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El Vuelo de las Águilas

Renovarse o Perecer
Melba Altagracia Grullón Ubiñas

“Pero los que esperan en el Señor tendrán nuevas fuerzas; levantaran alas
como las águilas; correrán y no se cansarán; caminarán y no se fatigarán”.
(Isaías 40:31).

Desde hace siglos las águilas han sido consideradas como símbolos de Poder,
Libertad, Sabiduría, Valor y Excelencia. Les decimos águilas a los “espíritus
elevados”. ¿Por qué? ¿Qué virtudes poseen estas aves? ¿Qué podemos
aprender de las Águilas? Primeramente las águilas no vuelan bajo, sino que
siempre buscan las grandes alturas, para disfrutar del ángulo más amplio del
mundo. Ellas vuelan a aproximadamente 1800 metros sobre el nivel del mar,
construyen su nido a miles de metros de altura. Ella hace del nido que
construye su hogar permanente, el que cuida y mantiene, renovándolo
constantemente al llevar nuevas ramas. En la calidez de su nido, instruye a
sus hijos hasta que estos pueden volar por sí mismos.

El águila vuela sola o en pareja, no necesita andar en grupos (“no se mueve


con los muchos del mundo, sino con los pocos de Dios”). Las águilas, muy
fieles a su hogar, reconocen a tiempo sus signos vitales de
envejecimiento y es entonces cuando inician el proceso más trascendental de
su vida. Cuanto las águilas tienen unos cuarenta años van perdiendo su fuerza
para volar en las grandes alturas porque sus viejas plumas se vuelven
pesadas, su pico se encorva en dirección a su pecho y sus garras de vuelven
muy apretadas por lo que no pueden sostener a sus presas.

¿Qué hace la sabia águila entonces? Ella asume el control de su vida, se


responsabiliza de su supervivencia y se renueva a sí misma, porque
sabe que de lo contrario perecería. En su nido, en lo más alto, ella –en ayuno-
se somete a sí misma a un proceso sumamente doloroso, pero vital, de
aproximadamente cinco meses: golpea con fuerza contra una roca su pico
encorvado por los años, hasta que su corteza se desprende de su cuerpo y
espera hasta que le nazca un nuevo pico con el cual pueda desprenderse una a
una las uñas. Cuando nacen las nuevas uñas, entonces las usa para
arrancarse todas sus viejas y pesadas plumas.

Después de someterse a este proceso de renovación, de transformación, con


pico y garras nuevas espera confiada hasta que le salgan nuevas plumas para
volver a volar…y entonces, dignamente emprende nuevos vuelos, conquista los
cielos, por un periodo de vida de unos treinta años más. Conquista nuevas
alturas porque esta rejuvenecida, renovada, con nuevos bríos. Ella renueva sus
odres para recibir el vino nuevo de una nueva vida.

¿Para qué nos sirve este ejemplo? Apliquémoslo a nuestra actual “realidad”.
¿Cómo esta nuestro Planeta ahora? ¿Cómo están los humanos de la Tierra
ahora?
El Vuelo de las Águilas, Renovarse o Perecer Escrito por Melba A. Grullón Ubiñas Agosto 2007 Página 1/2
Ahora, nuestra tierra parecería haber perdido sus fuerzas para seguir viviendo.
Ha sido tan maltratada, explotada, superpoblada, tan ensuciada, que necesita
urgentemente pasar por un proceso de transformación vital. Gaia, con
todo el ímpetu y sabiduría de un “espíritu elevado”, hace un esfuerzo
extraordinario y, aunque resulte sumamente doloroso, comienza a renovarse, a
transformarse a sí misma, pariendo desde sus entrañas una “nueva realidad”
para poder así seguir viviendo por muchos años más…como el águila. Ese
mismo proceso debe ser vivido por cada ser humano, reconociendo él
mismo lo que debe arrancar de sí…para transformarse y sobrevivir.

Nadie ha dicho que este proceso sería fácil... porque no lo es.

Unas estructuras que han demostrado ser inservibles, corrompidas hasta la


saciedad, llenas de inequidades; deben ser arrancadas, desbaratadas, para que
nazcan nuevas estructuras con las cuales la humanidad pueda sobrevivir y
emprender nuevamente su alto vuelo, con renovadas fuerzas, para seguir
elevándose por la espiral del constante proceso evolutivo del Planeta…y del
Universo.

Aunque lamentablemente este proceso resulte doloroso para muchos, o para


todos, debemos entender que la cuestión es RENOVARSE O PERECER.

El proceso de renovación requiere que dejemos partir muchas cosas, incluso


muchas personas que deben seguir su camino hacia un nuevo lugar. Los
humanos de la Tierra sufrimos mayormente por nuestros apegos y nuestra
resistencia a los cambios, aunque estos sean para mejorar. Aunque estos sean
nuestra salvación…aunque no haya otra alternativa. Nos apegamos a las cosas
y a las personas porque las creemos nuestras.

Para sobrevivir, para seguir evolucionando, debemos definir lo que son


realmente nuestras prioridades, comprendiendo que hemos llenado el mundo
y que nos hemos llenado a nosotros mismos de tantos hábitos dañinos, tantas
cosas que no necesitamos y que, por no mirar desde las más altas alturas,
ahora tenemos mucho miedo de soltar, de “perder” las cosas que hemos
considerado ser nuestros tesoros. Pero, ¿Qué nos enseñó el Maestro Jesús
sobre el mundo material? El dice: “No junten tesoros y reservas aquí en la
Tierra, donde la polilla y el óxido hacen estragos, y donde los ladrones rompen
el muro y roban. Junten tesoros y reservas en el Cielo, donde no hay
polilla ni óxido para hacer estragos, y donde no hay ladrones para romper el
muro y robar. Pues donde está tu tesoro, allí estará también tu
corazón”.

Comprendamos que nuestro tesoro no esta en las cosas materiales; las cosas
van y vienen. Nuestro tesoro esta en nuestro espíritu elevado, que nos permite
desprendernos de todo aquello que nos limita, para renovarnos y seguir
evolucionando.

Nuestro tesoro esta en lo que permanece con nosotros… nuestra alma.

Que nos sea dado el Entendimiento. Amor, Paz y Luz. Yo Soy Melba.
El Vuelo de las Águilas, Renovarse o Perecer Escrito por Melba A. Grullón Ubiñas Agosto 2007 Página 2/2

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