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Sistema de denominación toponomástica de los ashaninka del

Perú:¿cómo colocan los nombres los ashaninka?

Maggie Mabell Romani Miranda, CILTA-Universidad Ricardo Palma y


Universidad Nacional Mayor de San Marcos, romanimaggie@gmail.com, Perú.

1. Introducción

Los miembros del pueblo ashaninka 1 reconocen su territorio a través de las diferentes
entidades que han denominado. Se ubican muy bien en el espacio: saben dónde quedan
las quebradas, los pajonales, los ríos, los bosques y otras entidades geográficas
existentes en su territorio; pero también conocen las características de estas entidades:
recursos que abundan en el área, lo que aconteció en su territorio, sus historias, etc..

Los hablates del ashaninka, lengua amazónica de la familia lingüística Arawak, poseen un
sistema de denominación que pareciera ser el resultado de su cosmovisión indígena más
la configuración de su espacio. Éste les permite nombrar las zonas físicas de su entorno,
pero también los espacios ideales que han creado. Así por ejemplo, existen lugares que
responden a la actividad ideacional de sus miembros como menciona Rojas Zolezzi
(1997), estudioso de los ashaninka, quien afirma que existe una comunidad mítica
llamada Intaatoki, situada en las partes altas del territorio ashaninka, en donde viven kaniri
(yuca), parenti (plátano), pitoka (tubérculo), mabona (tubérculo), sheri (tabaco), marikishi
(coca). Estas plantas presentan apariencia de mujeres jóvenes porque se bañan en las
aguas del río que existe en la comunidad mencionada.

La actividad ideacional que interviene en el proceso de denominación, es un asunto que


todavía está por ser detallado rigurosamente. El presente estudio solo dará cuenta del
proceso de denominación de las entidades geográficas no idealizadas por parte del
pueblo ashaninka.

                                                            
1
Los hablantes de la lengua ashaninka se autoidentifican como ashaninka o asheninka dependiendo de la
región en donde se ubiquen. Sin embargo, la denominación de “pueblo ashaninka”, para llamar genéricamente
a todos los grupos que hablan esta lengua, fue aprobada por los diferentes representantes ashaninka y
asheninka en el Taller Macrorregional de Normalización de la Lengua Ashaninka el 2008 en Perú.

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Entre nuestros datos figuran los nombres propios, básicamente de zonas no urbanas
como ríos, quebradas, cochas, pastizales, bosques, pajonales, etc. La mayor cantidad de
datos se ha obtenido de la zona reconocida como El Gran Pajonal 2 , lugar en donde
hemos investigado los últimos 7 años; sin embargo, también proporcionamos algunos
datos de los topónimos de las zonas del Alto Ucayali y Bajo Ucayali. Las comunidades,
investigadas fueron Ponchoni, Mañarini, Kemporikishi, Bajo Tarisa y Bajo Chenkoreni en
El Gran Pajonal; Puerto Esperanza en el Bajo Ucayali; y Lagarto Millar en el Alto Ucayali 3 .

La organización de este estudio considera, en un primer momento, una explicación sobre


Proceso de la denominación y transmisión de los topónimos. Para este cometido
hemos dividido esta sección en los 4 puntos siguientes:

• Denominador tradicional y otros denominadores

• Motivación toponímica

• Tipos de topónimos según la entidad geográfica denominada

• Proceso de transmisión y difusión

En un segundo momento detallamos algunos Aspectos lingüísticos de los topónimos,


determinando el origen lingüístico y las propiedades gramaticales de los nombres de
lugar. Dividimos esta parte de la siguiente manera:

