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Abraham: LA ALIANZA (ORIGEN DEL PUEBLO DE

ISRAEL 2 PARTE

La primera creencia de los Judíos y de los Cristianos, es que


Dios ha Hablado al hombre, o mejor, que no cesa de
hablarle por medio de Las Escrituras inspiradas.-
Cuando nos acercamos al conjunto de los llamados
profetas, mas alla de los acentos personales con que viene
cargada la Palabra de Dios, se desprenden dos líneas
unidas entre si. Por una parte, la revelación de Dios; por la
otra, la de un designio histórico que el mismo Yahwe se
empeña en hacer descubrir en los acontecimientos.
Dios se revela al hombre como el Altísimo, El Soberano,
el Juez Justo etc. como aquel cuya palabra lo había
creado a su imagen y que ahora le habla a través de sus
mensajeros.
Con los grandes profetas aparece claro que no es el hombre
quien toma la iniciativa de consultar a Yahwe, sino que es
Este quien se adelanta a hablar.
LA UNIDAD DEL OBJETO DE LA PALABRA DIVINA
Los profetas la han expresado con la noción de la ALIANZA.
La alianza es una de las formas más comunes a todas las
formas religiosidad semítica.
Pero la alianza que Yahwe concluye con su pueblo, por la
Palabra, es definitivamente imposible de confundir con
ninguna de las alianzas cananeas. La alianza de los
“señores”, de esos “baalim” con sus respectivos
pueblos era una especie de tratado mágico. Aseguraba al
hombre. O al pueblo, de parte de dios, prestaciones
materiales (cosechas abundantes, rebaños fecundos,
victoria sobre los enemigos) Era la contraparte automática
de un ritual puntualmente observado. De este modo, el dios
se hallaba devenido propiedad del pueblo, tanto como este
era hecho suyo, si no más.

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Israel mismo tendera siempre a representarse asi la
situación implicada por su titulo de “pueblo de Dios”.
Pero es contra esto, exactamente , que los profetas
movidos por las exigencias, constreñientes, y bien pronto
desgarrantes de la Palabra divina, no cesaran de protestar.
Amos dirá al pueblo que la alianza, lejos de constituir para
Israel un privilegio sobre el que podría asegurarse, entraña
una exigencia sin paralelos.
“Solamente a vosotros conocí
Entre todas las familias de la tierra;
Por eso, os visitare por todas vuestras culpas.”

Y Jeremías le hará eco:

“No os fieis en las palabras mentirosas de los que dicen:


¡Aquí está el Templo de Yahwe …
Id a ver mi morada que estaba en Silo
Donde en otro tiempo hice habitar mi Nombre,
Y ved como la he tratado
A causa de la maldad de mi pueblo Israel (Jeremías
7:4,12)

La Alianza es , en primer lugar una promesa y a este titulo


ella es la gracia por excelencia.
Pero la promesa incluye exigencias indisolublemente, éticas
y religiosas, que son completamente opuestas al
materialismo innato de los semitas, mas acusado,
parecería, en el temperamento de Israel que en ninguno de
sus congéneres.
En efecto, lo que la Palabra afirma, ante todo, es que no
sucede con Yahwe como con otros dioses, que tienen
necesidad de ser alimentados por el humo de los sacrificios,
revigorizados por la sangre periódicamente derramada. De
este modo, ellos están delante del hombre en posición de
pobres mendigantes, perdidos si los llegara a descuidar, y
prestos a consentir todo por que la ordenación regular de
los holocaustos no sufra ninguna interrupción enfadosa.

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Como lo dice el Salmo 50, eco directo de un Oseas o de un
Isaías:
“Si tuviese hambre no te lo diría
Porque el mundo es mío y lo que lo llena.
¿Acaso como yo la carne de los toros,
O beberé la sangre de los machos cabríos? (Salmos
50:12,13)

“ En estas condiciones, es comprensible que la noción de la


Alianza a la que se elevaría un Jeremías, se exprese en
estas palabras que transfiguran completamente la
representación primitiva:
“He aquí que vienen días
En que concluiré con la casa de Israel y con la casa de Judá
Una alianza nueva,
No como la Alianza que concluí con sus padres
El día que los tome de la mano
Para hacerlos salir del país de Egipto,
Alianza que rompieron
Aunque yo fuese su esposo.
Porque esta es la Alianza
Que hare con la casa de Israel,
Después de esos días
Yo pondré mi ley en el interior de ella
Y la escribiré en su corazón;
Y yo seré su Elohim
Y ellos serán mi pueblo.

