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CAPITULO VII

CIVILIZACION GRIEGA

Desde el neolítico, la península griega está culturalmente ligada a las islas del Egeo y las
costas occidentales de Asia Menor. Sus numerosos puertos naturales a lo largo de las costas y
la gran cantidad de islas cercanas han contribuido al desarrollo de una civilización marítima
homogénea. Pero su homogeneidad cultural no implicaba la política.

Los sistemas montañosos y los profundos valles dividieron la península en pequeñas unidades
políticas y económicas, ligeramente mayores en extensión que una ciudad y su territorio
circundante. Las ciudades-estado más importantes eran: Atenas; Corinto; Esparta; Tebas.

Prehistoria

Las planicies fértiles y lo valles regados por el Tigris y el Eufrates (la media luna fértil)
constituían en la antigüedad la región con el mayor potencial agrícola junto con los del Indo y
los del Nilo.

Los restos arqueológicos indican que algunos primitivos pueblos del Mediterráneo,
estrechamente ligados a las culturas del norte de África, habitaron las regiones meridionales
del Egeo hasta bien entrado el periodo neolítico, antes del 4000 a. C. Estas pruebas muestran
la evolución cultural desde la edad de piedra hasta la edad del bronce, que en Grecia empezó
en el 3000 a. C.

Las primeras comunidades agrícolas del mundo se desarrollaron ahí: En Jericó se cultivaron
cereales desde el 8000 a. C. Sin embargo, era una tierra que mantenía un delicado y frágil

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equilibrio necesitando una defensa constante, tanto de la naturaleza como de los predadores
humanos del desierto por el Oeste y de las montañas al Norte y al Este. A diferencia de las
crecidas regulares y benévolas del Nilo, el flujo de estos ríos gemelos al subir por los montes
Tauro al Este era irregular he impredecible, con lo cual se producían casi condiciones de
sequía un año y al otro violentas y destructivas inundaciones. Para tener algún tipo de control
se necesitan diques, canales y una organización más compleja. Fue enfrentando estos
desafíos como evolucionaron muchos de los logros más significativos de los inicios de la
civilización.

A principios del III milenio a. C., la denominada civilización del Egeo evolucionó hasta niveles
extremadamente altos. La civilización de la edad del bronce en el Egeo se dividía en dos
culturas, cada una de ellas con sus propias etapas y subdivisiones cronológicas. Una, la
civilización de Creta o minoica, ubicada en el centro de la isla de Creta, a sólo 660 Km al
noroeste de Egipto y directamente relacionada con las rutas marinas hacia los antiguos países
del Oriente Próximo. La otra civilización, la Heládica (micénica, en su periodo más reciente),
florecía al mismo tiempo en la porción continental de Grecia, concretamente en el Peloponeso.
Sus grandes centros estaban en Micenas, Tirinto (cerca del actual Návplion) y Pilos. La cultura
y el comercio cretense dominaron el Mediterráneo hasta después del año 1500 a. C., cuando
Micenas tomó el relevo.

La cultura griega tiene sus orígenes en la civilización cretense, cuyos principios se remontan
al tercer milenio a. C. los cretenses fueron los primeros en recorrer el Mediterráneo y llegaron
a tener una flota poderosa, comerciaron con otros pueblos ubicados en tierras de los actuales
países de Italia y España, produjeron vino, aceite, artículos de cerámica, etc. Que vendían al
extranjero; la intensidad de su comercio le hizo adquirir la hegemonía en todo el Mediterráneo
Oriental. Esta hegemonía fue marítima por esto se llama talasocracia (gobierno de mar).

Este poderío marítimo se extendió desde Roda y Chipre hasta los puertos fenicios de Biblos y
Gadir hacia el 2000 a. C.C.

Los habitantes de la isla de Creta copiaron de los fenicios su escritura lineal, imitaron de los
arquitectos babilonicos la construcción de sus palacios de Cnosos, Festos, Mallia, Faistos y
Hagia Triada. Estas ciudades fueron erigidas durante la última época de Creta también
denominada el apogeo de la civilización de Creta. En esta civilización la mujer jugo un papel
muy importante pues adoraban a una diosa madre, a un dios de la luz y parece que también
veneraban a sus reyes.

Cultivaron los deportes iniciando los grandes juegos que después se llamaron las olimpiadas
en Grecia Continental. Se dedicaron especialmente al box, las carreras y las corridas de toros,
que eran demostraciones de acrobacia donde estaba prohibido matar al toro. Estos

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pobladores adoraban a sus dioses en cavernas o pequeñas capillas no tenían el culto a los
muertos pero creían en un más halla semejante al mundo.

Los habitantes de Creta provenían de la tribu de los Egeos quienes subsistieron en le


continente europeo en Micenas y Tirinto y en el Asia Menor en Troya.

Troya estaba edificada casi en la entrada del estrecho de los Dardanedos en una colina que
domina la llanura inferior del río Escandro denominada la roca de Pérgamo.

Mapa de las migraciones griegas.

A finales del III milenio a. C.C. comenzaron una serie de invasiones de tribus del norte que
hablaban una lengua indoeuropea. Existen pruebas de que estos pueblos del norte vivieron en
la cuenca del río Danubio, al sudeste de Europa. De los primeros pueblos invasores, los más
destacados, los aqueos, se habían visto con toda probabilidad obligados a emigrar
presionados a su vez por otros invasores. Los aqueos invadieron el sur de Grecia y se
establecieron en el Peloponeso. Según algunos especialistas, un segundo pueblo, los jónios,
se asentó principalmente en Ática, la zona central del este de Grecia y en las islas Cícladas,
donde asimilaron la cultura de los pueblos heládicos. Los eolios, un tercer pueblo de
características poco definidas, se asentaron en principio en Tesalia.

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Grecia antigua

Los griegos daban el nombre de pelasgos a los primeros habitantes de su país. Estos labraban
la tierra y se les atribuyo la fundación de las más antiguas poblaciones.

A fines del siglo XV se produce una civilización de pueblos más civilizados que hablan un
dialecto indoeuropeo, es decir emparentado con los idiomas que hoy se hablan en Europa. Las
inscripciones egipcias y los poemas homéricos llaman a estos pueblos aqueos y son
antecesores de los Helenos.

En el último periodo de la edad del bronce en Grecia (1500-1200 a. C), el continente fue
absorbiendo paulatinamente la civilización cretense. Hacia el 1400 a. C., los aqueos
conquistaron y controlaron las islas y poco después también dominaron el continente, en
especial la región de Micenas. Debido a las exhaustivas investigaciones de sus ruinas, la
ciudad da su nombre a los antecesores aqueos, aunque también destacaron en importancia
otras ciudades-estado. La guerra de Troya, descrita por Homero en la Iliada, comenzó
alrededor del 1200 a. C. y probablemente fue uno de los conflictos bélicos que tuvieron lugar
entre los siglos XIII y XII a. C. cuando la civilización micénica estaba en su apogeo. Puede
que tuviera relación con la última y más importante invasión del norte, que ocurrió en aquel
tiempo e introdujo la edad del hierro en Grecia.

La guerra de Troya fue generada por los pueblos de Asia quienes cometieron actos de
piratería, entonces los griegos formaron una coalición para tomar venganza.

Antecedentes de la guerra de Troya

París hijo de Príamo rey de Troya robo Elena mujer de Menelao rey de Esparta y hermano de
Agamenón rey de Micenas. Agamenón, para vengar el ultraje hecho a su hermano convoca a
los príncipes griegos y fue elegido jefe de una flota confederada, que destruyo a Troya al cabo
de diez años de sitio.

La Guerra de Troya —es decir, lo que la posteridad llego a saber por conducto de la Ilíada
sobre este singular evento— es solo un aspecto, o un informe local, por decirlo así, de una
crisis mundial que azoto el mundo del Mediterráneo hacia finales del segundo milenio y
principios del primero a C: la Cultura Micénica se desmoronó; el Imperio Hitita cayó; los
"hicsos" o "pueblos del mar" atacaron Egipto... en la estela de estos conflictos paulatinamente
emergieron nuevos pueblos y nuevas sociedades.

Un elemento de fundamental importancia en el reordenamiento del mundo en sus estructuras


políticas y económicas fue un marcado sentido de agresión o conquista territorial de los
aqueos: bajo el mando Agamemnon, jefe supremo de los aqueos, Troya fue atacada, y esto
dio, como consecuencia, la consolidación de identidades ilirias en diversas partes de

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territorios de la Península Balcánica septentrional, además de diversos movimientos
migratorios aqueos —¿empresas comerciales?— de Magna Grecia hacia los territorios de la
Península Balcanica meridional, que, en tiempo, llegó a conocerse como la Hélade, o Grecia.

Después llegaron otros pueblos del norte que más tarde se llamaron los Helenos y
conquistaron Grecia, luego se dividieron en otros cuatro grupos que son: Aqueos, Eolios,
Dorios y Jonios. Con la invasión de los helenos termina la prehistoria griega y comienza su
verdadera historia de este hecho el pueblo griego es denominado helénico.

Los dorios abandonaron las montañas del Epiro y descendieron al Peloponeso y a Creta,
utilizando armas de hierro para conquistar y expulsar a los anteriores habitantes de estas
regiones. Los dorios derrocaron a los monarcas aqueos y se asentaron sobre todo en las
regiones meridionales y orientales de la península. Esparta y Corinto se transformaron en las
principales ciudades dóricas. Muchos aqueos buscaron refugio al norte del Peloponeso, zona
que más tarde se llamó Aquea. Otros resistieron duramente a los dorios, y tras ser sometidos,
fueron reducidos a servidumbre y denominados ‘ilotas’. Los que lograron huir se refugiaron en
el Peloponeso, se reunieron con sus parientes en Ática y en la isla de Eubea, pero después
emigraron al igual que los eolios a las costas de Asia Menor.

En los siglos posteriores al 1200 a. C. la progresiva colonización de las costas de Asia Menor,
primero por los refugiados procedentes de zonas ocupadas por los dorios y más tarde por los
mismos dorios, convirtió la región en parte política y cultural de Grecia. Por cada una de las

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tres divisiones étnicas griegas se creó una gran confederación. La parte norte de la costa de
Asia Menor y la isla de Lesbos formaban la Confederación Eólica.

La Confederación Jónica ocupaba el distrito medio, llamado Jonia, y las islas de Quíos y
Samos. Al sur de las islas de Rodas y Cos se estableció una Confederación Dórica. Varios
siglos después (750-550 a. C.), el rápido aumento de la población, la escasez de alimentos, el
florecimiento de la artesanía y el comercio y otros factores conllevaron una nueva oleada
colonizadora.

La época arcaica

Hacia el año 1100 a. C. penetraron en el territorio Griego los Dorios llegando a constituir la
cultura centromiceníca. Es en esta época cuando empieza la llamada "edad media griega" y
fue una larga etapa de formación que se prolongo hasta el siglo VIII.

Uno de los procesos más importantes que se dieron fue el de la formación de los estados
griegos, surgidos de la fusión entre la población indígena y los invasores.

Abarcaban pequeñas comarcas con una ciudad como centro, la Polis. En general, todos ellos
pasaron por etapas parecidas en cuanto a la evolución de su forma de gobierno. Al comienzo
de esta época eran monarquías, a las que sucedió un gobierno aristocrático que en buen
parte de ellos derivo hacia la democracia.

La Colonización

La expansión comercial, el crecimiento demográfico y el endeudamiento del campesinado,


entre otros motivos, obligaron a los griegos a abandonar sus lugares de origen, se instalaron
tanto en Oriente como en Occidente y fundaron colonias; hubo dos clases de colonias: las
plazas comerciales y las agrarias, mantenían fuertes lazos culturales con la metrópoli, pero
disfrutaban de una total independencia político administrativa.

La expansión por Oriente la realizaron en dos etapas. En la primera colonizaron las islas del
Egeo y las costas del Asia menor. En la segunda, tras conquistar el norte del Egeo y el
Helesponto, llegaron hasta Crimea y el mar de Asov. Los griegos llegaron incluso hasta el país
del Nilo, en cuyo delta instalaron también una factoría. Seguidamente se dirigieron hasta
Occidente. Fundaron colonias en Sicilia y en el sur de Italia, en un área que fue conocida con
el nombre de Magna Grecia. Llegaron hasta las costas del Mediterráneo español donde
entraron en contacto con Tartesos, y las del sur de Francia.

Estas colonias en parte de poblamiento y en parte puramente comerciales, difundieron la


técnica y el arte Helénicos. Este movimiento de colonización del Mediterráneo, que había de
transformar en todos sus aspectos la vida griega, se produjo en el correr de los siglos VIII,
VII y VI a.C.

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Una de las causas más importantes del movimiento colonial fue la densidad excesiva de la
población, que habitaba en un suelo sumamente pobre.

Otra causa que influyó sensiblemente en la colonización fue la situación política dentro de las
ciudades, cuyo gobierno en este periodo estaba monopolizado por la nobleza. Había luchas
constantes, sangrientas y crueles que impulsaron a los vencidos a alejarse de su país para
fundar, en otra parte, una nueva patria que les fuera más generosa y más propicia.

Una de las primeras zonas colonizadas por los griegos fueron las costas de Macedonia y el
norte del mar Egeo, donde fundaron numerosas colonias como Olinto y Potidea. Después
colonizaron la ruta de los estrechos que, a través del mar de Mármara, conducen al mar
Negro o Ponto Euxino, el cual se transformó en el granero del mundo griego.

Los griegos, además, colonizaron parte de la isla de Chipre y parte de la región del delta del
Nilo. En el norte de África, la principal colonia fue Cirene, en la región que hoy conocemos
como Libia. El número de colonias fundadas en el sur de Italia datan del 750 a.C. Un siglo
después se extendían desde el golfo de Tarento al golfo de Nápoles.

Allí fundaron infinidad de ciudades. Entre las más importantes estaban Nápoles; Mesina y
Siracusa en Sicilia. El sur de la península italiana y Sicilia se convirtieron, así, en una nueva
Grecia, a la que se llamó más tarde Magna Grecia. En lo que ahora es la Riviera francesa, se
establecieron las antiguas colonias griegas de Nicea, Heracles Monecus y Antipolis (en la
actualidad Niza, Mónaco y Antibes, respectivamente). En España se fundaron Ampurias,
Sagunto y Málaga.

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Consecuencias de la Colonización

Estimuló el comercio de modo extraordinario y, como necesaria consecuencia, la industria


progresó considerablemente. La cerámica fue una de las producciones mejor cotizadas de la
industria artística griega de esta época.

El progreso económico del mundo griego se aceleró al aparecer la moneda. Las primeras
monedas empezaron a usarse en el reino de Lidia, en el Asia Menor, a principios del siglo VI
a.C. Las más importantes monedas conocidas son los dracmas. Un dracma era una pequeña
moneda de plata; una oveja costaba un dracma; un buey, 5 dracmas. Otra moneda era el
talento, que valía 60 minas; a su vez el dracma se subdividía en 6 óbolos. Había monedas
de medio y de un óbolo.

La colonización amplió, de modo extraordinario, la extensión del mundo griego, multiplicando


a lo largo de las costas del Mediterráneo el número de pequeños estados independientes.
Pero, en cambio, consolidó los lazos espirituales de unión entre todos los griegos.

Su religión, sus costumbres, sus ideas siguieron siendo siempre esencial y profundamente
helénicas. Un griego de Masilia o de Cirene, en nada se diferenciaba de uno de Atenas o de
Corinto. Una íntima unión cultural, un sentimiento poderoso de helenismo existió, pues, por
sobre las diferencias políticas que separaron a las ciudades griegas.

Muchos aqueos buscaron refugio al norte del Peloponeso, zona que más tarde se llamó Aquea.
Los que lograron huir se refugiaron en el Peloponeso, se reunieron con sus parientes en Ática
y en la isla de Eubea, pero después emigraron al igual que los eolios a las costas de Asia
Menor.

La expansión comercial, el continuo crecimiento demográfico y el endeudamiento del


campesinado, entre otros motivos, obligaron a los griegos a continuar su proceso de
colonización.

Se instalaron tanto en Oriente como en Occidente y fundaron colonias; hubo dos clases de
colonias: las plazas comerciales y las agrarias, que mantenían fuertes lazos culturales con
la metrópoli, pero disfrutaban de una total independencia político administrativa.

