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TERCERA PARTE UNA ECONOMIA DESTROZADA 1, LA REACTIVACION APARENTE En su primer periodo, la situacién econémica de Chile bajo el Gobierno de la UP, parecia una gran fiesta: el “billete se habia hecho grande”, todos consumian mds y el producto crecfa a buen ritmo. Esa situacién habia sido perfectamente planificada. En las “Orientaciones basicas del programa econémico de corto plazo”, elaboradas por Pedro Vuskovic, Alberto Martinez, Gonzalo Martner, Sergio Ramos y Hernan Frigolet, aprobadas en la reunidn de El Quisco, y entregadas a Salvador Allende en octubre de 1970, se ahirmaba que “la configuracién del programa econdémico de corto plazo, entendido por tal los dos tlti- mos meses de 1970 y todo el afio 1971, queda determina- da por una serie de Factores; el cardcter de éstos no es estrictamente econémico, sino también y en medida fun- damental, politico y social; en ello coincide un compro- miso politico con una exigencia econdémica.”"" En efecto, ya que habia elecciones municipales y parlamentarias en 1971 y 1973, el “com- promiso politico” era estrictamente demagdgico y con- sistfa en realizar una politica de reactivacién econémica que produjera una satisfaccién popular inmediata, lo cual se conseguiria con un aumento general de salarios, una congelacién de precios y tarifas y una baja de tasas; se actuaria sobre la demanda al modo keynesiano, contando con su efecto multiplicador. Efectivamente, esa politica 101. Martner, Gonzalo, El Gobierno del Presidente Salvador Allende,1970-1973. Una evaluacién, Concepcién, Pleamar, 1988, 338. 69 de corte populista, con redistribucién de ingresos, fue la que se puso en practica, Sin embargo, no estaba allf el objetivo” buscaco por el equipo econémico encabezado por Pedro Vuskovic, Estos economistas, con estadias en la CEPAL y experiencias en Cuba, buscaban mds bien realizar una gestién anticapitalista, En ese sentido, lo primero era operar una transferencia del sector privado al priblico, hacia el Area de Propiedad Social (APS), liquidando el aparato productivo urbano y rural, con expropiaciones estatales por la via juridica y tomas por la via de hecho. | Gonzalo Martner lo expresa con claridad: “Se pens6 que un cambio profundo en la infraestructura de la sociedad llevaria al cambio de la superestructura,”" lo cual iba ciertamente mas alla de ane ganancia electoral; era el proyecto marxista del capitalismo estatal para consoli- dar la conquista total del poder politico. | A mediaclos del primer afio, el Presidente Allende crefa que se estaba en el mejor de los mundos econdémicos, El 16 de junio de 1971 afirmaba: “hemos _ detenido la inflacién; hemos aumentado la produceién ¥ hemos realizado una politica de redistribucién de ingre= sos”. Pero Allende ocultaba que ya para entonces la politica de la Reforma Agraria, dirigida por Jacques Chonchol, habia paralizado el crecimiento agrapecuario, que en la balanza comercial se avecinaba un fuerte déficit, el que repecutiria inevitablemente en la balanza de pagos; y, ademds, falsificaba los datos sobre la inllacién, la que se mantenfa en los mismos fndices del gobierno anterior. A pesar de su exultante optimismo, Allende comenzaba a deslizar una consigna que se tornaria obsesiva con el correr del tiempo: “prioridad bdsica, aumentar la produccién’. Y, como un general al frente de tropas, un mes antes habia ordenado en la Central Unica de Trabajadores (CUT), empezar la “batalla de la produccién”. “E] socialismo -manifestaba en la Convencién del Partido Radical el 29 de julio de 1971-" implica la colectivizacién de los medios de pro- duceién”, al mismo tiempo que anunciaba la estatizacién de los llamados monopolios textiles.! 102. Martner, El Gobierno, 94 103. En Fartas, La izquierda, IL, 776, 833-4, 837, 1,099 y 1.015. 