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Estrategia y táctica para la lucha contra la ley 7 – Delgado-Martí, Hugo www,bandera.

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14 de febrero de 2009
Retomando un debate inconcluso:
Estrategia y táctica para la lucha contra la ley 7 y la ofensiva neoliberal

Por Hugo J. Delgado-Martí


Movimiento Socialista de Trabajadores (MST)

El artículo titulado “En estado huelgario 365 días al año” (publicado originalmente en la página
www.bandera.org) sale como reacción a un Comunicado de la Coordinadora Todo Puerto Rico por
Puerto Rico (CTPRxPR), pero causó una serie de réplicas que por un lado permiten el intercambio
de ideas entre distintos sectores del independentismo, sindicalismo y el socialismo local. Aunque por
el otro la calidad de la discusión se ha mantenido baja; no por el estilo como algunas personas
señalan sino por el contenido de lo que se debate. No quiero que se entienda que menospreciamos
las aportaciones que han hecho los distintos exponentes y sectores, el problema es que las
respuestas recibidas al último artículo no entran en las diferencias sino que las circunvalan. En aras
de elevar el nivel del debate trataré de desarrollar esta respuesta de la manera más organizada
posible entrando en (1) aquellos elementos que estipulamos dando por válido todo lo dicho en los
artículos de Rafael Bernabe y Jorge Farinacci Fernos, (2) aquellos elementos sostenidos en los
artículos de nuestra organización que han sido ignorados o no atendidos por ambos compañeros (3)
las inferencias a las que llego basándome en lo dicho, (4) estipular y aclarar las diferencias (5)
mencionar algunos elementos sobre los planteamientos de estilo (6) contextualizar históricamente la
huelga de la telefónica y la huelga magisterial, (7) el problema de la moral y por último, (8) reiterar
cual es nuestra propuesta. La mayor parte de lo que planteo aquí ya se ha dicho en varios artículos
que ha publicado nuestra organización durante los últimos meses (ver L.A. Torres, diciembre 2009;
Delgado noviembre 2009, etc.) Les recuerdo que el objetivo del debate no es “ganar” o “perder”, o
quién argumenta con mejor o peor estilo, sino contribuir al desarrollo de la conciencia de aquellos
que leen y siguen el debate y en segundo lugar, si hay la voluntad, al desarrollo de una mejor
estrategia y táctica de lucha. Les pido excusas de antemano por lo extenso del escrito, pues se
dificultará su lectura con todas las tareas inminentes que requiere el momento pero no podíamos
ignorar los asuntos que se han incorporado al debate.

Lo que estipulamos
Intentando hacer una lectura no prejuiciada, de los artículos y respuestas de Rafael Bernabe y
Jorge Farinacci sobre el tema de la Huelga General, o más bien de la Estrategia y Táctica de la
lucha contra la ley 7, se encontrarán varios elementos en común entre nosotros. No está demás
decir que las organizaciones a las que pertenecemos se conciben como socialistas, y que
compartimos el objetivo de desarrollar una sociedad donde se distribuyan las riquezas y
desaparezca la división de clases de la sociedad. Desde esa perspectiva, la lucha y resistencia
contra las medidas neoliberales cobra cardinal importancia, pues estas medidas del gobierno son la
manifestación real de la opresión de la clase capitalista sobre la clase obrera. Ambos sectores
vemos este periodo como uno importante, en donde esa resistencia puede convertirse en catalítico y
potenciador de un desarrollo organizativo superior de la clase social oprimida.

En términos inmediatos, ambos sectores, coincidimos en la necesidad de crear un proceso de


lucha ascendente. Por medio de la agitación, la propaganda y la protesta se pueden desarrollar las
condiciones subjetivas que la clase obrera necesita para un enfrentamiento de mayor envergadura
como pueden ser paros y huelgas. Sin lugar a dudas, hay que desarrollar el ambiente propicio para
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que un sector considerable del pueblo trabajador apoye las acciones concertadas que realicemos
los sectores movilizados de la clase trabajadora. Una preocupación fundamental, tanto para
nosotros en el MST como para el MAS, es la necesidad de preparación adecuada. Argumentan los
compañeros que no descartan la huelga pero que hay que prepararla adecuadamente para que sea
victoriosa (R. Bernabe, noviembre 2009). Desde esa perspectiva hace falta desarrollar plan(es) de
educación, organización y movilización que podrían desembocar en una huelga. En ese sentido
concordamos con la crítica hecha por el Profesor Bernabe hacia la Coordinadora Todo Puerto Rico
por Puerto Rico (CTPRxPR) de anunciar la fecha de una huelga general que ni se ha preparado, y
tampoco fue consultada o decidida con ningún trabajador(a).
“Nos preocupa sobremanera que dirigentes de la AFL-CIO y Change To Win, que nunca han
retado la Ley 45, estén llamando a una supuesta huelga general sin discutirlo con sindicatos
militantes que representamos a sectores sociales fundamentales, y sin establecer la debida
coordinación entre todos los sectores que son necesarios para lograr una huelga indefinida
exitosa.” (L.A. Torres, diciembre 2009)

Rafael Bernabe en su artículo inicial en noviembre, utilizando la experiencia de la Huelga de la


Telefónica, hace un catálogo de algunas ideas de lo que se podría hacer para desarrollar el proceso
de lucha ascendente:
“Ese estado huelgario incluyó, por ejemplo: caravanas en fines de semana por lugares
céntricos o comunidades, caravanas en vehículos de trabajo durante horas de trabajo, caravanas
por una ruta de pueblos del interior del país, piquetes a las doce y la hora de salida, piquetes [a]
bancos o patronos privatizadores, paros de medio día o un día, acciones de desobediencia civil,
colocación de pancartas gigantes en la mañana en los expresos, marchas, foros, actividades
donde estaba el gobernador Rosselló, marchas dentro de Plaza Las Américas y centros
comerciales, etc.”

No hay mayores diferencias, todo eso se tiene que hacer, y para los que no lo saben el listado de
cosas que menciona Rafael Bernabe fueron precisamente algunas de las muchas cosas que se
hicieron durante el proceso de años que duró la preparación de la Huelga Magisterial. En distintas
etapas del proceso preparatorio para la huelga magisterial participaron en distinta magnitud tanto
Rafael Bernabe como Jorge Farinacci. Al que no recuerdo en ninguna, y si alguien le consta que me
corrija pues no tengo problemas en equivocarme, fue al Obispo Juan Vera. Pero, de nuevo, si
hacemos abstracción de la realidad y nos concentramos en el Comunicado de Prensa no hay ningún
problema concreto con el listado de cosas que se pueden hacer previo a una confrontación mayor
con el Estado y la clase capitalista en aras de aumentar la participación, fomentar la formación,
afianzar la confianza de la gente y desarrollar apoyo masivo:
“Bajo el estado huelgario, explicó Vera, se realizarán actividades y manifestaciones, como por
ejemplo: caravanas, piquetes, paros, acciones de desobediencia civil, colocación de pancartas
gigantes en los expresos, marchas, foros, protestas en actividades donde esté el gobernador u
otros líderes gubernamentales, marchas dentro de centros comerciales, micromítines,
paralización del tránsito, pasquinadas y grafitti, entre otras. Estas actividades y manifestaciones
se darán de forma continua y en cualquier momento.” (Obispo Vera, ene 2010)

En resumen, tanto el Obispo Vera como Bernabe y Farinacci describen una serie de actividades
que, a pesar de lo desorganizadas y mal coordinadas que han Estado, se vienen haciendo desde
que se inició el gobierno de Luis Fortuño. Bernabe incluso señala que no descarta la huelga en un
futuro. En ese sentido lo que hace falta no es solamente iniciar el estado huelgario como lo definen
ellos, pues ya se inició, sino darle forma, estructurar estas actividades de modo que se encaminen
hacia algo. Esas precisiones sobre cual es la mejor manera de estructurar el conjunto de actividades
y tareas y el lugar hacia donde vamos es materia de aquello en lo que diferimos.
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Lo que no se menciona
De los artículos de Rafael Bernabe, Jorge Farinacci, Alejandro Torres, Ricardo Santos, Luis
Pedraza Leduc y otros (al lector que le interese se pueden encontrar en bandera.org,
indymediapr.org, masenlucha.org y socialismointernacional.org) está ausente un análisis concreto de
las fuerzas con las que cuenta el movimiento obrero, sus debilidades y fortalezas. Se argumenta en
ocasiones que ese tipo de análisis hay que tenerlo en privado pues le da herramientas al enemigo
para identificar nuestras carencias. Por mucho tiempo ese ha sido uno de los problemas
fundamentales del movimiento obrero puertorriqueño. La falta de discusión y debate, de crítica
abierta y honesta, fomenta que no se superen errores del pasado, que nos pasemos la mano unos a
otros e ignoremos las dificultades y vicios que unos y otros conocemos. En aras de mantener
relaciones personales con los lideratos y burocracias ignoramos y olvidamos los errores que
cometen.

