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La existencia de cobros en la educación básica: una barrera para el disfrute

del derecho a la educación

Luis Eduardo Pérez Murcia1

Introducción

Con fundamento en las normas del derecho internacional de los derechos


humanos, la Constitución Política de 1991 y la doctrina y jurisprudencia de los
órganos nacionales e internacionales de protección de derechos humanos, este
ensayo argumenta que el artículo 183 de la Ley 115 de 1994, mediante el cual se
admite el cobro de derechos académicos en los establecimientos educativos
estatales, representa una barrera para el disfrute del derecho a la educación de los
niños y niñas pertenecientes a los sectores más pobres del país quienes, conforme
se ilustrará más adelante, en no pocas ocasiones tienen que abandonar la escuela
ante la falta de capacidad de pago de sus padres.

El abandono de la escuela no sólo condena a la gente a la ignorancia sino que


incrementa las posibilidades de que niños, niñas y jóvenes sean víctimas de
violaciones de derechos humanos como el trabajo infantil y que desde jóvenes
estén condenados a llevar una vida marcada por la pobreza y la miseria; situación
evidentemente contraria a la idea de llevar una vida libre del temor y de la
miseria conforme señala la Declaración Universal de Derechos Humanos y los
preámbulos de los pactos internacionales de Derechos Civiles y Políticos y
Derechos Económicos, Sociales y Culturales.

De manera puntual, el ensayo plantea que la ausencia de una política de gratuidad


de la educación primaria como lo ordenan las normas del derecho internacional
de los derechos humanos o de gratuidad de la educación básica conforme la
promesa de la Constitución de 1991, amenaza el núcleo esencial del derecho a la
educación e impone limites para el disfrute de los cuatro componentes del
mismo: disponibilidad, accesibilidad, aceptabilidad y adaptabilidad.

El texto, cuyas reflexiones se esperan resulten útiles a la Corte Constitucional en


el momento de estudiar la constitucionalidad de la norma demandada por los
ciudadanos Martha Lucia Bernal, miembro de la Coalición colombiana por el
derecho a la educación, Rodrigo Uprimny Yepes y Camilo Castillo Sánchez,
miembros del Centro de Estudios de Derecho, Justicia y Sociedad y Esteban
Hoyos Ceballos, profesor de la Escuela de Derecho de la Universidad EAFIT y
miembro de la Clínica Internacional de derechos humanos de la Universidad de
Cornell, se encuentra estructurado en tres apartes. En la primera se presenta, de
manera muy sintética, la estructura del derecho a la educación y las obligaciones
1
Economista, Especialista en Estadística y Magíster en Economía de la Universidad Nacional de
Colombia. Profesor de Cátedra de la Universidad de los Andes. Email: lepm50@gmail.com.

1
del Estado que emanan de la Constitución y las normas del derecho internacional
de los derechos humanos. Este apartado tiene por objeto ubicar la naturaleza de la
obligación de gratuidad de la educación primaria. En el segundo aparte se
exponen una serie de reflexiones en torno a la tesis central del ensayo: la
existencia de cobros académicos o de cualquier otro tipo en las escuelas públicas
del Estado en el nivel de primaria configuran una barrera para el disfrute, no sólo
del componente de accesibilidad económica (parte del núcleo esencial del
derecho a la educación), sino de todos los componentes del derecho a la
educación. Esto es, la existencia de cobros son una barreara para el disfrute del
derecho a la educación entendido éste de manera integral. Finalmente, el ensayo
cierra con una sección en la que se hace explicito el apoyo a la demanda
interpuesta por los ciudadanos antes mencionados a fin de que la Corte
Constitucional valore la posibilidad de declarar inexequible el artículo 183 de la
Ley 115 de 1994.

