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Phleeenfg se solidificó somnoliento, el tiempo justo para poner el despertador 5

minutos después. Haraganeó en estado semi-sólido un rato, y finalmente, se


solidificó completamente y se levantó. Puede que Phleeenfg se hubiera quedado en la
cama si supiese que ese sería el último día de su vida.

Fuera hacía un día espléndido, típico de la época de calor. Phleeenfg entró en el baño
sin hacer ruido. Se puso su caparazón nuevo y la falda ceremonial. Luego frotó
cuidadosamente sus seis tentáculos con tierra seca . Salió del baño y besó
delicadamente a Glorgha, su mujer, que ya había extendido sus tentáculos por toda la
cama. Pasó a la cocina, donde desayunó un buen tazón de fhrusts bien secos.
Después del desayuno, ya con un índice de solidez aceptable, salió de casa a coger el
tren. El día, soleado, invitaba al optimismo. Otros Florgs andaban por las aceras,
fluctuantes (era demasiado pronto para estar sólido, sólido) pero animados.

Phleeenfg entró en la estación de TSF (Transporte Subflogárneo de Florgs) y se


dirigió al andén. Había bastantes Florgs esperando, puesto que era hora punta.
Phleeenfg se situó al final del andén, donde siempre; Una de las puertas del tren se
abriría justo a su derecha y sería el primero en entrar; así se podría sentar.

El tren llegó puntual. Phleeenfg observó como el tren frenaba y se paraba,


milimétricamente.... dos metros por delante. Hecho que hizo que Phleeenfg se
quedase en el espacio entre dos puertas.

Pero no desesperó.

Maniobró hábilmente con sus tentáculos, empujando levemente y logró ponerse el


tercero por la izquierda en una de las puertas. Nada más entrar, a la izquierda, había
tres asientos libres. Phleeenfg imaginaba que esto era como un partido de watercesto.

Las puertas se abrieron, y los dos Florgs delante suyo entraron, seguidos por
Phleeenfg, nervioso pero determinado. El primer Florg se sentó en el asiento más
alejado de los tres.

Perfecto.

No obstante, el segundo Florg hizo un bloqueo en zona, sentándose en el asiento más


cercano y propició que otro Florg que se acercaba desde el lado opuesto a Phleeenfg
ocupase el asiento del centro, con lo que Phleeenfg se quedó con un palmo de cilios
olfativos, sin asiento.

Phleeenfg se resignó y apoyó sus tentáculos en la pared del vagón. Afortunadamente,


era la primera parada y había espacio de sobra de pie...Pero en la siguiente, el tren
se llenó. Y justo delante del malvado Florg que le había hecho el bloqueo, apareció
una anciana Florgha (no menos de trescientas revoluciones) con cuatro muletas en
cada tentáculo. Los dos restantes estaban ocupados sujetando trabajosamente una
caja enorme. La pobre anciana estaba a un microcilio de licuarse. Pero el malvado
Florg bloqueador la miraba sin inmutarse. Ni siquiera se hacía el loco como los
demás Florgs, que simulaban examinar los periódicos, o dormitaban en estado semi-
sólido. El Florg bloqueador la miraba con una sonrisa de oreja a oreja, disfrutando del
momento.

Phleeenfg sintió como sus tentáculos ardían de ira. Estos Florg le ponían muy
nervioso. Era mala gente. Y cuando Phleeenfg creía que iba a estallar y a poner en su
sitio al Florg malvado, algo hizo 'gloup' en su fluctuante cerebro y se tranquilizó
totalmente. Pero aún tuvo un pensamiento de odio para ese maleducado Florg:
Ójala te pudras y te licues para siempre, maldito Florg

Y ante el asombro de Phleeenfg y del propio Florg bloqueador, a este último


empezaron a salirle manchas parduzcas en los tentáculos, en el torso, en los cilios...
Asustado, intentó pedir ayuda pero sólo pudo gorgotear mientras un olor
nauseabundo inundaba el vagón.

