You are on page 1of 3

El Tiempo 9-08-09

¿Qué es un barrabrava? Para algunos sociólogos se trata de una


nueva tribu urbana reconocida

Foto: Ricardo Vejarano / EL TIEMPO

Esta semana, los hinchas del Nacional se enfrentaron a la Fuerza Pública en Armenia, en el
estadio Centenario de esa ciudad. Los disturbios fueron transmitidos en directo por televisión.
No tiene sentido de pertenencia, busca al grupo para encontrar identidad, usa
la violencia por la violencia, le gusta aparecer en los medios, y además, forma
parte de una gran negocio.
• Un 'barrabrava' es concejal de Manizales; lleva dos periodos en la
corporación

• Venda su casa aquí


Logre en Metrocaudrado cerrar la venta de su casa rápidamente
http://www.metrocuadrado.com/
• Vendo carro Mazda
Regístrese, en clasificar.com miles están esperando por su carro
http://www.clasificar.com/
• Anuncios de empleo
Siempre hay un empleo mejor, elempleo.com tiene ese empleo
http://www.elempleo.com/
• Publique empleos gratis
Publique sus ofertas de empleos técnicos y opracionales gratis acá
http://www.metrabajo.com/
Anuncie aquí
No es fácil de derrotar y trasciende los 90 minutos de juego.
Se apoderan de calles, parques, barrios y estadios. Con el rostro pintado o
cubierto con pasamontañas, portan sus 'trapos' (banderas), entonan sus
cánticos, caminan como si fueran a una batalla, desnudan sus torsos, muestran
sus tatuajes y elevan sus manos en señal, muchas veces amenazante, de
dominio territorial.
Andan en grupos, como los pandilleros violentos urbanos de siempre, y han
encontrado en los colores de los equipos de fútbol un pretexto, como lo fue en
su momento, el heavy metal o la veneración a las armas y a los narcóticos, o el
culto a lo oscuro, para provocar terror.
Son los barrabravas, integrantes de las llamadas barras bravas (nombre
tomado de las aparecidas en Argentina), que para algunos sociólogos son ya
una nueva tribu urbana reconocida. Para otros, sin embargo, son grupos que
con comportamientos delictivos, como el chantaje, la intimidación y la agresión,
obtienen dividendos económicos (como las bandas mafiosas o criminales).
Sobrepasan la simple lectura de que este es un problema de 'hinchismo' y
camisetas de fútbol durante 90 minutos de juego.
Estas barras han puesto en jaque a la seguridad ciudadana y no sólo en los
estadios deportivos, como ocurrió el sábado pasado, en Armenia, cuando
integrantes de uno de estos grupos, 'los del Sur', fanáticos del Atlético
Nacional, causaron disturbios en la ciudad, se agredieron entre ellos en el
estadio Centenario y atacaron a la Policía. Incluso, apuñalaron al caballo de un
carabinero. A raíz del hecho, transmitido en directo por televisión, la Dimayor,
ente que rige el campeonato profesional de fútbol, decidió prohibir el ingreso de
hinchas con camisetas y elementos alusivos a los equipos visitantes y ordenó
que no se vendieran "paquetes" de entradas a fanáticos visitantes.
Pero, ¿qué características tienen estos hinchas? No todos los aficionados
hacen parte de estas hordas de puñales, drogas y agresión. ¿Cuál es el perfil,
entonces, del barrabrava? Según Fabián Sanabria, decano de la Facultad de
Sociología de la Universidad Nacional, son personas que viven en "moratoria
social, es decir, son sujetos que no están integrados ni con un empleo ni con
una carrera estable al sistema social. Pueden ser estudiantes o tener trabajos
precarios. Un barrabrava siente, piensa y actúa para buscar una identidad que
lo arraigue a la sociedad. No tiene otro tipo de identificación con los demás: ni
cultural ni artística ni en el sistema de producción económica", asegura.
Sanabria afirma que, además, son sujetos que por ese afán de identidad,
reconocimiento y ubicación, son figuras mediáticas, que consolidan su
presencia cuando aparecen en las noticias, "más cuando salen en las primeras
planas o en los titulares, porque eso vende". Así, al testimoniar sus actos
violentos en los medios de comunicación, los usan como demostración de
poder y validación de su intimidación en sus zonas de influencia, ya sea en
