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C omo un cancionero lírico huilense,

aún sabiendo que en el Huila no se dan poetas líricos, sino como un resumen de la letrística
huilense, hemos dado forma a la actual colección de canciones, que los cultivadores de la
musa inspiradora han ido grabando en las acústicas resonancias del alma popular desde
fines del siglo XIX, avanzando lentamente por la áspera pendiente de los años hasta el
encumbrado tiempo reciente, tan lleno de interrogantes. De tal manera que el orden como
se han inscrito las canciones es cronológico, del pasado al presente. Hemos querido que la
conjunción de voz y piano en cada pieza se eleve en su expresión, depurando y
enriqueciendo la línea pianística, buscando los matices más justos, hasta rozar, si se puede
decir así, la exquisitez del lied. Esto lo hemos intentado en trozos tan entrañables pero que
nacieron cubiertos por la gleba de nuestros campos com Rio Neiva, Guabina Huilense o el
Sanjuanero Huilense.
Es importante hablar de la era del disco con relación a la música escrita o en notación
porque ello dio paso a “los estados de la materia” en la música. En el principio se la admiraba
en vivo, en presencia de los intérpretes o ejecutada directamente por el mismo aficionado;
luego lo fue por medio sonoro -discos- y finalmente por medio video-fonográfico. Estos
nuevos “estados de la música” desplazaron la experiencia original de los sonidos que
obligaba a la audición en vivo, o la interpretación directa para disfrutarla. Ahora la música
se oye por estos medios -disco, radio, equipo de sonido, altoparlante, televisión, video-. El
hombre se convirtió en un “escuchador” pasivo, y la noción original de descifrar la música
desde el papel desapareció. Hoy no se admite que la música pueda ser de otra manera sino
escuchándola por una grabación, y cada vez más, los seres humanos se alejaron de la música
y se convirtieron en expeditos consumidores de las grandes casas disqueras, zombis prestos
a adquirir su ración de música grabada que los felices empresarios les arrojan en la cara. La
música que se expone escrita o en notación no está manipulada. Está en el “estado original”
que le compete. Solo se necesita descifrarla e interpretarla.

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