Disculpen la generalidad pues hay una excepción a la ausencia de crítica en el Movimiento


Obrero. Sólo la Federación de Maestros, desde que entró el grupo CODEMI, se encuentra bajo el
escrutinio público constante de todos los sectores de la izquierda y sindicatos. Quisiéramos ver el
mismo empeño que se tiene sobre las elecciones de la FMPR en otros sindicatos, quisiéramos ver el
mismo interés por la crítica a los estilos de otros lideratos, quisiéramos que se cuestionara la
legitimidad de los auto-proclamados líderes sindicales. La izquierda no cuestiona públicamente la
falta de elecciones en el MSS o en la UGT, no cuestiona el abandono de José Rodríguez a los
trabajadores de Coca-Cola, Suiza Producción y Neva Plastics (C. Fortuño, 14 de febrero 2009), la
falta de participación de trabajadores de la UTIER en actividades recientes, la derrota que
representó para la UTIER la Ley de Incentivos Industriales, la incapacidad de PROSOL de defender
sus trabajadores despedidos, la pobre presencia en las líneas de piquete del último paro de la
HEEND. Estos y otros ejemplos son parte del análisis que tenemos que hacer los trabajadores, y en
especial los trabajadores socialistas a la hora de medir las fuerzas con que contamos y sus variados
niveles de militancia. La crítica y el escrutinio público no molesta para nada, siempre y cuando se
basen en la realidad y no en difamaciones, tergiversaciones, y mentiras.

El movimiento obrero está dividido en varias agrupaciones que responden a diferencias


ideológicas, históricas y políticas. A diferencia de lo que muchos dicen, para nosotros la diversidad
es positiva pues permite el enfrentamiento de ideas y le sirve a los trabajadores para comparar los
diferentes modelos y escoger las políticas correctas. Imagínense si todos cayéramos bajo una
misma central que reprimiera las disidencias. Qué ocurriría si no existieran organizaciones
independientes como la FMPR, la HEEND, la UTIER y otras que nunca han renunciado a la
militancia. Se le hubiese hecho mucho más fácil al gobierno de Luis Fortuño imponer su estrategia si
esa fuera la historia. Hasta Aníbal Acevedo Vilá y Silva Puras se les hubiesen adelantado a Luis
Fortuño con el plan de los 100 días. Algunos dirán que es especulación, pero no cabe duda que
esas tres uniones representan una vanguardia y un ejemplo de resistencia para muchos
trabajadores en este país. El problema no es la división como se argumenta, sino el burocratismo
que llega al nivel de constreñir la lucha y la defensa de los trabajadores. Para el MST los sindicatos
se pueden convertir en herramientas de represión del Estado cuando sus lideratos burocratizan el
aparato y abandonan el marco de la lucha en la calle.

Entrando en las agrupaciones que componen el Movimiento Obrero, dentro de la Coordinadora


TPRxPR están la AFL-CIO, la SEIU y la CPT. De esos el grupo más grande es la SEIU que a su vez
se divide entre la SPT y la UGT. El Sindicato Puertorriqueño de Trabajadores (SPT), que organiza
los conserjes y empleados de oficina del Departamento de Educación, fue el sector más afectado
por los despidos de la ley 7, y tanto su liderato como gran parte de su membresía fomentaron
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romper la huelga magisterial (haciendo un aparte nunca olvidaré el gesto de un conserje de la


Miguel Such que no menciono su nombre para no comprometerlo que se mantuvo fuera de la
escuela durante los 10 días de huelga). La mayoría de la matrícula de SPT, acostumbrada a no
luchar, se fue con la ley 7, y no se les oyó por ningún lado. Su participación en el paro del 15 de
octubre de 2009 fue escasa y conocemos de muchas escuelas en donde fueron a trabajar y hubo
mejor asistencia de conserjes que nunca. Sabemos que no es un sindicato homogéneo, y que hay
sectores al interior que son críticos y están dispuestos a dar la batalla. Tales compañeros(as) deben
comenzar a dar la lucha por la democratización de su sindicato, y por convertir su sindicato en un
instrumento de lucha. Si comienzan esa tarea hoy tardarán años en lo que logran sacar a la SPT del
marasmo, la conciliación de clases y el abandono de los derechos adquiridos. Les deseamos éxito y
esperamos que triunfen, sin embargo desde una perspectiva estratégica ni el liderato de SPT, ni su
matrícula están preparándose para ninguna batalla. Al contrario, ya negociaron con el gobierno de
Luis Fortuño la privatización de la limpieza en las escuelas, y la reducción de salarios y beneficios de
trabajadores. En vez de dar la lucha se contentan con la alternativa menos mala, pero mala al fin.

Otro sindicato grande, Servidores Públicos Unidos (SPU), anunció en conferencia de prensa que
ellos no harán huelga y que no patrocinan ninguna. Qué trabajador(a) a nivel individual se va a
lanzar a la huelga si su sindicato ya dijo que no va a arriesgar la Certificación de Representación
Exclusiva; certificación que en estos momentos no representa otra cosa que no sea las cuotas que
reciben tales uniones. Expresiones similares hizo Fernando Juarbe de la United Auto Workers
(UAW) que organiza las trabajadoras de Comedores Escolares, y empleados del Departamento de
Hacienda. El Estado de derecho de los empleados públicos fue derogado por completo, se
suspendieron los convenios colectivos y a estos sindicatos sólo les importa mantener la estructura
burocrática. ¿Van a ausentarse los trabajadores en dichos sindicatos para cerrar Plaza las Américas,
hacer cortes de ruta en el expreso, o realizar acciones de desobediencia civil?

Hacemos la pregunta de otra manera, quiénes pueden parar la producción. Sabemos que existe
un historial de algunos lideratos obreros que a pesar de sus distintos niveles de burocratismo (que
nos contamina a todos, pero a unos más que a otros) mantienen un nivel de militancia y preparación,
ya sea subjetiva u objetiva, para comenzar un proceso de lucha ascendente encaminado a una
huelga. El listado que hicimos en el artículo anterior busca demostrar que es posible hurgar más allá
de la UTIER, la FMPR y la HEEND y encontrar varias organizaciones que podrían decidir lanzarse a
la huelga, y si dichas huelgas son lo suficientemente contundentes como para parar la producción, el
efecto se sentiría a nivel de toda la economía. Realizar paros de dos o tres días, o manifestaciones
esporádicas, con todo el apoyo que puedan generar no doblegarán a la burguesía ni a sus
representantes en el gobierno. Repetimos la pregunta ¿qué organizaciones sindicales están
dispuestas a parar en algún momento? La preparación para la huelga la pueden coordinar entre
aquellas uniones que verdaderamente estén dispuestas a irse a la huelga. La premura para este
proceso es tal, como bien indican los compañeros del MAS, que no podemos esperar a que se
rebelen las matrículas de las mayorías de los sindicatos. Aquellos lideratos que están dispuestos a
dar la lucha que den un paso al frente, y trasciendan los raquíticos frentes mediáticos que ya
demostraron su bancarrota.

Lo que inferimos
Está lo que no se dice, pero también lo que se infiere. Los énfasis y los ejemplos que escoge
Farinacci en su artículo denotan el tipo de estado huelgario que aspira a realizar:
“Pero prefiero que Plaza las Américas la cierren obreros, estudiantes, retirados, profesionales
solidarios, trabajadores desempleados, etc etc que unicamente los mismos empleados de Plaza.”
(J Farinacci, ene 2010)
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Lo que Farinacci propone es que trabajadores de distintos sectores realicen protestas en áreas
estratégicas del comercio y el transporte. No descartamos el cierre de centros comerciales, los
cortes de ruta, o manifestaciones de desobediencia civil, ahora ese no es el tipo de actividades
apropiadas para la coyuntura. De hecho, es un poco fantasioso pensar que los empleados de Plaza
las Américas cerrarán dicho centro comercial, si lo hicieran no hay duda que muchos le daremos
apoyo, pero tales trabajadores ni están organizados sindicalmente ni, que sepamos, están
preparándose para un conflicto huelgario. ¿Van los maestros a dedicarle esfuerzos a parar Plaza las
Américas sin antes garantizar el cierre de las escuelas del país? ¿Vamos a llamar a que los
trabajadores militantes dejen de asistir a sus trabajos para participar de actividades de
desobediencia civil donde se exponen a ser arrEstados?
“Sólo indiqué en mi artículo que incluso esos sectores están lejos de estar listos para una
huelga indefinida […] ello requerirá todo tipo de actividad previa. “ (Bernabe, ene 2010; énfasis
suplido)

Ahí es que está precisamente el problema del estado huelgario, en vez de cada sector desarrollar
una lucha en ascenso y acercarse a la huelga, se pretende sustituir el trabajo de hormiga con trabajo
mediático, donde las actividades sean de carácter nacional, reciban exposición en la prensa y ganen
titulares aunque en efecto participe una fracción pequeña de la clase obrera. No todo tipo de
actividad aporta a la lucha en todo momento y los énfasis de uno y otro frente amplio han sido la
lucha mediática. El ejemplo más notable de esta estrategia fue la protesta al Puente Teodoro
Moscoso, donde el Frente Amplio de Solidaridad y Lucha movió una decena de personas a una
actividad de desobediencia civil y apenas se movieron trabajadores de los sindicatos que componen
el Fasyl, o trabajadores despedidos por la ley 7. La actividad en si es positiva, y todos tenemos
derecho a hacer las actividades que entendamos pertinentes con la cantidad de gente que esté
disponible. El problema es que eso se convierta en el modo de trabajo permanente, que se descuide
el trabajo directo con la clase obrera en los centros de trabajo en aras de actividades puramente
nacionales, pero débiles. Aún cuando la intención no sea descuidar el trabajo de base, ese sería el
efecto.

