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INSTITUTO DE ESTUDIOS SUPERIORES

RAFAEL GUÍZAR VALENCIA


FACULTAD DE FILOSOFÍA

_________
TESIS
La teoría de la verdad como correspondencia o adecuación analógica en
la obra Sobre el realismo y la verdad en el camino de la analogicidad
de Mauricio Beuchot Puente

Que para obtener el grado de Licenciatura en Filosofía

P R E S E N T A :

Carlos Ávila Gamino

Asesor:

Mtro. Juan Beristain de los Santos

Xalapa, Ver. Mayo 2010.


INTRODUCCIÓN

La pregunta por la verdad obtiene un carácter fundamental respecto a

cualquier otra pregunta acerca de la naturaleza o del ser de las cosas. Ya

que si nos referimos a los contenidos alcanzables por el ser humano,

parece ser, que es la primera y la más radical de las cuestiones, a la que

necesariamente se le debe encontrar una respuesta, antes de que se

abra la posibilidad de cualquier planteamiento fundamentado sobre

aquellos contenidos que el hombre, por su racionalidad, puede conocer 1.

Es así que la pregunta por la verdad ha estado presente en el

hombre y se ha manifestado a lo largo de su historia. El carácter de

complejidad, que le distingue, en las diversas posturas, al querer dar una

solución congruente y aceptable, se hace patente, a tal grado que a

1
BAUTISTA LUCAS, Erasmo, “La pregunta por la verdad del saber humano”, EFEMERIDES
MEXICANA, Vol. 20, No. 59, UNIVERSIDAD PONTIFICIA DE MEXICO, ESTUDIOS FILOSOFICO-
TEOLÓGICOS, Mayo-Agosto 2002, p. 183.

5
muchos les ha costado dejar su vida, en esa búsqueda de la verdad. Es

una tarea nada fácil para quien intenta dar solución a dicha cuestión, y

mucho menos para un autor novato, ya que es considerado como el

problema más importante de la filosofía.

Al empezar a introducirme a dicho problema me doy cuenta del

inmenso mar filosófico con el que me enfrento y siento como me aplasta

y asfixia, al tener un bagaje repleto de ideas acerca de la cuestión con

atañe a este trabajo. No es que considere mis capacidades como

omnipotentes, al pretender dar respuesta a este problema, sé que es una

pretensión muy ambiciosa, sin embargo, esto mismo me anima para

emprender el camino en busca de la verdad.

Sé que no estoy solo, pues me acompaña Mauricio Beuchot Puente,

quien me ha de orientar y guiar para que así se pueda afrontar, de una

manera más segura, el problema de la verdad, Además de tener como

escenario la teoría del conocimiento y la misma concepción de la verdad

que asume Tomás de Aquino y que Beuchot recoge para fundamentar su

camino. Esto me basta para mis pretensiones filosóficas que son

limitadas y parciales.

6
El presente trabajo se divide en tres apartados: en el primero, se

dará a conocer un contexto, que sirve de preámbulo para entrar al

problema de la verdad y de allí extenderlo hacia la realidad;

posteriormente se pondrán de manifiesto las interpretaciones que

Beuchot maneja para resolver el problema, donde fundamenta su

realismo analógico y se logra vislumbrar la verdad como adecuación; y

así, finalmente, se pasará al tema de la analogía que sirve como vínculo

con el realismo y la verdad.

En el segundo apartado, como una solución al problema de la

verdad, debido al orden semiolingüístico que se le otorga y que

pertenece a la filosofía del lenguaje y a la semiótica. Se abordará la

semiótica y sus ramas, así como las teorías de la verdad, que surgen de

las reflexiones sobre el lenguaje, el significado y el signo, que se

contiene en la disciplina de la semiótica. Y así poder llegar a ver un

extraño paralelismo entre las ramas de la semiótica y las teorías de la

verdad.

Finalmente, en el tercer apartado, se verá la teoría de santo Tomás

de Aquino acerca de la verdad, la cual tiene tres sentidos, y que se da

propiamente en el juicio; en seguida, se pasará a una justificación y

7
defensa de esta teoría; para que finalmente, se confronte con las otras

teorías acerca de la verdad y, además, pueda verse su vigencia.

Es así como nos adentramos a este trabajo.

8
CAPÍTULO I

EL CONOCIMIENTO COMO EL ENCUENTRO ENTRE

EL HOMBRE Y EL MUNDO

1.1 El CONTEXTO

Aristóteles en el primer libro de la Metafísica afirma: “Todos

hombres tienen naturalmente el deseo de saber ”2. Y la verdad es el

objeto propio de este saber. Este deseo o tendencia natural por saber

está a la base en toda la estructura del hombre. Esto hace del hombre un

2
ARISTÓTELES, Metafísica, Porrúa, México, 2004, p. 5.

9
ser capaz de dirigirse en el mundo hacia un fin que es la verdad. Ésta es

la dimensión metafísica del conocimiento del ser humano, ya que sin la

verdad el conocimiento no existe y no tiene sentido alguno. El hombre es

el único ser en toda la creación visible que no sólo es capaz de saber,

sino que sabe también que sabe, y por eso se interesa por la verdad real

de lo que se le presenta. Es así, que es necesario decir qué es o qué se

entiende por la verdad.

1.1.1 El problema de la verdad

La cuestión de la verdad va de la mano con el hombre, como ser

cognoscente. Boecio define a la persona como sustancia individual de

naturaleza racional; ésta, por su condición de ser racional es capaz de

conocer. Con esta capacidad puede apropiarse intencionalmente de

diversos modos de la realidad. Esta característica del individuo le da

perfección y dignidad sobre los otros seres que no son capaces de llegar

a saber lo que las cosas son.

El hombre por sus sentidos corporales, por su experiencia del

mundo, por sus facultades espirituales es un ser abierto al conocimiento

de lo verdadero, esta capacidad de apertura hacia lo que trasciende es

10
su nota distintiva. El intelecto puede ser pequeño en magnitud pero es la

grandeza del hombre, pues tiene las condiciones necesarias de

apropiarse de todo lo que se le presente. El ser humano con esta

capacidad y disposición de apertura inicia su caminar en el mundo, pero

hay una cualidad en ésta, no tiene contenidos, es decir, está vacía, se

reduce a que el ser humano es ignorante en sus inicios. Aquí cabe

mencionar una especie de axioma: In principio intellectus est sicut tabula

rasa in qua nihil scriptum (S. Th. I, 79, 2)3. Pero esta condición de poder

y no tener, le hace preguntar, interrogar, admirar, buscar y ponerse en

camino hacia la verdad del ser.

Se sigue que la capacidad de conocer, por una parte, hace que el

hombre sea un ser abierto y que esté en busca de la verdad, y, por otra,

hace de la verdad la cuestión central de su vida. De tal manera, que el

hombre es el ser que camina en busca de la verdad 4.

Se ha visto que la cuestión de la verdad no se puede evitar, ya que

es el fin de la inteligencia, es lo que el filósofo busca, es la finalidad del

universo; además es punto de partida, camino y término de todo lo

3
VERNEAUX, Roger, Filosofía del Hombre, Herder, Barcelona, 1988, p. 103.
4
Cfr. De veritatae, Traducción y citas textuales De Gabriel Ferrer Aloy, Introducción y notas
explicativas de Abelardo Lobato.

11
humano. Esta cuestión tiene una prioridad incontestable en la vida

humana.

Al plantearse el problema de la verdad es necesario formular una

pregunta que, en compañía de Mauricio Beuchot Puente, se dirigirá todo

el trabajo, para obtener un carácter de exactitud y un modo rígido en el

que no se pierda el hilo conductor y así se logren obtener resultados

satisfactorios.

Mauricio Beuchot concretiza el problema de la verdad a través de dar

una respuesta a la interrogante que le surge al hombre cuando se

pregunta acerca de qué es la verdad, qué es esta cosa 5. “Una de las

notas que caracteriza la historia del hombre es su pretensión constante

de decir qué son las cosas” 6. El mismo Aristóteles dice “lo que antes,

ahora y siempre se ha discutido y buscado es sólo esto: qué es el ente,

qué es la sustancia”7. Pregunta rectora de esta investigación, que no

agotará el problema, pero sí lo enfrenta y le trata de dar una solución

satisfactoria siguiendo, también, a una de las corrientes clásicas de

pensamiento: el tomismo.

5
Cfr. BEUCHOT PUENTE, Mauricio, Sobre el Realismo y la verdad en el camino de la
analogicidad, Universidad Pontificia de México, México, 1998, p. 3.
6
GEVAERT, JOSEPH, El problema del Hombre, Sígueme, Salamanca, 2005, p. 150.
7
ARISTÓTELES, Metafísica, VII, 4, 108b2

12
Tal cuestión tiene varias interpretaciones, que Beuchot Puente señala

y le sirven para fundamentar su postura, que más adelante se aludirá.

Por lo pronto, se verá cómo está conectado el problema de la verdad con

el de la realidad, para ir descubriendo cuál será el camino a recorrer.