1. La gratuidad de la educación primaria como parte del núcleo esencial


del derecho a la educación

El derecho a la educación se encuentra consagrado en un amplio conjunto de


normas de derecho internacional de los derechos humanos y, en todas ellas, es
posible encontrar una referencia explícita a la inclusión de la gratuidad como
parte del núcleo esencial del derecho a la educación primaria. Entre las normas
mencionadas se pueden citar las siguientes: Declaración Universal de Derechos
Humanos (art. 26), Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales (art. 13 y 14), Convención de los Derechos del Niño (art. 28 y 29),
Convención para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Contra
la Mujer (art. 10), Convención Internacional sobre la Eliminación de Todas las
Formas de Discriminación Racial (art. 5 y 7), Convenio No. 169 sobre Pueblos
Indígenas y Tribales en Países Independientes (art. 26 al 31), Convención sobre
los Derechos de las Personas con Discapacidad (art. 24) y Protocolo Adicional a
la Convención Americana sobre Derechos Humanos en materia de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales o Protocolo de San Salvador (art. 13)2.

Con base en esta normativa, y en especial con fundamento en la doctrina


autorizada del Pacto de Derechos Económicos, Sociales y Culturales – PIDESC
elaborada por el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y el
trabajo de interpretación realizado por la profesora Katarina Tomasevski,
Relatora de las Naciones Unidas para el Derecho a la Educación en el período
1998 – 2004, es oportuno comenzar la delimitación del derecho a la educación
señalando que este derecho, en todas sus formas y niveles, comprende cuatro
2
Es importante mencionar, con arreglo al art. 93 de la Constitución Política de Colombia que “los
tratados y convenios internacionales ratificados por el Congreso, que reconocen los derechos humanos y
que prohíben su eliminación en los estados de excepción, prevalecen en el orden interno. Los derechos y
deberes consagrados en esta Carta, se interpretarán de conformidad con los tratados internacionales
sobre derechos humanos ratificados por Colombia”.

2
elementos fundamentales: disponibilidad, accesibilidad, aceptabilidad, y
adaptabilidad3.

La asequibilidad es la primera obligación del Estado en tanto de ella se deriva el


deber de asegurar que exista una adecuada oferta educativa4. Conforme con las
normas de derechos humanos precitadas y en especial el art. 13 del PIDESC una
oferta educativa adecuada es aquella que comprende, por lo menos, los siguientes
elementos: (i) disponibilidad de establecimientos educativos al alcance de todos y
todas, con especial énfasis en las zonas rurales; (ii) adecuadas condiciones de
infraestructura escolar en lo que se refiere a las condiciones físicas, de seguridad
ambiental y de disponibilidad de servicios públicos; (iii) disponibilidad de
docentes bien remunerados y con adecuada preparación ética y pedagógica para
impartir la enseñanza; (iv) disponibilidad de materiales de enseñanza, con
especial atención en los apoyos especializados requeridos para impartir la
educación a las personas con discapacidad; y (v) una oferta de cupos educativos
equivalente al nivel de demanda.

Respecto al componente de acceso, el Comité de Derechos Económicos, Sociales


y Culturales estableció que la accesibilidad comporta tres dimensiones: la no
discriminación, la accesibilidad material y la accesibilidad económica5.

La no discriminación, en la medida en que representa uno de los principios


primordiales de los derechos humanos aplicable en toda situación y en todo
contexto, es una obligación de carácter inmediato, por lo que los Estados no
pueden presentar ninguna excusa para su plena aplicación. En el contexto de la
educación la no discriminación deriva en el deber del Estado de asegurar que la
educación sea accesible a todos y todas sin discriminación alguna y en la
obligación especial de asegurar el derecho al trato preferente para los sujetos y
grupos poblacionales tradicionalmente excluidos del sistema educativo. Por lo
mismo, la escuela está llamada a ser un espacio en el que se combatan las
prácticas discriminatorias y en el que se imparta, desde la teoría y la práctica, el
pleno respeto al derecho a la igualdad que es inherente a todos los seres
humanos.

