 4 Signos. Diseño de las
operaciones elementales, en metodología semiótica, que puede encontrarse en:
http://go.to/centro-investigaciones-semioticas ]
El significado " s' " constituye la significación lingüística del significante lingüístico " S
". Luego, el significante correspondiente al significado " s " deberá ser buscado en el
ámbito de lo extralingüístico. Precisar este aspecto es, también, particular
preocupación de Hjelmslev: "Parece justo que un signo sea signo de algo y que este
algo resida, de algún modo, fuera del signo mismo: así, la palabra bosque es el signo
de un objeto determinado en el paisaje y... este objeto no forma parte del propio
signo"20.
En la saussureana expresión "concepto abstracto de una cosa " no que dan rastros de
materia lingüística (salvo la necesaria para pensarlo o comunicarlo ), pero en nuestro
concepto del cielo quedan efectivos rastros de nuestra actividad perceptual de elevar
los ojos y contemplar la inmensidad del espacio y sabemos lo que buscamos cuando
tenemos la voluntad de buscar el cielo: lo diferenciamos, por sus características
perceptuales, de un elefante, de una pared, de una brizna de hierba, del número 4, del
concepto de metamorfosis, etc. Si podemos hacerlo es porque, en todos estos casos,
nos encontramos ante formas con elementos comunes y con variantes diferenciales. Quiere
decir que los percibimos ya como significantes, conforme a la definición anteriormente
propuesta. En el ámbito de sus respectivas calidades diferenciales, tales significantes
van dejando la huella psíquica de sus imágenes respectivas. O sea, vamos
constituyendo sistemas de variaciones y de correspondencias que establecen un
principio de orden en el universo que nos rodea; sistemas en que se interrelacionan
conceptos que se corresponden con aquellos significantes.
Este estudio del significado (" s ") en el enfoque de Saussure evidencia la necesidad de
encontrar el significan te perdido; aquel del que procede tal significado y que, desde
luego, no es el significante lingüístico. Tal el objeto de estudio específico de la
semiología, en cuanto ciencia general que abarque la totalidad de los signos utilizados o
reconocidos como tales por la sociedad y que, en su parte no lingüística, abarca todos
aquellos conocimientos que son traducidos por el signo lingüístico.
Con esto han quedado deslindados los contenidos de cada uno de los elementos del
algoritmo saussuriano S/s así como los lugares que ocupan en la respectiva relación.
Asimismo se puede comprender claramente que existen dos problemas que deben ser
deslindados: uno es el relativo al signo-lengua en cuanto perteneciente al Sistema de
signos-lengua (problemática que constituye a la lingüística) y otro es el relativo al
signo-lengua en cuanto mediador con otros Sistemas de signos-no lingüísticos
(problemática que, por una parte, define el ámbito de la semántica y, por otra,
constituye a la semiología; según que, respectivamente, se atienda a la relación entre
los signos-lengua y los signos-no lingüísticos, o a la estructura interna de tales signos-
no lingüísticos [actualmente (12-05-2002), prefiero adoptar un enfoque más
comprensivo de la semiótica o semiología: todo es semiótica; lo que da cuenta de algo
diferente a sí mismo, constituye la Semiosis Sustituyente, a lo que antes (la fecha de El
Signo: 1983) limitaba a lo lingüístico; aquello de lo que otro da cuenta, constituye la
Semiosis Sustituida, en lo que antes incluía a la semiología, en cuanto lo no-lingüístico.
Creo interesante dejar establecido que la Semiosis Sustituyente puede o no ser
lingüística, pero siempre será semiótica y específicamente la Semiosis que sustituye o
que construye el significado de algo diferente; y la Semiosis Sustituida no tiene que
ser necesariamente no-lingüística, ya que también se puede dar cuenta o establecer el
significado de un texto lingüístico, por ejemplo: un comentario periodístico a un
discurso político; un texto de crítica a un poema o, incluso, la película cinematográfica
que reelabora un relato literario]). Se establece, por consiguiente, un principio de
organización en el problema de la significación, al contestar qué es lo que en definitiva
une el signo lingüístico.
(VI)
s' S
S' s
que, además, permite producir, concretando las posibles interrelaciones entre sus
cuatro términos, un conjunto ordenado de respuestas a fundamentales problemas
relativos a la facultad semiótica general y, así, sistematizar la problemática de la
semiología. Por ello, el anterior algoritmo, desenvuelto a partir del de Saussure, bien
puede considerarse como la representación del signo en semiología y lo denominamos
"algoritmo fundamental de la semiología".
S S S' S'
s s' s s'
además de poder constatar la necesidad de dar respuesta a los problemas resultantes
de la posible vinculación inmediata entre:
S
s'
Como dijimos, constituye el ámbito propio de la ciencia de la lingüística estructural.
Con él se afirma la existencia de un significado (" s' ") que encuentra exhaustiva
respuesta en el interior de lo puramente lingüístico. No hay en él alusión a otro
universo que no sea el de la lengua. Excluye por lo tanto a la semántica, la que se
deberá considerar imposible de responder dentro del exclusivo campo de esta ciencia;
no obstante, tampoco debe limitarse a presentar la problemática de la sintaxis
exclusivamente; más bien abarca e incluye los temas puramente formales de la teoría
del lenguaje. La pretensión de la lingüística, mediante el estudio comparativo de los
diversos sistemas de signos-lengua (o sea, las lenguas actuales o históricas), consiste
en elaborar un sistema de significados de estricta naturaleza lingüística
(" s' ") capaz de dar cuenta de todas las relaciones diferenciales percibibles en los
distintos sistemas de significantes lingüísticos ( " S " ) en los que se materializan
(tomando en consideración las adecuadas reservas saussureanas) la totalidad de los
signos-sistema de signos-lengua cognoscibles. A esta lª variante del algoritmo, que
consideramos fundamental, de la semiología, lo podemos denominar "signo
metalingüístico" [en la nueva terminología: "signo metasemiótico sustituyente"].
S'
s
Con este algoritmo se señala la existencia, para el conocimiento, del restante y plural
conjunto de signos de naturaleza no lingüística. Son signos cuyo significante (" S' ") y
cuyo significado (" s ") acontecen ambos en sistemas que ordenan universos de calidad
no lingüística [hoy, prefiero decir: universos con calidad de Semiosis Sustituida].
