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Demoliendo la Vanagloria
¿Qué es lo que Pablo quiere decirnos sobre este edificio del templo?
Comienza en el verso 10: "Conforme a la gracia de Dios que me ha
sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro
edifica encima; pero cada uno mire cómo sobreedifica." Lo mismo
que en el verso 6 dice, "Yo planté, Apolos regó"; aquí dice, "Yo puse
el fundamento y otro sobreedifica." Poner el fundamento del edificio
equivale a plantar la labranza, y edificar sobre el fundamento
equivale a regar la labranza.
Noten el final del verso 10: "pero cada uno mire cómo sobreedifica."
Esta no es una advertencia solamente para Apolos sino más bien
para todos los nuevos maestros que están surgiendo en Corinto
alegando ser buenos constructores sobre los fundamentos que puso
Pablo.
Así que Pablo es un padre para la iglesia y los otros son los guías; él
es quien pone el fundamento y otros son los que edifican; él es quien
planta y otros son los que riegan. Lo que quiero recalcar es que
ahora no es solo Apolos el que está en la mira sino "miles de
tutores." En otras palabras, el programa de educación cristiana en
Corinto ¡realmente está floreciendo! Hay abundancia de maestros y
consejeros, guiando y enseñando sobre la vida Cristiana.
Luego comienza a dar las razones por las que deben tener tanto
cuidado con los materiales que usan para construir la iglesia. El
verso 11 dice, " Porque nadie puede poner otro fundamento que el
que está puesto, el cual es Jesucristo." ¿Ven la conexión entre el
verso 10 (¡pero cada uno mire cómo sobreedifica!) y el verso 11
(¡Cristo es el único fundamento!)?
Domingo de Ramos
Juan 12:13
Romanos 11:1-10
El título del mensaje de hoy es, “¡Por Amor de Dios Dejen que la
Gracia Sea Gracia!”
“Dejen que la gracia sea gracia” viene del versículo 6: “Pero si es por
gracia” - Es decir, si la preservación del remanente del Israel fiel es
por gracia- ya no es por obras, de otra manera la gracia ya no es
gracia. Así que “¡dejen a la gracia ser gracia!” No pongan nada en su
lugar. “¡Por amor de Dios!” viene del verso 4: “Pero, ¿qué le dice [a
Elías] la respuesta divina?: Me he reservado siete mil hombres que
no han doblado la rodilla a Baal.”. Yo los reservé. Yo hice este fiel
remanente, y lo hice “para mí”. – Por mi propia causa, a causa de mi
gloria y de mi nombre. Si no hubiera habido un remanente de mi
pueblo escogido, yo habría sido deshonrado. Por eso tomé la
iniciativa. Yo ejercí mi poder. Estos siete mil fieles son fieles porque
actué por amor de mi nombre.
Entonces cuando Dios dice (v. 4), “Me he reservado siete mil
hombres,” no quiere decir “Yo velé por que se mantuvieran vivos.” Él
quiere decir, “Yo velé para que fueran fieles. Yo velé para que
creyeran.”
Por último: ¿Cómo puede Pablo estar seguro de que Dios tendrá un
remanente fiel en cada generación? ¿Cómo puede estar seguro de
que Dios finalmente traerá a sí a todo Israel? Esta es la respuesta
del versículo 5: Dios actúa de “acuerdo a la elección de la gracia.” (v.
5). Dios libremente—por gracia—salva a un pueblo de su propia
elección y crea un remanente. Él puede hacer que siete mil no
doblen sus rodillas ante Baal, o que siete millones crean en
Jesucristo. Sin socavar la personalidad ni la responsabilidad de
nadie.
Seis Implicaciones
1. Sea Humilde
Aprenda que usted fue salvo por gracia y sea humilde. Usted estaba
muerto en el pecado, ciego, rebelde. Y entonces, solo por gracia fue
despertado a la belleza de Cristo crucificado por los pecadores. Y
solo por gracia usted creyó.
Cuando se pare ante Dios en el día final y explique por qué está allí y
otros no—porqué creyó y ellos no—usted no dirá, “supongo que fui
más sabio, más espiritual, más inteligente”. Con lágrimas en su cara,
y con voz temblorosa, dirá, “gracias” (Romanos 6:17).
¿No sería esta una hermosa iglesia donde el orgullo de cada cual
hubiera sido quebrantado, y todos supiéramos que no merecemos
nada bueno, de modo que cada problema sería recibido sin quejas, y
cada placer sería recibido con una gratitud impactada por la gracia?