En cuanto a la accesibilidad material, la escuela debe ser accesible desde el punto


de vista geográfico, con particular énfasis en las zonas rurales, y accesible
físicamente para todos los grupos poblacionales, en especial para las personas
con discapacidad.
3
Véase Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Observación General No. 13 relativa al
derecho a la educación (art. 13). 21° período de sesiones, 1999. Documento. E/ C.12/1999/10. Párrafo. 6
y Tomaševski Katarina. Human rights obligations: making education available, accessible, acceptable
and adaptable. Gothenburg, Novum Grafiska AB, 2001, Pág. 8-17.
4
Véase Tomasevski, Katarina. Los derechos económicos, sociales y culturales: informe preliminar de la
Relatora Especial sobre el derecho a la educación, Katarina Tomasevski, presentado de conformidad
con la resolución 1998/33 de la Comisión de Derechos Humanos. Documento ONU E/ CN.4/1999/49,
Párrafo 51.
5
Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Observación General No. 13 relativa al
derecho a la educación (art. 13). 21° período de sesiones, 1999. Documento. E/ C.12/1999/10. Párrafo. 6.

3
Ahora bien, en lo que respecta a la accesibilidad económica, esta garantía varía
en función del nivel educativo. Para la educación primaria la disposición
contempla de manera expresa la gratuidad, en tanto que para la educación media
se dispone que deberá estar al alcance de todos por entre otros medios, la
aplicación progresiva de su gratuidad. Sobre la naturaleza de la obligación de
gratuidad resulta muy pertinente el siguiente párrafo de la Observación General
No. 11 del Comité Derechos Económicos, Sociales y Culturales:

7. Gratuidad. El carácter de este requisito es inequívoco. El derecho se


formula de manera expresa para asegurar la disponibilidad de enseñanza
primaria gratuita para el niño, los padres o los tutores. Los derechos de
matrícula impuestos por el Gobierno, las autoridades locales o la escuela,
así como otros costos directos, son desincentivos del disfrute del derecho
que pueden poner en peligro su realización. Con frecuencia pueden tener
también efectos altamente regresivos. Su eliminación es una cuestión que
debe ser tratada en el necesario plan de acción. Los gastos indirectos, tales
como los derechos obligatorios cargados a los padres (que en ocasiones se
presentan como voluntarios cuando de hecho no lo son) o la obligación de
llevar un uniforme relativamente caro, también pueden entrar en la misma
categoría. Otros gastos indirectos pueden ser permisibles, a reserva de que
el Comité los examine caso por caso. Esta disposición no está en modo
alguno en conflicto con el derecho reconocido en el párrafo 3 del artículo
13 del Pacto para los padres y los tutores "de escoger para sus hijos o
pupilos escuelas distintas de las creadas por las autoridades públicas"6.

En cuanto al alcance del deber estatal de gratuidad en educación primaria, la ex


relatora de las Naciones Unidas para el Derecho a la Educación, K. Tomasevski
afirmó que el concepto de gratuidad no puede ser reducido a la exención de
cobros de matricula y derechos académicos sino que se debe emprender una
estrategia que garantice a todos los niños y las niñas, por lo menos en educación
primaria, la disponibilidad de materiales de estudio, uniformes, transporte y
alimentación escolar.

En su sexto informe presentado a la Comisión de Derechos Humanos afirma lo


siguiente:

“(...) La base del derecho a la educación es un sistema en el que la


educación sea gratuita en los lugares donde se imparte, como ejercicio de
un derecho y no en función de la capacidad de cada uno para costeársela.
En virtud de la normativa de derechos humanos los gobiernos tienen la
obligación de financiar adecuadamente la educación para que los niños no
deban pagar por su escolarización ni se les prive de ella por falta de
recursos. Los niños no pueden esperar hasta que crezcan y de ahí su
derecho prioritario a la educación en la normativa internacional de derechos
humanos. Las consecuencias de negarles la educación en su período de
crecimiento no se pueden reparar retroactivamente”7.