70 Pero, ya en octubre de 1971, el Presi- dente admitia otra de las realidades contundentes del yafs, aunque, como lo harfa siempre, tratando de cargar ja culpa a los opositores: “Sabemos -decfa- que a veces hay colas y dicen que esa es culpa de la Unidad Popular." 2. RESQUICIOS LEGALES Para cambiar la economia del capitalismo al socialismo, habfa que alterar la solidez de la propiedad privada, Aunque esa erosién venia realizandose desde décadas antes, sin duda alguna fue el Gobierno de la UP el que aceleré el proceso. En esta etapa, el ataque a la propiedad privada estuvo intimamente vinculado con la destruccién del derecho. EJ art. 10°, n° 10, inciso 1°, de la Constitucién aseguraba “la inviola ilidad de todas las propiedades, sin distincién alguna. Nadie puede ser pri- vado de su dominio, ni de una parte de ella, o del derecho que a ella tuviere, sino en virtud de sentencia judicial o de expropiacién por razén de utilidad publica calificada por | a) ae Obviamente el Gobierno de Allende sabfa que al carecer de “razén de utilidad piblica”, las expropiaciones que proyectaba ne podrian contar con el aval de sentencias judiciales, ni serian calificadas por leyes. En consecuencia, procediendo del modo que Eduardo Soto Kloss ha denominado como “el maximo esplendor de la arbitrariedad gubernativa”, decidié con- fiscar las propiedades privadas por vias administrativas o de hecho. Efectivamente, la UP, mediante las interven- ciones, requisiciones, “reanudacién de faenas laborales”, compra de acciones, exacciones, uso arbitrario de los decretos de insistencia, desconocimiento de las facultades. fiscalizadoras de la Contraloria General de la Republica, juicios de mérito administrativo sobre la ejecucién de las 104, En Farias, La izquierda, II, 1.198. me 105. Al pedpattn fis Brahm, Enrique, Propiedad sin libertad: Chile 1925-1973, Santiago, Universidad de los Andes, 1999. FA, | sentencias y tomas de hecho, destruyd la garantia consti- tucional que protegfa el derecho de propiedad. No es extraiio, por lo tanto que en el | Acuerdo de la Camara de Diputados del 23 de agosto de 197%, se afirmase que el Gobierno “ha violado sisteméti- camente la garantia constitucional del derecho de | propiedad, al permitir y amparar mas de 1.500 ‘tomas’ ] llegales de precios agricolas y al promover centenares de _ ‘tomas’ de establecimientos industriales y comerciales | para luego requisarlos o intervenirlos ilegalmente y cons- | tituir asi, por la via del despojo, el area estatal de la is economia”. | Fue el Presidente del Consejo de Defensa del Estado, Eduardo Novoa Monreal, quien desarrollé la teoria de los “resquicios legales”, con la cual se arbitraron esos despojos. El autor de “Vias legales para avanzar | hacia el socialismo,” publicado en 1971, con la colabo- | racién del Subsecretario de Justicia, José Antonio Viera- 1 Gallo -a su vez autor de “Derecho y Socialismo”., facilité que Allende “hiciera lo que se le diera la gana” con el _ Estado de Derecho, tal como lo expresé y documenté en el Senado, en abril de 1973, el senador Patricio Aylwin. En este orden de cosas, su mayor esfuerzo radicé en el _ uso del Decreto Ley 520, del 31 de octubre de 1932." Paralelamente se intervino las empresas privadas, violando el decreto 338 de 1945, que contem= plaba esa posibilidad sélo para proceder a la inmediata _ venta de lo requisado, pero no para instalarse en las fabri cas procediendo como si se fuese el legitima dueio. Muchas intervenciones fueron provocadas mediante huelgas prefabricadas, con vistas a la “reanudacién de faenas laborales”. Asimismo, se instrument6 por via de CORFO un “poder comprador de acciones Canasta aprovechando la cafda del valor de las acciones en la Bolsa. Ademas, la CORA y la INDAP, procedieron a expropiar las fundos con superficies que consideraban “excesivas” (mas de 80 ha. de riego basico), utilizando la gran inflacién desatada para pagar con bonos no rea- Justables que tornaban ilusoria Tceaentiat fijada. A 106. En Libro Blanco del Cambio de Gobierno en Chile, Santiago, Secretaria General de Gobierno, sf, 24], 107. Véase Brahm, Propiedad, 295 y ss. 72 tode lo cual, se debe afiadir, y en gran medida, la activi- dad ilegal de los subgrupos del MIR (MCR, FTR, ete.), que practicaban tomas indiseriminadas de fabricas y de fundos. i Sige Sobre ese entramade real, de grave detri- mento para la propiedad, operaba el proceso econédmico chileno. 