En los siglos posteriores al 1200 a. C. la progresiva colonización de las costas de Asia Menor,
primero por los refugiados procedentes de zonas ocupadas por los dorios y más tarde por los
mismos dorios, convirtió la región en parte política y cultural de Grecia. Por cada una de las
tres divisiones étnicas griegas se creó una gran confederación.

La parte norte de la costa de Asia Menor y la isla de Lesbos formaban la Confederación


Eólica. La Confederación Jónica ocupaba el distrito medio, llamado Jonia, y las islas de
Quíos y Samos. Al sur de las islas de Rodas y Cos se estableció una Confederación Dórica.
Varios siglos después (750-550 a. C.), el rápido aumento de la población, la escasez de

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alimentos, el florecimiento de la artesanía y el comercio y otros factores conllevaron una
nueva oleada colonizadora.

Mapa con la destrucción de los palacios micénicos y la migración de griegos hacia Asia
Menor.

Durante el proceso de la formación de Grecia se distinguen una Grecia Continental y una


Grecia Marítima.

Grecia Continental

También denominada Hélade, comprendía la parte inferior de la península de los Balcanes,


región caracterizada por ser la más montañosa de las tres penínsulas mediterráneas de
Europa, ésta se unía con la península del Peloponeso (hoy Morea) por el istmo de Corinto. El
territorio griego se hallaba entre los mares Egeo y Jónico, hacia el norte no se conocía una
frontera natural pero según Estrabon (geógrafo griego), esta podía marcarse con una línea
que iba desde el golfo de Arta hasta el golfo de Salónica.

El territorio de Grecia se caracterizó por presentar un conglomerado de montañas de rocas


calcáreas y frecuentemente desnudas, las cuales se hallan separadas por valles estrechos y
profundos o por llanuras, verdaderas cuencas de antiguos lagos donde abundan los olivares;
entre tales llanuras podemos nombrar las de Tesalia, Tebas, Atenas, Argos y la Esparta.

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Entre las montañas más celebres podemos nombrar el Pindo, el Olimpo, el Osa, el Pelión, el
Parnaso, el Helicón, el Himeto y el Pentélico.

En Peloponeso se alza la alta planicie de Arcadio terminada hacia el sur por la poderosa
cadena del Taigeto.

Grecia marítima

Grecia tenía una posición marítima privilegiada pues presentaba posibilidades de


comunicación marítima a lo largo de todo el territorio gracias a sus golfos, entre los cuales los
más relevantes son de Corinto y de Egina, que apenas estaban separados por una lengua de
tierra de cinco kilómetros. Grecia poseía más de dos mil kilómetros de costa, de manera que
no existía cantón o república que no tuviese bahías y promontorios bañados por el
mediterráneo.

Grecia estaba envuelta por las islas, algunas tan próximas del continente que parecen su
prolongación, lo cual sucede con la Eubea, y las Cícladas esparcidas por el mar Egeo las que
señalaban el paso entre Europa y la Costa de Asia, donde otros griegos poblaban las grandes
islas de Lesbos, Quío, Samos, y Rodas. El mar formó marinos y comerciantes poniendo a los
griegos en contacto con todos los pueblos de oriente de quienes tomó los primeros elementos
de civilización. El mar fue el que les dio riquezas e hizo que estados de muy corta extensión,
reducidos casi a una ciudad, fueran el centro de verdaderos imperios mediterráneos.

La Cultura en la Colonización

La colonización, que provocó tan grande transformación en la vida económica y en la


estructura de la sociedad griega, influyó también en la evolución espiritual del pueblo heleno.
En el terreno intelectual se produjo el despertar maravilloso de nuevas ideas. Hasta entonces
los griegos lo habían explicado todo por la mitología. Ahora surgió una serie de inquietos
pensadores, a quienes aquellas explicaciones parecieron insuficientes, y pusieron en juego su
razón para buscar soluciones que se adaptaran mejor a las exigencias de sus espíritus
curiosos. Así nacieron la Ciencia y la Filosofía.

Una de las figuras de este movimiento fue Tales de Mileto, que vivió en esta próspera
ciudad de Jonia a fines del siglo VII a.C. Tales había observado y estudiado atentamente el
movimiento de los astros. Validó de sus conocimientos, logró predecir un eclipse solar,
aclarando así la naturaleza de un fenómeno cuya misteriosa producción había dado asidero,
durante siglos, a toda clase de supersticiones.

Muchos otros pensadores deben ser mencionados, además de Tales. Pitágoras de Samos
que enseñó en la Magna Grecia y es reconocido como uno de los grandes matemáticos de la
antigüedad; Anaximandro y Anaxímenes de Mileto, Xenófanes o Jenófanes, Hecateo.

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Este último fue geógrafo que hizo una descripción completa de la Tierra o, por lo menos, del
mundo conocido en su época.

En la literatura, las obras de Homero eran relatos en los que el poeta no ponía en juego
nunca sus propios sentimientos ni hablaba de sí mismo. Esta poesía personal es conocida con
el nombre de poesía lírica y los poemas se cantaban con acompañamiento de flauta o de
lira. La poesía lírica tenía varias aplicaciones y adoptó varias formas.

Las artes plásticas nacieron durante la época de la colonización. En la escultura, el proceso


fue muy lento: las estatuas anteriores al siglo VI a.C son de una ejecución realmente
primitiva. El cuerpo humano aparece rígido. Y es en el curso de dicho siglo que se advierten
los primeros progresos, todavía muy leves, pero que preludian ya la perfección acabada que
la estatuaria griega habría de alcanzar un siglo más tarde.

La arquitectura adelantó más rápidamente que la estatuaria. Hasta fines del siglo VII a.C los
edificios religiosos fueron construidos con madera y ladrillos. En el curso de los dos siglos
siguientes, la piedra sustituyó a los primitivos elementos y se modificaron las formas
arquitectónicas. Estos templos de piedra adquieren ya, en el siglo VI a.C las características
que habrían de ser definitivas en la arquitectura religiosa griega. Poco faltaba para llegar a los
templos de mármol del siglo V a. C majestuosos y perfectos en su simplicidad. En la cerámica
es donde se manifestó, primeramente, el genio artístico de los griegos. A partir del siglo VI a.
C adquiere tal perfección que puede ser comparada con ventaja a la de la época cretense.

Periodo helénico

Una vez finalizadas las grandes migraciones al Egeo, los griegos desarrollaron una orgullosa
conciencia racial. Se llamaban a sí mismos ‘helenos’, nombre derivado, según Homero, de una
pequeña tribu del sur de Tesalia. El término griegos, empleado por posteriores pueblos
extranjeros, provenía nominalmente de Grecia, nombre en latín de una pequeña tribu
helénica del Epiro con la que los romanos tuvieron contactos. Al margen de la mitología, que
era la base de una compleja religión, los helenos desarrollaron una genealogía que remontaba
sus orígenes a héroes con carácter semidivino.

A pesar de que los pequeños estados helénicos mantenían su autonomía, seguían un


desarrollo similar en su evolución política. En el periodo pre-helénico los jefes de las tribus
invasoras se proclamaron monarcas de los territorios conquistados. Entre el 800 y el 650 a. C.
estas monarquías se fueron sustituyendo por oligarquías de aristócratas, ya que las familias
nobles compraban las tierras y éstas eran la base de todo su poder y riqueza. Cerca del año
650 a. C., muchas de estas oligarquías helénicas fueron sustituidas por plebeyos enriquecidos
o aristócratas desafectos, llamados tiranos. La aparición de las tiranías se debió sobre todo a
un factor económico. El descontento popular surgido frente a las aristocracias se había

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convertido en un importante factor político a causa del aumento de la esclavitud de los
campesinos sin tierras; la colonización y comercio en los siglos VIII y VII a. C. aceleró el
desarrollo de una próspera clase de comerciantes, que supieron aprovecharse del gran
descontento para reclamar el reparto del poder con los aristócratas de las ciudades-estado.

Estructura Económica

Se constata una clara especialización del trabajo que favorece la acumulación de excedentes
y el intercambio. La base económica era la agricultura siendo la propiedad de la tierra la base
del poder. Cultivaban la trilogía mediterránea (cereales, olivo, vid). Con arados y utensilios
similares a los actuales. Poseían huertas y plantas industriales (lino, esparto).

La agricultura se completaba con la ganadería: ovejas, cabras, cerdos, bueyes, de los que
obtenían carne, leche, lana, fuerza de trabajo. A destacar los caballos símbolo de prestigio
para la aristocracia y de cara a la guerra. Las actividades depredatorias (caza, recolección,
pesca) continuaron. La arqueología y restos cerámicas dan también importancia a la pesca.
Conocían la metalurgia y las minas proporcionaron las materias primas con las que comercian
con los colonizadores. Eran excelentes orfebres y fabricantes de armas, entre los que destaca
la Farcata (espada corta).

La cerámica era muy importante para el transporte y el almacenamiento siendo decorado con
motivos geométricos o figuras.

Los objetos de alfarería comunes que en enorme cantidad salieron de las necrópolis griegas
así como las pinturas de los vasos provenientes de Troya, Micenas, Tirinto y Creta así como
de las necrópolis de Atica, Beosia, Tesalia y las de las Ciclades, construidos con materias muy
distintas como los vasos barnizados y esmaltados, los vasos de cristal, los vasos de mármol y
los grandes vasos decorativos así como los de oro y plata sirvieron para comerciar con los
pueblos bárbaros que rodeaban esta civilización. A parte de las demás industrias griegas
como ser la agricultura, el tejido, y otras la alfarería era la más importante de la época.

Durante la época de Solón este tuvo la idea de suplir la insuficiencia de los recursos agrícolas
favoreciendo el desarrollo de los oficios. Por eso la ciudad, primero pequeña y pobre, llega
alcanzar una gran prosperidad. Sus habitantes sacaron del Laurium, montaña inmediata a
Atenas grandes cantidades de plata esa pequeña riqueza les permitió crear industria,
comercio y marina. La población buscó en estas vías nuevas la fortuna que la esterilidad del
suelo les negaba. Los extranjeros llegaron a ser ciudadanos a condición de llevar al Atica una
industria que fuese desconocida allí. En todas partes se fundaron fábricas de muebles, armas,
tejidos, y sobre todo alfarería. Atenas llegó hacer desde entonces una población marítima
manufacturera renombrada por el buen gusto y la elegancia de sus productos.

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Los griegos para mejorar su comercio marítimo mejoraron extraordinariamente los antiguos y
lentos barcos que iban a través del Egeo fondeando en cada isla, se construyeron mejores
puertos, se los protegió con diques, se construyo el Diolcos, cuyos restos todavía existen,
este permitía cruzar el istmo de Corinto, rodando los barcos sobre cilindros de manera, etc.
En el siglo octavo los puertos griegos están en todo el mediterráneo. Allí acuden los colonos a
comprar y vender. Compran lo que después revenderán a los bárbaros de alrededor y venden
lo que les han comprado así se completo la obra de la moneda.

Acuñación de moneda

Del latín moneta, apodo de la diosa Juno, cuyo templo en Roma se utilizaba para acuñar
monedas.

La idea de moneda pertenecía a los babilonios y a los hititas, pero éstos no dividían el metal
en secciones de valor determinado ni pensaron en controlar el valor intrínseco del metal.

Los griegos son los primeros que reemplazan las marcas groseras que certifican el valor con
sellos de valor artístico. Como vimos, la moneda facilito los cambios y los préstamos.
Convertida pronto en otra mercancía, sufre todas las alternativas de una mercancía. Termina
por ser la mercancía por excelencia: ya la posesión de la tierra no es el signo de la riqueza lo
es la posesión de metal amonedado.

Entonces los nobles abandonan el campo para especular, como vimos, con la moneda, para
formar capitales que realizan empresas antes imposibles: crear talleres, explotar minas,
equipar flotas.

La Casa de la Moneda es el lugar donde se diseñan, graban y fabrican las monedas, que son
medios de pago de curso legal, es decir, dinero. Antes de la aparición de las monedas, el
comercio se llevaba a cabo mediante el intercambio de bienes (trueque) o utilizando lingotes
de oro y plata. Este sistema resultaba poco práctico porque era necesario pesar y evaluar la
calidad del metal, en cada intercambio se establecía el valor de los lingotes, por lo que se
dificultaba el crecimiento del comercio y la industria. La invención del sistema de acuñación
de monedas, cuyo valor era siempre el mismo, resolvió los inconvenientes anteriores.

Historia de la acuñación

Se cree que las primeras monedas acuñadas con carácter oficial aparecieron durante el siglo
VI a. C. en la zona de Lidia (en Asia Menor) y en China. A partir de entonces empezaron a
surgir monedas en Grecia y en otras ciudades-estado. Sin embargo, con el Imperio romano se
empezó a acuñar una única moneda, homogeneizando los tamaños, pesos y valores de todas
las monedas existentes, y prohibiendo la acuñación de monedas por parte de individuos
particulares, pues era monopolio del Estado. China conservó su sistema de acuñación

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homogénea centralizada durante su época imperial, pero con la desintegración del imperio
empezaron a surgir distintas monedas en los diferentes principados.

Las Ciudades:

Las ciudades crecen en especial las que tienen las condiciones que exige la nueva economía:
posibilidades industriales y comerciales. Por esto progresan los puertos. Ya las ciudades son
mucho más que los caseríos más o menos pobres. Los nobles que gobiernan ahora las
ciudades quieren tener seguridad y vivir con gusto: construyen monumentos y murallas de
defensa. Pero las calles se llenan de una multitud de desheredados, obreros o que esperan
serlo, que miran con creciente rencor lo que para ellos es injusta diferencia.

Entre tanto en los campos aparece una nueva clase la de los labradores enriquecidos. Estos
aplicaran casi toda la técnica de los que tenían tierras heredadas: compraran otras y buscaran
todos los modos acrecer su capital.

Los genos

Más parecidos a la familia son verdaderos clanes. Dentro de ellos, en efecto, el padre tenía
autoridad absoluta puesto que era el intérprete de los dioses; la propiedad, por otra parte,
era colectiva. La unidad del clan conducía a curiosas consecuencias: la ofensa hecha a un
individuo se consideraba hecha al clan.

Varios clanes se reunían fratrias y estas en tribus, pero los genos mantenían su autonomía
dentro de esas confederaciones.

Las ciudades-estado

Poco a poco comienzan sin embargo a agruparse las chozas de los genos; los caseríos
aumentan, pero, sobre ser poco importantes no están suficientemente adheridos al suelo.

Grecia estaba formada por una serie de ciudades estado independientes, gobernadas por
oligarquías aristocráticas, el aislamiento geográfico impuesto por el territorio que ocupaban y
la necesidad de agruparse para defenderse de las invasiones explicaba la formación por los
griegos de estas ciudades estado.

Aunque eran independientes, a menudo se unían en una liga dentro de la cual la más
importante acababa por imponerse. Las dos polis más importantes fueron Atenas y Esparta.
Esparta cuido por encima de todo su poderío militar descuidando el arte y las actividades
económicas, redujeron a los vencidos a la esclavitud (ilotas) la población se componía de
Dorios, Periecos e Ilotas; los primeros conservaron supremacía mediante las armas.

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Esparta contó con dos reyes de poder ilimitado y veintiocho ancianos guiados por cinco
Eforos, que formaban el senado, el cual monopolizaba todo el poder volviéndose verdaderos
amos del estado.

La guerra era el único móvil de la educación, Esparta quiso imponer su fuerza desde un
principio, Mesenia le resistió heroicamente, pero fue vencida, después organizó una liga en
Peloponeso, de la cual fue jefe.

Los ciudadanos espartanos gozaban de enormes privilegios sobre los indígenas sometidos
(iliotas y periecos). Estaban gobernados por reyes de familias diferentes, que se transmitían
el cargo por herencia, la monarquía se mantuvo en Esparta hasta la total decadencia de la
polis.

Atenas la capital del Ática careciendo de militarismo se convirtió en el motor del mundo
Griego. Desarrolló el modelo más perfeccionado democracia limitada y puso las bases de la
sociedad Occidental. Sus habitantes proclamaron la independencia, la libertad y la igualdad.