6
Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Observación General No. 11 planes de acción
para la enseñanza primaria (art. 14). 20° período de sesiones, 1999. Documento. E/C.12/1999/4. Párrafo.
7.

4
En conclusión, si el Estado no garantiza, al menos educación primaria gratuita, su
accionar resulta contrario a las obligaciones que ha contraído en las normas
internacionales precitadas. De manera puntual, la no gratuidad supone desatender
no sólo el deber de garantizar accesibilidad económica expresamente consagrada
en el artículo 13 del PIDESC, sino el deber de adoptar un plan de acción para la
gratuidad de la educación primaria consignado en el art. 14 del PIDESC.

El Estado colombiano no sólo no ha cumplido con su obligación internacional de


diseñar e implementar un plan de acción conducente a la gratuidad de la
educación primaria (art. 14 del PIDESC), sino que mantienen vigente una norma
(art. 183 de la Ley 115 de 1994) que hace todo lo contrario: impone barreras
económicas para el ejercicio del derecho a la educación primaria. En suma, lo
preocupante no es sólo que el Estado no adopte medidas positivas para avanzar
en el camino de la educación primaria gratuita sino que mantenga vigentes
normas que apuntan directamente al menoscabo del derecho de los niños, niñas y
jóvenes que tienen el derecho fundamental a la educación primaria gratuita.

Por otro lado, en cuanto atañe al tercer componente del derecho a la educación,
educación aceptable, la obligación de aceptabilidad puede ser entendida como el
deber del Estado de “(...) garantizar que todas las escuelas se ajusten a unos
criterios mínimos de enseñanza y a que la calidad de la educación sea aceptable
para los padres y para los niños y las niñas”8. Además, en este ámbito se
encuentra el deber de que existan garantías de una educación que respete y
promueva los derechos humanos de los niños y las niñas conforme con los
principios y objetivos de la educación consagrados en, entre otros instrumentos
del derecho internacional de los derechos humanos, la Convención de los
Derechos del Niño.

Finalmente, en cuanto corresponde al derecho de permanencia en el sistema


educativo y la obligación de adaptabilidad, al Estado le asiste la responsabilidad
de garantizar que la educación se adapte a las necesidades de la sociedad en
general y de los niños y las niñas en particular, a fin de que éstos puedan
permanecer en el sistema educativo. Ajustado a esta obligación, corresponde al
Estado desarrollar mecanismos orientados a evitar la deserción escolar, y en los
casos en que sea necesario, implementar incentivos para asegurar la permanencia
de la población más pobre, entre ellos, los niños y las niñas que trabajan. Así
mismo, y como es común a los distintos componentes del derecho a la educación,
es preciso que el Estado asegure la eliminación de todas las formas de
discriminación que puedan atentar contra la permanencia de los niños y las niñas
en la escuela; en especial por razones fundadas en la raza, la religión, el origen
geográfico, o cualquier otra condición física, política, social, económica (v.g. los
7
Tomasevski, Katarina. Los derechos económicos, sociales y culturales: informe anual presentado por la
Relatora Especial sobre el derecho a la educación, Katarina Tomasevski, de conformidad con la
resolución 2001/29 de la Comisión de Derechos Humanos. Documento ONU E/ CN.4/2004/45, Párrafo
8. Cursiva fuera del texto original.
8
Defensoría del Pueblo. Sistema de seguimiento y evaluación de la política educativa a la luz del
derecho a la educación. Investigación elaborada por Luis Eduardo Pérez Murcia. Bogotá, Colombia,
2004. Pág. 37.

5
cobros educativos en primaria pueden tener efectos discriminatorios en tanto
impiden que los más pobres disfruten del derecho a la educación).