Abarca lo que Saussure señala como "semiología ", es decir, "la escritura, el alfabeto de
los sordomudos, los ritos simbólicos, las formas de cortesía, las señales militares, etc.,
etc." (p.33); pero, además, prescindiendo de que se trate de formas artificiales
destinadas a la comunicación, abarca todo el resto de cuanto el hombre puede conocer
por percepción sensorial o mental. El conocimiento del universo, vulgar, científico o
poético, es tal en virtud de su pertenencia (son formas codificadas) a sistemas en
mayor o menor grado formalizados que nos permiten diferenciar al objeto de la
percepción (" S' ") y conferirles un valor y una significación (" s "). Es evidente que esta
diferencia radica en una separación convencional de lo lingüístico, por la calidad
específica del objeto significan te y por la función indeslindable del pensamiento que
posee la lengua. Pero, cuanto pueda decirse acerca de estos signos considerados
semiológicos podrá también decirse de los signos lingüísticos (no siendo válida la
proposición inversa por la especificidad de los signos de la lengua); ello fundamenta
que la lingüística solo pueda ser acertadamente estudiada en el interior de la
semiología o, en las palabras de Saussure: "si por primera vez hemos podido asignar a
la lingüística un lugar en las ciencias, ello se debe a que la hemos incluido en la
semiología" (p. 33-34); y agrega: "Para nosotros. ..el problema lingüístico es, ante todo,
semiológico y todos nuestros desarrollos encuentran significación en este importante
hecho. Si se quiere descubrir la verdadera naturaleza del lenguaje, hay que empezar
por considerarla en aquello que posee en común con todos los otros sistemas del
mismo orden... Con eso, no sola mente se aclarará el problema lingüístico sino que
pensamos que al considerar a los ritos, costumbres, etc., como signos, estos hechos
aparecerán bajo otra luz y se sentirá la necesidad de agruparlos en la semiología y de
explicarlos por las leyes de esta ciencia" (p. 34-35).
El manejo de esta segunda variante (" S'/s ") permite, justamente considerarlos en
cuanto estructura con legalidad y sistematización propia. Por ello, a esta 2ª variante
del algoritmo fundamental de la semiología podemos denominarlo "signo
metasemiótico" [en la nueva terminología "signo metasemiótico sustituido"].
S
s
Esta es la propuesta original saussureana. En ella el significante lingüístico está visto
como un mediador. En efecto, su cualidad significativa intra lingüística está utilizada
para otra función diferente a sí misma (y en la cual consiste la función semiótica por
excelencia) consistente en la elaboración significativa extralingüística. A esta 3ª
variante del algoritmo fundamental de la semiología, lo denominamos "signo
mediador".
En esta operación radica el papel trascendental del lenguaje: nos permite intercambiar
palabras sin necesitar, en cada caso disponer de la cosa nombrada. Una cosa contiene
su propio significante y su propio significado; en virtud de ello la reconocemos. Una
palabra se utiliza, normalmente, con olvido de su significado lingüístico, en
sustitución de un significante diferente a ella misma y como portadora del significado
que, siéndole ajeno, se le adosa por convención.
S'
s'
Este tipo de estructura es tan curiosa como importante. Señala lo que queda en lo
extralingüístico después de haber sido nombrado. O sea, el rastro de transformación
operada por la verbalización. El amor que ha sido ya nombrado como "amor" no es el
mismo que cuando era todavía un sentimiento inefable (indecible}. Ubica, también, en
su lugar preciso, el hecho de comportarse ante los acontecimientos o frente a los
sentimientos según su definición verbal o según la condensación de esa definición que
es su nombre; a la visión del mundo según las leyes de los nombres con que lo
nombra; a la anteposición de lo simbólico a lo existencial, etc. En definitiva, se está
atribuyendo a los significantes extralingüísticos (" S' "} los valores o significados
lingüísticos (" s' "} que tienen las palabras que los nombran. A esta 4a. variante del
algoritmo fundamental de la semiología, lo denominamos "signo ideológico".
Esta variante marca el ámbito del pensamiento ideológico en cuanto por el mismo se
entiende un sistema de significados lingüísticos (" s' "} en cuya interioridad,
preestablecida, se agota la capacidad significativa de todo significante existencial (" S'
"}; el único tipo de conocimiento que así puede alcanzarse es un reconocimiento, una
especularidad sobre significados que no pertenecen al universo en el que adquiere
significación el significante extralingüístico, sino que pertenecen a un sistema de
significaciones que les es totalmente ajeno.
También es la estructura que debe tenerse en cuenta cuando se pretende, por ejemplo,
transformar una obra literaria en cinematográfica. Tal proceso consiste en encontrar
los significantes extralingüísticos
(" S' "} (sin que esto ponga en cuestión la existencia de un lenguaje cinematográfico}, o
sea, las imágenes fílmicas, capaces de dar cuenta de las significaciones procedentes de
un texto de naturaleza lingüística
(" s' "}. El fracaso de semejantes empre sas ocurre cuando la pretensión del director es
encontrar significantes cinematográficos (" S' "} que sustituyan a los significantes
lingüísticos (" S "} del texto literario; ello implica olvidar que cada lenguaje tiene sus
propias características para la creatividad y que éstas pertenecen a las leyes inheren tes a
sus significados; es decir, que para encontrar las imágenes adecuadas (" S' "} que den
cuenta de la tensión creativa inherente a un texto literario lo que hay que filmar no
son los adjetivos y los sustantivos (" S "} sino la legalidad del lenguaje literario
mediante la cual, lo narrado o referido se transforma en estético, lo cual depende
exclusivamente del uso de la signifi cación lingüística con que ha sido utilizado el
lenguaje verbal (" s' "}. Si el relato carece de esta cualidad sobreañadida a lo narrado, o
sea, si ha usado las significaciones lingüísticas tal como están en el código comunitario
sin producir ninguna propuesta creadora, entonces da lo mismo que el cine asta se
limite a filmar los meros significantes tal como han sido escritos, ya que ni una ni otra
serán, posiblemente, una obra de arte.
Es justamente la causa por la que nos parecen aberraciones pictóricas las propuestas
gráficas con que, durante la alta edad media, se pretendía visualizar los símbolos, por
ejemplo, del Apocalipsis. La fealdad de los resultados obtenidos muestra que las
expresiones de San Juan, pese a ser poéticamente muy gráficas, no valían como pautas
de representación icónica, sino que encontraban su plena potencia y belleza en su
calidad lingüística. Esto, sin demérito de nuestra valoración de tales códices
medievales iluminados con esos dibujos; poseen, no solo valor histórico sino estético,
pero este último carácter procede de la aproximación a una mentalidad que seguía
diferentes caminos en su construcción de lo imaginario y no en el objeto
concretamente producido.
