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1- Falta de información: ¡Rey de todo error! Tiene principio y causa en cosas como el
acto de ignorar una necesidad, ignorar las consecuencias de una acción, ignorar el
comienzo de una enfermedad, ignorar las leyes o reglas en cualquier actividad donde se
participa, desconocer los objetivos, carecer de una o varias fuentes viables de
información, etc.
3- El exceso de alegría: A una persona demasiado feliz no le importa nada y sin querer
invita el peligro y el descuido. Aún así, es una de esas cosas sabrosas disponible para los
más libres que saben sostener bien su conciencia. Por otra parte, el exceso de alegría tal
vez produzca la dosis de estupidez necesaria para curar el extremo opuesto, la persona
muy seria.
4- El enojo: El enojo produce irracionalismo. Surgen las ganas de romper algo, de hacer
daño. Surge la necesidad de demostrar que uno está en control y lo puede llegar a
expresar de la forma más simple posible: la destrucción. La idea de que “aquello que
destruyo está bajo mi control” se manifiesta como una torcida necesidad individual.
Puede inducir a hacerse daño uno mismo; cosa muy estúpida. El enojo destruye las
relaciones humanas. Sus antídotos pueden ser tan simples como una sincera
conversación con un amigo, acostarse a dormir para despertar relajado y recontemplar, un
paseo por el parque, hacer cualquier cosa agradable y distraerse, respirar y concentrarse
en la respiración.
7- El sexo opuesto: Somos todos estúpidos respecto a esto; “el amor es ciego”. Ojo, esto
no significa menospreciar este tipo de amor o los sentimientos puros, ni tampoco caer en
la estupidez producida por lo opuesto: “Ignorar el amor”. Aun siendo ésta una
subcategoría del deseo, es tan significativa que merece ser considerada aparte. El deseo
sexual es siempre perseguido y subrayado por la estupidez, surge tan veloz y
espontáneamente que se apodera de los sentidos sin dar tiempo a que la conciencia
registre “el cambio de mando”.
8- El deseo y la necesidad / la vanidad: Digamos que hay deseos naturales y deseos
artificiales/caprichos. Los deseos naturales son aquellos que por lo general son
motivados por una genuina necesidad, pero que cuando se abandonan pueden fácilmente
situarse por encima de la razón – potentemente impulsados cuando la vida misma se pone
en riesgo a causa de ignorar uno de estos- en la jerarquía que estructura la toma de
decisiones y las acciones humanas. Es decir, el error humano aumenta
proporcionalmente a la medida en que se ignoran las necesidades biológicas
fundamentales, pues el peligro a la salud requiere de una velocidad de acción que muchas
veces impide el tiempo requerido para procesar información racional o concientemente.
Por otra parte, hoy vivimos en la sociedad del consumo, una sociedad plagada por medios
de promoción masiva y de una amplia manipulación psicológica toda dirigida hacia un
aumento en el consumo. En este marco y acostumbrados o pasivamente tolerantes a un
nivel exorbitante de medios publicitarios, televisión, radio, pancartas, etc., el individuo
pierde el verdadero sentido de su propia identidad y disminuye su capacidad para elegir
entre lo necesario y lo meramente vano. Este envenenamiento psicológico, hace pone
prioridad en lo vano, es decir, en aquello que no tiene verdadera necesidad o es sin razón.
Ello desemboca en gran estupidez, desintegración moral y ética, individual y social.
9- La moda: Asunto que va de la mano del deseo o vanidad, pero subcategoría que
abarca tanto que se hace conveniente distinguirla aparte. Hay modas de pensamientos,
modas estéticas o artísticas, modas culturales o sociales, modas lingüísticas o literarias,
modas de vestir, modas de estilos de vida, modas y mas modas. Sencillamente, el acto de
seguir una moda, es generalmente el acto de abandonar la originalidad propia, de
identificarse con la mayoría, de satisfacer la necesidad natural de pertenecer a algo.