Ahora, en cuanto a la protección constitucional del derecho a la educación es


pertinente destacar que la Carta Política consagró este derecho con un doble
carácter: como derecho fundamental y como derecho prestacional. La
investigación de la Defensoría del Pueblo sintetiza bien esta doble protección9:

La protección del derecho a la educación como derecho fundamental se


deriva tanto de los derechos civiles y políticos como de los derechos
económicos, sociales y culturales. En el ámbito de los derechos civiles y
políticos, el artículo 27 establece que el Estado tiene la obligación de
garantizar las libertades de enseñanza, aprendizaje, investigación y cátedra.

En materia de DESC, la protección se deriva especialmente de los artículos


44, 67 y 68. En primer lugar, el artículo 44 dispone que la educación es un
derecho fundamental de los niños y las niñas. Sobre el particular la Corte
Constitucional ha manifestado que “la consagración expresa, en el artículo
44 de la Constitución, de la educación como un derecho fundamental de los
niños, no deja duda alguna sobre su naturaleza ni sobre la posibilidad de
exigir su respeto y protección mediante el ejercicio de la acción de tutela”10.

En segundo lugar, los incisos primero y tercero del artículo 67 disponen


que la educación es un derecho de todas las personas y que su realización
es responsabilidad del Estado, la sociedad y la familia. Sobre este punto, la
Corte Constitucional ha sostenido que “el Estado, la sociedad y la familia
son responsables de la educación, pero corresponde de manera exclusiva al
Estado, regular y ejercer la suprema inspección y vigilancia de la educación
con el fin de velar por su calidad, por el cumplimiento de sus fines y por la
mejor formación moral, intelectual y física de los educandos. Igualmente,
le compete garantizar el adecuado cubrimiento del servicio y asegurar a los
menores las condiciones necesarias para su acceso y permanencia en el
sector educativo”11.
(...)
Los incisos tercero y cuarto del artículo 67 disponen, además, tres aspectos
esenciales para la plena y efectiva realización del derecho a la educación: i)
la educación será obligatoria entre los cinco y los quince años de edad, ii)
comprenderá como mínimo un año de preescolar y nueve de educación
básica y, iii) la educación pública será gratuita; sin que la gratuidad entre
en contradicción con el cobro de derechos académicos a quienes puedan
sufragarlos12.
(...)
Por último, en cuanto a la protección del derecho la educación como
derecho fundamental derivado del ámbito de los DESC, es importante
señalar que el artículo 68 establece un conjunto de derechos y obligaciones
al Estado relacionadas especialmente con el ejercicio de las libertades en el
sistema educativo (...) y con la protección especial a las personas
analfabetas y con discapacidad (...)13.

9
Defensoría del Pueblo. Op.cit, pág. 23.
10
Corte Constitucional. Sentencia T-402-92.
11
Corte Constitucional. Sentencia T-078-96
12
Subrayado fuera del texto original.
13
Defensoría del Pueblo. Op. cit. Pág. 30.

6
Ahora, como derecho prestacional la misma investigación señala14:

(...) La Constitución establece que dada la naturaleza de servicio público de


la educación, sus fines son el servicio a la comunidad, la búsqueda del
bienestar general y la elevación de la calidad de vida de la población;
razones por las cuales, las entidades particulares autorizadas por las
autoridades públicas competentes para prestar el servicio público de la
educación deben estar guiadas, en primer término, por el servicio a la
comunidad. Por tanto, la función social de la educación excluye el manejo
totalmente libre y patrimonialista propio del derecho empresarial. Las
entidades educativas no tienen como objeto exclusivo la explotación
económica del servicio público que prestan. Al contrario, su autonomía
interna debe reflejar la constante disposición a contribuir solidariamente a
la satisfacción de las necesidades intelectuales, morales y físicas de los
educandos.

Para cerrar este primer apartado, es posible concluir que tanto las normas de
derecho internacional de los derechos humanos como la Constitución Política
obligan al Estado a respetar, proteger y garantizar el derecho a la educación y
que, en el caso de la educación primaria, el cumplimiento de dichas obligaciones
supone la garantía de gratuidad; es decir, una educación libre de cualquier cobro
que pueda amenazar el acceso o permanencia de los niños y las niñas más
pobres15.