Phleeenfg asistió estupefacto a la desaparición del Florg bloqueador. De hecho, sólo


él y la viejecita lo vieron, ya que todos los demás Florg estaban muy ocupados en
ignorar la situación.

Phleeenfg cogió un periódico del suelo y se puso a leer, nervioso, mientras la


viejecita limpió un poco el asiento y se acomodó, con visible satisfacción. En ese
momento, el dulce gorgoteo de la voz grabada del tren anunció la siguiente parada,
que era donde se bajaba Phleeenfg. Se dirigió con dificultad hacia la puerta más
cercana, mirando de reojo a la viejecita, que tenía cerrados tres de sus seis ojos, pero
se las apañó para sonreírle y guiñarle dos de los ojos abiertos. Phleeenfg se
estremeció y salió a toda prisa del vagón.

Mientras se dirigía a las rampas mecánicas, Phleeenfg caviló acerca de lo que


acababa de ocurrir. La viejecita debía de ser una especie de bruja, o la abuela de
algún bioquímico Florg. Eso debía ser. Seguramente el Florg bloqueador se
despertaría en el andén con un dolor de cilios tremendo y preguntándose qué había
pasado.

Seguro.

Phleeenfg se agarró con dos tentáculos a la barra de subida y decidió olvidarse del
incidente. Miró hacia adelante e instantáneamente, consiguió su objetivo.

Justo delante suyo había una Florgha joven, que, como todas las Florghas en edad de
procrear, iba semidesnuda; la falda ceremonial no llegaba a tapar decentemente ni
siquiera el minúsculo hilo del cubre-Bulto trasero y en el torso, las enormes
glándulas solidificantes (Phleeenfg lo sabía porque sobresalían por los lados) se
bamboleaban rítmicamente, mientras la turgente Florgha flexionaba sus tentáculos
para subir por el último tramo de la rampa de salida de la estación.

Phleeenfg sintió como le burbujeaba el cilio inferior, más aún cuando la joven
Florgha se dejó caer 'accidentalmente' sobre Phleeenfg, con su Bulto trasero redondo
y blandito frotándose contra el cilio inferior de Phleeenfg . La joven Florgha se
disculpó con una sonrisita, examinando de paso los tentáculos de Phleeenfg y siguió
su camino. Phleeenfg, notablemente turbado, pensó:

Si tuviese tiempo, guarrilla, te iba a dar lo tuyo. Ibas a gozar como una
glafgka en celo.

Phleeenfg sonrió gozosamente imaginándose el bamboleo de la joven Florgha


mientras él le zumbaba el bulto trasero y de repente...

...se encontró haciéndolo.


En medio de la estación.
Con cientos de Florgs mirando.
Y algunos, incluso animando.

La Florgha gemía como una glafgka en celo. Exactamente igual. Pero Phleeenfg, de
repente, se sintió mareado. Se apartó de la Florg espantado, aunque esta siguió
sollozando de placer. Phleeenfg se coloreó de rojo carmesí mientras intentaba salir de
allí, en medio de palmeos tentaculares y 'vivas' y 'bravos' varios. Hasta que se dio de
bruces con el policía que le arrestó y entonces cambió a un color hueso pálido que
podríamos llamar 'lividez'.

-¿Denominativo? - inquirió el policía


- Phleeenfg. Con tres 'e'.
- ¿Estado civil?
- Mezclado.
- ¿Agitado?
- No, todavía no. Lo estamos intentando.
- Ahá. Un momento...

Phleeenfg observó la central de policía mientras el agente tecleaba trabajosamente


su nombre en el informe policial. La central era un edificio antiguo y ruinoso en el
que reinaba un bullicio casi vaporizante. El tráfico de policías y Florgs detenidos era
casi incesante. Un par de Florghas (con menos ropa incluso que la del andén)
caminaban orgullosas delante de los policías que las habían detenido. Seguramente
eran Florgtutas, el oficio más antiguo desde la Primera Solidificación. Algunos
Florg, con cara hosca y tentáculos puntiagudos, caminaban con sus tentáculos
esposados, con cara de pocos amigos y muchas víctimas. Un escalofrío recorrió a
Phleeenfg mientras se daba cuenta de en qué lío se había metido. No acertaba a
explicarse cómo había poseído a aquella Florgha sin darse cuenta. Locura
transitoria. Una fortuita ebullición de sus fluidos agitacionales. Su abogado se
encargaría, seguro.

