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de la
televisión
Introducción
Barcelona y Madrid fueron, en 1948, las primeras ciudades en acceder a la
experiencia televisiva, y en 1956 se establece un servicio regular de emisiones.
A pesar de todo, no será hasta la segunda mitad de la década de los sesenta
cuando la TV consolide su posición preeminente entre las opciones de ocio del
ciudadano español.
Los años ochenta traen una profunda transformación desde el punto de vista
organizativo a la televisión, van apareciendo los canales autonómicos, un
proceso de expansión que se consolidará en la última década del siglo XX con
la aparición de los canales privados de televisión.
Hubo que esperar diez años para que en 1948, en Barcelona y en Madrid, se
produzcan las primeras demostraciones de lo que hoy en día entendemos por
televisión. En ese año únicamente existen emisiones regulares en Gran
Bretaña y en Estados Unidos y a pesar de que se apunta el doble modelo
televisivo: público para Europa y privado para América, todavía no están fijadas
definitivamente sus características. De hecho las exhibiciones que se hicieron
en España fueron realizadas por empresas privadas como la holandesa Philips
y la norteamericana RCA en ambos casos con el objetivo de convencer a las
autoridades de la bondad de sus ofertas.
A partir de una fecha indeterminada entre 1951 y 1952, lo que años más tarde
se denominará TVE comenzará sus emisiones en prueba. Las emisiones
regulares se iniciarán en 1956: la prehistoria de la televisión en España había
finalizado.
Dos años y medio más tarde, en febrero de 1959, coincidiendo con un partido
de fútbol Real Madrid - F.C. Barcelona se estrena el servicio en las ciudades
de Barcelona y Zaragoza. A pesar de que parece una exageración, la prensa
de la época subrayó que se acabaron todos los televisores que estaban a la
venta en la Ciudad Condal.
Sea como fuere, se tardó años en que la gran mayoría de los españoles tuviera
acceso a los programas. La televisión llegó a ‘las dos castillas’ aprovechando el
repetidor colocado en la Bola del Mundo en la sierra de Guadarrama, en
octubre de 1959, a Valencia en febrero de 1960, a Bilbao en diciembre de 1960
(desde agosto los bilbaínos recibían programas... con un día de retraso), a
Galicia y Sevilla en octubre de 1961 y, dando por cerrada la red, a Canarias en
febrero de 1964 (también en este caso se emitían los programas un día más
tarde que en la península).
Al final de la década, y a pesar de que las cifras no parecen elevadas para los
parámetros estadísticos actuales, se considera que la televisión tiene una
amplia cobertura en España. No existen cifras absolutamente fiables pero se
considera que en ese tiempo hay unos tres millones y medio de aparatos que
equivalen al 40% de los hogares del país; se dan grandes desniveles de
penetración según las zonas geográficas que van desde el 75-80 por ciento de
las territorios más urbanos como Madrid, Barcelona o el País Vasco y
porcentajes que apenas llegan al 25% de la España rural.
Puede decirse que la edad de oro se inicia con la inauguración de los estudios
de Prado del Rey en 1964, que acaban con la precariedad técnica de los
orígenes, y continúa con la puesta en marcha de la oferta complementaria de
TVE 2 (conocida popularmente durante lustros como “el UHF”). De una forma
convencional se acepta que con la crisis económica de primeros de los setenta
y el fallecimiento de Francisco Franco finalizan los buenos tiempos de la
televisión.
Y sobre todo la ficción propia como Novela de treinta minutos de duración por
capítulo a lo largo de una o más semanas programadas después del telediario
del mediodía o antes del de la noche y Estudio 1, representación televisiva de
una obra de teatro y verdadero buque insignia durante más de una década de
los dramáticos grabados en vídeo. En este campo de la ficción, y si
exceptuamos el primer premio del Festival de la Canción de Eurovisión que
consiguió Massiel en 1968, TVE consiguió algunos de los más prestigiosos
premios internaciones con obras como El asfalto (1966) o Historias de la
frivolidad (1967), ambas de Chicho Ibáñez Serrador o El irreal Madrid (Valerio
Lazarov, 1969).