Un hombre no enseñara mas a su prójimo


Ni un hombre a su hermano
Diciendo: “Conoced a Yahwe”
Porque todos me conocerán
De los mas pequeños a los más grandes
Porque yo perdonare su iniquidad,
Y no me acordare más de su pecado”. (Jeremías 31:31-
34)

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Notemos aquí como este texto, tan deliberadamente
orientado hacia un porvenir del que Dios será EL TODO
envuelve una visión del pasado que no es menos esencial a
la conciencia de los grandes profetas.
“Esta visión condiciona inmediatamente la idea que ellos se
hacen de la Palabra dicha en ellos mismos.
Estos videntes no tienen en absoluto el pensamiento
explicito o confuso, de que la Revelación comenzaría con
ellos.
De la misma manera que es para su Pueblo, y no para ellos
mismos que la Palabra ha resonado en su boca, ella no es
tanto una particularidad que los distingue en el pueblo,
cuanto la particularidad que distingue este pueblo de todos
los otros.
Toda su historia les parece pendiente de la Palabra de
Yahwe: Solicitada por sus exigencias, pero sobre todo
movida por sus
Promesas.
LA HISTORIA DE LOS ORIGENES DEL PUEBLO HEBREO, la
historia santa, no nos ha llegado sino iluminada por sus
propias experiencias.
Si embargo, es un error de los historiadores del siglo XIXº,
del que los historiadores contemporáneos se guardan mas y
mas, el reducir los viejos relatos de la Biblia a una creación
de los profetas.
Si bien es verdad que esta historia lleva sobre si algunos de
los trazos típicos de sus fisonomías tan acusadas, es , en
primer lugar, porque ellos no son un comienzo
absoluto. Por el contrario, una lenta y progresiva
germinación los ha producido.
Es posible que en retorno, ellos hayan esclarecido las fases
preliminares con las claridades percibidas solamente al
termino.
Lo que nos preocupa aquí, no es tanto lo que han sido los
ancestros de Israel; mas bien nos preocupa lo que han
permanecido siendo en el pensamiento y para la
espiritualidad de sus sucesores.
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Rastrear los caminos significa seguir fundamentalmente la
historia salvífica en sus líneas teológicas.
Por lo tanto, si la primicia debe tenerla la visión profetica
que acabamos de evocar, habrá también que atender ,
siquiera mínimamente, los problemas que plantea la
investigación histórica.
En la conciencia de Israel, los orígenes de su existencia
como pueblo hacen uno con los orígenes de la Alianza.
En la historia de Abraham , el padre del pueblo hebreo,
vemos cuan intimo es el lazxo entre la Alianza y la Promesa
gratuita de Dios y como esta promesa es el fondo y el todo
de La Palabra.
ORIGENES DEL PUEBLO Y ORIGENES DE LA ALIANZA
Se confunden por que el pueblo hebreo, según su propio
testimonio, no existe fuera de la Alianza.
En efecto la existencia del pueblo a nacer en la persona de
Isaac constituye el contenido de la Promesa hecha en
primer lugar a Abreham, tanto cuanto la Alianza cuyo
beneficiario será es pueblo.
“He aquí mi alianza contigo, dice Dios al patriarca: Yo
hare de ti el padre de una multitud de pueblos … Yo
concluiré Alianza contigo y tu descendencia después
de ti… Te dare a ti y a tu descendencia después de ti, el
país en que habitas como extranjero, todo el país de
Canaán, en posesión perpetua, y yo sere su Dios” (Genesis
17:4-8)

A los ojos del pueblo, Abraham permanecerá siendo el


primero que oyó la Palabra divina y que presto fe a su
promesa.
Y porque puso su confianza en YHWH, Él se lo contó por
justicia. (Gen 15:6)
Pero ¿qué dice la Escritura? “Abraham le creyó a Elohim, y
se le contó como justicia”. (Rom 4:3)
De la misma manera, Abraham le creyó a Elohim, y se le
contó como justicia. (Gal 3:6)

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De este modo Abraham personifica la conjunción de estos
tres términos: PALABRA, ALIANZA, PROMESA.

