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Filosofía cortesana

moralizada
Alonso de Barros
(1587)
MUSGOMACHIAS
Marcos Méndez Filesi
www.mmfilesi.com
Madrid - 2010
Índice

Introducción
El nuevo juego de la oca 4
Tebeos morales: la emblemática 6
Alonso de Barros 8
La corte laberíntica 9
El juego de los cortesanos 14
Notas 21

Fisolofía cortesana
El rey 27
Aprobación 29
Soneto de Liñán de Riaza 30
Soneto de Miguel de Cervantes 31
Al lector 32
Comienza la Filosofía cortesana 34
Declaración del juego y orden de jugarle 48

3
Introducción
El nuevo juego de Europa. Valgan dos ejemplos
la oca más como síntoma de esta rá-
pida difusión: en Francia, un tal
referencia más antigua Héroard, médico y preceptor

L
A
que se ha encontrado, por del futuro rey Luis XIII, men-
el momento, sobre el juego ciona en sus memorias, publi-
de la oca proviene de un libro cadas en 1612, que al infante
de Pietro Carrera titulado Il le gusta relajarse jugar a la
giuoco de li scacchi, publicado Oca; y, en Italia Michelangelo
en Militello en 1617, en el cual Vaccari menciona un «Gioco
se dice que hacia 1580 Fran- dell’Oca» en un inventario de
cesco dei Medici envió a Felipe imágenes profanas y religiosas
II, rey de España, «Il nuovo e que publica en 1614 (2).
molto dilettevole giuoco de-
ll’Oca». Esta referencia no se El tablero más antiguo que ha
ha podido contrastar por nin- llegado hasta nuestros días fue
guna otra fuente, pero sí es publicado en Venecia, en
probable que fuera cierta te- 1640, por Carlo Coriolani y lle-
niendo en cuenta que menos vaba por nombre «Il dilettevole
de diez años después Alonso de gioco di loca». El dibujo no es
filosofía cortesana

Barros publicó su peculiar ver- muy bueno, lo que podría de-


sión del juego de la oca, que notar su carácter popular.
veremos más adelante. Consta de 63 casillas, más la
de llegada, y en el centro se
La siguiente referencia es una muestra a una familia sentados
inscripción del 16 de junio de a comer.
1597 en la que se habla una
vez más «Il nuovo e molto dilet- Las casillas normales van en
tevole giuoco dell’Oca», que blanco y entre las especiales se
fue llevado a Londres por un tal distinguen ya algunas que
John Wolfe(1). A partir de aquí serán habituales del juego: el
se irán multiplicando por toda puente (6), la posada (19), los

4
Tablero de Coriolani
5
dados (26), el pozo (31), el la- Tebeos morales:
berinto (42), la muerte (58), y la emblemática
las ocas, que duplican el movi-
miento. 1531 se publicó en

E
N
Augsburgo una obra titu-
En síntesis, el origen del juego lada Emblematum liber
es incierto. Tal vez fue inven- que en seguida alcanzó gran
tado, efectivamente, en Floren- éxito. Una tras otra se sucedie-
cia hacia 1580, pero es ron las ediciones en diversos
probable que se basara en un idiomas y por toda Europa se
modelo mucho más antiguo, escribieron libros similares. El
quizás proveniente de oriente, libro consistía en una serie de
como explica la catedrática Sa- dibujos simbólicos acompaña-
grario López Poza (3): dos de una frase y una breve
enseñanza moral. Por ejemplo,
«Entre lo mucho que se ha escrito en uno de estos dibujos o em-
sobre el juego de la oca, parece blemas, el llamado In astrolo-
que su origen primigenio pudo estar
en China, en un juego inventado
gos, se muestra un astrólogo y
bajo la dinastía Ming (1368–1644) en el texto se explica que, como
llamado Shing Kunt t’o, que puede le sucedió a Ícaro, estos impos-
traducirse como la promoción de tores también caerán de cabeza
los mandarines». por acercarse tanto a las estre-
llas.
En cualquier caso, parece se-
guro que para principios del La popularidad del Emblema-
siglo XVII ya se había extendido tum liber se debió a un golpe
con gran rapidez por Europa. de fortuna y el buen tino de un
Parte de este éxito se debió, editor. Su autor se llamaba An-
probablemente, al terreno abo- drea Alciato y en un principio
nado que había dejado la lite- carecía de ilustraciones. Estaba
ratura emblemática. dedicado a Maximiliano Sforza,
duque de Milán, y fue pasando

6
Dibujo de In astrologos, de Alciato, en una edición francesa de 1536.

de mano en mano hasta que lo se duplicaron los grabados, se


recibió un impresor llamado superaron las 175 ediciones y,
Steyner. Intuyendo que al libro por toda Europa, los autores
le faltaba algo para estar com- humanistas se lanzaron entu-
pleto, Steyner decidió publi- siastas a escribir nuevos libros
carlo incluyendo 99 grabados de emblemas, como La Filoso-
acompañando al texto. No se fía cortesana de Alonso de Ba-
equivocó. En apenas dos siglos rros que, además es un juego.
7
Alonso de Barros
Ni más bebedora esponja
que la sed del usurero.
N un artículo brillante

E sobre Alonso de Barros y


su Filosofía cortesana(4),
José Martínez Millán explica
Ni más perdido dinero
que el del recién heredado.

Ni valeroso soldados
sino es ambicioso de honra.
que nació en Segovia hacia
1552. Su padre, Diego López Ni verdadera deshonra
sin la culpa del paciente […].
de Orozco, había trabajado (1050).
como ayudante de cámara de
Cámara del emperador Carlos Al lado de cada pareado, in-
V, lo cual le abrió las puertas de cluye la cita latina de la fuente
la corte. En 1563 entró a tra- correspondiente: Aristóteles,
bajar como aposentador de la san Agustín, Boecio, Cicerón,
casa real y hasta su muerte, en Eclesiastés, Luciano, Macrobio,
1604, estuvo vinculado con la Petrarca, Propercio, etcétera(5).
corte, primero con Felipe II y
después con Felipe III. Sobre la segunda obra cono-
cida de Alonso de Barros, que
No fue un autor prolífico. Ape- lleva por título Memorial sobre
nas tenemos constancia de el reparo de la milicia, me per-
unas tres obras suyas, aunque mitirá el lector que pase de
quizá algún día se encuentre al- largo, a pesar de que el conte-
guna que otra más, pues re- nido promete ser tan apasio-
sulta algo extraño que sea tan nante como emparejar
parca. La más conocida es La calcetines. El tercer libro suyo,
perla de los proverbios morales La filosofía cortesana morali-
y, como indica el título, es una zada, en cambio, es el que
recopilación de citas morali- vamos a ver en detalle en
zantes, expuestas a modo de cuanto conozcamos un poco
pareados moralizantes conca- mejor la corte castellana en
tenados por la conjunción ni. tiempo de los Austrias

8
La corte laberíntica de aquel edificio», el cual pro-
viene del libro octavo de las
a idea de que la corte es Metamorfosis de Ovidio (168),

L un nido de víboras, donde


resulta imposible medrar
sino es a fuerza de engaños, hi-
justo del pasaje en el que está
describiendo cómo Dédalo
construyó un edificio tan com-
pocresías y traiciones, consti- plicado que casi ni él mismo
tuye un tema recurrente en consiguió escapar. El texto ex-
algunos literatos españoles del plicativo en verso termina de
siglo XVI. Un ejemplo paradig- aclarar la enseñanza:
mático es el emblema 31 de los
Emblemas morales de Sebas- Mañana, es otro, partiré a mi casa,
dice el entretenido Cortesano.
tián de Covarrubias, en el que
Un año y otro en este medio pasa,
vemos a un cortesano perdido porque salir de allí, no es en su
en el laberinto que supone la mano].
corte. La salud gasta, la hacienda abrasa,
con pretensión de un pensamiento
vano],
El lema reza Tanta est fallacia
y el más prudente y cortesano viejo,
tecti, «Tan grande es la trampa pierde la vida, y deja allí el pellejo(6).