Cuando, en la página 45 se definieron las cuatro variantes que surgían del algoritmo
desarrollado a partir de la propuesta de Saussure, se señaló también la presencia de
otros dos problemas relativos, ya no a la sustitución entre significantes y significados,
sino a la posibilidad de yuxtaposición entre dos clases de significantes o dos clases de
significados pertenecientes a lenguajes diferentes. Debe observarse que, mientras
entre un significante y un significado siempre se produce una relación de sustitución,
ésta ya no puede plantearse cuando los elementos a relacionar son sólo significantes o
sólo significados. Con ellos no podemos hacer más que yuxtaponerlos, es decir ,
situarlos uno al lado del otro para tratar de producir estructuras de discurso. Si los
significantes o los significados pertenecen a una misma lengua, el resultado es ya bien
un texto, como éste que estamos leyendo o como la percepción de un paisaje, en el
primer caso; ya bien la estructura teórica de una ciencia con su pluralidad de
conceptos virtualmente activos o las componentes del sentido común respecto a los
conceptos implícitos en la explicación de un fenómeno cotidiano. Existe un famoso
debate entre Carl Gustav Hempel y M. Scriven sobre si existen o no leyes de cobertura
científica para dar explicación adecuada de un suceso como el siguiente: "Queriendo
agarrar el diccionario, usted golpea con la rodilla el borde de la mesa y esto vuelca el
tintero; su contenido se escurre sobre la mesa y ensucia la alfombra". Para Scriven es
suficiente con aplicar los supuestos que constituyen el sentido común; para Hempel
allí están implícitas todas las leyes de las teorías científicas, biológicas, psicológicas,
físicas y químicas que, aplicadas al evento, lo explican25. Se trata, desde la perspectiva
semiológica que permite el desarrollo que venimos realizando del esquema de
Saussure, de la opción entre dos discursos de significados pertenecientes a sistemas teóricos
diferentes. Esto nos permite considerar el problema desde una tercera perspectiva, en
vez de tratar de justificar que sólo el sentido común o sólo las leyes de cobertura son
adecuadas para explicarlo: el sen tido común contiene los mismos significados de la
estructura teórica (o sea, no se trata en rigor, de dos sistemas teóricos diferentes), sólo
que vulgarizados o desprendidos de las condiciones taxativamente establecidas en la
ciencia. El sentido común reordena los significados científicos para las finalidades
prácticas de la vida cotidiana; con frecuencia no está suficiente mente actualizado
como para descubrir explicaciones, ya constatadas en la investigación científica y que
considera preciosistas, innecesarias o ridícu las. Valga esto como ejemplo,
elementalmente desarrollado, del contacto con la epistemología que proporciona la
reflexión sobre estos modelos semiológi cos. Pasemos al estudio de las
yuxtaposiciones entre significantes o significa dos cuando, en vez de pertenecer a un
mismo sistema (como en lo que acabamos de ver) pertenecen a sistemas totalmente
diferentes.
5ª variante: Yuxtaposición,
en discurso,
de los significados extralingüísticos y
lingüísticos
s <----> s'
En este momento de nuestro estudio no tiene importancia cuál de los significados
precede al otro, ni cuántos significados de cada tipo se hagan presentes en la totalidad
de un discurso. Interesa, en cambio, comprender el problema que se plantea
admitiendo la posibilidad de integrar, en un mismo discurso, significados
provenientes de sistemas diferentes.
6ª variante: Yuxtaposición,
en discurso,
de los significantes extra lingüísticos y
lingüísticos
S <----> S'
Este esquema señala la posibilidad de yuxtaponer significantes de diversa naturaleza
y, por tanto, pertenecientes a distintos lenguajes, para, por su intermedio, producir
específicos significados. También indica la necesidad, desde el punto de vista de la
metodología del análisis, de tomar en considera ción la pluralidad de elementos que
confluyen en la realización de un discurso, ya que ningún fenómeno agota su
capacidad significativa a un solo nivel de significantes de naturaleza homóloga, sino
que, por el contrario, la pertenencia de tales significantes a niveles diversos exige
analizar las particularidades que se han impuesto para integrarlos en una totalidad
que resulta, no obstante, significativa.
"Una madre le dice a su hijo de seis años, el cual acaba de regresar de la escuela con el
guardapolvo desgarrado: -¡Muy bien!".
"Una madre le dice a su hijo de seis años, el cual acaba de regresar de la escuela con
una medalla de premio prendida al guardapolvo:
-"¡Muy bien!"
"Una madre le dice a su hijo de seis años, el cual acaba de regresar de la escuela con
una medalla de premio prendida al guardapolvo desgarrado: -"¡Muy bien!"
En este caso, el chico se quedará en suspenso sin saber a qué parte de su aspecto
deberá yuxtaponer lo que su madre le dice: a la medalla o al desgarrón. Necesitará un
nuevo significante producido por la madre para obtener univocidad del discurso del
que es destinatario: o lo abrazan 0 10 retan.
S = ambigüedad
S <---> S1= reprobación
S <---> S2 = aprobación
S <--->S1 <---> S2 = ambigüedad
S <--->S1 <---> S2 <---> S3 = aprobación
S <--->S1 <---> S2 <---> S4 = reprobación
S'
s
S'
s
pero de utilización meramente metalingüística.
S
s
S'
s'
pero de función mediadora (o sustitutiva).
s <----> s'
S <----> S'
son estructura de discurso.
Hasta aquí hemos seguido la expansión semiológica que se hace posible a partir de la
estructura del signo propuesta por Saussure. Quizás, ahora, estemos en mejores
condiciones para evaluar la riqueza conceptual que deriva de la citada afirmación de
que la lengua es "un sistema de signos distintos correspondientes a ideas distintas".
También podrá comprenderse mejor el carácter de "arbitrario" que atribuye al signo
lingüístico. Básica mente la convención social legaliza la unión del significante
lingüístico (" S "} con un significado no lingüístico (" s ") al que nada lo vincula
naturalmente. Sólo los que acabamos de denominar "signos puros" fijan una
necesariedad en la relación entre significante y significado; pero no son aptos para
cumplir una función autónoma de sustitución respecto a un universo dife rente a ellos
mismos. También, los esquemas o modelos desarrollados permiten comprender el
otro carácter que postula Saussure respecto al significante: su "linealidad" (p. 103).
