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Liliana
Hendel1
En
una
sociedad
machista
es
de
esperar
que
los
medios
sean…machistas.
Lamentablemente
en
mi
país‐Argentina‐
esta
regla
se
confirma
y
si
bien
tenemos
una
Presidenta,(a
la
que
muchxs
aun
llaman
Sra.
Presidente)
un
importante
número
de
mujeres
en
ambas
Cámaras,
Juezas
y
una
intensa
participación
de
las
mujeres
en
el
mundo
público,
esto
no
alcanza
para
pensar
que
la
discriminación
o
el
prejuicio
se
ha
superado.
Bastaría
con
sentarse
unas
horas
frente
al
televisor
(
algo
que
las
familias
hacen
entre
3
y
7
hs
según
las
encuestas),o
pararse
en
un
kiosco
para
observar
de
que
nos
hablan
las
tapas
de
las
revistas.
También
podemos
hacer
un
paseo
por
el
dial
y
prestar
atención
a
algunas
cosas
mientras
escuchamos
la
radio:¿Cómo
se
reparten
los
roles?¿Quién
habla
de
que?¿Cuántos
conductore/as
hay?¿Cuánto
ganan?
Tenemos
en
el
periodismo
algunas
figuras
emblemáticas
como
Magdalena
Ruiz
Guiñazu,
que
ocupa
en
la
radio
un
lugar
de
gran
visibilidad
y
un
cachet
alto,
pero
Magdalena
hay
una
sola.
Los
medios
son
actores
relevantes
y
los
periodistas
debemos
asumir
nuestra
responsabilidad
como
formadores
de
opinión.
La
acción
de
los
medios
no
es
inocente
ni
inocua
entonces
deberíamos
poder
interrogarnos
acerca
del
tipo
de
ideología
sostenida
por
ellos.
¿Qué
elige
este
medio
subrayar
o
eliminar
de
su
discurso?
¿Qué
palabras
emplea?
¿Cómo
es
su
humor?
Para
entender
ese
mecanismo,
es
imprescindible
tomar
en
cuenta
la
totalidad
político‐cultural
y
el
contexto
económico
en
que
esta
relación
surge
y
se
establece.
Los
medios
han
adquirido
un
conjunto
de
funciones
relacionadas
con
las
expectativas
que
la
sociedad
ha
depositado
en
ellos
en
su
papel
de
guardianes
del
derecho
a
saber
y
a
estar
informados
de
la
ciudadanía.
Este
derecho
es
fundamental
para
el
funcionamiento
de
un
sistema
democrático.
Pero…
¿Informadxs
acerca
de
qué?
¿Cómo
y
quién
decide
qué
debe
ser
publicado?
¿Con
qué
imagen?
¿A
quién
se
lo
cuenta?¿Con
que
objetivo?
1
Psicóloga
y
periodista
argentina.
Este
texto
es
parte
del
taller
Nuevas
Fuentes,
nuevas
noticias:
La
marginalidad
como
fuente
de
información,
realizado
en
Santo
Domingo
(2010)
por
la
Asociación
Dominicana
de
Periodistas
con
Perspectiva
de
Género
(RDGénero),
con
el
auspicio
del
Fondo
de
Población
de
las
Naciones
Unidas
(UNFPA).
Es
en
el
campo
de
la
comunicación
donde
hoy
se
ganan
y
se
pierden
todas
las
batallas.
La
vieja
plaza
pública
es
hoy
la
pantalla
que
puede
llegar
en
minutos
a
millones
de
hogares.
Si
bien
cada
soporte
(radio,
TV,
Internet)
tiene
su
propio
código,
todos
ellos
tienen
algo
en
común:
se
han
farandulizado
y
el
concepto
entretenimiento
ha
superado
ampliamente
al
desafío
de
la
necesidad
de
informar
y
contextualizar.
Esta
desviación
encuentra
un
peligroso
eco
en
el
interior
del
país,
que
conserva
estructuras
feudales
y
es
por
esas
condiciones
donde
los
vínculos
interpersonales
sufren
un
alto
grado
de
exposición,
la
situación
de
subordinación
de
la
mujer
está
naturalizada
y
lxs
miembrxs
de
los
grupos
GLLTBI,
a
modo
de
respuesta
defensiva,
resisten
invisibilizándose.
