Los libros comenzaron a circular por la Escuela y con ellos la lectura de
cuentos, obras de teatro, poesías, etc…así nació el Proyecto de la Biblioteca Ambulante, porque si bien los libros tendrían su lugar lo que nos importaba era que visitaran los Talleres y los jóvenes descubrieran el placer de leer. Para eso comenzaron las preceptoras a leerles a los alumnos cuando alguna docente estaba ausente además de leer con sus maestras. Empezaron a trabajar haciendo un raconto de los libros que teníamos, clasificándolos, etc. junto a los alumnos. Y sobre todo crearon diferentes situaciones didácticas con el propósito de promover el acercamiento de los jóvenes a los libros, proponiendo por ejemplo, una mesa de libros, que consiste sólo en ofrecer los libros puestos en una mesa, sin ningún orden. La idea es que todos los alumnos se acerquen y comiencen una suerte de exploración de material. Y luego generar espacios de intercambio de opiniones. Es importante que entre los libros se encuentren los llamados álbum, porque combinan el texto con la ilustración, el texto sólo no alcanza hay que interpretar la imagen por qué eligió ese color el autor, por qué colocó al protagonista de frente o de costado, etc. Con esta actividad apareció la duda sobre si los libros debían estar escritos en imprenta mayúscula o si también debía aparecer la imprenta minúscula. Si bien es cierto que las primeras hipótesis que tiene los chicos habitualmente son sobre las palabras escritas en mayúscula de imprenta, lo importante es ofrecerles todo tipo de letras y es más las equivalencias en abecedarios tendrían que estar en los salones, incluso hasta la letra cursiva, según nos explicó la Prof. Perelman Aprovechando la entrega de libros para los alumnos auspiciada por el Gobierno de la C.A.B.A, la Escuela invitó a los padres y demás familiares a leer junto a los jóvenes, acercándoles diferentes propuestas para que puedan disfrutar del encuentro literario.