Esta es una característica peculiar de la lengua y Saussure le atribuye la misma
importancia que a la arbitrariedad (p. 100). La hemos representado mediante la
formalización de dos tipos peculiares de discurso:
" s <----> s' " y " S <----> S' " ; desde luego que, en la forma habitual de la
lengua, adoptarán secuencias como:
A. Valor y Significación
Tras haber expandido la estructura del signo propuesta por Saussure para dar cabida
a la problemática que deberá resolver la semiología, es preciso regresar al concepto de
sistema. La calidad estructural de su pensa miento se plasma definitivamente en el
análisis de la organización interna del sistema de la lengua, que expandiremos,
también, hacia el ámbito de la semiología. Saussure realiza tal análisis en base a los
conceptos de "valor" y de "significación", sus relaciones y el contenido que les
atribuye.
VALOR SIGNIFICACIÓN
-Propiedad de una palabra para
representar una idea (pensamiento -Le sería aplicable este mismo concepto
generalizado) (la admite como uno del valor.
de los aspectos del valor) (p. 158).
-Dificultad en distinguirla del valor,
-Un elemento de la significación (p. 158).
ya que está bajo su dependencia (p. 159).
-El signo mismo, como contrapartida -Identifica significación y significado,
de los otros signos de la lengua (p. 159). en los otros signos de la lengua (p. 159).
-Por la solidaridad de los elementos de -Totalidad que se cumple en los límites
la lengua, el valor de cada uno no de la palabra considerada como un
proviene más que de la presencia dominio cerrado, existente por sí mismo
simultánea de los otros (p. 159). (p. 159).
-Está constituido por una cosa -Aquel aspecto del valor de una palabra
desemejante susceptible de intercambiarse que se limita a constatar que puede
con aquella cuyo valor está por "intercambiarse" por tal o cual concepto
determinar (p. 159). (p. 160).
-Está constituido por cosas semejantes
que se pueden comparar con aquella
cuyo valor está en cuestión (p. 159).
-Un aspecto del contenido de la palabra -Un aspecto del contenido de la palabra
que sólo se determina con certeza que sólo se determina con certeza
mediante el concurso de aquello que mediante el concurso de aquello que existe
existe fuera de ella (p. 160). fuera de ella.
-Aquello de lo cual, principalmente, -Aquello que no es lo único de lo cual una
una palabra está revestida, por el hecho palabra está revestida, por el hecho de
de for mar parte de un sistema (p. 160). formar parte de un sistema.
-El valor de cualquier término está
determinado por aquello que lo rodea
(p. 160).
-Comparando dos lenguas, términos -Comparando dos lenguas, términos con la misma
con la misma significación pueden no significación pueden no tener el
tener el mismo valor (p. 160). mismo valor.
- idem, respecto a las entidades
- idem, respecto a las entidades gramaticales.
gramaticales (p. 161).
-La relación entre significante y significa
-No hay ideas dadas de antemano, sino do (en cuanto esquema del signo)
valores emanantes del sistema (p. 162). simboliza la significación, que no tiene
nada de de inicial (p. 162).
-No es más que un valor determinado por
sus relaciones con otros valores semejantes
y sin los cuales no existiría (p. 162).
-Todos los valores convencionales -Su soporte no es el sonido en si mismo,
sino las diferencias fónicas que permiten distinguir
presentan el carácter de no confundirse
una palabra de todas las demás
con su soporte tangible (p. 164).
(p. 163).
(s1) Valor intrasistémico <----- (S) Sistema de significantes -----> (s) Significación
intersistémica
podemos diferenciar variaciones diacrónicas en uno, dos o los tres aspectos que lo
integran. No es nuestra pretensión realizar una investigación diacrónica acerca de la
lengua castellana, sino limitarnos a ejemplificar los niveles teóricos que venimos
desarrollando. Con esta salvedad, podemos observar la transformación diacrónica
sufrida en castellano por la palabra: "Calmar".
Pero toda esta riqueza, en lo que hace al valor lingüístico de "Calmar" se reducía, en el
castellano de 1726 a la forma "intransitiva " ( o, como se la nombraba en ese momento,
"neutra"). Para evidenciarlo se ha trascripto la aplicación traslativa en que, si bien la
explicación del acontecer correspondiente aparece en forma "reflexiva", la cita con la
que se muestra su uso lo hace en forma "intransitiva". O sea, en esa situación de la
lengua, "Calmar" sólo tenía como valor (s1) la mecánica relacional del intransitivo.
Veamos ahora un cambio de significación con permanencia del valor lingüístico. Dice
el Diccionario Manual de la Real Academia Española: "MECÁNICO, CA. adj.
Perteneciente a la mecánica/ / Que se ejecuta por un mecanismo o máquina./ /
Perteneciente a los oficios u obras de los menestrales... (etc)". Y dice el Diccionario de
Autoridades: "MECHÁNICO, CA. adj. Lo que se executa con las manos. Pronúnciase
la ch como K..." (Sic).
Debe tenerse en cuenta todavía que, mientras que el valor intrasistémico (s1) consiste, en
todos los casos, en un conjunto homogéneo de relaciones legalmente establecidas
(puede utilizarse para caracterizarlo el concepto de "law-cluster concepts" acuñado
por H. Putnam), la significación intersistémica (s) es múltiple e incluso, en principio,
inagotable. Tomemos el ejemplo de un automóvil; en cuanto al valor intrasistémico
consiste en sus características diferenciales relativas al diseño, potencia, velocidad,
combustible, etc.; es decir todo aquello que nos permite establecer las relaciones
identificado ras y diferenciado ras respecto a los restantes automóviles, pero sin salir
del sistema del automóvil. Frente a esto, su precio, su calidad estética, su utilización,
el nivel social que confiere, sus posibilidades de comercialización, etc. , suponen la
relación del significante existencial automóvil con los correspondientes sistemas
económico, estético, utilitario, social, comercial, etc. Las significaciones que, en estos
diferentes sentidos pueden atribuirse al automóvil no dependen del sistema de los
automóviles, sino que se producen al vincularlo a sistemas ajenos al mismo, pero que
son los que le confieren una determinada significación.
