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En el Rincón anterior habíamos prometido discutir sobre las acciones que se deben
emprender durante un terremoto. Para mi sorpresa, el 12 de enero se presentó el lamentable
terremoto de Haití con una magnitud de 7.0 en la escala de Richter, a 10 km de profundidad
y un epicentro localizado a 15 km de Puerto Príncipe. El terremoto se produjo en el límite
entre las placas de América del Norte y el Caribe (ver imagen), dejando como saldo mas de
cien mil muertos, cientos de miles de damnificados y, único en la historia de terremotos, un
país destruido.
Como ocurre después de los desastres, surgen los mitos, las leyendas urbanas y, como en el
caso del presidente venezolano, la mano del imperio en la creación del terremoto. Una de
las leyendas urbanas que se propagan como hoax o chismes de la red, es el llamado
“triángulo de vida” del bombero americano Douglas Copp (http://www.amerrescue.org/),
que manifiesta haber llegado a formular su teoría a partir de las observaciones realizadas a
varios edificios colapsados luego de la ocurrencia de un terremoto. Según Copp, durante un
terremoto hay que acostarse a lado de los muebles y no hacerlo bajo ellos (contrario a lo
que dicen los expertos). Cuando los edificios se derrumban aplastan los muebles, dejando
un vacío triangular junto a ellos que no se ve afectado… el triángulo de vida. Lo que no
dice Copp es que cuando los edificios se derrumban, la mayoría de la gente muere, sólo
unos cuantos sobreviven, posiblemente ubicados en el triángulo de vida, o cerca de unas
escaleras, al lado de una columna o, por qué no, debajo de un mueble. En las siguientes
imágenes de una escuela después del terremoto en Cariaco, Venezuela, se puede apreciar
en la primera imagen que el área debajo del escritorio es más segura que alrededor del
mismo. En la siguiente foto, un piso se desplomó y el mismo fue detenido por los
escritorios. Pero… no siempre esto ocurre.
Instituciones como la Cruz Roja Americana, la Red Sísmica de Puerto Rico, El Servicio
Geológico de los Estados Unidos (USGS, por sus siglas en inglés) y FEMA
(http://www.fema.gov/hazard/earthquake/eq_during.shtm) han mostrado sus discrepancias
con el triángulo de vida, coincidiendo, en general, como medida de protección más segura,
“Agacharse, Cubrirse y Sujetarse”. Por otra parte, la Asociación de Ingenieros Estructurales
de California, expertos en el tema por formación por su trabajo investigativo, expresan:
“this theory does not appropriately address the typical earthquake hazard that exists in the
United States” (http://www.seaonc.org/public/media/press_06.html).
¿Qué hacer, entonces, durante un terremoto? No existe una fórmula mágica y mucho menos
universal. Existen recomendaciones que minimizan los impactos del terremoto o, dicho de
otra forma, que aumentan las posibilidades de supervivencia; no obstante, reitero que son
sólo recomendaciones, en tanto que no existen medidas absolutas de protección o
antisísmicas. No sea que en la otra vida alguien me haga el reclamo.
Hecha esta salvedad, presentaré un análisis sobre dos recomendaciones dadas por los
expertos en el tema. Por ejemplo, la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias de
Estados Unidos (FEMA, por sus siglas en inglés) tiene publicada una página web con
información sobre qué hacer en caso de emergencia
(http://www.fema.gov/areyouready/index.shtm). Esta página orienta al usuario sobre la toma de
decisiones en caso de riesgo natural, tecnológico o de terrorismo. Para el caso de riesgo
sísmico, el texto inicia con la siguiente frase: “Uno de los fenómenos más espantosos y
destructivos de la naturaleza es un terremoto fuerte y sus terribles repercusiones” (Federal
Emergency Management Agency (FEMA), 2004, pág. 94).