Los
dueños
de
los
negocios
y
el
poder,
son
cada
vez
màs,
también
dueños
de
los
medios.
”El
saber
y
el
poder
–conceptualiza
J.
Butler
en
Deshacer
el
Género‐no
pueden
separarse
ya
que
operan
conjuntamente
para
establecer
una
serie
de
criterios
sutiles
y
explícitos
para
pensar
el
mundo”.
De
lo
que
se
trata,
entonces,
es
de
desarticular
la
supuesta
inocencia
de
los
medios,
y
su
labor
aparentemente
acotada
a
“reflejar”
la
realidad,
para
descubrir
el
sesgo
valorativo
que
atraviesa
la
información;
ese
texto
donde
siempre
la
superioridad
jerárquica,‐rasgo
distintivo
del
patriarcado‐se
apoya
en
lo
que
encarna
mejor
“la
esencia”,
lo
natural,
lo
binario
(bueno/malo;
varón/mujer;
blanco/negro),
lo
apropiado.
La
anatomía
como
destino,
impide
a
cualquier
comunidad
no
integrada
a
la
escala
de
valores
del
“establishment”
reconocerse
como
parte
integrante
del
universo
que
el
discurso
hegemónico
describe.
Esta
imposibilidad
de
reconocimiento
es
sin
duda,
ejercicio
de
la
violencia
simbólica.
“Si
no
somos
reconocibles
entonces
no
es
posible
mantener
nuestro
propio
ser
y
no
somos
seres
posibles,
se
nos
ha
anulado
esta
posibilidad”
(Butler)…
Algo
que
podría
remediarse,
simplemente
incorporando
a
la
misma
pantalla
las
temáticas
excluidas,
como
por
ejemplo:
tratar
la
temática
GLTTTBI
con
seriedad,
con
respeto
por
las
fuentes
correctas,
y
con
los
testimonios
de
los
propios
protagonistas
o
mover
el
tema
de
la
violencia
de
género
del
ámbito
de
los
policiales
mientras
erradicamos
el
concepto
de
crimen
pasional
para
instalar
definitivamente
la
correcta
definición
de
Femicidios.
Hay
una
televisión
que
se
alimenta
de
cierto
tipo
de
testimonio,
que
parece
decir:
escuchamos
a
la
gente,
pero
en
verdad
si
ese
decir
no
tiene
un
contexto,
un
sentido
abarcador,
si
esa
historia
que
está
siendo
compartida
no
se
inscribe
en
un
sentido,
el
sentido
que
adquiere
es
la
provocación
,tiene
un
color
y
es
amarillo.
Para
las
feministas
lo
personal
es
político
.Para
Celia
Moros
contextualizar
es
politizar.
Si
sumamos
ambos
conceptos
encontraremos
uno
de
los
sentido
de
la
llamada
perspectiva
de
género
aplicada
al
periodismo.
No
es
UNA
MUJER
GOLPEADA
es
una
historia
que
habla
de
la
violencia
machista
que
da
cuenta
de
un
suceso
pero
que
es
parte
de
un
colectivo,
inserto
en
una
sociedad,
con
un
mejor
o
peor
cuerpo
de
leyes.
Con
un
compartido
imaginario
colectivo.
Las
cifras
hablan
de
1
mujer
muerta
cada
dos
días
a
manos
de
su
pareja
o
ex
pareja.
La
impunidad
de
esos
crímenes
es
altísima.
Estos
datos
son
sólo
de
los
asesinatos
que
se
publican,
es
decir,
este
relevamiento
de
AMNESTY
es
sobre
lo
publicado
y
no
en
todos
los
medios
del
país.
Es
fácil
imaginar
que
estamos
entonces
hablando
de
cifras
incompletas.
¿Por
qué
no
hay
estadísticas?
¿Por
qué
insiste,
la
mayoría
de
los
medios,
en
denominarlos
crímenes
pasionales?