Al mismo tiempo el recuerda perpetuamente lo que es la


definición mas profunda del pueblo de Dios: no es solo el
pueblo al que es dirigida la Palabra- Promesa de la
Alianza: “es el pueblo creado por esta Palabra”

La tierra en la que moras como extranjero te la asigno a ti


y a tu linaje por venir, toda la tierra de Canaán,
como propiedad perpetua. Yo seré el Elohim de
ellos”. (Gen 17:8)

Sin embargo la promesa se cumplirá.

Isaac, el hijo de la promesa, el descendiente del que


depende toda la realización futura de esa Promesa, será
mandado a sacrificar.

Se diría que hay que establecer que su existencia no


depende mas que la promesa divina, y debe ser entregado
a la Palabra divina con una fe ciega (Gen 22)

Este ultimo rasgo pone en evidencias que la Promesa


incluye exigencia a aquellos a los que se la hace.

En realidad este aspecto era puesto en evidencias desde las


primeras palabras de la historia de Abraham.

Se puede decir que la Palabra divina crea la historia de


Israel, por una exigencia en la que está incluida la Promesa.
Pero es la exigencia lo que aparece en primer lugar. Es
aquí que se ubica el llamado primordial a la fe.

LOS DATOS DE LA HISTORIA

La migración de Ur

“YHWH le dijo a Abram: “Sal de tu tierra natal y de la casa


de tu padre a la tierra que yo te mostraré.
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Haré de ti una nación grande, y te bendeciré; engrandeceré
tu nombre, y serás una bendición.
Bendeciré a los que te bendigan y degradaré al que te
maldiga; y todas las familias de la tierra se bendecirán
por medio de ti”.
Abram salió como YHWH le había mandado, y Lot fue con
él.(gen 12:1-4)

La Biblia hace venir a Abram de “Ur de los caldeos” en la


baja Mesopotamia, lo conduce a Haran y finalmente la trae
a Canaan.

Que valor tienen estas acerca de la migración de


Abraham?

Comencemos con el nombre UR. El texto hebreo dice


siempre Ur Casdin; el griego, “el país de los Caldeos”. Lo
más probable es que los LXX interpretasen un nombre que
ya no les decía nada.

Se puede considerar que esta primera migración de


Abraham no es histórica , de hecho presenta serias
dificultades.

La ciudad de Ur, en la baja Mesopotamia, es bien conocida


por los textos cuneiformes y por las excavaciones de
L.Woolley.

Ur fue una ciudad floreciente en el IIIer milenio a.C,

Especialmente durante la IIIa dinastía de Ur. Después de la


caída de esta dinastía y de la destrucción de la ciudad por
los elamitas, poco antes de 2000 a.C, Ur se levanto
rápidamente de sus ruinas y constituyo un centro religioso
y comercial hasta después del reino de Hammurabi.

Despues sufrió un eclipse casi total durante un milenio, en


la época de la hegemonía casita y asiria, y no volvió a
recuperar su antiguo esplendor hasta el periodo
neobabilonico. Por consiguiente, Ur era una ciudad muy
animada en los primeros siglos del segundo milenio, es

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decir, durante el periodo en ue cabe situar allí a Abraham.
Pero por esas fechas no pudo haber sido llamada “Ur de los
Caldeos”*

*El hebreo dice Kasdin, el griego jaldaioi, que reproduce el


acadico tardío Kaldu. El paso de “sd a ld es regular es
neoasirio y neobabilonico. La forma hebrea es
fonéticamente la forma original, pero esto no significa que
su documentación sea temporalmente antigua.

Los caldeos (los kaldu de las inscripciones cuneiformes)

Son tribus arameas que no aparecen en los textos asirios


hasta el siglo iX a.C, y no se pudo hablar de Ur de la Caldea
hasta mas mas tarde todavía, después de la fundación del
Imperio neobabilonico, al final del siglo VII. De hecho, es en
esa época cuando la Biblia (fuera del Genesis) comienza a
mencionar a los Casdin-caldeos (los primeros textos son Jer
21:4 y Hab 1:6). La mención de los Casdin en Isaias 23:13
se encuentra en una glosa tardía, cuyo texto es también
dudoso.