El gobierno comprendió: los Arcontes, el Areópago y el consejo de los cuatrocientos, dividió el


pueblo en cuatro clases según su fortuna. Las leyes de Solón suavizaron las costumbres y
aseguraron la libertad

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En los primeros siglos del primer milenio, Atenas tuvo un papel secundario con una economía
basada en la agricultura y el pastoreo. A partir del siglo VI el desarrollo del comercio hizo
posible su futura importancia. Cuando Atenas inicio su decadencia, Esparta no pudo
sustituirla.

Junto a estas dos grandes ciudades destacaron también Samos, Mileto, Delos, Argos Epiduro,
Corinto, Egina, Calcis, Eritrea y Tebas.

El gobierno de los mejores

Los reyes perdieron el poder a favor de la aristocracia que eran los más capacitados para
dirigir, poseían tierras y podían adquirir las armas imprescindibles para defender la ciudad, los
que ostentaban el poder se llamaban Arcontes, al principio el cargo era vitalicio, hasta que en
el siglo VIII a. C. su gobierno se limitó a una década. Antiguos Arcontes de conducta
irreprochable formaban el Areópago, un tribunal que juzgaba causas civiles y militares; las
otras dos instituciones eran la Bulé, de carácter legislativo formada por 400 ciudadanos
elegidos anual mente, y la ecclesia constituida por todos los ciudadanos y que votaba las
leyes presentadas por la Bulé.

A finales del siglo sexto se promulgó la primera legislación de la ciudad de Atenas, el código
de Dracón. Solón realizó una serie de reformas que podían considerarse como un intento de
organizar una democracia, suprimió la esclavitud por deudas y terminó la lucha entre los
grandes propietarios y la burguesía. Estas reformas no fueron duraderas.

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Atenas, al igual que otras muchas ciudades griegas, vivió bajo el gobierno de un tirano que
por el empuje de las clases populares facilitó su ascensión al gobierno; paradójicamente estos
abrieron el paso hacia la democracia, el tirano más importante fue Pisístrato (560-527 a. C.)
quien hizo posible el poderío posterior de esta polis

Democracia ateniense

La reforma de Clistenes (510 a.C.) fue un paso decisivo para la democratización, distribuyó
los demos del Atica en diez tribus eliminando la división anterior entre el campo, la costa y la
montaña; creo el consejo de los 500 que proponían las leyes y era la suprema autoridad
administrativa, la democracia griega llego a su máxima expresión con Pericles (443-430 a.C.)

Pero la democracia griega era restringida de los 400000 habitantes que tenia Atenas en el
siglo V a. C. solo la décima parte gozaba de los derechos civiles y políticos, los organismos de
la democracia Ateniense era la ecclesia y el Bulé, Pericles logro que las decisiones políticas y
las concesiones de derechos pasaran por estas instituciones y por el tribunal popular de los
heliastas. Por primera vez los miembros de estos dos tribunales cobraron dietas, que eran
pagadas con los tributos federales; la evolución democrática concluyó con la admisión de los
miembros de la tercera clase, los zeugitas entre los Arcontes. La responsabilidad política
había pasado de la aristocracia a los ciudadanos. Las instituciones

En el 510 a. C. en Atenas la organización política democrática definitiva consistía en: el


Areópago, compuesto por tres miembros, custodio de las leyes. El Arcontado: diez arcontes
se dedicaban a funciones administrativas y dirigían el ejército, duraban un año en sus
funciones. El consejo de la Bulé o de los 500 redactaba las leyes, controlaba a los magistrados
y se encargaba de la política exterior. La Asamblea Popular o Eclesia, la formaban todos los
ciudadanos atenienses mayores de 20 años, es decir los propietarios, reunidos en el Agora
proponían las leyes que una vez redactadas por la Bulé volvían a la Asamblea para su
aprobación. El Tribunal de los Heliastas estaba compuesto por 6.000 ciudadanos mayores de
30 años y duraban 1 año en su cargo y se encargaban de administrar justicia.

Las tiranías

La era de los tiranos griegos (650-500 a. C.) destaca por los avances logrados en la
civilización helénica. El título de tirano implicaba el acceso ilegal al poder, no el abuso del
mismo. En general, tiranos como Periandro de Corinto, Gelón de Siracusa y Polícrates de
Samos (reinó entre 535 a.C.-522 a.C.) fueron gobernantes sabios y populares. El comercio y
la artesanía prosperaron. Con el nacimiento de la fuerza política y económica llegó el
florecimiento de la cultura helénica, de un modo especial en Jonia, donde empezaba a surgir
la filosofía griega con Tales de Mileto, Anaximandro y Anaxímenes. El desarrollo de objetivos

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culturales comunes a todas las ciudades helénicas fue uno de los factores que dieron cierta
cohesión a la antigua Grecia a pesar de la división política existente. En este sentido
contribuyó la lengua griega, cuyos muchos dialectos se entendían en cualquier parte del país
o en cualquier colonia. El tercer aspecto a tener en cuenta fue la religión griega que todos los
helenos compartían: el santuario de Delfos fue el mayor y más respetado. En torno a la
religión, los griegos también tenían cuatro festivales nacionales, llamados juegos (los
olímpicos, los ístmicos, los pitios y nemeos).

Los Juegos Olímpicos eran tan importantes que muchos griegos remontan sus cálculos
históricos a la Primera Olimpiada (el periodo de cuatro años entre la celebración de los Juegos
Olímpicos) celebrada en el año 776 a. C. Relacionada con la religión, en origen al menos,
estaba la Liga de Anfictionía, organización de tribus helenas que se creó para la protección y
administración de los santuarios.

De la democracia a la monarquía

Las ciudades-estado se unificaron en cierta medida. Entre los siglos VIII y VI a. C., Atenas y
Esparta se habían convertido en las dos ciudades hegemónicas de Grecia. Cada uno de estos
grandes estados absorbió a sus débiles vecinos en una liga o confederación dirigida bajo su
control. Esparta, estado militarizado y aristocrático, estableció su poder a base de conquistas
y gobernó sus estados súbditos con un control muy estricto. La unificación del Ática, por el
contrario, se realizó de forma pacífica y de mutuo acuerdo bajo la dirección de Atenas; se
otorgó la ciudadanía ateniense a los habitantes de las pequeñas ciudades. Los nobles, o
eupátridas, abolieron en el 638 a. C. la monarquía hereditaria y gobernaron Atenas hasta
mediados del siglo VI a. C.

Los eupátridas retuvieron autoridad plena gracias a su poder supremo para disponer de la
justicia, a menudo de forma arbitraria. En el 621 a. C. el político Dracón (finales del siglo VII
a. C.) codificó la ley ateniense, por la que el poder judicial de los nobles quedaba limitado. Un
segundo revés para el poder hereditario de los eupátridas fue el código del político y
legislador ateniense Solón de 594 a. C., que no era sino una reforma del código draconiano y
que otorgaba la ciudadanía a las clases bajas. Durante el brillante y prudente mando del
tirano Pisístrato, las formas de gobierno empezaron a adoptar elementos democráticos. Hipias
e Hiparco, hijos de Pisístrato, heredaron el poder de su padre pero fueron más déspotas.
Hipias, que murió después que su hermano, fue expulsado por una insurrección popular en el
510 a. C. Durante el consiguiente conflicto político, los partidarios de la democracia
obtuvieron, bajo el mando del político Clístenes de Sición, la victoria total y, alrededor del
502 a. C., comenzaba una nueva etapa política, basada en principios democráticos.

El comienzo del gobierno democrático supuso el más brillante periodo de la historia de


Atenas. Florecieron el comercio y la agricultura. Más aún, el centro de las artes y la cultura

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intelectual, que entonces estaba en las ciudades de la costa de Asia Menor, pronto se trasladó
a Atenas.

Las Guerras Médicas

Creso, rey de Lidia, conquistó las colonias griegas de Asia Menor en el 560 a. C., en la
primera parte de su reinado (560 a. C.- 546 a. C.). Creso fue un gobernador moderado,
respetuoso con los helenos y aliado de Esparta; el gobierno lidio estimuló la vida económica,
política e intelectual de las colonias. En el 546 a. C., Creso fue expulsado del trono por Ciro II
el Grande, rey de Persia. A excepción de la isla de Samos, que se defendió con tenacidad, las
ciudades griegas de Asia y las islas costeras pasaron a formar parte del Imperio persa.

En el 499 a. C., Jonia, ayudada por Atenas y Eretria, se volvió contra Persia. Los rebeldes
tuvieron éxito, en principio, y el rey Darío I el Grande de Persia juró vengarse. Sofocó la
revuelta en el 493 a. C. y, tras saquear Mileto, restableció su control absoluto sobre Jonia. Un
año después, Mardonio, yerno del rey, condujo una gran flota persa para conquistar Grecia,
pero casi todas sus naves fueron hundidas en el cabo de Athos. Al mismo tiempo, Darío envió
emisarios a Grecia para pedir muestras de sumisión a todas las ciudades-estado.

Mapa de las Guerras Médicas

Leónidas permitió a la mayoría de sus hombres retirarse, pero él y una fuerza de 300
espartanos y 700 téspidas resistieron hasta el final y fueron aniquilados. Los persas
marcharon entonces sobre Atenas e incendiaron la ciudad abandonada. Mientras, la flota

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persa persiguió a la griega hasta Salamina, isla situada en el golfo de Egina (hoy, golfo
Sarónico), cerca de Atenas. En la contienda naval que siguió, menos de 400 barcos griegos, al
mando del político y general ateniense Temístocles, derrotaron a 1.200 embarcaciones
persas. Jerjes I, que había presenciado la batalla desde su trono de oro en una colina sobre el
puerto de Salamina, huyó a Asia. Al año siguiente, 479 a. C., el resto de las fuerzas persas
fueron destruidas en Platea y los invasores fueron expulsados definitivamente.

Hegemonía de Atenas

Como resultado de su brillante liderazgo durante las guerras médicas, Atenas se convirtió en
el estado más influyente de Grecia. Más aún, las guerras demostraron la creciente
importancia de su poder naval, especialmente tras la batalla de Salamina. Esparta, hasta
entonces el mayor poder militar de Grecia, perdió su prestigio en favor de la flota ateniense.
En el 478 a. C., un gran número de estados griegos formaron una alianza voluntaria, la Liga
de Delos, para expulsar a los persas de las ciudades griegas de Asia Menor. Atenas encabezó
la alianza. Las victorias de la Liga, al mando del general Cimón, liberaron las costas de Asia
Menor del dominio persa. No obstante, Atenas extendió su poder sobre otros miembros de la
Liga de tal manera que, más que en sus aliados, se convirtieron en sus súbditos. Los
atenienses exigieron un tributo a sus antiguos confederados y cuando Naxos intentó retirarse
de la Liga, las fuerzas atenienses arrasaron la ciudad.

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El periodo de hegemonía ateniense durante el siglo V a. C. es denominado como la ‘Edad de
Oro de Atenas’. Bajo el mando de Pericles, la ciudad alcanzó su máximo esplendor. La
Constitución, reformada hacia una democracia interna, contenía cláusulas tales como el pago
por los servicios del jurado, lo que permitía a los ciudadanos más pobres ser parte de tal
institución. Pericles se propuso hacer de Atenas la ciudad más bella del mundo.

Se construyeron el Partenón, el Erecteion y otros grandes edificios. El teatro griego alcanzó su


máxima expresión con las obras trágicas de hombres como Esquilo, Sófocles y Eurípides, y el
autor de comedias Aristófanes. Tucídides y Heródoto fueron famosos historiadores, y el
filósofo Sócrates fue otra figura de la Atenas de Pericles quien hizo de la ciudad un centro
artístico y cultural sin rival.

La edad de oro de Grecia: El Siglo de Pericles (siglo V a.C)

Este político griego consiguió que, bajo su mandato, la ciudad de Atenas viviera sus años de
máximo esplendor. En su honor, el siglo V a. C. recibe con frecuencia la denominación de
«siglo de Pericles»

Vida:

Pericles, nacido hacia 495 a. C., pertenecía a la vieja aristocracia ateniense, tanto por línea
paterna, pues era hijo del general Jantipo, del linaje de los Bouzyges —cuyos orígenes se
remontaban al periodo de los reyes legendarios—, como por parte materna, ya que su madre,
Agariste, descendía de los Alcmeónidas. A pesar de su noble ascendencia, fue educado dentro
de la tradición democrática; su tío materno, Clístenes, apoyó los principios de la legislación de
Solón y se opuso a la tiranía de los Pisistrátidas. Este hombre consiguió, con el apoyo de la
burguesía, instaurar la democracia en Atenas.

Cuando Pericles llegó al poder, Atenas ya llevaba veinte años de tradición democrática.
Pertenecía al partido popular, encabezado por Efialtes, que se enfrentó al consejo del
Areópago, restringiendo sus poderes abusivos y dejando en sus manos únicamente la
administración de justicia en los crímenes de sangre y en los incendios provocados, y la
vigilancia de los templos. En el año 461 a. Efialtes cayó asesinado y fue entonces cuando
Pericles irrumpió en la vida pública, convirtiéndose en el máximo dirigente de la política
ateniense durante un periodo de treinta años.

Pericles fue un hombre refinado, pues no sólo había recibido una educación militar, sino que
también contó con la instrucción de tres grandes maestros. El músico y filósofo Damón fue
siempre un consejero leal en su vida pública, que inspiró a Pericles lo esencial de las medidas
democráticas. Otro de sus maestros fue el filósofo Zenón de Elea, perteneciente a la escuela
de Parménides, e inventor, en opinión de Aristóteles, de la dialéctica. Con el también filósofo

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Anaxágoras de Clazómenas estableció una estrecha relación; se dice que de él aprendió
Pericles la claridad y el rigor.

Pericles supo ganarse al pueblo gracias a su serenidad y a su tacto político. En sus discursos
primaba la elegancia y la compostura. Alejado siempre de las estridencias, dominaba su
carácter, sus gestos y hasta su andar. Esto le proporcionó una clara ventaja a la hora de
lograr apoyos para sus decisiones, puesto que sus intervenciones, muy puntuales y
oportunas, dejaban siempre admirados a todos aquellos que le escuchaban.

Pericles se casó con una mujer de buena familia, algo mayor que él, con la que tuvo dos
hijos. Jantipo, el mayor, murió en una batalla; el pequeño falleció a causa de una epidemia.
Pericles se separó entonces de su esposa. Ya maduro, encontró el amor en una griega
asiática, Aspasia de Mileto, con la que vivió veinte años. Esta mujer, de gran belleza, poseía
una cultura notable, gradas a que no fue educada como era costumbre en la Atenas de la
época, recluida en el gineceo. Se convirtió en la anfitriona de la casa de Pendes, donde solían
darse cita personajes como Fidias, Sócrates, Sófocles o Hipódama de Mileto, que
constituyeron el denominado «círculo de Aspasia».

Política interna

La principal preocupación de Pericles fue el engrandecimiento de Atenas, tanto militar como


culturalmente. Para financiar este objetivo recurrió a la Liga Ático-Délica, una alianza que
reunía a casi todas las islas del mar Egeo. Los fondos de esta confederación eran custodiados
en la isla de Delos. En el año 444 a. C., bajo el pretexto de un ataque persa inminente,
Pericles trasladó el tesoro de Delos a Atenas y dispuso de él para acometer las grandes obras
de la Acrópolis.

Para llevar a cabo su proyecto se rodeó de la elite cultural del momento. Con él trabajaron
artistas de la talla de Fidias, los arquitectos Mnesicles, lctino y Calícrates, y todo un elenco de
hombres ilustres, como Esquilo, Sófocles, Eurípides y Anistófanes, el médico Hipócrates, el
escultor Policleto, Polignoto el muralista y los filósofos Georgias y Sócrates.

Dentro del conjunto de importantes reformas emprendidas en aquellos tiempos por Pendes
destaca la consolidación de la democracia, basada en tres órganos de gobierno: el Tribunal
Popular o heliea, el Consejo de los Quinientos o Bulé y la Asamblea del Pueblo o ekklesia. La
Bulé estaba formada por diez grupos de cincuenta ciudadanos, que representaban a las diez
tribus en que se dividía la población de Atenas. Los miembros eran elegidos por sorteo y
renovados cada año. En este consejo se preparaban las propuestas a debatir en la ekklesia, el
órgano supremo. Esta asamblea estaba integrada por los ciudadanos varones mayores de
edad y censados. La asistencia era libre y remunerada. Cualquiera podía tomar ¡a palabra,
pero solían ser un reducido grupo de oradores los que intervenían, ya que la presentación de

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una propuesta de ley o de una enmienda que resultasen anticonstitucionales, podía acarrear
el procesamiento e, incluso, la condena de su inspirador. Año tras año, Pericles renovó en la
ekklesia, por votación a mano alzada, su cargo de strategós autocrátor, general en jefe de las
fuerzas armadas, obteniendo así ¡a potestad de gobernar Atenas, tanto en política exterior
como interior.