Por
supuesto
también
el
lenguaje
que
utilizamos
para
relatar
un
suceso
define
la
ideología
y
desenmascara
la
no
inocencia
del
hablante.
NACE
LA
RED
PAR
Es
en
este
contexto
en
el
año
2006
con
la
iniciativa
de
Artemisa
Comunicación,
el
madrinazgo
de
Lucía
Lagunes
de
CIMAC,
la
participación
activa
de
integrantes
de
la
WACC
y
de
un
puñado
de
periodistas
entusiastas
nace
la
RED
PAR.
Periodistas
de
Argentina
en
Red
(Por
una
comunicación
no
sexista).
Este
pequeño
grupo
inicial
se
planteó
entonces
la
necesidad
de
“hacer
visible
lo
invisible”.
Es
decir,
aquel
viejo
slogan
de
las
feministas
que
estudiaban
como
la
naturalización
de
lo
“femenino
“en
el
ámbito
domestico,
era
en
verdad
un
encubrimiento
de
subordinación
y
silenciamiento
pero
aplicado
al
periodismo
significa:
poner
énfasis
en
el
lenguaje
aparentemente
neutro,
pero
discriminador
y
sexista,
relevar
la
información
que
falta
cuando
se
trata
de
noticias
de
mujeres,
es,
no
dar
por
descontado
que
lo
que
sucede(una
inundación
por
ejemplo)es
igual
para
los
varones
y
las
mujeres
que
viven
en
esa
comunidad,
o
la
inflación
económica
o
la
distancia
al
hospital
más
próximos
o
la
falta
de
agua
o
de
redes
cloacales.
El
lenguaje
neutro
desaparece
a
la
mitad
de
la
población,
las
mujeres
y
con
ellas
a
las
etnias
minoritarias,
a
los
pueblos
originarios,
a
los
discapacitados
A
todos
los
que
son
negados
cuando
alguien
desde
el
poder
dice:
NOSOTROS.
La
red
PAR
se
cuestiona
el
poder
patriarcal
y
trabaja
para
construir
otras
formas
de
gestión
y
resolución
de
los
propios
conflictos.
Consideramos
que
la
igualdad
y
la
equidad
en
el
mundo
son
todavía
metas
lejanas
y
que
solo
con
la
prepotencia
del
trabajo
llegaremos
a
conseguirla,
por
eso
mantenemos
principios
de
horizontalidad
y
solidaridad
interna
y
la
convicción
de
que
en
el
periodismo
de
género
encontramos
el
cuerpo
teórico
y
la
posibilidad
de
la
practica
concreta
.
Nuestros
encuentros
presenciales
son
anuales
y
se
define
donde
se
harán,
por
consenso.
La
red
nos
permite
plantear
discusiones
teóricas
y
debates
internos.
Participamos
activamente
en
la
Red
Internacional
de
Periodistas
con
Visión
de
Genero,
quiere
decir
estamos
en
la
reuniones,
plateamos
planes
de
acción,
tenemos
dos
coordinadoras
que
están
permanentemente
online,
avalamos
las
campañas
y
aportamos
con
nuestros
pronunciamientos
públicos
las
denuncias
de
otras
compañeras.
Confiamos
en
el
ejercicio
pacifico
de
la
presión
de
la
palabra,
para
despertar
conciencias
dormidas
y
funcionarixs
corruptxs.
Trata
y
tráfico
de
personas,
violencia
machista,
y
acceso
a
todos
los
métodos
de
anticoncepción
y
al
aborto
seguro
legal
y
gratuito
son
las
tres
columnas
vertebrales
–cimientos‐
sobre
las
que
construimos
nuestro
edificio.
Lo
que
no
significa
que
los
otros
temas
de
peso
nos
pasen
desapercibidos.
El
cambio
de
la
Ley
de
Radiodifusión
en
la
Argentina,
motivo
de
múltiples
y
variopintas
controversias,
lleva
el
inciso
3
M
(redactado
por
PAR)
que
incluye
la
perspectiva
de
genero
en
los
medios.