Créame, si toma la teología de la gracia y la convierte en otra cosa,
entonces todavía no conoce a Dios como debiera.
Ya que por su gracia cualquiera puede ser escogido para él, entonces
comparta el evangelio con todos, y confíe en el poder de Dios para
triunfar sobre todos los obstáculos. Háblele las nuevas de salvación
al pecador más indiferente. Porque Dios salva por gracia soberana y
sin distinción de personas. Si él reservó siete mil para sí en los días
del culto a Baal, él puede preservar a cuantos quiera de entre los
que adoran el dinero.
Esa es una de las promesas de Dios que regreso a ver a una y otra
vez cuando siento desanimado (si, eso puede suceder con pastores).
¿Puedes pensar en otra verdad más animadora que esa, que Dios
regocija en hacerte bien? Él no cumple Su promesa de mala gana
(Romanos 8:28). Es Su gozo hacerte bien. Y no solamente a veces.
¡Siempre! "No me apartaré de ellos, para hacerles bien."
Descansando en la Promesa,
¿Es, pues, esta bendición sólo para los circuncisos, o también para
los incircuncisos? Porque decimos: A Abraham, la fe le fue contada
por justicia. 10 Entonces, ¿cómo le fue contada? ¿Siendo circunciso
o incircunciso? No siendo circunciso, sino siendo incircunciso; 11 y
recibió la señal de la circuncisión como sello de la justicia de la fe
que tenía mientras aún era incircunciso, para que fuera padre de
todos los que creen sin ser circuncidados, a fin de que la justicia
también a ellos les fuera imputada; 12 y padre de la circuncisión
para aquellos que no solamente son de la circuncisión, sino que
también siguen en los pasos de la fe que tenía nuestro padre
Abraham cuando era incircunciso
Así que Pablo enfatiza la verdad sobre la justificación solo por fe, en
segundo lugar, para preservarnos la gran bendición de que nuestros
pecados sean perdonados y nos sea imputada la justicia divina. La
jactancia queda excluida; la justificación ante Dios es incluida.
Esta es la tercera razón por la que Pablo habla tanto acerca de esta
verdad: su propósito no es destruir las obras, sino ubicarlas sobre el
fundamento adecuado, es decir, sobre el fundamento de nuestro
perdón completo –la perfecta justicia de Dios imputada a nosotros.
Como escribiera Carlos Wesley: “Él destruye el poder del pecado
cancelado” ["Oh, For a Thousand Tongues to Sing!"]. Dios, primero,
canceló el pecado, luego quebrantó el poder del pecado cancelado.
Primero nos dio la justificación, luego, sobre la base de la
justificación, la santificación. Pablo quiere que estos principios
queden claros para nosotros. Quiere que los disfrutemos y nos
gloriemos en ellos. No tenemos que romper, primeramente, el poder
del pecado y esperar luego que Dios lo cancele. Esto no solo
cancelaría la posibilidad de justificación, destruiría, en esta vida,
cualquier esperanza de santidad.
“La Fe Sola, Aparte de Las Obras” – Abre el Camino para Que Todos
los Pueblos Sean Hijos de Abraham
Por tanto, Pablo dice (versículo 11), Abraham es “padre de todos los
que creen sin ser circuncidados, a fin de que la justicia también a
ellos les fuera imputada”. El mensaje de la justificación por fe sola,
debe estar en el corazón de todas nuestras predicaciones misioneras
y nuestras enseñanzas, de toda nuestra evangelización. En el
evangelio están incluidos todos los tipos de personas –todas las
personas que ustedes conocen- porque la fe es la acción humana
más universalmente accesible para el corazón humano en cualquier
pueblo, tribu, lengua, y nación. La fe no es un ejercicio basado en la
educación, o la cultura, o en los rituales, o en las fuerzas propias, o
en las riquezas. Es lo que sucede cuando el corazón se descubre a sí
mismo abandonando todas las cosas y dependiendo completamente
de la misericordia de Dios en Cristo. Pablo está apasionado con el
tema de la justificación solo por fe, porque esta justificación es el
fundamento de la gran obra misionera de su vida
Conclusión
Romanos 11:11-16
Así sucedió durante toda la época del libro de los Hechos. Por
ejemplo, en Antioquia de Pisidia, el mensaje de Pablo y Bernabé fue
rechazado, y el efecto fue una poderosa misión entre los gentiles:
“Entonces Pablo y Bernabé hablaron con valor y dijeron: “Era
necesario que la palabra de Dios os fuera predicada primeramente a
vosotros; más ya que la rechazáis y no os juzgáis dignos de la vida
eterna, he aquí, nos volvemos a los gentiles […] Oyendo esto los
gentiles se regocijaban y glorificaban la Palabra del Señor; y
creyeron cuantos estaban ordenados a vida eterna” (Hechos 13:46,
48; 18:6; 28:19-20).