Phleeenfg se dio cuenta de que tenía mucha sed. Se estaba evaporando de la tensión,
y evocó, sin pensárselo dos veces, aquellos maravillosos cócteles de frutas exóticas
que se tomó en sus vacaciones en Oriflón-4.

Y en la mesa del policía, exóticamente preparado, apareció, de repente, un


combinado multifruta con una sombrillita y azúcar en el borde de la copa. Y
Phleeenfg cayó en la cuenta de sopetón. Supo qué le había pasado al Florg
bloqueador. Supo por qué la Florgha joven chillaba de placer aún cuando Phleeenfg
no tenía el cilio erecto. Y supo porqué había aparecido un cóctel (cuya sombrillita
destacaba enormemente en el pálido entorno de la comisaría) en la mesa del policía.

Pero no podía creerlo.

El policía, atento a su ordenador, no se percató de nada. Sin levantar ninguno de sus


seis ojos del teclado, que aporreaba dificultosamente, preguntó a Phleeenfg:

- ¿Me puede contar su versión de los hechos acaecidos esta mañana, por favor?
- Yo... sí claro; verá...

Phleeenfg narró detalladamente su aciaga mañana, desde el momento en el que entró


en el tren. El policía le miraba, al principio con una expresión de curiosidad, pero
después visiblemente incrédulo. Finalmente, guardó silencio mientras Phleeenfg
sudaba profusamente.

- ¿Ha consumido usted algún euforizante, aumentador artificial del punto de


ebullición o algun medicamento fuerte?

A Phleeenfg se le cayó el océano encima. El policía no le creía.

- Por favor, señor agente. ¡tiene usted que creerme! ¡créame, se lo ruego!
- Le creo.
- ¿De verdad? - dijo Phleeenfg incrédulo
- Sí. De repente, una sensación de creencia absoluta en usted ha reemplazado mi
anterior falta de ella, por lo que debo deducir que es cierto; usted sólo tiene que
desear algo para que se cumpla. Ha deseado que yo le creyese, y automáticamente,
le he creído.

Phleeenfg quedó aturdido por la evidente y fantástica capacidad de deducción del


policía.
- Y... yo... ¿qué podemos hacer?
- Evidentemente, no puedo dejarle ir. Quedará confinado en una celda incomunicada
hasta que mis superiores decidan qué hacer con usted...
- Déjeme ir y olvídese de lo que le he contado.

Phleeenfg se sintió instantáneamente avergonzado; no por lo que estaba haciendo,


sino porque temía que no funcionase y el policía le encerrase sin contemplaciones.
Pero para su alivio, funcionó:

- ...claro que es indiscutible que tengo que dejarle ir. De hecho, no sé porqué estaba
usted aquí. Bien, puede irse. Aunque no le encuentro ninguna lógica, y...
- Duérmase durante media hora.

El policía cayó dormido inmediatamente. Phleeenfg salió de la comisaría sin


incidentes, gracias a un par de "no me has visto" y un "yo no soy el Florg que estáis
buscando". Fuera, el
día se había oscurecido y caía una fina llovizna. Phleeenfg pensó en que el tiempo
debería mejorar e instantáneamente, dejó de llover.

Le empiezo a coger el truquillo a esto...- pensó Phleeenfg.

Phleeenfg andó sin rumbo un buen rato, intentando decidir qué iba a hacer primero.
Entró en un banco y se llevó todo el dinero; había pensado en simplemente desear
que apareciese una montaña de dinero delante suyo, pero le apetecía hacerlo como en
los holofilms. Una vez salió del banco, deseando que ninguno de los empleados
recordase que les habían robado, se dirigió a la zona de Florgtutas. Entró en el local
más grande que vió, deseó un cilio como el del gran actor del Florgno Gluggko
cigleeegfi (y se enorgulleció de pensar también en la habilidad para satisfacer
enormemente a cualquier Florgha, porque eso indicaba que detallaba sus deseos
suficientemente para no cometer errores) y se puso a ello.

