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Ahora, con esfuerzo, he hilvanado los siguientes pensamientos que surgen desde lo
profundo de mis sentimientos y convicciones.
Quiero despedirme de ustedes con mucho cariño. Entiendo que esto parecerá
incomprensible para muchísimos, pero es así.
Yo elegí la carrera militar por amor a la Patria. El que he mantenido sin alteración
desde el primer día que entré a la escuela Militar y, ahora, al irme de este mundo,
aquel sentimiento llena mi espíritu enteramente.
Amo a la Patria; amo a todos ustedes. Por amor se pueden hacer muchas cosas
buenas y muchas malas. Acertadas y erróneas. Yo nunca imaginé entrar a la Gran
Historia de mi país, pero así ocurrió.
En transcurrir público de éste se fue transformando desde decir "en Chile nunca
pasa nada", a un precipitado de dramáticos acontecimientos.
Década conflictiva.
Los ángulos comprometidos en esa guerra crecían día a día y abarcaban la casi
totalidad de los planos de la vida, pública y privada de la gente.
Crecía y presionaba al hombre común ese sino tan trágico de una guerra, o tú o yo,
con el agravante que el dilema se extendía a la comunidad toda internacional, algo
así como una guerra total y sin cuartel.
Un militar no podría restarse a este panorama, porque era muy sombrío, debía
prepararse para lo mejor y para lo peor, ecuación clave en una estrategia
profesional.
-A una guerra civil, sin cuartel, "de ventana a ventana", con miles y miles de
personas muertas.
-Y, a una reacción conjunta de civiles y militares para eliminar tajantemente las
anteriores. Nadie discute que la inmensa mayoría de la población se inclinaba por
ésta última alternativa.
Chilenos, amigos sin exclusión. Una guerra internacional, o una civil, es algo atroz.
Lo peor que le puede ocurrir a una sociedad. La guerra, por esto, hay que evitarla
hasta donde sea posible.
Los adultos que vivieron el tiempo del pronunciamiento militar se dieron cuenta
cabal que la única opción realista era esto último.
Máximo rigor.
Hubo que actuar para cubrir eficazmente todos los ángulos de un enfrentamiento
amplio, porque explícitamente los partidos de Gobierno sostenían que la vía armada
era la única forma de alcanzar el poder, a la corta o a la larga.
Creo que nunca de manera tan contundente se había amenazados una guerra civil
en nuestro país o en otra parte del mundo. Si a lo anterior se agregan el sinnúmero
de ratificaciones de hecho y retóricas que confirmaban tales propósitos, hicieron
más explicable la intervención militar.
Había, pues, que actuar con el máximo rigor y sostenidamente hasta conjurar
cualquier extensión del conflicto que se anunciaba.
El 73, por las citadas características del contrincante, fue preciso emplear diversos
procedimientos de control militar, como reclusión transitoria, exilios autorizados,
fusilamientos con juicio militar.
Chilenos todos:
Para terminar, con toda sinceridad declaro estar orgulloso de la enorme acción que
hubo que realizar para impedir que el marxismo leninismo alcanzara el poder total,
y también, para que mi entrañable Patria fuera una "gran nación", como fue el lema
que desde el principio inspiró a la Junta de Gobierno. De eso, nunca dudaré, sin una
pizca de vacilación.