El año pasado hice una encuesta, que presentaba el siguiente interrogante ¿Qué harías
durante un terremoto si te encuentras en un edificio? Habían dos opciones de respuesta:
ubicarse debajo de un marco de una puerta o, la segunda opción, acuclillarse en una esquina
lejana de los muros de fachada. Se presentaron respuestas inesperadas. Las creencias fruto
de la tradición no reparan en los cambios que trae consigo la modernidad. Aún se sigue
creyendo, en algunas regiones, sobre la influencia divina en la aparición de los terremotos;
también se cree que el comportamiento de las edificaciones de antaño, aún se conserva. En
respuesta a nuestro interrogante, el FEMA recomienda acuclillarse en una esquina lejos de
los muros de fachada. La opción de ir al marco de una puerta es válida sólo si usted está
seguro que la puerta está apuntalada fuertemente. Lo cierto es que la mayoría de la gente,
poco o nada saben de ingeniería estructural. Otra gran realidad, en el caso de las ciudades
latinoamericanas, es que la mayoría de las edificaciones de las personas de menores
recursos no presentan este tipo de seguridad. Afianzando esta creencia errónea, los
llamados a prevenir desastres en algunos países latinoamericanos con tradición sísmica,
recomiendan directamente esta opción. En la siguiente imagen se ilustran dos ejemplos, el
primero es una cartilla de la Dirección de Atención y Prevención de Desastres de Bogotá
(Colombia) y el segundo es otra cartilla divulgada en Guatemala.
Lo desconcertante es que en Estados Unidos, país que posee edificaciones con mejores
especificaciones técnicas, un organismo como el FEMA recomienda el marco de una puerta
sólo si se está seguro de su condición estructural, mientras que en países con construcciones
altamente vulnerables se pase por alto este aspecto tan importante.
La supuesta protección de los marcos es una creencia en los países latinoamericanos que
puede conducir al desastre, en tanto que las técnicas constructivas han cambiado, ignorando
en las edificaciones populares los amarres estructurales requeridos (Hermelín, 2009, pág.
173). Por otra parte, los elementos más vulnerables de una edificación son los muros de
fachada, debido a la gran cantidad de vanos (vacíos) que presenta: puertas, ventanas y otra
gran cantidad de orificios que se realizan para darle paso a los cables de energía, a la
televisión y a las redes de gas que hacen de estos muros un peligro en potencia… elevan el
nivel de riesgo símico. Igualmente son vulnerables los muros interiores cuyas puertas y
ventanas no son fijadas técnicamente a la estructura principal. La aparición de estas
condiciones de deficiencia estructural la describe Oliver-Smith (1994, pág. 11) en el caso
del Perú:
Reduzca sus movimientos durante un terremoto a unos cuantos pasos para ir a un lugar seguro
cercano. Permanezca en interiores hasta que el temblor haya pasado y esté seguro de que no hay
peligro para salir (Federal Emergency Management Agency (FEMA), 2004, pág. 96).
El Hospital Universitario “Antonio Patricio Alcalá”, clasificado tipo IV, y con capacidad para 358
camas, había realizado un gran número de actividades de preparativos para desastres, como
simulacros de evacuación, asesorías para planes de emergencia, y planes de reducción de la
vulnerabilidad. Sin embargo, en el momento del sismo, el personal de salud, pacientes y familiares
desalojaron inmediatamente el hospital. El temor o pánico se incrementó porque la población sabía
que el hospital estaba situado sobre la falla de El Pilar (Rangel Sánchez, 1999, pág. 19).
Bueno, es todo por el momento. Sin embargo, para mayor información, les recomiendo
consultar los vínculos suministrados en el texto.
Referencias
Federal Emergency Management Agency (FEMA). (2004). ¿Está listo? Una guía completa
para la preparación ciudadana.
Hermelín, M. (2009). Desastres de origen natural en Colombia, 1979 - 2004. Medellín:
Universidad Eafit.
Oliver-Smith, A. (1994). Perú, 31 de mayo, 1970: Quinientos años de desastre. Desastres y
Sociedad (2), 4-18.
Rangel Sánchez, A. (1999). Crónicas de Desastres - Terremoto de Cariaco, Venezuela.
(OPS), Organización Panamericana de la Salud.