Sebastián de Co-
varrubias.
Emblemas mora-
les, 31.
9
Es decir, la Corte es un peli- Aunque es tarea en la que bien
groso laberinto del que resulta vale emplearse pues:
imposible escapar y, mientras
espera en vano ascender un «El que deja la corte y se va a su
peldaño, pierde la salud y el di- casa, con más razón puede decir
que se va a vivir que no se va a
nero hasta el más prudente de morir; porque en escapar de la
los cortesanos(7). corte ha de pensar que escapa de
una prisión generosa, de una vida
De entre los varios ejemplos desordenada, de una enfermedad
más que abordan el tema(8), peligrosa, de una conversación sos-
pechosa, de una muerte prolija, de
destaca, por calidad y por pio- una sepultura labrada y de una re-
nero, el Menosprecio de corte y pública confusa».
alabanza de aldea (Valladolid,
1539) de Antonio de Gue- Otro tópico del género es la
vara(9). Con esta obra se popu- ruina de la vida en la corte
larizan algunas bases del tema, frente a la saludable vida en el
como la corte laberíntica de la campo.
que sólo se puede escapar con
una voluntad férrea. «¡Oh!, cuán bienaventurado es
aquél a quien cupo en suerte de
«Viniendo, pues, al propósito, es de tener qué comer en el aldea; por-
notar que el proverbio más usado que el tal no andará por tierras ex-
entre los cortesanos es decir a cada trañas, no mudará posadas todos
palabra: “A la verdad, señor com- los días, no conocerá condiciones
padre, quiero ya esta maldita de nuevas, no sacará cédula para que
corte dejar e irme a mi casa a le aposenten, no trabajará que le
morar, porque la vida de esta corte pongan en la nómina, no tendrá
no es vivir, sino un continuo morir”. que servir aposentadores, no bus-
cará posada cabe palacio, no re-
»¡Oh!, a cuántos he oído yo esta ñirá sobre el partir la casa, no dará
palabra prometer y a cuán poquitos prendas para que le fíen ropa, no
la he visto cumplir, porque el an- alquilará camas para los criados,
zuelo de la corte es de tal calidad, no adobará pesebres para las bes-
que al que una vez prende dale tias, ni dará estrenas a sus huéspe-
cuerda, mas no le suelta». das. No sabe lo que tiene el que
10
casa de suyo tiene; porque mudar del tesorero que no le paga, del al-
cada año regiones y cada día con- guacil porque le desarma, del tra-
diciones es un trabajo intolerable y pero porque no le espera, del
un tributo insufrible». banquero porque le ejecuta, y aun
del truhán si le dijo alguna malicia».
En suma, que la corte saca lo
peor de cada uno: Es lo que se dice un auténtico
lodazal.
«En la corte no sólo se mudan las
complexiones, más aun las condi- «Hay en las cortes de los príncipes
ciones. Para probar esta sentencia tantos vagabundos, furiosos, desal-
no hemos menester a Platón que lo mados, blasfemos, tramposos y
diga ni a Cicerón que lo jure, pues mentirosos, que no nos escandali-
vemos de cuerdos tornarse locos; zamos ya de ver tantos malos, sino
de mansos, presuntuosos; de absti- que nos maravillamos topar con al-
nentes, golosos; de pacientes, mal gunos buenos. No tiene ya el
acondicionados; de nobles, mali- mundo en sus rosales sino espinas,
ciosos; de pacíficos, revoltosos; de en sus árboles sino hojas, en sus
callados, chocarreros; de honestos, viñas sino rampojos, en sus bode-
amancebados; de ocupados, vaga- gas sino heces, en sus fraguas sino
bundos; y aun de devotos, tibios cisco, en sus graneros sino paja y en
cristianos». sus tesoros sino escoria. ¡Oh, siglos
dorados!, ¡oh, siglos deseados!,
¡oh, siglos pasados!, la diferencia
Y encima todos viven a dis- que de vosotros a nosotros va es
gusto: que antes de nosotros veníase el
mundo perdiendo, mas ahora en
«En la corte ninguno vive contento y nuestros tiempos está ya del todo
no hay quien no diga que está perdido. En ti, ¡oh, mundo!, cada
agraviado, porque se queja del rey uno dice lo que quiere, inventa lo
que no le hace mercedes, del pri- que quiere, toma lo que quiere, em-
vado que no le es amigo, del émulo prende lo que quiere, hace lo que
que se lo estorba, del pariente que quiere y, lo que es peor de todo,
no le ayuda, del amigo que no le vive como quiere y se sale con lo
habla, del presidente que no le des- que quiere. Poco hay ya en ti, ¡oh,
pacha, del aposentador que no le mundo!, que conservar, poco que
aposenta, del portero que no le defender, poco que gozar y muy po-
abre, del contador que no le libra, quito que guardar, y por otra parte
11
hay en ti mucho que desear, mucho renta años, desde que apenas
que enmendar y aun mucho que contaba quince años de edad.
llorar. Gozaron nuestros pasados
del siglo férreo y quedó para nos-
Durante el resto del poema,
otros, ¡míseros!, el siglo lúteo, al Prudencio insistirá en lo espan-
cual justamente llamamos lúteo toso del ambiente cortesano,
pues nos tiene a todos puestos del donde todos andan angustia-
lodo». dos por si bajan un escalón en
el escalafón social como resul-
Otro caso lo encontramos en el tado de la voluble fortuna, una
divertido y extenso poema Aula fuerza que escapa al margen
de cortesanos(10), del poeta mi- de maniobra de los seres hu-
robrigense Cristóbal de Casti- manos.
llejo (1490-1550). Un joven
llamado Lucrecio, por lucro, »aunque no es como pensáis,
quiere emprender una carrera todo oro lo que reluce,
que le reporte pingües benefi- ni es igual
cios, así que piensa ir a la a todos en general
en palacio la fortuna;
corte, donde ve que todos los que a unos es parcial,
chicos: y a otros brava, importuna;
a unos da muy por tasa
»llegan sin inconviniente los bienes bien merescidos,
a ser muy grandes y ricos con otros excede y pasa
y dichosos, de los límites debidos
y los veo andar pomposos, de favor».
ufanos y bien vestidos
honrados y poderosos,
privados y favoridos
Ni siquiera los que parecen
y contentos […]». más afortunados son felices,
pues:
Pero, como alguna duda le
»todos andan de cuidados,
queda, lo consulta con un pa- congojas y ruinas llenos, no bastante
riente suyo llamado Prudencio, bien ninguno, aunque abundante,
por prudencia, que ha sido cor- a que no pene por más,
tesano durante más de cua- y por pasar adelante
12
o por no volver atrás, temerosa,
y crecer […]». tras la justicia dudosa,
andando contino en vela,
o como la mariposa
Sigue Prudencio con la descrip- en torno de la candela
ción de los cuatro tipos de per- deslumbrados […]».
sonas que hay en la corte. Unos
son los nobles y caballeros, que Aunque también es cierto que
«gastan sus dineros por su pla- son los únicos que pueden afe-
cer y deporte». A estos sólo les rrarse esperanzados a recobrar
atormentará la envidia, el la libertad algún día.
miedo y el ansia por medrar en
sociedad, pero parece que »mas los menos mal librados
están a salvo de penurias físi- son estos a la verdad,
cas. Otros hay, como Lucrecio, pues los pleitos acabados,
que piensan salir bien parados vuelven a su libertad».
gracias a su tesón y talento,
pero no se rige la corte por la El cuarto grupo está formado
igualdad de oportunidades, y, por los que ejercen algún cargo
sin dinero, su destino es termi- importante «y de sudores ajenos
nar en la miseria, alimentados se enriquecen», son los que
en un hospital en el mejor de mandan «y en pos de ellos se ya
los casos. Tampoco les aguarda la gente golosa». Aunque pu-
mejor destino a los que llegan, dieran parecer afortunados, en
peregrinos, desde alguna corte realidad también lo pasan mal,
extranjera con una misión en- pues viven muy preocupados
comendada, ya que: por cualquier giro de fortuna
que les rebaje un ápice el esta-
»padescen de mil maneras, tus social y nunca se conforman
y prueban bien a qué sabe ser fatores; con la situación en la que
por servir a los señores están.
o negociar de otra suerte,
sufren duelos y dolores,
y algunas veces la muerte
Como Lucrecio no termina de
comprender cuan terrible es la
13
vida en la corte, Prudencio con- El juego de
tinúa su exposición estable- los cortesanos
ciendo una analogía
metafórica entre la corte y la En 1587, Alonso de Barros pu-
navegación por un mar de mo- blicó un juego que llevaba por
ralidad inmunda, la cual re- título Filosofía cortesana morali-
cuerda a la Nave de los necios zada. Era una especie de juego
que formularan El Bosco y Se- de la oca, pero adaptado a la
bastian Brandt entre otros. En visión de la corte como un her-
resumen, la corte, como el In- videro de intrigas y mezquinda-
fierno, es un lugar terrible, del des. Las casillas especiales
que no se puede escapar una hacían referencia a los vericue-
vez que se ha probado apenas tos de la corte y la manera de
una migaja. pasarlos con menor dificultad,
la cual, en palabras de Barros,
»¿Qué sabéis, consistía en emplear liberali-
Lucrecio, si lo podréis dad, adulación, diligencia y tra-
hacer como lo pensáis,
y si de corte saldréis
bajo. De hecho, frente a las
si una vez en ella entráis visiones fatalistas de Antonio de
a probar Guevara y Cristóbal de Casti-
lo que sabe su manjar?». llejo, que, poco más o menos

