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Por el contrario, cuando la caída tiene lugar en el seno de un fluido (como el aire), hay
que considerar la resistencia aerodinámica que actúa sobre el cuerpo. Aunque
técnicamente ya no es libre, esta caída se describe matemáticamente con las mismas
ecuaciones del movimiento de caída libre, pero agregando el término aerodinámico
correspondiente.
Ecuación del movimiento
Por la segunda ley de Newton, la fuerza que actúa sobre un cuerpo es igual al
producto de su masa por la aceleración que adquiere. En caída libre sólo intervienen
el peso (vertical, hacia abajo) y el rozamiento aerodinámico en la misma
dirección, y sentido opuesto a la velocidad. Dentro de un campo gravitatorio
aproximadamente constante, la ecuación del movimiento de caída libre es:
La aceleración de la gravedad lleva signo negativo porque se toma el eje vertical como
positivo hacia arriba.
(1)
Donde:
(2)
Nótese que en este caso existe una velocidad límite dada por el rozamiento
aerodinámico y la masa del cuerpo que cae:
(3)
Donde:
Donde: .
Si se integran las ecuaciones anteriores para el caso de caída libre desde una altura h0 y
velocidad inicial nula y para el caso de lanzamiento vertical desde una altura nula con
una velocidad inicial v0 se obtienen los siguientes resultados para la altura del cuerpo:
Cuando un cuerpo cae en caída libre pero no parte del reposo porque tiene una
velocidad no nula, entonces la trayectoria de caída no es una recta sino una curva
aproximadamente parabólica. La ecuación de la trayectoria en coordenadas cartesianas
viene dada por:
(4)
Las figuras adjuntas muestran la forma de las trayectorias para cinco valores diferentes
del parámetro β para una misma altura de caída (medida en unidades de longitud δ).
Rozamiento -kwv. Trayectorias casi parabólicas con rozamiento proporcional a la
velocidad, para cinco valores diferentes de la velocidad horizontal β = 1,5 - 2,5 - 3,5 -
4,5, desde una altura h = 7δ
En la segunda Guerra Mundial, hubo varios informes sobre militares de la armada aérea
que sobrevivieron a grandes caídas. Nick Alkemade, Alan Magee, y Ivan Chisov
cayeron como mínimo 5500 m.
La caída libre no debe confundirse con personas que sobreviven a vuelo controlado
contra el terreno.
Se conoce que dos de las víctimas de Vuelo 103 de Pan Am sobrevivieron durante un
corto periodo de tiempo tras el choque del avión contra el suelo (con la parte de delante
del avión fuselaje en el modo de caída libre), pero murieron debido a sus graves heridas
antes de que llegara la ayuda.
Un paracaidista de Staffordshire se lanzó desde una altura de 6.000 pies (1.828,8 m) sin
paracaídas en Rusia y vivió para contarlo. James Boole, de Tamworth, asegura que otro
paracaidista debió darle una señal para abrir su paracaídas, pero la señal le llegó dos
segundos tarde. El señor Boole, que estaba grabando al otro paracaidista para un
documental de televisión, aterrizó en una zona de rocas cubiertas por nieve, y sufrió
rotura de espalda y costilla.
Récords en caída libre
Según el libro Guinness, Eugene Andreev ostenta el récord oficial por la caída libre más
larga después de recorrer 24.500 m sin paracaídas, desde una altura de 25.460 m, cerca
de la ciudad rusa de Sarátov, el 1 de noviembre de 1962. Aunque saltos posteriores han
partido desde alturas más grandes, Andreev batió el récord sin utilizar parafrenos
durante el salto.Durante los últimos años de la década de los 50, el capitán
estadounidense Joseph Kittinger fue asignado a los Laboratorios de investigación
médica aeroespacial, en Dayton, Ohio. Como parte del Proyecto Excelsior de
investigacíon de la caída libre desde mucha altura, Kittinger hizo una serie de tres saltos
llevando trajes a presión.
El primero, desde 23.290 m en noviembre de 1959 fue casi una tragedia porque hubo un
error en el equipo, que causó la pérdida de conocimiento de Kittinger; pero el
paracaídas automático le salvó, y aterrizó en un edificio dando vueltas a 120
revoluciones por minuto. La aceleración de sus extremidades llegó a superar 22 veces la
de la gravedad, batiendo así un nuevo récord. Tres semanas después, volvió a saltar
desde 22.770 m. Por ese salto fue premiado con la medalla Leo Stevents de
paracaidismo.
El 16 de agosto de 1960, Kittinger realizó el último salto desde el Excelsior III a 31.330
m utilizando un pequeño parafrenos para estabilizarse. Cayó durante 4 minutos y 36
segundos, alcanzando una velocidad máxima de 988 km/h antes de abrir su paracaídas a
4.270 m. La presión de su guante derecho falló durante el ascenso, y su mano se hinchó
hasta alcanzar dos veces el tamaño normal. Kittinger batió los récords de subida en
globo más alta, salto de paracaídas más alto, caída más larga (4 minutos) y velocidad
más rápida alcanzada por el hombre en la atmósfera.