Por el contrario, si lo que nos interesa es conocer, por ejemplo, el valor del concepto de
masa en el sistema de Newton, tendremos que reintroducirlo en el propio sistema de
Newton y relacionándolo con los restantes conceptos: velocidad, espacio, etc.,
estableceremos su valor, pero no su significación. La significación de la "masa "
newtoniana se producirá cuando se la ponga en relación, por ejemplo, con la máquina
de escribir eléctrica en la que estoy trabajando; y es evidente que nada tiene que ver
"masa " en cuanto al concepto científico con los concretos objetos a los que puede
aplicarse, o sea, a los que retraduce con un determinado significado científicamente
establecido. Como ese concepto puede también considerarse incluido en otro sistema,
el de Einstein, por ejemplo, variando con ello su valor, resulta también modificado su
ámbito de significación, ya que, mientras en el sistema de Newton la máquina
mantendrá constante su masa, en el de Einstein dependerá de que se encuentre
conectada o no a la red eléctrica y por tanto en movimiento.
B. Sincronía y diacronía
a) "La astronomía ha constatado que los astros sufren notables cambios; pero no se ha
visto obligada por ello a escindirse en dos disciplinas."
c) "Existe una ciencia descriptiva del derecho y una historia del derecho; nadie las
opone entre sí."
Para Saussure, en estos últimos casos, el dato natural tendría una gran incidencia, por
lo cual el tiempo cambiaría eventualmente sus condiciones físicas pero no
intervendría como factor diferenciador de elementos que requiriesen ser estudiados
en cuanto meros representantes del cambio y, por ello, según leyes y criterios
específicos. Así, incluso entre las ciencias económicas y la lingüística establece una
graduación, ya que en el caso de la economía "su vinculación con las cosas le
proporciona, pese a todo, una base natural y por ello las apreciaciones pertinentes
nunca serán completa mente arbitrarias; su variabilidad está limitada. Pero ya hemos
visto que, en lingüística, los datos naturales no tienen lugar alguno."
Lo que nos interesa establecer es que ninguna ciencia se constituye en base a los datos
naturales, sino en base a valores que han sido previamente establecidos. Saussure
sigue aquí una concepción científica errónea, como cuando, según ya comentamos,
había dicho que "otras ciencias operan en base a objetos dados por anticipado "
mientras que en la lingüística, "en vez de que el objeto preceda al punto de vista, se
diría que es el punto de vista el que crea el objeto " (p.23). La epistemología
contemporánea ha establecido que esto último es lo que ocurre en todos los casos;
consideración tenida en cuenta en nuestro modelo y que permite su interpretación en
función de las particularidades de las distintas ciencias. Lo que la dirección de las
flechas establece es la génesis de los valores previamente establecidos. A su vez, tales
flechas señalan, igualmente, la transformación de lo percibido, o su dependencia,
respecto al valor elaborado en algún momento precedente; en definitiva, no es posible
el análisis de los valores ni de las formas sin tomar en cuenta su inserción en la
historia.
Hay una supuesta primera percepción o percepción ingenua que sólo posee el valor
de un supuesto lógico, como punto de origen del esquema, ya que se trataría en una
instancia atemporal e irreal. Todas las ciencias, por consiguiente, operan sobre
valores; lo que puede acontecer es que, por tratarse además de objetos producidos por
el hombre, o sea, por tratarse de cultura. los niveles de transformación se incrementan.
Así en el caso del derecho podemos establecer:
Esto conduce a interrogarse sobre cuál sería el objeto de la ciencia del derecho: si el
comportamiento valorado antes de su encuadre legal ("Sn/sn"), es decir, "Sn+ 1 "; o los
valores legales que ordenan el anterior comportamiento ("sn+ 1 "); o el comportamiento
social legalmente valorado ("Sn+2"); o los propios criterios de sistematización científica
de tales comportamientos valorados legalmente ("sn+2"). Todo ello puede ser objeto del
conocimiento jurídico; pero resulta fundamental identificar el nivel en el que se
encuentra tal objeto de conocimiento, ya que ello establece su particular calidad y el
tratamiento metodológico y conceptual al que deberá ser sometido.
Lo que induce a Saussure a aproximar las ciencias económicas a la lingüística es que
en ellas el valor no es sólo una sistematización del conocimiento, ya bien relativamente
ingenuo, ya bien establecido por alguna estructura intermediaria, como es la ley en el
caso del derecho, sino que el valor es una relación constitutiva del propio objeto de
estudio, el cual no es económico más que en la medida en que guarda determinada
relación de cambio con otro objeto utilizado como materialización de tal valor. Una
historia de estos fenómenos será, por tanto, una historia de los valores concretados en
las relaciones de cambio y, consiguientemente, de sus trans formaciones. Los modelos
precedentes deberían incrementarse con un par más a efectos de dar cuenta de las
distintas instancias intervinientes antes de proceder a la reflexión científica. La
interpretación, en este caso de la economía, sería diferente:
La significación del dinero está constituida por tal capacidad de sustitu ción respecto a
elementos de un universo distinto al puramente monetario; como en el caso del
lenguaje ocurre respecto al universo referencial de los signos propiamente
lingüísticos.
Si bien, en la sucesividad de los listados ejemplificados, se alternan las "S" y las "s",
cada una con el sub índice representativo del nivel de elabora ción al que se
encuentran, no todos los momentos de tales sucesiones representan el mismo tipo de
relaciones entre ellos. La diferencia consiste en que entre "S" y "s" de un mismo nivelo
sea, afectados por el mismo sub índice, la relación es de evaluación, lo que supone que
se está consideran do a los respectivos significantes en cuanto a los valores que reciben
en el sistema al que pertenecen. Por el contrario, en los casos de sucesividad de "S" y
"s", o de "s" y "S", ya bien se presenten en una u otra dirección en forma inmediata o
ya bien en forma mediata (con otros niveles distancián dolos) la relación es
intersistémica y representa a las significaciones en cuanto que las formas o valores de
un nivel están sustituyendo o son sustituidas por valores o formas de otro nivel. De
aquí la utilidad de diferenciar de modo riguroso e incluso formalizable los conceptos
de valor y significación. Un estudio sincrónico de una determinada disciplina (o
fenómeno social o sistema de comunicación) podrá tomar en cuenta los siguien tes
aspectos: a) cómo una evaluación preexistente condiciona la posibilidad de que se
perciba actualmente a un determinado significante; o sea, por ejemplo, cómo un "Sn+1"
es posible porque se poseía la clave interpretativa "sn"; esto puede considerarse el
estudio del input en el sistema cuya sincro nía va a ser considerada; b) la organización
paradigmática en el interior del propio sistema, según la cual los significantes "Sn+1" se
articulan conforme a los respectivos valores "sn+1", lo que constituye el estudio del
argumento que proporciona coherencia a la totalidad de tal sistema; c) cómo los
significantes de un determinado nivel "Sn+1" se corresponden con los significantes del
nivel subsiguiente, por ejemplo, "Sn+2" estableciendo una relación que, en los casos de
lenguajes convencionales, responderá a las relaciones intersistémicas entre la
respectivas valoraciones "sn+1" y "sn+2" que los afectan, a cada uno en su sistema
pertinente; tal el proceso propia mente dicho de significación o utilización de un nivel
para dar cuenta de otro; es un estudio del output del sistema en consideración.