Nuestra
presencia
activa
en
el
tratamiento
de
las
leyes,
la
incidencia
en
los
procesos
democráticos
y
también
la
comprensión
en
los
diferentes
ámbitos
de
la
imposibilidad
de
llevar
adelante
proyectos
con
consenso
sin
la
participación
activa
de
periodistas
varones
y
mujeres
.Es
decir
una
vía
de
comunicación
adecuada,
un
puente
de
plata
de
ida
y
vuelta.
La
construcción
de
una
sociedad
equitativa
es
responsabilidad
de
todxs,
los
temas
del
feminismo
no
son
temas
de
mujeres,
son
temas
que
tienen
a
las
mujeres
como
protagonistas
pero
que
importan
a
la
sociedad
en
su
conjunto.
Un
periodismo
que
reclame
por
los
Derechos
Humanos
de
las
Humanas
es
un
periodismo
al
servicio
de
la
sociedad,
no
importa
el
sexo
o
el
género
de
quien
trabaje
en
el.
Romper
mitos,
derribar
prejuicios,
desarmar
estereotipos,
es
decir,
construir
otra
información.
Ese
es
el
desafío
que
nos
trae
hasta
acá,
eso
nos
hace
felices,
porque
no
estamos
tan
solas
como
nos
quieren
hacer
creer.
El
DECALOGO
para
el
tratamiento
periodístico
de
la
violencia
contra
las
mujeres
“Elaboramos
el
presente
Decálogo
por
considerar
que
los
medios
son
actores
sociales,
políticos
y
económicos
con
un
rol
fundamental
en
la
construcción
de
valores,
mitos,
saberes
y
con
incidencia
en
la
instalación
de
aquellos
temas
que
se
consideran
importantes
en
el
imaginario
colectivo”.
Así
escribe
la
Comisión
Redactora
la
introducción
de
esta
herramienta
para
colegas,
con
el
objetivo
de
generar
conciencia
acerca
del
sexismo
naturalizado,
que
existe
las
más
de
las
veces,
en
el
modo
de
entender
y
luego
relatar
hechos,
frecuentes,
de
violencia
contra
una
mujer.
1)
Es
correcto
utilizar
los
siguientes
términos:
violencia
contra
las
mujeres,
violencia
de
género
y
violencia
machista.
2)
La
violencia
de
género
es
un
delito….una
cuestión
concerniente
a
la
defensa
de
los
derechos
humanos.
3)
Desterramos
de
nuestras
redacciones
la
figura
de
crimen
pasional…
4)
Lo
importante
es
proteger
la
identidad
de
la
víctima,
no
la
del
agresor.
5)…Es
ofensivo
utilizar
diminutivos
para
denominar
a
la
víctima.
6)
No
buscaremos
justificaciones
que
distraigan
del
hecho
central:
la
violencia.
7)
Imprescindible
chequear
las
fuentes,
sobre
todo
las
oficiales.
8)
Mantener
el
tema
en
agenda.
9)
Tener
especial
cuidado
con
las
fotos,
imágenes,
o
musicalización.
10)
Incluir
siempre
TE
gratuito
de
ayuda
a
las
víctimas
o
cualquier
otra
información
de
utilidad.
Esta
versión
muy
sintetizada
del
trabajo
total
es
una
muestra
de
lo
que
PAR
considera
que
debe
suceder
en
la
formación
y
capacitación
de
profesionales
que
harán
del
uso
adecuado
de
la
palabra
su
instrumento
de
trabajo.
También
en
eso
va
nuestro
compromiso.
Hoy
somos
más
de
130
periodistas
varones
y
mujeres
que
de
un
modo
federal,
a
lo
largo
y
a
lo
ancho
del
país
levantamos
la
bandera
de
un
periodismo
comprometido
con
los
Derechos
Humanos
de
las
Humanas,
es
decir,
un
periodismo
que
trabaja
por
una
sociedad
donde
el
ejercicio
de
la
democracia
sea
una
realidad
efectiva
(para
todos
y
todas)
y
no
una
bella
declaración
de
principios.
Y
desde
allí
nos
sumamos
a
las
redes,
organizaciones
y
espacios
sin
fronteras,
para
que
este
sueño
compartido
sea,
por
fin,
una
realidad…global.