14
que se rinden ante los capri- que quizá siguiera un recorrido
chos de la Fortuna, motor de la en espiral. Constaba de 63
corte, la cual sólo puede ser «casas», es decir, casillas, «que
guiada mediante un esfuerzo son los años de la vida». Tres
ímprobo de la voluntad, Barros esquinas estaban decoradas
propone una filosofía algo más con sendas ilustraciones. En
optimista. Si bien es cierto que una se mostraba un delfín
la corte es un laberinto lleno de arrastrando un ancla, símbolo
peligros, en el que un giro de de la velocidad y firmeza. En
Fortuna nos puede enviar al otra, una mujer con cabellos en
punto de partida, también es la frente y rasurada la coronilla,
verdad, según Barros, que me- la cual denotaba la ocasión. En
diante el trabajo se puede salir la tercera una mano señalando
adelante e, incluso, coronar la las horas de un reloj, con una
cima de las esperanzas cortesa- frase que decía «Hasta la pos-
nas, la palma del éxito. trera» (la Muerte). En su con-
junto, con estas tres
El tablero se ha perdido y del ilustraciones se
juego apenas queda el manual
de instrucciones, que es lo que «quiere decir: “que porque en el
discurso de una pretensión no hay
se conoce como Filosofía cor- cosa segura hasta el fin de ella, le
tesana moralizada. Por lo que es necesario al que pretende asista
se indica en este manual, el en lo comenzado con gran solicitud
pliego del tablero debía de ser y firmeza, sin temer trabajo ni costa,
bastante grande, acorde con el ni perder ocasión ni tiempo, porque
lo que de esto se pierde jamás se
tamaño de las fichas y la abun- cobra; y ninguno es tan mal perdido
dancia de textos e ilustraciones, como aquel en que por descon-
por lo que Alonso de Barros re- fianza se dejan de hacer diligencias.
comendaba clavarlo a una Pues hasta la postrera hora, y no
tabla. Por analogía con los ta- más, se nos concede tiempo de po-
derlas hacer; las cuales, como fue-
bleros más antiguos que se han ren, serán después de la muerte
conservado, podemos suponer testimonio de la vida».

15
Como fichas bastaba con em- la posición en el tablero; justo
plear cualquier objeto pequeño debajo, el mote del emblema:
que identificase a su propieta-
rio —como un reloj, una mo- Puerta de la opinión (0 ó 1)
neda o una sortija— y se
jugaba con dos dados de 6 A los pies mira razón
caras. y a la rueda la opinión.

Podían participar tantos juga- La casilla muestra una puerta


dores como quisieran. Al prin- en cuyo vano hay un cisne pi-
cipio de la partida cada sando un esqueleto, símbolo de
jugador ponía una cantidad de la muerte. Además, quizá hu-
dinero estipulado de antemano, biera una trompeta de la que
la «polla» que dice Alonso de salía una máxima invitando al
Barros, que se situaba en el jugador a conocerse a sí
centro del tablero. A medida mismo, para que luego no se
que transcurría el juego, los ju- queje si es desafortunado,
gadores podían ganar tantos pues, en el fondo, viene a decir,
de este monto o tener que la Fortuna no nos provocará
sumar otros al caer en casillas grandes desastres si somos de
fatídicas. El primero en alcan- recta intención.
zar la casilla 63, la Palma del
éxito, se llevaba la banca. Pródigo (7)

Por lo menos las casillas espe- El pródigo tiene amigos


ciales, si no todas, constaban cuanto come con testigos.
de una ilustración y un pare-
ado, separado del dibujo por La imagen muestra a un pelí-
una raya horizontal. cano de cuyo pico están ali-
mentándose unos gatos, pues
Barros describe las siguientes ca- el pródigo da de comer hasta a
sillas especiales. Entre paréntesis, sus enemigos naturales.

16
Adulación (10) Está representada por un esca-
rabajo pelotero empujando una
Muestra fina y falso paño bola de estiércol.
vende adulación y engaño.
Privado (26)
Estaba representada por una si-
rena, monstruo de la mitología No pidas la mano ajena
clásica cuyo canto era la perdi- si la tuya no va llena.
ción de los navegantes, con un
espejo en una mano y en la Azar (28)
otra un camaleón, pues el adu-
lador se cambia de color al Si no hay dicha en negociar,
gusto del engañado. la suerte se vuelve azar.

Paso de la esperanza (15) Esta casilla parece inspirada en


la de los Dados, del juego es-
Te conducía a la casilla 26, del tándar de la oca (26), pero en
Privado, pero había que pagar sentido inverso, ya que en vez
dos tantos a la banca, uno «por de enviar para adelante, es re-
la buena esperanza que se le ceptora de una posterior.
ofrece» y otro «por el favor que
espera». Si la casilla del Privado Pozo del olvido (32)
ya estaba ocupada por una
ficha, ésta se quita y se pone en El ingrato echa en olvido
la posición desde la que salió cuanto bien ha recibido.
la recién llegada antes de caer
en esta casilla de la esperanza. En la versión estándar del juego
de la oca hay un pozo en la ca-
Diligencia (20) silla 31, en el que probable-
mente se inspiró Alonso de
Cuanto trabajo y procura, Barros para diseñar el suyo.
el mundo todo es basura.

17
Es una casilla bastante mala, Muerte del valedor (46)
pues el jugador que cae en el
pozo del olvido pierde una El hombre que en hombres fía
mano y debe pagar un tanto a queda cual ciego sin guía.
cada uno de los demás y dos
más a la banca, para pagar las La peor casilla de todas, pues
sogas con que sacarle de ahí. te lleva de nuevo al punto de
partida, al igual que sucede
¿Qué dirán? (36) con la casilla de la Muerte (58)
en el juego estándar. Estamos
El que sirve al “¿qué dirán?” en el siglo XVI y la muerte, claro
tome el pago que le dan. está, no podía faltar en un
juego relacionado con la for-
Al caer en esta casilla se retro- tuna.
cede hasta la 28.
La fortuna (51)
Falsa amistad (39)
Todo está a disposición
Dando gracias por agravios, de fortuna y permisión.
negocian los hombres sabios.
Se vuelven a tirar los dados.
Al caer en esta casilla fatídica
se retrocede hasta la séptima, La diosa fortuna con una banda
el Pródigo. en la que dice «Yo trueco y
mudo el consejo».
Mudanza de ministros (43)
Pensé qué (55)
Quien limita su esperanza
sufra el golpe de mudanza. Del “Pensé que” huye ventura,
y la que tiene no dura.
Esta casilla te hace retroceder
hasta la décima, Adulación. Se vuelve a la diligencia (20).

18
Está representado por un asno, mucho, ni lo poco», máxima
que no prevé nada. aristotélica esta del término
medio, la templanza, que re-
Pobreza (60) sulta acorde con la puntuación
que había que sacar para al-
Pobreza seca el humor canza la casilla, es decir, la
de la raíz del favor. justa medida.