• Filiación lingüística de los topónimos

• Morfología de los topónimos

                                                            
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El Gran Pajonal forma una meseta interfluvial que está comprendida entre los departamentos peruanos de
Junín, Pasco y Ucayali. Se sitúa entre los 1 000 y 2 000 metros de altitud y está delimitada por los ríos Pichis
y Pachitea al norte, Tambo y Perené al sur y Ucayali al este; así como por la Cordillera de los Andes al oeste.
En esta zona se encuentran los hablantes de la variedad pajonalina o asheninka pajonalino. Ellos se
autodenominan ‘asheninka’ y suman aproximadamente unas 4 000 personas, que viven esparcidas en
pequeños asentamientos de una a cinco unidades familiares cada una. Sin embargo, este ‘gran pajonal’ como
su nombre lo indica, ha representado un espacio atractivo para algunos colonos provenientes de la parte
andina (hablantes con L1 quechua y L2 castellano) quienes ‘conviven’ desde hace varios años con los
asheninka pajonalinos. Esta población ‘no asheninka’ suma alrededor de 800 personas y ocupa principalmente
la zona denominada Obenteni.
3
Los datos de las comunidades nativas: Puerto Esperanza, Lagarto Millar, Bajo Chenkoreni y Mañarini se
han extraído del informe que hemos presentado al Instituto de Investigaciones de Lingüística Aplicada
(CILA) de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos el año 2008, en el marco del proyecto de la Línea
1, realizado por el mencionado instituto y UNICEF.  
  2
2. El proceso de la denominación y transmisión de los topónimos

2.1. Denominador tradicional y otros denominadores

En un tiempo más antiguo, precisamente durante la época de las misiones, algunos


franciscanos fueron quienes colocaron nombres a los lugares del territorio ashaninka y
asheninka, principalmente a las misiones que iban fundando al establecerse en la zona.
Por ejemplo, el topónimo Santa Cruz en El Gran Pajonal (zona asheninka) fue colocado
en esa época, asimismo El Patrocinio de San José de Sabirosqui, llamado actualmente
Jabiroshi también en el Gran Pajonal, es un topónimo que figura en las crónicas
misioneras del padre De la Marca (Ortiz, 1961). Con todo, muchas de las misiones
establecidas en territorio del pueblo ashaninka cambiaron sus nombres; otras,
desaparecieron con ellos o ya no son reconocidos por los ashaninka más jóvenes.

En la época de la demarcación territorial, algunos mestizos intervinieron colocando


nombres en los mapas. Así, algunos topónimos que figuran en los mapas de la zona del
Gran Pajonal han sufrido una hibridización castellana; como por ejemplo las comunidades
nativas: Anexo Pauti, Bajo Chekoreni, o Nuevo Mankoete. Sin embargo, los
denominadores tradicionales no han sido, ni lo son los misioneros o los mestizos, sino los
curanderos ashaninka llamados sheripyari. En efecto, el pueblo ashaninka reconoce como
denominador tradicional de los topónimos al sheripyari (tabaquero). Durante nuestra
investigación, hemos constatado que la gente reconoce que el sheripyari no solo cura sino
que también ha sido tradicionalmente el denominador de los topónimos.

Por medio de un proceso denominado y reconocido por todos los asheninka como
“sueño”, el sheripyari coloca los nombres de lugar. Él, bajo los efectos del tabaco
abundante que mastica e ingiere, o como dicen los ashaninka "chupa", llega a alcanzar un
estado ampliado de conciencia denominado “sueño”. En este estado, al que llamaremos
fase 1, el sheripyari sueña con los lugares, observa los recursos que poseen y cuáles son
sus características. Además, en este lapso puede encontrarse con otro tabaquero y
conversar sobre las zonas de dónde proceden. Este último proceso le permite al
sheripyari conocer los nombres de otras zonas. Cuando despierta, se proeduce la fase 2,
aquí cuenta a su mujer o a las personas más cercanas el nombre y el lugar que ha
denominado y el que ha conocido a través de su "sueño":
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“Cuando yo duermo me convierto en tigre, mi cuerpo sale a caminar por todas partes, solo queda
mi corazón en el lugar donde duermo con mi cushma, mi cuerpo sale, sale todo...
Sí…Shamentari donde están los malos espíritus, yo lo soñé cuando he tratado a mi nieto. Cuando
lo hizo daño, he dormido y le he visto frente a frente, y le dije: ¿de dónde viniste? Él me dijo: “en
esta laguna llamado Shamentari”. Es por eso que le puse ese nombre… Cuando yo despierto lo
primero a quien comento es mi esposa, luego ella comenta a sus hijos e hijas para que conozcan
también […] ellos aceptan y me obedecen, porque dicen que éstas son las disposiciones del
sheripyari. Sí ellos aceptan.” (Entrevista realizada en el 2004 al fallecido Caminirio Pitoriano
Ampona, sheripyari más tradicional del Gran Pajonal).