1.1.1.1 La conexión del problema de la verdad con la

realidad

Mauricio Beuchot al plantear el problema de la verdad dice que está

relacionado, enraizado, ligado con el de la realidad; es decir, que al

preguntarse por la verdad, la cuestión debe dirigirse hacia dar cuenta de

qué es lo real. “El problema de la verdad coincide en el fondo con el

problema del ser [la realidad]; entendiendo esto no solamente en

relación con lo que las cosas son, sino también cómo son y por qué y

para qué son”8. De tal manera que al responder las cuestiones acerca de

qué es lo real, sirva de base para centrarse en la pregunta por la verdad.

Sin embargo, por el momento, se dará una visión general acerca de la

palabra verdad entendida desde el contexto según se pueda presentar.

8
DE GUZMÁN, Lorenzo, El problema de la Verdad, Herder, Barcelona, 1964, p. 37. Los corchetes
son míos.

13
La palabra griega que significa la verdad es Es una palabra

clave en la filosofía griega y por ello ha sido objeto de investigación

permanente. Pero su significado tiene que indagarse según el contexto

de su uso. Porque para unos significa desvelar, des-ocultar, siguiendo la

raíz, letho, que significa ocultar, precedido de la a privativa. Y para otros,

dicen que la a no es privativa, como no lo es en otras palabras griegas.

De esto se dice que hay tres significados principales: conocer, ser y

actuar. La verdad –aletheia– indica rectitud en el pensar y el decir frente

a la mentira y el engaño; significa la realidad, frente a la mera

apariencia; designa una conducta recta frente a la engañosa. La aletheia

griega, cambiante entre el conocer y el ser, entre el aparecer y la

realidad que se esconde, ha preparado el camino para el fundamento de

la filosofía como saber acerca del mundo, del hombre y de lo que

trasciende a la physis9.

Regresando a la cuestión sobre la realidad, Beuchot interpreta a

Tomás de Aquino diciendo que la postura que toma es una actitud

realista. “La postura gnoseológica de Santo Tomás es el realismo, en el

sentido de que admite la existencia de un mundo real independiente de

9
Cfr. De veritatae, Introducción y notas explicativas de Abelardo Lobato. Pp. 194-195.

14
nuestro pensamiento, de nuestra mente”10. Es así que si a la base está la

realidad; entonces, se desprende que para que el conocimiento de la

verdad se pueda producir, es necesario que haya una realidad

independiente de la mente, y así se pueda dar un encuentro entre el

mundo y el hombre, donde ni todo le corresponda al mundo, ni todo le

pertenezca al hombre11. A saber, que hay una correspondencia

proporcional, dando el lugar adecuado a cada parte que tiene su propia

importancia.

La filosofía se concentra en ser teoría del conocimiento, que

concuerda con el ser, que es su objeto y fundamento. El filósofo es el

que busca conocer el ser.

Es así, que si se pretende partir de lo epistemológico jamás se

podrá inferir lo ontológico, ya que “aquello que primeramente concibe el

entendimiento como lo más conocido y en lo que resuelve todos sus

conceptos es el ente”12. Pero, ¿por qué aceptar la realidad, el ente, sin

indicar a una posible demostración? Mauricio Beuchot, siguiendo a

10
BEUCHOT PUENTE, Mauricio, Introducción a la filosofía de Santo Tomás de Aquino,
Universidad Pontificia de México, México, 1992, p. 10.
11
Cfr. Idem, Sobre el Realismo y la verdad en el camino de la analogicidad, Universidad
Pontificia de México, México, 1998, p. 112.
12
DE AQUINO, TOMÁS, Sobre la verdad, Cuestiones disputadas sobre la verdad, Madrid,
Biblioteca Nueva, 2003, Edición, traducción y notas de Julián Velarde, p. 63.

15
Aristóteles, sostiene que la realidad no se demuestra, simplemente se

asume, tiene que aceptarse como un postulado. No se demuestra, a

causa de que solamente se puede demostrar algo por otra cosa anterior,

es decir, por un principio más básico. Pero el ser, la realidad, que se

manifiesta en el principio de no contradicción: <<el ser es, el no-ser no

es>>, -referido por vez primera por Parménides– 13, ya no cuenta con un

principio anterior, debido a que es éste, el principio más básico, por este

razón, no se puede demostrar14. Se deriva que el ser simplemente hay

que postularlo, aceptarlo como punto de partida, como la base más

universal existente por ser es evidente.

Por ende, al responder la interrogante, anteriormente mencionada,

y al aceptar la realidad, queda fuera cualquier postura que vaya en

contra. Por ejemplo, el idealismo, que postula que no hay mundo real,

todo sucede en nuestra mente, a nivel de puras ideas.

Una vez admitida la realidad, se abordará a continuación las

interpretaciones que dan de alguna manera solución al problema de la

13
Cfr. ALVIRA, T., CLAVELL, L., MELENDO T, Metafísica, EUNSA, Pamplona, 20018, p.19.
14
Cfr. BEUCHOT PUENTE, Mauricio, Sobre el Realismo y la verdad en el camino de la
analogicidad, Universidad Pontificia de México, México, 1998, p.11.

16
verdad. Así se irá cerrando las posibilidades de errar y centrándose en la

vía por la que se debe caminar.

1.2 INTERPRETACIONES POSIBLES AL PROBLEMA DE

LA VERDAD

(Tipos o versiones de Verdad)

Siguiendo a Beuchot Puente, que a su vez sigue a Tomás de

Aquino, se darán a conocer las interpretaciones que presenta ante la

pregunta vigente: ¿Qué es la verdad? Básicamente se hará alusión a

tres aspectos de la verdad, con la finalidad de hacer un análisis

reductivo y a la vez que posibilite dar una respuesta en favor a la

cuestión a tratar. Tomás de Aquino, dice que la verdad es un concepto

análogo, es decir, que puede concebirse de distintas formas 15.

15
Cfr. Ibidem, p.100.

17
Con dicha afirmación Beuchot dirá que una de las primeras formas

acerca de la verdad es la ontológica, es decir aquella que trata la

verdad de las cosas16. En este sentido de la verdad se está hablando de

algo que le pertenece a las cosas mismas. Se puede hablar aquí de la

verdad como trascendental del ente, “el ente es verdadero en cuanto es

inteligible, en el sentido de que posee una aptitud esencial para ser el

objeto de una intelección verdadera. […] ens et verum convertuntur, el

ente y lo verdadero son equiparables”17.

Otro tipo de verdad es la que se denomina epistemológica,

aquella que está en la mente e implica la pregunta acerca de la relación

que existe entre ésta y la cosa misma. Aquí se logra ver la relación del

cognoscente hacia lo conocido. “La verdad del entender humano, o

verdad lógica, consiste en la adecuación del intelecto a las cosas,

<<adaequatio rei et intellecus>>”18.

Un tercer sentido del problema acerca de la verdad es de orden

semiolingüístico, que pertenece a la filosofía del lenguaje y a la

semiótica, a saber, qué relación se da entre el signo y su designado,

16
Cfr. Ibidem, p. 3.
17
ALVIRA, T., CLAVELL, L., MELENDO T, Metafísica, EUNSA, Pamplona, 20018, p. 174. Los corchetes
son míos.
18
Ibidem, p. 176.

18
aunque también se presenta esta relación semiótica en el concepto y el

juicio, como relación de representación y representado. De esta

manera, Beuchot dice que la verdad es aquella en la que la relación que

se da entre las proposiciones, oraciones, enunciados, o lo que se quiera

que sea el signo del juicio, con la realidad que pretende describir 19.

Hasta ahora, se han dado a conocer principalmente tres versiones

acerca de la verdad con la finalidad de delimitar dicha investigación.

Ahora se pasará a estudiar cómo con estos tipos de verdad, Mauricio

Beuchot, da paso para fundamentar y poner de relieve su propuesta.

Además se pretende llegar a determinar qué es la verdad, agotando las

posibilidades que se puedan presentar en el recorrido de las distintas

interpretaciones al problema.

1.2.1 Versión ontológica de la verdad: el realismo

analógico

En la cuestión de la verdad ontológica, Beuchot Puente pretende

fundamentar la realidad independiente del sujeto. De lo que se trata es

de preguntarse si hay o no realidad, y si hay una realidad independiente


19
Cfr. BEUCHOT PUENTE, Mauricio, Sobre el Realismo y la verdad en el camino de la
analogicidad, Universidad Pontificia de México, México, 1998, p.3.

19
que se presente para ser captada y conocida por la mente. Sostendrá un

realismo analógico. Es decir, una realidad independiente de la mente,

pero ésta no es captada de manera completamente directa e inmediata,

sino que se da más bien a través de una mediación epistémica.

En otras palabras, hay realidad exterior y el sujeto solamente la ve

a partir de sus marcos conceptuales, esto es, que la realidad se le da al

sujeto de manera epistemológica, no es total, ya que, por una parte, la

realidad sigue presente -no se agota- y, por otra, es epistémica en todos

sus aspectos. Se tiene que afirmar que la realidad es relativa a los

marcos conceptuales del sujeto, pero sin caer en un relativismo total 20.

“Depende de la naturaleza del sujeto que la recibe y de sus

disposiciones, en virtud del principio: quid quid recipitur, ad modum

recipientis recipitur, lo que aquí da: cognitum est in cognoscente ad

modum cognoscentis”21.

