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Hace poco más de treinta años Polaroid ofrecía la mejor combinación de elementos
fotográficos para sus consumidores: la posibilidad de imprimir instantáneamente sus
fotografías sin la necesidad de otro dispositivo. Entonces esta disciplina no sólo estaba
más cerca que nunca de la gente, al permitirle captar sus momentos en imágenes
instantáneas, sino que era prácticamente insuperable: el recuerdo estaba a un botón
de distancia. Sin embargo, hoy, el panorama es muy distinto, la era digital ofrece
nuevas y mejores posibilidades creativas y funcionales además de las que ha
posibilitado la fotografía análoga desde siempre, pero destacan estupendas
facilidades: los gastos de revelado e impresión son prescindibles, las modificaciones
posteriores ilimitadas, y compartirla con el mundo es cuestión de segundos.
Circunstancia que plantea un nuevo reto: ¿de qué sirve la película instantánea cuando
se tiene la fotografía digital?
Después. Futuro. Mañana. Después del futuro viene mañana para el panorama de los
idealistas. Vuelvo a la pregunta ¿de qué sirve tocar cuando se puede ver? La imagen de
lo que será es siempre más exitosa en el recuerdo: la marca que se fotografió a sí
misma a través de sus devotos. Actualmente se pueden encontrar halagos y quejas
sobre estas cámaras en Internet, precios que oscilan entre los $2000 y $6000
dependiendo en gran medida de si se trata de una cámara nueva o usada. Películas
alrededor de los $300 por 10 exposiciones en período de extinción. Pero una
característica permanece: todas son dignas de respeto, incluso para aquellos que no
estén interesados en la fotografía. Pareciera que la instantaneidad fuera un valor tan
preciado, tan caro y tangible, que no vale la pena violar ni siquiera para renovar una
imagen (paradójicamente hablando, el alargamiento de la instantaneidad o la
longevidad de lo inmediato es el pilar ideológico de su creatividad empresarial). La
prueba: Polaroid PoGo, la nueva impresora portátil, con películas de 5x7,5cm y 2x3cm
(ZINK Photo Paper), papel sin bordes y adhesivo. Lo móvil también puede ser
instantáneo, la nueva consigna.
Es curioso que lo instantáneo haya dejado de ser lo más práctico, que lo digital evoque
lo “obsoleto” y aquello que fuera tan cotidiano se vuelva objeto de culto y
exclusividad; que se añore un monitor con textura de película instantánea de la más
alta tecnología capaz de reproducir imágenes antiguas impresas gratis en cuestión de
segundos ¿Será que la nostalgia es el descubrimiento más innovador?
1928: Edwin Herbert Land crea el primer filtro polarizador. Es posible revelar fotos
dentro de las cámaras. Plata soluble. Gotas de fotógrafo. 1932: La imagen alcanza su
punto de ebullición en 1 minuto. Los ojos bebieron un recuerdo sepia a través del
Modelo 95. Vapor de colores. 1948. Modelo SX-70: completamente automatizada,
plegable, un solo lente réflex (SLR), impresiones a color, batería incluida, diseño
práctico y elegante. El fotógrafo se derrite, la imaginación se condensa. 1974: más de
mil millones de fotografías instantáneas impresas. 2001: Polaroid se declara en
bancarrota, la novedad que se sobreexpone, que se sobreexpone. 2007: SX-70, 665, 85
descontinuadas. Objetos de culto: Clic futurista: lamento pictórico. Y lo instantáneo no
mató la ansiedad… vuelvo. PoGo: 2x3cm en 60 segundos, impresora de bolsillo 2009.
Fuentes de Información:
www.polaroid.com
www.savepolaroid.com
www.epi-centre.com
www.dmscientific.com/microslr.html
http://polaroids.theskeltons.org/history.htm#roll
http://www.the-impossible-project.com/