Finalmente el topónimo es transmitido entre los mismos ashaninka, pero siempre


mencionando que el sheripyari fue el denominador. Esta es la fase 3.

Hemos resumido el proceso de la siguiente manera:

Fases Interlocutores Resultados


Fase 1: se produce en el denominado
‘sueño’, bajo efecto del tabaco sheripyari A ↔ sheripyari B La denominación del topónimo
ingerido.
Fase 2: se produce cuando el La socialización primaria del
sheripyari A ↔ asheninka(s)
sheripyari ‘despierta’. topónimo a través de una historia.
Fase 3: se produce en la comunidad La difusión del mito sobre el
asheninka(s) ↔ asheninka(s)
en diferenes situaciones y actividades. topónimo.
Cuadro 1. Proceso tradicional de la creación de un topónimo.

La denominación por parte del sheripyari engloba dos grandes cuestiones: 1) ¿Por qué es
el sheripyari el ente denominador? y ¿por qué los asheninka acatan el nombre impuesto
por él? Posiblemente la respuesta se encuentra en los roles que desempeñan los agentes
de una determinada cultura. El sheripyari es un agente que ejerce autoridad o poder
dentro de los asheninka, es quien cura (tiene el rol de sanador); pero también es quien
puede “soñar”.

Aunque hemos observado que predominan los nombres de lugares colocados por los
sheripyari, suponemos que en comunidades nativas menos tradicionales, en donde son
predominantes otras poblaciones no ashaninka, como la quechua o castellana, y en
donde ya no existen sheripyari, existen otros denominadores para las nuevas zonas
creadas. Esto surge simplemente por la necesidad de nombrar.

En resumen podemos tener los siguientes denominadores:

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Denominador tradicional Sheripyari
Misioneros, algunos mestizos,
Denominadores no tradicionales demarcadores del territorio
(ashaninka o mestizos)

Cuadro 2. Denominadores del topónimo

2.2. Motivación toponímica


Los topónimos son en su mayoría de motivación real (Solís, 1997). Algunos evidencian la
existencia de ciertos recursos que existen en la naturaleza y que son parte de su
contexto. Así por ejemplo, tenemos los fitotopónimos Anakyari (quebrada y comunidad
nativa, donde anaki: huito [esp. de fruto]), Shamakiari (quebrada, donde shamaki:
puzanga [esp. de hierba]), y los zootopónimos Shenontyari (quebrada y comunidad nativa,
donde shenontzi: mono coto [esp. de mono]), Materyato (quebrada y comunidad nativa,
donde materi: bagre [esp. de pez]) y Mapitsibyari (quebrada y comunidad nativa, donde
mapitzi: [esp. de ave]). Otras raíces revelan colores de la geografía como los
cromotopónimos Chengari (laguna, donde chengari: negro) y Kiteryawo (riachuelo, donde
kiteriri: amarillo) Kirawanero (donde kira: colorado). También existen topónimos que
revelan propiedades físicas del terreno como Obenteni (poblado, donde obenari:
hondonada) o Keshimotooki (pajonal, donde keshi: pajonal y motooki: nalga. Esto quiere
decir que el pajonal tiene forma de nalga).

Por otra parte, existen topónimos como Korintoni (quebrada y comunidad nativa, donde
korinto es un ser mitológico con forma de piedra al que le gusta comer a los asheninka),
Mañarini (pajonal, donde Mañari es el nombre del primer comunero de esa zona) y
Ponchoni (comunidad nativa, donde poncho es la pequeña frazada que se encontró en el
lugar durante la fundación), que corresponden a motivaciones que, según Solís no serían
reales, sino más bien motivaciones producto de la actividad ideacional, personajes
honoríficos y sucesos históricos que son relevantes para los habitantes, en este caso para
los asheninka pajonalinos. Los topónimos se motivan básicamente por la existencia de
ciertos recursos que existen en la naturaleza y que son parte del contexto del pueblo
ashaninka.

Proporcionamos algunos ejemplos en los siguientes cuadros:

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Entidad que Comunidad
TOPÓNIMO Proviene de: Significado
designa investigada
1. Kajabe ‘yerba luisa de Pajonal en donde abunda
Kajabetsiri Pajonal Mañarini
monte’ hierba kajabe
2. La quebrada en donde
Etsari Etho ‘golondrina’ Quebrada Mañarini
abunda golondrina
3. La quebrada en donde hay
Mapinato Mapi ‘piedra’ Quebrada Mañarini
piedras
4. La laguna en donde abunda
Chenkoreni Chekori ‘ pez perro’ Laguna Bajo Chenkoreni
el pez perro

Cuadro 3. Algunos topónimos de la zona del Gran Pajonal

Otros ejemplos de las zonas del Alto y Bajo Ucayali son:


Entidad que Comunidad
TOPÓNIMO Proviene de: Significado
designa investigada
1. La quebrada en donde abunda
Totsirotenkawo Totsiro ‘caracol’ Quebrada Puerto Esperanza
caracol
2.
Toniromashi Toniro ‘aguaje’ El pajonal en donde abunda aguaje Pajonal Puerto Esperanza
3. Menkorimo Menkori ‘nube’ El hueco de donde sale nubes Hueco Puerto Esperanza
4. Tzirotiki Tziroti ‘bejuco’ El bosque en donde abunda bejuco Bosque Puerto Esperanza
5. Kirapokiari Kira ‘colorado’ El río que crece colorado. Río Unini Cascada

Cuadro 4. Algunos topónimos de la zona del Ucayali

2.3 . Tipos de topónimos según la entidad geográfica denominada


Hemos observado que los topónimos mayormente denominan entidades hídricas, otro
grupo abundante denomina bosques y pajonales. Posiblemente esto se deba a la
configuración geográfica de la zona. Así por ejemplo, en la zona pajonalina hemos
encontrado lo siguiente:

a. Hidrónimos: Ej. Chochokyari (quebrada o arroyo), Chipani (río: potamónimo),


Chooni (laguna:limnónimo), Ethotenkari (catarata)
b. Ecónimos: Ej. Alto Kokani (comunidad: comónimo), Obenteni (pueblo: astiónimo),
c. Drimónimos: Ej. Jabiroshi (bosque)
d. Nesónimos: Ej. Mankoete (isla)
e. Orónimos: Ej. Menkoryani (cerro)

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No descartamos que puedan existir otros tipos de entidades geográficas denominadas,
sin embargo la mayoría de entidades corresponden a sistemas hídricos.

2.4. Del proceso de transmisión y difusión del topónimo

Ya hemos mencionado que el sheripyari es el denominador tradicional. Dentro de las


fases explicadas en la sección 1.1. hemos indicado también que él actúa como un
socializador primario del topónimo luego que despierta y comenta a sus más allegados su
sueño. En esta sección hablaremos de ortros miembros del pueblo ashaninka que
transmiten y difunden los topónimos.

Los hombres y mujeres ashaninka conocen los nombres de lugares de su territorio. Sin
embargo, los varones son los que presentan mayor registro de nombres en su memoria
colectiva que las mujeres. Esto se debe posiblemente a que son los varones los que
suelen “montear”, “chocear”, pescar y viajar. Así pues, existe una fuerte relación varón-
territorio, por los roles que ellos desempeñan en su sociedad.