El tema que Pablo explica en Romanos 11, que puede no estar muy
claro en estos otros textos, es que la extensión del evangelio a los
gentiles no vino fortuitamente a causa de la transgresión de Israel
(como si hubiera tomado a Dios desprevenido y por tanto, no lo
hubiera planeado). En su lugar, Dios tenía preparado un plan divino.
Versículo 7: “Pero por su transgresión ha venido la salvación a los
gentiles”. Fue Dios quien los endureció. Y fue el endurecimiento —la
transgresión (v.11b) — lo que trajo la salvación a los gentiles. Esta
la insondable sabiduría de Dios desarrollada en la historia y
mostrada en Romanos 11.
Cito este texto para expresar que cuando esté completada la misión
de Dios a los gentiles y el endurecimiento de Israel sea quitado,
entonces el Señor vendrá, los muertos resucitarán, y entraremos en
el reino con un gozo eterno.
Primero, considere los propósitos por los que Dios tiene la intención
de provocar celos a Israel a causa de nuestra salvación gentil .
Versículo 11:
Romanos 1:16-17
Porque no me avergüenzo del evangelio, pues es el poder de Dios
para la salvación de todo el que cree; del judío primeramente y
también del griego. 17Porque en el evangelio la justicia de Dios se
revela por fe y para fe; como está escrito: Mas el justo por la fe
vivirá.
Uno de los puntos que no explicábamos en aquel sermón era por qué
necesitamos la salvación ¿Salvos de qué? ¿Cuál es el problema? La
respuesta de la carta a los Romanos es rotunda: necesitamos ser
salvos de la ira de Dios. En Romanos 1:18 leemos: “Porque la ira de
Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los
hombres, que con injusticia restringen la verdad”. Esta es la razón
por la que necesitamos ser salvos. Dios se llena de ira ante nuestra
injusticia y por el modo en que distorsionamos y anulamos la
verdad, para justificarnos a nosotros mismos.
Solo tres versículos antes, en Romanos 2:5, se nos dice: “Mas por
causa de tu terquedad y de tu corazón no arrepentido, estás
acumulando ira para ti en el día de la ira y de la revelación del justo
juicio de Dios, 6 el cual pagará a cada uno conforme a sus obras”.
Ahora bien, la pregunta del día es: ¿Cómo puede el evangelio salvar
a los creyentes? ¿En qué manera puede ser el evangelio poderoso
para salvar a quienes ya tienen al Señor? La respuesta la
encontramos en el versículo 17. Quizás podamos sentir mejor la
fuerza de este versículo si lo traducimos incorrectamente, si le
hacemos decir lo que nosotros quisiéramos que dijera, y entonces, lo
leemos correctamente. Leámoslo primero incorrectamente.
Comenzando en el versículo 16, “Porque no me avergüenzo del
evangelio, pues es el poder de Dios para la salvación de todo el que
cree; del judío primeramente y también del griego. 17Porque en el
evangelio [el amor] de Dios se revela por fe y para fe”.
Ahora, existen dos razones muy simples por las que digo lo que digo
y que explican por qué comencé esta exposición leyendo una
traducción incorrecta. En primer lugar, quiero dejar en claro que el
amor de Dios no eliminó toda injusticia humana y la ira de Dios
como quien oculta la suciedad de la casa debajo de la alfombra y
luego finge que todo está limpio.
Es por eso que insisto en resaltar que el versículo 17, lejos de decir
que, “todo lo que necesitamos saber es que Dios nos salvó por
amor”, Pablo comienza por explicarnos cómo puede el evangelio
salvar a los creyentes, no solo dice que el evangelio nos muestra el
amor de Dios; Pablo se adentra en ese amor y nos muestra cómo
Dios enfrenta los verdaderos problemas de la humanidad. Es
entonces que comenzamos a entender cuáles son estos problemas, y
comprendemos que son más complejos de lo que creemos, no es el
bombardeo a las embajadas de Nairobi y Dar es Salaam, es más
profundo que esto. Hay enemistad contra Dios, la verdad es
suprimida y hay una profunda injusticia en el alma y tenemos
además la ira todopoderosa de Dios, ante todas estas cosas solo hay
un poder en el universo que puede vencer: el evangelio de
Jesucristo.