¿Cuando estará de moda no seguir la moda? ¿Cuándo estará de moda ser original y
diferente? Al menos las modas no son del todo negativas, pues las modas son un gesto de
unión cultural o social y como tal presentan, al menos en forma pero no en contenido, la
esperanza de que algún día puedan estar de moda la tolerancia, el dialogo, la compasión,
la justicia, la armonía social y demás elementos de igual importancia.
11- Los libros sagrados: Todo libro sagrado o religioso contiene revelaciones o cosas
gloriosas y maravillosas como cosas absolutamente absurdas. Estos son libros que no
aceptan corrección; libros cerrados. Están destinados al error, a ser anticuados y
obsoletos. Se asemejan a las leyes sociales con sus defectos. Muchos de los más sabios
de todas las épocas han dejado plasmadas sus contemplaciones e inspiraciones en libros
sagrados, como también han participado en estos muchas personas obsesionadas con el
orden social, sin excluir a aquellos simplemente interesados en manipular con propósitos
personales. La libertad para dudar y cuestionar, junto con el reconocimiento de la verdad
en diferentes fuentes, sana contra la tentación absurda de tener que juzgar exclusivamente
según una creencia particular.
12- El orgullo: Tanto la búsqueda como la protección del orgullo son motivos de
separación o aislamiento individual. Puede uno sentir orgullo sin introducir demasiada
estupidez, pero nada peor que estar orgulloso de cosas vanas o incorrectas. El
menosprecio es el síndrome del orgulloso y este mal nubla sus ojos ante sus propios
errores.
14- La confianza excesiva / fiarte demasiado de lo que sabes (creer que sabes): Hay
quienes son puro corazón, amor a todo y confían hasta de los lobos…hasta que son
mordidos. La idea no es desconfiar de todo, pues eso sería ridículo, la idea es repartir la
confianza según el mérito y la necesidad. El fanatismo, incluido aquí, es un tipo de
confianza excesiva. La duda es saludable, siempre que inspire la búsqueda de nueva
información. Dudar de todo es paranoia, es miedo. Nuevamente, los extremos
desvirtúan. Creer que sabes tanto va incrementando tu propio ego hasta que dejas de ver
sus frutos nocivos.
Otra forma de la confianza excesiva, son nuestras ideas ‘fijas’. Por ejemplo, estar
‘seguro’ de que algo es demasiado complejo cuando no lo es. Esto presenta una ironía, es
como no ver la botella del Ketchup cuando abres la nevera y lo tienes de frente; lo difícil
es ver lo fácil que es, lo difícil es ver lo obvio. Lo contrario también produce estupidez,
pues es asumir que algo es muy simple cuando en realidad requiere de mayor análisis y
profundidad. En ambos casos la persona se ve atrapada en una ‘ceguera mental’, por una
parte la mente no ve lo que el ojo registra y por otra parte la mente ve o asume cosas que
el ojo aún no ha registrado. Así, concluimos lo siguiente: “Es tan malo creer que algo es
muy fácil o simple, como creer que algo es demasiado difícil, complicado o inaccesible.”
Las cosas se pierden con gran facilidad, pero es más probable encontrarlas pensando que
las puedes encontrar, a encontrarlas pensando que se perdieron para siempre. Por ello,
necesitamos buscar la forma de siempre mantener un “equilibrio metal”, evitar los
absolutos; dudar, pero sin dudar de todo, creer, pero sin creerlo todo.
17- Las costumbres y cultura: La rutina puede ser un gran impedimento para obtener
nuevos entendimientos. No que la rutina sea del todo mal, sino que es saludable de vez
en cuando salirse de la rutina y buscar nuevos horizontes o sencillamente revaluar la
realidad presente. Es mucho lo que una cultura enriquece y embellece a un pueblo, pero
al mismo tiempo la margina y la pone en una marcha autómata que la encierra en
fantasías que solo pueden servir los intereses comerciales de unos pocos. La cultura da
color a una sociedad, pero al fijarse como ley debe ser siempre guiada por el juicio y
nunca superior a este.
Bueno, todos tenemos un poco de estas deficiencias en mayor o menor grado. Espero
que nos ayudemos a recordar estas cosas y los ciclos viciosos que las siguen
promoviendo.