Plaza las Américas puede ser sólo un ejemplo, pero el compañero usa más adelante el concepto
de paro a las ganancias que se utilizó durante el cierre patronal de Aníbal Acevedo Vilá:
“Puerto Rico, si pretende llevarse a cabo una huelga general, necesita de mas protestas, de
marchas, de discusión publica, de paros a las ganancias” (J Farinacci, ene 2010)

En aquella coyuntura los trabajadores, mayormente del Departamento de Educación, fueron


lanzados a la calle durante dos semanas y en ausencia de centros de trabajo los maestros y varios
líderes obreros asumieron la consigna de “Que la crisis la paguen los ricos”. Se realizaron protestas
en Plaza las Américas, la Milla de Oro, al Banco Popular, los muelles y la industria turística. El
planteamiento de paro a las ganancias podría estar colocándose en contraposición al de paro a la
producción. En el MST entendemos que la producción de mercancías sigue siendo el talón de
aquiles de la burguesía, pues es en la producción en donde se le añade valor por medio de la fuerza
del trabajo aunque sea finalmente en la venta en donde se realice la plusvalía. Desde una
perspectiva más pragmática, las mercancías de Plaza las Américas no son perecederas y un cierre
de uno o dos días solo desplaza el consumo hacia otros centros comerciales o hacia otras fechas.
En la producción de mercancías cada hora, cada segundo cuesta pues la fábrica necesita producir
constantemente.

Siendo específicos al caso particular de Puerto Rico, del Ingreso Nacional Neto la manufactura en
el 2007 representó un 44% del total nacional, mientras que el gobierno un 11%, el sector financiero
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un 17% y los servicios un 9% (Junta de Planes, IEG 2008). Estamos conscientes de las limitaciones
de estos indicadores sin embargo pueden ser útiles en términos generales. La producción de
mercancías sigue siendo la base principal de la economía en Puerto Rico. El problema con que nos
encontramos los socialistas es que esos sectores estratégicos no están organizados sindicalmente
aún. Como ha descrito anteriormente el compañero Luis Ángel Torres, la fracción de trabajadores
organizados en la empresa privada es pequeña:
“La realidad es que de 1,300,000 trabajadores que laboran en las agencias y corporaciones
públicas, la industria manufacturera, la banca, el comercio, la transportación, las empresas de
seguros, la industria turística, los servicios privados y la construcción, entre otros, sólo unos
140,000 están organizados sindicalmente. La inmensa mayoría no está organizada ni ha Estado
expuesta a luchas reivindicativas que les motive a lanzarse a la huelga y arriesgar la poca
estabilidad de empleo que los cobija.” (L.A. Torres, diciembre 2009)
En los espacios en donde los trabajadores de la empresa privada están organizados, sus
sindicatos mantienen estilos de trabajo anti-democráticos y burocráticos que no fomentan el
desarrollo de conciencia de clase ni de lucha frontal con el patrono. Hace falta sindicatos como la
Central General de Trabajadores que busca establecer nuevos espacios de organización sindical en
la empresa privada. El Movimiento Solidario Sindical nació como un proyecto que pretendía ofrecer
una verdadera alternativa militante a los trabajadores de la empresa privada pero por las prácticas y
estilos de su actual presidente han echado por la borda toda esperanza. Pero habrá que esperar, en
lo que estos proyectos, que surgen de la base de los trabajadores rompiendo con los lideratos
chupa-cuotas, puedan convertirse en motores de lucha y resistencia de la clase obrera en el sector
privado. Los trabajadores de las agencias y corporaciones públicas son el sector de mayor
conciencia y desarrollo de la lucha clasista. Estos tienen la capacidad de afectar, no solo sus centros
de trabajo por medio de las huelgas, sino que la paralización de labores tiene efectos directos e
indirectos en toda la economía del país. En especial las labores que se realizan en la Autoridad de
Energía Eléctrica, la Autoridad de Acueductos, la Autoridad de Carreteras son indispensables para la
producción de mercancías en el país. Las escuelas públicas si cierran se convierten en un problema
para la economía pues los padres tienen que resolver el problema del cuido de sus hijos, pero
fundamentalmente es un problema político por la cantidad de personas afectadas y el alcance
nacional. En general los sectores más militantes de los trabajadores organizados en el gobierno
tienen en sus manos la capacidad de atacar las ganancias de los ricos por medio de la paralización
de la producción de energía eléctrica y el agua del país. Lo que planteamos no descarta que
podemos organizar actividades que representen golpes tácticos a la industria de servicios y a la
banca pero no podemos sustituir a los trabajadores de la industria de servicios en su lucha contra su
patrono.

Las diferencias
La diferencias tal vez no sean tan grandes en la vista de un militante común, especialmente ahora
que salen otros escritos en donde miembros del MAS refinan sus planteamientos, pero son
importantes. Para nosotros se trata de economía de recursos humanos, los sectores dispuestos a
meter mano en un proceso de lucha en ascenso son limitados. A pesar que las masas son más
receptivas a los planteamientos en esta coyuntura, la preparación de una huelga requiere militantes
en la calle haciendo trabajo. Si nos proponemos objetivos inalcanzables como una “huelga general”
y agotamos los recursos en demasiados frentes de lucha no crearemos las condiciones ni para una
huelga pequeña ni para una grande. El viejo adagio popular de que “el que mucho abarca, poco
aprieta” sigue vigente. La gente, por más voluntad que tenga cada individuo, tiene un número
limitado de horas para reunirse, de tiempo para repartir propaganda, de tiempo para reflexionar
sobre la coyuntura, de dinero para aportar, etc. Nosotros reconocemos nuestras limitaciones y las de
los sindicatos militantes; hacemos entonces una propuesta intermedia entre la huelga general y el
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show mediático de TPRxPR. La propuesta nuestra es realizable siempre y cuando haya voluntad de
los lideratos de los sindicatos militantes de, al menos, discutir los votos de huelga en dichas uniones:
“Dependerá de la consolidación de nuestras bases, del crecimiento paulatino de nuestra lucha
y de la acumulación de fuerzas, lo que nos lleve a determinar si convocamos a una Huelga
General Indefinida con el objetivo de interrumpir y/o paralizar toda gestión de trabajo, ya sea
pública o privada en todo el país.” (C. Rosado Ramos, enero 2010)
El “estado huelgario”, en contraste, coloca la huelga (no ya la general sino cualquier huelga) en el
horizonte. Pero no por que siempre está ahí, sino por que por más que te acerques nunca llegarás.
Las expresiones de César Rosado en ese sentido son ambiguas, pues carecen de precisión en torno
a quiénes interrumpen o paralizarán toda gestión de trabajo. Según las palabras de varios líderes
sindicales, la huelga se hará si “el pueblo” la convoca. Esas falta de precisión como hemos
planteado anteriormente, le quita la responsabilidad a los líderes obreros de movilizar sus matrículas
y se escudan detrás de un concepto ambiguo como “el pueblo” para justificar su indisposición a
organizar una huelga y enfrentar las consecuencias que ello conlleva.

