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TEMA 6: LA II REPUBLICA Y LA GUERRA CIVIL

TEXTO 5º Gobierno republicano – socialista y la Constitución. La constitución de


1931

DESCRIPCIÓN
Nos encontramos ante un texto jurídico de carácter político, en concreto un
fragmento de la Constitución de 1931 que rigió los destinos de la Segunda
República hasta 1939. El texto fue elaborado por las Cortes Constituyentes
españolas en las que son mayoría republicanos y socialistas. Fue aprobado por las
mismas el 9 de diciembre de 1931.
El texto, que recoge una serie de artículos en los que queda reflejado el carácter
democrático de la Constitución de la República, que es una fuente primaria. Los
artículos que se muestran en el texto hacen referencia a la definición de España
como Estado integral, es reconocimiento del derecho a la autonomía, la libertad
religiosa y las relaciones Iglesia-Estado y la igualdad jurídica de todos los españoles
ante la ley, lo que implica el reconocimiento del derecho de voto femenino.

CONTEXTO HISTORICO
Antecedentes
En 1923 Primo de Rivera daba un golpe de estado y clausuraba la etapa de
estabilidad política más larga del último siglo de la historia española. La deriva en
la que había entrado el régimen de la Restauración desde 1917, incapaz de
proponer un gobierno estable que hiciera frente a la intensa conflictividad social
que asolaba el País desde 1917, explica que la dictadura fuera bien recibida por una
gran parte de la opinión pública y contara con la complicidad del propio monarca
En 1930 cae la dictadura de Primo de Rivera y se suceden los gobiernos, el del
general Berenguer y el Almirante Aznar, tan provisionales como instables y cuyo
cometido, encomendado por Alfonso XIII no era otro que el retomar la constitución
de 1876 y el viejo sistema de la Restauración basado en el turnismo pacífico de los
partidos afines a la dinastía borbónica, que para mantener el engranaje del sistema
no dudaron en crear una organización electoral basada en la corrupción y en la
manipulación de las elecciones. El intento de retomar este sistema se antoja
imposible. La monarquía se muestra totalmente desacreditada por su vinculación
con la última etapa, la de la dictadura de Primo de Rivera. Por ello, la vuelta a la
situación anterior de a 1923, resulta totalmente inaceptable para amplios sectores
sociales y políticos, que exigían un cambio de régimen en profundidad. Cada vez
gana más fuerza los defensores de la opción republicana como única vía de
renovación y democratización de la vida política española.

A lo largo de 1930 va ganando fuerza la opción antimonárquica y la posición de los


partidos de la causa republicana. Esta oposición antirrepublicana se materializara
en agosto de 1930 en “El Pacto de San Sebastián” firmado por los socialistas,
republicanos y nacionalistas de izquierdas que establecen un programa para
derrocar a la monarquía y establecer un régimen republicano. Los firmantes crean
un comité revolucionario presidido por Alcalá Zamora encargado de organizar la
sublevación y preparar la llegada de la República.

El gobierno del Almirante Aznar intenta frenar la oposición creciente


comprometiéndome a convocar elecciones. Ante el temor a un fracaso en unas
elecciones generales legislativas, Aznar convoca elecciones municipales para el 12
de abril de 1931. Pese a las intenciones del gobierno, las elecciones adquieren un
carácter de plebiscito en el que se pone en cuestión la existencia misma de la
propia monarquía en España. Aunque los resultados fueron favorables a las
candidaturas monárquicas por número de concejales en el conjunto del País, los
partidos republicanos – socialistas obtuvieron la victoria aplastante en las capitales
de provincia y en las ciudades más importantes del Estado, donde el sufragio goza
de mayor credibilidad porque es mucho más difícil de manipular que en ámbito
urbano y por tanto es más libre y sincero.

Tanto el gobierno como la opinión pública interpretaron el resultado como un


auténtico triunfo de la República frente a la Monarquía: el 14 de abril las masas
salen a la calle y el Comité Revolucionario proclama la República sin oposición.
Alfonso XIII marcha al exilio y se hace cargo del poder un Gobierno Provisional
resultante del Pacto de san Sebastián, presidido por Alcalá Zamora y en el que
están Azaña, Prieto, Largo Caballero, Lerroux o Marcelino Domingo. Alfonso XIII
abandona voluntariamente España.