3. EL COBRE A pesar de que Allende lo llamé “el suel- do de Chile", el cobre fue gravemente afectado por la politica econémica de la UP. Ya en la reunién de El Quisco se habia previsto que el precio del cobre caeria en las belsas mundiales, a pesar de lo cual se creia que iban a incrementarse las utilidades en 2.700 millones de délares. Ciertamente, tal proyeccién no se cumplid, ido fundamentalmente a motivos internos. ee El punto de partida esta en Ja ley n° 17.450, de julio de 1971, que consagré la nacionalizacién de la Gran Mineria del Cobre, medida que habfa sido aproba- do por la unanimidad de los parlamentarios. A esa decisién se sumé el criterio de las deducciones con efecto retroactive por las llamadas “utilidades excesivas”, lo que practicamente no sdélo aniquilé los eventuales pagos a las empresas expropiadas -Anaconda, steers Cerro del Pasco- sino que las translormé en deudoras de enormes cifras. Fueron los sectores mds duros del PS, con Altamirano a la cabeza, quienes mds se opusieron a que se llegase a acuerdos separados con cada compaiiia. Se pensaba que de este modo el Estado, a través de su empresa CODELCO, podia empezar sus actividades sin traba alguna, pero no sucedié asi."" Las dificultades comenzaron en cl ele- mental plano de la produccién, ya que al mismo tiempo 108. Al respecto véase Vial, Gonzalo, Grandes problemas del Derecho en Chile durante los 100 afios de esta Facultad, en “Revista Chilena de Derecho”, 16, 5, 650-1. 73 que bajaba el coeficiente de elaboracién, subian sus cos- tos. Por eso se interrumpid el proceso de expansién, y se produjo un gran ausentismo de téenicos, con la parc de un mimero considerable de personal entrenado que, al ser discriminado ideolégicamente, opté por emigrar. Aparecieron de inmediato la mala administracién y las disputas laborales, las que se fueron transformando en tached cling generalizada. También se multiplicaron los accidentes del trabajo, debido a la falta de supervision o por la inexperiencia del personal contratado. Por esa suma de factores, en el afio 1971, la produccién bajé 5% en Chuquicamata, 7,5% en El Salvador y 17% en El Teniente. Pero mas interesante atin es comprobar cémo el PC habia ido convertiendo algunas minas -espe- cialmente Chuquicamata- en un centro de adoctri- namiento. En el caso de Chuqui, las figuras claves fueron Julio Zambrano, y Antonio Berthelon, el subdirector de Relaciones Industriales, que habia ingresado al Partido a los quince aiios y habfa estudiado en Alemania yen la Universidad Patricio Lumumba de Moseti, a expensas del PC. Era la més alta autoridad politica en la industria y nada se hacfa sin su consentimiento; era responsable sélo ante un comunista espafol con oficina en el palacia presidencial, a quien informaba diariamente por telefon: Bajo esta nueva administracién, la mina de Chuquicamata se convirtié en un feudo de la izquier- da riot Sistematicamente, los agentes guberna- tives trabajaban para despedir a directivos, supervisores y técnicos considerados politicamente inseguros, con la consiguiente pérdida de un importante nimero de per- sonal entrenado y experimentado. A lo anterior se suma que los recursos de la compafiia fueron usados impropia- mente para fines politicos. Por ejemplo, el mimero de casas de huéspedes de la compaiifa tuvo que ser aumen- tado