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Causas de la estupidez:

…nunca las recuerdo lo suficiente

A modo de introducción, se presentan a continuación 20 categorías o


fuentes que conducen al error humano…a la estupidez. Es importante
recalcar que todas y cada una de ellas están relacionadas entre sí, lo cual
dificulta o imposibilita hablar de estas categorías independientemente unas
de las demás. De modo que existe más de una forma en la cual se puede
presentar este material al lector, siendo la siguiente organización solo válida
en el sentido de que nos ha permitido desarrollar y enriquecer cada uno de
los conceptos en el tema bajo enfoque, la estupidez.

1- Falta de información: ¡Rey de todo error! Tiene principio y causa en cosas como el
acto de ignorar una necesidad, ignorar las consecuencias de una acción, ignorar el
comienzo de una enfermedad, ignorar las leyes o reglas en cualquier actividad donde se
participa, desconocer los objetivos, carecer de una o varias fuentes viables de
información, etc.

Por otra parte, si un ser se aísla demasiado (aislamiento) de la sociedad o de su


comunidad, puede perder contacto con la realidad y con fuentes de información
necesarias, exponiéndose potencialmente a la estupidez o por el contrario, pero menos
probable, éste alcance desatar su genialidad u originalidad. Por ello, en estas cosas
siempre hay que considerar y sostener un equilibrio, pues el ser humano es un ser
dinámico y no estático, de modo que tiene en sí una dimensión social y una dimensión
individual, también otras como la familiar, cultural, de oficio u profesión, natural, sexual,
además de otras dimensiones que requieren de un saludable intercambio de información o
inter-comunicación.

Al considerar la falta de información, no podemos ignorar que el miedo infundado es una


de sus peores consecuencias; pocas otras cosas superan la estupidez que esto produce. Si
hay algo a lo que no se le debe tener miedo, es al conocimiento, sin ignorar que todo
conocimiento tiene una secuencia, un lugar y momento apropiado.

La falta de información no es otra cosa que ignorancia. Respecto al tiempo, se puede


decir que la ignorancia tiene solo dos vertientes: la ignorancia del pasado y la ignorancia
del presente. Es tan importante obtener conocimiento de libros antiguos como agarrar de
vez en cuando un libro del presente. Pero, cuidado pues es más fácil ver el error del
pasado que del presente y a veces es mejor esperar a que pase el tiempo de moda para
saber si un libro presente trascenderá “su ruido inicial”. En suma, es tan importante
conocer la historia y las personalidades influyentes o ideales del pasado como la historia,
las situaciones y las personalidades e ideales del presente.
2- Información incorrecta: Para evitarlo hay que continuamente preguntarse de donde
proviene la información que uno recibe y por qué medios ha sido corroborada. Aquí se
pueden incluir a los medios comerciales y la publicidad en masa como promotores de este
tipo de información desvirtuada. Información subjetiva como: “tienes mejor vida con
esta u otra vestimenta o moda”. La información incorrecta es la base de la ilusión que
impide ver la realidad. Es otra causa del miedo y la confusión que alimenta tomar
decisiones incorrectas.

3- El exceso de alegría: A una persona demasiado feliz no le importa nada y sin querer
invita el peligro y el descuido. Aún así, es una de esas cosas sabrosas disponible para los
más libres que saben sostener bien su conciencia. Por otra parte, el exceso de alegría tal
vez produzca la dosis de estupidez necesaria para curar el extremo opuesto, la persona
muy seria.

4- El enojo: El enojo produce irracionalismo. Surgen las ganas de romper algo, de hacer
daño. Surge la necesidad de demostrar que uno está en control y lo puede llegar a
expresar de la forma más simple posible: la destrucción. La idea de que “aquello que
destruyo está bajo mi control” se manifiesta como una torcida necesidad individual.
Puede inducir a hacerse daño uno mismo; cosa muy estúpida. El enojo destruye las
relaciones humanas. Sus antídotos pueden ser tan simples como una sincera
conversación con un amigo, acostarse a dormir para despertar relajado y recontemplar, un
paseo por el parque, hacer cualquier cosa agradable y distraerse, respirar y concentrarse
en la respiración.

5- Drogas/Intoxicación: No hay duda de que las drogas alteran la personalidad,


entorpecen, pueden afectar la salud, producen sueño/vagancia o nos ponen en un estado
ilusorio. Este punto se relaciona simultáneamente con algunas de las otras causas aquí
mencionadas.