Tal como hemos venido haciendo en los capítulos anteriores, agrupare mos
inicialmente los conceptos saussureanos relativos a la semiología, junto con algunos
otros que, si bien Saussure no utiliza directamente para caracterizar a esta disciplina,
deben ser tenidos especialmente en cuenta; eludiremos, en cambio, los que han sido
tratados con anterioridad y cuya trascendencia semiológica ha quedado establecida.
No los estudiaremos en forma de oposiciones ya que lo que nos interesa es acompañar
la reflexión saussureana incorporando, tan sólo, aquellos aspectos que la evolución de
la propia disciplina semiológica ha ido poniendo de manifiesto; los numera remos
para facilitar su posterior comentario.
1. "Se sabe que esta localización [se refiere a la que Broca establece en la tercera
circunvolución frontal izquierda y en la que radicaría la facultad de hablar] se ha
confirmado para todo aquello que se relacione con el lenguaje. .., lo que parece indicar:
1º) que las diversas perturbaciones del lenguaje oral se entreveran de múltiples formas
con las del lenguaje escrito; 2º) que en todos los casos de afasia o agrafia, lo lesionado
no es tanto la facultad de proferir tales o cuales sonidos como la de evocar mediante
un instrumento, cualquiera que sea, los signos de un lenguaje regular. Todo nos lleva
a creer que, por encima del funcionamiento de los diversos órganos, existe una
facultad más general, aquella que gobierna a los signos, y que sería la facultad
lingüística por excelencia" (ps. 26-27).
2. "La lengua es un sistema de signos que expresan ideas y, por ello, comparable a la
escritura, al alfabeto de los sordomudos, a los ritos simbóli cos, a las formas de
cortesía, a las señales militares, etc, etc. Sólo que es el más importante de tales
sistemas" (p. 33).
3. "Se puede, pues, concebir una ciencia que estudie la vida de los signos en el seno de la
vida social... Enseñaría en qué consisten los signos y qué leyes los rigen" (p. 33).
5. " ...todavía no existe. .., pero tiene derecho a la existencia y su lugar está ya
preestablecido. La lingüística no es más que una parte de esta ciencia general; las leyes
que descubra la semiología serían aplicables a la lingüística, la que se encontrará así
vinculada a un dominio bien definido en el conjunto de los hechos humanos" (p. 33).
6. "Deberá tenerse cuidado con no confundir la semiología con la semántica, que estudia
los cambios de significación y de la cual F. de S. no desarrolló una exposición metódica.
.." (nota 1, p. 33).
7. " ...si por primera vez hemos podido asignar a la lingüística un lugar entre las
ciencias es porque hemos podido vincularla a la semiología" (ps. 33-34).
8. "¿Por qué no ha sido reconocida todavía como ciencia autónoma, poseyendo, como
cualquier otra, su objeto propio? Es que se gira en un círculo vicioso: por una parte,
nada es más adecuado que la lengua para que se comprenda la naturaleza del
problema semiológico; pero, para plantearlo convenientemente, haría falta estudiar la
lengua en sí misma; pero, hasta el presente, casi siempre se la ha abordado en función
de alguna otra cosa, desde otros puntos de vista" (p. 34).
9. " ...el gran público: no ve en la lengua más que una nomenclatura. .., el punto de
vista del psicólogo que estudia el mecanismo del signo en el individuo. .., es el método
más fácil pero sólo alcanza a la ejecución individual sin llegar hasta el signo, que es
social por naturaleza" (p. 34).
11. " ...tal carácter sólo aparece claramente en la lengua pero se mani fiesta en cosas
menos estudiadas y, de rebote, no se acaba de comprender la necesidad o la utilidad
particular de una ciencia semiológica" (p. 34).
12. "Para nosotros, por el contrario, el problema lingüístico es, ante todo, semiológico
y todo nuestro desarrollo encuentra significación a partir de este importante hecho"
(ps. 34-35).
13. "Con ello, no sólo se aclarará el problema lingüístico, sino pensamos que
considerando los ritos, las costumbres, etc, como signos, tales hechos aparecerán bajo
otra luz y se sentirá la necesidad de agruparlos en la semiología y de explicarlos
mediante las leyes de esta ciencia" (p. 35).
14. "Nuestra definición de la lengua supone que descartamos todo aque llo que es
extraño a su organismo, a su sistema; en una palabra, lo que se designa con el término
de 'lingüística externa'; ...etnología. .., historia política. .., instituciones de toda clase. ..,
ámbito geográfico... Creemos que el estudio de los fenómenos lingüísticos externos es
muy fructífero; pero es falso decir que sin ellos no pueda conocerse el organismo
lingüístico interno. .., la separación de los dos puntos de vista se impone y cuanto más
rigurosamente se la observe será mejor. La prueba es que cada uno de ellos crea
métodos distintos. La lingüística externa puede acumular detalles sin sentirse
enclaustrada en el estudio de un sistema" (ps. 40 a 43).
15. "Lengua y escritura son dos sistemas de signos distintos: la única razón de ser del
segundo es la de representar al primero; el objeto lingüístico no se define por la
combinación de la palabra escrita y de la palabra hablada; este último constituye, por
sí solo, su objeto" (p. 45).