2. La existencia de cobros en la educación primaria es una barrera para


el disfrute del derecho a la educación

Como se señaló en el apartado anterior no garantizar educación primaria gratuita


implica un incumplimiento de las obligaciones internacionales del Estado y de la
Constitución Política de 1991 en materia de derecho a la educación.

Ahora, este apartado busca aportar algunos elementos de juicio para sostener la
tesis según la cual la vigencia de normas como el artículo 183 de la Ley 115 de
1994 además de impedir disfrute del componente de acceso económico de la
educación, supone una barrera para el disfrute de todos los componentes de este
derecho. En resumen, se busca ilustrar que la existencia de cobros en educación
primaria atenta directa o indirectamente contra el núcleo esencial del derecho a la
educación protegido tanto en las normas internas como internacionales y en
especial por la jurisprudencia de la Corte Constitucional.

Los argumentos según componente del derecho son:

14
Ibid. Pág. 23.
15
No sobra recordar que en el caso de la Constitución Política dicha garantía se extiende hasta la
educación básica secundaria, es decir, hasta noveno grado.

7
En materia de disponibilidad la existencia de cobros deriva en que se vea
restringida la oferta educativa para quienes no tienen capacidad de pago.
Puntualmente, la existencia de cobros en educación primaria, permitidos en la
legislación vigente, favorece el hecho de que las escuelas concentren o
direccionen su oferta educativa para quienes tienen capacidad de pago.

La lógica económica es muy clara: si las escuelas pueden obtener, por vía legal,
ingresos provenientes de los estudiantes, es dable pensar que podrían aplicar
mecanismos de direccionamiento de la oferta para matricular a quienes tienen
capacidad de pago. La vigencia de la norma demandada en el fondo actúa como
un incentivo perverso para el sistema educativo en su conjunto. Si algunas
instituciones educativas pueden entender la existencia de cobros como un
negocio, valdría la pena preguntarse quién estaría interesado en brindar
educación a la población en extrema pobreza, sabiendo que no podrán asumir los
pagos y que la propia jurisprudencia de la Corte Constitucional impide su
exclusión del sistema educativo durante el año escolar por mora 16. Derogar la
norma vigente (art.183 de la Ley 115 de 1994) es un primer paso para avanzar en
la dirección correcta: sólo con educación primaria gratuita se puede pensar en
que las escuelas no tendrán incentivos perversos seleccionar a los estudiantes en
función de su capacidad de pago.

No hay que olvidar, conforme con los hallazgos de Tomasevski, que ningún país
en el que no haya existido una política de gratuidad (supone la prohibición de
cobros por lo menos en primaria) ha logrado avanzar en la universalización de la
educación primaria.

En materia de accesibilidad, la existencia de cobros en primaria impone una


carga desproporcionada a las familias más pobres (viola el principio de acceso
sin discriminación) y, como ya se ilustró, el principio de accesibilidad
económica: quien no tiene para pagar, no ingresa a la escuela. Además, en la
medida en que son necesarios los pagos en educación para poder disfrutar del
acceso al sistema educativo, se instala el mensaje de que la educación no es un
derecho sino una mercancía. La idea de comprar y vender servicios educativos
supone que quien no tiene capacidad de pago queda por fuera de la posibilidad de
disfrutar el derecho a la educación. Parafraseando a la profesora Tomasevski, el
mercado no tiene contemplaciones con los más pobres17.

A propósito de este último planteamiento, es preciso señalar que garantizar la


gratuidad de la educación primaria no sólo es un deber político del Estado en
atención de sus compromisos internacionales, sino que además es un deber ético
inaplazable en tanto con base en los resultados de la Encuesta de Calidad de Vida
de 2003, se puede dispone de evidencia para afirmar que “(…) las principales
razones de inasistencia escolar son de carácter económico, las cuales se hacen
16
Sentencia SU 624 de 1999
17
Comisión de Derechos Humanos. Los derechos económicos, sociales y culturales. El derecho a la
educación. Sexto informe de la Relatora Especial de las Naciones Unidas para el Derecho a la
Educación, Katarina Tomasevski. Documento E/CN.4/2004/45.

