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¡Defendámonos!
Sergio Aguayo Quezada Reforma
saguayo@colmex.mx 17 de marzo de 2010

A la memoria de Ricardo Cinta.

No saben gobernar pero, resignémonos, tampoco van a renunciar. Entonces


exijámosles instrumentos para defendernos.

Los ricos del mundo. En 1987 la revista Forbes inauguró la lista anual de quienes
poseen más de mil millones de dólares. Aquel año sólo aparecían los Garza Sada
de Monterrey con 2 mil millones. En 2010 son ocho las familias mexicanas que
acumulan 82 mil millones de dólares. En la cúspide está Carlos Slim, el más rico
del mundo con 53.5 mil millones que, cuando habla, insiste en que sólo cosecha
lo sembrado y regado con frugalidad, astucia y trabajo, por supuesto, algo hay de
eso.

Sin embargo, Slim y otros multimillonarios mexicanos se aprovechan de que los


consumidores estamos maniatados y condenados a pagar tarifas caras y
comisiones leoninas por un servicio mediocre. Visité un Centro de Atención a
Clientes Telcel para cambiar de plan, a los 45 minutos me atienden y aprovecho
para preguntar por qué me cobran cada año una fianza de 200 pesos, responden:
"política de la empresa", como si esas palabras justificaran las mañas empleadas
por Telcel para exprimirnos ante la sonrisa beata de una impotente e indolente
Procuraduría Federal del Consumidor. De lo que pude observar ningún empleado
advertía la obligatoriedad de inscribir el celular en el Registro Nacional de
Usuarios de Telefonía Móvil (Renaut).

Las extorsiones telefónicas. Cuatro días después levanto el teléfono fijo para
escuchar el mensaje de todos tan temido: "somos Zetas y te hablamos para
pedirte una colaboración económica. No nos menosprecies hijo de tu pinchi
madre", etcétera. Cuelgo y llamo a un jefe policiaco para pedir consejo. Le relato
la conversación; me tranquiliza diciéndome que parecen imitadores, me
recomienda desconectar el teléfono por unos días o esperar otra llamada y pedirle
un encuentro personal para entregarle la "colaboración económica"; en ese
momento la policía lo detendría, supongo.

La respuesta desazona. Esperaba escuchar que rastrearían la llamada, que


seguramente era de celular, y que perseguirían a los extorsionadores con patrullas
repletas de atléticos policías, como los de esas fotos gigantescas que cuelgan de
un costado del edificio de la Policía Federal Preventiva en Periférico Sur. En
lugar de ello me transferían el riesgo a mí confirmándome: a) que están
rebasados, y b) que carecen del equipo y la organización para atender estos casos.
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Al día siguiente el Grupo Reforma inició la publicación de una serie sobre las
extorsiones telefónicas y el Renaut. Resulta que ¡la mitad de los capitalinos!
hemos padecido extorsiones telefónicas y los delincuentes se aprovechan del
desorden en la telefonía celular. El 10 de abril vence el plazo para registrarse en
el Renaut y sólo lo ha hecho la mitad. Las telefónicas ya pidieron que se amplíe
un año el registro obligatorio; los legisladores responsabilizaron al Ejecutivo que
respondió acusándolos de hacer mal las leyes. Una conversación típica de
Muchilanga, Burundanga y Bernabé.

Conclusión con solución. Ni a los monopolios u oligopolios ni al Legislativo ni


al gobierno federal ni a los organismos reguladores les importan un carajo
nuestros ingresos o seguridad. Ellos sólo quieren que paguemos, votemos y
callemos.

Si tuviéramos "acciones colectivas", podríamos enfrentar los abusos de las


empresas y las ineficacias oficiales. La Cámara de Diputados tiene la ley en sala
de espera; un acicate sería que el Distrito Federal se pusiera a la vanguardia y la
Asamblea Legislativa nos regalara una legislación que permita las "acciones
colectivas" en la capital. Sería igualmente deseable que el Legislativo federal no
extienda el plazo del 10 de abril establecido en el Renaut. En lugar de eso que
obliguen a empresarios y al Ejecutivo a reparar las deficiencias de ese
mecanismo que frenaría un poco la epidemia de extorsiones telefónicas.

Son ineptos y no van a renunciar. Que al menos nos entreguen instrumentos


legales para defendernos. La voluntad existe.

La Miscelánea

En 2008 Calderón nombró a Tarcisio Rodríguez Martínez, panista jalisciense,


director de Caminos y Puentes Federales (Capufe). De caminos sabía poco
porque es ingeniero en electrónica. Leyendo su currículum uno pensaría que
sabría de puentes porque desde 1991 anda brincando entre el Congreso local y el
federal y esos organismos sí saben prolongar los días de asueto. Esperanza inútil.
El viernes 12 inició un puente vacacional y a Capufe se le ocurrió reencapertar
ese día dos de tres carriles de la autopista a Cuernavaca. Al mediodía el
embotellamiento era infernal. En el pasado Arturo Durazo cerraba el Periférico
para visitar amantes; ahora bloquean vías rápidas por la incompetencia de otro
"cuate" de Calderón. El modelo es panista bien pagado, ciudadano vapuleado.

Comentarios: www.sergioaguayo.org. Ahí se encuentran los cuadros con la


relación de los ocho mexicanos en Forbes (2010) y la encuesta sobre extorsiones
telefónicas. Colaboró: Laura Ruiz Castro.

www.twitter.com/sergioaguayo

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