Se ha dicho que hay un relativismo, pero éste se da con relación al

sujeto, y en este sentido, se interroga si todos los conocimientos se

obtienen filtrados por el marco conceptual o hay algo que escapa de

éste. A lo que se responde que hay esencias –clases naturales–, que son

20
Cfr. Ibidem, Pp. 3-4, 9.
21
VERNEAUX, ROGER, Filosofía del Hombre, Herder, Barcelona, 1988. p. 41

20
independientes de la mente y no relativas a marcos conceptuales. Así se

dejan a un lado, los que dicen que todas las esencias son construidas por

el cognoscente, según sus enfoques e intereses, y por otro, los que

afirman que las esencias son independientes del cognoscente sin ninguna

relación22.

De tal modo, queda formulado y aprobado el realismo analógico y

ahora se da paso a la verdad que tiene la cualidad de correspondencia o

adecuación.

1.2.2 Versión epistemológica de la verdad: la

correspondencia o adecuación

(Qué tipo de relación hay entre Mente – Mundo)

Se ha indicado que hay un mundo real, independiente del sujeto,

aunque tamizado por una mediación de tipo epistemológica. Ahora queda

por ver qué tipo de relación se da entre la mente y el mundo. “La verdad

no es una res, una cosa, algo sustantivo, sino la conformidad entre la

cosa y el entendimiento”23.

22
Cfr. BEUCHOT PUENTE, Mauricio, Sobre el Realismo y la verdad en el camino de la
analogicidad, Universidad Pontificia de México, México, 1998, p.14.
23
CORAZÓN GONZÁLEZ, Rafael, Filosofía del Conocimiento, EUNSA, Pamplona, 2002, p. 140.

21
Beuchot Puente dice que la relación que se da es de

correspondencia y no cualquier tipo de correspondencia, sino una que es

analógica, proporcional, en la que no hay sólo una descripción válida de

la realidad. “Hay grados de aproximación a la verdad […]. Esta

aproximación es de adecuación, correspondencia, pero no biunívoca, sino

análoga”24.

Una correspondencia en la que los juicios de la mente se ajusten a

los hechos, de aquí que se diga que son verdaderos porque hay

correspondencia proporcional. Ya que se trata de una visión del

conocimiento como el encuentro entre el hombre y el mundo. Pues una

parte el hombre la construye desde sus marcos conceptuales; pero

también, la otra parte, se da en el mundo que está independientemente

del sujeto y que no es construida. Es así que la verdad se dice, en el

sentido epistemológico, proporcional y adecuación de la mente con la

realidad.

De este modo, grosso modo queda afirmada la relación de

correspondencia entre la mente y el mundo. Por lo que, más adelante se

dará, con propiedad, a conocer toda esta postura. En cuanto a este

24
BEUCHOT PUENTE, Mauricio, Sobre el Realismo y la verdad en el camino de la analogicidad,
Universidad Pontificia de México, México, 1998, p. 8. Los corchetes son míos.

22
apartado, es necesario referirse a la analogía como parte fundamental en

el desarrollo de este trabajo.

1.3 EL LUGAR PRIVILEGIADO DE LA ANALOGÍA

Mauricio Beuchot al tratar el tema de la analogía sigue a Tomás de

Vio (1469-1534), llamado “el Cayetano”, por la ciudad natal de Gaeta,

Italia, quien expuso sintéticamente la tradición griega y medieval de la

analogía en el opúsculo intitulado “De la analogía de los nombres”,

escrito en 1498, hace cinco siglos25.

Primero se darán a conocer unas definiciones de analogía, después

se verá la relación que tiene con el realismo y la verdad. De este modo

se completa y se dejan las bases del primer apartado del trabajo que

servirán como fundamento del camino a recorrer.

1.3.1. Definición de analogía

Etimológicamente, el vocablo <<analogía>> se compone de dos

palabras griegas: la preposición  relación, conforme a…, y el

sustantivo  palabra, discurso, tratado, razón, explicación.

25
Cfr. Idem, Hermenéutica, analogía y símbolo, Herder, México, 2004, p. 14.

23
“Según la etimología del nombre, Araújo encuentra que la analogía es

cierta proporción y conveniencia entre las cosas, una comparación de

real conveniencia”26. Beuchot da la explicación diciendo que la idea de

<<proporción>> proviene de las matemáticas griegas. Significa “que

una cosa compete o se atribuye a otra semejante, esto es, según la

proporción que a cada una le corresponde” 27. De esto se logra ver que la

característica específica de la analogía sea una atribución tanto en los

aspectos idénticos como en los diferentes de las cosas.

Para dar una definición real de la analogía se debe hacer alusión a

tres sentidos. El primer sentido, en el que se habla de la analogía, se dice

que es intermediaria entre lo unívoco y lo equívoco, busca cierta unidad

en las diferencias. En segundo sentido, hay cierta proporción y

conveniencia entre las cosas de diversos órdenes. En donde la unidad

jerárquica de los entes se elabora con base en la proporción de sus

semejantes, luego entonces, hay unidad en la diferencia. En el último

sentido se dice que la analogía es un método, un modo de pensamiento

26
Idem, Metafísica la Ontología Aristotélico–Tomista de Francisco de Araújo, Universidad
Pontificia de México, México, 1987, p. 115.
Cfr. AGUAYO, Enrique, La hermenéutica filosófica de Mauricio Beuchot, Ducere, México, 2001,
27

p. 59.

24
y hasta casi una racionalidad en la que se trata de salvaguardar las

diferencias en el margen de la unidad.

1.3.2 La relación de la analogía con el realismo y la verdad

Beuchot Puente propone un realismo moderado con un carácter

analógico, esta peculiaridad es lo que hace equilibrar la realidad extra-

mental con la intra-mental, el mundo objetivo de los entes con el

subjetivo del modo como son pensados estos. Se trata de conciliar al

mundo y al hombre, ya que los dos tienen su parte en la interacción

cognoscitiva. Tal conciliación se hace a través de la analogía donde se

evita, por un lado, el relativismo y, por otro, se logra algo absoluto,

además se detiene la epistemología dando paso a lo ontológico.

Se ha dicho con Tomás de Aquino que la verdad es un concepto

análogo. Ahora bien, se puede decir que la verdad es analógica según los

grados, es decir, hay aproximaciones de distintos modos, dependiendo la

rama del saber desde la cual se haga la búsqueda, ya que no todas las

disciplinas se acercan de la misma manera a ella. Tal aproximación está

en función a la adecuación de la mente con el objeto y viceversa. Es aquí

cuando la analogía hace su aparición, pues se considera como

25
adecuación del juicio con la realidad. Esta adecuación no será unívoca

porque no existe un solo juicio que la exprese, ni tampoco será equívoca

pues no todos los juicios corresponden a la realidad, consecuentemente,

habrá algunos falsos. Por tanto, existen diversos juicios verdaderos, ya

que cada uno de estos dará una aproximación acerca de la verdad 28.

Es así como se da a conocer el lugar privilegiado que tiene la

analogía en este enfoque filosófico que Mauricio Beuchot pone de

manifiesto.

28
Cfr. Ibidem, Pp. 59-72.

26
CAPÍTULO II

EL PARALELISMO ENTRE LAS RAMAS DE LA

SEMIÓTICA Y LAS TEORÍAS DE LA VERDAD

Con Mauricio Beuchot se ha mencionado que principalmente son

tres las interpretaciones posibles al problema de la verdad. De las cuales

sólo se han expuesto las dos primeras –ontológica y epistemológica– en

el apartado anterior y se ha dejado, para este capítulo, la tercera de

ellas; la cual, debido a la ampliación lingüística que se hace, como el

problema de qué relación se da entre las proposiciones, enunciados,

oraciones, o lo que se quiera que sea el signo del juicio, con la realidad

27
que se pretende describir. Es aquí cuando se da un tercer sentido del

problema de la verdad, de orden semiolingüístico, que pertenece a la

filosofía del lenguaje y a la semiótica.

Es así que de lo que se va a tratar es precisamente de ver qué

relación se da entre el signo y su designado (aunque también se

presenta esta relación semiótica en el concepto y el juicio, como relación

de representación y representado); entre el signo y otros signos; entre el

signo y los hablantes.

Por tal motivo, se pasará a dar un acercamiento de lo que es la

semiótica y cuáles son las partes que la componen.

2.1 LA SEMIÓTICA

Desde hace algún tiempo, el lenguaje su ubicó en un primer plano

del filosofar. Para una determinada dirección del pensamiento, la filosofía

no es otra cosa que un análisis del lenguaje y no va más allá de este

mismo.

El lenguaje es el medio de expresión más comprehensivo y

diferenciado del hombre. Por su origen, cabe referirlo a los sonidos

naturales. El grito, generador de una serie de fonemas cada vez más

28
configurados, es ya una especie de lenguaje. Los fonemas se solidifican

en formas fónicas, convirtiéndose en piedras sillares de los vocablos. Su

carácter pantomímico29 juega aquí un papel decisivo. Las formas fónicas

se hallan unidas con determinados objetos, con su presencia o ausencia,

y, sobre todo con otros individuos humanos, así como con acciones

propias y ajenas. Las formas fónicas mantienen constantes y, de este

modo, construyen un campo de comunicación, apuntan a un objeto, lo

“dicen”. Cuando en su forma primitiva creen disponer de él, se hace

evidente el carácter mágico del lenguaje.