Antecedentes próximos y análisis del texto

El Gobierno Provisional convocó elecciones a Cortes Constituyentes para el 28 de


junio, que dieron la victoria a las fuerzas de izquierda: ningún partido obtuvo la
mayoría absoluta, el PSOE obtuvo 115 diputados y los pequeños partidos
republicanos de izquierda más de 100 escaños. En el centro, el Partido Radical fue
la segunda fuerza, con 90 diputados. La derecha en cambio, que se había
presentado desorganizada, pasó a ser minoritaria.

De acuerdo con estos resultados, las Cortes resultantes elaboran la Constitución de


1931, promulgada el 9 de diciembre, aprobada tras un intenso debate y agrias
discusiones, que enfrenta las posiciones contrapuestas de la derecha e izquierda,
especialmente en el caso de cuestiones polémicas como la cuestión religiosa, la
autonómica o el voto femenino. En ella se reconoce la soberanía popular, la división
completa de poderes con un legislativo unicameral y el establecimiento del Tribunal
Constitucional, la separación efectiva de la Iglesia y el Estado acompañada de
medidas secularizadoras, el reconocimiento del derecho a la autonomía, así como
de una serie de derechos sociales. Se trata de la Constitución más avanzada de la
historia de España y en el texto observamos cuatro de sus rasgos originales:

• En el artículo 1, líneas 1ª 3, se establece el principio de la soberanía popular,


al definir que todos los poderes “emanan del pueblo”. Contrasta fuertemente
este principio con la soberanía compartida de la Constitución anterior, de
1876. Además, se define en estas líneas el régimen político como una
“República democrática”, recogiendo el viejo principio jacobino, al que se
añade un toque social: “de trabajadores de toda clase”, alusivo a que en esa
España no caben ociosos o rentistas.
• En los artículos 3 y 26 se establecen los principios del laicismo, la separación
Iglesia-Estado y la aconfesionalidad del Estado. En el articulado se establece
la consideración de todas las confesiones como asociaciones privadas (líneas
19 a 21), y el fin del mantenimiento de culto y clero (líneas 22-23). Mediante
estas medidas la mayoría republicano - socialista deseaba secularizar la vida
social y poner fin al influjo tradicional de la Iglesia católica en la sociedad
española. Otras disposiciones fueron el matrimonio civil, el divorcio o la
secularización de los cementerios.
• En los artículos 1, 8 y 12 se regula, por primera vez en la Historia de España,
un nuevo modelo territorial que permite la posibilidad de que las regiones
accedan a la autonomía. Mediante esta medida, la República trataba de dar
satisfacción a las aspiraciones de los nacionalismos periféricos, aparecidos a
fines del siglo XIX, que no tuvieron cabida durante la Restauración. Sólo
Canalejas trató tímidamente de atender esta demanda con la Ley de
Mancomunidades de 1912, que permitió la creación de la Mancomunidad de
Cataluña, suspendida durante la Dictadura de primo de Rivera. El artículo 12
establece el procedimiento para la aprobación de los estatutos de
autonomía, que constaba de tres trámites: aprobación de los Ayuntamientos,
plebiscito por dos tercios, y aprobación de las Cortes.
• Por último, el artículo 36 afirma el carácter democrático de la nueva
Constitución, y extiende por primera vez el sufragio universal a la mujer. Se
aplicó por primera vez en las elecciones de 1933.

La Constitución de 1931 no nace fruto del consenso. Las fuerzas de derecha no la


aceptarán y aspirarán abiertamente a reformarla cuando lleguen al poder en 1933
(CEDA). Las fuerzas de extrema izquierda no la respetarán y aspirarán a superar su
talante reformista y sustituirlo por la revolución (revolución de octubre de 1934).
Este proyecto democrático se verá truncado por la Guerra Civil y el Franquismo,
aunque el espíritu de la Constitución republicana será recogido y desarrollado por la
Constitución de 1978, que aplicará el proyecto transformador y de plena
democracia a través de una Monarquía constitucional.

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