“La segunda posición que me preocupaba es la que concibe la huelga general, no como una
batalla en un proceso más prolongado, sino como un evento definitivo que aseguraría la victoria
total.” (R. Bernabe, enero 2010)

La huelga, sea general, parcial o sectorial, es un evento definitivo y tiene que convocarse en
algún momento. Si de verdad se cree que las huelgas son mecanismos de lucha útiles para la clase
trabajadora no podemos idealizar la huelga y dejarla para un futuro incierto. Por otro lado, no se
trata de ilusionismo u optimismo exagerado de nuestra parte, no tenemos garantía que ganaremos
la huelga en su totalidad pero partimos de que la batalla en si es importante para detener la ofensiva
patronal aunque no deroguemos de plano la ley 7, ni revirtamos los despidos. Si el sector más
militante de la clase obrera no se organiza para dar la batalla, aunque tenga sus limitaciones, la
burguesía arreciará su ofensiva ahora o más adelante. El mejor ejemplo de esto son los 8 años de
gobierno popular donde el Movimiento Obrero cayó en la conciliación de clases que hoy le garantizó
éxito a la estrategia de Luis Fortuño.
“a la huelga general sólo se podría llegar como resultado de una serie de crecientes y
militantes movilizaciones de diversos sectores y de diverso tipo” (R. Bernabe, enero 2010)

La huelga general no es realizable bajo las condiciones en que nos encontramos hoy, pero si no
comenzamos acciones concertadas que desarrollen la capacidad de lucha de los sindicatos más
militantes no desarrollaremos la huelga general jamás. El movimiento obrero necesita urgentemente
rejuvenecerse por medio de la lucha en la calle no sustituyendo unas burocracias por otras. No
descartamos que otras uniones se unan en el proceso, y buscaremos todas las medidas de contacto
y diálogo con esos sectores pero estas han sido consistentes en su negativa a lanzarse a la huelga:
“Es innegable que todas las mal llamadas centrales (AFL-CIO, SEIU, CPT y la Coordinadora)
tienen en su seno una mayoría de organizaciones que no están dispuestas a lanzarse a la huelga.
Incluso algunos alegan que “la huelga está pasada de moda” y otros, predican que “la mejor
huelga es la que no se hace.” (L.A. Torres, diciembre 2009)

Como señala el compañero Luis Ángel Torres en su escrito sobre la coyuntura, también dentro de
la Coordinadora sindical existen sectores que no se plantean la huelga como posibilidad real
excepto en un futuro muy lejano. Este rechazo a la huelga responde a tendencias burocráticas
dentro de las uniones que componen la Coordinadora Sindical. Para estas uniones es más
importante mantener “la estructura” que la lucha por la defensa de los trabajadores. El estilo
burocrático se refleja también en la importancia que se le da a los individuos y las personalidades,
en especial si son abogados, por encima de los trabajadores de los centros de trabajo. A modo de
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ejemplo, en la Coordinadora Sindical hay un representante del ILES que realmente es la justificación
de la presencia de Carlos Quirós en igualdad de condiciones con organizaciones que realmente
existen. Es una falta de respeto a la UTIER, a la HEEND y al MSS ese tipo de práctica. Ahí es donde
debe radicar la humildad que tanto se critica, que se integre el compañero a la base de algún
sindicato que trabaje desde abajo y se gane el apoyo de los trabajadores. Que voten por él en algún
sindicato para dirigir un proceso de lucha. O incluso el caso de Pedraza Leduc que es un funcionario
a sueldo de la UTIER quién no fue electo por ninguna matrícula, y es quién representa no sólo a la
Coordinadora sino al Fasyl. Ambos compañeros son valiosos a nivel individual, pero ese tipo de
práctica burocrática crea desconfianza en los trabajadores, y no se diferencian de las prácticas
burocráticas de la AFL-CIO salvo en su militancia y discurso. En el Fasyl se repitió la misma historia.
Insisto, no es que descartemos a ningún individuo, todos somos igual de importantes y unos no
pueden ser más importantes que otros. Las portavocías deben escogerse de acuerdo a la
representatividad. No se trata de cuantos militantes tiene cada organización, sino que los portavoces
deben representar organizaciones y no a si mismos. En ese sentido hago la autocrítica de mi
participación en el Fasyl, nunca se aclaró a qué sector representaba pero de la misma manera el
concepto de “sector” se utilizó más para justificar la presencia de distintas personalidades.

La forma en que se escogieron los portavoces, y cómo se creó el Fasyl es indicativo del estilo de
organización de cúpula que hemos criticado consistentemente. Las organizaciones de masas no se
crean por decreto. El Fasyl es una estructura que aunque es frente no es amplio. El Fasyl está
compuesto mayormente por socialistas y sus Comités Regionales son inexistentes, o son frentes
locales que existen independiente del Fasyl, o están limitados a unos cuantos militantes socialistas e
independentistas. En los Comités Regionales hay pocos trabajadores de pocos sindicatos, uno de
los que más militantes está aportando es la FMPR, mientras que los trabajadores de la UTIER son
escasos. Las actividades que ha convocado el Fasyl han ido en descenso tanto en cantidad de
gente como en regularidad. En ese sentido la crítica que han hecho portavoces del MAS en torno a
los “militantes puros” deben aplicársela a su modelo de Frente Ámplio. Lo que nosotros planteamos
es todo lo contrario, que partamos de la realidad. Inicialmente sólo se moverán los sectores más
militantes, y que el trabajo de estos motive el resto de la clase obrera.

En el caso de Todo Puerto Rico por Puerto Rico la situación es similar. La falta de humildad a la
hora de reconocer las limitaciones de estas estructuras le faltan el respeto a la inteligencia de la
gente que pretenden organizar. A veces parece que el Fasyl le interesa más robarle el tiro o
contrarrestar las expresiones de TPRxPR, y en ocasiones sabemos que es así. A modo de ejemplo
nunca se ha explicado la razón por la que fue imposible realizar la actividad conjunta el 15 de
octubre en Plaza las Américas.

Este tipo de estructura se deben construir al revés. En vez de hacer llamados amplios a las
masas que nunca llegan, se debe comenzar garantizando la presencia de miembros de todas las
uniones que lo componen. Estos Comités Regionales deben tener suficiente autonomía como para
desarrollar sus actividades regionales sin depender de lo que se decida en las cúpulas de los
sindicatos, y al mismo tiempo tengan un programa mínimo nacional con unos objetivos demarcados
de antemano. Este tipo de estructura requiere honestidad, voluntad y disposición a darle libertad a
las matrículas que discutan y dialoguen. Cada comité regional buscará ampliar su base, pero
priorizando en los centros de trabajo de las uniones que lo componen. No se debe discriminar la
presencia de organizaciones políticas tampoco, pero debe quedar claro que el que entre a esas
estructuras es para trabajar y luchar.
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El problema del estilo


Dentro de las respuestas de los compañeros del MAS el problema del estilo aparece como un
asunto fundamental, que según los autores dificulta el debate. Nosotros no negamos que
compañeros de nuestra organización utilicemos un estilo que, en ocasiones, puede rayar en la
informalidad (uso de bromas, chistes, refranes). Para nosotros el estilo debe ser un aspecto
secundario en el debate, y no se puede convertir en excusa para evadir la discusión. El estilo lo
escogen los individuos para buscar la mejor manera de llevar su punto de vista de acuerdo al público
que pretenden impactar y de acuerdo a los gustos del autor. No todos los artículos tendrán la
seriedad y la frialdad de un escrito académico, pues no se escriben para la izquierda sino que se
escriben con el objetivo de llegarle a amplios sectores. A pesar de ello, hay elementos del estilo que
son problemáticos en los escritos de tanto Rafael Bernabe como Jorge Farinacci que demuestran
que no todo es color de rosas en su mensaje.

Jorge Farinacci Fernós comienza su escrito insinuando la ausencia de este servidor en el debate,
dando a entender que no uso mi nombre a la hora de hacer planteamientos políticos:
“Me parece muy positivo que el cro. Hugo Delgado haya puesto en palabras su posición sobre
la coyuntura actual por la que atraviesa el pueblo trabajador. Mas aun, que le haya puesto su
nombre a sus palabras. Demasiadas veces se recurre al insulto desde la cobardía del anonimato
cuando se trata de un debate abierto entre camaradas.” (J Farinacci, ene 2010)

Las insinuaciones que hace el compañero además de ser falsas, demuestran un menosprecio a
todo lo que tanto yo, como muchos otros en el MST hemos escrito y circulado por la Internet. La
realidad choca con este planteamiento pues si una organización asume el debate público sobre la
situación del movimiento obrero ha sido la nuestra. La insinuación es tan falaz, que en el pasado su
organización planteó preocupación de lo rápido que salían nuestras respuestas sin que antes
mediara discusión entre ambas organizaciones.