La forma fónica está vinculada a la palabra. Se mueve entre la

conciencia humana y el objeto al cual piensa. Engendra una

representación del objeto e interpreta a éste “como algo”. Conserva una

función de signo dentro de un campo de comunicación. “Designa” algo,

contraponiendo el signo lingüístico al objeto e interpretando a éste como

“signo”30.

Una primera aproximación a la semiótica, una primera noción de

ésta, para captar el desarrollo que siguió hasta su constitución actual. “La

semiótica es el estudio general de los signos, desde un nivel abstractivo


29
De pantomima. (De pantomimo). Representación por figura y gestos sin que intervengan palabras.
30
Cfr. GRABNER-HAIDE, Anton, Semiótica y Teología, Verbo Divino, Navarra, 1976, p. 12.

29
superior (“meta-teórico” o “epi-teórico”), en sus relaciones de

coherencia, de significado y uso”31.

La “semiótica” es la disciplina que se ocupa de la función de los

signos del lenguaje en particular. Pero, en un sentido más amplio, bajo el

concepto de semiótica cabe condensar toda la ocupación analítica del

lenguaje. Por lo que respecta al nombre, la semiótica es una ciencia

joven, pero no en cuanto a la realidad que representa. En su obra

Foundations of the theory of signs (1938) reunió Ch. W. Morris, bajo el

nombre colectivo de semiótica, la totalidad de análisis del lenguaje. Por

lo que respecta a su realidad, ya desde los sofistas y desde el De

interpretatione de Aristóteles, se han venido planteando cuestiones

semióticas.

Para formar conceptos, así como para comunicarlos se utilizan

signos, éstos pertenecen al lenguaje escrito u oral, que consta de

palabras o de símbolos semejantes a éstas. El paso en el que algo

funciona como signo se ve como un proceso constante. Morris llama a

31
BEUCHOT PUENTE, Mauricio, Elementos de la Semiótica, Universidad Veracruzana, Xalapa, 1993,
p. 11.

30
este proceso funcional de los signos lingüísticos “semiosis”. De ahí que la

semiótica sea la ciencia del proceso lingüístico de los signos.

Ahora bien, hay problemas filosóficos de base y cuestiones de

teoría de la ciencia, debido a que el lenguaje no reproduce directamente

lo existente, aunque expresa los conceptos y proposiciones objetivas. No

se expresa lo existente, tal como es, sino tal como se piensa. Este

presupuesto es fundamental para las disciplinas semióticas.

La semiótica es una ciencia analítica. “Analítico” significa

descomponerse en partes constitutivas, en antítesis a “no-analítico”, que

significa aprehender el objeto en su totalidad. Analítico es el método de

la ciencia natural, que cabe distinguir como una ciencia nomotética 32.

2.2 LAS RAMAS DE LA SEMIÓTICA: SINTAXIS,

SEMÁNTICA, PRAGMÁTICA

Para el conjunto del análisis lingüístico es importante la distinción

entre una semiótica “pura”, esto es, lógica, y una semiótica “descriptiva”,

es decir, empírica. Es importante no confundir esta distinción en todas las

disciplinas semióticas.
32
Cfr. GRABNER-HAIDE, Anton, Semiótica y Teología, Verbo Divino, Navarra, 1976, Pp. 10-14.

31
En efecto la semiótica tiene tres partes, aspectos o perspectivas

desde las cuales estudia el acontecimiento del signo. Un signo tiene

diferentes dimensiones. El primer grado de la dimensión del signo es

sintáctico, es decir, ésta describirá la relación de diferentes signos entre

sí, con abstracción del “designatum” y del utilizador del signo.

El segundo grado de la dimensión de los signos es la semántica,

ya que, describe la relación entre el signo y lo designado o significados u

objetos. Abstrae ciertamente del utilizador del signo, pero presupone la

sintaxis.

Finalmente, el tercer grado de la dimensión del signo es la

pragmática, que describe la relación entre el signo y el utilizador de

éste, las relaciones de los signos con los usuarios o hablantes.

Con estos tres factores: el signo, lo designado y el utilizador del

signo queda delimitado el proceso de los signos. A esta delimitación

corresponden las tres disciplinas fundamentales de la semiótica, a saber,

la sintaxis, semántica y la pragmática33. Estas disciplinas, en el mismo

orden, establecen las reglas de coherencia, correspondencia o

adecuación y uso del signo34.


Cfr. Ibidem Pp. 16-17.
33

34
Cfr. BEUCHOT PUENTE, Mauricio, Sobre el Realismo y la verdad en el camino de la
analogicidad, Universidad Pontificia de México, México, 1998, p. 5.

32
Un lenguaje es un sistema de signos mediante el cual se pretende

la comunicación de contenidos referentes al mundo real o imaginario.

Cuando un signo aparece en escena, se produce una “situación

semiótica” o “acontecimiento semiótico”. Así llamaremos a todo

fenómeno en el que aparece el signo, en especial el lingüístico. Y estos

acontecimientos configuran el objeto de estudio de la semiótica 35.

Una vez que ya se tiene conocimiento de lo que es la Semiótica y

cuáles son sus partes, nos mantenemos al margen, y a continuación se

revisarán las teorías de la verdad, para que en el último apartado de este

capítulo se vea la convergencia entre ambos bloques estudiados.

2.3 LAS TEORÍAS DE LA VERDAD

Actualmente han surgido varias teorías sobre la verdad. Son teorías

que han surgido de las reflexiones sobre el lenguaje, el significado y el

signo; es decir, sobre el fenómeno sígnico, que se contiene en la

disciplina de la semiótica36. En lugar de entregarse para su estudio a la

metafísica y teoría del conocimiento, se han examinado en la filosofía de

35
Cfr. Ídem, Elementos de la Semiótica, Universidad Veracruzana, Xalapa, 1993, Pp. 11- 12
36
Cfr. Ídem, Sobre el Realismo y la verdad en el camino de la analogicidad, Universidad
Pontificia de México, México, 1998, p. 5.

33
la lógica, como fenómenos que surgen y resultan de la lógica y del

estudio del aspecto lingüístico –filosofía del lenguaje y semiótica–.

Incluso puede observarse que las investigaciones actuales corren

parejas con la teoría general de los signos o semiótica y cada una de sus

ramas han desarrollado un concepto de verdad 37 de los que se darán a

conocer en este apartado.

Se pretende desarrollar sistemáticamente algunos datos básicos de

la teoría del conocimiento, sobre la importancia de ese conocimiento para

el hombre en cuanto hombre. Aquí sólo se esbozará esquemáticamente y

se hará referencia a los grupos más importantes, en los que pueden

condensarse las teorías de la verdad y que difieren en puntos concretos.

Por supuesto estas clasificaciones son muy discutibles y relativas, pero

sirve para obtener una idea de los principales grupos de teorías sobre el

significado y la verdad.

2.3.1 La teoría coherentista de la verdad

Un primer acercamiento al problema de la verdad se puede

relacionar con la idea de coherencia. Esta teoría aparece en Inglaterra en

37
Cfr. ZILLI MÁNICA, José, De la Tarea Académica, Editora del Gobierno del Estado de Veracruz-
Llave, Xalapa, 1994, p. 38.

34
el contexto de una filosofía idealista. En nuestro siglo se ha desarrollado

en varias direcciones. Por un lado, llegaron algunos del positivismo

lógico, O. Neurath y Carl Hempel, con su obra: “la teoría de la verdad de

los positivistas lógicos” (1935). Por otro lado, desde posiciones más

cercanas a la lógica del hegelianismo, aunque muy transformada, se

encuentran el planteamiento de Nicholas Rescher con su obra “Verdad

como coherencia ideal” (1985) y la obra “Problemas y tareas de una tería

explicativo-definicional de la verdad” de Lorenz B. Puntel (1987) 38.

Esta teoría sobre la verdad radica en la coherencia o compatibilidad

entre los enunciados que se aceptan dentro del sistema. “<<La teoría de

la coherencia>> sobre la verdad, según la cual en su forma más simple

la verdad en una afirmación consiste en dejarse encajar sin contradicción

en el conjunto de afirmaciones de un sistema”39.

“Esta teoría de la coherencia se ha mantenido posteriormente entre

los metodólogos influidos por la axiomática y la formalización.

Según ellos, la verdad o falsedad dependen de la relación de los

enunciados con otros enunciados que pertenecen a la misma

teoría. Esta relación se suele designar como coherencia o


38
Cfr. ANTONIO NICOLÁS, J., JOSÉ FRÁPOLLI, M., Teorías de la verdad en el siglo XX, Tecnos,
Madrid, 1997, p. 18, 481, 495, 509.
39
KELLER, Albert, Teoría general del conocimiento, Herder, Barcelona, 1988, p. 122.