6- Obsesividad/Compulsividad: Es bueno y es malo, pues te fortaleces en algo


particular mientras inevitablemente te haces estúpido en demasiadas otras áreas.
Paradójicamente, la compulsividad ha jugado un papel importante en el desarrollo de los
conocimientos y logros humanos.

7- El sexo opuesto: Somos todos estúpidos respecto a esto; “el amor es ciego”. Ojo, esto
no significa menospreciar este tipo de amor o los sentimientos puros, ni tampoco caer en
la estupidez producida por lo opuesto: “Ignorar el amor”. Aun siendo ésta una
subcategoría del deseo, es tan significativa que merece ser considerada aparte. El deseo
sexual es siempre perseguido y subrayado por la estupidez, surge tan veloz y
espontáneamente que se apodera de los sentidos sin dar tiempo a que la conciencia
registre “el cambio de mando”.
8- El deseo y la necesidad / la vanidad: Digamos que hay deseos naturales y deseos
artificiales/caprichos. Los deseos naturales son aquellos que por lo general son
motivados por una genuina necesidad, pero que cuando se abandonan pueden fácilmente
situarse por encima de la razón – potentemente impulsados cuando la vida misma se pone
en riesgo a causa de ignorar uno de estos- en la jerarquía que estructura la toma de
decisiones y las acciones humanas. Es decir, el error humano aumenta
proporcionalmente a la medida en que se ignoran las necesidades biológicas
fundamentales, pues el peligro a la salud requiere de una velocidad de acción que muchas
veces impide el tiempo requerido para procesar información racional o concientemente.

Por otra parte, hoy vivimos en la sociedad del consumo, una sociedad plagada por medios
de promoción masiva y de una amplia manipulación psicológica toda dirigida hacia un
aumento en el consumo. En este marco y acostumbrados o pasivamente tolerantes a un
nivel exorbitante de medios publicitarios, televisión, radio, pancartas, etc., el individuo
pierde el verdadero sentido de su propia identidad y disminuye su capacidad para elegir
entre lo necesario y lo meramente vano. Este envenenamiento psicológico, hace pone
prioridad en lo vano, es decir, en aquello que no tiene verdadera necesidad o es sin razón.
Ello desemboca en gran estupidez, desintegración moral y ética, individual y social.

9- La moda: Asunto que va de la mano del deseo o vanidad, pero subcategoría que
abarca tanto que se hace conveniente distinguirla aparte. Hay modas de pensamientos,
modas estéticas o artísticas, modas culturales o sociales, modas lingüísticas o literarias,
modas de vestir, modas de estilos de vida, modas y mas modas. Sencillamente, el acto de
seguir una moda, es generalmente el acto de abandonar la originalidad propia, de
identificarse con la mayoría, de satisfacer la necesidad natural de pertenecer a algo.
¿Cuando estará de moda no seguir la moda? ¿Cuándo estará de moda ser original y
diferente? Al menos las modas no son del todo negativas, pues las modas son un gesto de
unión cultural o social y como tal presentan, al menos en forma pero no en contenido, la
esperanza de que algún día puedan estar de moda la tolerancia, el dialogo, la compasión,
la justicia, la armonía social y demás elementos de igual importancia.

10- Las leyes sociales, la constitución y la burocracia: El propósito de la leyes en una


sociedad están supuestas a proteger un orden particular, pero su implementación siempre
justifica el uso de la fuerza, introduciendo así la notoria 'fuerza bruta'. La ley supone una
mentalidad indispuesta a pensar, existe para pensar por los que no piensan, por los que no
quieren pensar o contra los que intentan evadirla siendo 'listos', pero a menudo la ley está
en directo conflicto con la misma justicia que intenta sostener. Ley sin juicio es un
desquicio.

11- Los libros sagrados: Todo libro sagrado o religioso contiene revelaciones o cosas
gloriosas y maravillosas como cosas absolutamente absurdas. Estos son libros que no
aceptan corrección; libros cerrados. Están destinados al error, a ser anticuados y
obsoletos. Se asemejan a las leyes sociales con sus defectos. Muchos de los más sabios
de todas las épocas han dejado plasmadas sus contemplaciones e inspiraciones en libros
sagrados, como también han participado en estos muchas personas obsesionadas con el
orden social, sin excluir a aquellos simplemente interesados en manipular con propósitos
personales. La libertad para dudar y cuestionar, junto con el reconocimiento de la verdad
en diferentes fuentes, sana contra la tentación absurda de tener que juzgar exclusivamente
según una creencia particular.
12- El orgullo: Tanto la búsqueda como la protección del orgullo son motivos de
separación o aislamiento individual. Puede uno sentir orgullo sin introducir demasiada
estupidez, pero nada peor que estar orgulloso de cosas vanas o incorrectas. El
menosprecio es el síndrome del orgulloso y este mal nubla sus ojos ante sus propios
errores.