La democracia ateniense era directa y no representativa. El ciudadano no elegía a un


representante que tomaba las decisiones de manera autónoma, sino que intervenía
directamente en el gobierno, como si de una obligación cotidiana se tratara.

Pericles llevó también a cabo otras reformas, como el desarrollo y ampliación de la flota o la
construcción de una muralla que unía la ciudad con el puerto del Pireo (los «muros largos»),
mejorando así la posición defensiva de Atenas. También procuró el acceso gratuito de las
clases más desfavorecidas a los espectáculos, así como la restricción de la ciudadanía a los
varones nacidos de padre y madre atenienses. Esta propuesta de ley se puso más adelante en
su contra, porque tras la muerte de los hijos de su primer matrimonio, el resto de su
descendencia no podía optar a la mencionada categoría, dado que Aspasia no era ateniense.
Finalmente, no pueden dejar de mencionarse las obras de reconstrucción y embellecimiento
de la Acrópolis, emplazamiento donde se erigió el Partenón, un edificio que se ha convertido
en el símbolo de toda una época.

Política exterior

Gracias a su potencial naval, Atenas lideró la Liga Délica, que fue constituida como defensa
ante la amenaza persa y para recuperar las islas y las ciudades asiáticas griegas conquistadas
por las tropas del Gran Rey. Pendes intervino en la política interna de estas localidades, en las
que no aplicó el régimen democrático que imperaba en Atenas. Reprimió con dureza cualquier
intento de secesión. De esta manera, logró crear el Imperio ático.

Entre sus iniciativas coloniales, la más aventurada fue el envío de una expedición a Tarento,
en el sur de Italia, para fundar, bajo la dirección del arquitecto Hipódamo de Mileto, la colonia
modelo de Turi.

Además de luchar contra los persas —con los que firmó, en el año 448, la paz de Calias—, la
Atenas de Pendes hubo de enfrentarse a otro enemigo: Esparta, polis que rivalizaba desde
siempre por el control de la Hélade. Finalmente, en 446 a. C., la paz de los Treinta Años
inauguró un periodo de relativa calma en las relaciones con la ciudad vecina. En estos
momentos se realizaron todas las construcciones de la Acrópolis.

Sin embargo, la tregua duró apenas 15 años. En 441 a. C. Samos tuvo la osadía de atacar
Mileto. La patria de Aspasia. El fracaso de la intervención diplomática puesta en marcha por
Pendes forzó la apertura de hostilidades, que culminaron con el sometimiento militar de

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Samos. Un año después, la ciudad de Potidea, colonia de Corinto, se sublevó, y la metrópoli
corrió en su auxilio. Poco después, Atenas decretaba el bloqueo del comercio de Megara.

Ante tales provocaciones, la Liga del Peloponeso decidió entonces la guerra. Liderada por
Esparta, emprendió una serie de expediciones que culminaron en la invasión y devastación
del Ática. Por consejo de Pericles, todos los habitantes se reunieron tras las murallas de
Atenas, confiando en la superioridad naval de la polis para alcanzar la victoria final. Pero la
peste esquilmó a las gentes hacinadas en la ciudad. Este hecho, unido a la ruinosa situación
económica, provocó la caída en desgracia de Pericles y su círculo de amistades ante los ojos
del pueblo de Atenas. Todos ellos sufrieron procesos judiciales; el propio Pericles fue
destituido de sus cargos y acusado de de fondos. Un año después, en 429 a. C., las cosas
volvieron a su cauce y el nombre de Pericles fue reivindicado nuevamente. No obstante,
también el político cayó víctima de la peste.

Por otra parte, la guerra del Peloponeso prosiguió. En 404 a. C. la ciudad de Atenas se vio
forzada a capitular. Sus fortificaciones fueron destruidas y el Imperio creado por la polis
aniquilado. Así terminó la época dorada de los atenienses.

Porque el siglo de oro:

Para resumir el esplendor artístico y literario de Atenas basta enumerar los grandes nombres
que ilustraron el sigla de Pendes. Entre los poetas trágicos, se cuentan Esquilo, Sófocles y
Eurípides; entre los cómicos, Aristófanes; entre los historiadores, Herodoto, Tucídides y
Jenofonte. El arquitecto Ictino construyó el Partenón; Calímaco, el Erecteión, Fidias esculpió la
Atena y el Zeus de Olimpia, Polignoto pintó el Pecile; a Mirón, escultor del Discóbolo, sucedió
Praxistcles, escultor de Hermes.

Tucídides censuró a Pericles que hubiera empleado el tesoro de la liga jónica en cosas
diferentes a las que estaba destinado (la guerra contra los persas), tal como el
embellecimiento de Atenas. Pendes respondió que Atenas había libertado a Jonia de los
persas, y que poseyendo el mar Egeo, había llenado el fin propuesto en la confederación. Se
recurrió al voto del ostracismo para dilucidar la cuestión, y el pueblo votó el destierro de
Tucídides.

Pericles pudo entonces llevar adelante, sin estorbo, los grandes proyectos que hicieron de su
tiempo el siglo del arte y de la poesía. Hipodamo de Mileto trazó el plano de una ciudad
regular en el sitio que ocupa el Pireo; una nueva muralla paralela a la primitiva fortificación
completó las defensas de Atenas por la parte de tierra; el Acrópolis se cubrió de magníficos
monumentos dirigidos por los arquitectos Ictino, Calícrates, Corebo y Mnesicles, bajo la
vigilancia de Fidias; al lado de las admirables estatuas de éste, la pintura se elevó con
Polignoto a las más altas concepciones artísticas, y así también la poesía, çon Sófocles y

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Eurípides. Esas magníficas construcciones solo costaron 3000 talentos y 12 años de trabajo
(444-432 a.C.), el tesoro del Acropolis y los ingresos anuales de Atenas bastaron para ello, y
aun pudo constituir Pericles una reserva de 6000 talentos.

Una multitud de filósofos atrajo infinidad de discípulos. Para prepara! a los oradores a la
elocuencia, hubo profesores de retórica, llamados sofistas, que enseñaron el arte de tratar
todos los asuntos, brillando por encima de todos ellos el gran espíritu de Sócrates. Pendes
podía decir con razón que Atenas era « la escuela de Grecia

Grecia, pese a sus continuas guerras, fue la cuna de una extraordinaria cultura. Los
escultores griegos Fidias y Praxiteles nunca fueron superados. El que sube a la Acropolis
ciudad alta descubre la armonía perfecta de las líneas puras en la esbeltez de las columnas
que, a pesar de estar semiderruidas aun ofrecen un espectáculo de maravilla

Las letras y las artes brillaron durante el siglo de Pericles, Esquilo primer gran poeta
dramático de Atenas dio a conocer sus ultimas producciones en el preciso instante en que
Pericles empezaba a imponerse; se destacaron también Sófocles, Aristófanes, Herodoto
(padre de la historia).

Hipócrates fundó la ciencia médica basada en principios que aun hoy permanecen en vigor

Las artes del siglo de Pericles fue labrada más que por una simple administración, por el
resplandor de las letras y las artes, cuyas ruinas aun dan la impresión de que jamás mortal
alguno estuvo tan próximo a la perfección de la belleza, con la ayuda de Fidias ilustre artista
elevó magníficos templos como el Partenón, los Propíleos y el Odeón. En ciertos pórticos de
Atenas y de Delfos, podían contemplarse maravillosas pinturas de Polignoto, Zeuxis y Apeles
considerados como los pintores más celebres de Grecia.

Guerra del Peloponeso

A pesar de la excelente situación interna de la ciudad, la política exterior de Atenas no era


buena. Surgieron fricciones entre los descontentos miembros de la Liga de Delos, supervisada
por Atenas; Esparta además envidiaba tal esplendor. Desde el 550 a. C. se había fundado
otra liga entre las ciudades del Peloponeso dominada por Esparta. Esta Liga del Peloponeso
empezó a oponerse a Atenas activamente. En el 431 a. C., se produjo el enfrentamiento entre
Atenas y Esparta con motivo de la ayuda ateniense a Corcyra (hoy Corfú) durante la disputa
que ésta mantenía con Corinto, aliado de Esparta.

La Guerra del Peloponeso, sostenida entre las dos grandes confederaciones, duró hasta el
404 a. C. y concluyó con el establecimiento de la hegemonía espartana sobre Grecia. Al final
de la guerra, Esparta promovió la oligarquía llamada de los Treinta Tiranos para gobernar
Atenas. Se crearon similares cuerpos regentes en las ciudades e islas de Asia Menor.

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Pronto el dominio espartano se mostró más duro y opresivo que el de Atenas. En el 403 a. C.,
los atenienses, bajo Trasíbulo, se sublevaron y expulsaron a la guarnición espartana que
había apoyado a los oligarcas, y restauraron la democracia y la independencia. Otras ciudades
griegas también se rebelaron contra la hegemonía espartana.

Predominio de Esparta y Tebas

Esparta: Logrado el triunfo, Lisandro apareció como todo poderoso y estableció por doquier
gobiernos aristocráticos iguales a los de Esparta entregó el poder en Atenas a los treinta
tiranos.

Los proyectos revolucionarios internos causaron la ruina de Lisandro que fue destituido por los
Éforos y luego los treinta tiranos no tardaron en volverse odiosos por sus crueldades y
proscripciones. Trasíbulo desterrado ateniense recuperó la ciudad y restableció la democracia.

Tebas: Esparta no disfrutó mucho de su predominio; Tebas ciudad que hasta entonces
desempeñaba un papel secundario en Grecia se levantó contra Esparta.

Dos hombres de talento Pelópidas y Epaminondas se encargaron de esta lucha desigual y le


dieron a su patria un momento de inmortal grandeza. En el año 371 Esparta fue vencida en
Leuctra y mientras Pelópidas invadía tres veces consecutivas el Peloponeso, Epaminondas
hacia sentir su potencia en Tesalia y Macedonia.

Pelopidas fue muerto el 364 y Epaminondas que había invadido por cuarta ves el Peloponeso
logrando otra resonante victoria en Mantinea encontró también la muerte en el escenario del

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triunfo. Con la desaparición de estos ilustres jefes Tebas perdió su grandeza luego sobrevino
una especie de acuerdo entre Esparta, Tebas y Atenas que les permitió disfrutar de la paz.

Nuevas alianzas

Los estados griegos empezaron a buscar por separado la ayuda de su tradicional enemigo,
Persia. En el 399 a. C., los ejércitos persas saquearon la costa de Asia Menor, provocando que
Esparta enviara un ejército. Aunque éste tuvo cierto éxito, se vio obligado a regresar en el
395 a. C. para hacer frente a la coalición de Argos, Atenas, Corinto y Tebas. El conflicto que
siguió, las Guerras Corintias, continuó por medio de pequeñas contiendas y escaramuzas
hasta el 387 a. C., cuando Esparta, aliada de Persia, impuso la Paz de Antálcidas sobre sus
discrepantes estados súbditos. Según las condiciones del asentamiento persa-lacedemonio, se
cedía toda la costa oeste de Asia Menor a Persia y se otorgaba la autonomía a las ciudades-
estado de Grecia. A pesar del acuerdo, Esparta invadió Tebas en el 382 a. C. y tomó la ciudad
de Olinto, al norte.

El general de Tebas Pelópidas, respaldado por Atenas, dirigió tres años después un
levantamiento que expulsó a las fuerzas de ocupación espartanas. La guerra entre Esparta y
Atenas, aliada con Tebas, continuó y llegó a su fin con la batalla de Leuctra, en el 371 a. C.,
en la que los tebanos, al mando de Epaminondas, derrotaron por completo a sus enemigos y
pusieron fin definitivamente a la dominación espartana. Tebas, en virtud de su victoria, se
convirtió en el primer estado de Grecia, e inauguró un periodo de malestar civil y miseria
económica resultado de las luchas previas. Atenas, en concreto, se negó a someterse a la

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supremacía de Tebas y, en el 369 a. C., se alió con Esparta. Para mayor inseguridad, la
hegemonía de Tebas dependía principalmente de la brillante regencia de Epaminondas y
cuando éste murió, en la batalla de Mantinea (362 a. C.), Tebas se vio privada de su breve
hegemonía.

Supremacía de Macedonia

Durante este periodo de luchas por la hegemonía en Grecia, Macedonia, al norte de Tesalia,
comenzaba su política de expansión. Filipo II, rey de Macedonia en el 359 a. C., gran
admirador de la civilización griega, era consciente de su gran debilidad y la falta de unidad
política macedonia. Inmediatamente después de subir al trono, Filipo anexionó las colonias
del sur de Grecia, en la costa de Macedonia y Tracia, y se propuso convertirse en el dueño de
la península. Su astucia en las artes políticas y el apoyo de las fuerzas macedonias
contribuyeron al logro de sus ambiciones, a pesar de la oposición de muchos políticos griegos,
liderados por el ateniense Demóstenes.

En el 338 a. C. Filipo derrota al ejercito griego en Queronea era lo suficientemente poderoso


como para convocar un congreso de todos los estados griegos, en el que reconocieron la
superioridad de Macedonia en la península y nombraron a Filipo comandante en jefe de las
fuerzas griegas. Un año después, un segundo congreso declaraba la guerra a Persia, su
enemigo tradicional. Filipo empezó a preparar la campaña en Asia, pero fue asesinado en el
336 a. C. Su hijo, Alejandro III el Magno, de veinte años, se convirtió en su sucesor.

Alejandro III el Magno (356-323 a. C.), rey de Macedonia (336-323 a. C.), conquistador
del Imperio persa, y uno de los líderes militares más importantes del mundo antiguo.

Su nacimiento coincidió con extraños sucesos. Ese día mientras Eróstrato, un loca, incendiaba
uno de los más celebres santuarios, una de las maravillas del mundo. El templo de Diana en
Efeso, Filipo II recibía la noticia de tres victorias en los juegos olímpicos.

Las primeras conquistas

Alejandro nació en Pela, la antigua capital de Macedonia; era hijo de Filipo II, rey de
Macedonia, y de Olimpia, princesa de Epiro. Aristóteles fue su tutor, enseñándole retórica y
literatura, y estimuló su interés por la ciencia, la medicina y la filosofía. En el verano del año
336 a. C. Filipo fue asesinado y Alejandro ascendió al trono de Macedonia. Se encontró
rodeado de enemigos y se vio amenazado por una rebelión en el extranjero. Alejandro ordenó
la ejecución de todos los conspiradores y enemigos nacionales.

Marchó sobre Tesalia, donde los partidarios de la independencia habían obtenido el control, y
restauró el dominio macedónico. Hacia finales del verano del 336 a. C. había restablecido su
posición en Grecia y un congreso de estados en Corinto lo eligió comandante del Ejército

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griego para la guerra contra Persia. En el 335 a. C. dirigió una campaña brillante contra los
rebeldes tracios cerca del río Danubio. A su regreso a Macedonia, reprimió en una sola
semana a los hostiles ilirios y dardanelos cerca del lago Pequeño Prespa y después se dirigió
hacia Tebas, que se había sublevado. Tomó la ciudad por asalto y arrasó sus edificios,
respetando sólo los templos y la casa del poeta lírico Píndaro, esclavizando a unos treinta mil
habitantes capturados. La rapidez de Alejandro en reprimir la sublevación de Tebas facilitó la
inmediata sumisión de los otros estados griegos.