35
consistencia, pero también como deducibiliad o implicación. Este

tipo de teorías, un enunciado es verdadero si se encuentra en la

debida relación de implicación con otros enunciados del sistema” 40.

Se puede decir que la verdad en esta teoría está constituida por las

relaciones internas, y que de fondo tienen planteamientos idealistas. Ya

que para el idealismo el modelo de todo conocimiento es a priori, que es

independiente de los sentidos.

2.3.2 La teoría correspondentista de la verdad

Esta teoría es sin duda la que mayor fuerza y vigencia histórica

tiene, debido a que es lo más cercano al sentido común. Tan es así, que

“la concepción prototípica de la correspondencia se ha convertido en la

referencia respecto a la cual se definen otras concepciones alternativas

de la verdad, sean pragmáticas, coherentistas o hermenéuticas” 41.

Las más desarrolladas durante este siglo se han clasificado en dos

tipos:

40
ZILLI MÁNICA, José, De la Tarea Académica, Editora del Gobierno del Estado de Veracruz-Llave,
Xalapa, 1994, Pp. 39-40.
41
ANTONIO NICOLÁS, J., JOSÉ FRÁPOLLI, M., Teorías de la verdad en el siglo XX, Tecnos, Madrid,
1997, p. 16.

36
a) Teorías semánticas de la verdad. Es toda una reflexión sobre el

tema en una sola línea de pensamiento. El representante máximo es A.

Tarski con su obra “La concepción semántica de la verdad y los

fundamentos de la semántica” (1944), otros autores se han desarrollado

en sus teorías pero basados en la idea tarskiana. Como es el caso de E.

Tugendhat con la teoría semántico-formal, la teoría semántico-

fundamental de P. Hinst, la teoría semántica del realismo interno de H.

Putman, de S. Kripke la teoría semántico-esencialista y de W. v. O. Quine

la teoría semántico-naturalista.

b) Teorías no semánticas de la verdad. Dentro del planteamiento

de la correspondencia, pero no en el marco de las teorías semánticas, se

puede incluir la propuesta de J. Austin “Verdad” (1950) 42.

Esta teoría ha sido la concepción más influyente de la verdad, que

no ha dejado de estar vigente desde Aristóteles hasta nuestros días. “Su

formulación clásica, […], la presenta y explica así Tomás de Aquino:<<La

verdad consiste en la adecuación ( adaequatio) del intelecto (intellectus) y

la cosa…”43.

42
Cfr. Ibidem, Pp. 16-17.
43
KELLER, Albert, Teoría general del conocimiento, Herder, Barcelona, 1988, p. 118.

37
Mauricio Beuchot dice con respecto a esta teoría que “la verdad

consiste en la correspondencia o adecuación de los enunciados con los

hechos del mundo real –además de exigir una aceptable coherencia entre

los enunciados del sistema, exige que éstos tengan como referencia la

realidad–“44.

2.3.3 La teoría pragmática de la verdad

Esta teoría que se desarrolla principalmente en la segunda mitad

del siglo XIX y principios del siglo XX. Los autores que destacan y

representan el pragmatismo <<clásico>> americano son J. Stuart Mill,

W. James y Ch. S. Peirce. Actualmente son representantes del

pragmatismo R. Rorty y S. Haack, aunque entre ellos haya diferencias.

También representan posturas pragmáticas en cuanto a la concepción de

la verdad K. O. Apel y J. Habermas, en la medida que se centran en el

uso del lenguaje en el hecho de la acción comunicativa 45.

Esta teoría sostiene, según Beuchot, que la verdad de un enunciado

o de todo un sistema consiste en el éxito que consigue en la

comunicación humana –por manejar la convección– o por el éxito que


44
BEUCHOT PUENTE, Mauricio, Sobre el Realismo y la verdad en el camino de la analogicidad,
Universidad Pontificia de México, México, 1998, p. 6.
45
Cfr. KELLER, Albert, Teoría general del conocimiento, Herder, Barcelona, 1988, p. 118.

38
consigue al dirigir el manejo de la realidad en la conducta humana –

aunque suele aceptar la coherencia (y a veces hasta la correspondencia),

da más importancia a la utilidad o rendimiento práctico del conocimiento

como criterio decisivo de verdad–.

Se trata de las relaciones que se dan entre las expresiones y los

usuarios, de manera que la verdad dependería de los hablantes y del uso

que dan intencionalmente a sus expresiones. La verdad de las

expresiones dependería de las intenciones, creencias, intereses y hasta

decisiones de los hablantes. Simplificando de una manera esta teoría se

puede decir que no es verdadera una expresión enunciativa por

corresponder a la realidad significada, sino por la decisión de los que

hablan46.

El acuerdo o convención sería entre los hablantes mismos o

usuarios de un lenguaje. Debido a esto, el predicado <<es verdadero>>

no es un predicado de las proposiciones, sino del uso que se haga de

ellas. Es así que la verdad consistiría en que se diga lo mismo de parte

46
Cfr. BEUCHOT PUENTE, Mauricio, Conocimiento, Causalidad y Metafísica, Universidad
Veracruzana, Xalapa, 1987, p. 50.

39
del que habla, que convengan en lo dicho o afirmado. Esta postura sería

la de P. F. Strawson47.

Finalmente, una perspectiva que tiene Beuchot, sobre las tres

teorías de la verdad, es que son complementarias y no se oponen

necesariamente entre sí, que las tres, tomadas en conjunto, hacen

referencia a diferentes aspectos del funcionamiento de la verdad, por

esto, son complementarias.

2.4 LA SEMEJANZA DE LAS RAMAS LA SEMIÓTICA Y LAS

TEORÍAS DE LA VERDAD

Resulta llamativo encontrar un extraño paralelismo entre las ramas

de la semiótica y las teorías de la verdad. Lo cual indica el curso

lingüístico que se les ha dado. Ya que unas teorías resaltan el aspecto

coherentista perteneciente a la sintaxis; otras ponen su mirada en el

aspecto correspondentista que pertenece a la semántica; y, finalmente,

otras hacen mayor hincapié en el aspecto de uso, utilitarista, o

pragmatista, o de convención, que pertenece a la pragmática.

47
Cfr. ZILLI MÁNICA, José, De la Tarea Académica, Editora del Gobierno del Estado de Veracruz-
Llave, Xalapa, 1994, p. 42.

40
Mauricio Beuchot sostiene que hay que añadir la correspondencia a

la coherencia, y se verá cómo se complementan perfectamente, y que la

correspondencia añade beneficios48.

Es así como cerramos la tercera parte de las interpretaciones que

se realizan al problema de la verdad. Ahora sólo queda ubicarse en la

postura que sostiene Mauricio Beuchot acerca de la verdad, que sigue a

Tomás de Aquino. Esta postura que sustenta Beuchot, para dar una

posible respuesta a la pregunta que guía esta investigación, es que la

verdad la entiende preferentemente como adecuación o correspondencia

de la mente a la realidad y está ubicada dentro de las teorías de la

verdad como la de la correspondentista o adecuación.

Así que en el siguiente apartado se manifestarán propiamente las

bases de todo este enfoque filosófico que sustenta Beuchot y que un

autor inexperto da su consentimiento para sostener una postura realista

sobre el problema de la verdad.

48
Cfr. BEUCHOT PUENTE, Mauricio, Sobre el Realismo y la verdad en el camino de la
analogicidad, Universidad Pontificia de México, México, 1998, p. 5-9.

41
CAPÍTULO III

LA VERDAD COMO ADECUACIÓN O

CORRESPONDENCIA DE LA MENTE CON LA

REALIDAD

Hasta ahora se han dado a conocer las principales teorías de la

verdad y dentro de éstas se ha ubicado y dado un breve esbozo de la

teoría de la adecuación o correspondencia. En este último apartado se

concentrarán las bases, fundamentos, justificaciones y la vigencia de la

teoría de la verdad que sostiene Mauricio Beuchot Puente apoyado en

Tomás de Aquino.

42
En un primer momento se verá la teoría de santo Tomás de Aquino

acerca de la verdad, la cual es fundamento de la teoría de la adecuación

o correspondencia y que sirve de sabe a la teoría que propone Beuchot;

posteriormente, se pasará a una justificación y defensa de esta teoría;

para que finalmente, se coteje esta teoría con las otras teorías acerca de

la verdad y, además, pueda verse su vigencia en medio de este bagaje

del pensamiento.

3.1 LA TEORÍA CORRESPONDENTISTA DE SANTO TOMÁS

DE AQUINO

Primeramente, Mauricio Beuchot ubica la teoría de la verdad que

Tomás de Aquino propone en el marco de las teorías de la verdad. Dirá

que el Aquinate acepta la verdad coherentista como una condición

preparatoria para la verdad correspondentista, y al mismo tiempo acepta

que los enunciados han de tener coherencia para que puedan constituir

un sistema verdadero. Así mismo, exige la adecuación con la realidad, y

esto constituye una postura semántica, es decir la verdad como

adecuación o correspondentista. Y la verdad pragmática sería como la

manifestación y el efecto de la verdad correspondentista. Es así que esta

43
teoría de la adecuación o correspondencia se vuelve el núcleo de la teoría

tomista de la verdad, y será lo que la va a distinguir de las demás 49.