13- El cansancio: Innumerables accidentes son fácilmente atribuidos al cansancio. Es


cuando se pierde la capacidad de tener la atención completa, pues el cuerpo necesita
reponer sus energías. Por lo tanto, este es otro caso de una subcategoría –de la necesidad-
con significancia suficiente para merecer ser tratada aparte. Irónicamente el cansancio no
solo sucede por no descansar lo adecuado, sino por descansar más de lo necesario o por
malnutrición. Además, parece estar comprobado desde hace mucho que la actividad
física es un excelente antídoto al cansancio. En suma, como en todo, es necesario un
equilibrio.

14- La confianza excesiva / fiarte demasiado de lo que sabes (creer que sabes): Hay
quienes son puro corazón, amor a todo y confían hasta de los lobos…hasta que son
mordidos. La idea no es desconfiar de todo, pues eso sería ridículo, la idea es repartir la
confianza según el mérito y la necesidad. El fanatismo, incluido aquí, es un tipo de
confianza excesiva. La duda es saludable, siempre que inspire la búsqueda de nueva
información. Dudar de todo es paranoia, es miedo. Nuevamente, los extremos
desvirtúan. Creer que sabes tanto va incrementando tu propio ego hasta que dejas de ver
sus frutos nocivos.

Ignorar las consecuencias de la confianza excesiva, se manifiesta, por ejemplo, en


confiarse demasiado de la tecnología; creer que no falla. “Creer que siempre habrá luz
eléctrica”; en otras palabras, creer que dominamos completamente la naturaleza.

Confiarse de la relativa estabilidad de la naturaleza. No precaver contra desastres


naturales. No anticipar tiempos difíciles. No economizar o crear un fondo de
emergencia. Sin importar la magnitud de cualquier belleza, estabilidad u orden, jamás se
extingue la posibilidad del caos. Es decir, no se puede eliminar por completo la
posibilidad del caos. Los sistemas podrán tener mecanismos adecuados para auto-
equilibrarse, auto-corregirse o auto-regenerarse, pero los sistemas nunca serán eternos.

Otra forma de la confianza excesiva, son nuestras ideas ‘fijas’. Por ejemplo, estar
‘seguro’ de que algo es demasiado complejo cuando no lo es. Esto presenta una ironía, es
como no ver la botella del Ketchup cuando abres la nevera y lo tienes de frente; lo difícil
es ver lo fácil que es, lo difícil es ver lo obvio. Lo contrario también produce estupidez,
pues es asumir que algo es muy simple cuando en realidad requiere de mayor análisis y
profundidad. En ambos casos la persona se ve atrapada en una ‘ceguera mental’, por una
parte la mente no ve lo que el ojo registra y por otra parte la mente ve o asume cosas que
el ojo aún no ha registrado. Así, concluimos lo siguiente: “Es tan malo creer que algo es
muy fácil o simple, como creer que algo es demasiado difícil, complicado o inaccesible.”
Las cosas se pierden con gran facilidad, pero es más probable encontrarlas pensando que
las puedes encontrar, a encontrarlas pensando que se perdieron para siempre. Por ello,
necesitamos buscar la forma de siempre mantener un “equilibrio metal”, evitar los
absolutos; dudar, pero sin dudar de todo, creer, pero sin creerlo todo.

15- No saber valorar o proteger las pertenencias, personas o recursos: Usualmente es


muy tarde para recuperar aquello que perdiste por no cuidarlo ni darle importancia, para
solo luego darte cuenta que lo necesitabas. Es una virtud de un ser humano el ser
agradecido por todo aquello que se tiene. Esto incluye el respeto por todos aquellos con
quien compartimos; ¡no subestimes nunca!. Todo y todos tienen una forma particular de
contribuir en la existencia.

Producto de este menosprecio irracional, que va siempre de la mano de una confianza


excesiva, es la siguiente fuente de estupidez: No protegerse contra la pérdida de
información; no proteger la información.