En este último aspecto, piénsese que por vez primera el espectador hogareño
tenía acceso a grandes films de la historia del cine, muchos de los cuales ni
siquiera habían sido exhibidos en las salas. Los cinéfilos todavía recuerdan
ciclos míticos como el neorrealismo italiano, expresionismo alemán, o cine
japonés, entre otros.
Todos ellos consiguieron un prestigio, entre social y cultural, que llega hasta
hoy en día y que los comentaristas recuerdan como un verdadero ‘paraíso
perdido’ de la estética televisiva.
6 La televisión durante la Transición
democrática
A pesar de que existe una coincidencia generalizada sobre la importancia
histórica que posee el periodo conocido como la Transición de la dictadura a la
democracia (1976-1982), lo cierto es que no se ha subrayado suficientemente
el decisivo papel que jugo el medio televisivo en el conjunto del proceso
político. Y eso que, excusado es decirlo, la televisión era ya en ese tiempo la
principal manera de entretenimiento en nuestro país y en muchas ocasiones la
principal (o única) forma de información y conocimiento de millones de
españoles.
Desde otra perspectiva, también puede utilizarse TVE como una herramienta
histórica que permite evaluar el peso de los mismos cambios sociales. Puede
observarse en ese sentido la simple mutación de los gustos de los
espectadores. En el arco temporal que va desde 1976 a 1982, en la lista de los
programas más valorados los españoles pasaron de disfrutar con Heidi (puesto
primero de la lista; no es broma), La casa de la Pradera (cuarto puesto) o El
circo de TVE (octavo puesto) a hacerlo con Más vale prevenir (primero), Los
gozos y las sombras (cuarto), Verano azul (séptimo), Informe semanal
(décimo). Es decir, que en siete años puede comprobarse la desaparición de
programas familiares, y en muchos casos ñoños, sustituidos por otros que
reflejan gustos más cercanos a la sensibilidad contemporánea.
Sea como fuere, el Estatuto, al igual que luego harán las normativas de las
distintas televisiones autonómicas, establece un control del quehacer televisivo
por el gobierno de turno que parece incompatible con las reglas de un régimen
democrático. Lo más llamativo del Estatuto es que el gobierno elige a su albur,
y sin ninguna cortapisa de importancia, a un Director General con poderes casi
omnímodos. Hace más de una década que todo partido en la oposición
reivindica la imitación del que existe en todos los países europeos: la
creación de un ‘Consejo Superior’, un órgano independiente de los
poderes públicos que organice el sector televisivo tanto en lo referente a las
emisoras públicas como en las privadas, pero todavía nadie lo ha creado.
Pero sobre todo, la década de los ochenta puede recordarse porque allí se
inició, aunque de una manera embrionaria, lo que fraguó como característico
de la televisión contemporánea: por un lado un crecimiento exponencial de
las horas de emisión, por ejemplo la televisión por la mañana que puso en
funcionamiento Jesús Hermida en 1987, y la ordenación del sistema a partir de
las cifras de audiencia.
8 Las televisiones autonómicas
En los países europeos la actividad televisiva se articuló desde sus inicios a
partir de la actividad de monopolios de titularidad pública. Sin embargo, a partir
de la década de los años setenta pareció imprescindible que esos monopolios
dieran cabida en su oferta a una tercera cadena que respondiera a visiones
más cercanas a los intereses de los ciudadanos; así es lo que se hizo, por
ejemplo, en Francia (FR 3) o en Italia (RAI 3) y es lo que internacionalmente se
llamó ‘televisión de proximidad’ (véase bloque I epígrafe 8).
Sea como fuere, a lo largo de la década de los años ochenta fue apareciendo
una primera generación de televisiones autonómicas que constituyeron la
FORTA, Federación de Televisiones Autonómicas: EITB (que comenzó sus
emisiones el 31 de diciembre de 1982) TV3 (inauguración en enero de 1984),
TVGa, (Televisión de Galicia, julio de 1985), Canal Sur (Andalucía, 1987), Tele
Madrid (Madrid, 1989), Canal 9 (Comunidad Valencia, 1989). A lo que en la
segunda mitad de los años noventa se han incorporado las televisiones
autonómicas de las Islas Canarias (TVC) y de Castilla La Mancha (CMT), y
antes los segundos canales de las emisoras de ‘primera generación’ (ETB 2,
Canal 33/K3, Punt 2, Canal 2 Andalucía, La Otra).