3.1.1 Los tres sentidos de la verdad que propone santo

Tomás de Aquino

Propiamente aquí se expondrá la teoría de la verdad de Tomás de

Aquino como Mauricio Beuchot la presenta. Éste al hablar de la verdad

señala que es un concepto análogo, es decir, que se puede entender de

diversas formas. Son tres los sentidos de los que se puede predicar la

verdad, aunque uno de ellos sea el principal.

En un primer momento, se trata de una verdad de las cosas, es

decir, “la verdad ontológica […] coincide, en la filosofía tomista, con el

trascendental verdadero”50, como propiedad trascendental o universal del

ente. Es decir que “la verdad se predica de la realidad: la realidad es

verdadera porque es cognoscible, porque una de sus propiedades es la

inteligibilidad”51. Entonces, cualquier cosa, en la medida que es, se puede

decir que es verdadera, aquí <<verdadera>> significa inteligible,


49
Cfr. BEUCHOT PUENTE, Mauricio, Sobre el Realismo y la verdad en el camino de la
analogicidad, Universidad Pontificia de México, México, 1998, Pp. 99-100.
50
SANGUINETI, Juan José, El conocimiento humano: una perspectiva filosófica, Palabra,
Madrid, 2005, p. 246. Los corchetes son míos.
51
CORAZÓN GONZÁLEZ, Rafael, Filosofía del Conocimiento, EUNSA, Pamplona, 2002, p. 142.

44
cognoscible por la inteligencia, precisamente en cuanto es. No es que el

ser <<se satisfaga>> en la cognoscibilidad, sino se trata de que el ser

transparente a la inteligencia, como lo resplandeciente, es visible para el

que tiene buena vista. Es así que la verdad ontológica es como la

<<sinceridad>> de las cosas, su natural claridad a los ojos del

cognoscente52.

Se ofrecen algunas formulaciones acerca de este tipo de verdad en

varios autores:

“<<Según lo que precede al contenido conceptual de verdad, y en

lo que se basa lo verdaderos>>; Agustín, Soliloquia:

<<Verdadero es lo que es>>; Avicena, Metaphysica: <<La

verdad de una cosa es la peculiaridad de un ser, establecida por la

cosa>>”53

En segundo lugar, hablando de un modo más propio se dice que la

verdad se da en el intelecto. Santo Tomás lo expresa así:

“La verdad, en sentido propio, se encuentra en el

entendimiento humano o en el divino, como la salud en el animal.

52
Cfr. SANGUINETI, Juan José, El conocimiento humano: una perspectiva filosófica, Palabra,
Madrid, 2005, p. 246.
53
SENNER, Walter, “La verdad, en Alberto Magno y en Tomás de Aquino”, en Anámnesis, 37, 2009,
p. 104.

45
En las demás cosas, en cambio, se encuentra por relación al

entendimiento, como también la salud se dice de algunas otras

cosas, en tanto causan o conservan la salud del animal. Por lo

tanto, la verdad en sentido propio y primario, está en el

entendimiento divino; en el entendimiento humano, en cambio, lo

está en sentido propio y secundario, porque no está en ellas sino

con respecto a las otras dos verdades”54.

Como se ha señalado anteriormente la verdad de las cosas u

ontológica, es una verdad en sentido traslaticio, ya que es la propia

inteligibilidad o cognoscibilidad de los objetos. Este tipo de verdad

material y fundamental será el sustento de la verdad gnoseológica, a la

que se le tendrá que reconocer como la verdad formal o propia, en el

sentido más pleno de la verdad, que es la adecuación entre el intelecto y

la cosa, por lo que es, propiamente, la verdad del intelecto y no de la

cosa.

Algunas enunciaciones de este sentido de la verdad que se

encuentran en varios autores son:

54
DE AQUINO, Tomás, Sobre la verdad, Cuestiones disputadas sobre la verdad, Biblioteca
Nueva, Madrid, 2003, Edición, traducción y notas de Julián Velarde.

46
“<<Según aquello por lo que se consume el contenido conceptual

de lo verdadero>>; Isaac: <<Verdad es la adecuación de una

cosa con el entendimiento>>; Anselmo de Canterbury, en De

veritate: <<Verdad es una rectitud captada únicamente por el

espíritu>>. Definición transcrita de otra manera: <<Se expresa tal

rectitud en cierta adecuación>>, como ocurre ya en el Comentario

a las Sentencias; Aristóteles, en la Metafísica, IV, 16: <<Lo que

decimos al definir lo verdadero, que es lo que es, o no es lo que no

es>>”55.

Y, finalmente, el tercer sentido de la verdad que se puede

establecer con base en el efecto que se sigue de la verdad formal; será

también una definición propia y formal, pero por el efecto primario; lo

cual se encuentra en otra definición dada por San Agustín, en De vera

religione, y dice: “Verdad es por lo que se muestra lo que es”, en otra

parte de la misma obra vuelve a citar: “Verdad es aquello, conforme a lo

cual juzgamos sobre las cosas inferiores”56. Aquí cabe señalar que se

encuentra una carga de la verdad pragmática. Entonces, hablar de este

55
SENNER, Walter, “La verdad, en Alberto Magno y en Tomás de Aquino”, en Anámnesis, 37, 2009,
Pp. 102-103.
56
Cfr. Ibidem, p. 103.

47
tipo de verdad, comúnmente se conoce como la verdad práctica o moral,

por la que el intelecto hace las cosas según lo ha deliberado.

En este sentido se tiene un carácter antropológico: es la verdad en

cuanto fuente de inspiración, en cuanto expresada por la persona.

Expresar la verdad es aceptarla como propia, vivir de acuerdo con ella,

reconocerla como un don, como una riqueza interior a la que hay que

sacar partido57.

Mauricio Beuchot afirma que todas estas definiciones giran en torno

a la adecuación, pero solamente una la expone directamente. Porque,

mientras que en el primer sentido, la definición de la verdad se expresa

como causa material, a saber, la <<verdad de las cosas>>, que es la

causa y sustrato de la adecuación en cuanto que la inteligibilidad es la

raíz y fundamento de la adecuación entre el intelecto y la cosa. Y,

mientras, en el tercer sentido de la verdad, se refiere al efecto de ésta,

dado que ella se manifiesta, y lo que manifiesta es, en el caso del

hombre, la convención y el intelecto práctico. Entonces, por tanto, sólo la

segunda definición de la verdad expresa el constitutivo esencial formal de

57
Cfr. CORAZÓN GONZÁLEZ, Rafael, Filosofía del Conocimiento, EUNSA, Pamplona, 2002, Pp. 143-
144.

48
la verdad, a saber, la adecuación del intelecto con la cosa, adecuación o

correspondencia que constituye la esencia y forma de la verdad, y es el

sentido en el que la establece de manera más propia santo Tomás de

Aquino58.

Esta definición implica la existencia de dos peticiones, la mente

humana y la realidad extramental, independiente del pensamiento. La

adecuación veritativa –llamada también correspondencia o conformidad–

se realiza en términos de ser, esto es, cuando la mente conoce algún

aspecto del ser de la realidad y así lo expresa en el juicio. En este

sentido, la noción de conocimiento incluye, esencialmente, a la verdad. El

conocimiento o es verdadero o no existe. Es así que la adecuación

veritativa no es simétrica, es decir, la realidad no debe adecuarse a la

mente humana, sino ésta debe adecuarse a la realidad o dejarse regular

por ella. La verdad no es una creación humana, sino un descubrimiento:

es como un don o luz del ser para la mente59.

58
Cfr. BEUCHOT PUENTE, Mauricio, Sobre el Realismo y la verdad en el camino de la
analogicidad, Universidad Pontificia de México, México, 1998, p. 101.
59
Cfr. SANGUINETI, Juan José, El conocimiento humano: una perspectiva filosófica, Palabra,
Madrid, 2005, p. 244.

49
3.1.2 La verdad se da propiamente en el juicio como acto

del entendimiento

Dado que la simple aprehensión es un conocimiento de lo

incomplejo, y el Aquinate lo expresa diciendo “que si bien la formación

de la quididad es la primera operación del entendimiento, sin embargo,

por medio de ella no tiene el entendimiento nada propio que pueda

adecuarse a la cosa; y por eso ahí no está propiamente la verdad” 60. Y el

raciocinio es una concatenación de juicios reductibles a la conclusión. Y

como la verdad es una adecuación entre dos términos y el juicio es la

composición o división de conceptos, afirmando o negando, pero siempre

referidos a la realidad. En el juicio; por decirlo de algún modo, no sólo se

<<piensa>>, sino que además se trata de <<conocer>> la realidad;

cuando se piensa no existe adecuación porque falta uno de los términos,

pero al conocer se dan ambos y, por tanto, el conocimiento puede ser

verdadero o falso. Esta operación de la mente tiene una dimensión de

realidad que las otras dos no tienen, y es precisamente, que todo juicio

es verdadero o falso. “En realidad todo predicado es una <<forma>>,

60
DE AQUINO, TOMÁS, Sobre la verdad, Cuestiones disputadas sobre la verdad, Biblioteca
Nueva, Madrid, 2003, Edición, traducción y notas de Julián Velarde, p. 75.