de tres a ocho para dar cabida a los miembros de las brigadas Ramona Parra, comunista, y Elmo Catalan, socialista, ambas entidades paramilitares, las cuales uti. hizaban vehfeulos y almacenaban armas en dichos locales, “El plan de accién de esos grupos inclufa la destruccién de instalaciones vitales en la mina en el caso de que la cri- sis lo hiciera necesario,""™ 109. Moss, El experimento, 84 74 Por cierto que Chuquicamata no fue el nico centro minero de ae marxista. En El Teniente, el directive principal era el socialista Armando Arancibia, quien estuve en pugna por el control politico de la mina con el vicepresidente Tomas Ireland, del PC, quien agregé a los 8,000 obreros existentes, otros 4.000, sin ninguna necesidad econémica. Alli, prosigue Moss, “al igual de lo que sucedié en Chuquicamata, los a cos Vy supervisores polfticamente neutrales eran consi e- rados enemigos de clase; la campafia contra los supervi- sores fue sistemAtica; se usaron todos los medios, desde la persecucién oficial con intimidacién hasta el asalto fisico; todo esto era posible porque los partidos del gobierno lo "io Las consecuencias del sectarismo mar- xista fueron las previsibles, ya que la produccién baje el 17,5% en 1971, el costo de produccién, se incrementé nm 50 centavos por libra ese mismo afio, yen El Teniente e Estado perdié 10 millones de délares.'" Considerando la produccién en detalle, éstos fueron los voliimenes extrafdos: autorizaban. 1970 600.000 ts. 1971 535.000 tns. 1972 509.000 tns. 1973 450.000 tns. Si se tiene presente que el 83% de las divisas provenian de la venta del cobre,'" se puede medir Ja magnitud de la catdstrofe que supuso el manejo de la mineria del cobre por la UP. 110. Moss, El experimentn, 86. 111. Moss, El experimento, 86-87. i 112. En Farias, La izquierda, EL, 1.197. 75 4. LA REFORMA AGRARIA El ataque a la propiedad rural fue otro de los elementos mas significativos de la politica econdémica de la UP y, por eso mismo, sus pésimos resultados fueron muy graves y ses en la suerte del Gobierno. da a, RA y la INDAP. bajo | - visién de Jacques Chonchol y David Suite caron con energia a desiruir el sistema de tenencia pri- vada de la tierra. Con ese objetivo usaran del mecanismo Je las expropiaciones, pero, al mismo tiempo, faverecieron otros dos procedimientos de acoso a los duefios de los fundos: las “tomas "y las huelgas. Ya al ter- minar 1971 se registraban Bundos expropiades 1.374 Fundos "tomados” 1,278 Huelgas agrarias 1.758 : De acuerdo a su Programa, el Gobierno se dedicd & expropiar principalmente los fundos de superficie excesiva o “latifundios”, es decir los de mas de 80 ha, de riego basico, sin que faltaran los intentos por modificar la ley para reducir la superficie a 20 ha., mien- tras el MIR reclamaba que se hicicra extensive el proce- so de expropiacién a los predios superiores a 5 ha, Amediados de 197%, la situacién era atin més grave: Fundos expropiados entre 1965-73 6.809 Ha. expropiadas 9.86 1.588,2 Proporcidn de la superficie cultivada en Chile 52.2% Proporcién de las tierras regadas 66.490" Come los fundos expropiades no eran 115. Informacién del Departamento de Planifi “6 la Corporacién de la Reforma Agraria, en heat fae ie 76 entregados en propiedad privada a los campesinos, sino que la CORA los organizaba en “asentamientos” colec- tivos o cooperativos (CERA), dependientes del Estado, cabe concluir que alrededor del 60% del area cultivada de Chile habia pasado a manos del Estado, en coherencia con una polftica socialista. Por eso, el Presidente Allende difundfa el 30 de abril de 1973 como un éxito de su gestién que, desde el comienzo del gobierno de la UP, se habian expropiado 9.149.880 ha.