Y usted le pregunte:
Y él le responda:
1.
1.
1.
1.
¿O es sencillamente la suma de estas tres razones?
Nótese la relación que existe entre los versículos 15 y 16: “Así que,
por mi parte, ansioso estoy de anunciar el evangelio también a
vosotros que estáis en Roma”. ¿A quiénes se refiere Pablo con
vosotros?
Ahora quisiera decirlo junto a Pablo: «Yo, John Piper, estoy pronto a
anunciaros el evangelio a los creyentes (específicamente a vosotros)
porque este evangelio tan cuidadosamente explicado en la carta a
los Romanos, es poder de Dios para vuestra salvación. Vosotros
como creyentes necesitáis oír el evangelio para ser salvos». Y es
entonces que Pablo, con toda humildad y misericordia, se esfuerza
por explicarnos en 16 capítulos, la esencia del evangelio y cómo
salva a los creyentes.
Una de las grandes razones por las que Pablo, al igual que yo, está
tan deseoso de predicar el evangelio a los creyentes ( v.15), es
porque si crecemos diariamente en el evangelio y éste se convierte
en el instrumento que Dios usa cada día y cada minuto de nuestras
vidas para salvarnos, entonces la manera en que testificaremos a
nuestra familia, amigos y a otras personas dejará de ser un esquema
artificial para convertirse en el latido profundo de un corazón que
piensa, ama y siente lo que predica, un corazón que pelea la batalla
de la fe de todos los días.
Ahora bien, vamos a ver que todas estas son, de hecho, auténticas
definiciones de la justicia de Dios en Romanos, y de los evangelios,
los tres son la dádiva que obtenemos a través de la muerte de Jesús
en nuestro lugar. Es posible que Pablo las haya tenido en mente al
escribir el versículo 17: la justicia de Dios (de las tres maneras) se
revela por fe en el evangelio, y es por eso que es poder de Dios para
la salvación de los creyentes Es cierto que cada día vemos en el
evangelio, todo lo que es necesario para que Dios sea justo, y para
que nos declare justos, y para volvernos progresivamente en
individuos justos. Eso es lo que el evangelio nos revela cada día. De
esto nos sostenemos por la fe. Esto es lo que nos mantiene creyendo
y nos ayuda a pelear la batalla de la fe y perseverar para al fin ser
salvos.
Pero existen varias razones por las que creo que la intención
principal de Pablo en el versículo 17 es reflejar “la justicia de Dios”
desde nuestra posición de justificados ante él, como pecadores
perdonados y absueltos, sin culpa. En otras palabras: somos
justificados o declarados justos porque la justicia de Dios nos ha
sido imputada. Es en Cristo que ahora tenemos una justa condición
delante de Dios. Dios nos imputa su propia justicia cuando todavía
somos indignos, él da por sentado que ya tenemos su justicia. Creo
que es eso lo que nos da a entender el versículo 17. Es esto lo que se
revela en el evangelio.
Esta es la segunda razón que tengo para pensar que esto es lo que
Pablo tiene en mente en el versículo 17. Volvamos a Romanos 3:20.
El paralelo entre estos versículos y Romanos 1:17 es tan evidente
que no puedo evitar que dirijan la manera en que interpreto
Romanos 1:17.
Romanos 3:20: “porque por las obras de la ley ningún ser humano
será justificado delante de Él; pues por medio de la ley viene el
conocimiento del pecado.” Observemos que el énfasis aquí está en
cómo los pecadores son “justificados.” ¿Cómo podremos entonces
alcanzar una posición justa delante de Dios, cuando no tenemos
ninguna justicia que ofrecer? ¿Cómo es que podremos salir
absueltos en la corte cuando somos pecadores y por tanto
culpables? Es entonces que Pablo explica en Romanos 3:21, con
unas palabras muy similares a las de Romanos 1:17: “Pero ahora,
aparte de la ley, la justicia de Dios (note la misma frase de Romanos
1:17) ha sido manifestada (muy similar a la palabra “revelado” en
1:17) , atestiguada por la ley y los profetas”. Así que Pablo dice que
la justificación (v.20) es una manifestación de la justicia de Dios
(v.21). Y continua diciéndolo en los versículos del 22 al 24, lo que
contribuye a traer luz sobre la revelación de la justicia de Dios de
Romanos 1:17.