La creación de un imperio

Alejandro comenzó su guerra contra Persia la primavera del 334 a. C. al cruzar el Helesponto
(actualmente Dardanelos) con un ejército de unos 365.000 hombres de Macedonia y de toda
Grecia; sus oficiales jefes eran todos macedonios, incluidos Antígono (más tarde Antígono
Monoftalmos), Tolomeo (más tarde Tolomeo I) y Seleuco (más tarde Seleuco I). En el río
Gránico, cerca de la antigua ciudad de Troya (en la actual Turquía), atacó a un ejército de
40.000 persas y griegos hoplitas (mercenarios). Sus fuerzas derrotaron al enemigo y, según
la tradición, sólo perdió 110 hombres; después de esta batalla, toda Asia se rindió. Al parecer,
en su camino a través de Frigia cortó con su espada el nudo gordiano. Continuó avanzando
hacia el sur y se encontró con el ejército principal persa, bajo el mando de Darío III, en Isos,
en el noroeste de Siria. Según la tradición, el ejército de Darío se estimaba en 500.000
soldados, cifra que hoy es considerada exagerada. La batalla de Isos, en el año 333 a. C.,
terminó con una gran victoria de Alejandro. Aunque cortó la retirada, Darío huyó,
abandonando a su madre, esposa e hijos a Alejandro, quien les trató con respeto debido a su
condición de familia real. Tiro, un puerto marítimo muy fortificado, ofreció una resistencia
obstinada, pero Alejandro lo tomó por asalto en el 332 a. C. después de un asedio de siete
meses. Seguidamente, Alejandro capturó Gaza y después pasó a Egipto, donde fue recibido
como libertador. Estos acontecimientos facilitaron el control de toda la línea costera del
Mediterráneo. Más tarde, en el 332 a. C., fundó en la desembocadura del río Nilo la ciudad de
Alejandría, que se convirtió en el centro literario, científico y comercial del mundo griego.
Cirene, la capital del antiguo reino de Cirenaica, en el norte de África, se rindió a Alejandro en
el 331 a. C., extendiendo sus dominios a todo el territorio de Cartago.

En la primavera del 331 a. C. Alejandro hizo una peregrinación al gran templo y oráculo de
Amón-Ra, el dios egipcio del Sol a quien los griegos identificaron con Zeus. Se creía que los
primeros faraones egipcios eran hijos de Amón-Ra, y Alejandro, el nuevo dirigente de Egipto,
quería que el dios le reconociera como su hijo. La peregrinación tuvo éxito, y quizá confirmara
la creencia de Alejandro en su propio origen divino.

29
Dirigiéndose de nuevo hacia el norte, reorganizó sus fuerzas en Tiro y salió hacia Babilonia
con un ejército de 40.000 infantes y 7.000 jinetes. Cruzó los ríos Éufrates y Tigris y se
encontró con Darío al frente del ejército persa, el cual, según informes exagerados, llevaba un
millón de hombres, cantidad que no impidió que sufriera una derrota devastadora en la
batalla de Arbela (Gaugamela) el 1 de octubre del 331 a. C. Darío huyó al igual que hizo en
Isos y un año más tarde fue asesinado por uno de sus propios colaboradores. Babilonia se
rindió después de Gaugamela, y la ciudad de Susa, con sus enormes tesoros, fue igualmente
conquistada.

Alejandro Magno: la batalla de Gaugamela

La batalla de Gaugamela se planteó casi como una partida de ajedrez, en la que cualquier
movimiento era crucial; y no sólo estratégicamente, sino también moralmente. Alejandro
Magno marchó de noche a ritmo forzado hasta situarse a apenas 5 kms. de las tropas persas.
Sabiendo que en sus tropas había espías persas, hizo correr el rumor de que atacarían esa
misma noche, sin descansar. Los persas fueron informados oportunamente por sus espías, y
se mantuvieron en pie toda la noche esperando el ataque. Sin embargo, Alejandro aguardó y
sus tropas descansaron. Por la mañana, los macedonios estaban más descansados. Aún así,
antes de atacar, Alejandro, a lomos de su fiel caballo Bucéfalo, cabalgó frente a sus hombres
y tras arengarlos se dirigió directamente a Zeus.

Él era su hijo, clamó, hijo de un Dios, y la victoria tenía que estar con él, porque ningún dios
podía perder. La moral macedonia al oír esas palabras subió. Se lanzaron a la carga utilizando
la clásica formación oblicua de Epanimondas, la cual esperaban los persas que empezaron a
rodearlos; sin embargo, para desesperación persa, la línea oblicua empezó a desplazarse

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hacia la derecha atacando uno de los lados persas. Se vieron sorprendidos y mandaron a la
caballería asiática contra el flanco derecho macedonio. Estos se colocaron en cuña, atrayendo
hacia sí a los carros falcados (carros que en sus ruedas llevan instrumentos cortantes), y
cuando éstos llegaron se situaron en columnas, de modo que los carros pasaron por medio sin
apenas hacer daño. Las lanzas volaron por el aire hasta clavarse sobre las aurigas persas y su
caballería. Fue una carnicería que terminó por ahuyentar a toda la caballería persa del flanco
derecho macedonio.

En el otro lado, los macedonios avanzaban, y Darío envió un gran grupo de caballería para
envolver todo el ala izquierda de Alejandro, dejando así desguarnecido todo el centro del
ejército persa. Era el momento que Alejandro esperaba. Había utilizado el señuelo de atacar
las bandas para que los persas concentraran sus fuerzas en los lados dejando con menos
defensas su centro. El Magno se lanzó a la carga con sus mejores hombres que habían
quedado atrás. A sus flancos le protegía su propia caballería mientras él avanzaba por el
centro, furibundo contra Darío directamente. Aún así, previendo que pudieran sobrepasar sus
flancos, como así ocurrió, la columna central se dividió en dos, de modo que la retaguardia se
volvió contra los persas que intentaban atacarle a sus espaldas.

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Una vez más, Alejandro Magno había demostrado tener todos los movimientos posibles de
aquella partida de ajedrez perfectamente estudiados, y además, tenía un ejército que
ejecutaba al momento y con maestría todas sus órdenes.

Los persas huyeron en desbandadas al verse sobrepasado sus líneas, e incluso su rey, Darío,
huyó cobardemente. Más de 100 kilómetros estuvo persiguiendo al rey persa que tanto le
había decepcionado al huir de ese modo. Sin embargo, la muerte del rey Darío III, asesinado
por uno de sus sátrapas, Bassos, para evitar que se rindiera, privó a Alejandro de darle caza.

La victoria de Gaugamela fue importantísima en la Historia de la Humanidad. Grecia se había


unido a oriente. La cultura helénica con la oriental. El legado de Babilonia, de Egipto, de
Mesopotamia, cayó bajo manos griegas y se unificó una gran parte del mundo bajo un
Imperio que sentó las bases de una nueva civilización. En Susa se representó la boda de
Oriente con Occidente, se unificó la economía, se creó un mercado grandioso, el avance
comercial fue el impulso que necesitaba Europa…

Lo ocurrido después de la batalla de Gaugamela quizás fuera una locura o no. Pues el propio
Alejandro quiso continuar con sus conquistas adentrándose en Afganistán, en la India e
incluso se plantéo llegar hasta la misma China. Pero sus hombres estaban extenuados. Eran
muchos años lejos de sus tierras, de sus gentes, y el motín de sus tropas se hacía cada vez
más patente. Alejandro parecía haber enloquecido con sus propias victorias. Y sus ideales,
según los que con tanto ánimo le seguían, se perdían y confundían con las costumbres
orientales. Se le acusó de olvidar sus raices, tan puras, tan perfectas y mezclarla con sangre
de “inferior calidad”… las tensiones a su alrededor enturbiaron sus muchos años de
conquistas.

A los 33 años, Alejandro murió víctima del paludismo… o al menos , eso afirmaron, porque su
muerte estuvo rodeada de muchas leyendas, e incluso el sitio donde se encuentra su cadáver
es aún un misterio para el Mundo.

Una vez más, la soberbia, la avaricia rompió lo que tanto había costado conseguir. El Imperio
se desmembró; la mujer y los hijos de Alejandro fueron asesinados, y las tierras conquistadas
se repartieron entre sus generales, Seleuco, Lisímaco, Ptolomeo, Antígono y Casandro. Fue la
época de los Reinos Helenísticos… pero esa… esa es otra Historia.

Más tarde, hacia mitad del invierno, se dirigió a Persépolis, la capital de Persia. Después de
robar los tesoros reales y apropiarse de un rico botín, quemó la ciudad, lo cual completó la
destrucción del antiguo Imperio persa. El dominio de Alejandro se extendía a lo largo y ancho
de la orilla sur del mar Caspio, incluyendo las actuales Afganistán y Beluchistán, y hacia el
norte a Bactriana y Sogdiana, el actual Turkestán ruso, también conocido como Asia central.

32
Sólo le llevó tres años, desde la primavera del 330 a. C. hasta la primavera del 327 a. C.,
dominar esta vasta zona.

Para completar la conquista del resto del Imperio persa, que en tiempos había incluido parte
de la India occidental, Alejandro cruzó el río Indo en el 326 a. C. e invadió el Punjab,
alcanzando el río Hifasis (actual Bias); en este punto los macedonios se rebelaron, negándose
a continuar. Entonces Alejandro construyó una flota y bajó navegando el Hidaspo (llamado
Hydaspes por los griegos, donde derrotó al dirigente indio Poros en el 326 a. C.) hacia el
Indo, alcanzando su delta en septiembre del 325 a. C. La flota continuó hacia el golfo Pérsico.
Con su ejército, Alejandro cruzó el desierto de Susa en el 324 a. C. La escasez de comida y
agua durante la marcha había causado varias pérdidas y desacuerdos entre sus tropas.
Alejandro pasó aproximadamente un año organizando sus dominios e inspeccionando
territorios del golfo Pérsico donde conseguir nuevas conquistas. Llegó a Babilonia en la
primavera del 323 a. C., pero en junio contrajo fiebres y murió. Dejó su Imperio, según sus
propias palabras, "a los más fuertes" este ambiguo testamento provocó terribles luchas
internas durante medio siglo.

El legado de Alejandro

Alejandro fue uno de los mayores conquistadores de la historia, destacó por su brillantez
táctica y por la velocidad con la que cruzó grandes extensiones de terreno. Aunque fue
valiente y generoso, supo ser cruel y despiadado cuando la situación política lo requería,
aunque cometió algunos actos de los que luego se arrepintió, caso del asesinato de su amigo
Clito en un momento de embriaguez. Como político y dirigente tuvo planes grandiosos; según
muchos historiadores abrigó el proyecto de unificar Oriente y Occidente en un imperio
mundial, una nueva e ilustrada hermandad mundial de todos los hombres.

Hizo que unos 30.000 jóvenes persas fueran educados en el habla griega y en tácticas
militares macedónicas y les alistó en su Ejército. Él mismo adoptó costumbres persas y se
casó con mujeres orientales: con Estatira (o Stateira; que murió hacia el 323 a. C.), la hija
mayor de Darío III, y con Roxana (que murió hacia el 311 a. C.), hija del sátrapa de Bactriana
Oxiartes; además animó y sobornó a sus oficiales para que tomaran esposas persas. Poco
después murió. Alejandro ordenó que las ciudades griegas le adoraran como a un dios.
Aunque probablemente dio la orden por razones políticas, según su propia opinión y la de sus
contemporáneos, se le consideraba de origen divino. Tras su muerte, la orden fue en gran
parte anulada.

Para unificar sus conquistas, Alejandro fundó varias ciudades a lo largo de su marcha, muchas
se llamaron Alejandría en honor a su persona; estas ciudades estaban bien situadas, bien
pavimentadas y contaban con buenos suministros de agua. Eran autónomas pero sujetas a
los edictos del rey. Los veteranos griegos de su Ejército al igual que soldados jóvenes,

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negociantes, comerciantes y eruditos se instalaron en ellas y se introdujo la cultura y la
lengua griega. Así, Alejandro extendió ampliamente la influencia de la civilización griega y
preparó el camino para los reinos del periodo helenístico y la posterior expansión de Roma.

Periodo helenístico

Cuando Alejandro murió, los generales macedonios iniciaron entre ellos el reparto de su vasto
imperio. Los desacuerdos surgidos por esta división provocaron una serie de guerras entre los
años 322 a. C. y 275 a. C., muchas de las cuales tuvieron lugar en Grecia. Por ello, una de las
características de este periodo que abarca desde la muerte de Alejandro hasta la conversión
de Grecia en provincia romana en el 146 a. C., fue el deterioro como entidades políticas de las
ciudades-estado griegas, además del progresivo declive de la independencia política en
conjunto.

No obstante, el periodo helenístico estuvo marcado por el triunfo de Grecia como fuente de
cultura y, como resultado de las conquistas de Alejandro, se adoptó su estilo de vida en todo
el mundo antiguo.

Los diádocos

Se cuenta que, a la pregunta hecha a Alejandro, antes de su muerte, sobre la sucesión del
Imperio, respondió que lo dejaba "al más digno"; y se asegura igualmente que una de sus
últimas frases fue que "sus funerales serían sangrientos". Los generales de Alejandro, en
número de 34, se distribuyeron las satrapías del gran imperio, pero sus contrapuestas
ambiciones determinaron una solución de compromiso, según la cual, quedó nombrado
regente del Imperio un hermanastro de Alejandro, llamado Filipo Arrideo, hasta que llegara a
mayor de edad el hijo del gran caudillo, cuyo nacimiento era inminente. Nació, en efecto, el
único hijo de Alejandro, que recibió el mismo nombre y fue nombrado corregente hasta su
mayoría de edad. Pero entre los generales -los llamados "diádocos" (sucesores o herederos)-
pronto surgieron conflictos.Los más señalados de éstos fueron Pérdicas y Crátero, que
actuaron como primeros ministros de todo el Imperio; Antípater, que gobernó Macedonia y
Grecia; Ptolomeo Lagos, en Egipto; Eumenes, en Capadocia y Paflagonia; Antígono, en Frigia,
Licia y Pamfilia, y Lisímaco, en Tracia.

El papel más difícil correspondió, al principio, a Antípater, porque los griegos tomaron la
muerte de Alejandro como señal de liberación, y dirigidos por Atenas intentaron la vuelta al
particularismo. La reacción fue tan intensa en la gran ciudad ática que movió, como ya se
dijo, a Aristóteles a buscar la salvación en Calcis donde murió al año siguiente de la muerte
de Alejandro. En este mismo año 322 a. J. C. Antípater destrozaba a las ciudades
confederadas en Crannón y Demóstenes, desesperando de conseguir la independencia de

34
Atenas, se suicidaba.En 321 murieron Pérdicas y Crátero, Antípater ocupó su lugar, como más
calificado general, pero dos años después moría también el viejo militar con lo que
aumentaron las complicaciones, ya que el regente Filipo Arrideo murió asesinado juntamente
con su esposa Eurídice. Antígono se alzó entonces con lo poco que quedaba del poder central
y habiéndose apoderado del tesoro real, aspiró al mando único.

Esta tentativa de unidad produjo la reacción de los demás generales que se coaligaron contra
él dando comienzo a una larga y confusa lucha que duró casi medio siglo, hasta el año 281 a.
J. C. en que murió el último general de Alejandro, Seleuco, el postrero de los diádocos.
Episodio importante de esta lucha fue la batalla de Pisos, en Frigia, el año 301 antes de
Jesucristo, en la que Seleuco y Lisímaco vencieron y mataron a Antígono, lo que dio paso a
una primera división del imperio de Alejandro en cuatro reinos.

Casandro se apoderó de Macedonia y Grecia muriendo cuatro años más tarde y siendo
arrojados sus hijos del trono por Demetrio Poliorcetes, hijo de Antígono, que estableció en
aquel país la dinastía llamada de los Antigónidas. Tracia y Asia Menor constituyeron otro reino
donde gobernó Lisímaco, durante unos veinte años, al término de los cuales parte del mismo
se incorporó a Macedonia y parte de Asia.

Seleuco originó otra dinastía llamada de los Seléucidas, a quien correspondió el mayor lote
del formidable imperio alejandrino: un vasto territorio constituido por veinte naciones
distintas en raza, lengua y religión que sumaban más de 30 millones de habitantes.

Egipto, desde el año 306 a. J.C. constituyó un reino separado bajo el mando de otro
"diádocos", Ptolomeo Lagos, fundador de la dinastía de los Lágidas, la cual rigió durante casi
tres siglos el país hasta la dominación romana.Si la época de los diádocos fue turbulenta, no
lo fue menos la llamada de los "epígonos" (los nacidos después), es decir, los sucesores de

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los generales compañeros de Alejandro que se habían repartido su imperio. El más estable fue
el de Egipto. Alejandría, su capital, fue una de las columnas más firmes de la llamada cultura
helenística. La Macedonia de los Antigónidas tuvo que luchar al principio en varios frentes:
por el Norte, una invasión de galos o gálatas en 279 fue detenida por Antígono Gónatas, hijo
de Demetrio Poliorcetes y su sucesor en el trono; por el Sur, con la Liga aquea que, en forma
de organización religiosa intentaba vivificar el provincialismo de las antiguas ciudades griegas
independientes. Rival de esta Liga aquea fue la Liga etolia, que entró en conflicto con la
anterior, dando ocasión con ello a la intervención de Macedonia, siempre imperialista. Pero el
enemigo más importante vino del Oeste, y fue Roma, que tras haber aniquilado a Cartago a
finales del siglo III a. J. C. y haber organizado en su consecuencia el dominio del
Mediterráneo occidental iba a lanzarse sobre el oriental. Los dos últimos reyes antigónidas
fueron Filipo V, derrotado por los romanos en Cinoscéfalos (197 a. J. C.), y su hijo Perseo,
asimismo vencido por el nuevo gran poder mundial en la batalla de Pidan (167 antes de
Jesucristo), con la que desapareció Macedonia del concierto de las naciones libres. Fuera de
este reino, hubo un fugaz Estado en el Epiro, bajo el gobierno del rey Pirro, que se decía
descendiente de Aquiles.

Los Seléucidas, cuyo imperio ya se ha dicho que fue el mayor de los formados a la muerte de
Alejandro, gobernaron poco menos que los Lágidas (hasta el año 69 a. J. C.), pero salvo
algunos grandes conquistadores, su reino se fue desmembrando dando lugar a Estadículos
que resultaron fácil presa de los romanos. El fundador, el ya citado Seleuco, fue llamado
Nikator (vencedor) y fundó una ciudad, Antioquia, así denominada en honor a su padre
Antíoco, y que fue una de las tres ciudades de la cultura helenística. Su sucesor, Antíoco I
Soter (Salvador), hubo de detener la invasión de los gálatas que, vencidos en Grecia, se
habían trasladado a Asia Menor; pero esta invasión facilitó la formación de pequeños Estados
independientes que se consolidaron en los reinados de los sucesores de Antíoco I: Antíoco II
Teso (el dios), Seleuco II Pogon (El barbudo) y Seleuco III. Antíoco III (223-186), el Grande,
fue un soberano importante que pensó en la restauración del viejo imperio alejandrino, pero
si fue afortunado en sus campañas en Oriente y en sus luchas con los Lágidas, topó con los
romanos, que ya se habían deshecho de su rival cartaginés, y fue vencido por éstos en las
Termópilas (191 a. J. C.), y decisivamente en Magnesia (190), teniendo que aceptar la
humillante paz de Apamea (188) que dejaba reducido su dominio a poco más de Siria. Un
nuevo momento de esplendor se produjo en el reinado de Antíoco IV Epifanes (174-164), que
intentó la helenización completa de su reino, engrandeció Antioquia y persiguió a los judíos
sustituyendo el culto de Jahvé por el de Zeus, lo que provocó la larga guerra de los Macabeos.
Antíoco VII Sidetes (138-129 a. J. C.) fue también un rey guerrero que recuperó su dominio
de la Mesopotamia, pero fue vencido y muerto por los partos (sucesores de los persas) en un
desfiladero del Zagros. El último rey de los seleúcidas fue Antíoco XIII Asiático (69-64 antes
de Jesucristo), vencido por el general romano Pompeyo.

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De los reinos establecidos por los generales de Alejandro, los más importantes eran los de
Siria, bajo la dinastía Seléucida, y Egipto, bajo la Tolemaica. La capital del Egipto tolemaico,
Alejandría, fundada por Alejandro en el 332 a. C., se convirtió en foco de rivalidades
culturales, a veces superando la importancia de Atenas en ese campo. Cada rincón del mundo
heleno se dedicó al cultivo de las artes y las actividades intelectuales. Algunos sabios, como
los matemáticos Euclides y Arquímedes, los filósofos Epicuro y Zenón de Citio y los poetas
Apolonio de Rodas y Teócrito, pertenecen a esta época.

En el 290 a. C., las ciudades-estado de Grecia central se unieron en la Liga Etolia, una
poderosa confederación militar que había sido inicialmente organizada bajo el reinado de
Filipo II por las ciudades de Etolia para su mutua protección. Una segunda organización de
similares características, la Liga Aquea, se convirtió en el 280 a. C. en la confederación
suprema de las ciudades al norte del Peloponeso. Más tarde se unieron otras ciudades.
Sendas alianzas estaban destinadas a proteger al resto de los estados griegos del dominio del
reino de Macedonia.

La Liga Aquea se hizo mucho más poderosa que su rival e intentó conseguir el control de toda
Grecia. Encabezada por el general y político Arato de Sición, inició un conflicto con Esparta
que no se había aliado con ninguna de las dos.

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La Liga fue inicialmente vencida, pero, contradiciendo su primera intención, pidió ayuda
militar a Macedonia; la Liga consiguió vencer entonces a Esparta, pero a costa de caer bajo el
dominio de Macedonia.

Dominación romana

En el 215 a. C. Roma empezó a interferir en los asuntos de Grecia. Filipo V de Macedonia se


alió con Cartago contra Roma, pero los romanos, con el apoyo de la Liga Etolia, vencieron a
las fuerzas macedonias en el 206 a. C., y consiguieron importantes posiciones en Grecia.
Roma, apoyada por ambas ligas, derrotó nuevamente a Filipo V en el 197 a. C. en la batalla
de Cinoscéfalos, y Macedonia, totalmente sometida, aceptó pactar la paz con Roma y
reconocer la independencia de los estados griegos, los cuales, sin embargo, sólo cambiaron
un dominador por otro. En un último intento desesperado por liberarse, los miembros de la
Liga Aquea resistieron a las demandas de Roma en el 149 a. C. Hubo una nueva guerra que
terminó con la destrucción de Corinto a manos de las legiones romanas en el 146 a. C. Las
Ligas Etolia y Aquea fueron disueltas y Grecia fue anexionada en su totalidad por Roma, que
creó la provincia romana de Macedonia, cuyo procónsul extendía su autoridad al resto de
Grecia. Sólo Atenas, Esparta y Delfos escaparon a esta situación, convirtiéndose en ciudades
federadas.

Grecia romana

Durante los sesenta años posteriores al 146 a. C., Roma administró Grecia. En el 88 a. C.,
cuando Mitrídates VI Eupátor, rey del Ponto, empezó su campaña para conquistar los
territorios controlados por los romanos, se encontró con que muchas ciudades griegas
apoyaban a un monarca asiático que les había prometido ayudarles a recuperar su
independencia. Las legiones romanas, bajo el mando de Lucio Cornelio Sila expulsaron a
Mitrídates de Grecia y sofocaron la rebelión saqueando Atenas, en el 86 a. C., y Tebas un año
después. Roma castigó duramente a las ciudades rebeldes y las campañas realizadas en suelo
griego dejaron el centro de Grecia en ruinas. Atenas seguía siendo foco intelectual y de la
filosofía, pero su comercio prácticamente desapareció. En el 22 a. C., el primer emperador
romano, Augusto, separó Grecia de Macedonia e hizo de la primera la provincia de Aquea.

Las Primeras Explicaciones Racionales o Científicas del Mundo:

Los griegos inauguraron un modo de pensar sobre la naturaleza, a la que consideraron un


objeto sobre el que podían investigar. El origen del mundo y los fenómenos meteorológicos,
por ejemplo, eran temas que otros pueblos habían explicado por medio de la acción de los
dioses. Los griegos pensaron que los hombres, los dioses, el mundo, todo formaba parte de

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un universo unificado, en el que las cosas se ubicaban en un orden armónico. Y que este
orden, este cosmos, podía ser comprendido por la inteligencia humana. Observando los
fenómenos cotidianos, los hombres podían comprender el origen y el orden del mundo.
Aunque fueron religiosos, los griegos se atrevieron a buscar respuestas sin recurrir
necesariamente a las misteriosas acciones de los dioses.

¿Por qué fue que este intento de explicar el mundo por medio del razonamiento se originó en
Grecia? Una respuesta posible puede surgir si relacionamos el razonamiento con los ideales
políticos de los griegos. La organización democrática de las polis se basaba en la participación
de los ciudadanos. El ciudadano participaba de la vida pública y así gobernaba su vida y la de
la comunidad. Era lógico, entonces, que sucediera algo similar con el conocimiento del
mundo. Cada ciudadano, por su propio razonamiento, podía conocer lo que antes estaba
reservado al reducido núcleo de los sacerdotes. La asamblea de ciudadanos era el lugar en el
que se podían debatir todos los temas, abiertamente y sin intermediarios. De este modo, las
explicaciones racionales del mundo permitieron democratizar el conocimiento. La razón y la
democracia pusieron a los hombres más cerca del control de la naturaleza y de sus propias
vidas.

Las Ciencias en la Grecia Antigua:

El contacto de Grecia con las civilizaciones vecinas de Egipto y Mesopotamia va a resultar


determinante para la evolución de su ciencia, superando en la mayor parte de los campos a
sus maestros.

Sería muy prolijo enumerar todos los hallazgos científicos logrados por los griegos, incluidos
los de! esplendoroso periodo helenístico de Alejandría. Si las manifestaciones artísticas
revelan no sólo un gusto exquisito, una atención hacia la belleza, sino un despliegue
extraordinario de la inteligencia, ésta debía manifestarse también en la búsqueda de la
verdad, en la interpretación de los fenómenos físicos, geográficos, etc.

La Matemática, que es la base de todo conocimiento científico, fue cultivada de un modo


especial por la escuela filosófica que acaudillaba Pitágoras. Tanto en Geometría (recuérdese el
famoso teorema que lleva su nombre y que permite resolver los triángulos rectángulos) corno
en Aritmética, los números y las líneas ocuparon un lugar muy importante en sus
especulaciones.

En época posterior, hacia el siglo III a. C., surgen dos nombres inmortales en el campo (le la
Matemática y la Física. Uno fue Euclides (siglo III a. J. C) el más grande de los geómetras de

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los tiempos antiguos. Sus axiomas, definiciones y postulados tuvieron validez durante siglos
puesto que hasta casi nuestros días nadie se había atrevido a formular una geometría llamada
no-euclidiana.

El segundo fue Arquímedes (287-212), famoso por su <eureka», el grito triunfal que le obligó
a saltar del baño cuando descubrió el principio de flotación de los cuerpos. Fue un gran físico
y un gran matemático. A él se debe el hallazgo y el cálculo del número Pi, el descubrimiento
de los espejos ustorios con los cuales combatió las naves enemigas en Siracusa, etc.

En el campo de la Medicina debe recordarse el nombre del gran médico Hipócrates (469-399),
considerado el mas importante medico de la antigüedad.
Se ha hablado de Alejandría como de un centro cultural de gran importancia. Esta ciudad, a
orillas del Nilo, fue fundada el año 331 a. C. por Alejandro Magno. Se dice que su biblioteca
contenía 1.100.000 manuscritos. Los nobles y los aristócratas gustaban de rodearse de
sabios., y las discusiones públicas, las reuniones en Academias y las controversias eran
constantes. Aquella enorme riqueza para la civilización desapareció cuando el califa Omán, el
año 640 de nuestra Era, quemó más de medio millón de manuscritos para alimentar las
calderas de los baños.

En Alejandría surgió un interés extraordinario por el estudio de la Tierra, que dio origen a la
Geografía. Gracias a él, Piteas viajó hasta el Norte de Europa, Eratóstenes pudo medir el
meridiano terrestre, calcular el radio de nuestro Globo y demostrar que la Tierra era redonda.
La ingeniería avanzará espectacularmente gracias a los trabajos de Empédocles de Agrigento
- inventor de un calorífero -, Ctesibio - constructor de una bomba contra incendios, de un
autómata y una bomba para elevar agua -, Filón de Bizancio - creador de fuentes móviles - y
Arquímedes de Siracusa - inventor de las poleas compuestas y de un cañón que lanzaba
pequeños proyectiles gracias al agua -. El estudio matemático será fundamental para el
desarrollo de otras ciencias como la astronomía, realizando las primeras especulaciones sobre
la posibilidad de que la Tierra fuera plana y estuviera flotando en el espacio, no sujeta a algún
elemento como se creía hasta ese momento. Pitágoras ya planteó la posibilidad de la
esfericidad mientras que Anaximandro señaló que la Tierra era el centro de un conjunto,
girando en círculos a su alrededor la Luna, el Sol y las estrellas, teoría que fue ampliada por
Aristóteles quien introdujo los planetas en su sistema. Sin embargo, Aristarco de Samos ya
planteó que la Tierra era un planeta más por lo que debía girar alrededor del Sol.

FILOSOFIA:

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Etimológicamente, la palabra filosofía procede de los términos griegos philein (amar, aspirar)
y sophia (sabiduría) por lo que su significado sería amor o aspiración a la sabiduría.
Numerosos autores antiguos consideran a Pitágoras como el inventor del término ya que en
su viaje por Grecia fue interrogado por el tirano Leonte de Fliunte sobre su profesión a lo que
él respondió que no era sabio sino amante o buscador de la sabiduría (filósofo). El objetivo de
la filosofía es, por lo tanto, saber, conocer, dar respuesta a las preguntas que todos nos
planteamos relacionadas con la naturaleza y su creación, abandonando los mitos para dar
protagonismo al logos.

Gran parte de la filosofía antigua griega se centraba en el intento de explicar el universo


sobre la base de principios unificados. Tales de Mileto, griego jónico que vivió alrededor del
año 600 a. de C., postuló la unidad del universo, Todas las cosas estaban relacionadas por el
agua, una sustancia básica. Otro griego jónico, Pitágoras (580. 490 a. de C.), pensó que la
esencia del universo podía encontrarse en la música y en los números. Estos primeros
filósofos griegos tal vez eliminaran el concepto de los mitos griegos, pero no prescindieron de
la divinidad misma del mundo lugar suyo, se inclinaron por identificarla con las fuerzas
profundas e inamovibles que gobiernan el universo.

Sin embargo, muchos griegos simplemente no estaban interesados en las especulaciones


sobre la naturaleza del universo. Los sofistas conformaban un grupo de maestros filósofos del
siglo rechazaban dichas especulaciones calificándolas de insensateses, argumentaban que la
comprensión del universo estaba sencillamente más allá del alcance del intelecto humano.

Para los individuos lo importante era ser cada vez mejores; así el único objeto de estudio que
valía la pena esa la conducta humana. Los sofistas eran maestros errantes que ofrecían sus
servicios como maestros profesionales a los hombres jóvenes de Grecia, sobre todo, a los de
Atenas. Para los sofistas no existía un bien o un mal absolutos: lo que era correcto para un
individuo, podría ser incorrecto para otro. En consecuencia, la verdadera sabiduría consistía
en poder percibir el bien propio y lograr obtenerlo. No obstante, muchas personas
consideraban a los sofistas peligrosos para los valores tradicionales de la sociedad y, en
especial, para los valores de los jóvenes.

En la Grecia clásica, Atenas se convirtió en el centro intelectual y artístico más importante.


Tal vez su reputación sea mayor en ámbito de la filosofía. Después de todo, Sócrates, Platón
y Aristóteles plantearon cuestiones básicas que se han debatido por más de dos mil años;
éstas son, en gran medida, las mismas preguntas filosóficas con las que lidiamos hoy día.

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Sócrates (469-399 a. de C.) no dejó obra escrita, pero sabemos le él gracias a sus discípulos,
sobre todo mediante el más famoso: Platón. Sócrates tenía el oficio de albañil, pero su
verdadera vocación era la filosofía. Enseñó a numerosos alumnos, pero sin recibir salario, ya
que creía que el propósito de la educación sólo era mejorar al individuo. Se valió de un
método de enseñanza que todavía se conoce por su nombre. El «método socrático” emplea
una técnica de preguntas-respuestas para conducir a los discípulos a ver las cosas por sí
mismos, utilizando su propio razonamiento. Sócrates creía que todo verdadero conocimiento
reside en el interior de la persona; sólo ¿necesita un examen crítico para que surja, esta era
la verdadera tarea de a filosofía, puesto que "la vida sin examinarse, no vale la pena vivirla".

Se diferenciaba de los sofistas en que estos se jactaban de saberlo todo, mientras que
Sócrates afirmaba “Solo se que no se nada”.

El cuestionamiento por parte de Sócrates de la autoridad, junto con la pública prueba de la


ignorancia de otras personas, le causó dificultades. Atenas gozaba una tradición de libertad
de pensamiento de investigación, pero la derrota de la guerra del Peloponeso había propiciado
un ambiente de intolerancia al debate abierto y la investigación del alma. Se le acusó a
Sócrates—y se hallo culpable— de corromper con sus enseñanzas a los jóvenes de Atenas.
Un jurado ateniense lo sentenció a morir.

Uno de los discípulos de Sócrates fue Platón (c. 429-347 a.C.) de a quienes muchos
consideran el más grande filósofo de la civilización occidental. A diferencia de su maestro
Sócrates, que no escribió nada, Platón escribió mucho. En sus diálogos, utilizó a Sócrates
como el principal contrincante filosófico.

El pensamiento filosófico de Platón se centró en la esencia de la realidad y en el concepto de


las ideas o de las formas ideales. De acuerdo con Platón, siempre había existido un mundo
más noble al que pertenecían las ideas o formas inmutables. Conocer esas formas es conocer
la verdad. Estas formas ideales constituyen la realidad sólo puede ser aprendida por una
mente instruida, la cual y—por supuesto es la meta de la filosofía. Los objetos que percibidos
a través de nuestros sentidos son simples reflejos de las formas ideales. Por consiguiente, son
sombras, en tanto que la realidad Se encuentra en las formas mismas.

Las ideas de Platón respecto al gobierno se expresaron en su diálogo titulado La República.


Basado en su experiencia ateniense, Platón había llegado a desconfiar del funcionamiento de
la democracia. Resultaba obvio para Platón que los individuos no podían conseguir Una forma
de vida ética, a menos que vivieran en un estado justo y racional. La búsqueda de Platón del

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estado justo lo condujo a construir un estado ideal en el que la población se divide en tres
grupos básicos.

En la cima está la clase más encumbrada, una élite gobernante, los famosos filósofos-reyes:
«A menos que los filósofos se conviertan en reyes en sus países, o que aquellos a los que
ahora se llama reyes y gobernantes lleguen a tener la suficiente inspirad para tener un
genuino deseo de adquirir sabiduría; a menos digamos, el poder político y la filosofía se
entrelacen.., los problemas no darán tregua... ni a los estados, ni —como yo creo— a toda la
humanidad”.

El segundo grupo son los que muestran valor serían los guerreros que protegerían a la
sociedad. El resto de la sociedad son masas, compuestas por personas que esencialmente se
dejan guiar no por la sabiduría o el valor, sino por el deseo de cosas materiales. Serían los
productores de la sociedad: artesanos, comerciantes y campesinos.

En el estado ideal de Platón, cada grupo cumple con el papel q se le ha asignado, creando,
así, una sociedad que funciona de manera mas armoniosa. La preocupación de Platón se
dirigía más a las necesidades de la comunidad, que a la felicidad del individuo, por lo que
concentró, sobre todo, en la necesidad de que los guardianes o gobernantes no tuvieran
preocupación alguna respecto de la riqueza o prestigio, y procuraran lo mejor para la
comunidad, con el fin apartar a los guardianes de estos deseos, Platón insistió en que vivirán
en comunidad, renunciando a la propiedad privada y a la vida familiar. Platón pensaba que
también las mujeres podían ser gobernantes; en este aspecto se apartó de manera radical de
las prácticas contemporáneas de los estados griegos.

Platón estableció una escuela en Atenas, conocida como la Academia. Uno de sus discípulos,
que estudió ahí por veinte años, fue Aristóteles (384-322 a. de C.), quien más tarde llegaría a
ser el tutor de Alejandro Magno. Aristóteles difería de manera significativa d su maestro, y no
aceptaba la teoría de Platón de las formas ideales. El, al igual que Platón, creía en principios
universales o formas, aunque sostenía que la forma y la materia eran inseparables. Al
exarminar los objetos individuales, podemos percibir su forma y llegar principios universales,
pero éstos no existen en un mundo ideal, separado de la realidad de las cosas materiales,
sino que son parte de la cosas mismas. Así, los objetivos de Aristóteles consisten en analizar
clasificar las cosas mediante una minuciosa investigación y búsqueda Sus intereses fueron
vastos, lo que lo llevó a escribir tratados sobre una gran cantidad de materias: ética, lógica,
política, poesía, astronomía, geología, biología y física.

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Al igual que Platón, Aristóteles postulaba un sistema eficaz de gobierno que dirigiera de forma
racional los asuntos humanos. A diferencia de Platón, no buscaba un estado ideal basado en
la encarnación de una forma ideal de justicia, sino que trataba de encontrar la mejor forma de
gobierno, mediante un examen racional de los gobiernos existentes. Para su obra La política,
examinó las constituciones de ciento cincuenta y ocho estados, de las que obtuvo categorías
generales para la organización de gobiernos.

Identificó tres buenas formas de gobierno: la monarquía, la aristocracia y el gobierno


constitucional. Pero, fundado en su análisis, advirtió que la monarquía podía convertirse
fácilmente en tiranía; la aristocracia en oligarquía, y el gobierno constitucional en democracia
radical o anarquía. Apoyó al gobierno constitucional como la forma óptima para la mayoría de
la gente.

Las ideas filosóficas y políticas de Aristóteles desempeñaron un papel importante en el


desarrollo del pensamiento occidental durante La Edad Media. Lo mismo sucedió con sus ideas
acerca de las mujeres. Aristóteles creía que el matrimonio tenía como finalidad que el hombre
y la mujer tuvieran mutuo confort y que contribuía a la felicidad total de una comunidad: “La
comunidad necesita que mujeres y varones sean excelentes, de lo contrario la bendición sería
a medias”. No obstante, Aristóteles sostenía que las mujeres eran biológicamente inferiores a
los hombres: "Una mujer es, como silo fuera, un varón infértil. Ella es hembra a causa de una
insuficiencia”. Por lo tanto, según Aristóteles las mujeres deben estar subordinadas a los
varones no sólo en la comunidad sino en el matrimonio: “La asociación entre marido y mujer
es una aristocracia. El varón gobierna por merito propio, y en la esfera que por derecho le
pertenece; pero le cede tales asuntos a su esposa en la medida que son adecuados para ella”.

Los Sofistas:

Luego de las Guerras Médicas, que enfrentaron a las ciudades y colonias griegas con los
medos y los persas, hacia el Siglo V A.C. varias de esas ciudades adoptaron el sistema político
de la “polis”, el de la democracia; que significaba reconocer a todos los ciudadanos libres no
ya la posibilidad sino hasta la obligación de participar en el gobierno.

Ese sistema - unido a la prosperidad que en general alcanzaron varias ciudades - produjo un
verdadero auge de la actividad de los preceptores, ambulantes de ciudad en ciudad, que
ofrecían la enseñanza apropiada para el ejercicio de las actividades de la ciudadanía y de los
cargos del gobierno - especialmente la retórica, el derecho y la política - a aquellos

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ciudadanos que estaban en condiciones de pagar a esos preceptores los importantes
honorarios que cobraban por sus enseñanzas.

Especialmente Atenas - triunfadora principal de las Guerras Médicas - se convirtió en el centro


económico, político e intelectual de toda Grecia antigua. Allí floreció especialmente la sofística
- denominación derivada del nombre de los preceptores o sophós, sabios - doctrina filosófica
que, abandonando el estudio de la Physis, se orientó fundamentalmente a los temas del
hombre, la organización social, las leyes, y las costumbres.

El movimiento de la sofística se difundió por toda Grecia, abarcando practicamente a todas


sus sociedades. Su orientación general estaba pautada por un gran escepticismo, una
inclinación general a someter todos los temas a la discusión retórica, y sosteniendo en
definitiva que no había ninguna verdad auténtica, sino que la verdad dependía del poder de
persuasión con que fuera expresada y la utilidad que tuviera.

Lo más característico de los sofistas era el uso del método dialéctico, mediante el cual se
pronunciaban extensas argumentaciones que, más que a la búsqueda de la verdad, tenían por
finalidad evidenciar las incoherencias de la argumentación del adversario. El máximo grado de
habilidad del sofista, consistía en convencer a su auditorio de algo, para de inmediato
demostrar lo contrario.

Los sofistas cultivaban y enseñaban como un componente fundamental de la educación, la


retórica, como arte de convencer mediante la palabra. También daban gran importancia a la
heurística o arte de polemizar; llegando en su ejercicio a extremos que llevaban a realizar
extensas discusiones sobre asuntos totalmente absurdos, sin el menor objetivo de alcanzar
una conclusión acerca de nada.

Una de las actitudes más características de los sofistas, estuvo referida a su concepción de la
normativa social; considerando que ni la moral ni las leyes respondían a la naturaleza, sino
que eran solamente nomos, es decir resultados de las convenciones humanas; por lo cual los
hombres podrían establecer un orden social y moral totalmente distinto, sin que con ello
lesionaran el orden natural. Con ello, sentaron las bases de la discrepancia entre las
concepciones del llamado jusnaturalismo que considera que hay reglas jurídicas y morales
inherentes a la naturaleza; y el llamado “positivismo jurídico”, que solamente considera que
las reglas están vigentes por imposición humana.

En sentido estricto, y debido tanto a su probable gran número como a su método de


actuación, no puede decirse que las doctrinas de los sofistas sean conocidas por la posteridad

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en forma directa, a través de sus expresiones escritas. En realidad, se les conoce
principalmente a través de las transcripciones de sus supuestos diálogos, principalmente las
contenidas en las obras de Platón. Entre ellos pueden mencionarse a Hipias, Protágoras,
Euridemo, Pródico, Gorgias, Antifonte, Licofón, Trasímaco, Critias y Calicles.

En realidad el movimiento sofístico puede subdividirse entre el de la primera generación,


fundamentalmente integrado por Hipias y Protágoras; y la segunda generación cuyos
principales representantes fueron Antifonte, Trasímaco, Critias y Calicles. Todo indica que en
realidad, la inclinación al pesimismo y al irracionalismo fue principalmente una característica
de los últimos sofistas; ya que los primeros predicaban una doctrina conforme a la cual la
posesión de mejores conocimientos permitiría cumplir mejor los deberes del ciudadano.

Si bien los sofistas principales - al menos aquellos cuya prédica fue recogida ulteriormente por
Sócrates y Platón - actuaron en la Atenas de la segunda mitad del Siglo V A.C., en realidad
eran casi todos extranjeros; por lo cual carecían de derechos políticos en la ciudad. Sin
embargo, se hacían notar publicamente, porque varios de ellos ejercían funciones
diplomáticas como embajadores de sus ciudades de origen, lo que les confería el derecho de
hablar en la Asamblea y les facilitaba el trato con todos los hombres prominentes.

En este sentido, es preciso tener presente que los sofistas actuaron en la época de oro de
Atenas, y que fueron contemporáneos y frecuentaron el trato de hombres como Pericles,
Herodoto, Tucídides, Sófocles, Eurípides, de Fidias, de Anaxágoras y de Zenón.

Los sofistas recibieron juicios altamente negativos, por parte de Sócrates y de Platón, quienes
al parecer los despreciaban principalmente por atribuirles un desmedido afán de lucro. Sin
embargo, no puede perderse de vista que si obtenían éxito en su medio, de alguna forma
quienes aceptaban pagar por sus servicios habrían de encontrarlos valederos. Al parecer, en
su medio y época tuvieron su prestigio; al extremo de que se dice que cuando la ciudad de
Atenas resolvió fundar una colonia en la península italiana, en Turos, encargó a Protágoras
que redactara su constitución.

LAS LETRAS:

Los griegos hablaron un idioma común expresado a través de diversos dialectos, de los cuales
se impuso el usado en Atenas.

La lengua griega se integra en el grupo de las lenguas indoeuropeas. Su alfabeto es de origen


semítico, concretamente fenicio, aunque desconozcamos la fecha exacta de su utilización.

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Cada una de las diferentes polis que integraban la Hélade tenía su propia lengua, si bien
podemos agruparlas en cuatro grandes grupos: el dialecto jónico-ático, el dórico, el eólico y el
aqueo. El ático se convertirá en el dialecto más empleado por los grandes literatos y en época
de Alejandro se puede considerar como el embrión de la lengua griega.

Homero es el literato más famoso de este momento, considerado el autor de dos de las obras
más importantes de la Literatura Universal: la Iliada y la Odisea.

EL POETA GRIEGO:

Todo es confuso al tratar del más grande de los poetas griegos. Siete ciudades se disputan el
honor de haber sido su cuna, y aún hoy día hay quien niega su existencia real. Esmirna le
dedicó un templo, y la Ilíada y la Odisea constituyen, con toda seguridad, los poemas más
leídos del mundo entero.

En los 24 cantos de que consta la Ilíada, Homero relata las luchas de griegos y troyanos por
la ciudad donde se han refugiado la bella Helena y su amante Paris, Por los troyanos lucha
Héctor y por los griegos Aquiles. La cólera de éste al conocer la muerte de su amigo Patroclo
ocasiona la derrota y destrucción de Héctor y los troyanos, cuya ciudad es arrasada.

En la Odisea relata, también en 24 cantos, las peripecias de Ulises, rey de Itaca, que,
terminado el sitio de Troya, quiere volver a su patria. Los remolinos de Scila y Caribdis, los
cíclopes y numerosos peligros acechan al héroe que regresa por fin al lado de su esposa
Penélope, cuando ésta, asediada por numerosos pretendientes, iba a entregar su mano al que
consiguiera manejar el arco de Ulises. Sólo éste puede tenderlo y disparar las flechas que
ahuyentan a los intrusos.

En estos poemas grandiosos, los simples mortales, los héroes y los dioses luchan en un
mundo de pasiones exacerbadas y violentas.

La literatura de todos los países comienza siempre con manifestaciones épicas. Y la griega,
como corresponde a su grandeza, debía manifestarse en dos poemas que no han sido jamás
superados. La prosa y la simple narración, lo que hoy llamaríamos novela, son formas
literarias de aparición más tardía.

Posteriormente Hesiodo inauguro en el sigo VIII a,C. la poesía didáctica. Esopo sería el
continuador de esta escuela moralista, autor de unas 400 fábulas finalizadas con moraleja.En
el siglo V a.C. se desarrollo la poesía lírica , que toma este nombre del hecho de que los

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poetas recitaban sus composiciones acompañados de una lira o de una flauta. La lírica toma
cada vez más importancia a partir del siglo VII a. C. destacando figuras como el ateniense
Solón, de cuya obra elegante y moralizadora nos han quedado algunas muestras.Entre
quienes se destacaron en estas creaciones, debemos mencionar a Tirteo, Safo, Alceo,
Anacronte, natural de Jonia, en el Asia Menor, Pindaro, considerado el de mayor envergadura,
nacido en Tebas, que cantó los triunfos de los atletas con un vigor que llama la atención, a
pesar de que no conservamos muchos ejemplos de su arte, siendo lo más importante los
Epicinios. La fase clásica será la de mayor esplendor, desarrollándose los dos grandes géneros
dramáticos: la tragedia y la comedia, de los cuales hablamos mas abajo.

EL TEATRO GRIEGO

La palabra drama significa, en su origen, hacer, actuar, moverse. Las primeras formas
teatrales son un drama, es decir, la escenificación, con personajes, voces y movimientos, de
un hecho generalmente extraordinario, desgarrador y trágico de la vida humana. Es curioso
que la palabra griega hipócrita significara también actor, es decir, el que finge. La palabra
tragos, raíz de tragedia, es el nombre que se daba al macho cabrío sacrificado en honor de
Dionisios.

Al principio era un solo actor, a modo de rapsoda, el que entonaba una lamentación por la
fingida muerte del dios, pero luego se añadió a esta simplicísima representación la voz de un
oponente que entablara diálogo con el primero. Los coros, de un modo parecido a los
orfeones, pero hablando en tono monocorde, al unísono, se añadieron más tarde y
constituyeron un elemento de gran fuerza teatral en las representaciones griegas.

Más adelante, las obras fueron escritas por poetas eminentes, y tuvieron tal duración que las
representaciones se prolongaban desde la mañana hasta el anochecer, como ocurre hoy con
la Pasión de Oberammergau, por ejemplo, y así como en sus comienzos debían darse en una
plaza pública, al aire libre, requirieron, con el tiempo, por la gran afluencia de espectadores,
la construcción de unos edificios especialmente acondicionados, pero sin techo, al aire libre,
siempre a modo de graderíos que se extendían por la ladera de una colina frente a la escena.
Los graderíos o "auditorium" se desplegaban en forma de abanico, en un ángulo de 180
grados. La «skene» (escena) era rectangular y constituía una plataforma sobre la que
actuaban los actores. En el semicírculo entre ésta y el graderío quedaba la orquesta, donde se
colocaba el coro. En el centro de la misma se levantaba un altar a Dionisios.

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Uno de los primeros autores de los que se tiene noticia fue Tespis, quien iba con su carro de
pueblo en pueblo, y de ahí que aún se conozca a las compañías teatrales con el nombre de
«carros de Tespis».

Los tres grandes trágicos de la Grecia antigua fueron Esquilo, Sófocles y Eurípides. Los tres
vivieron en el siglo V a. J. C. Las obras de Esquilo (525-456) llegaron a constar de cuatro
actos y perseguía en ellas un fin moral. En Los Persas escenifica la guerra contra Jerjes que el
autor vivió como soldado. En Prometeo encadenado narra la leyenda del que robó el fuego del
Olimpo y sufrió las iras de Zeus. Los siete contra Tebas es la historia de Edipo, mientras que
en La Orestíada, que consta de tres partes, se describe el destino de Agamenón, asesinado
por su esposa, y las vicisitudes de Orestes, que finalmente logra vengar a su padre. En esta
obra, las Furias, Palas, Apolo y numerosos dioses y semidioses intervienen, ya para ayuda, ya
para perdición de los mortales.

Las obras de Sófocles (496-406), que obtuvo dieciocho veces el triunfo en los juegos
poéticos, aún se representan en la actualidad y su grandeza y fuerza expresiva no han
perdido su vigor con el paso de los siglos. He aquí el nombre de las siete tragedias que se han
podido conservar de la obra del ateniense: Ayax, Electra, Antígona, Edipo rey, Edipo en
Colona, Las Traquinianas y Filoctetes.

Eurípides (480-406) desarrolló algún tema inspirado en sus antecesores, como el de Electra,
basado en el tema de la muerte del esposo a manos de su mujer. En Medea relata la
venganza de la esposa ofendida, mientras en Alcestes describe el amor conyugal llevado
hasta el último grado del heroísmo. Las dos Ifigenias, que son continuación de un mismo
relato, describen las vicisitudes de la hija de Agamenon. Muchas de estas obras arrancan de
la guerra de Troya, mientras otras están inspiradas en relatos de la Mitología.

La comedia nació más tarde y fue una elaboración más o menos elegante de sátiras y burlas
salidas de la entraña popular, y que muchas veces expresaban una acerba crítica contra los
gobernantes o las costumbres. El populacho griego solía entregarse a diversiones groseras en
las que corría el vino en abundancia y donde se daba rienda suelta a toda desvergüenza. A
este populacho se le llamaba "comos" y de ahí nació la palabra comedia.

El más famoso y audaz de los comediógrafos griegos fue el ateniense Aristófanes (444-380
a.C.), del que se dice que escribió más de cuarenta obras, de las que sólo se conservan doce.
En ellas se hacia burla de todo, sin respetar al propio Zeus. Así, en Los caballeros se mofa del
Ejército; en Las avispas, de los jueces, y en Las Ranas ataca al propio Eurípides. Estas obras,

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agudas e ingeniosas, demuestran hasta qué punto en la democracia griega del siglo y se
respetaba el derecho a decir y expresar la propia opinión.

POETAS, HISTORIADORES Y POLÍTICOS:

La poesía pura, no ligada a la descripción épica ni al teatro, tuvo cultivadores muy notables
en Grecia. Safo fue la poetisa del amor. Había nacido en la isla de Lesbos y son notables sus
poesías a Afrodita y su Oda al Amor.

Anacreonte (563-480) dio vida a la oda anacreóntica, y Píndaro (522-448) a la que lleva
también su nombre. Ambos fueron grandes líricos. El primero se entregó afanosamente a los
placeres de la mesa. Se cuenta que a los 85 años murió por habérsele atragantado un grano
de uva en el transcurso de un banquete. Píndaro murió a los 90 años.

Al hablar de Egipto se ha citado a Herodoto (484-425) cuyos Nueve Libros de Historia relatan,
no siempre con excesiva fidelidad, los hechos por él conocidos.
Tucídides (460-400) describió la Guerra del Peloponeso, y Jenofonte relató la aventura que
vivió como soldado, la Anabasís o Retirada de los Diez Mil.

El ejercicio de la política y las luchas entre los gobernantes dieron origen a la oratoria, una de
las artes literarias más cultivadas en la antigüedad, y que hoy parece haber perdido casi todo
su valor. Así, las luchas de tos griegos contra Alejandro dieron lugar a que se manifestaban
dos grandes oradores: Esquines, el aristócrata y Demóstenes, el demócrata. Este era mas
inteligente y se hallaba mejor preparado que el primero, a quien obligó a salir de Atenas y
buscar refugio en Rodas.

De Demóstenes se decía que en su juventud fue tartamudo y la primera vez que intentó
hablar en público fue ruidosamente abucheado, pero se encerró en su casa y con gran
tenacidad venció su defecto convirtiéndose en el más grande enemigo de Filipo, el padre de
Alejandro. Sus Filípicas, colección de discursos contra el macedonio, le valieron tanta fama
que los atenienses querían coronario. Esquines se opuso y pronunció tres discursos
denominados Las tres gracias. Demóstenes contestó con otros tres llamados Pro-corona. El
triunfo de éste obligó, como ya se ha dicho, a la expatriación de Esquines.

No quedaría completo el ciclo de la literatura griega si no citáramos a un esclavo deforme,


insignificante, que en su cuerpo maltrecho albergaba una inteligencia y una sensibilidad
privilegiadas. Se trata de Esopo, el fabulista.

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LA RELIGION GRIEGA:

La religión griega estaba estrechamente vinculada con cada aspecto de la vida cotidiana; era,
a la vez, práctica y social. Los festivales públicos —que se originaron de ciertas prácticas
religiosas— tenían funciones específicas: los varones se preparaban para ser guerreros; las
niñas, para ser madres. En vista de que la religión estaba relacionada con todos los aspectos
de la vida, los ciudadanos deberían asumir una actitud apropiada frente a los dioses. La
religión era un culto civil necesario para el bienestar del estado, Los templos dedicados a un
dios, o a una diosa, eran los principales edificios de la sociedad griega.

Homero dio una explicación de los dioses que proporcionó una estructura definida a la religión
griega. En una época todos los griegos aceptaron una religión común basada en doce dioses
principales que supuestamente vivían en el monte Olimpo, la montaña más grande de Grecia.
Entre estos doce dioses estaban Zeus, la principal deidad y padre de todos los dioses, Atenea,
diosa de la sabiduría y de los oficios; Apolo, dios del sol y de la poesía; Afrodita, diosa ~ del
amor; y Poseidón, hermano de Zeus y dios de los mares y los terremotos.

Los doce dioses olímpicos eran comunes a todos los griegos, quienes, consecuentemente,
compartían una religión politeísta básica. Cada polis asignaba a uno de los doce dioses
olímpicos como la divinidad guardiana de su comunidad. Por ejemplo, Atenea era la diosa
patona de Atenas. Pero cada pólis también tenía sus propias deidades locales, las cuales
seguían teniendo importancia para la comunidad en su conjunto; además, cada familia
también tenía sus dioses patrones. Resultando conveniente contar con el favor de los dioses
para todas las actividades de uno, el ritual tenía enorme importancia en la religión griega. Las
oraciones solían combinarse con los obsequios a los dioses, lo cual se basaba en el principio
de “les ofrezco esto para que (los dioses) me lo retribuyan”. Algunas oraciones reflejaban de
manera directa este beneficio mutuo: ‘Protege nuestra ciudad. Creo que lo que estoy pidiendo
es de interés común. Ya que una ciudad floreciente honra a los dioses”. El ritual significa
sacrificios, ya sea en forma de animales o de productos agrícolas. Los animales expiatorios se
quemaban en el altar que estaba enfrente del templo, o en un pequeño altar frente a la casa.

Los festivales también se celebraban a manera a los dioses y a las diosas. Algunos de éstos
(las celebraciones Panhelénicas) fueron importantes para los griegos y se celebraban en
locaciones especiales, como las dedicadas a la adoración de Zeus en Olimpia; a Poseidón, en
el istmo de Corinto; y a Apolo, en Delfo Los grandes festivales incorporaban muchas
actividades en honor de los dioses, incluidas las competencias atléticas a las que se invitaba a
todos los griegos.

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El primero de estos juegos se celebró en el festival olímpico del año 776 a. de C., y después
se llevaron a cabo cada Cuatro años para honrar a Zeus. Al principio, las competencias
olímpicas consistían sólo en carreras pedestres y luchas; pero, más tarde, también se incluyó
el boxeo, el lanzamiento de jabalina y diversas especialidades más. Las competencias siempre
eran entre individuos, no entre grupos.

Corno ejemplo de otro aspecto práctico de la religión griega, los griegos querían conocer los
designios de los dioses. Había videntes que recibían augurios por medio de los sueños, del
vuelo de los pájaros o de las entrañas de los animales sacrificados. Pero tal vez el método
más popular para adivinar la voluntad de los dioses era el Oráculo, recinto consagrado a un
dios, o a una diosa, que revelaba el futuro. El oráculo más famoso era el de Apolo, en Delfos,
instalado a un lado del monte Parnaso, dominando el golfo de Corinto. En Delfos, una
sacerdotisa escuchaba las preguntas en un estado de éxtasis el cual se creía que era inducido
por Apolo. Sus respuestas las Interpretaban los sacerdotes y se las daban en verso a la
persona que había hecho las preguntas. Representantes de estado y particulares viajaban
hasta Délfos para consultar al oráculo. Los estados tal vez preguntaran si deberían llevar a
cabo una expedición militar; los particulares quizá plantearan preguntas del tipo: “Heracleídas
pregunta al dios si tendrá un retoño de su esposa actual”. Las respuestas a menudo eran
enigmáticas y podían interpretarse en más de una forma. Creso, rey de Lidia de Asia Menor,
famoso por su increíble riqueza, mandó mensajeros al oráculo de Delfos, preguntando si
debería entablar la guerra en contra de los persas”. El oráculo le respondió que, si atacaba a
los persas, destruiría un poderoso imperio lleno de júbilo por escuchar esa noticia, Creso les
declaró la guerra a los persas, pero fue aplastado por el enemigo. Un poderoso imperio el de
Creso— fue destruido.

La religión griega —centrada en el ritual y en las relaciones formales con los dioses— tendía a
carecer de un componente emocional intenso. Asimismo, ofrecía a la mayoría de las personas
una vaga esperanza, o ninguna, de que hubiera vida después de la muerte. Como resultado
de esto, a veces los griegos se convertían a religiones mistéricas, que incluían un proceso de
iniciación en ritos secretos que prometían un involucramiento más emocional con las fuerzas
espirituales, así como una mayor esperanza de alcanzar la inmortalidad. Los misterios mas
importantes fueron los Eleusinos, que se relacionaban con el mito de la diosa Démeter.

Era un culto de fertilidad en el que los participantes sentían que renacían y obtenían cierta
esperanza de tener vida después de la muerte. Los cultores órficos, seguidores del legendario
trovador Orfeo, creían en los ciclos de reencarnación, pues el alma humana estaba atrapada
en el cuerpo físico. Su propósito era liberar el alma de su confinamiento.

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EL ARTE GRIEGO:

Floreció entre los siglos VII y II antes de C., en Grecia y otros territorios del Mediterráneo
habitados por los griegos. Se caracteriza por su idealismo estético, proporcionalidad,
equilibrio de los elementos y su interés por reflejar la expresividad genuina en la figura
humana; por ello, desarrollaron una gran perfección en el dibujo. El atletismo, tan cultivado
por estos pueblos, brindó a los artistas sus mejores modelos. La sencillez, el ritmo, la claridad
y la unidad dominan todas sus formas artísticas; así, los griegos alcanzaron sus mayores
logros en la cerámica, la escultura y la arquitectura.

El arte griego comienza aproximadamente en los siglos V y IV. Se caracterizó por darle a sus
obras el mayor sentido de la proporcionalidad, por expresar armonía y equilibrio de elementos
y por reflejar una genuina expresión de humanismo. Grecia, es una pequeña península
situada al sureste de Europa. Pero en este pequeño país nacieron las primeras ideas que
dieron forma a la cultura occidental, de tal modo que nuestros conocimientos y modos de
pensar son una consecuencia de la filosofía, la ciencia y el arte de los griegos.

ARQUITECTURA: En la arquitectura griega no se empleó ni el arco ni la bóveda. El elemento


sustentador de sus monumentales obras fueron las columnas. El sistema de construcción
utilizado fue el adintelado. Se destacan por orden jerárquico, los templos como exponentes
principales, luego, los teatros, las acrópolis, los propileos, los estadios, los gimnasios y las
palestras, las ágoras y los monumentos funerarios. Los diferentes tipos y formas de columnas
dieron origen a los famosos órdenes arquitectónicos griegos: Dórico, Jónico y Corintio.

MATERIALES UTILIZADOS: Los griegos usaron de manera preferente el mármol, el cual


pulían de forma cuidadosa; también emplearon la piedra.

ESCULTURA: La escultura griega no está sujeta ni a reglas ni a convencionalismos. El


escultor tiene libertad de expresión, sin embargo, toda ella busca y logra la perfección
humana, por tanto es una escultura dedicada a exaltar la fuerza física, la perfección de los
rasgos, el movimiento y la expresión de la divinidad. Su tema central gira en torno a la figura
humana. La escultura griega pasa por 3 períodos épocas o fases evolutivas, con
características propias en cada una de ellas. Estas son:

- Arcaica: Se caracterizó por ser una época en donde los escultores buscan un estilo y una
técnica propios. En ella aparece la figura femenina y masculina, al inicio estas figuras eran de
tipo hierático, sin movimiento, pero luego surgieron ideas de movimiento, los brazos se
despegan del cuerpo y el rostro expresa una curiosa sonrisa. Las esculturas eran hechas

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como ofrenda a los deportistas. Son de esta época: El Kouros de Anavyssos (atleta), la Dama
de Auxirre o Xoana (doncella vestida), la cabeza del caballero Rampios, etc.

- Clásica: esta época significó el período de mayor auge en todas las manifestaciones
artísticas y literarias. Los escultores logran la perfección de sus técnicas, así como las mejores
piezas escultóricas, en donde se observa la magnificencia de la figura humana. Esta época
tiene 2 períodos: el estilo Sublime, en el que se destacan escultores como Mirón, Fidias y
Polícleto, y el estilo Bello, donde se destacan Scopas, Praxiteles y Lisipo, ambos estilos tenían
características propias.

- Helenísta: esta época corresponde al fin del arte griego, las obras de esta época toma
modelos de las anteriores, perfeccionándolos, demostrando una gran capacidad de
realización, entra la figura del niño como tema. La escultura adquiere caracteres de
monumentalidad, dominando lo pintoresco, lo grotesco, lo episódico, etc. El retrato pasa a un
primer plano. En este período surgen diferentes escuelas, entre las más importantes: las
Escuela de Pérgamo, la de Rodas y la de Alejandría.

PINTURA: Muy poco es lo que se conoce de los pintores griegos, sin embargo, si es de
conocimiento la maestría que se manifestaba en los increíbles efectos de realismo que sabían
producir por descripciones de algunas pinturas. Pero su obra se ha perdido casi toda, y lo que
ha quedado son copias y fragmentos que no dan una idea clara de cómo era aquella pintura.
Se destacan: Polignoto, Apolodoro de Atenas, Agatarco de Samos, Zeuxis, Parrasio y Apeles.

CERÁMICA: Esta constituye en las artes menores la mejor y más variada expresión en lo que
a decorado y pintura se refiere. Esta variedad nos da una muy completa evolución de su
cultura. Con un estilo y técnicas propias, se caracteriza por tener formas variadas y
originales, predominan los elementos geométricos dispuestos en franjas, las tonalidades del
barro, desde el amarillo hasta el gris castaño, presenta figuras en rojo sobre fondo negro o
rojo el fondo y figuras negras, predominan formas animales y humanas

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