Por la multiplicación de emisoras, en muy poco tiempo todas las emisoras con
vocación de liderazgo (TVE 1, Antena 3, Tele 5 y la FORTA) tuvieron que
adaptarse a nuevas reglas y a un marco competitivo que obligó a definir la
posición de cada una de ellas en un mercado como el español en el que el
dominio de TVE 1 era casi absoluto. Tras la despreocupación que hicieron del
tema los poderes públicos, el factor clave y determinante de la nueva situación
fue el acuerdo implícito de todos los agentes implicados (emisoras e industria
publicitaria) de organizar el funcionamiento del sector a partir de los datos
de audiencia que proporciona la empresa de audiometría SOFRES.
Poco tiene que ver la Antena 3 de hoy día con la que comenzó su andadura.
Desde luego no se parecen para nada ni sus accionistas y profesionales ni lo
que más importante su propia línea de producción. En su haber histórico debe
apuntarse que fue la primera emisora privada en apostar por la producción
propia de ficción de telecomedias y la que consiguió un éxito que modificó el
hilo conductor de la televisión en los años noventa: Farmacia de Guardia
(Antonio Mercero, 1991-1995). Luego siguieron otras destacadas como Lleno
por favor, Quien da la vez, Manos a la obra o Compañeros. También Antena 3
fue la primera cadena de televisión que emitió un debate entre los dos
candidatos a la presidencia de gobierno (Felipe González, José María Aznar,
1993).
Para la opinión común Tele 5 es la cadena del magnate y primer ministro
italiano Silvio Berlusconi. En la actualidad no sería una afirmación
completamente cierta; sin embargo, no puede negarse que la manera de
concebir la televisión de los ‘italianos’ estableció buena parte de las formas de
la primera época de una Tele 5 que dejó en fuera de juego las maneras de TVE
1. En una segunda etapa Tele 5 ha sido reconocida por series como Médico de
Familia, Periodistas, Al salir de clase o Siete Vidas y por su insistencia en
diversos programas basados en el formato del reality show, sucedáneos todos
del original Gran Hermano.
Como no podía ser de otro modo, en más de diez años se han producido
cambios en los rankings de las audiencias de las tres emisoras más
importantes. En los últimos tiempos parece que el liderazgo de TVE 1 es
bastante consistente; la lista continúa por Tele 5 y se cierra con Antena 3.
10 La última década
La televisión en España ha cambiado drásticamente en el última década. Al
margen de los cambios económicos y la proliferación de ofertas de pago
digitales o la misma presencia de televisiones de cobertura local, si nos
centramos en la oferta, puede decirse que hace diez años primaba una
lógica que en Europa se denominaba de servicio público, que a grandes
rasgos definiríamos como aquella en la que destacaba el deseo de incidir
cultural o políticamente en la audiencia. Las estrategias programativas de las
cadenas públicas estatales o autonómicas estaban aceptablemente al margen
de las leyes del mercado y de hecho el éxito o fracaso de un programa no se
valoraba por la audiencia conseguida o por la publicidad que conseguía.
Desde el punto de vista de los gustos del público, también se han visto
mutaciones en el transcurso de los últimos diez años. Si contemplamos la lista
de los programas más vistos de cada año, observaremos que a finales de los
ochenta existía un predominio de los largometrajes de origen
estadounidense; por ejemplo en 1989 trece de los veinte primeros programas
eran películas norteamericanas. Empero a lo largo de toda la década de los
noventa y hasta la actualidad la balanza de los éxitos se ha inclinado hacia
los programas deportivos, líderes indiscutibles desde 1994 (de hecho casi
exclusivamente fútbol y en tiempos de Miguel Indurain ciclismo) cuanto menos
diez de los veinte programas más vistos son deportivos, y a las series de
producción propia (tres o cuatro presentes en la lista de cada año, en los
últimos años Cuéntame, cómo pasó).