Hemos observado que los niños del Gran Pajonal que acompañan a sus padres a cazar
aprenden los nombres de los lugares. Esto se da básicamente durante la época de caza,
cuando se pasa un periodo relativamente largo, dentro de las chozas creadas para cazar
aves (a esto se le reconoce como “chocear”). En esos momentos, no solo aprenden los
nombres de los bosques, lagunas, quebradas, pajonales etc., sino que también aprenden
los nombres de los lugares en donde viven los animales (cuevas, huecos, etc.) y sus
respectivos dueños 3 .

Dado que la actividad de la caza no solo se practica con los hijos, también los
adolescentes y jóvenes que van a montear (ir al monte a cazar), y que participan de este
proceso de aprendizaje se informan sobre los nombres de lugares y se los trasmiten a
otros.

                                                            
3
En la creencia ashaninka, las lagunas, los ríos, los bosques, quebradas y otros espacios tienen sus
guardianes, a éstos se los reconoce como dueños.

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Los roles de las mujeres, como el trabajo en la chacra y en el hogar, les permiten conocer
ciertos espacios, pero no tantos como los varones.

Las mujeres que conocen las plantas curativas, especialmente las llamadas vaporadoras
(curanderas), suelen conocer màs espacios que otras mujeres, pero la transmisión de los
nombres de estos espacios entre las mujeres, sobre todo con sus familiares es muy
restringida.

3. Aspectos lingüísticos de los topónimos

3. 1. Filiación lingüística de los topónimos

Un número reducido de los topónimos recolectados evidencian una afiliación castellana;


así por ejemplo, en El Gran Pajonal existen nombres como: Santa María (pajonal), Puerto
Prado (puerto) y Cuchara (quebrada). Asimismo, para el caso de las zonas del Alto
Ucayali y Bajo Ucayali existen topónimos como: Puerto Esperanza (puerto y comunidad
nativa), Lagarto Millar (comunidad nativa), Wanteja ‘bandeja’ (cascada) etc..

El mayor porcentaje de topónimos de las zonas investigadas es de filiación lingüística


ashaninka. De este grupo, la mayoría está compuesto por raíz y sufijos ashaninkas como
los siguientes topónimos del Gran Pajonal: Manity-a-ro (cueva), Shenonty-a-ri (quebrada y
comunidad nativa), Materi-a-to (quebrada y comunidad nativa) etc..; otros, en menor
proporción son los que se forman solo de raíz ashaninka como: Impeta (piedra) y Omona
(hueco). Otros son compuestos como el topónimo Keshi-motooki (pajonal).

Otros topónimos recolectados en El Gran Pajonal son de estructura híbrida; por ejemplo
los que se forman de raíz quechua y sufijo ashaninka como: Poncho-ni (comunidad
nativa) y Koka-ni (quebrada y río); otros se forman de adjetivo castellano y sustantivo
ashaninka como: Bajo Chenkoreni (comunidad nativa) Nuevo Mankoete (comunidad
nativa), etc.; los que se forman de sustantivo ashaninka y sustantivo castellano como:
Unini Cascada (este topónimo es del Bajo Ucayali); los que se forman de adjetivo
castellano y sustantivo ashaninka: Bajo Shimpi (comunidad nativa), Bajo Tariza
(comunidad nativa); y finalmente, los que se forman de Adjetivo castellano y sustantivo
híbrido con raíz quechua y sufijo ashaninka como: Alto Koka-ni (comunidad nativa), Alto

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Poncho-ni (nexo de una comunidad) etc..