8
más importantes con la edad. Mientras que en la población de 7 a 11 años el
20.7% de las personas no asisten por razones económicas, en la población de
12 a 17 años, es el 50%. Siendo este el factor de mayor incidencia, la
inasistencia afecta en mayor proporción a las familias más pobres”18.

En las sociedades democráticas en las que la educación es un espacio de


reconocimiento y de interacción entre todos los sectores sociales, y no un nuevo
criterio de diferenciación social (educación para ricos y para pobres), la
educación primaria se financia con recursos públicos que provienen de los
impuestos que pagan los contribuyentes. No parece justo transferir a las familias
más pobres un pago que no pueden asumir y condenar así sus posibilidades de
disfrute el derecho a la educación y de movilidad social.

Con respecto a la aceptabilidad es dable pensar que la existencia de cobros


académicos como los que permite la legislación vigente, en particular el artículo
demandado, puede tener efectos negativos sobre el cumplimiento de uno de los
propósitos básicos de la educación: avanzar en la igualdad de oportunidades y
superar las odiosas desventajas entre ricos y pobres. Como bien señaló
Tomasevski, mantener sistemas educativos con cobros supone reafirmar la idea
de educación de elite y educación para los pobres19.

Aparte de que no se avanza en crear espacios sociales en los que la gente se


reconozca como par, titular de los mismos derechos (ideal de la escuela), las
escuelas que captan menos fondos de los padres tienen menores probabilidades
de v.g. hacer innovaciones pedagógicas, disponer de materiales y métodos para
mejorar la calidad de la enseñanza. Si bien declarar la inconstitucionalidad del
artículo 183 de 1994 no resuelve el problema, es un primer paso para reafirmar
que la educación de buena calidad es un derecho de todos y todas y que la misma
no debe estar en función de la capacidad de pago de los estudiantes y sus
familias.

Finalmente, en materia de permanencia (componente de adaptabilidad), es claro


que la existencia de cobros, a pesar de la jurisprudencia de la Corte
Constitucional en contrario, termina siendo un factor de deserción o de exclusión
de los niños y las niñas más pobres del sistema educativo20. Una escuela primaria
donde se permitan cobros, es un espacio propicio para la arbitrariedad: cobros
por derechos académicos, cobros por derechos complementarios o simplemente
cobros para contribuir al sostenimiento de la escuela o la financiación de
actividades de la misma. Como bien ilustra la evidencia de la Encuesta de
Calidad de Vida 2003, dichos cobros hacen funcional el abandono de la escuela
por parte de los más pobres.
18
Secretaría de Educación Distrital. Implementación de la política de gratuidad. Bogotá, Colombia. 2005.
p. 1. Citado en Pérez M, L, Uprimny Y, R, Castillo, C, Márquez, N & Sandoval, N otros. Seis ciudades,
cuatro países, un derecho: análisis comparativo de políticas educativas. DeJuSticia – IDEP. Bogotá,
Colombia. 2007. p. 71.
19
Tomasevski, K. El asalto a la educación. Intermón Oxfam. Colección libros de encuentro. Zed Books.
Barcelona, España. 2004.
20
Véase por ejemplo Sentencia SU 624 de 1999

9
Para cerrar, no sobra recordar el consenso internacional en torno a la idea de que
la mejor manera de proteger el interés superior de los niños y las niñas es
adoptar, por parte del Estado, todas las medidas a su alcance para eliminar
barreras injustas, como en efecto son los cobros académicos en educación
primaria, que impidan el pleno disfrute de sus derechos.