La imagen muestra una tierra Quizás, por algún lado de este


seca. Se vuelve a la casilla 53, dibujo estaba el lema:
pero todos los jugadores deben
darle un tanto por limosna. Cuando tengas más fortuna,
mira que es como la luna.
La palma del éxito (63)
Además, sujetándose a las
Para entrar en esta casilla, meta ramas de la palmera en una
del recorrido, hay que sacar isla estaba un hombre tratando
una tirada justa. En caso de de alzarse (con la victoria). A su
que se saque una tirada mayor, lado, quizá se encontrase un
hay que retroceder los puntos pez, otro símbolo de su triunfo,
sobrantes pagando un tanto a pues lo ha pescado en el mar
la banca por cada uno de ellos, de su trabajo, aunque en el in-
salvo que el rebote conduzca a tento ha perdido un zapato,
la casilla de la pobreza, en para que se entienda que todo
cuyo caso, como vimos, son los cuesta y nada es en balde. El
demás quienes deben pagar un lema que le acompaña dice:
tanto al jugador.
Nunca subirá gran cuesta
Debía de constar de varios di- quien mirare lo que cuesta.
bujos y emblemas. El principal
era una palmera en cuyo Por último, en el mar, que se
tronco estaba escrito «Ni lo llama Sufrimiento, tal vez, es-

19
taba una tercera locución cada 6 ó 7 casillas. Cada una
moral: llevaba su propio pareado mo-
ralizante:
Quien pretende ha de sufrir,
Frutos del trabajo justo
como quien nace morir. son honra, provecho y gusto.

Casillas del Trabajo Del ocio nace pobreza


y del trabajo riqueza.

Estaban representadas por dos No es grande trabajo aquel


que basta a sacarnos de él.
bueyes unidos por un yugo, del
que pendía unos frutos (los del Al fin se rinde fortuna
si el trabajo la importuna.
trabajo).
El fruto de la esperanza
por el trabajo se alcanza.
Equivalen a las casillas de la
oca del juego actual. Al caer en Trabajo es no le tener
ellas, el jugador avanza tantas el que de él ha de comer.
casillas como la tirada que le Trabajo es no le tener,
ha llevado hasta allí. Por ejem- el que de él ha de comer.
plo, si ha sacado un cuatro Aunque fortuna es mudable,
para llegar a la casilla, avanza al trabajo es favorable.
cuatro casillas. El trabajo gana palma
y quita el orín del alma.
Había nueve casillas de este
tipo, lo cual quizás esté relacio- Además, en general, cuando
nado con la combinación de una ficha caía en una casilla
“tres veces tres”, tan cara al ne- ocupada por otra, esta última
oplatonismo imperante de la debía retroceder a la casilla
época. Alonso de Barros no ex- desde la que había salido la
plica en qué posición se encon- que acababa de llegar.
traban, pero es de suponer que
se repartían de forma equidis- Marcos Méndez Filesi
tante a lo largo del tablero Madrid, 2010

20
Notas 4. José Martínez Millán. Filoso-
fía Cortesana de Alonso de Ba-
1. Referencia reportada por rros (1587). En Política, religión
Murray en el clásico A History of e inquisición en la España mo-
Board Games other than Chess. derna: homenaje a Joaquín
Oxford University Press, 2002. Pérez Villanueva. 1996.

2. Un resumen atinado sobre el 5. Se puede leer una edición on


origen del juego de la oca y las line de la Junta de Andalucía.
primeras fuentes documentales François par Sebastien Hardy
es el artículo de Domini Dona- tradujo este libro al francés en
tino Il Gioco dell'Oca, en una edición parisina de 1639,
la cual lleva por título Desen-
Berti, Giordano; Vitali, Andrea. gagño [sic] de cortesanos. Está
La vite e il vino. Carte da gioco recogida en Google y hay una
e giochi di carta. Fondazione copia en la BNE.
Lungarotti- Edigraf. Roma,
1999. 6. Desde Archive.org se puede
descargar una versión PDF de
On line, la mejor web al res- la edición de 1610, muy reco-
pecto, que conozco, es la de mendable.
Luigi Ciompi y Adrian Seville:
www.giochidelloca.it. 7. Por otro lado, como explico
en El laberinto, historia y mito,
3. Sagrario López Poza. Expre- quién sabe si el propio Sebas-
siones alegóricas del hombre tián de Covarrubias no se sen-
como peregrino en la tierra. En tiría identificado en este
De oca a oca... por el Camino emblema. Sebastián y su her-
de Santiago. Xunta de Galicia. mano Juan provenían de una
Santiago de Compostela, 2004. ilustre familia de eruditos, teó-
logos y arquitectos, muy ligada
a Felipe II por parte de su tío

21
Diego. Ambos tenían un pro- plano moral; es decir, la prós-
blema para medrar en la Corte: pera o adversa fortuna se pro-
su padre descendía de una fa- yectaba al comportamiento
milia de judíos conversos. moral del cortesano. A este
Quizá por esto, en su vida pro- propósito, la vida de don Ál-
fesional siempre trató de man- varo de Luna, [un favorito caído
tener un precario equilibrio en desgracia], servía como pa-
entre el deseo de obtener el radigma adecuado según se
favor real, el cual obtuvo pri- desprende de las numerosas
mero con Felipe II y más tarde obras, aparecidas a finales del
con Felipe III, y la necesidad de siglo XV y durante el siglo XVI,
mantenerse lo más alejado po- con dicho argumento».
sible de la rancia corte caste-
llana, donde no habrían Menciona Milián tres ensayos
tardado en hostigarle los claves sobre esta relación entre
demás cortesanos si le hubieran la fortuna y los avatares de la
percibido como un peligro para corte castellana:
sus respectivas carreras.
Jesús Gutiérrez. La “Fortuna bi-
8. Explica José Martínez Millán frons” en el teatro del Siglo de
que: Oro.

«Fue durante el período de los Juan de Dios Mendoza Negri-


Trastámara —sobre todo en el llo. Fortuna y Providencia en la
reinado de Juan II— cuando literatura castellana del siglo XV.
surgió este género literario que Madrid, 1973.
trataba de explicar las contra-
dictorias situaciones por las que Raymond R. Mac Curdy. The
atravesaban los más relevantes tragic fall: Don Álvaro de Luna
cortesanos; si bien, en aquella and the other favorites in Spa-
época, la evolución de la for- nish golden age drama. Cha-
tuna se explicaba desde un pell Hill, 1978 (caps. 4º y 5º).

22
En cuanto a las obras clásicas, 9. Del Menosprecio de corte y
además de los casos expuestos, alabanza de aldea se puede
destacan: consultar una buena edición on
line de Emilio Blanco en www.fi-
Martín de Córdoba. Compen- losofia.org.
dio de la Fortuna. (Publicado
por Biblioteca de autores espa- 10. El poema Aula de cortesa-
ñoles; t. 171. Prosistas castella- nos está editado on line por la
nos del siglo XV / edición y Biblioteca Cervantes.
estudio preliminar de Mario
Penna, Fernando Rubio).

Diego Valera. Tratado de la Pro-


videncia contra Fortuna. (Publi-
cado en el mismo volumen de
la BAE).

Juan de Mena. Laberinto de


Fortuna. (Publicada on line por
la Biblioteca Cervantes).

Íñigo López de Mendoza, mar-


qués de Santillana. Bías contra
la Fortuna. (Edición facsímil, un
tanto ilegible, por la Biblioteca
Cervantes).

Complemento de esta obra es el


artículo de Álvaro Alonso. El es-
toicismo y el debate de Bías contra
Fortuna. En Dicenda: Cuadernos
de filología hispánica, nº 4. 1985.

23
Filosofía cortesana
moralizada

Alonso de Barros
(1587)

25
Filosofía cortesana moralizada.

Por Alfonso de Barros, criado del Rey nuestro Señor.

Dirigida a Mateo Vázquez de Leca, del consejo de su


majestad y su secretario, y de la santa general Inquisi-
ción, arcediano de Carmona, y canónigo de la santa
Iglesia de Sevilla.

En Nápoles por Iosep Cacchÿ.


1588

[1v]
[blanco]

[2r]

EL REY

Por cuanto por parte de vos Alonso de Barros, nuestro


criado, nos ha sida hecha la relación que vos habéis com-
puesto una pintura intitulada Filosofía cortesana, con cier-
tas diferencias de figuras y letras que se contiene en un
pliego grande, y la habéis moralizado en una relación
aparte; y nos suplicasteis que, teniendo consideración en
ello [2v] habéis tratado, os diésemos licencia y mandáse-
mos que vos o la persona que vuestro poder hubieren, lo
podáis imprimir y vender en estos nuestros reinos, y no
otras algunas, o como la nuestra merced fuese, y porque,
habiéndose visto por nuestro mandado, pareció ser obra
de mucho ingenio y que será útil a la República por ser de
honesto y gustoso entretenimiento, por la presente os

27
damos licencia y facultad para que por tiempo de diez
años primeros siguientes, contados desde el día de [3r] la
fecha de esta nuestra cédula en adelante, vos, o la per-
sona o personas que para ello vuestro poder hubieren,
podáis imprimir y vender en estos nuestros reinos y seño-
ríos la dicha pintura y moralidad de ella.