De fondo, en este planteamiento de Farinacci está implícita la crítica a los mal llamados
anónimos, que en realidad son seudónimos (el anónimo no firma o no se sabe quién lo escribió, e.g.
El Lazarillo de Tormes, El Mio Cid son anónimos. Lenin, Trostky, Radiólogo son seudónimos). Los
compañeros del MAS y del Frente Socialista plantean que lo que ellos llaman anónimos hacen daño,
y no se deben contestar ni se le debe dar credibilidad. De mi parte entiendo que el uso de
seudónimos es una forma legítima de hacer política, en nuestro periódico Bandera Roja hemos
utilizado seudónimos cuando por distintas razones un autor no debe divulgar quién es para no ser
víctima de la represión del Estado u otras razones. Siempre preferimos que el autor, en especial si
es un portavoz, firme los artículos pues hay que ponerle cara al artículo, o sea que alguien asuma la
responsabilidad. Esta es una manera de desarrollar la conciencia de la gente de que se puede
opinar aún bajo la dictadura del capital. De la misma manera reconocemos el derecho de
organizaciones clandestinas de no firmar sus comunicados con nombres de personas, o usando
seudónimos (Comandante Guasábara, Alfonso Beal etc.)

Las expresiones de los artículos, firmados o no, son problemáticos cuando difaman, mienten,
tergiversan, insultan, y amenazan. Esas son las conductas que debemos combatir los socialistas por
que la sociedad a la que aspiramos es una donde debe reinar la honestidad, la solidaridad, y el
debate de ideas por encima del personalismo. Se ha acusado al grupo CODEMI y al MST en
igualdad de condiciones que al grupo Educamos de un estilo de debate incorrecto durante la
campaña electoral de la FMPR. En una ocasión lancé el reto que alguien consiga alguna expresión
difamatoria de parte de CODEMI contra miembros del grupo Educamos, sigo esperando respuesta.
Sin embargo, podemos encontrar decenas de ejemplos, no solo de difamación contra el liderato de
Estrategia y táctica para la lucha contra la ley 7 – Delgado-Martí, Hugo www,bandera.org Página 10

CODEMI sino de amenazas. Se dijeron un sin número de barbaridades por causa de mi trabajo
voluntario sindical, que lo que se pretendía era dificultar mi trabajo con acusaciones de corrupción
por el uso de las facilidades y herramientas del sindicato. De otros compañeros se hicieron
acusaciones de inmoralidad sin demostrar absolutamente nada. ¿Donde están las difamaciones que
alegadamente hizo CODEMI?

A algunos les sorprenderán mis expresiones, y mencionarán a “Juan Urrutia”. Tengo que aclarar
que CODEMI nunca se ha solidarizado con las expresiones de dicho individuo, tampoco el MST. No
coincido con la pertinencia ni el estilo de todo lo dicho por “Juan Urrutia”. Pero lanzo la pregunta:
¿ha dicho algo que no sea cierto? Si es así que se debata. ¿Se indignó la izquierda cuando la
compañera Milagros Rivera difamó al liderato de la FMPR alegando que los empleados fueron
despedidos injustificadamente? No, y de hecho el portal Indymedia mantuvo sus boletines por
meses. ¿Por qué la FPT dejó de representar a los trabajadores despedidos y los abandonó de sus
reclamos?¿Estamos todos igual de indignados por los meses que estuvo el liderato de la FMPR sin
cobrar sus liquidaciones? De hecho son padres y madres de familia que fueron los últimos en cobrar
después que se liquidaron las deudas con todos los empleados, y a algunos (mayormente de
CODEMI) se les debe dinero todavía. ¿Se consideró el efecto de los despidos y las renuncias en los
que no éramos miembros de la FPT?¿Fue igual de injusto el despido de los que son miembros del
MST?¿Las actitudes patronales de Eva Ayala hacia los empleados de la FMPR se olvidaron ya? Si
el despido de socialistas es un asunto de principios: ¿Se criticará de igual forma el despido de Scott
Barbés y José Adrián López del MSS por diferencias políticas con el presidente José Rodríguez?
Perdonen el abuso de las preguntas, pero me parece que éstas y otras deben hacerse al interior de
las organizaciones que apoyaron las expresiones en torno al liderato de la FMPR. Si somos
consistentes en nuestros principios veremos que no es un asunto fácil de despachar.

El artículo de Farinacci demuestra también que el compañero no leyó con detenimiento nuestros
planteamientos:
“Le recuerdo al cro. Hugo de algo que el ya sabe: los sindicatos ni son partidos ni menos son
ejércitos.” (J Farinacci, ene 2010)
Le respondo yo, ¿cuando di a entender que eso se me olvidó? En todo momento hemos dicho
que las decisiones de los trabajadores tienen que ser conscientes, y democráticas. En los partidos,
especialmente los leninistas se tienden a dar directrices y en los ejércitos órdenes. Para nosotros, y
es la concepción de partido que tenemos, la disciplina debe ser consciente. El miembro de la
organización escoge cómo actuar. A muchos, incluso, le sorprende la flexibilidad que tenemos en
nuestra organización en torno al trabajo externo. Nunca he pertenecido a un “ejército” ni me he
caracterizado por dar o recibir órdenes y directrices. Por otro lado, si bien los sindicatos no son
partidos, al ser estructuras de lucha de los trabajadores pueden y deben levantar luchas políticas
siempre que estas luchas se asuman de manera consciente y partan de debates y discusiones que
eleven la conciencia de los trabajadores.

Estas aseveraciones, y muchas otras que nos han llegado por “prueba de referencia”, son
muestra de un estilo que no contribuye al debate. Rafael Bernabe, por ejemplo, argumenta que en
contraposición a la propuesta de TPRxPR está la propuesta de “dejar de realizar” o de “no apoyar”
actividades cuando la práctica ha sido que todos los sectores han apoyado, incluso, las actividades
convocadas a destiempo y sin consultar como lo fue el paro del 15 de octubre:
“Pero tampoco tenía sentido dejar de realizar o de apoyar estas actividades porque no eran la
verdadera huelga general” (Rafael Bernabe, enero 2010)

Se trata de argumentaciones sectarias en donde se debaten pre-concepciones que se tienen


sobre nuestra organización en vez de los planteamientos en sí. En este artículo he tratado de ser un
Estrategia y táctica para la lucha contra la ley 7 – Delgado-Martí, Hugo www,bandera.org Página 11

poco más esquemático y sosegado en el lenguaje para evitar que nuevas acusaciones se conviertan
en excusa para coartar el debate. Más allá del relajo y los chistes de facebook, se podría decir que
el título del artículo anterior fue un tanto pretencioso. Pero se exagera cuando se nos acusa de
arrogantes, de hacer amenazas o de insultar a compañeros del MAS. Si le dedicamos el tiempo de
leer sus escritos y de contestárselos no es por el placer de tener una discusión, es por que sabemos
que se pueden modificar los planteamientos e ideas.

Huelga magisterial versus huelga de la telefónica


Uno de los puntos principales en el análisis de Rafael Bernabe es la idea que tanto la huelga de
la telefónica como la huelga de la Federación fueron derrotas:
“ambas huelgas [...] fueron, en balance, derrotadas” (R. Bernabe, noviembre 2009 énfasis
suplido)

Tal apreciación entendemos que es errada y denota la visión que llamamos economicista de la
lucha sindical. El compañero más adelante en su escrito niega tal categorización, y argumenta a
favor de muchos de los planteamientos que hemos hecho sobre las huelgas. Pero si bien en el
abstracto podemos estar de acuerdo con los aspectos positivos de un proceso huelgario hay que ver
si en la práctica estamos hablando de lo mismo.

El análisis que se haga de la huelga de la telefónica y la huelga magisterial no pueden ser análisis
de eventos aislados. La huelga de la telefónica y la huelga magisterial hay que verlas en su proceso
y contexto histórico. Hay que recordar varios elementos importante de la huelga de la telefónica,
esta huelga se dio en el verano de 1998 cuando la ley 45 aun no existía. En cierto sentido podemos
decir que la Ley 45 es una consecuencia histórica de la Huelga de la Telefónica. Durante dicha
huelga, la solidaridad de amplios sectores del movimiento obrero organizado en agencias de
gobierno fue importante. El gobierno de Rosselló vio en las llamadas hermandades o uniones
bonafide una fuerza que necesitaban domesticar. En ese sentido, la Ley 45 cumplió su cometido.
Luego de las batallas contra la privatización de la telefónica los sindicatos de agencias públicas no
volvieron a ver paros y huelgas hasta que la FMPR comenzó a retar dicha ley. La ley 45, con todas
las ventajas que puede tener la negociación colectiva, representó una derrota estratégica para la
clase obrera puertorriqueña aunque a nivel táctico puede haber mejorado las condiciones de trabajo
de algunos empleados públicos. Ya no sería la fuerza en la calle la que determinaría los logros y las
victorias, sino que sería el cabildeo, la negociación, las burocracias y los diálogos los que
establecerían hasta donde llegarían las concesiones del patrono. Diálogo y negociación sin fuerza
en la calle, deja convenios débiles como los que firmó el pasado gobierno y hoy quedaron hecho

