Professional Documents
Culture Documents
(Parte 1ª)
Oscar Freire
maloca witoto
esquema octogonal
sabedor sentado
Para confirmar una base de dichas estimaciones recordemos que el círculo
con la cruz inscripta es un recurrente símbolo del mundo entre los
amerindios. Es decir, la “rueda cósmica” con su centro o la “manifestación”
con su raíz, entendiendo del primero como aquello no fundacional o no
manifestado que hace convergir los radios y forma de ellos una rueda y de
la segunda al Principio como origen primero y a la vez fin último de la
manifestación. Así pues, se imponen otros aspectos análogos a considerar
que se refieren al círculo, también implícito en las columnas perimetrales, y
a la cruz en los cuatro postes centrales de la maloca en cuyo centro,
también llamado “el lugar de la Palabra”, no sólo se instala exteriormente
el “dueño sabedor”, sino que asume interiormente la trascendencia de toda
visión o conocimiento distintivo, ya que su corazón (sede de la verdadera
inteligencia) [11] se ha asimilado como en el punto central de la cruz [12]
donde desaparecen todos los contrastes y se armonizan las antinomias,
donde se sintetizan todos los contrarios y se superan las oposiciones.
Notas
2) Así, cada palo de la maloca posee un nombre y una función tradicional. Es decir,
fueron nombrados en el origen y representan fases rituales precisas. El conocimiento
de todos los nombres transmitidos de generación en generación (salvo algunas
excepciones, en términos de actualidad ya es un conocimiento fragmentario) no sólo
implica la idoneidad en el oficio, sino también la eficacia del simbolismo operativo en
el “modo de vida” y la “cualificación” sacerdotal requerida.
3) Como por ejemplo los casos de “aldea” y de “expedición armada para esclavizar
nativos”
6) Tal como ello es aún referente entre grupos muy distintos como pueden ser muiscas
y macuna. Entre los primeros se dice que aún hay “sabedores” que custodian los
conocimientos completos sobre la construcción de la cuca y su simbolismo, como de los
rituales correspondientes a cada fase, por ejemplo, los que corresponden a la
localización de las maderas de chonta, al amarre con bejucos y al armazón del techo
con palma tejida. En el caso de los segundos, habitantes ribereños del río Comeña, y de
las bocas del Pirá Paraná y Apaporis, la construcción de la maloca (Wi’i) sigue siendo
una función sacerdotal y mantiene su planta rectangular, pero el techo es en los
últimos tiempos a dos y cuatro aguas. Dicen que antiguamente las realizaban en forma
cónica.
8) Acentuamos lo de “verdadero”, por cuanto nos permite inferir a cada uno de los
considerandos mencionados como grados de solidaridad en la unidad expresando un
carácter de síntesis o conformidad en naturaleza. También lo que sea igual o
proporcionado en relación conveniente, lo cual permite en su defecto, no tan sólo
estimar en su realidad el estado de la cuestión en cuanto a los vestigios residuales, sino
también una legítima reticencia a todo revival o pretendida “restauración” en un
contexto divergente. Esto mismo se torna considerable debido a que toda ruptura en
partes separadas como fase de una desintegración suele desembocar en una
transformación de sentido inverso a lo referido en una integración.
11) Sobre el simbolismo del corazón o del éter en el centro vital del ser humano y
sobre el “descenso” de la “Paz” al corazón según el eje vertical véase a René Guénon:
“El hombre y su devenir según el Vedanta, cap. III”. Sobre la “presencia divina” en el
corazón o centro del ser como representación simbólica en todas las tradiciones Ibid,
cap.XIII, y “El Rey del Mundo”, cap. III.
12) Según René Guénon, este punto central se corresponde con el “Invariable medio”
(Tchoung-young) de la tradición extremo oriental, siendo a la vez el centro de la
“rueda cósmica” donde se refleja la “Actividad del Cielo” mediante su “actividad no
actuante” (wei wou-wei). También es análogo a la noción de Nirvana de la doctrina
hindú para designar aquello “previo” al Paranirvâna. Igualmente, es correspondiente
a lo que en el esoterismo islámico se denomina como (estación divina) “que es la que
reúne los contrastes y las antinomias” (El- maqâmul-ilahî, huwa maqâm ijtimâ ed-
diddaîn). Dicha “estación” “o grado de realización efectiva del ser” se alcanza por El-
fanâ o “por la ‘extinción’ del ‘yo’ en el retorno al ‘estado primordial’…Más allá de El-
fanâ, hay todavía Fanâ el-fanâi, es decir, ‘la extinción de la extinción’…”. (Ver “El
Rey del Mundo”, cap. I y IV, “El hombre y su devenir según el Vedanta”, cap. XIII y
“El simbolismo de la cruz”, cap. VII respectivamente).