16. " ...cuando la semiología esté organizada deberá preguntarse si los modos de
expresión que reposan sobre signos totalmente naturales -como la pantomima- le
pertenecen por derecho propio. Suponiendo que los acoja, su principal objetivo no
dejará de ser el conjunto de los sistemas fundados sobre lo arbitrario del signo. En
efecto, todo medio de expresión recibido en una sociedad reposa, en principio, sobre
un hábito colectivo o, lo que es lo mismo, sobre la convención. Los signos de cortesía,
por ejemplo, dotados con frecuencia de cierta expresividad natural (piénsese en los
chinos que saludan a su emperador posternándose nueve veces hasta el suelo ) están
también establecidos por una regla; es tal regla la que obliga a emplearlos, no su valor
intrínseco. Puede decirse por tanto que los signos totalmente arbitrarios cumplen
mejor que los restantes con el ideal del proceso semiológico; por eso la lengua, el más
completo y más amplio de los sistemas de expresión es también el más característico
de todos; en ese sentido la lingüística puede constituirse en patrón general de toda
semiología, pese a que la lengua no sea más que un sistema particular" (ps. 100-101).
17. "Por oposición a los significantes visuales (señales marítimas, etc.) que pueden
presentar complicaciones simultáneas en varias dimensiones, los significantes
acústicos no disponen más que de la línea del tiempo; sus elementos se presentan uno
a continuación del otro; forman una cadena " (p. 103).
18. "La lengua. .., concierne, a cada momento, a todo el mundo... En este aspecto no
puede establecerse comparación alguna entre ella y las otras instituciones. Las
prescripciones de un código, los ritos de una religión, las señales marítimas, etc.,
nunca ocupan a la vez más que un cierto número de individuos y durante un tiempo
limitado" (p. 107).
19. "Una lengua es radicalmente incapaz de defenderse contra los facto res que
desplazan, a cada instante, las relaciones entre el significado y el significante... Las
otras instituciones humanas -las costumbres, las leyes, etc.- se fundan, en diversos
grados, en relaciones naturales entre las cosas; hay en ellas una afinidad necesaria
entre los medios empleados y los fines perseguidos. Incluso la moda que fija nuestro
vestuario no es totalmente arbitraria; no puede apartarse más que en cierta medida de
las condiciones dictadas por el cuerpo humano... Tan cierto es esto que se trata de un
principio que debe verificarse incluso a propósito de las lenguas artificiales. Quien
crea una de ellas la controla mientras no está en circulación; pero desde el instante en
que cumple su misión y se convierte en propiedad de todo el mundo, el control se le
escapa... La continuidad del signo en el tiempo, unido a su alteración en el tiempo, es
un principio de la semiología general; su confirmación se encuentra en los sistemas de
escritura, el lengua je de los sordo-mudos, etc." (ps. 110-111).
20. "En ningún momento, y contra lo aparente, ésta (la lengua) existe al margen del
hecho social, porque es un fenómeno semiológico" (p. 112).
21. "...el sistema nunca es más que momentáneo [está ejemplificando con el ajedrez];
varía de una posición a otra. Es cierto que los valores dependen también y
especialmente de una convención inmutable, la regla del juego, que existe antes del
comienzo de la partida y se mantiene después de cada movimiento. Esta regla,
admitida de una vez para siempre, existe también en materia del lenguaje; tales son
los principios constantes de la semiología... No hay más que un punto en que la
comparación falla; el jugador de ajedrez tiene la intención de producir el cambio y
ejercer una acción sobre el sistema; mientras que la lengua no premedita nada..." (ps.
126-127).
22. " Así, puesto que se producen y se producirán siempre cambios fonéticos, puede
considerarse este fenómeno en general como uno de los aspectos constantes del
lenguaje; es pues una de sus leyes... Pero tales constituyen los principios generales que
existen con independencia de los hechos concretos; cuando se habla de hechos
particulares y tangibles, no existe punto de vista pancrónico" (ps. 134-135).
23. "La lengua presenta este carácter extraño y sorprendente de no ofrecer entidades
perceptibles a primera vista, sin que pueda dudarse, no obstante, de que existan ni de
que su juego es lo que la constituye. Es éste, sin duda, un rasgo que la distingue de
todas las otras instituciones semiológi cas" (p. 149).
24. "Se ve, pues, que en los sistemas semiológicos, como la lengua, donde los
elementos se sostienen recíprocamente en equilibrio según reglas deter minadas, la
noción de identidad se confunde con la de valor y recíprocamen te. Por esto, en
definitiva, la noción de valor recubre las de unidad, entidad concreta y realidad" (p.
154).
25. "Filósofos y lingüistas han estado siempre de acuerdo en reconocer que, sin el
auxilio de los signos, seríamos incapaces de distinguir dos ideas de una manera clara
y constante. Tomado en sí mismo, el pensamiento es como una nebulosa donde nada
está necesariamente delimitado. No existen ideas preestablecidas y nada es
diferenciable antes de la aparición de la lengua " (p. 155).
26. "Lo que es cierto acerca del valor lo es también acerca de la unidad. .. Aplicado a la
unidad, el principio de diferenciación puede formularse así: los caracteres de la unidad
se confunden con la unidad misma. En la lengua, como en todo sistema semiológico,
aquello que distingue a un signo coincide con todo aquello que lo constituye. Es la
diferencia lo que le confiere carácter , como es también lo que produce el valor y la
unidad" (p. 168).
Tales los párrafos en los que Saussure alude a la semiología de forma explícita, junto
con algunos que, sin nombrarla, contribuyen a completar sus conceptos constitutivos
fundamentales. Tras lo expresado en los capítu los anteriores, en que se pasó somera
revista a algunos aspectos particulares de la lingüística que son generalizables en el
plano de la semiología, tratare mos ahora de completarlos sistematizando
elementalmente los que se con tienen en los párrafos transcriptos.