“ Pero junto a los procedimientos de apariencia legal, se actuaba de modo abiertamente ilegal, es decir, mediante las “tomas”, generalmente organizadas por el Movimiento Campesino Revolucionario (MCR), rama del MIR. Fue en Nuble, en Osorno, en Cautin, en Parral yen Linares, donde se mostraron mas activos, merced a Ta colaboracidn de funcionarios de la CORA. Los coman- dos miristas -bajo el mando de los “comandantes” Nelson Ugarte y José Gabriel Liendo, alias “Pepe"- practicaron una politica de tierra arrasada: “Pepe” llegé a controlar 17 fundos, con un total de 350.000 ha. del mejor terreno forestal de Chile; faenaron miles de animales que ha- llaron a su paso, contribuyendo a que la carne en vara (ovina o bovina), bayara anualmente un 15%, en el perio- do 1971-1973. En cambio, crecié un 67% el consumo de la carne de caballo, y un 75% la de burro, junto al aumen- to de la alimentacién basada en especies vegetales. Juridicamente, la indefensién para los propieta- rios era casi total: las “tomas” cesta at convalidadas porque se impedia a los jueces actuar eficazmente contra los usurpadores. Entre los casos mas notables esta el del juez Mario Olate, de Melipilla, a quien los miristas secuestraron para impedir un fallo contra los usurpadores, conducta amparada por el ya mencionadoa Subsecretario de Justicia y por el Intendente de Santiago, Alfredo Joignant. En otras ocasiones, se llegé al asesinato del duefio de la tierra -como pasé en Pucén, con el joven Rolando Matus, o en Rancagua, con el joven Gilberto Gonzalez- 0 al apaleo del propietario, como sucedié en Melipilla con Ramédn Arrau o en Fresia con el doctor Alejandro Casals. Ante estos hechos, ampliamente difundi- 114. En Farias, La izquierda, VI, 4.619. dos en la prensa, gqué opinaban los dirigentes de la UP? Como en pocos temas, su confusién era total y por eso sus declaraciones eran generalmente contradictorias. Asi, el PS afirmaba en Algarrobo, en noviembre de 1971 que habia que expropiar toda la tie- rra en latifundio, pero pocos meses después, en febrero de 1972, se pronunciaba contra las tomas indiscrimix _ nadas realizadas por el MIR. Allende mismo, en noviem- bre de 1971, aceptaba las tomas indiscriminadas de fun- dos, aunque admitia que creaban anarquia, lo que preo- cupaba al mismo tiempo a los dirigentes Sepnilveda, del Canto y Ulloa, quienes estimaban que “la influencia del bloque de la Unidad Popular disminuyé en amplios see- tores de pequefios y medianos propietarios y entre los Pequefios campesinos y artesanos” y agregaban que “una situacién peligrosa se ha creado en el sur del pais donde los pequefios propietarios suspendieron la produccién para el mercado”, El MIR les daba la razdn al declarar en enero de 1972, que donde avanzaba la reforma Agraria, retrocedia la UP. Per su parte, Luis Corvalan estimaba en agosto de 1972 que “el abogado Fidel Castro sabe de agronomia; hay que consumir carne de pollo o cerdo, no de vaca; hay que usar alimentos concentrados, maiz, afre- cho; hay que aprovechar las plumas, las tripas, para hacer harinas, aprovechar el guano de los pollos; hasta hace poco imperé la tendencia a estatizar toda clase de establecimientos avicolas, hasta los gallineros; ese fue un error’, ya que “no deben ser expropiados por grandes que sean; no importa si son grandes (burgueses).”""° Contradieciones mas o menos, durante el gobierno de la UP el drea sembrada disminuyé en un 19% y los rendimientos agrarios en un 4,4%, debiendo importarse bienes de consumo agricola y ganadero por 263 y 410 millones de délares en 1971 y 1972, respectiyamante.!! Una de las cifras mds significativas es la relativa a la cosecha de trigo: Temporada 1970/1971 Temporada 1972/1973 13.700.000 tns. 7.400.000 tns. 115, En Farias, La izquierda, IT, 1.212, 1237; IN, 1.747, 1.889, 1.920; TV, 2.893, 2.895, 116. En Géngora, Ensayo, 132, Ciertamente estabamos en presencia de “un ejemplo de libro de texto de la alocada aplicacién de una concepcién doctrinaria de la reforma agraria.”'"” Y aunque los publicistas de la UP hacian esfuerzos para compatibilizar las diferentes opiniones de Allende -segiin él, faltaban alimentos porque el pueblo humilde ahora comfa mds; pero también afirmaba que la carencia de ali- mentos se debia a que las sefioras del barrio alto los acapara- ban en sus casas- la cuestién era mds simple: se llamaba Reforma Agraria.'