16- El poder o el dinero: Estos tienden a magnificar el error humano. El dinero no es un


demonio y el poder puede ser muy fructífero en manos sabias, pero por factores de
ignorancia e inmadurez u otras de las categorías aquí expuestas, estos se traducen en
atrocidades, abusos, vicios, necesidades falsas, etc. Hay quien cree que el dinero lo
puede todo, proclamen a estos: “el dinero mueve el mundo, pero el amor hace que el
movimiento valga la pena.” Hay quien cree que tiene derecho a todo, quien por su poder,
siente merecer todo eso que desee y se ahoga a sí mismo en los excesos, abusa de sí y de
los demás o de su medio ambiente. Quien se interesa solo en estos, persigue saquear el
significado, sentido y valor de todo, solo persigue su propia deshumanización.

17- Las costumbres y cultura: La rutina puede ser un gran impedimento para obtener
nuevos entendimientos. No que la rutina sea del todo mal, sino que es saludable de vez
en cuando salirse de la rutina y buscar nuevos horizontes o sencillamente revaluar la
realidad presente. Es mucho lo que una cultura enriquece y embellece a un pueblo, pero
al mismo tiempo la margina y la pone en una marcha autómata que la encierra en
fantasías que solo pueden servir los intereses comerciales de unos pocos. La cultura da
color a una sociedad, pero al fijarse como ley debe ser siempre guiada por el juicio y
nunca superior a este.

18- La prisa / el desespero: Sin culpar a la velocidad que caracteriza a la sociedad de


hoy, pues realmente gracias a ello tenemos mejores servicios médicos, mejores sistemas
de comunicación, mejores formas de acercarnos a los demás, podemos decir que nunca se
tiene demasiado cuidado cuando se pretende hacer tantas cosas a la vez o nos
presionamos para ser tan eficientes. ¿En que queda la calidad? ¿Y nuestra calidad de
vida? No solo se trata del manejo adecuado del tiempo, se trata revalorar nuestras
acciones y medir los posibles efectos desastrosos de tomar medidas sin la contemplación
merecida contra la gratificación instantánea de nuestras metas u objetivos. La razón y el
pensamiento tienen parámetros de velocidad y cuando se exceden sus límites su necesaria
presencia se hace ausente.
19- Hablar demasiado: Hablar y no actuar, hablar y no escuchar, hablar por hablar, son
comportamientos tan malos y conducentes a la estupidez como actuar sin contemplar. Es
signo de ignorancia, de desorden, de no apreciar el valor de la opinión ajena, de
superficialidad, de confianza excesiva, de obsesividad, de exceso de alegría y síntoma de
la mayoría de las demás categorías aquí expuestas. Por su puesto, el extremo opuesto es
también absurdo, es decir, callar ante todo o reprimir continuamente la opinión propia, tal
como es absurdo reprimir todos nuestros deseos o necesidades. Nuevamente, debemos
formar nuestra consciencia clamando por el equilibrio, moderar nuestro pensamiento,
expresión y acción equilibradamente.

20- El desorden: Es decir, la desorganización. He aquí la principal fuente de confusión.


La falta de organización se combate con buenos sistemas de clasificación, con
asociaciones útiles y el manejo efectivo del espacio disponible. Es útil adoptar una
actitud metódica/sistemática de atacar las situaciones. También es útil atacar el desorden
estableciendo metas, prioridades y planificación; estos suelen ser los antídotos más
efectivos contra el desorden. Por estas razones, se hace relevante invertir tiempo en
conocerse a uno mismo, de modo que se observen las insuficiencias o ventajas, las
habilidades o estupideces en uno mismo; estas contemplaciones ayudan a determinar los
recursos necesarios, mientras se calibra con firmeza el enfoque personal. Por otra parte,
hay que intentar emplear bien el tiempo y evitar procrastinar. En medio del caos, hay que
seguir el lema “una cosa a la vez”. Por último y para evitar incluir otra categoría,
incluimos aquí el desorden mental, sea una deficiencia congénita o por otras causas que a
veces parecen no tener solución. –mis despistes los incluyo aquí - Pero, a veces este
último, es en realidad un “desorden mental” de malos modales o costumbres
inapropiadas, tan sencillo como el acto de no prestar atención o permitir las
interrupciones, especialmente mientras se reciben instrucciones; nunca está de más tomar
notas y hacer preguntas.

Bueno, todos tenemos un poco de estas deficiencias en mayor o menor grado. Espero
que nos ayudemos a recordar estas cosas y los ciclos viciosos que las siguen
promoviendo.

Es oportuno decir que, mientras más contemplamos la estupidez, menos probabilidad


tendremos de equivocarnos o de encarnar la estupidez.
G.Antuan Suárez

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