La presencia de los dupletes toponímicos establecidos por la oposición alto/bajo como en


Alto Chenkoreni y Bajo Chenkoreni, es resultado de una nueva organización del territorio
impuesta por el mundo hispano 4 . Lo curioso es no encontrar la oposición para todos los
topónimos que evidencian un adjetivo castellano como alto o bajo; así por ejemplo, Bajo
Shimpi y Bajo Tariza no tienen una oposición como *Alto Shimpi y *Alto Tariza. Asimismo,
no existe la oposición de los adjetivos viejo/nuevo en algunos topónimos, tal es el caso de
Nuevo Mankoete, el cual no presenta la oposición *Viejo Mankoete. En efecto, según
hemos podido comprobar, solo existen los topónimos: Shimpi (quebrada), Tariza
(quebrada) y Nuevo Mankoete (especie de isla).

Cabe anotar, que hemos registrado el topónimo Boca Kokani, el cual es un topónimo
resultado de un castellano regional. Este nombre implícitamente tendría la estructura
Boca del Kokani, en donde ‘boca’ refiere a la desembocadura de un río, en este caso a la
desembocadura del río Kokani.

La filiación lingüística de los topónimos recolectados se puede resumir del siguiente


modo:

Filiación lingüística Topónimo


a. Ashaninka Materiato
b. Castellano y ashaninka Bajo Chenkoreni
c. Ashaninka y castellano Unini Cascada
d. Quechua-ashaninka Poncho-ni
e. Castellano quechua-ashaninka Boca Koka-ni
f. Castellano Cuchara
Cuadro 5. Filiaciones lingüísticas de los topónimos recolectados

El dominio de la filiación ashaninka sobre las demás filiaciones lingüísticas (quechua o


castellano), pareciera deberse a tres aspectos relevantes, sobre todo para la zona
pajonalina: 1) el aislamiento de la zona, que ha impedido la formación de exónimos
(topónimos alienígenos o de orígenes no indígenas), 2) la lealtad lingüística y cultural de
                                                            
4
En el caso de demarcación territorial.

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los ashaninka que ha permitido que los topónimos de filiación ashaninka predominen a
pesar del contacto lingüístico y cultural con hablantes del quechua y castellano, y 3) el
mayor tiempo de ocupación de los asheninka en el área (territorio tradicional).

3. 2. Aspectos morfológicos de los topónimos

Los topónimos recolectdos se estructuran de diversos modos. Sin embargo la estructura


básica es raíz+sufijos, en donde la raíz es el elemento real o no real que motiva la
denominación y los sufijos son básicamente clasificadores de forma y de constitución de
las entidades geográficas denominadas. Por ejemplo:

- Materyato (materi: pez bagre, -a clas. ‘con agua’, -to clas. ‘con rocas’)
- Kemporikishi (kempori: guayaba, -ki clas. ‘con punta, puntiagudo’, -shi clas. ‘con hojas)
- Korintoni (korinto: monstruo de piedra. Ser mitológico entre los ashaninka, -ni clas. ‘con
agua’)
- Menkorimo (menkori: nube, -mo clas. ‘con hueco’)
- Obenteni (obenari: hondonada, -te clas. ‘con hondura’, -ni clas. ‘con agua’)

Los clasificadores de los topónimos provienen de lexemas en la protoforma. Estos


lexemas sufren una reducción gradual (F. García, S.F.). Así por ejemplo, el topónimo
Kompiroshari se forma por composición en donde: a) kompiro (yarina): es un sustantivo
con género especificado desde el léxico, en este caso -ro indica el género femenino, b)
oshi: hoja se reduce y forma el clasificador -shi ‘con hojas’, y c) nijaa, nihaa, o ña: agua se
reduce y forman los clasificadores -ni y -a ‘con agua’; sin embargo –ni tambien puede
entenderse como quebrada o río.

Hemos observado que algunos topónimos presentan los sufijos de género -ri (tercera
persona masculina: 3 MASC.) y -ro (tercera persona femenina: 3 FEM.). Posiblemente
estos dos sufijos evidencien la humanización del paisaje por parte de los asheninka, que
la entidad geográfica es vista como mujer o varón.