* 5. LA INDUSTRIA FABRIL Lo que la CORA y el INDAP hicieron en el campo, andlogamente lo realizaron DIRINCO y CORFO en la ciudad, con sus “intervenciones” y “requi- siciones”. En este ambito, los principales actores fueron Pedro Vuskovic, Alberto Martinez, Patricio Palma y Victor Toro. : E] proceso de las primeras intervenciones fue preparado sfalineen el métedo de las huelgas prefa- bricadas. Después se mencionaban supuestos problemas laborales y, en todas los casos, con el loable propdsito de reanudar las faenas, aparecia la figura del interventor, quien se hacia cargo de la empresa por tiempo indetermi- nado. Al comenzar el Gobierno de la UB Vuskovic habia dividido las empresas en estratégicas ¥ no estratégicas; pero en la practica confiscatoria poste- rior esa eae desaparecié. Se tendié entonces al uso de un método gradual, de acuerdo a la magnitud de la industria; primero las mas grandes, luego las medianas ¥, por fin, las més pequefias; y no hubo rama o sector que escapara a las requisiciones o intervenciones. A titula de ejemplo se puede mencionar a Cervecerias Unidas, Pafios Oveja Tomé, Lanera Austral, Baterfas Helvetia, 117. Moss, El experimento, 19 : 118. Para la consideracién general del tema véase Fontaine A, Arturo, La tierra y el poder, Santiago, Zig-Zag, 2001. 79 Aguas Minerales Cachanttin, Confites Calaf, Confites Ro-Ro, Supermercacdos Almac, Santa Julia, Rayén Said, Textil Progreso, Yarur, Algodones Hirmas, Fantuzzi, Cholguén, Cemento E] Melén, Cemento Bio Bio, Gasco, INDAC, ARMCO, SGN, Socometal, PRODINSA, Metalurgia Cerrillos, Sumar, Tejidos Caupolican, Cemento Cerro Blanco, Manufacturera de Metales Quilpué... y asf se podria seguir. Pero, curiosamente, este Gobierno “antiimperialista” no incluyé entre las 90 empresas estratégicas expropiables a la Shell briténica ni ala Esso norteamericana.'" En junio de 1971 ya habia 359 industrias ocupadas y 263 intervenidas y en octubre se tomé la decisién de nacionalizar todas las compafifas con actives be ee aun millén y medio de délares, lo que impli- caba a 250 firmas.”” Un afio después, al 11 de octubre de 1972, de acuerdo a las cifras oficiales, las nuevas empre- sas bajo alguna modalidad de control estatatal conforma- ban este cuadro: Requisadas 64 (34%) Intervenidas 58 (21%) Requisadas y/o intervenidas 41 28%) Compradas ll (6%) Negociindose 21 (11%) Total General * 185 (100%)! La realidad al detalle llegé a ser, en todo caso, mucho peor, segtin las declaraciones de julio de 1975 del ministro del Trabajo comunista, Jorge Godoy, quien informé que 35.000 industrias estaban ocupadas mediante diversos procedimientos.'" Antes, el secretario de la CUT y también ministro de Trabajo, el comunista Luis Figueroa, habfa afirmado que “jamas el Gobierno Popular dijo que se incluirian en el drea social las fabri- cas de mote con huesillos o las de empanadas.” 119, En Farias, La izquierda, V; 3.675. 120. Clr, Fatindez, Julio, Marxism and democracy in Chile, New Haven, Yale University Press, 1988, 251. 121, Martner, obierna, 132. 122. Heinecke, Chile, III, 161. 123. El Siglo, Santiago, 31.1.1973. 