50
una formalidad, propiedad, atributo… que se atribuye a un sujeto; si esta

forma, que la mente atribuye a un ser, se da en la realidad, entonces

podemos decir que hay <<con-formidad>> entre el entendimiento y la

cosa”61. Por esta razón, la verdad, que es una conformidad o adecuación,

sólo se da en el juicio.

Santo Tomás de Aquino lo expresa de la siguiente manera:

‘“La razón de lo verdadero consiste, en efecto, en la

adecuación de la cosa y del entendimiento. Lo mismo, empero, no

de adecua a sí mismo, sino que la igualdad es propia de cosas

diversas; […] Ahora bien, el entendimiento, cuando forma las

quididades sólo tiene la imagen de las cosa existente fuera del

alma, lo mismo que el sentido cuando recibe la especie de la cosa

sensible; pero cuando el entendimiento comienza a juzgar sobre la

cosa aprendida, entonces el juicio mismo del entendimiento es algo

propio de él, que no se encuentra fuera, en la cosa. Pero cuando lo

que está afuera, en la cosa, se adecua al entendimiento, se dice

que el juicio es verdadero”62.


CORAZÓN GONZÁLEZ, Rafael, Filosofía del Conocimiento, EUNSA, Pamplona, 2002, p. 154.
61

62
DE AQUINO, Tomás, Sobre la verdad, Cuestiones disputadas sobre la verdad, Biblioteca
Nueva, Madrid, 2003, Edición, traducción y notas de Julián Velarde, p. 74. Los corchetes son míos.

51
Es así que la verdad viene a tener como sede y portador al juicio.

Sin embargo, es preciso distinguir entre el juicio, que es el acto de la

mente, y los enunciados o proposiciones que son la expresión de él.

Decir que un enunciado es verdadero es posible, sólo porque es signo o

efecto del juicio, mientras que el juicio, en tanto que es acto de la mente

y contenido suyo, está como en su sujeto y sustancia propia.

Es así que Beuchot pueda decir de la verdad del intelecto o

gnoseológica que es el analogado principal en comparación con la verdad

ontológica y práctica o moral. Puesto el ser es anterior al ser verdadero,

en este sentido, el ser verdadero presupone al ser; pero una vez

supuesto el ser, se requiere la adecuación del intelecto con el ser para

que haya verdad. Y es esta conformidad, adecuación o correspondencia

lo que constituye de manera plena a la verdad. Entonces, como la verdad

de las cosas u ontológica es la adecuación de la cosa con el intelecto, es

decir, que tiene la capacidad de ser conocida. Y la verdad formal o

gnoseológica es la adecuación del intelecto con la cosa, por tanto,

propiamente se aquí se habla de la verdad como correspondencia

cognoscitiva, y es cuando se da auténticamente la noción de verdad 63.

63
Cfr. BEUCHOT PUENTE, Mauricio, Sobre el Realismo y la verdad en el camino de la
analogicidad, Universidad Pontificia de México, México, 1998, p. 102.

52
Ahora bien, para Tomás de Aquino, la verdad sólo se da en un acto

epistemológico o gnoseológico, que es la reflexión, a saber la reflexión

del entendimiento sobre el juicio que hace y la realidad que éste

representa. “No basta, para estar en la verdad, que el entendimiento se

adecue a la realidad; además debe ser consciente de ello, pues de lo

contrario nunca se sabría si [se] está o no en la verdad. Por eso, además

de la adecuación, hace falta la reflexión, el conocimiento de dicha

adecuación”64. Es aquí donde intervienen los marcos conceptuales, que

se indican con Beuchot en el capítulo primero, que condicionan la verdad

desde el lado gnoseológico, no en el aspecto ontológico. Por lo que santo

Tomás tiene una conciencia clara de que hay una parte epistémica en la

verdad ontológica, aunque algunos de sus seguidores no la reconozcan.

Esta es pues la teoría de la adecuación o correspondencia que

Santo Tomás de Aquino propone, en seguida se pasará a su justificación

y defensa. Porque cualquier afirmación que se escuche no se está

obligada a aceptarla como verdadera, ya que la adhesión a un juicio

debe estar motivada racionalmente.

64
CORAZÓN GONZÁLEZ, Rafael, Filosofía del Conocimiento, EUNSA, Pamplona, 2002, p. 155. Los
corchetes son míos.

53
3.2 JUSTIFICACIÓN Y DEFENSA DE LA TEORÍA

CORRESPONDENTISTA

Lo que causa mayor problema en la teoría de la verdad como

correspondencia o adecuación, es precisamente esta noción de

correspondencia entre el intelecto y la realidad, así como la forma en que

se da o las condiciones que exige para darse.

¿En qué consiste en que el intelecto esté adecuado a la realidad y

qué es lo que facilita por parte de uno y otra esa adecuación? ¿Qué

condiciones o características deben darse en el entendimiento y en la

cosa para que puedan acoplarse o adecuarse? Este es el planteamiento

del problema de los requisitos para la correspondencia; con base en ellos

se podrá hacer una prueba y una defensa de la teoría correspondentista

de la verdad.

A la primera cuestión se responde diciendo que un requisito teórico

que se exige es haber resuelto el problema del conocimiento con una

solución realista. Es decir, tener justificado filosóficamente por la teoría

del conocimiento el que haya objeto además de sujeto; a saber, una

realidad independiente de la mente a la cual pueda adecuarse el juicio

54
del intelecto, para que pueda darse entre ellos la relación de

correspondencia. Porque si no hay más que sujeto, (y ni siquiera podría

hablarse de sujeto, pues éste se da por oposición al objeto) no puede

darse correspondencia entre sujeto-objeto, entre intelecto y cosa,

entonces se hace absurda la noción misma de correspondencia como

caracterización de la verdad. Mauricio Beuchot resuelve este problema en

el primer capítulo con el realismo analógico.

Ahora bien, una vez aceptado el realismo que hace posible la

existencia de una relación de adecuación entre entendimiento y cosa; se

pasará a responder la segunda cuestión y así decir cuáles son las

condiciones que se requieren por parte del entendimiento o sujeto como

de la cosa u objeto, para que dicha relación de correspondencia se dé y

tenga fundamento real.

La primera parte de la respuesta, a la pregunta anteriormente

formulada, se hará con respecto al intelecto, que requiere de ciertas

condiciones, éstas son: que ejerza una radical apertura frente a las

cosas; que obedezca a la realidad; que se deje afectar por la realidad

para captarla en lo más que se pueda de su amplitud.

55
Además, por otra parte, se requiere que el intelecto realice una

asimilación del objeto, una conformación con el objeto mismo. Requiere,

en consecuencia, una proyección hacia el ser: esto se ha denominado

desde hace mucho tiempo intencionalidad. “Viene de intendere (o tender

in, tender hacia), y significa, por tanto, según su etimología, la propiedad

de referir a otro, de dirigir o encaminar hacia otro” 65.

Esta intencionalidad es algo más que la simple manifestación ante

el objeto: es un salir al encuentro del mismo objeto, para traerlo a sí.

Tomás de Aquino hace notar que mientras en el amor la voluntad sale

hacia éste para reposar y descansar en su posesión, la inteligencia sale al

encuentro del objeto para traerlo hacia sí, a su intimidad, y asimilarlo

vitalmente66. La intención o intencionalidad es lo que permite la presencia

de la dimensión pragmática en el conocimiento, ya que en ésta se filtran

muchos elementos subjetivos, recibidos de la comunidad, cultura; sin

embargo, permanece también una intención realista. Resulta un tanto

curioso ver que la parte epistémica como la realista surjan de la

intencionalidad del cognoscente. De esto se desprende decir que la

65
GARCÍA LÓPEZ, Jesús, Metafísica Tomista, Ontología, Gnoseología y Teología Natural,
EUNSA, Pamplona, 20012, p. 322.
66
Cfr. BEUCHOT PUENTE, Mauricio, Sobre el Realismo y la verdad en el camino de la
analogicidad, Universidad Pontificia de México, México, 1998, p. 104.

56
intencionalidad de la mente es la que sirve como mediación

<<trascendental>> entre el sujeto y el objeto en esta adecuación. De

ahí que la adecuación esté dada por la intencionalidad de la mente que la

lleva a la asimilación del objeto conforme con él. “Y, al asimilarse y

conformarse intencionalmente al objeto, la mente se queda con la

semejanza (species) intencional de la cosa, con una representación suya

que hace sus veces, que es ella misma intencionalmente en el

intelecto”67.

Una consecuencia de la intencionalidad es la inmaterialidad del

conocimiento. Donde conocer es poseer, pero esta posesión no es física,

debido a que lo poseído es el objeto conocido, no la realidad misma.

Como el objeto es intencional, manifiesta o hace presente algún aspecto

de lo real, no el propio objeto. Por tanto, puede decirse, que al conocer

quedamos informados por las formas o cualidades de la realidad

conocida, pero sin su materia68. Es así como se produce la adecuación o

correspondencia con el objeto por parte del sujeto.