Y mandamos que otras personas algunas no lo puedan


imprimir ni vender, ni impriman ni vendan en estos dichos
nuestros reinos y señoríos, so pena que cualesquier per-
sonas que, sin tener el dicho vuestro poder, lo imprimie-
ren o hicieren imprimir o lo vendieren o hicieren vender,
pierdan toda [3v] la impresión que hicieren y vendieren,
y los moldes y aparejos con que lo hicieren, y más incu-
rran por cada vez en pena de cincuenta mil maravedíes:
la tercia parte para nuestra cámara, y la tercia parte para
el juez que lo sentenciare, y la otra tercia parte para el
denunciador. Y mandamos que cada pliego de la dicha
pintura con la dicha moralidad se venda al precio que
por los del nuestro Consejo fuere tasado. A los cuales y
a los Presidentes y Oidores de las nuestras Audiencias, y
a otros [4r] cualesquier jueces y justicias de estos dichos
nuestros reinos y señoríos, mandamos asimismo que
guarden y cumplan, y hagan guardar y cumplir, esta nues-
tra cédula y lo en ella contenido.

Fecha en Madrid a nueve de febrero de mil y quinientos


y ochenta y siete años.

YO EL REY
Por mandato del Rey nuestro señor.
Juan Vázquez [4v]

28
APROBACIÓN

Yo he visto esta obra que se intitula Filosofía cortesana


moralizada por Alonso de Barros, criado del Rey nuestro
señor, obra de mucho ingenio y que será útil a la Repú-
blica, por ser [como es] de gustoso y honesto entreteni-
miento, y en este género la mejor que he visto. Por lo cual
me parece que se puede muy bien imprimir, y que será
muy acepta y bien recibida de todos. A trece de enero de
mil y quinientos y ochenta y siete años.

Don Alonso de Ercilla [5r]

29
De Liñán de Riaza
SONETO

Reducir a placer la pesadumbre


de pretensiones que consumen vidas;
aprender a ganar y a ver perdidas
las esperanzas con incierta lumbre;
Mirar como arrojadas de la cumbre,
cuanto más levantadas más caídas
están nuestras venturas, reducidas
al fallo de ambiciosa servidumbre:
Esta filosofía, no hallada
en el discurso de la edad primera
que tuvo sus deseos limitados,
estaba a vuestra pluma reservada,
como de Platón regida fuera,
para norte de gusto y de cuidados. [5v]

30
De Miguel de Cervantes
SONETO

Cual vemos del rosado y rico Oriente


la blanca y dura piedra señalarse,
y en todo, aunque pequeña, aventajarse
a la mayor del Cáucaso eminente,
tal este humilde al parecer presente
puede y debe mirarse y admirarse,
no por la cantidad, mas por mostrarse
ser en su calidad tan excelente.
El que navega por golfo insano
del mar de pretensiones verá al punto
del cortesano laberinto el hilo:
felice ingenio y venturosa mano
que el deleite y provecho puso junto
en juego alegre, en dulce y claro estilo. [6r]

31
Al Lector

Materia es ésta del pretender, donde, cuando todos los


escritores de buen entendimiento que ha habido y hay hoy
en el mundo quisieran mostrarse, por mucho que hubie-
ran continuado la pluma, quedarán cortos, según los
altos y bajos de próspera y adversa fortuna, contentos y
[6v] quejas de agravios que en ella hay. Y cuando yo lo
quede, quedaré disculpado, pues mi intento no ha sido
sino mostrar entre burla y juego las veras y desventuras
que siguen a una larga pretensión, y reducir a orden lo
que tan sin ella se trata. El que con más curiosidad lo qui-
siere mirar, muestre su habilidad en hacer otra cosa [7r]
mejor, y no ponga mucho estudio en notar sus faltas, que
en ninguna de las letras humanas dejan de hallarlas los
ojos cavilosos de los que las miran. Y es de creer que
todos como yo han deseado acertar, y no por eso se han
librado de este peligro. Esta consideración disculpa mi
atrevimiento, con que si la obra no [7r] fuere tal como yo
quisiera, su brevedad la asegura de ser fastidiosa, que de
lo malo no es lo peor. [8r]

A Mateo Vázquez de Leca, del Consejo de su Majestad y


su secretario, y de la Santa General Inquisición, arcediano
de Carmona y canónigo en la Santa Iglesia de Sevilla.

La Filosofía cortesana que presento a v.m. es doctrina


(según ha parecido a los [8v] hombres cuerdos que la han
visto) necesaria, para que los que por elección o por ne-
cesidad pretenden ser acrecentados sepan los principios,
los medios y los fines por do caminan y vienen a parar

32
las pretensiones humanas. Por esta razón no he podido
excusar de ofrecer a v.m. esta tan pequeña obra en las
palabras, y tan grande en [9r] la sustancia y verdades que
en ella hay; y porque el lugar que v.m. tiene, que es de
tanta importancia y consideración, y como un centro de
los negocios de esta monarquía, lo entenderá mejor que
otros, y con el valor de su persona y la antigua grandeza
de las casas de Leca y Colona, de donde desciende, la
defenderá de los que, no considerando el trabajo que
estas cosas cuestan, [9v] ni el buen ánimo con que se
hacen, aplican el suyo sólo para calumniarlas.

El mío ha sido hacer este beneficio a la República y mos-


trar el grande amor y estimación que tengo de su clara y
generosa persona, debajo de cuyo amparo pongo esta
obra, como lo está el autor de ella, que es premio de los
mayores que puedo desear de mis trabajos. [10r]

33
Comienza la Filosofía cortesana de Alonso de Barros,
criado del Rey nuestro señor.

El fin de la obra es principio de ella, porque primero que


se ponga la primera piedra del cimiento de una casa, se
tiene el fin de vivirla. Consideración es ésta que, si mu-
chos [10v] hombres la tuviesen en sus negocios y se die-
sen una vuelta a sí mismos para conocerse, no
pretenderían cosas que, alcanzadas, se hallasen emba-
razados con ellas.

Y otros también recogerían las velas de su esperanza, no


se engolfando en alta mar con tan pequeño navío, que
por su flaqueza cualquier borrasca les baste a anegar
[11v]. Y si por ello se pierden, ponen toda la culpa a la
fortuna llamándola injusta, que tuvo su inconsideración
temeraria. Para cuyo desengaño se pinta aquí un discurso
de pretensores con los medios más usados, que son Li-
beralidad, Adulación, Diligencia Trabajo, con que, pa-
sando por la esperanza, se da en la casa del privado, y
tiene por azares al olvido y que dirán, falsa amistad, mu-
danza de ministros, muerte de valedor y fortuna mal apro-
vechada, el pensé que y pobreza, por medio de algunos
de los cuales se suele alcanzar la palma de lo pretendido,
aunque no de balde como muestra el hombre que está
por defuera.

Y [12r], finalmente, ello es un retrato al vivo de las muer-


tes que se padecen, para que, su fuese posible, alguno
escarmentase en cabeza ajena, contentándose cada cual
con su suerte, supuesto que en ninguna faltan trabajos,
como parece por su letra:

34
No puede el hijo de Adán
sin trabajo comer pan. [12v]

El que comienza a pretender entra por la puerta de la opi-


nión, engañado de su pensamiento con la estimación
propia y satisfacción que de sus valedores tiene; con la
cual va tan vano, haciendo alarde de su merecer, que
hace la rueda como el Pavón, hasta que el tiempo le avisa
que se mire a los pies de sus deméritos y la [13r] des-
haga. Y para mostrar que muchas veces de la elección
del principio nacen las dificultades del fin, está encima de
la puerta un Cisne con un pie levantado sobre una muerte
como fin de las cosas, y una trompa dando voces que
cada uno se conozca a sí mismo y mire al fin de lo que
pretende, porque después [13v] no se queje de su fortuna
si le fuere contraria, que por ventura no le hace agravio.
Y así dice su letra:

A los pies mira razón


y a la rueda la opinión.

Con esto echa la suerte de su deseo, y tanto pasa más


adelante cuantos más puntos de ventura tiene, pero con
los que pinta, se señala en la casa [14r] donde cae, hasta
que si el competidor le saca de ella, ha de tomar la que
él dejó porque así es el uso de la competencia.