Los sufijos -ri y -ro tienen posición final; así por ejemplo, el sufijo -ri del topónimo
Kompiroshari expresa el género masculino de la entidad geográfica. Otros nombres
recolectados son Shenontyari (shenontzi: mono coto, -a clas. ‘con agua’, -ri ‘MASC.’),
Chotimpiawo (tsorimpi: especie de palmera, -a clas. ‘con agua’, -wo ({ -ro}) ‘FEM.’) y
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Anakyari (anaki: huito, -a clas. ‘con agua’, -ri ‘MASC.’). A veces, los sufijos de género
suelen aparecer en las que pudiéramos decir raíces de los topónimos. Cuando lo hacen,
corresponden al género que algunos elementos como plantas o animales muestran
especificados en el léxico y no al género de la entidad geográfica denominada:

- Inaroato (inaro: pez raya, -a clas. ‘con agua’, -to ‘con rocas’)
- Jabiroshi (jabiro: esp. de planta en forma de sable, -shi clas. ‘con hojas’)
- Menkoriani (menkori: nube, -a clas. ‘con agua’, -ni clas. ‘con agua’)
- Kemporikishi (kempori: guayaba, -ki clas. ‘con punta, puntiagudo’, -shi clas. ‘con hojas)
- Mathonthorini (mathonthori: tigrillo, -ni clas. ‘con agua’)

Existen algunos otros casos demuestran, muy claramente, que tanto -ri como -ro (con su
alternante -wo) corresponden al género de la entidad geográfica y no al de la raíz, ya que
esta última también presenta el sufijo:

- Kiteriawo (kiteri: amarillo, -a clas. ‘con agua’, -wo ({ -ro}) ‘FEM.’)


- Kapiroshari (kapiro: bambú, -sh clas. ‘con hojas’, -ri ‘MASC.’)
- Kompiroshari (kompiro: yarina, -sh ({ -shi}) clas. ‘con hojas’, -a clas. ‘con agua’, -ri
‘MASC.’)
- Totzirawo (totziro: caracol, -a clas. ‘con agua’, -wo ({ -ro}) ‘FEM.’)

Otras raíces de los topónimos de filiación ashaninka no presentan el género especificado


desde el léxico, como chochoki ‘fruto dulce’ (en Chochokyari), anaki ‘huito’ (en Anakyari),
etc. Esto último es muy común en la lengua, así, sustantivos como shinki ‘maíz’, maanki
‘serpiente’, otzitsi ‘perro’, manitsi ‘tigrillo’, tsinani ‘mujer’ etc., no especifican su género
desde el léxico, más bien, debemos mencionar que el género aparece marcado en el
verbo evidenciando sus relaciones gramaticales sujeto u objeto (con roles agente y
paciente respectivamente):

Maanki ir-atsik-ak-i-ro tsinani


serpiente 3SUJ.MASC.-morder-PERF-NF-3OBJ.FEM. mujer
La serpiente mordió a la mujer

Por otro lado, hemos observado que algunos topónimos se estructuran de solo raíz, como
la quebrada donde abunda el pez carachama denominada Shimpi “carachama”, el bosque
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donde come el venado denominado Potoki “esp. de fruto”, la quebrada donde vive el
añuje denominada Impeta “piedra”, o el hueco del añuje denominado Omona, etc. Otros
topónimos se forman por composición, como los pajonales denominados Keshimotoki
(keshi: pajonal y motoki: nalga); Keshimashawo (keshi: pajonal, mashi: campo -a clas.
‘con agua’, -wo género femenino) y Perikawotzi (periki: polilla y awotzi: camino).