Conscientes de lo letal que era la Ley 45, una asamblea de delegados de la FMPR discute y
aprueba una resolución en el año 1999 que llamaba al sindicato a entrar en el proceso de
Representación Exclusiva, pero con el objetivo de retarla Se planteaba la necesidad de preparar al
sindicato para comenzar actividades de militancia que retaran las medidas represivas de la ley, que
debíamos aprovechar la obligación del patrono de sentarse a negociar sin comprometer la unión a
renunciar a su derecho a la huelga. Pero de lo dicho a lo hecho hubo un largo trecho. El crecimiento
de la FMPR de un sindicato de 15 mil miembros a 30 mil en cuestión de meses trastocó la forma y
manera de hacer trabajo sindical. Ofuscado por el crecimiento, el liderato se lanzó a reclutar
delegados, a entrenar personal para trabajar quejas y agravios, a desarrollar toda la estructura
burocrática de una unión de 40 mil miembros. Ese crecimiento trajo como consecuencia la entrada
de decenas de miles de maestros con actitudes conservadoras y hasta patronales. En muchas
escuelas los delegados eran la oreja del director, en otras eran miembros de la asociación que
buscaban desprestigiar la FMPR y en muchas simple y llanamente se escogió la gente por pura
Estrategia y táctica para la lucha contra la ley 7 – Delgado-Martí, Hugo www,bandera.org Página 12

amistad sin tomar en cuenta las capacidades sindicales. El crecimiento numérico no vino
acompañado de un crecimiento cualitativo del liderato intermedio.

Cuando CODEMI asume el liderato de la FMPR se encuentra con un sindicato debilitado, con una
matrícula con un bajo nivel de conciencia, con una estructura conservadora y sin memoria histórica
de la trayectoria de lucha de la FMPR. Entre los objetivos que se fijó el nuevo liderato estaba colocar
la organización en posición de finalmente cumplir con lo aprobado por los cuerpos antes de entrar a
la ley 45: preparar la unión para un enfrentamiento con el Estado. La desafiliación de la AFT cumplió
el objetivo de obtener la independencia política y económica que el sindicato necesitaba para dar
la lucha. El comienzo de la negociación colectiva abrió las posibilidades de demostrarle a la
matrícula la relación clasista que existe en el país y la negativa del patrono no solo de conceder
aumentos de salario, sino de mejorar las condiciones de empleo y estudio en las escuelas. El
enfrentamiento clasista fue tan fuerte que la FMPR acaparó los titulares de prensa durante cerca de
dos años antes de la huelga. La FMPR se convirtió en el enemigo numero uno del Estado y
reaparecieron casos, demandas y querellas, que habían Estado dormidas, contra la institución como
parte de la estrategia de la burguesía de derrotar a todo aquel que resistiera. Mientras esto ocurría,
el resto del movimiento obrero en Puerto Rico demostraba su bancarrota firmando convenios y
acuerdos en donde cedían derechos adquiridos a cambio de míseros aumentos de salario y de
garantizar el cobro de cuotas.

Hace falta realizar discusiones que vayan más a fondo en el análisis sobre ambas huelgas, sus
aciertos y debilidades. De los puntos que trae Rafael Bernabe es cierto que el reclamo principal no
se logró en ninguna de las dos, pero ni la Huelga de la Telefónica ni la Magisterial fueron derrotas.
Calificar un proceso de derrota o de victoria en términos absolutos envuelve tomar en cuenta
diversos factores más allá de los reclamos de la huelga. Envuelve, también, estudiar la relación de
fuerzas antes y después del proceso, qué reclamos principales y secundarios se cumplieron, cuál
fue el peso de la huelga en el ámbito nacional etc. Una huelga derrotada en términos absolutos es
aquella en donde no sólo no se logran los principales reclamos, sino que el patrono logra debilitar
los trabajadores a tal nivel que destruye las posibilidades de futuros procesos de lucha. Una huelga
victoriosa, en términos absolutos, no sólo logra los reclamos principales sino también desarrolla la
capacidad de lucha del sindicato, afianza la credibilidad, y desarrolla la confianza en la matrícula
para dar nuevas batallas. Se podrían dar ejemplos de huelgas victoriosas en términos de los
reclamos inmediatos pero que representaron derrotas en el ánimo de la militancia para seguir la
lucha (como la huelga de un día de la FMPR de 1993). En el lado contrario se encuentra la huelga
de la Puerto Rico Cement como el ejemplo de una huelga derrotada, no solo perdieron los reclamos
sino que el patrono se encargó de despedir a los huelguistas y eliminar físicamente a parte del
liderato. La huelga magisterial, está muy lejos de ser ejemplo de una huelga derrotada. La realidad
es que sectores dentro del MAS vinculados a la oposición de CODEMI en la FMPR se dedican a
menospreciar la huelga magisterial y sus logros con el objetivo de hacerse campaña.
Independientemente de lo que piense el grupo Educamos, la huelga magisterial es la huelga de más
logros en los últimos 20 años en Puerto Rico y demostró una voluntad de lucha en el magisterio que
había quedado rezagada desde la entrada a la ley 45:
“nos dimos a respetar en una huelga de diez intensos días y [...], logramos importantes aumentos
de salario y mejor aun, detuvimos la implantación de las escuelas chárter. La ganancia neta en
términos de desarrollo de la consciencia de clase de amplios sectores del magisterio fue sin duda
incalculable. Tan es así que en menos de un año, reclutamos a más de 11,000 miembros pagando
cuota voluntariamente y derrotamos a la alianza patronal - SEIU – ASOMA, entre otros importantes
logros. Sin olvidar que optamos por luchar hasta las últimas consecuencias y nos fuimos a la huelga,
en el contexto de la ofensiva patronal más destructiva y brutal que sindicato alguno haya tenido que
enfrentar. “ (L.A. Torres, diciembre 2009)
Estrategia y táctica para la lucha contra la ley 7 – Delgado-Martí, Hugo www,bandera.org Página 13

En algo coincidimos sobre la huelga magisterial, y es que no logramos “parar la producción” pues
enfrentamos unos problemas internos y externos en el sindicato que hicieron difícil cumplir los
objetivos que nos habíamos impuesto:
“Si hubiésemos tenido la capacidad para mantenernos en huelga indefinidamente, de seguro
hubiésemos obtenido todas las demandas que exigíamos. “ (L.A. Torres, diciembre 2009)

Los compañeros que analizan la huelga de manera aislada olvidan la campaña que realizó el
patrono desde antes de iniciada la huelga, el apoyo que recibió el gobierno de Aníbal de parte de la
prensa, la actitud que asumieron los sectores de oposición interna en donde los líderes de dos de
los grupos de oposición rompieron huelga y llamaron a romper huelga al quinto día. Entre los errores
que cometimos en la huelga magisterial está el no haber realizado actividades masivas en los
primeros tres días de forma que lo que parecían pequeños grupos de maestros en 1,500 escuelas
de todo el país se vieran unidos, de forma que se pudiera disipar la duda que muchos tienen aún al
día de hoy en torno a la participación del magisterio:
“La huelga de la Telefónica fue masiva; la huelga magisterial, desafortunadamente, se caracterizó
por su falta de presencia en las lineas de piquetes.” (J. Farinacci, ene 2010)
Una vez más, el compañero analiza la presencia en las líneas de piquete como si fuera un evento
absoluto y homogéneo. Nos preguntamos cuántas escuelas visitó y cuántos días estuvo él
asistiendo desde la madrugada a las líneas de piquete. Yo estuve en unas cuantas del área
metropolitana, y recuerdo maestros en huelga en todas, obviamente en unas más que en otras. La
realidad es que en los primeros días de la huelga el apoyo fue masivo, el desgaste comenzó
después del quinto día unido a la campaña mediática y de los líderes internos y externos que no
querían la huelga, la represión y los arrestos que fueron teniendo su efecto. Algunos sectores nunca
creyeron en la huelga. Estos en vez de hablar de frente a la matrícula, por su oportunismo,
prefirieron apoyar la huelga de boca, y después trabajar para que fracasara. Miembros del grupo
Educamos boicotearon la entrega de la propaganda nacional, se dedicaron a hacerse campaña y a
difamar al liderato en vez de construir la huelga. Mientras en el Departamento del Trabajo estaba el
liderato de la FMPR negociando en la trampa del patrono durante los días previos a la huelga, Eva
Ayala (candidata a Presidenta) de Educamos se dedicó a cuestionar el criterio del liderato
argumentando que “se están echando el voto de huelga al bolsillo”. A nadie le sorprende que ahora
sean de los que argumentan que “Feliciano llamó la huelga a destiempo” pues su estilo siempre ha
sido uno oportunista y deshonesto. Olvidan también, que la decisión de irse a la huelga en el
momento en que se dio la tomó el Comité Ejecutivo en consulta telefónica con los presidentes de las
Uniones Locales, o sea se consultó cerca de un centenar de personas para llamar la huelga ese día.
¿A quién le correspondía decidir el momento de la huelga si no era a los líderes electos por los
maestros en todos sus niveles?