En las casas del Trabajo no se debe parar, porque en las


pretensiones no ha de haber punto de descanso, so pena
de quebrar el hilo a los frutos que de él resultan. Esto
[14v] se figura por dos bueyes arando con unas frutas en-
hiladas, que son los frutos del justo trabajo, enhilados

35
unos de otros, y los bueyes son los animales que más tra-
bajan y menos lo sienten, si les pagan con regalo. Como
el hombre, que no parece que siente el cansancio de sus
trabajos sino cuando se le niega la paga que [15r] le
había prometido su esperanza, a cuya causa dice su letra:

Nunca se siente el trabajo


sino cuando el premio es bajo.

Y porque todo lo que se puede pretender ha de ser (de


pura necesidad) mediante trabajo, por medio del cual se
alcanza la quietud de la vida, la perpetuidad del nombre,
y se conquista el [15v] cielo, y el que le huye no merece
coger el fruto de su deseo, pues falta a la obligación pro-
pia particular y a la general con que todos nacimos y es-
tamos obligados por herencia de nuestros primeros
padres, se manda al jugador que cuando la suerte le pu-
siere en algún trabajo, no repare en él sino que con buen
ánimo pase [16r] otras tantas casas adelante como pun-
tos echó para allegar allí.

En el número de las casas del Trabajo no se guarda


orden, porque no la tiene la materia de que aquí se trata;
no obstante que hay sin la primera otras ocho casas, que
todas ellas con sus letras animan al pretensor para que no
le tema, y le enseñan a que le busque y [16v] procure por
lo mucho que importa y bienes que de él resultan, que
son las siguientes:

Frutos del trabajo justo


son honra, provecho y gusto.

36
Del ocio nace pobreza
y del trabajo riqueza.

No es grande trabajo aquel


que basta a sacarnos de él.

Al fin se rinde fortuna


si el trabajo la importuna. [17r]

El fruto de la esperanza
por el trabajo se alcanza.

Trabajo es no le tener
el que de él ha de comer.

Trabajo es no le tener,
el que de él ha de comer.

Aunque fortuna es mudable,


al trabajo es favorable.

El trabajo gana palma


y quita el orín del alma.

Luego, a quince casas, se pone el paso de la esperanza,


que es con la que se anima el nuevo pretendiente [17v]
cuando, visitando a sus amigos y valedores y habiéndo-
les dado cuenta de su negocio, ellos le responden con
tan gran encarecimiento de palabras y exageración de
sus méritos que los juzga por mayores que su deseo, paga
el portazgo y, preguntando quién puede con fulano, que
es el privado, acude a su casa a [18r] pedirle favor, mas

37
como es nuevo en el pretender siente tanto el rogar que
va diciendo entre sí:

Ninguna esperanza es buena


que está en voluntad ajena.

Llegado a la casa del privado, le ofrece las primicias de


su hacienda porque le dé grato oído, habiendo primero
para ello aguardando coyuntura, y como [18v] de la ex-
periencia saca lo que esto importa, sale diciendo:

No pidas la mano ajena


si la tuya no va llena.

Y porque con la diversidad de negocios, de que se en-


cargan algunas veces, se olvidan de los de mayor obli-
gación, está puesto a treinta y dos casas el pozo del
olvido, donde los [19r] echan, con una letra que dice:

El ingrato echa en olvido


cuanto bien ha recibido.

El que cayere en el pozo ha menester sogas de liberalidad


para salir, ganando la voluntad de los que algo pueden
con el valedor, para que le acuerden su negocio. Y así se
le manda que, habiendo estado olvidado [19v] dando
una mano, dé para ellas un tanto a cada unos de los ju-
gadores y dos en la polla.

Camínase por el Trabajo adelante, hasta que a fuerza de


mohínas y desengaños da el pretensor en el miedo (del
“¿qué dirán?”), que es nacido de ir cayendo en la cuenta

38
de su perdición, cuando halla trocadas [20r] sus espe-
ranzas de la figura en que al principio las tuvo, y que le
va faltando el caudal para asistir en lo comenzado. Y
para volver a su tierra está con un temor grandísimo (del
“¿qué dirán?”) si vuelve manivacío, según las muchas
prendas que para ello ha puesto. Lo cual le hace sus-
penso en su determinación, hasta que la toma de dar de
mano [20v] a este miedo y hacer lo que mejor pudiere; y
para que así lo haga, dice la letra:

El que sirve al “¿qué dirán?”


tome el pago que le dan.

Vuelve a los dados veintiocho, a buscar otra suerte de ne-


gociar, mas, como para el desdichado que en todo
cuanto mano pone halla azar, le sería la mejor suerte
[21r] un breve desengaño. Están pintados con un azar de
menor y una letra que dice:

Si no hay dicha en negociar,


la suerte se vuelve azar.

Más adelante, a treinta y nueve casas, está la de la falsa


amistad, que es de la que usan los falsos amigos, que,
como Raposa que se hace muerta por coger los pájaros
que la vienen a picar, ellos se hacen muy humildes y fá-
ciles al trato, prometiendo imposibles, que lo son de cum-
plir, hasta coger lo que puedan. A lo cual es menester,
aunque se entienda sirviendo al tiempo, disimular con
ellos, y para no hacer de amigos enemigos, ni dar lugar
a que del todo se declaren por tales [22r], mostrando sa-
tisfacción de su voluntad, hacer lo que dice su letra:

39
Dando gracias por agravios,
negocian los hombres sabios.

Para cuyo remedio se manda al negociante que vuelva a


ser pródigo con los que tuvo antes por más sospechosos,
que al principio todos lo son hasta que se topan con otros
peores. Lo cual va significado por un Pelícano [22v], que
lo es tanto que deja de dar sus entrañas (que es la ha-
cienda) a sus hijos y lo da a unos gatos, mostrando la
fuerza que se hace a la razón con el pretender. Pues no
sólo ha de ser el hombre liberal con los amigos, sino pró-
digo con los enemigos, aunque conozca lo poco que en
ello se granjea, pues no dura más su amsitad [23r] de lo
que dice su letra:

El pródigo tiene amigos


cuanto come con testigos.

Tras esta desgracia sucede otra no menos grave, que es


la mudanza de ministros puesta a cuarenta y tres casas,
porque habiendo el pretensor granjeado con todas sus
fuerzas algún personaje, ministro [22r] de su negocio, de
quien se pensaba valer, se le mudan o él se muda; con lo
cual se halla tan falto de acogida, por ser solo, que le es
fuerza decir:

Quien limita su esperanza


sufra el golpe de mudanza.

Mándasele que vuelva de nuevo a la Adulación y haga re-


verencia al que sucediere en aquel lugar [24r], lo cual se
figura por una Sirena con un espejo en la una mano y en

40
la otra un Camaleón, porque el adulador persuade al que
pretende engañar con ejemplos de casos viciosos que han
sucedido a personas graves, mostrándoselos como en un
espejo (y para que los imite y no los conozca, los cubre
con capa de virtud), y también se [24v] muda de diferen-
tes figuras, llevando el gusto del engañado, como se
muda el Camaleón del color de lo que está más cerca. Y
finalmente su canto y plática es como el de la Sirena, para
matar por engaño al suspenso que, elevando su vanidad,
gusta de su música y no se pone algodón en los oídos en
tan peligroso [24r] paso como éste. Y así dice su letra:

Muestra fina y falso paño


vende adulación y engaño.

No para aquí su desventura, sino que al tiempo que es-


peraba conseguir el fin de su deseo, le ve del hombre que
más le favorecía, que es la muerte del valedor, puesta a
cuarenta y seis casas, de donde vuelve con [25v] lágri-
mas a comenzar el juego de nuevo, buscando otro favor,
porque como dice la letra:

El hombre que en hombres fía


queda cual ciego sin guía.

Tras la adversa fortuna viene la próspera, para mostrar


que no hay ninguno tan falto de ella a cuya puerta no lle-
gue y le ayude, si él se sabe [26r] aprovechar del tiempo;
y por eso se pone la fortuna a cincuenta y una casas con
una letra en la mano que dice “Yo trueco y mudo el con-
sejo”, que es lo mismo que decir “Yo soy la que dispongo
vuestros consejos en las determinaciones, y guío vuestras

41
obras en los efectos, para que hagáis o dejéis de hacer di-
ligencias”. De donde se colige que no [24r] es la diligen-
cia (como algunos dicen) madre de la buena ventura, sino
hija y criada a sus pechos, porque hablando bien, no hay
fortuna sino una disposición de la voluntad de Dios, uni-
versal gobernador de todas nuestras acciones, para que
con este conocimientos toleremos con paciencia nuestros
males, que haciendo de [27r] la fuerza virtud, los conver-
tiremos en bienes. Pues como la letra muestra:

Todo está a disposición


de fortuna y permisión.