80 Un caso bien singular dentro de esta ten- dencia estatizante, lo constituyé ciertamente la Compaiifa Manufacturera de Papeles y Cartones, a la cual el Gobierno queria expropiar a todo evento para obtener el control te a provisiones de papel para diarios, supri- miendo por esta via la libertad de prensa. La CMPC era una gran empresa, que contaba con 16.000 accionistas y 4,500 trabajadores. El Gobierno usd inicialmente el sis- tema de compras de acciones, que tan buen resultado le habia dado con los bancos (20 entidades bancarias fueron estatizadas con ese procedimiento). Pero en este caso los accionistas se concertaron para no vender. Entonces el FT'R del MIR traté de generar una huelga laboral, pero el 80% de los trabajadores Ja rechazé. Tampoco obtuvieron lo que buscaban mediante el envio de inspectores de cuentas. A continuacién se procuré el estrangulamiento de la empresa mediante la congelacién de los precios de sus productos y se le aplicé un sistema cambiario que le hizo perder 43 millones de délares y el 37% de su capital, La tarea se remataba con el envio al Congreso de un proyecto de expropiacién, el que no fue aprobado, Mientras tanto, las campafias opositoras ayu- daban a la Papelera a sobrevivir, considerandola el sim- bolo de la libertad de empresa en el Chile marxista. Cuando Orlando Sdenz, presidente de la Sociedad de Fomento Fabril (SOFOFA), recibié en abril de 1972 un documento conocido como “los papeles Vuskovic", en el que se detallaba el mecanismo eineaeie jo empresarial, pidié audiencia al Presidente y se lo mostré; entonces Allende, le replicé: "Considero esto una imbecilidad; es un ciimulo de tacticas inmorales; todos saben en Chile que yo las cosas las hago de frente; pera no le dé importancia; es un documento partidista que no compromete al Gobierno y que puede no ser auténtico”. Séenz le contesté: “La mejor autenticidad, Presidente, es esto que pasa; nada de lo que dicen los papeles es novedad en Chile; lo impresionante es ver escrito con letra de molde ‘esta empresa hay que quebrarla’, y que sea una autoridad quien lo diga."™ Lo cierto es que Vuskovie continud en su cargo de vicepresidente de la CORFO, y que la estrate- 124. En Millas, Hernan, Anatomia de un fracaso. La experiencia socialista chilena, Santiago, Zig-Zag, 1975, 98-9. 81 gia frente a cada empresa se fue cumpliendo, ya que Vuskovie sabia que controlando todo el poder econémi- co se facilitaba enormemente el control del poder politico total. El dominio efectivo de cada empresa implicaba, ademd4s, que cada una se entregaba a determi-_ nado partido y asi pasaba a ser una fuente mas de ingre- sos para esa colectividad; a esto se sumaba que, con el_ pretexto de ae los distribuidores y comerciantes estaban _ en contra del Gobierno, se creaban otros canales de dis- tribucién clandestinos: el 60% de la produccién se desvid a estos canales, que pasaron a alimentar el mercado negro. Paralelamente se mantenian los precios muy bajos, sin que importase que la empresa sufriera elevadas 5 q Be ‘que Poca ee pérdidas, porque asf la utilidad de los intermediarios -el Partido y determinados militantes- era mayor. Mademsa, por ¢jemplo, mantenia el precio de 20 mil escudos (20 _ délares) por un refrigerador, aunque nadie (salvo los elegidos) pudo adquirirlo a ese valor. Su costo en el mer- toe negro era de 80 mil escudos, los que debian pagarse porque en los establecimientos comerciales los refrige- radores simplemente habian desaparecido. Esto expen que las empresas estatizadas tuviesen en un aio una pér- dida de 150 mil millones de escudos (150 millones de délares)."" Segun Puro Chile, en Manufacturas Sumar habia habido aumentos salariales muy superiores alos obtenidos por el resto de los trabajadores; el notable ausentismo llegaba a un promedio de 15 dfas al mes de trabajo; “los rendimientos iban en proporcidn inversa al aumento de las remuneraciones; y pérdidas aterradoras en algunas empresas, ae Pero no era el tinico que tenia graves ejemplos a la mano. Los maoistas del PCR denunciaban que mientras un obrero de las empresas jntervenidas anaba 850 escudos, sus interventores se fijaban un suel- ae de 16.000 escudos; el Ministro de Economia, el comu- nista Orlando Millas, afirmaba en noviembre de 1972, que “los interventores eran los culpables del alza de los precios”, calificativo que reiteraba en febrero de 1973, 125. Millas, Anatomfa, 109-110. 