Esto nos trae de vuelta al análisis sobre los errores de la huelga. El Profesor Rafael Bernabe
plantea que nadie entendió por qué la FMPR decidió salirse de la mesa de negociación. Pareciera
que para él tal “error” fue un factor decisivo en el resultado de la huelga. Aquí notamos una
contradicción que va precisamente al centro de nuestras diferencias. Argumenta el Profesor Bernabe
por un lado que lo que hace falta es mayor preparación y se deja implícito el que la huelga de la
FMPR no se preparó lo suficiente. Por el otro lado el argumento de la negociación y del momento de
levantarse de la mesa es uno mediático, es independiente de las condiciones en los centros de
trabajo. Para el Señor Bernabe no se trata de que hubo mayor o menor confusión en torno a la fecha
de lanzar la huelga, se trata de que había que convencer a “la gente” de que la huelga era
inevitable.

El compañero Rafael Bernabe no menciona que la negociación llevaba más de dos años
Estrategia y táctica para la lucha contra la ley 7 – Delgado-Martí, Hugo www,bandera.org Página 14

estancada y que la matrícula estaba al tanto de ello. Los maestros sabían que el problema era uno
de voluntad del patrono, y no uno de falta de tiempo para negociar. El error que cometió el liderato
de la FMPR no fue salirse de esa última mesa de negociaciones, el error fue entrar en esa trampa.
Los maestros tenemos unas condiciones especiales de trabajo en donde unas fechas son más
convenientes que otras. La huelga tenía que ser cercana a un día de cobro, no podía ser muy tarde
en el semestre, ni estábamos en condiciones de hacerla durante las pruebas puertorriqueñas.
Además, se asomaban las primarias presidenciales que se celebrarían en las escuelas. Todas estas
limitaciones que se discutieron ampliamente en cientos de charlas, discusiones, visitas, asambleas
de área y distrito, escuelas sindicales, y diálogos individuales no dejaban otra opción que el mes de
febrero para lanzarnos a la huelga. Los maestros estaban conscientes de ello y al liderato entrar en
la mesa de negociación se le crearon falsas esperanzas a la gente de que el conflicto se resolvería.
Ahí es que radica el error, salirse de la trampa era solo cuestión de tiempo.

Por cierto, no hay que olvidar que ya la FMPR estaba decertificada cuando se lanzó a la huelga, y
habiendo recibido el golpe más duro que le podía dar el patrono no nos quedaba otra que responder
de igual forma o si no el patrono nos hubiese aplastado y destruido, aunque hiciera todas las ofertas
del mundo en la mesa de negociaciones. Solamente una demostración de fuerza sellaría los
acuerdos que se lograsen. La huelga había que hacerla para garantizar la supervivencia de la unión,
deteniendo al patrono y demostrando que nuevos ataques podrían representar un nuevo
enfrentamiento. A veces la mejor defensa es una buena ofensiva. La burguesía y sus representantes
en el gobierno se llevaron el mensaje, si no ¿por qué el magisterio quedó exento de los despidos?
Por el otro lado, la trampa de la negociación a última hora posiblemente impidió amarres finales y la
preparación de algunos centros de trabajo pues en vez de estar en las escuelas dialogando con
nuestros compañeros los piquetes que realizábamos dos o tres en el Departamento del Trabajo
agotaron nuestras fuerzas durante esos últimos días antes de la huelga.

El liderato de CODEMI escogió desarrollar un proceso de lucha ascendente desde que se inició
su primer término, y fue cumpliendo con sus cometidos. El objetivo de CODEMI y del MST dentro de
la FMPR es convertir al sindicato en un instrumento de lucha del magisterio que sirva para el
desarrollo de la conciencia de clase de los trabajadores en Puerto Rico. Pero la verdadera lucha
clasista enfrenta a los trabajadores con la burguesía y sus aliados. Dicho objetivo tiene un problema,
y es que antagoniza con los sectores más rezagados de la clase obrera que a pesar de pertenecer a
dicha clase se identifican ideológicamente con los ricos en el país. La lucha clasista tiene el efecto
de que aquellos trabajadores no tan arraigados a la ideología burguesa se cuestionen sus
fundamentos y concepciones políticas. De estos sectores es que se nutre la militancia del
magisterio. Por el otro lado, se da la circunstancia que aquellos sectores que, por la hegemonía
ideológica de la burguesía, encuentran las acciones y el discurso clasista chocante. Estos últimos
son la mayoría. Si los sindicatos clasistas no nos abrimos paso con la ideología de la clase
trabajadora a través de la educación sindical pero también por medio de la lucha en la calle, jamás
romperemos la hegemonía burguesa. Dicho en otras palabras, la lucha clasista no sólo confronta al
patrono sino también confronta al trabajador, lo hace cuestionarse y escoger bandos. No se trata,
como dice Rafael Bernabe en sus discursos de “trabajadores puros” versus “impuros”; o en palabras
de Farinacci:
“Puerto Rico, si pretende llevarse a cabo una huelga general, necesita de [...] TODOS
NOSOTROS, no solamente los puros.” (J Farinacci, ene 2010 énfasis nuestro)

Se trata de que el crecimiento numérico debe venir acompañado de un crecimiento cualitativo de


la membresía, tanto ampliar el apoyo como aumentar la militancia. Un crecimiento acelerado sin un
desarrollo acelerado de conciencia lo que trae es desmovilización.
Estrategia y táctica para la lucha contra la ley 7 – Delgado-Martí, Hugo www,bandera.org Página 15

Hoy la FMPR tiene cerca de 10 mil miembros activos pagando cuota voluntariamente. Estos
trabajadores entraron en la FMPR a pesar de toda la campaña mediática, de toda la división interna
causada por líderes inescrupulosos que no toleran la diferencia (Únete, AFT, Fuerte, CNEUS,
Educamos) y prefieren boicotear la lucha clasista en aras de ellos algún día retomar el poder en un
sindicato numeroso pero débil. En la FMPR no negamos a nadie sus hojas de ingreso, como dan a
entender las expresiones. Los maestros que han escogido no entrar a la FMPR lo hacen porque
rechazan el discurso de confrontación de clases del liderato. Son maestros que rechazan la lucha en
la calle, que no creen en las huelgas, que no creen en denunciar las ganancias de los ricos, que no
creen en atacar al Banco Popular, en fin son maestros que escogieron un bando y hasta que no
modifiquen su forma de pensar difícilmente quieran entrar a la FMPR. Existe también un número
grande de maestros que si bien coinciden con la lucha clasista no han entrado a la FMPR por la
desinformación de algunos delegados, por irresponsabilidad de funcionarios, o por que no hemos
llegado a ellos. ¿Debemos los socialistas ocultar o diluir nuestro discurso clasista para fomentar el
crecimiento numérico? ¿Debemos mentirle a la gente sobre quiénes somos y en qué creemos? Para
nosotros la respuesta es no, aunque eso nos cueste incluso las elecciones internas. Otros preferirán
amoldar su discurso dependiendo del que tengan de frente, pero ese no debe ser el estilo de los
socialistas.

El problema moral
Dentro de todo este debate hay un elemento que no se trae de la mejor manera pero hay que
abordarlo y es el asunto de la moral y la legitimidad ante la gente. Si pretendemos construir un
proceso de lucha de envergadura debemos estar dispuestos a recibir los golpes y los embates de la
burguesía, y aguantar los efectos de tales golpes. En la medida en que seamos más fuertes los
golpes dolerán menos, pues la solidaridad de la clase servirá de armadura protectora. Sin embargo,
para que una lucha sea exitosa los lideratos tienen que servir de ejemplo de sus matrículas y tienen
que ser los primeros en la línea de fuego, tienen que arriesgarse tanto como los trabajadores si
queremos desarrollar la confianza en el instrumento de lucha. Por tal razón es que, tanto en la
FMPR como en la UTIER, los líderes tienen que salir del taller de trabajo, y cobran el mismo salario
que los trabajadores. Son pocas las uniones en Puerto Rico que tienen esas limitaciones que lo que
buscan es evitar el burocratismo. Al mismo tiempo buscan mantener las mismas condiciones de vida
de forma que no se pierda la voluntad de lucha. La credibilidad de la FMPR y de la UTIER ante sus
respectivas matrículas se forja en base a estos postulados. El trabajador de ambos talleres ve en
sus líderes, compañeros(as) de trabajo. A diferencia de los lideratos chupa-cuotas en donde los
líderes dan directrices desde oficinas lujosas y manteniendo sus privilegios, a la hora de la huelga
los funcionarios de la FMPR y de la UTIER no cobran un centavo, viviendo condiciones económicas
similares que los afiliados.