Y porque la demasiada dicha muchas veces no aprove-


cha, antes destruye y daña al que no la tiene en saberse
aprovechar de ella, se manda al jugador que llega a
[27v] la casa de la fortuna, juegue dos veces, como lo
hace el que es dichoso, para que se vea si lo es, estando
el juego de manera que con dos suertes se gana la polla
y con las de más se pierde o se dilata.

También se debe notar que aunque tiene mano la fortuna


en la elección de las diligencias, no se han de fiar todas
de ella, ni es causa bastante para [27r] que el pretensor
se descuide en hacer lo que pudiere, que con medios or-
denados para este fin sin poderle nosotros juzgar. Y la ti-
bieza confiada para el dejarlo todo es escudo de los
holgazanes, y más de los que son tales que, no haciendo
ellos diligencia en sus negocios, piensan que otros lo
harán. Por esto, y porque es muy de dichosos el descui-
darse se pinta [28v] a cincuenta y cinco casas la del
“pensé qué”, figurado por un asno echado, por la seme-

42
janza que con él tiene el que dice “Quién pensará” y no
lo previene. De los cuales es cierto que dice su letra:

Del “Pensé que” huye ventura,


y la que tiene no dura.

Mándasele al tal descuidado que torne y haga diligencia,


[29r] mirando como la hace el Escarabajo, que con más
carga que fuerzas procura llevar a su cueva una bola de
estiércol (como en efecto lo es todo lo que se pretende),
y por ella se muestra lo mucho que en el mundo se tra-
baja, y el porqué. Lo cual está figurado a veinte casas con
una letra que dice:

Cuanto trabajo y procura,


el mundo todo es basura. [29v]

Y con el tiempo, engaño y dilaciones viene el pretensor a


la pobreza, que está figurada a sesenta casas por una tie-
rra tan seca que no hay hoja ni fruta en los árboles, para
mostrar lo que va a decir de la Primavera de la abun-
dancia al Invierno de la necesidad; especial en el efecto
que hace en el valedor [30r] conocer de su pretensor que
ha venido a pobre, porque en viendo que lo es, luego se
le seca de palabras con ser hora que lleva el viento, y
mucho más de obras, fruto de la obligación que nos te-
nemos unos a otros. Lo cual era muy al revés en el tiempo
que él tuvo hoja y fruto de gusto para ganar voluntades;
que como le ha [30v] faltado el riego, todas se le han se-
cado. A cuya causa dice su letra:

Pobreza seca el humor


de la raíz del favor.
43
Mándale dar limosna con que se vaya a buscar otra
suerte de negociar, y va a los dados cincuenta y tres,
donde está una suerte de once que suele ser buena y
agradable para el que juega, [31r] pero como para el
pobre ninguna lo es, aunque él la escoja, dice su letra:

En la casa do hay pobreza,


cualquier suerte es de tristeza.

Por fin de estos trabajos se pone en la casa de la victoria


una palma, con que fueron antiguamente coronados los
que tuvieron valor de sufrimiento en las adversidades,
[31v] y para ventura en los sucesos, para tanta dificultad
como tiene el vencer, en cuyo tronco está una letra que
dice “Ni lo mucho, ni lo poco”. Porque no se han de
echar más ni menos puntos de los justos para llegar a
ella, ni hacer más ni menos diligencias de las necesarias
para conseguir lo que se pretende. Y por ella también se
muestra la templanza que el [32r] hombre debe tener, no
se ensoberbeciendo en la prosperidad de la ganancia, ni
se acobardando en la adversidad de la pérdida, guar-
dando en todo el medio, que es el nivel de las cosas y
quien les da perfección. Mas como ninguna de las que se
alcanzan es segura, especial dignidades, dice su letra:

Cuando tengas más fortuna,


mira que es como la luna. [32v]

Asido a las ramas de esta palma, está por defuera un


hombre forcejeando por levantarse contra la bajeza de
su suerte. Porque es la palma árbol que dobla y no quie-
bra, y por su natural levanta a quien a ella se arrima; fi-

44
gura de la contienda, que tiene el hombre valeroso y la
fortuna contraria. Este hombre parece [33r] que ha pes-
cado un pez en el mar de su trabajo, pero deja un za-
pato; donde también da a entender que no se alcanza
nada en balde, ni se puede juzgar por verdadera victoria
donde no se arrisca y se pone trabajo y costa. Y para que
esto no se tema, siendo (como es) al parecer mayor que
el recibo, dice su letra: [33v]

Nunca subirá gran cuesta


quien mirare lo que cuesta.

En medio de lo cual está un mar que se llama Sufrimiento,


por el mucho que debe tener el que se engolfare en este
abismo de pretensiones, pues ha de andar siempre con
zozobra, corriendo diferentes fortunas, con más paciencia
que un pescador de caña, cuya [31v] sumisión es tan for-
zosa, como lo dice su letra:

Quien pretende ha de sufrir,


como quien nace morir.

Para epílogo y significación de todo lo cual, se han de


considerar las tres figuras que están puestas en las esqui-
nas de afuera. En la primera, un Delfín con una áncora,
que significa velocidad y firmeza. Y en la otra, una mujer
con un manojo de cabellos en la frente y la cabeza calva,
que significa la ocasión. Y en la otra, una mano seña-
lando las horas de un Reloj, con una letra que dice “Hasta
la postrera”, que significa el tiempo y cómo se pasa. Que
todo junto quiere decir: “que porque en el discurso de
una pretensión no hay cosa segura hasta el fin de ella, le

45
[35r] es necesario al que pretende asista en lo comen-
zado con gran solicitud y firmeza, sin temer trabajo ni
costa, ni perder ocasión ni tiempo, porque lo que de esto
se pierde jamás se cobra; y ninguno es tan mal perdido
como aquel en que por desconfianza se dejan de hacer
diligencias. Pues hasta la postrera hora, y no [35v] más,
se nos concede tiempo de poderlas hacer; las cuales,
como fueren, serán después de la muerte testimonio de la
vida.

Y esto es en todo lo que se pretende desde la tierra hasta


el cielo; especial que lo es de la tierra está sujeto a una
señora que, por ser tan mudable, se dice de ella:

No sería Fortuna,
si fuese siempre una. [36r]

Y porque queda probado que toda pretensión está sujeta


a la variedad y mudanzas de la inestabilidad de la, [36v]
vida humana, a quien los antiguos llamaron Fortuna, no
parece fuera de propósito poner en rasguño algunas, por
donde se conozcan las demás, para que por ellas acep-
temos el suceso de lo que viniere con igual ánimo, no
fiando nada de nuestro juicio, como finito, sino que, re-
firiendo al infinito nuestras obras y palabras, [37r] conoz-
camos que todo pende de su voluntad.

Pónese sobre un globo que es el universo, por el dominio


y superioridad que muestra tener sobre todo lo criado que
es corruptible. Y de pies sobre una bola, que con facilidad
se vuelve lo de arriba abajo, significando la poca firmeza
que promete en lo que da.

46
Píntase desnuda [36v] como lo está siempre de conside-
ración en sus efectos, oscureciendo el sol y dando luz a
la noche, atropellando el orden ordinario de las cosas tan
a caso y por su voluntad que confunde el juicio de los
que la quieren juzgar por el suyo y consideran sus obras.
Y esto es porque las miden con el nivel y regla de su en-
tendimiento. [38r]

Está con brazos para mostrar cómo sostiene los flacos y


levanta los caídos y derriba a los más altos en su sober-
bia. Y en edad juvenil, porque nunca pierde las fuerzas,
ni le faltan para la ejecución de sus operaciones.

Está con alas por la velocidad con que vuela y huye de sus
más favorecidos y confiados, [38v] y por las que ella toma
en el trocar el señorío de los hombres.