Finalmente, no podemos dejar de mencionar a un reducido número de topónimos que


presenta el sufijo -ki, el cual, según J. Payne (1989) tiene función locativa y expresa ideas
como ‘en’, ‘a’ o ‘de’. El locativo -ki es distinto del clasificador -ki ‘con punta’, que también
hemos evidenciado en algunos topónimos, ya que la posición del locativo es siempre al
final. Incluso, en algunas crónicas de misiones franciscanas, se encuentran topónimos
con el locativo; así por ejemplo, el padre Juan de la Marca (en Ortiz, 1961) cita una gran
cantidad de topónimos de la Selva Central que adosan el sufijo -ki como Obenteniki
(ahora Obenteni), Sabiroski (ahora Jabiroshi), Pauteniki (ahora Pauti), entre otros.
Posiblemente, se registraron los topónimos con -ki porque así lo escucharon los
misioneros de los asheninka cuando referirían sobre su ubicación, procedencia o destino.
En este sentido, Obenteniki quiere decir ‘en/a/de Obenteni’ dependiendo del verbo
(±movimiento). El pequeño número de topónimos pajonalinos que adosan el sufijo -ki lo
conforman Tampinaki (tampya: viento, -na clas. ‘ahuecado’, -ki locativo) y Tyawanaski
(tziwana: piña, -s ({ -shi}) clas. ‘con hojas’, -ki locativo).

4. Conclusiones
a) El sheripyari es el denominador tradicional entre los ashaninka. Él actúa como
socializador primario de los topónimos.

b) Las mujeres y varones del pueblo ashaninka conocen los topónimos de su zona,
pero son los varones que ejercen una relación más fuerte con el territorio y, por
esta razón, conocen más nombres de lugar.

c) La mayor parte de topónimos reciben una motivación real gracias a la fauna y flora
existente en la zona. Esto ha generado la predominancia de zootopónimos
(motivación animal) y fitotopónimos (motivación vegetal) sobre los
cromotopónimos (motivación por el color) y otros topónimos más. Un pequeño

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grupo de nombres de lugar lo representan los topónimos que resultan de una
motivación no real (sucesos, personajes y mitología).

d) Las entidades mayormente denominadas corresponden a hidrónimos (nombres


que designan entidades geográficas hídricas) y drimónimos (nombres que
designan entidades geográficas boscosas).

e) A pesar de que en la zona más estudiada (El Gran Pajonal) cohabitan hablantes
del ashaninka, castellano y quechua, los topónimos son en su mayoría de filiación
ashaninka. Esto se debe a factores como aislamiento, lealtad lingüística y mayor
tiempo de ocupación de los asheninka en ese territorio.

f) La estructura básica de los topónimos pajonalinos es raíz+sufijos, en donde la raíz


es un sustantivo y los sufijos son en su mayoría clasificadores de forma o
caracterizadores físicos de la entidad geográfica denominada. Además, algunas
zonas parecieran ser humanizadas, ya que aglutinan los sufijos de género -ri y -ro,
3SG.MASC. y 3SG.FEM respectivamente.

5. Bibliografía
1. García Rivera, Fernando. (S.F). Morfología del nombre en Ashaninka. Documento
de trabajo presentado en el Programa de Formación de Maestros Bilingües de la
Amazonía Peruana. Iquitos: AIDESEP-ISPPL.
2. Ortiz, Dionisio. 1961. Satipo, Pangoa, Gran Pajonal (1673-1960). Editorial
Salesiana. Lima.
3. Payne, David. 1982. Morfología, fonología y fonética del asheninka del
Apurucayali. Serie Lingüística Peruana N° 18-ILV. Lima.
4. Payne, Judith. 1989. Lecciones para el aprendizaje del idioma asheninka. Serie
Lingüística Peruana N° 28 ILV. Lima.
5. Rojas Zolezzi, Enrique. 1997. “Origen y clasificación de las plantas cultivadas en el
pensamiento mítico asháninka”. Anthropologica N° 15.
6. Romani Miranda, Maggie. 2004. Tesis: Toponimia en el Gran Pajonal, con especial
atención a los topónimos de afiliación ashaninka. UNMSM. Lima.
7. Solís Fonseca, Gustavo. 1997. La gente pasa, los nombres quedan… Lengua y
sociedad. Lima.

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