126. Puro Chile, Santiago, 23.1.1973, 7. 127. En Farias, La izquierda, V, 3.620. 82 sosteniendo que las empresas del ASP “gompensan menor eficiencia con aumentos de sige es en el informe al Pleno del PC, sefialaba las multiples “cha- pucerias” en el ASP, las “cargas onerosas” para | la sociedad y la incorporacién sin ton ni son de cualquier al drea social.” Saat En consecuencia, la produccién indus- trial, que en 1971 habia crecido un 14%, en 1972 apenas subié un 2,8%, y, ya en 1973, en el tramo final de la UP, se produjo una reduccién del 25,6% repecto a la misma etapa del afio anterior. Por eso Carlos F. Caceres afirma ue “la ineficiencia (del APS) se manihesta en una pérdi- areal del orden de los 180 mil millones de escudos, cifra equivalente al presupuesto fiscal de la Nacién."™ 6. LAS CACEROLAS VACIAS Fue la crisis econémica la que precipité la protesta popular, Desde la “marcha de las cacerolas vacias”, del 2 de diciembre de 1971, hasta la ae de los, camioneros, por el thls de Chile” en octubre de 1972, el descontento del pueblo se manifesté con intensidad ereciente. Como la UP decidié atribuir sistematicamente esas quejas a las iniciativas de los “momios” o “fascistas”, sélo en contadas ocasiones sus. dirigentes reconocieron total o parcialmente la realidad de las cosas. Asi sucedié ya en el mismo mes de diciembre de 1971, cuando el MAPU admitié que existian “desabastecimientos parciales”, a lo que sumé después su descontento porque, a pesar del aumento del circulante monetario, “esa mayor cantidad de dinero en manos de los trabajadores no sirve para nada si no hay cosas que puedan comprar;"'' el 2 de enero siguiente era 128. En Farias, La izquierda, V, 3.804. 129, Arriagada, De la via, 175-177. ; wi 130, Caceres, Carlos Francisco, La economia de Chile durante el periode de gobierno de la Unidad Popular. La via chilena al marxismo, F de Chile, 72. en Petanpas ce Ree La iequierda, IV, 2.501, 2.567, 5.030-y 2.788. 83 Luis Corvaliin el que reconocia que habia “desabaste- cimientos en ciertas materias primas”; por su parte, el MIR, siempre mas explicito, afirmaba: “falta de todo, transporte, cigarrillos, bebidas” y en septiembre de 1972, conclufa que “hay un descontento enorme, como de ver- dad este pais no vefa hace muchos afos”. Inchuso, Allende reconocia el 2] de mayo de 1972 -en su Mensaje al Congreso- la falta de divisas, la ausencia de flujos de capital, el desequilibrio del mercado de bienes, la dismi- nucién de la tasa de acumulacién, la cafda del 7,7% del roducto, la de la tasa de inversién en un 17%, y la de la inversion privada en un 57%. Por su parte, el PCR alirmaba en junio de 1972 que las importaciones de tri habian aumentado un 34%, que en el cobre habia habide una baja de 50.000 toneladas, y que la desocupacién habfa crecido un 4,8%, Pero aquellas declaraciones no eran sino timidos reconocimientos de lo que estaba sucediendo en la realidad. En efecto, en 1972, el producto cayé 1,29 y 4 nivel per od ita, 44%; hubo un de fieit de 500 li de délares en iD balanza comercial, debido al crecimiento desmesurado de las importaciones alimenticias; la pro- duccién agropecuaria descendié un 7,4%, la productivi- dad general un 3,4% y el délar increments en un 90% su valor respecto al escudo. En cuanto a la inflacién, sepuin el INE ella alcanzé el 163%, pero los mejores calculos universitarios sostienen que en 1972 en realidad habia sido de un 2.096%.'% Las cacerolas, con o sin momios y lascis- tas, estaban visiblemente vactias. 152, En Farias, La izquierda, III, 1,756, 1.783, 2.028, 2.033, 2.049, 2.959 y 2.5534. 133, Arriagada, De la via, 227; Martner, El Gobierno, 379. 84

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