Otras muchas observaciones pueden extraerse de los párrafos transcrip tos así como
de los que han dado lugar a los precedentes desarrollos de este trabajo. La lectura de
Saussure es una necesidad constante, tanto para el investigador de los principios
generales de una Teoría General de la Semiología, como para los que tratan de
desentrañar las complejidades de alguna de las Semiologías Particulares (aunque no
comprendemos cómo pueda cumplirse esto último sin haberse esclarecido
adecuadamente aquellos principios). En cuanto lectura de fuentes no consiste en la
búsqueda de exactitudes o inexactitudes en las afirmaciones específicas que haya
podido formu lar, sino en la recuperación de sus lineamientos generales que, en el
estado actual de las ciencias sociales, continúan plenamente vigentes, así como de
postulados metodológicos cuya dificultad de aplicación no justifica su relegamiento o
prescindencia. En el presente trabajo hemos tratado, tan sólo, de aprovechar algunos
de tales principios y de desarrollarlos conforme a su orientación metodológica, para
reencontrar base firme tras tantos y tan personalistas avances en esta ciencia. La
semiología "todavía no existe" (cita "5"), dijo Saussure durante sus cursos de principios
de siglo, y hoy puede observarse que todavía se la considera tierra de nadie. donde
cada autor puede incursionar a su libre arbitrio y proponer, negar o afirmar según el
dogmatismo de su inspiración. Pero la ciencia no tiene esa historia; justamente por no
existir ciencia sin historia, sólo el profundo respeto a los textos precedentes puede
avalar el avance del pensamiento que pretende ser reconocido como científico. La
semiología deberá poseer mucha mayor historia en cuanto ciencia antes de que pueda
cerrarse definitivamente el Curso de Saussure.
1 Ferdinand de Saussure. Cours de Linguistique Générale. Paris, Payot, 1972. La Editorial Losada. de
Buenos Aires, ha publicado numerosas ediciones de la versión castellana de Amado Alonso. Las
referencias del texto, indicadas entre paréntesis al final de cada cita, son traducción del autor y remiten
a la edición francesa de 1972.
2 Charles Sanders Peirce, Speculative Grammar, en Collected Papers. Cambridge. Massachusetts. The
Belknap Press of Harvard University Press. 1931, parágrafo 2.228.
3 Juan Ángel Magariños de Morentin, Rugidos. balbuceos y lenguajes; conferencia pronunciada el 19-VII-
1980 en la Biblioteca Joaquín V. González; inédita. Pueden consultarse: Euclid O. Smith (Ed.), Social
Play in Primates (Proceedings of a Symposium, University Park, Pa., 1977), New York, Academic Press,
1978; y Francine Patterson, Conversations with a Gorilla. en National Geographic, October 1978, ps. 438 a
465, entre otros.
4 Robert Ardrey, La evolución del hombre: la hipótesis del cazador. Madrid, Alianza, 1978,p. 134.
5 En la actualidad, no coincido con lo aquí expresado. Dicho brevemente, lo primero sería considerar a
lo que se denomina "lenguaje" como una especie de semiosis; o sea, la facultad natural es la de generar
sistemas de signos y por eso puede decirse que la semiosis es una facultad natural al hombre. Uno de estos
sistemas de signos corresponde a los signos de la lengua y la facultad de la que derivan es la facultad del
lenguaje (con mayor propiedad, podría hablarse de "facultad simbólica", ya que también incluye a otros
signos afines como números, gestos de sordomudos, banderas, etc.); pero otros signos provienen del
ejercicio de la facultad de representar formas, existentes y valores del mundo mediante imágenes, y a
ésta se la denomina "facultad icónica"; y otros signos provienen de la facultad de representar formas,
existentes y valores del mundo mediante objetos y/o comportamientos, a la que se denomina "facultad
indicial". Al conjunto de los productos de estas facultades, incluida la del lenguaje, puede
denominársele "semiosis", ella misma un sistema de sistemas, por lo que ninguno de los que la
componen (elementalmente, palabras, imágenes y objetos/comportamientos) es suficiente, por sí sólo,
para construir el significado de aquello a lo que representan.
6 Alfred Korzybski, Science and Sanity: An introduction to Non-Aristotelian Systems and General Semantics.
Lancaster, Science Press Printing Company, 1933.
8 María del Carmen Bobes Naves. La semiótica como teoría lingüística. Madrid, Gredos, 1973.
9 Tadeusz Kotarbinski, Praxiological Sentences and How They Are Proved, en Logic, Methodology and
Philosophy of Science (Proceedings of the 1960 Intemational Congress, Eds. Nagel, Suppes and Tarski),
Stanford, Califomia, Stanford University Press, 1962; ps. 211 y 55.
10 Jerrold J. Katz and Jerry A. Fodor, The Structure of a Semantic Theory. en Readings in the Psychology
of Language, Ed. L. A. Jakobovits and M. S. Miron, Englewood Cliffs, New Jersey, Prentice-Hall. 1967;
ps. 398 y ss. (publicado originariamente en Language, Vol. 39. April-June 1963; ps. 170-210).
11 Víctor Sánchez de Zavala, Indagaciones praxiológicas sobre la actividad lingüística. Madrid, Siglo XXI,
1973.
14 Alain Rey. A propos de la définition, en Cahiers Lexicographiques,. nº 6, 1965; p. 68 y ss. Ver. también,
Marie-José Rey-Debove. La definition lexicographique. en Cahiers Lexicographiques. nº 8, 1966; ps. 71 y
ss.
15 George Mounin, Los problemas teóricos de la traducción. Madrid. Gredos, 1971; p. 154.
18 Thomas S. Kuhn. La estructura de las revoluciones científicas, México, F.C.E., 1971; ps. 80 y ss.
19 Louis Hjelmslev. Prolégoménes a une Théorie du Langage. Paris: Minuit, 1968; p. 76.
21 Frederick Suppe. The Structure of Scientific Theories. Chicago: University of Illinois Press, 1974; p. 13.
22 Edmund Husserl. La filosofía como ciencia estricta. Buenos Aires: Nova, 1973; p. 130.
23 Joergen Joergensen. The Development of Logical Empiricism, en Foundations of the Unity of Science.
Chicago: The University of Chicago Press, V. II, 1970; p. 858.
25 Carl G. Hempel. Aspects of Scientific Explanation. and Other Essays in the Philosophy of Science. New
York: The Free Press. 1965; p. 360.
26 Martha Blache y Juan Ángel Magariños de Morentin. Síntesis crítica de la Teoría del Folklore en
Hispanoamérica. Buenos Aires: Ed. Tekné. 1980
28 Juan A. Magariños de Morentin. El cuadro como texto; aportes para una semiología de la pintura. Buenos
Aires: Tres Tiempos, 1981.
29 Emilio Alarcos Llorach. Gramática estructural. Madrid: Gredos, 1971; p.17
30 Jacques Derrida. De la grammatologie. Paris: Les Ed. de Minuit. Versión castellana, De la Gramatología.
Buenos Aires: Siglo XXI, 1971