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A) CONCEPTO
B) OBJETIVO
La auditoría de estados financieros ha sido y es, sin lugar a dudas, una de las áreas de
actuación del contador público que mayor impulso ha recibido tanto de organizaciones
educativas como de instituciones profesionales e investigadores particulares. Sobra
reconocer que, de hecho, esta disciplina ha sido el pilar para el desarrollo y surgimiento de
otros tipos de auditoría.
1. La autenticidad de los hechos y fenómenos que reflejan los estados financieros. Esta
conceptualización hace referencia al examen de los estados financieros de una empresa, de
lo que se infiere que este ejercicio profesional es aplicable únicamente a organizaciones
lucrativas. Cabe hacer la aclaración que también son susceptibles de examinación los
estados financieros preparados por organizaciones no lucrativas y entidades
gubernamentales. La acepción más adecuada a usar, y de aplicación universal, sería una
entidad en lugar de una empresa.
2. Que son adecuados los criterios, sistemas y métodos usados para captar y refleja; en la
contabilidad y en los estados financieros dichos hechos y fenómenos.
3. Que los estados financieros están de acuerdo con principios de contabilidad aplicados
sobre bases consistentes.
Recuérdese que a la SEC hay que darle cuenta y razón, en forma consolidada, de todas las
transacciones que efectúan las empresas emisoras en cualquier rincón del mundo donde se
hayan colocado recursos captados del gran público inversionista. (Conjuntamente con el
crecimiento y expansión de las empresas transnacionales que se empezó a dar durante las
últimas décadas del siglo pasado, se dio el fenómeno de una falta de doctrina contable de
aplicación general y homogénea para registrar sus operaciones tanto hacia el interior como
hacia el exterior de la geografía estadounidense; al igual que para revisar esas operaciones.
La solución a este problema, como ya se quedó anteriormente apuntado, sucedió en el año
de 1934. Aquí es evidente que la contaduría pública caminó aparejada con todo este
proceso).
Y haciendo referencia al caso de México, se tiene que a finales de la década de los treinta,
despachos de contadores públicos norteamericanos buscaron y formalizaron asociarse con
despachos de contadores públicos mexicanos para que auditaran a las empresas
transnacionales proporcionándoles para el efecto tecnología contable y de auditoría, apoyo
financiero y cartera de clientes. Es así como México entra al contexto de la contabilidad y
la auditoría moderna asimilando y adaptando para el efecto los pronunciamientos del
American institute of Certified Public Accountants (AICPA, Instituto Americano de
Contadores Públicos).
Tomando como fuente de inicio esa nueva corriente técnica, México fue desarrollando la
suya propia; es así como el Instituto Mexicano de Contadores Públicos a través de su
entonces Comisión de Procedimientos de Auditoría, durante los años de 1956 a 1976,
generó 37 boletines en materia de los inicialmente llamados Procedimientos de Auditoría
los cuales, por la importancia histórica que representan en la evolución de la auditoría en
este país, a continuación se detalla el número, nombre y fecha de su emisión.
Finalmente, en el año de 1993 la referida Comisión lleva a cabo una nueva reestructuración
de sus pronunciamientos en materia de Normas y Procedimientos de Auditoria quedando,
hasta la fecha, como sigue:
Además, con objeto de lograr mayor interés aun por parte de los contribuyentes, estos
alicientes se ampliaron posteriormente al emitir la Subsecretaría de Ingresos de la
Secretaría de Hacienda y Crédito Público el oficio No. 102-119 de fecha 3 de enero de
1962, el cual fue publicado en el Diario Oficial de la Federación el día 18 del mismo mes y
año. En ese oficio expresaba que aquel contribuyente que hubiere sido dictaminado por
contador público ya no sería revisado por la DAFF en materia de Impuesto sobre la Renta
en los ejercicios dictaminados, salvo que hubiese motivos para suponer que el
contribuyente había incurrido en evasión de impuesto y no haya sido señalado en el
dictamen.
Si bien es cierto que el decreto del 21 de abril de 1959 que estableció la Auditoría Fiscal
Federal fue derogado por el Código Fiscal de la Federación que entró en vigor el 1 de abril
de 1967, también es necesario mencionar que debido a que en este Código se incorporó el
dictamen de contador público para efectos fiscales, esto dio mayor importancia a dicho
dictamen, perfeccionando así lo estipulado en el decreto de abril de 1959, con la notoria
diferencia de que en el Código se expresan en forma más conservadora, generalizada o
menos específica, el crédito que se dará al dictamen y, de manera más amplia, las
facultades de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público para probar su veracidad. El
artículo 85 del referido Código Fiscal es el que hizo alusión al dictamen para efectos
fiscales, y del cual destacaron los siguientes aspectos:
a) Que los hechos afirmados en los dictámenes de estados financieros para fines fiscales se
presumirán ciertos, salvo prueba en contrario, si se reúne el siguiente requisito (además del
que se refiere a que el contador público que dictamine esté registrado en la Secretaría de
Hacienda y Crédito Público): que el dictamen se formule de acuerdo con las disposiciones
fiscales y, en su defecto, conforme a las normas y procedimientos de auditoría
generalmente aceptadas.
b) Que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público podrá cerciorarse mediante revisión y
pruebas selectivas del cumplimiento del requisito citado en el párrafo anterior.
c) Que las opiniones o interpretaciones contenidas en los dictámenes no obligan a las
autoridades fiscales, las que podrán ejercer directamente sus facultades de vigilancia y
comprobación sobre los sujetos pasivos o responsables solidarios, y expedir las
liquidaciones de impuestos omitidos que correspondan.
• Que es propósito del Gobierno Federal alentar el cumplimiento voluntario de las
obligaciones fiscales de los contribuyentes.
• Que el dictamen relativo a estados financieros para fines fiscales emitido por contador
público ha demostrado ser un instrumento útil en el proceso de fiscalización tanto para las
autoridades fiscales corro para los contribuyentes.
• Que es necesario establecer un adecuado marco jurídico que regule los derechos y
obligaciones de los contribuyentes que se acojan al régimen sobre estados financieros para
fines fiscales, y de los contadores públicos que emitan dichos dictámenes.
Acorde con las ideas anteriores, el reglamento de referencia contenía cinco áreas
fundamentales como son: