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Rostros fugaces
desconocidos en un breve encuentro,
el misterio del viaje,
el hombre de la campana,
la desolación de un andén,
..tránsitos que se suceden en el tiempo.
Lo conoció en un cercanías,
le preguntó si la llevaría,
él contestó:
“soy la vida hecha camino”;
ella le dijo:
“la dirección de nuestra línea
nunca será recta”.
A través de la ventanilla
veo cómo se incendia mi destino,
y el desgaste progresivo
de tu dorso amable.
Las orillas.
No hay nada como eso,
nada como emitir un sonido fuerte
y que se escuche como lejano y desgastado.
A veces me pregunto
de qué huyes con tanta prisa,
quizás busques desesperadamente
aparcar su cansancio.
Ella cada tarde
desarmaba su orgullo
y montaba en él
sólo para encontrar un rostro
que le dijera
¿puedo sentarme a tu lado?
Él cada tarde volvía
y le preguntaba con miedo
¿puedo sentarme a su lado?
“La vida y el trayecto
son una sola alma
en la vía”.
Volvió con las manos vacías,
con el alma de quien nada espera.
Sintió que se reducía todo,
esos pasillos le ajustaban el paso
mientras la luz antigua
que los dibuja palidece.
Este frío le quema...
Hoy casi no hay pájaros, o no vuelan;
furtivos, los recuerdos escapan;
está viviendo en el último vagón.
Desde el fondo,
el contorno, brumas,
habitantes sin rostro.
Los cruces
-preguntas específicas-,
una posibilidad
-respuestas delimitadas-:
encontrar un camino
o cambiar de lugar desde tu olor
a combustible quemado.
“Estaciones”.
Gris deambular
de infelices viajeros.
Titán ajeno al paisaje,
cinta de raso oscuro,
vuelves cada noche
con tu incesante parpadeo
cuando nuestros hijos duermen.
Te desvías peligrosamente
buscando esa caricia precisa,
caballo de acero corriendo
por el venero que atraviesa tus dominios.
Será quizás que perdiste el color
del deseo que te ata.
Los cuerpos que te lamen
se escurren húmedos como delfines.
Conoces los síntomas.
Ahora son las manos como garfios dorados
las que señalan el camino de las agujas.
Esperas cada mañana improvisando desde
tu sillón y ves la vida pasar entre el humo
y las costras, hundido en tus vicios mayores.
Los taladros hieren las galgas de metal,
se derriten entre el sol y las grietas.
Otra vez detenida,
atrapada en hilera de acero.
¡Cómo te extraño, amor!
Desde esta vía herida,
la música de mi radio
con mi recuerdo desesperado.
Un joven sube en la estación,
su amigo
lo ve llegar con sombras y prisa
-no mires atrás-.
El joven porta una bolsa
que sobre su espalda
vacila con dignidad confusa
-no vuelvas la cara-.
Desde su distancia
me transportará a lugares desconocidos:
canta para mí.
Siente un frío soplo en la nuca,
sabe que viene hacia él.
En algún lugar alguien entonará una melodía
por los que mueren soñando
en el final de trayecto.
El miedo también viaja
con cara amable y mochila,
el dolor,
un amasijo de hierros
que se compactan
en un recuerdo.
GLOSARIO DEL CERCANÍAS
COMPARTIMIENTO
Entre tú y yo
algo que nos hace íntimos.
DESPEDIDA
Con optimismo,
una puerta abierta.
ESTACIÓN
PAISAJE
TREN
Un lugar propicio
para encuentros clandestinos.
VIAJE