A los 6 semiciclos, después de haberse mezclado con las 30 'empleadas' del local,
estaba más que harto. Así que volvió a casa, no sin antes desear que ese molesto
sentimiento de culpa por ser infiel a Glorgha desapareciese. Ya con la conciencia
tranquila, abrió la puerta de casa.

- Queridaaa.... ya estoy en casa.

Sin respuesta.

- ¿Queridaaaa? - Phleeenfg entró en el salón, que todavía estaba a oscuras. Glorgha


apareció por el otro acceso del salón. Estaba tan visiblemente sólida y vibrante que
Phleeenfg supo al instante que, de alguna manera, Glorgha sabía lo que había
pasado.
- ¡Maldito skufughchu! ¡con una jovenzuela! ¡podría ser tu hija! ¡la pobre está en el
hospital, sin explicarse porqué hizo lo que hizo! ¡debería darte vergüenza! ¡han
llamado incluso de la policía, diciendo que has atacado a un agente!
- Espera, querida, puedo...
- ¡Ni querida ni tentáculos fritos! ¡mira que me lo dijo mi madre! "No te mezcles con
ese Florg; sólo te dará problemas"
- Yo... espera...
- ¡Con lo mono que era Gnenhuol y además gerente de una gran empresa, y le dejé
porque estaba enamorada de tí! ¡de tí! ¡bestia!

Phleeenfg no podía pensar, mucho menos articular una palabra. Glorgha no paraba
de gritar, de apabullarle. No quería desear que lo olvidase todo, porque era su
pareja. No podía hacerle esto. Pero aunque hubiese querido, estaba paralizado, como
un diminuto shorojco en la vía, mirando las luces de un autoFlorgh antes de morir
atropellado.

- ...porque obviamente no dejé a Gnenhuol porque tú tuvieses un cilio inferior


monstruoso! ¡eres un desastre a la hora de mezclarnos! ¡ no me encontrarías el
punto F ni aunque te diese un mapa y una linterna! ¡todos mis florghazsmos han
sido fingidos!

Phleeenfg estaba cada vez más aturullado. Glorgha acumulaba insulto tras insulto
sin parar, sin respirar. Parecía a punto de licuarse del esfuerzo. La temperatura del
salón había subido un par de grados, y Florg lo notó. Se notó pesado, casi aplanado
contra el suelo, como si toda su cohesión fallase.

- ¡...con el pedazo de cilio que tenía Gnenhuol! ¡y cómo lo utilizaba! por no hablar
de su elegancia, y ....

y en ese momento, Phleeenfg dejó de escuchar. Dejó de pensar. Y una sola idea,
pura y hermosa, atravesó su licuado cerebro y centelleó, con vida propia, pura como
la límpida charca de la que salieron los ancestros de Phleeenfg.
Qué harto estoy de todo. Ójala todo explotase.

Y en ese preciso instante, los 10^78 átomos del universo en el que habitaba
Phleeenfg se pusieron de acuerdo y estallaron a la vez, con toda su energía (que era
sorprendentemente inimaginable)

Y todo brilló mucho, durante mucho tiempo. E hizo bastante calor.


trece mil setecientos millones de años después (millón más, millón menos). Espiral inferior
del Universo, ligeramente al fondo a la derecha. En una bola corriente de barro y agua, en
la que pululan algunos seres vivos ligeramente evolucionados, pero sin capacidad todavía
para fluctuar entre estados, y sin cilios externos. En resumen, una birria de animalito. O al
menos, eso pensaría un Florg. Si siguiese existiendo alguno.

- Profesor....¿usted cree en el big bang?

- A ver, y esto va para todos: Por ahora es la teoría más homogénea y que explica la
inmensa cantidad de energía que se necesitaría para crear el universo. ¿en qué
debería creer, en un dios todopoderoso que le pega un soplido a un trozo de barro?

FIN

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