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“Hijo, haz hecho daño con el mouse”

Entrar en una página porno, crear virus, usar software pirata o bajar música de
Internet son temas de confesionario.

“Dime, hijo, ¿qué has hecho?” “He enviado mails anónimos.” “Mmmm... sabes que
no debes.” “Sí, padre. Pero además he atrasado la fecha del reloj de mi PC para que
se estire el shareware del jueguito y no tener que pagar los derechos.” “Mmmm...
sabes que es muy malo lo que has hecho.” “Sí, padre. Pero además bajé música en
mp3.” “Mmm..., hijo, es un pecado con castigos severos.” “Padre, pero además de
todo, me metí en una página porno...”. “Ah, no, eso no hijo...” A partir de ahora, los
católicos deberán agregar a sus confesiones los peccati informatici, como los
definieron 40 teólogos reunidos en el santuario de San Gabriele de Isola del Gran
Sasso en Teramo, Italia. La reunión fue convocada para “redescubrir la cara de
Cristo en el sacramento de la penitencia”. Los peccati informatici tienen una
notable coincidencia con las necesidades empresarias del nuevo profeta, San Gates.
Fueron 40 teólogos de distintos países, reunidos en el santuario de San Gabriele, en
Teramo, a unos 120 kilómetros de Roma. La idea era analizar la crisis que afronta el
sentido del pecado hoy en día, tan vapuleado con los vertiginosos cambios y, en
especial, por el indiscriminado uso de la red de redes a través de esa especie de
extensión diabólica en que puede transformarse una vulgar y para nada virtual PC.

“El sentimiento de pecado ha caído en desuso o se ha relajado hasta el punto de


que casi ha desaparecido en muchos individuos”, sostuvieron voceros eclesiales
tras la reunión. “El confesor debe hacer entender que un determinado
comportamiento puede hacer daño a otros”, explicó Sabatino Maiorano, presidente
de la Pontificia Academia Alfonsiana de Roma, en el diario italiano La Repubblica.
La discusión de los teólogos intentó definir las nuevas realidades con las que se
enfrenta un cristiano en el mundo de hoy y los pecados que de ella pueden
derivarse. También dejaron en claro que las nuevas formas de pecado ya estaban
comprendidas en los Diez Mandamientos. Más que en el castigo, los teólogos se
dedicaron a definir los pecados y su tratamiento por el confesor. Y, ¡aleluya!,
llegaron a conclusiones altamente satisfactorias. De ahora en más, aquel que se
precie de buen católico deberá pasar por el confesionario cuando cometa los
siguientes diez comportamientos pecaminosos.

1) Usar programas sin la correspondiente licencia, más conocidos como programas


truchos o piratas, no es bueno.

2) Crear y difundir virus informáticos, no es nada bueno (y sería peor si no fuera


porque las empresas dedicadas a crear antivirus han encontrado un interesante
nicho que los perenniza).

3) Enviar e-mails o mensajes electrónicos anónimos o con direcciones y datos


falsificados no tiene nada de bueno.

4) Bajar de Internet música en formato mp3 o en cualquiera otro, lo mismo que


películas en forma ilegal, es malo.

5) Robar programas informáticos de cualquier modo es bastante malo.


6) Enviar spam o e-mail basura, de publicidad o no, que llena los correos
electrónicos de medio mundo es muy malo.

7) Ser un hacker, y considerar como la gloria violar la privacidad y la seguridad de


los sistemas informáticos personales, institucionales y/o empresariales, es muy muy
malo.

8) Abusar de las líneas de chat, saturándolas pero especialmente dando falsas


informaciones sobre uno mismo (nada de andar apareciendo con un nick trucho
como “nomeolvides” o “fuckyou” o, peor aún, aparecer como elisa siendo juan
carlos, o viceversa), es pésimo.

9) Entrar en sitios pornográficos es verdaderamente horrible.


10) Crear sitios porno en Internet es de lo peor (no se descarta que en un futuro
muy breve sea motivo de exorcismo).

Ocho de los dieci peccati establecidos por los teólogos con la anuencia del Vaticano
tiene su explícita coincidencia con los intereses empresariales de San Gates y sus
derivados. Podrían contextualizarse incluso con novedosos Diez Mandamientos
como “amarás a Gates por sobretodas las cosas”, “no usarás software libre hasta
que se apruebe la ley de patentes de software”, “comprarás sólo software original
en cada actualización”, “no crackearás ni compartirás números de serie de Cd
originales” o “no matarás difundiendo virus”. Los últimos dos peccati tienen que ver
con una histórica cruzada de la Iglesia más vinculada originalmente a la idea de la
corporización del Diablo en el cuerpo femenino que al espeluznante negocio de la
trata de blancas y de la prostitución infantil.

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