Sólo un aspecto más que Beuchot expone acerca de la

intencionalidad cognoscitiva, y es que ésta se plasma en la species


67
Ibidem, p. 144.
68
Cfr. CORAZÓN GONZÁLEZ, Rafael, Filosofía del Conocimiento, EUNSA, Pamplona, 2002, Pp. 52-
53.

57
intelectiva que es el concepto. Éste tiene dos aspectos, pero como dos

caras de la misma moneda, uno es el concepto formal o subjetivo y el

otro el concepto material u objetivo. El concepto objetivo es el contenido

ideativo, es decir, la esencia misma del objeto tal como pertenece al

objeto mismo, ahora esencia con existencia mental o psíquica,

intencional. El concepto subjetivo es la entidad que es elaborada por el

sujeto para conocer. Y no debe extrañar que en este concepto se

encuentren los condicionamientos subjetivos del individuo, lo que se

denomina su marco conceptual. Sin embargo, con toda esta parte de

subjetividad en el concepto no asfixia o aniquila a la parte objetiva, por

lo que el concepto no pierde la objetividad, no queda reducido a un mero

concepto subjetivo y, por tanto, relativo. La verdad conceptual y

ontológica se preserva69.

La segunda parte de la respuesta, a la cuestión que se ha

planteado, se hace con referencia al objeto. Donde se afirma que el

requisito que se exige para la adecuación es la cognoscibilidad, lo que se

ha llamado la verdad ontológica o fundamental. La cual, no añade nada

real y perfectivo a la cosa, porque la relación de cognoscibilidad es de

69
Cfr. BEUCHOT PUENTE, Mauricio, Sobre el Realismo y la verdad en el camino de la
analogicidad, Universidad Pontificia de México, México, 1998, Pp. 104-105.

58
razón, sin embargo, sí la explicita como capaz de mostrarse a la

inteligencia.

Por eso la inteligibilidad o cognoscibilidad es el fundamento

inmediato y próximo de la capacidad que tiene la cosa para guardar

adecuación con el intelecto. Pero, ¿cuál es el fundamento remoto y

último de la verdad y la cognoscibilidad en la cosa misma? Ya que es

evidente que hay entes más cognoscibles que otros, si se entiende aquí

<<cognoscibilidad>> como <<inteligibilidad>>, como los entes

matemáticos y metafísicos, que son inmateriales y abstractos, y que

están más actualizados. Otros entes son menos cognoscibles debido a

que su inteligibilidad se ve <<obscurecida>> por la materialidad, la

contingencia y la multiplicidad, y estas condiciones sensibles son

producto de la potencialidad de la cosa. Por consiguiente, el fundamento

de la cognoscibilidad o inteligibilidad de un objeto, y por lo mismo de su

verdad, es el <<acto de ser>> ( actus essendi) como perfección última

del ente70.

Es así que Mauricio Beuchot llega a decir que esta conclusión tiene

una concordancia con todo lo que anteriormente se ha dicho sobre el ser

70
Cfr. Ibidem, p. 105.

59
de las cosas, como causa de la adecuación. Corresponde de un modo

especial con lo que antes se ha señalado como condición por parte de la

mente: su proyección natural (intencionalidad) sobre el ser en su

totalidad, objeto adecuado de la misma inteligencia. Es la raíz de la

adecuación o correspondencia con dicho objeto.

3.3 DEFENSA DE LA TEORÍA CORRESPONDENTISTA

CONTRA OTRAS TEORÍAS DE LA VERDAD

El rechazo de la verdad como adecuación, conduce buscar otras

teorías alternativas, las cuales reducen la verdad a algún otro elemento

epistémico o antropológico, por ejemplo, consideran a la verdad creación

humana, símbolo, opción o postura voluntaria, convención práctica, fe.

Pero se tiene que decir que todas estas teorías, creídas como

verdaderas, sin quererlo presuponen la verdad como relación con lo real.

Se darán algunos ejemplos de teorías de la verdad.

La verdad como coherencia la prefieren los sistemas idealistas. Ya

que la verdad como coherencia no tiene necesidad de ir más allá del

pensamiento. Entonces, una proposición será verdadera, según este

criterio, si es coherente con el conjunto de proposiciones de un sistema,

60
con las leyes del pensamiento o dados ciertos supuestos. Así, la verdad

formal es compatible con el relativismo, una idea sería verdadera solo

dentro de un sistema o una determinada concepción del mundo. Y es

igualmente compatible con el error, pues cabe ser coherentes con

premisa falsas.

La teoría pragmática de la verdad, reduce la verdad a la praxis, es

decir, las modalidades de esta reducción dependen del tipo concreto de

praxis escogida como relevante para el hombre y la ciencia. Aquí entran

las filosofías que definen la verdad sólo por sus consecuencias prácticas,

su eficacia o utilidad en la vida o con relación a ciertas acciones. Esta

teoría es contradictoria, ya que el hecho de considerar como válido un

tipo de praxis más que otro exige una mínima noción de verdad

especulativa.

La verdad como consenso nace de la crisis del concepto realista de

la verdad. La verdad resulta del acuerdo al que pueda llegarse después

de una discusión racional bien llevada, sostenida por interlocutores

considerados en una situación de igualdad ideal. Esta tesis concibe a la

verdad como el fruto de una búsqueda racional intersubjetiva 71. Mauricio

71
Cfr. SANGUINETI, Juan José, El conocimiento humano: una perspectiva filosófica, Palabra,
Madrid, 2005, Pp. 253-255.

61
Beuchot cree que la verdad correspondentista puede ser compatible con

la verdad pragmática o de consenso; porque en lugar de ver que hay

verdad porque nos ponemos de acuerdo; se puede decir que nos

ponemos de acuerdo sobre algo que es verdadero, porque corresponde

con la realidad. El aspecto pragmatista de la verdad necesita del

correspondentista, porque la verdad no depende solo del consenso entre

los sujetos; requiere de algo más, que precisamente se da por parte de

la ontología de la realidad y de la verdad. Así que, la verdad como

correspondencia y la verdad como consenso (pragmática) puedan

convivir y esclarecerse la una y la otra 72.

Un texto iluminará más este tipo de verdad:

“En el diálogo que siguió a la lectura de estas ponencias, y

del que tenemos noticia por el testimonio de algunos presentes, se

reflejó un amplio acuerdo en el plano operativo y ciertas

discrepancias importantes en el nivel de los fundamentos. Éstas

tenían que ver con las diferentes concepciones de la verdad

sustentadas por uno y otro: mientras Habermas está persuadido de

que la verdad es fruto del diálogo y no existe con independencia de

72
Cfr. BEUCHOT PUENTE, Mauricio, Sobre el Realismo y la verdad en el camino de la
analogicidad, Universidad Pontificia de México, México, 1998, Pp. 108-109.

62
éste, Ratzinger cree en una verdad objetiva que el diálogo está

llamado a identificar. Pero ambos se mostraron de acuerdo en que

el diálogo como tal es indispensable para lograr el entendimiento, y

en que en él han de participar todas las mentalidades y todas las

culturas. Ratzinger y Habermas han dado un bello ejemplo del

modo como se debe proceder”73.

Finalmente, con Mauricio Beuchot se afirma que una verdad que en

primer lugar exige la coherencia, para que de allí se pase a la

correspondencia con la realidad, y eso explique el consenso que a veces

obtenemos en el diálogo. A diferencia de Apel y Habermas que dicen que

algo es verdadero porque nos ponemos de acuerdo.

73
RATZINGER JOSEPH, HABERMAS JURGEN, Dialéctica de la secularización sobre la razón y la
religión, Encuentro, Madrid, 2006.

63
CONCLUSIÓN

Habiendo esclarecido el concepto de verdad dentro del marco de teorías,

resulta como la más apta o apropiada al sentido común la verdad como

correspondencia o adecuación con la realidad, que admite cierta carga

epistémica e intersubjetiva, pero no llevada al extremo que dependa del

consenso del los cognoscentes, sino que éste se ha conseguido por la

realidad. Es aquí donde entra la analogía, como proporcionalidad de las

partes que entran en juego en el conocimiento. Esto requiere haber

fijado un realismo analógico, en el que cabe cierto relativismo de marcos

conceptuales, pero que se han limitado con las clases naturales, las
64
cuales no pueden ser construidas por el cognoscente. Es en este ámbito

de encuentro del hombre y el mundo, y de su mutua interacción, donde

se da el conocimiento de la verdad. Es así como se establece su valor en

el campo filosófico.

Sin embargo, aún queda abierta a la investigación la cuestión

acerca de la posibilidad y de los límites del saber humano en cuanto

verdadero y cierto; y como en la verdad y en la certeza del propio saber

el hombre se interesa, porque sólo cuando sabe que la respuesta a su

pregunta es exacta, verdadera y cierta, únicamente puede fiarse de ella

para orientarse en la realidad.

En lo personal, un buen sabor de boca ha dejado este trabajo.

Aventurarme a entrar en el mar de la Filosofía bien agarrado de la

compañía de un autor, con camino recorrido, Mauricio Beuchot, y de un

pensador y filósofo que ha dejado su huella impregnada a lo de la

historia de la Filosofía, Tomás de Aquino, ha sido un verdadero privilegio.

65
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68

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