Pablo dice (por favor, tratemos de ver los versículos 22-24 como un
conjunto) que esta justicia que se ha manifestado es “la justicia de
Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen;
porque no hay distinción; 23por cuanto todos pecaron y no alcanzan
la gloria de Dios, 24siendo justificados gratuitamente por su gracia
por medio de la redención que es en Cristo Jesús”. Según el
pensamiento de Pablo, la frase “siendo justificadosgratuitamente
por su gracia” del versículo 24 es la confirmación y explicación de lo
que quiso decir en el 22: “la justicia de Dios por medio de la fe”. Por
tanto, el mismo acto divino de justificar a los pecadores lo vemos
repetido en los versículos 20 y 24, alternando con dos referencias a
la manifestación de su justicia a través de la fe (20,22).
Por eso creo que es esto lo que Pablo quiere decir: En la muerte de
Jesús (24-25), Dios ha manifestado su propia justicia,
manifestándola y confiriéndola a los pecadores, declarándolos justos
con su propia justicia. A esto llamamos justificación. Esta idea de
haber manifestado su justicia aparte de la ley (21-22) es tan similar
a la revelación de la justicia de Dios en Romanos 1:17, que me
parecen lo mismo.
Pero por todo esto, que estaremos viendo más profundamente en las
próximas semanas, disfrute de la gloria del mensaje central del
versículo 17. ¿Cómo puede el evangelio salvar a los creyentes?
¿Cómo lo salva a usted el evangelio? El evangelio es poder de Dios
para salvación de todo aquel que cree (Romanos 1:16), porque en él
está siendo revelada, para nuestro aliento y permanencia en la fe, la
preciosa verdad que Dios da y a la vez exige de nosotros: su propia
justicia. Él nos ve como justos en una justicia perfecta, o sea, la
suya. Él nos perdona, absuelve y justifica a través de nuestra fe.
Todo lo que Dios nos exige como creyentes asume que ya estamos
justificados, aceptados, perdonados, absueltos, y considerados como
justos con su justicia, no con la nuestra. Desde esa segura posición
debemos combatir el pecado y la incredulidad. Y el que así pelee—
como pecador justificado—vivirá.
La otra es que es el justo el que gana su vida por fe. “El justo por su
fe [ganará su vida y se salvara de la ira de Dios] vivirá”. Ahora bien
esto es crucial para los que Pablo está diciendo de la justicia de
Dios. Habacuc 2:4 no dice muy claramente que es por fe que
obtenemos la justicia de Dios, que es lo que Pablo enseña en este
libro y en Romanos 1:17. Pero Habacuc si vincula al justo con la fe.
Lo menos que podemos decir—y quizás debamos decir más—es que
la cualidad de los justos que los trae a la vida y a la salvación, es su
fe. Entonces es un paso muy pequeño decir: Bueno, entonces, la fe
es lo esencial para ser justos ante Dios. De hecho, si es por fe que
escapamos al juicio de Dios, y si, como Habacuc 1:13 dice, “[Dios]
Muy limpios son tus ojos para mirar el mal, y no puedes contemplar
la opresión” entonces de algún modo la fe tiene que ser considerada
por Dios como justicia, porque de no ser así nunca pudiéramos ser
rescatados ni devueltos a la vida por él, porque nosotros todos
somos pecadores y nunca pudiéramos hallar favor ante los ojos de
Dios. Así que si Dios no puede mira ninguna clase de mal con
aprobación (Habacuc 1:13) y aún así salvarnos y darnos la vida por
medio de nuestra fe (Habacuc 2:4), entonces nuestra justicia, que
tiene una posición ante este santo Dios, debe ser una justicia
concedida por la fe y un regalo de él. Y esa es la otra razón por la
que este texto es tan crucial para el argumento de Pablo.