Por lo tanto, hay que admitir que Casdin es cuando menos,


una precisión anacrónica añacronica añadida al nombre Ur.

Pero toda esta tradición, objetan algunos, podría haber sido


inventada durante el exilio por los judíos de Babilonia, en
un momento en que Ur había salido del olvido cuando
Nabonid restauraba sus templos y se establecían estrechas
relaciones entre Ur y Haran; Nabonid era oriundo de Haran,
y reconstruyo tanto los santuarios de Haran como los de Ur;
su madre había sido sacerdotisa de Sin en Haran y su hija
fue sacerdotisa del mismo dios en Ur.

No se ve, sin embargo, por que tal tradición habría sido


inventada. Solo cabria invocar un motivo y es de orden
literario: la migración de Ur proporcionaría un lazo entre la
historia de la torre de Babel y la dispersión de los pueblos
por la baja Mesopotamia :

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“Todos en la tierra tenían el mismo idioma y las mismas
palabras.
Y mientras emigraban desde oriente, se encontraron un
valle en la tierra de Shinar y se establecieron allí.
Se dijeron unos a otros: Vengan, hagamos ladrillos y
cozámoslos. El ladrillo les servía de piedra, y el asfalto
les servía de mezcla .
Y dijeron: Vengan, edifiquémonos una ciudad, y una torre
cuya cúspide llegue al cielo, para hacernos famosos, y
para no dispersarnos por todo el mundo.
YHWH bajó a ver la ciudad y la torre que habían edificado
los hombres,
y dijo YHWH: Si, siendo un pueblo con un sólo idioma para
todos, así es como han empezado a actuar, entonces
nada de lo que se propongan hacer estará fuera de su
alcance.
Así que bajemos y confundamos allá su idioma, de modo
que ninguno entienda el habla del otro.
Así los esparció YHWH de allí sobre la superficie de toda la
tierra; y dejaron de edificar la ciudad.
Por eso se le llamó Babel Confusión, porque allí confundió
YHWH el idioma de toda la tierra; y de allí los dispersó
YHWH sobre la superficie de toda la tierra.(Gen 11:1-9)

Y la historia de Abraham, que comienza en la alta


Mesopotamia:

“YHWH le dijo a Abram: “Sal de tu tierra natal y de la casa


de tu padre a la tierra que yo te mostraré.
Haré de ti una nación grande, y te bendeciré; engrandeceré
tu nombre, y serás una bendición.
Bendeciré a los que te bendigan y degradaré al que te
maldiga; y todas las familias de la tierra se bendecirán
por medio de ti”.
Abram salió como YHWH le había mandado, y Lot fue con
él. Abram tenía setenta y cinco años de edad cuando
salió de Jarán.
Abram tomó a su esposa Saray y a Lot, el hijo de su
hermano, y toda la riqueza que habían acumulado, y las
personas que habían adquirido en Jarán; y se dirigieron a la
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tierra de Canaan. Cuando llegaron a la tierra de Canaan,”
(Gen 12:5)

Pero Gen 11:1-9 y Gen 12:1-4 son de redacción yahvista, y


Gen 11:28-30 que afirma la presencia de la familia de
Abraham en Ur es también yahvista. Es decir, que la
migración de Ur pertenece a las antiguas tradiciones del
Pentateuco, y de hecho, es mencionada todavía en

Gen 15:7:

“Entonces le dijo: “Yo soy YHWH, que te saqué de Ur


de los kasditas para asignarte esta tierra como
posesión”.
Ahora bien, esa migración no pudo ser inventada en el
momento en que redactaban esas tradiciones, ya que por
entonces Ur estaba totalmente olvidada.
Se objeta, además que, según una tradición aparentemente
mucho mas firme (Gen 12:1; 24:4-7) no es Ur
mencionada sino Haran como “país natal”
(“moledet” o “eres moledet”) de Abraham: este había
nacido en la alta Mesopotamia.

Es verdad que, desde el punto de vista etimologico,


moledet podría significar el lugar del nacimiento; pero, de
hecho, en todos los casos en que la Biblia emplea esta
palabra se puede traducir siempre y muchas veces se debe,
por “parentesco” o “descendencia”. Y efectivamente, la alta
Mesopotamia es la región donde se fijo la familia de
Abraham y donde habita su parentela. Continuara…

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