barrios o ciudades.
Lina Orrego, psicóloga deportiva de la Universidad Autónoma de Barcelona de
España, los define como personas manipulables por ser, la mayoría, menores
de edad. "Pueden tener una debilidad del yo. Pierden su identidad individual y
prefieren estar masificados, porque se sienten más fuertes. Esa pertenencia a
ese grupo los hace valiosos".
"Además -agrega-, son personas con altos índices de agresividad mal
canalizada debido a la falta de estudio, de empleo, de vivir en condiciones
socioeconómicas bajas; una cantidad de variables que en el momento de
ejercer una presión de tipo comportamental se dirigen hacia fenómenos
violentos. También hay que destacar que entre las barras bravas se filtran
personas de bajos escrúpulos y con intereses dañinos que sólo buscan crear
conflictos y terrorismo".
Sin embargo, Juan Guillermo Molina, del departamento de sociología de la
Universidad de Antioquia, se aparta y cree que las barras bravas son pequeños
negocios que producen rentabilidad, integradas por personas que encontraron
en ellas una manera de "hacer viables sus vidas". Es decir, encontraron una
alternativa real de sustento.
"Los integrantes de las barras viven del concepto mismo de la barra, que es
una verdadera microempresa. Se lucran ya sea por la afiliación de nuevos
socios hasta de la venta de camisetas. Los líderes de las barras bravas
manejan mucho dinero. Esta es una verdadera industria que tiene al fútbol
como medio y se constituye en una forma de vivir y de ganarse la vida".
Agrega que, frente a eso, los barrabravas son "totalmente inmanejables y
responden a una especie de lema de la violencia por la violencia, que a su vez
los dignifica por la propaganda mediática. Ponen y quitan a los entrenadores de
los equipos, brindan o retiran el apoyo a un futbolista... Son un verdadero
mecanismo de censura o de respaldo incondicional, dependiendo de los
dineros que recauden de muchos de los integrantes del mundo del fútbol".
Para este sociólogo, es "clarísimo" el porqué de las disputas y enfrentamientos
entre grupos de barras bravas de un mismo equipo. "Se pelean por los cobros
de las entradas, por manejar dineros bien sea por reventa de boletería o por
excursiones (viajes a otras ciudades o países para ver los partidos de sus
clubes). Hay toda una estructura económica, que genera esos antagonismos
que están más allá del 'amor a la camiseta'. Ellos luchan por el poder. Lo que
se mueve ahí es muy, pero muy complejo, como las 'vacunas' (extorsiones)
que les cobran, incluso, a los vendedores de cigarrillos y dulces", asegura
Molina, quien opina que las medidas para detener el fenómeno deben ser
policíacas.
¿Soluciones?
En los países que se han visto afectados gravemente por este fenómeno, como
Inglaterra, Holanda, Italia, España o Argentina, se manejaron y se aplican dos
fórmulas. Una represiva policiva y otra educativa, de fomento de la tolerancia y
la convivencia pacífica. Tales posturas son argumentadas por los consultados.
"Aquí, debemos seguir el ejemplo de Inglaterra: que no haya apoyo de los
clubes a este tipo de organizaciones, poner las tribunas populares a un mayor
precio o que sean las más caras; y que haya una carnetización de los hinchas",
asegura, a manera de ejemplo, Molina.
Sanabria, en cambio, opina: "No sé en qué medida las determinaciones
tomadas por la Dimayor ahuyentarán la violencia de los estadios del país.
Debería haber, inclusive, unas medidas más agresivas, como hacer algo que
propuso Antanas Mockus (ex rector de la Universidad Nacional, ex alcalde de
Bogotá y ex candidato a la Presidencia de la República) que es bastante
trasgresor: ¿usted se atrevería a ponerse la camiseta del equipo contrario?
Esto mostraría un poco hasta qué punto somos intolerantes. No hay que
restringirles el derecho a la emoción, a la pasión. Creo que hay que civilizar a la
gente y saber que de ahí no dependen el mundo ni la vida ni la eternidad...".
CLAUDIA AGUILAR RAMÍREZ
Redacción de Deportes

You might also like