2. La otra clave para entender “por fe y para fe” es ver cuan bien
este versículo satisface las necesidades del versículo 16. El versículo
16 dice que el evangelio es el poder de Dios para salvación de todo
aquel que continua creyendo—acción en presente continuado. En
primera a los Corintios 15:1-2, Pablo dice, “Ahora os hago saber,
hermanos, el evangelio que os prediqué, el cual también recibisteis,
en el cual también estáis firmes, por el cual también sois salvos, si
retenéis la palabra que os prediqué, a no ser que hayáis creído en
vano”. De modo que si abandonamos nuestra fe y la desechamos,
estaremos demostrando que nuestra fe es vana, vacía, y muerta.
Así que cada vez que la Biblia te exija que hagas algo, no pienses,
“Tengo que hacerlo para remover mi culpa, o para obtener el
perdón, o para alcanzar una buena posición ante Dios”. Más bien
piense, “Lo haré porque mi culpa ya fue eliminada, porque ya estoy
perdonado, porque ya tengo el regalo de la justicia de Dios, y así se
que Dios es para mí y que me ayudará. Así que confiaré en Dios y le
obedeceré, y reflejare (por medio de mi radical aceptación del
riesgo) la gloria de la gracia de Dios. Y me acercaré más y más a él
en la comunión de sus sufrimientos, y en el gozo de su compañía.
Romano3:20-4:5
Alguien podría decir, ‘No te preocupes con el por qué Dios es justo
cuando hace lo que hace. Si dice que lo hace, sólo confía en que es lo
correcto. No dudes de tu Creador’. Ahora bien, yo admiro una
confianza tan fuerte en la justicia de Dios. Y es cierto que Dios es
bastamente más sabio, más elevado, y más profundo que nosotros,
tanto que lo que a primera vista para nosotros puede parecer
incorrecto, es correcto cuando todo lo que Dios conoce es tomado en
cuenta. Pero el deseo de conocer cómo puede ser correcto para Dios
absolver al culpable, no fluye necesariamente de la duda. Existen al
menos otras dos razones que nos mueven a hacer esta pregunta:
La otra razón para querer saber cómo es correcto para Dios justificar
al impío, es el deseo de eliminar tantas piedras de tropiezo
innecesarias como sea posible, que nos impidan aprobar
razonablemente la manera de actuar de Dios. El deseo de exonerar a
Dios no es malo mientras no distorsionamos su verdad para hacerlo
aceptable ante las personas de mente mundana. Si Dios ha revelado
el ‘cómo’ y ‘por qué’ de su acción, entonces no deberíamos vacilar en
explicarlos claramente, para ayudar a las personas a ver, y así,
sincera y razonablemente aprobar la sabiduría y justicia de Dios.
Por tanto, cuando Dios pasa por alto un pecado que tanto
menosprecia su gloria parece como si considerara que su gloria
carece de valor. Pero sería incorrecto que Dios no preservara su
honra, ni la mostrara. Él estaría siendo injusto si actuara de esta
manera. Ese es el meollo del problema de Pablo con la justificación
del impío. Esto hace ver a Dios (al absolver a personas que han
pisoteado su gloria en el lodo) como si ya no valorara su gloria.
Lo que vemos en este texto es que todo lo que Jesús sufrió, lo sufrió
para el bien de la gloria de Dios. Por tanto, todo su dolor, vergüenza,
deshonra, y humillación sirvió para magnificar la gloria del Padre,
porque mostró cuan infinitamente valiosa es la gloria de Dios, de
manera que una perdida como esa debía ser sufrida por su bien.
Cuando miramos a la terrible muerte que sufrió el perfectamente
inocente e infinitamente valioso Hijo de Dios en la cruz, y
escuchamos que sufrió todo eso para que la gloria de su Padre
pudiera ser restaurada, entonces sabemos que Dios no ha negado el
valor de su propia gloria. Dios no ha dejado de ser verdadero
consigo mismo, no ha dejado de defender su honra y mostrar su
gloria, él es justo. La horrible muerte del Hijo es el medio por el cual
el Padre puede ser ambas cosas, justo, y el único que justifica al
impío que tiene fe en Jesús.
