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MANIFIESTO DE APERTURA PARA BOULEVARD ANIMALISTA

Compañeras, Compañeros, hemos acudido a este llamamiento sabiendo que hoy, seremos
testigos de realidades que encogerán nuestros corazones y golpearán en nuestras
conciencias, pero aún así estamos aquí, porque decidimos adquirir el compromiso en
la defensa de aquellos que no pueden hacer valer por si mismos unos derechos que
aún perteneciéndoles, les son continuamente negados y pisoteados, lo que nos
convierte en la única oportunidad de salvación para esos seres víctimas de la
explotación, de la tortura y del asesinato.

La celebración del Día Mundial de los Derechos de los Animales no puede quedarse
en un acto folclórico ni en una reseña puntual en los medios, porque estas
criaturas, ajenas a egos y ambiciones humanas, no necesitan de una puesta en
escena puntual, ni tampoco les ayudará ser los protagonistas de un discreto
titular que caerá en el olvido pasadas veinticuatro horas. Los Animales padecen y
mueren cada día por culpa del hombre, y esa verdad vergonzosa e intolerable es la
razón de Boulevard Animalista, porque nos negamos a que tales actos de violencia e
injusticia se sigan consintiendo, y porque es nuestra obligación lanzar un grito
de rechazo, sin treguas ni rendiciones, que deje muy claro que no vamos a admitir
que semejantes abusos sigan teniendo lugar. No lo harán al menos con nosotros
callados y con los brazos caídos.

Hace varias décadas, cuando la utilización de animales por parte del hombre y por
lo tanto, de su inevitable maltrato y muerte era todavía un asunto por el que
nadie se preocupaba, aparecieron ciertos autores que comenzaron a hablar de la
"liberación animal". Ellos fueron los primeros en explicarnos que el ser humano
juzga a las otras especies como objetos de su pertenencia, de los que puede
servirse e incluso deshacerse sin pararse a reflexionar sobre la licitud de
arrogarse tal derecho, ni tampoco reparar en el sufrimiento que su conducta
origina. Y no lo hace fundamentalmente, no porque prefiera esquivar tales
cuestiones, que también, sino porque en realidad no les otorga importancia, pues
se considera dueño del resto de los animales y está firmemente convencido de que
están ahí, sólo para satisfacer sus necesidades y sus apetencias. Tal actitud
tiene un nombre: especismo.

Y hoy, treinta años después, seguimos anclados en este término, en la misma


discriminación negativa hacia los animales no humanos que sirve como justificación
para perpetuar dicho sentido de la propiedad y de paso, para poner freno a
cualquier tendencia de pensamiento que eche por tierra la validez de tan
degenerados postulados. Detrás del especismo hay un gigantesco entramado de
intereses y de ahí lo arduo de luchar contra él, pues podemos rozar la fibra
sensible de los hombres, pero el problema viene cuando lo hacemos con su cartera,
ese es el instante en el que se disparan los mecanismos previstos para hacernos
aparecer como un ridículo movimiento residual o incluso, presentarnos como
peligrosos, si lo primero no les da resultado

¿Y qué se suele hacer con toda corriente molesta pero a la que no conviene
cercenar en aras del supuesto talante democrático de los gobiernos?. Dejarle
hablar, pero no muy alto; permitir su actividad, pero muy controlada; escuchar sus
demandas, para olvidarlas; y también, transigir en que una vez al año, celebren su
"día" y se desahoguen a gusto. Los engranajes del poder necesitan de esa pátina de
libertad vigilada para seguir funcionando, para justificarse ante los Pueblos y
para tener con qué callar a los que denuncian tantas situaciones de injusticia, de
sometimiento, de discriminación y de desigualdad.

Pero a nosotros no nos van silenciar con esa farsa que sólo busca legitimar sus
desmanes, ni van a comprarnos con cuatro disposiciones ineficaces pensadas para
hacerse la foto en campaña y contentar a los inconformistas de salón. No lo van a
hacer porque los animales siguen padeciendo y muriendo por millones en todos los
rincones sin que se tome ninguna medida válida y definitiva para impedirlo. No nos
vale con legislar de un modo tibio para procurarles un macabro bienestar, pues su
angustia y su muerte no desaparecen por más que se intenten dulcificar; tampoco
nos sirve la disculpa de limitarlas a aquellos casos de supuesta necesidad, ya que
bajo la etiqueta del utilitarismo se esconden tramas de negocio tan crueles como
la experimentación y la vivisección, o las industrias alimentaria y de confección
con productos origen animal.

La Liberación Animal es un concepto que no admite interpretaciones envenenadas ni


subterfugios hipócritas, y cualquier sucedáneo a ese objetivo irrenunciable es una
estrategia al servicio del inmovilismo que no vamos a consentir. No permitamos
tampoco por lo tanto que se pervierta la expresión "Derechos de los Animales", ni
nos conformemos con un espacio y un tiempo limitados e impuestos. Los únicos
derechos que para ellos aceptaremos, al igual que para los hombres se ha
establecido, son los de que vivan en libertad, que no se les explote, torture ni
asesine, y que su entorno sea respetado. Todo lo demás, es maquillar ese especismo
que acaba con ellos.

Por todo eso, y porque sólo una organización eficiente en un movimiento con un
objetivo común, puede ser capaz de ejercer la presión suficiente y adecuada para
ir cerrando puertas a la vergüenza y abriéndolas al respeto, a la justicia, a la
igualdad y a la libertad de todos los seres, hemos creado este espacio de
convivencia, donde unidos aportemos nuestras ideas y nuestro esfuerzo, y en el que
los únicos protagonistas, sean los animales que sufren la condena que el hombre
les ha impuesto en virtud de su condición de irracionales.

Para finalizar, pedimos que cuando acabe esta jornada, no nos olvidemos ni por un
instante del motivo que hoy nos ha reunido, y que convirta,ps todos y cada uno de
los días del año en el "Día de los Derechos de los Animales". Nos encontramos en
una lucha que está cobrando una fuerza jamás vista y aún así, cada segundo mueren
a manos del hombre infinidad de criaturas llamadas “inferiores”, las noticias
sobre casos espantosos de maltrato son una constante y nuestra Geografía, es un
inmenso mapa de sangre sembrado de cadáveres en nombre de la tradición y de la
diversión. Si eso ocurre con un movimiento animalista en auge, imaginemos lo que
pasaría si nos detenemos o nos rendimos. Pero también, pensemos en lo que podemos
lograr para aquellos que no pueden defenderse por si solos, si multiplicamos
nuestros esfuerzos y convertimos esta batalla en una guerra sin cuartel, una
guerra incruenta que durará hasta que la depravada paz del hombre deje de causar
muertos.

Bienvenidos seáis todos a Boulevard Animalista. Gracias.

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