3. Petición

Por los argumentos mencionados en los dos apartes precedentes deseo hacer
expreso mi apoyo a la demanda de inconstitucionalidad del artículo 183 de la Ley
115 de 1994 presentada por los ciudadanos Martha Lucia Bernal, miembro de la
Coalición colombiana por el derecho a la educación, Rodrigo Uprimny Yepes y
Camilo Castillo Sánchez, miembros del Centro de Estudios de Derecho, Justicia
y Sociedad y Esteban Hoyos Ceballos, profesor de la Escuela de Derecho de la
Universidad EAFIT y miembro de la Clínica Internacional de derechos humanos
de la Universidad de Cornell.

En rigor, adhiero a la solicitud de los demandantes:

Principal
De manera respetuosa solicitamos a la Honorable Corte Constitucional que,
de conformidad con los planteamientos contenidos en el cuerpo de esta
demanda declare la inexequibilidad del artículo 183 de la Ley 115 de 1994.
Subsidiaria
Declarar la exequibilidad condicionada del artículo 183 de la Ley 115 de
1994 en el entendido de que el gobierno nacional puede regular los cobros
que puedan hacerse por concepto de derechos académicos en los
establecimientos educativos estatales siempre y cuando dichos cobros no se
realicen por la educación básica primaria.

Finalmente, deseo expresar mi interés de que la Corte Constitucional pueda


extender el alcance de la pretensión presentada por los demandantes a fin de
prohibir los cobros no sólo en la educación primaria sino en toda la educación
básica, conforme la promesa de educación gratuita consagrada en el artículo 67
de la Constitución Política de Colombia.

Bibliografía

- Comisión de Derechos Humanos. Derechos Económicos, Sociales y Culturales.


Informe preliminar de la Relatora Especial de las Naciones Unidas sobre el Derecho
a la Educación, Katarina Tomasevski, presentado de conformidad con la resolución

10
1998/33 de la Comisión de Derechos Humanos. 13 de enero de 1999.
E/CN.4/1999/49.
- Comisión de Derechos Humanos. Los derechos económicos, sociales y culturales.
El derecho a la educación. Sexto informe de la Relatora Especial de las Naciones
Unidas para el Derecho a la Educación, Katarina Tomasevski. Documento
E/CN.4/2004/45.
- Comisión de Derechos Humanos. Los derechos económicos, sociales y culturales.
El derecho a la educación. Informe de la Relatora Especial de las Naciones Unidas
para el Derecho a la Educación, Katarina Tomasevski. Misión a Colombia, 1 a 10 de
octubre de 2003. Documento E/CN.4/2004/45/Add2.
- Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Observación General No.
11 planes de acción para la enseñanza primaria (art. 14). 20° período de sesiones,
1999. Documento. E/C.12/1999/4.
- Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Observación General No.
13 relativa al derecho a la educación (art. 13). 21° período de sesiones, 1999.
Documento. E/ C.12/1999/10.
- Congreso de la Republica de Colombia. Ley General de Educación.
- Corte Constitucional. Sentencia T-078-96
- Corte Constitucional. Sentencia T-402-92
- Corte Constitucional. Sentencia T-467-94
- Corte Constitucional. Sentencia T-323 de 1994
- Corte Constitucional. Sentencia T-534 de 1997
- Pérez M, L, Uprimny Y, R, Castillo, C, Márquez, N & Sandoval, N otros. Seis
ciudades, cuatro países, un derecho: análisis comparativo de políticas educativas.
DeJuSticia – IDEP. Bogotá, Colombia. 2007.
- Pérez M, L. Sistema de seguimiento y evaluación de la política educativa a la luz
del derecho a la educación. Defensoría del Pueblo. Bogotá, Colombia. 2004.
- Tomaševski K. Human rights obligations: making education available, accessible,
acceptable and adaptable. Gothenburg, Novum Grafiska AB, 2001.
- Tomasevski, K. El asalto a la educación. Intermón Oxfam. Colección libros de
encuentro. Zed Books. Barcelona, España. 2004.

11

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