Romanos 10:13-21
Porque: Todo aquel que invoque el nombre del Señor será salvo. 14
¿Cómo, pues, invocarán a aquel en quien no han creído? ¿Y cómo
creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber
quien les predique? 15 ¿Y cómo predicarán si no son enviados? Tal
como está escrito: ¡Cuan hermosos son los pies de los que anuncian
el evangelio del bien! 16 Sin embargo, no todos hicieron caso al
evangelio, porque Isaías dice: Señor, ¿quien ha creído a nuestro
anuncio? 17 Así que la fe viene del oír, y el oír, por la palabra de
Cristo. 18 Pero yo digo, ¿acaso nunca han oído? Ciertamente que sí:
Por toda la tierra ha salido su voz, y hasta los confines del mundo
sus palabras. 19 Y añado: ¿Acaso Israel no sabía? En primer lugar,
Moisés dice: Yo os provocare a celos con un pueblo que no es
pueblo; con un pueblo sin entendimiento os provocare a ira. 20 E
Isaías es muy osado, y dice: Fui hallado por los que no me buscaban;
me manifesté a los que no preguntaban por mí. 21 Pero en cuanto a
Israel, dice: Todo el día he extendido mis manos a un pueblo
desobediente y rebelde.
Sería bueno leer esos dos versículos. Versículo 16b: “Porque Isaías
dice: Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio?” en otras palabras,
él le pide a Isaías que testifique desde el capítulo 53 versículo 1, que
pocos están creyendo lo que él anunció (y recuerde, lo que él
proclamó en ese capítulo es la venida de Cristo y sus sufrimientos,
su resurrección y la doctrina de la justificación). Entonces, su
mensaje en el versículo 16b es que pocos judíos están creyendo. De
manera similar, en el versículo 21 Pablo cita Isaías 65:2a donde Dios
dice: “Extendí mis manos todo el día hacia un pueblo rebelde”.
Regresaremos a este tema la próxima semana y hablaremos de la
incredulidad de Israel, considerando la soberanía de Dios y la
doctrina de la elección que Pablo enseñó en el capítulo 9. Pero por
ahora, observe solamente que el objetivo principal de Romanos
10:14-21 es resaltar nuevamente que la incredulidad impide que
Israel disfrute de las bendiciones de la salvación.
Cuando Pablo dice: “¡Cuán hermosos son los pies de los que
anuncian el evangelio del bien!”, cita a Isaías 52:7. Lo hace con dos
propósitos.
Otro propósito al decir: “¡Cuán hermosos son los pies de los que
anuncian el evangelio del bien!”, es mostrar que Dios, ciertamente,
ha enviado a su pueblo con las buenas nuevas. Dios preparó las
condiciones necesarias para que Israel fuera responsable de creer e
invocar al Señor para salvación.
1. Enviar a predicar
2. Predicar el evangelio acerca de Jesucristo
3. Escuchar el evangelio de Cristo
4. Creer en este Cristo
5. Invocar al Señor para salvación.
Invocar al Señor
Porque: “Todo aquel que invoque el nombre del Señor será salvo”
(Romanos 10:13) ¿Por qué Pablo dice que invocar al Señor es algo
que necesariamente tiene que suceder después de creer en el
Señor? ¿No somos justificados solo por la fe?
Creer en el Señor
Yo pudiera llevarle a varios textos para que vea más claramente esta
satisfacción. Por ejemplo, podríamos ir a Filipenses 3:7-9 donde
Pablo dice que lo estima todo como basura comparado con el
inigualable valor de conocer a Jesús como Señor. Esta es una forma
de atesorar a Cristo. Una forma de apreciar su belleza y su valor.
Esto es parte de la fe salvadora. Para estar seguros, debemos crecer
en esta actitud, siempre hay una semilla de aprecio en la fe
salvadora.
O pudiéramos ver Juan 6:35 donde Jesús dice: “Yo soy el pan de la
vida; el que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí nunca
tendrá sed”. Esto significa que creer en Jesús es descubrirle como el
pan de la vida y el agua viva que satisface las añoranzas más
profundas de nuestras almas.
Así que yo afronto todos los decisiones de hoy en día, ¿como tendré
un paladar espiritual para que puedo experimentar el sabor que es la
voluntad de Dios, que es bueno, aceptable, y perfecto? Y la repuesta
que la Biblia nos da es, “Obtened una mente transformada.”
Que es notable es que hay gente que no tiene mucho capaz para
articular teología formal pero tiene un bueno paladar para
experimentar la santidad y el amor. Estas personas parecen ser
capaces para percibir en un momento, en el parpadear de un ojo,
que palabra estaría lo mas útil y que acción estaría lo mas edificante
y si les pidieras "¿Por qué hiciste eso?" No pudieron darte una
explanación larga. Lo intuyeron, sin embargo es una intuición
espiritual no justo una consulta de una lista.