Tiene dos caras, de que usa con los unos mansa, benigna
y favorable, cortada a medida de su deseo, de manera
que, tan soberbios como ingratos, con la mucha prospe-
ridad, olvidados totalmente de su condición, la niegan el
poder, atribuyendo a su propio [39v] valor la gloria que
de ella reciben. Y con los otros se muestra tan contraria,
áspera y terrible que, aunque con humildad la reconocen
en todo por señora, no la han visto alegre en el discurso
de la vida.

Pusieron la copete y caballos sólo en la frente, avisando de


la diligencia y cuidado con que debemos estar, [39v] para
no perder la ocasión que se ofrece, antes que con arreba-
tada vuelta muestre su calva cabeza y deje burlados a los
que pudiendo no la asieron y se aprovecharon de ella.

47
Tiene en la mano derecha un ramo de palma, insignia
del vencedor, y un yugo de buey, que es la del vencido,
mostrando la poca seguridad con que [40r] se vive, pues
el que ayer como victorioso entró triunfando en su dese-
ada patria, puede hoy como vencido ser despojo del ven-
cedor y sufrir el trabajoso yugo de la servidumbre.

Tiene en el brazo izquierdo una sonaja, instrumento de


alegría, y una espada, señal de rigor, para mostrar que en
medio del gusto y del contento [40v] está el cuchillo de la
muerte y desventuras de la vida, y en medio de la des-
ventura y tristeza puede haber alegría. Y que es en todo
tan trocada y mudable su suerte, como aquí se pinta, para
que, visto, ninguno fíe ni desconfíe de la que tuviere, sino
que en esta imagen aprenda a pelear, venciéndose a sí
mismo en la prosperidad [41r] y animándose en la ad-
versidad, para vencerla a ella:

Que no sería Fortuna,


si fuese siempre una. [41v]

Declaración del juego y orden de jugarle

Las pesadumbres del pretender son muchas, y aunque


para su reparo fuera necesario mayor remedio, el que se
ofrece ha sido hacerle del juego, del cual se ha hecho re-
lación hasta aquí. Y para mejor entenderse hubiera de ir
junto con el libro. Pero porque no estorbe al [42r] uso de
jugarse, anda aparte en un papel grande pintado con 63
casas o divisiones, que son los años de la vida que se
gastan en una pretensión y los que también la gastan a
ella.

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Tiene en la puerta de la primera casa un pavo real, que
cuando se considera llevar el carro de la diosa Juno, sig-
nifica grandeza, y cuando con gallardía hace la rueda,
significa opinión. Y para desengaño del que, en hacerla,
algunos reciben, está sobre [42v] ésta un cisne denun-
ciador de su propio fin, y aquí lo es del ajeno, con que el
tan celebrado dicho que los antiguos tuvieron por pala-
bras caídas del cielo: “Conócete a ti mismo”, avisando
de lo que nos conviene en todo.

En la postrera casa está una palma, premio del trabajo


que en ello se pone, y asido a ella está un hombre que ha
perdido un zapato por pescar un pez, mostrando que no
hay gloria sin dificultad se alcance [43r].

En las otras casas hay ciertas figuras y correspondencias,


que por sus significados puede rastrear el que con aten-
ción lo mirare qué es a lo que se aventura y qué medios
le son necesarios. Y como cuando haya hecho todo lo
que ha sido de su parte, serán dudosos sus fines, para
que de tal manera se gobierne y lo trate que no le cause
daño juzgar por suyo lo que pende de voluntad de otro.

Y con esto podrá con más facilidad [43v] y menos dolor


prevenir al remedio en lo que es veras y advertir en lo que
es juego lo siguiente.

Estando este papel tendido sobre una tabla o pegado en


ella, y habiendo puesto cada uno de los que quisieren
jugar un tanto del valor que se concertaren, se juega con
dos dados pintados por todas partes, desde uno hasta
seis puntos, o con seis arenillas pintadas por una. Y pue-

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den jugar en él dos o más personas, los que quisieren
[44r], que cuantos más fueren tiene más donaire el juego,
por el derribarse de los competidores unos a otros, y el
bajar de los que iban confiados muy adelante el subir, y
llevarse la polla el que menos pensaba.

Ha de llevar cada uno de los jugadores una señal para


ponerla en la casa y el número de los puntos que pintare
con el dado, el que le lanzare jugando por su orden y pa-
sándola a la casa y número de los puntos que [44v] más
echare cuando tornare a jugar.

Ejemplo: juegan tres: Pedro, Diego, Rodrigo. Tomó Pedro


por señal una sortija, y Diego un real de a dos, y Rodrigo
un doblón, y si hubiere más jugadores, ha de tener cada
uno su señal diferente uno de otro. Con esto jugó Pedro
de mano y echó 6 puntos: puso por señal su sortija en la
casa 6. Jugó luego Diego y echó 4 puntos, con que llegó
a la casa del trabajo. Y porque, como dice [45r] su mo-
ralidad, fol. 14, no debe el que pretende reparar en nin-
gún trabajo, a trueque de alcanzar lo que desea, ha de
pasar otros tantos puntos adelante y poner su señal, que
es un real de a dos, en la casa 8. Y esta regla se ha de
guardar todas cuantas veces se diere en trabajo, que es
en cualquier casa donde hubiere bueyes.

Jugó luego Rodrigo y echó 5 puntos; puso su doblón en


la casa 5. Tornó a jugar Pedro, y sobre 6 que tenía echó
9 [45r], con que llegó a la casa 15 que es el paso de es-
peranza; y mirando a lo que está escrito encima, cerrado
con una raya, halla que dice “Al privado. un. 26. pi.”, que
quiere decir que no ha de parar allí, sino ir a buscar favor

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a la casa del privado. Paga un tanto a la polla por la
buena esperanza que se le ofrece y, poniendo su señal en
la casa 26, paga otro por el favor que espera.

Torna Diego a jugar y echó 5 puntos, con que puso su


señal en la casa [46r] 13.

Juega luego Rodrigo, que estaba en 5, y echó 10. Llegó


con ellos al paso de esperanza; ha de pasar, mirando lo
que está escrito encima, a la casa del privado, hállala
ocupada con la sortija de Pedro, quítala, y pone su do-
blón. Paga dos tantos por la razón arriba dicha, y vuelve
Pedro su señal a la casa 5, que es donde estaba Rodrigo,
pagando un tanto porque volvió atrás.

Y así por esta orden se ha de ir jugando, y advirtiendo


que, aunque [46v] se ha hecho relación de solas estas
casas y de tres jugadores, se ha de entender que es lo
mismo de las otras casas y de los jugadores que más hu-
biere, de manera que si dieren dos en una casa, se ha de
quedar el segundo, y el primero ha de tomar la que el
otro dejó. Y si fuere en el principio del juego, se ha de
quedar sin casa el primero, pues el que después jugó no
la tenía. Y si da en los bueyes, pasa otras tantas casas
delante como puntos [47r] echó para llegar allí.

Llegado al paso de la esperanza, que es a quince casas,


pasa a la del privado, que es a ventiséis, pagando un
tanto por cada una de las dos. Y si da en el pozo del ol-
vido, que es a treinta y dos, paga un tanto a cada uno de
los jugadores y dos en la polla para sogas, habiendo es-
tado sin jugar una mano. Y si da en el “¿Qué dirán?”,

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que es a treinta y seis, vuelve a los dados veintiocho, y de
la falsa amistad, que es a [47v] treinta y nueve, vuelve al
pródigo, que es a siete casas. Y de la mudanza de minis-
tros, que es a cuarenta y tres, vuelve a Adulación, a diez;
y de la muerte del valedor, que está a cuarenta y seis,
vuelve a comenzar el juego de nuevo. Y en la casa de la
fortuna, que es a cincuenta y una, juega dos veces; y del
“Pensé que”, que es a cincuenta y cinco, vuelve a la dili-
gencia, que está a veinte. Y de la pobreza, que está a se-
senta, vuelve a la suerte [48r] cincuenta y tres, y danle por
limosna un tanto cada uno.

Y si echa más puntos de los justos para llegar a la palma,


vuelve atrás los que sobran, pagando un tanto por cada
vez que volviere atrás de cualquier suerte que sea, salvo,
el que da en la casa de la pobreza, que no solo no paga,
sino que todos le dan cada uno un tanto.

Y el que llega con los puntos del dado al justo a la casa


sesenta y tres en que está la palma, se lleva [48v] todo lo
que está puesto en la polla. Así lo que se puso al princi-
pio como lo que más fueron poniendo los jugadores.

Lau Deo.

En Madrid

Por Pedro Madrigal.

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