Traigo esta discusión por que es importante que entendamos la necesidad de llamar a luchar con
el ejemplo, y que los líderes de la clase trabajadora deben ser líderes legítimos que salgan de la
clase obrera por encima de burócratas, abogados, doctores, obispos que si bien pueden aportar a la
lucha sus condiciones de vida los distancian del trabajador promedio. Si aspiramos a la toma del
poder por parte de la clase obrera debemos empezar por crear líderes legítimos de la clase obrera.
De igual forma, los que estemos haciendo llamados a manifestaciones, protestas y desobediencia
civil debemos estar dispuestos todos y todas a lanzarnos a la calle y sufrir las consecuencias en
igualdad de condiciones. Si los trabajadores de un taller están a las 5 de la madrugada frente a sus
talleres, de la misma forma tenemos que estarlo los socialistas. Si la policía viene a darle palos a la
gente, tenemos que estar con la gente defendiéndonos de la policía. La prensa, los celulares, las
fotografías, las conversaciones teóricas pueden esperar para después. De otra manera no
sembramos confianza de la gente y a la hora de hacer nuestros llamados aguerridos y valientes de
Estrategia y táctica para la lucha contra la ley 7 – Delgado-Martí, Hugo www,bandera.org Página 16

lucha y resistencia en la calle no contaremos con apoyo.

Reiterando nuestra propuesta


Tanto la huelga general de Todo Puerto Rico por Puerto Rico, como el estado huelgario se han
ido desinflando. Hemos entrado en una fase donde se nota el repliegue de los lideratos obreros
burocráticos. De la misma manera el gobierno de Luis Fortuño está dando muestras de debilidades.
Por un lado, la negociación con la SPT para dejar los conserjes en las escuelas con menor salario
es la peor derrota que sindicato alguno puede obtener, por otro lado es una muestra del fracaso de
la política de las Alianzas Público Privadas del gobierno neoliberal de Luis Fortuño. De otra parte, el
subsidio de la luz y el agua a los caseríos es un intento de dicho gobierno de conquistar apoyo de un
sector de la clase obrera. En si mismo es una concesión y hasta cierto punto una victoria, pues
aunque es una medida de claro corte populista beneficiará a un sector que está viviendo más
duramente la crisis económica. Definitivamente el objetivo es la división de sectores al interior de la
clase obrera y los socialistas debemos luchar contra esta tendencia.

Estas señales de desgaste de la estrategia del Gobernador Luis Fortuño no necesariamente son
indicativas que la ofensiva neoliberal ya pasó. En planes sigue la reducción del tamaño y costo del
gobierno, la congelación de plazas, la re-estructuración de agencias, la instalación de APP, la
privatización de la energía eléctrica, acueductos, carreteras, la creación de escuelas charter etc. La
etapa que acabamos de pasar representó un golpe mayor para las internacionales y los lideratos
más burocráticos del país, la AFL-CIO, la SEIU y la CPT. Las manifestaciones en contra de la Ley 7
vieron su apogeo en las fechas cercanas al 15 de octubre pero la incapacidad de estas
organizaciones de preparar una respuesta contundente ante la estrategia de la burguesía las
sumergió en la más dura derrota que hayan sentido. El despido de 20 mil trabajadores en un año no
tiene precedentes en la historia reciente de Puerto Rico. La renuencia a lanzarse a la huelga, y el
decaimiento de las acciones vistosas y llamativas del liderato de las uniones chupa-cuotas
demuestran la bancarrota de estos lideratos.

La próxima etapa de la ofensiva patronal vendrá por los que quedamos, la UTIER, la FMPR, la
HEEND y la UIA. La organización de una respuesta de esos sectores de la clase obrera es cuestión
de vida o muerte. Lo que nosotros proponemos es que más allá del estado huelgario, comencemos
un diálogo entre iguales de aquellas organizaciones sindicales que están dispuestas a dar la lucha
por medio de un enfrentamiento con el Estado:
“¿Qué están esperando las uniones aludidas para articular acciones concertadas entre sí y con
otros sectores como la Federación de Maestros, ante lo que les viene encima? ¿Están orientando
y preparando a sus matrículas para lanzarse a la calle? ¿Van a esperar a que lleguen mejores
días o se van a jugar ahora el todo por el todo para defender a sus afiliados? “ (L.A. Torres, 2009)

No se trata de hacer más y más piquetes, más conferencias de prensa, más paros mal
organizados. Se trata de que los sectores con disposición a luchar se reúnan bilateralmente (o
multilateralmente), y acuerden una estrategia de lucha a seguir. Pero estas coordinaciones tienen
que darse de forma honesta entre los sectores que están verdaderamente dispuestos a dar la
huelga. Tiene que haber la sinceridad para dialogar sobre las deficiencias de cada cual con el
objetivo de vencerlas o al menos de minimizar su impacto. Lo que pretendíamos cuando hicimos el
listado de uniones en nuestro artículo anterior, no era excluir del proceso a los trabajadores que no
se mencionan, todo lo contrario. Es que si aquellos que están dispuestos a dar la lucha no se
organizan, nadie lo hará. No negamos el dinamismo del proceso pues en cada etapa y en cada
momento debemos evaluar las condiciones en que nos encontramos para ver si tenemos la fuerza
suficiente para arreciar la lucha. Lo que sí negamos es el compromiso de algunos lideratos para
Estrategia y táctica para la lucha contra la ley 7 – Delgado-Martí, Hugo www,bandera.org Página 17

lanzarse a la huelga jamás, para esos lideratos el estado huelgario es un lugar seguro en donde
pueden hacer las manifestaciones que sean sin que se haga el trabajo para una verdadera
paralización de la producción en el país.

En la FMPR ya la asamblea de delegados aprobó comenzar un plan de lucha encaminado hacia


una huelga contra la privatización de la educación pública. En la FMPR retomaremos el camino de
una lucha en ascenso, de concientización, organización y movilización. Hay que tomar en cuenta
que cada sector tiene sus particularidades y que los procesos no son lineales ni homogéneos.
Nuestra aspiración es preparar la matrícula y el magisterio para una lucha frontal, pero para ello la
gente tiene que estar convencida. A diferencia de lo que plantea el artículo de Farinacci, nosotros no
concebimos al magisterio como soldados de fila que obedecen una orden. La huelga tendrá que
discutirse en las escuelas, en los distritos y en las áreas. Se realizarán múltiples asambleas,
reuniones y discusiones y si no convencemos a un número considerable de trabajadores para
lanzarnos a la huelga no se hará. Sin embargo haremos todo el esfuerzo posible por convencer a la
matrícula de la necesidad de tal enfrentamiento. El problema con el concepto de estado huelgario,
es que al no comprometerse nadie a lanzarse a la huelga unos sectores servirán de carne de cañón
para otros. ¿De donde saldrá la gente para cerrar el centro comercial Plaza Las Américas, tomar el
puente Teodoro Moscoso, amarrarse a los portones del Banco Popular, perseguir al Gobernador Luis
Fortuño, realizar caravanas y demás? Saldrán principalmente de las organizaciones socialistas, del
estudiantado y de la Federación de Maestros.
“Basta ya de la postergación de la movilización del estudiantado [...] Las uniones están día y
noche construyendo las condiciones para una huelga general; la declaración de un “estado
huelgario” es el primer paso para este fin. [...] Así que este semestre ante todo despido y atropello
un acto revolucionario, sea cual sea.” (FUPI, enero 2010)

Precisamente el problema con el planteamiento del estado huelgario es que crea la ilusión que
las actividades que se realicen están coordinadas en dirección a la “huelga general”. Cada sector
debe prepararse de acuerdo a sus propias condiciones, y esa evaluación y trabajo debe vincular la
situación nacional con los asuntos particulares de cada sector. Los estudiantes por sus
particularidades tienden a ser más arriesgados y valientes a la hora de ejecutar sus acciones, pero
deben evaluar con cautela el mejor momento para su huelga. Dicho proceso debe incluir reclamos
estudiantiles específicos de corte clasista que masifiquen su lucha.

No cabe la menor duda que las condiciones que hay en Puerto Rico son propicias para un
enfrentamiento mayor con el Estado. El problema es el tipo de trabajo que se realiza con la clase
obrera. Los trabajadores están hoy dispuestos a hacer mucho más que lo que sus lideratos
impulsan. El rol de los socialistas es fomentar la lucha no retrasarla. Caminemos hacia la huelga
multi-sectorial, y el apoyo de las masas llegará.
Estrategia y táctica para la lucha contra la ley 7 – Delgado-Martí, Hugo www,bandera.org Página 18

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